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Opinión

Laureano Márquez P. Mar 23, 2021 | Actualizado hace 2 meses
El señorío de la Cota 905

@laureanomar

Venezuela marcha, sin duda, como Europa luego de las invasiones bárbaras, hacia una nueva forma política: el feudalismo malandro. Se van perfilando los pequeños reinos que constituye el delito, no solo en el sur del país donde la guerrilla y los narcos ya cuentan con vastos dominios, sino también en la propia capital. Se dice que la caída de Roma no fue una ruptura traumática, sino más bien una transformación gradual, hasta que poco a poco los ciudadanos fueron cayendo en cuenta de que el imperio ya había desaparecido. La destitución del último emperador de occidente fue una especie de formalidad, algo así como que los bárbaros dijeron: «Ese Rómulo Augústulo ¿qué dice? Mira, chamo, si nos fueranos dao de cuenta que tú estabas aquí, te fueranos quebrao antes, así que pírate de una». Claro todo esto dicho en perfecto latín.

Esta transición feudal que vivimos de una forma política malandra a otra, donde ya el poder no se concentra en uno, sino en muchos, va creando sus propias reglas.

Los señores feudales organizan su propio ejército y muy bien armado. Crean su propia corte malandra y si le brindan algún apoyo a un poder central, que termina siendo más simbólico que real, es bajo la vieja fórmula: «nos, que valemos tanto como vos, y juntos más que vos, os hacemos señor entre iguales». Iremos viendo, poco a poco, complejas formas de vasallaje entre bandas armadas y quién quita que con su propio ceremonial. Alianzas estratégicas entre ellas para mantener su fuerza y ocasionales vínculos con el poder central al que se reconoce formalmente, siempre y cuando este respete el poder del pran sobre su feudo. De hecho, el control hamponil sobre sus señoríos es total,  tómese debida nota de que allí no entran esos ejércitos a los que no les falta valor para arremeter en contra de estudiantes desarmados, pero a los que, ni por asomo, se les ocurre plantar cara a otros ejércitos, tan poderosos e inescrupulosos como ellos o incluso más.

Así como el señor feudal tenía derechos sobre todo lo que estaba bajo su dominio, el señor malandro controlará su zona, obtendrá los beneficio de los que en ella trabajen, que terminan convertidos en siervos en una relación de vasallaje. De hecho, podríamos decir que el pranato, que es el territorio bajo el dominio del pran, equivale a lo que en la Edad Media fueron los ducados, condados o marquesados. El pran tiene derecho a administrar “justicia” en su feudo, a cobrar impuestos de atraco, a secuestrar siervos, a disponer de sus vidas, a imponer las leyes que él considere convenientes y a conquistar otros territorios con su ejército montado en caballos de hierro.

Esta forma política, como sucedió con el feudalismo medieval, irá generando sus propias manifestaciones en el arte y la cultura. Quizá no veamos castillos, pero sí, seguramente, mansiones amuralladas en la Cota 905 de estilo «estrangótico». Una nueva literatura también, tal vez «el rap del mío Coqui», donde se relaten sus hazañas, cantadas por los robadores, perdón quise decir los trovadores. En la pintura predominarán los frescos, de grafiti claro.

Con el colapso del sistema eléctrico, sí que se podrá catalogar con propiedad a este período de oscurantismo. Puede que algún día nuestra historiografía contemple una edad denominada “la larga noche del chavismo”.

Pero, como toda aberración histórica, terminará siendo solo un mal recuerdo. Así que, en estos tiempos, lo que hay que hacer es prepararse para el renacimiento y evitar en lo posible que el señor pran te baje de la mula.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Julio Castillo Sagarzazu Mar 23, 2021 | Actualizado hace 1 mes
Vacunas y política

@juliocasagar

El acuerdo para traer las vacunas contra el coronavirus ha sido saludado dentro y fuera del país por muchos actores relevantes. Es natural que haya sido así. No obstante, siempre será bueno recalcar que este gesto, en manera alguna exculpa al régimen de Maduro del manejo irresponsable de la crisis originada por la pandemia. Y mucho menos del desastre asistencial del país que ha cobrado muchas más vidas que la COVID-19. Sin embargo, no agüemos la fiesta, saludemos también el acuerdo.

Lo que nos interesa en esta nota es preguntarnos si este acuerdo pueda ser extrapolado a otras esferas de la vida nacional y particularmente a la política. Para responder esta interrogante, habría que hacer previamente otra: ¿tiene Maduro incentivos para negociar otras cosas? La respuesta de este escribidor es que sí tiene. ¿Cuáles serían entonces? Pues nos aventuramos a señalar los que siguen:

1. Maduro no tiene seguridad de que en algún momento no le estalle en la cara un conflicto social de gran envergadura. La burbuja de la dolarización forzada y obligada por la propia gente, y su viraje sobre el tema del control de precios, ciertamente ha llenado los anaqueles de productos. Pero también es verdad que, cada vez, menos gente puede comprarlos.

Paradójicamente, los venezolanos que siempre han vivido de un pequeño negocio, los mecánicos, los plomeros, los jardineros, algunas profesiones liberales como médicos u odontólogos que han dolarizado sus servicios, están capeando la situación con menos dramatismo.

No obstante, los empleados públicos, los profesores universitarios y quienes viven de un salario fijo, han conocido el horror de la depauperizacion.

Estas capas medias informadas, activas, son un foco permanente de inconformidad que en cualquier momento puede hacer masa crítica. Maduro nunca tuvo miedo de las marchas de Altamira a Miraflores, porque supo que en Chacaíto las paraba con cuatro ballenas de la Guardia Nacional. Parar una turba enardecida que baje de los cerros cercanos, es otra cosa. Su “vanguardia” está armada y son bandas salvajes, dispuestas a todo.

2. Maduro sabe igualmente que sus mecanismos de control social están mellados. Quitarle una caja CLAP, un bono, un salario, ya no intimida a nadie. Ya esa forma de presión la perdió.

3. Maduro sabe que el apresto operacional de sus fuerzas represivas está en niveles peligrosísimos. Las tropas y las policías están sufriendo en primera línea la crisis social, incluyendo la covid-19.

4. Maduro no tiene confianza en su entorno. Las sanciones le están impidiendo satisfacer todas las apetencias. Su gobierno es en realidad un sindicato de intereses de gente con mucho poder.

5. Las sanciones y las recompensas por las cabezas de personeros del régimen serían siempre una espada de Damocles pendiendo sobre ellos.

6. La mayoría de los miembros de la “nomenclatura” oficial están deseosos de obtener garantías, impunidades y vías de escape si estas son necesarias. Hay muchos nietos con ganas de conocer Disney y muchos abuelos quieren campanear un buen escocés en Miami Beach.

7. Maduro, que ha logrado mantener el campo opositor dividido, no ha podido, sin embargo, subir en el apoyo popular. Y tampoco ha logrado hacer que la presión internacional sobre él decrezca o que el apoyo de los principales factores democráticos del mundo a Guaidó desaparezca.

Si estas premisas son ciertas, que creemos que lo son, pueden estar reuniéndose las condiciones para que la comunidad internacional (incluyendo aliados de Maduro) consigan el milagro de que una negociación que lleve a unas elecciones libres, justas y verificables, tenga lugar en el mediano plazo.

Esta negociación debería superar el formato de Oslo y Barbados. Es decir, una parte de buena fe mediando entre dos factores que no se creen lo que hablan, por un formato de países interesados en la solución de la crisis geopolítica que es Venezuela y que sean GARANTES de eventuales acuerdos.

Desde ese punto de vista y para que el catarro de esa gripe no nos agarre sin pañuelo, lo que los demócratas venezolanos deberían estar debatiendo, en lugar de candidaturas, cuotas y liderazgos, es cuáles serían nuestras condiciones aceptables para ser puestas sobre la mesa. Ponerle nombre y apellido a cada una de ellas y presionar para que se instale esa mesa de negociación.

Esa sería la vacuna contra la crisis que tanto estamos esperando.

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Eddie A. Ramírez S. Mar 23, 2021 | Actualizado hace 1 mes
De Cipriano Castro a Maduro

Foto izq. Cipriano Castro 1858 – 1924 (Getty / Dominio público), portada del libro Construcción y destrucción de un país (centro) y der. Nicolás Maduro (EFE).

¿Qué factores incidieron en estos últimos 120 años para que Venezuela tuviese una etapa de auge progresivo, una de estancamiento y una de decaimiento gradual, que en los últimos años resultó acelerado? ¿Qué papel jugaron en este proceso los sistemas de gobierno, los presidentes de turno, los ciudadanos, la educación, el petróleo y el ejército? ¿Por qué en este período ha persistido un elevado porcentaje de pobreza y de desigualdad social? ¿Por qué no hemos podido erradicar la corrupción? ¿Cuáles fallas impidieron que nuestra democracia se perfeccionara? ¿Por qué regresamos a la barbarie de siglos anteriores? ¿Acaso nuestra educación gratuita fracasó porque formó excelentes profesionales, pero no buenos ciudadanos?

¿Cómo fue posible que pasáramos de ser un polo de atracción para inmigrantes que contribuyeron a nuestro acervo cultural y a nuestra economía y hoy nuestros ciudadanos huyen a pie hacia países vecinos?

El siglo XX se inició con la entrada a Caracas de Cipriano Castro al frente de un grupo de andinos. Lo defenestró y sucedió su compadre Juan Vicente Gómez, quien acabó con el caudillismo regional y estableció una dictadura de 27 años.

Con los generales Eleazar López Contreras e Isaías Medina Angarita, ambos también andinos, se inició una transición hacia la democracia. El proceso se interrumpió cuando Medina se empeñó en designar a su sucesor y que este fuese andino.

El movimiento militar del 18 de octubre de 1945 fue apoyado por el partido Acción Democrática. Se instaló una Junta Cívico-Militar. El pueblo entró en escena al establecerse el voto universal para elegir al presidente de la república, senadores y diputados. En 1948 se eligió presidente a Rómulo Gallegos, un escritor prestado a la política. Varios factores determinaron que el ejército lo destituyera el 24 de noviembre de 1948.

Regresó la barbarie. Inicialmente con una dictablanda, con el teniente coronel Delgado Chalbaud como presidente de una Junta Militar. Después de su asesinato, en 1951, el coronel Pérez Jiménez pasó al primer plano apoyado por las Fuerzas Armadas. Fue depuesto el 23 de enero de 1958 por los militares a raíz de protestas populares y manifiesto de intelectuales.

Surgieron aires de libertad con la transición de la Junta de Gobierno inicialmente presidida por el contralmirante Wolfang Larrazábal y, posteriormente, por Edgar Sanabria. En 1959 asumió Rómulo Betancourt como presidente constitucional. Se presentaron intentos de derrocarlo tanto por grupos militares, como por movimientos de extrema izquierda apoyados por Fidel Castro.

Conoce a tu Fuerza Armada

Conoce a tu Fuerza Armada

Por primera vez en nuestra historia, un presidente electo popularmente le entregó el poder a otro. Raúl Leoni tuvo que enfrentar el terrorismo de la guerrilla comunista. Hubo violaciones a los derechos humanos, pero inició la pacificación al indultar a militares y guerrilleros. Con Rafael Caldera continuó la pacificación al legalizar a los partidos que participaron en la lucha armada.

Con Carlos Andrés Pérez se exacerbó una etapa populista influida por el aumento de la renta petrolera. ¿Fue una etapa de la Gran Venezuela como predicó el gobierno o de la Venezuela saudita como señalan sus críticos?

Los gobiernos de Luis Herrera Campíns y de Jaime Lusinchi se caracterizaron por dejar hacer a sus amigos. Luis Herrera, intelectual, amigo de refranes y muy austero. Lusinchi, bonachón y mangoneado por su amante. Fueron etapas de decaimiento.

Carlos Andrés Pérez volvió a ser electo. Realizó un mea culpa sobre su gestión anterior. El Gran Viraje ocasionó esperanzas en algunos, pero la mayoría acostumbrada al populismo y a estar recostada del Estado, lo rechazó. Se produjeron dos intentos de golpes de Estado. Próximo a terminar su período fue sometido a un juicio político y destituido.

El Congreso eligió presidente provisional al historiador Ramón J. Velásquez, quien cumplió con la transición. Rafael Caldera volvió a ser electo presidente. Para ello se apartó de Copei, el partido que había fundado. Los partidos políticos se siguieron desprestigiando y la renta petrolera ya no fue suficiente para atender las demandas.

La mesa estaba servida para que llegara un supuesto vengador que prometió acabar con la corrupción y con los políticos.

Hugo Chávez llego al poder despertando esperanzas y temores. Dispuso a su antojo de cuantiosos ingresos petroleros. A partir del 2001 se iniciaron violaciones a la Constitución. En el 2002 fue destituido y vuelto al poder por los militares. De allí en adelante hubo una gran división entre los venezolanos, y elecciones que sus partidarios consideraron legítimas y sus adversarios como fraudulentas. Confiscaciones de la propiedad privada. Falleció en el poder.

Nicolás Maduro fue ungido por Chávez. Se ha mantenido en el poder por el apoyo de los militares y del Poder Judicial. Cuenta con el respaldo de gobiernos dictatoriales.

Su elección no ha sido reconocida por la Unión Europea, ni por la OEA. La hiperinflación, escasez de productos y la violación a los derechos humanos ha sido masiva. Más de cinco millones de venezolanos han emigrado.  

Rafael Gallegos y quien esto escribe asumimos el reto de plasmar en un libro la historia de estos últimos 120 años.

En este lapso, Venezuela tuvo un período de construcción que grosso modo puede estimarse entre los años 1900 a 1975, uno de estancamiento que puede ubicarse entre 1975 y el año 2000, y uno de destrucción de allí en adelante.

Estos no son límites estrictos y hay cierto solapamiento. Así mismo, en el período de construcción y de estancamiento hubo también años de destrucción. Difícil es encontrar algo de construcción en el lapso de destrucción. Entre los constructores también hemos tenido a dictadores y entre los destructores no han faltado los demócratas. Los presidentes tienen la mayor responsabilidad, pero los ciudadanos de a pie no podemos eludir la nuestra. Unos más, otros menos, todos hemos contribuido a construir y a destruir a Venezuela. Ojalá enmendemos los errores del pasado

Invitamos a los lectores del libro Construcción y destrucción de un país: presidencias de Venezuela 1900-2020, publicado por Amazon en Kindle y en físico, con diagramación del periodista Eduardo Orozco, quien próximamente lo presentará. Y a formarse su propia opinión.

Como (había) en botica

Los padres del teniente Franklin Caldera denunciaron que su hijo está siendo torturado.

Lamentamos el fallecimiento de Nelson Ruiz, compañero de Gente del Petróleo y de Unapetrol.

¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

eddiearamirez@hotmail.com

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Rómulo y la resistencia adeca en tiempos de jauja (II)

Rómulo Betancourt, foto en LHistoria

@fariasjoseluis

El fracaso de la estrategia fallida obliga a la revisión y rectificación, mientras la cultura del rentismo crece como mala hierba…

A comienzos de 1955 la lucha contra la dictadura perezjimenista seguía en un atolladero. La estructura clandestina de Acción Democrática estaba prácticamente desmantelada, al igual que la del resto de los partidos políticos.

La cadena de errores pasaba factura. El drama planteado era cómo salir del atasco. ¿Cómo rectificar? Años de sectarismo y canibalismo interpartidista entre AD, URD, COPEI y el PCV habían lesionado la capacidad y la disposición para articularse en un plan político común.

El aterrizaje en una política unitaria que enderezara el rumbo se veía lejos. Los sucesivos fracasos en la conspiración impusieron el repliegue, la represión acentuaba la desmoralización que indisponía a seguir en la lucha.

La escasa dirigencia política interna estaba inhibida y apabullada. El éxito de los planes económicos desarrollistas de la dictadura apaciguaba el país. No había luz al final del túnel.

La rectificación

En tan duras circunstancias se imponía el lento y complejo camino de la rectificación política. Casi en solitario, de las mentes más lúcidas y los espíritus más dispuestos.

Pero los cambios de rumbo político se toman su tiempo. Además, no era una convicción unánime ni al ritmo del deseo general de la gente. La rectificación es una tarea paciente de reflexión, debate, persuasión y convencimiento. Necesita, primero que nada, un clima de confianza entre los protagonistas del cambio. Y la confianza supone el respeto al otro. Dicho así, pareciera una fórmula sencilla. Sin embargo, del dicho al hecho hay mucho trecho, como nos recuerda el refrán.

Construir una estrategia política no es solo un asunto de buenas intenciones, ni de la formulación de un plan de ideas coherentes y adecuadas a la realidad.

Se requerían las condiciones subjetivas: ese intangible llamado madurez política, además del coraje y la convicción para abandonar las líneas políticas erradas y asumir con determinación la labor que permita abandonar el callejón sin salida.

La tarea del exilio

El repliegue obligado por los sucesivos fracasos de las acciones violentas animadas por la tesis del «regreso inmediato al poder» dio paso a un lento inicio de la reformulación política en AD. Con el avance del año 1955, el viento comienza a soplar a favor de la unidad, como camino para guiar la lucha y levantar la esperanza contra la dictadura.

Había que acabar con las ideas de invencibilidad y eternidad de la dictadura, pese a los reveses y a la depresión profunda que dejó la muerte de dos figuras icónicas: el poeta Andrés Eloy Blanco, el 21 de mayo en México; y el periodista Valmore Rodríguez, el 10 de julio en Chile.

Era oficial: el reflujo del movimiento de masas y el desmantelamiento de la estructura partidista de Acción Democrática durante 1953 y 1954 le habían puesto punto final a la línea política «putchista» del partido.

El deslinde con el PCV

Betancourt y el Comité Coordinador del Exilio asumen con particular optimismo la compleja tarea de definir la nueva política, con oposición de muchos de los que desarrollaban la «vida de topo», como llamaba Rómulo al riesgoso trabajo clandestino.

La decisión inicial fue el contundente y público deslinde del Partido Comunista de Venezuela en una polémica pública que se extiende durante todo el año 1955.

La creación del Frente Nacional de Resistencia en febrero de 1954 a iniciativa del PCV, y al cual se integran representantes de AD y URD, había crispado los ánimos en la vieja guardia de Acción Democrática, acelerando las acciones para romper definitivamente con los comunistas venezolanos.

Es en Gonzalo Barrios en quien recae la labor de argumentar desde Venezuela Democrática los motivos de la ruptura y el rechazo al «Plan de Unidad» propuesto por el PCV desde su órgano Noticias de Venezuela.

Rómulo y la resistencia adeca en tiempos de jauja (II), por José Luis Farías"
Portada del periódico Venezuela Democrática y fragmento del editorial de Gonzalo Barrios. Imágenes: captura de pdf de la página cic1.ucab.edu.ve

En el editorial del primer número del periódico de los «desterrados» de AD en México, publicado en abril de 1955, la consistente prosa de Gonzalo Barrios expone las razones:

«En todas las fusiones de grupos políticos, aquel que ostenta las consignas más extremas o radicales tiende a definir el conjunto, a colorearlo y a dominarlo».

«Por tal motivo, una amalgama de fuerzas con participación comunista provocaría de inmediato -cuando menos- el retraimiento y la inhibición de buena parte de los sectores venezolanos adversos a la dictadura y también al comunismo…”.

«En Venezuela no han ocurrido grandes acciones de masa contra la dictadura porque aún no se han dado allí las condiciones sociales que para el caso se requieren. Dichas acciones no han dejado de producirse por falta de ‘unidad’ ni esta tendría especial virtud para producirla. Al contrario, es lógico pensar que las obstaculizaría seriamente al provocar el ya señalado retraimiento de importantes sectores de la población».

«La participación comunista trataría, en todo momento, de convertir lo que debería ser instrumento de la lucha contra la dictadura venezolana en aparato de pugna y propaganda contra EE. UU. en su antagonismo contra el bloque soviético…”.

«La posición comunista – identificar la resistencia contra la dictadura con la lucha contra EE. UU.- tendría una lógica, aunque para desesperados, si pudiéramos realmente jugar la carta de la guerra y de la victoria soviética. Pero, aun admitiendo que esa victoria significaría nuestra liberación, hay que reconocer que Rusia ni tampoco EE. UU. pueden ganar la guerra. La perderían, como todo el mundo en un caos de ruina y miseria, muy propicio por cierto para que los regímenes autocráticos de la América Latina no solo se mantengan sino que proliferen y acentúen su primitivismo».

«Ahora bien, si la estrategia comunista, como es conjeturable, no presupone la guerra sino que tiene como objetivo presionar a EE. UU. para que llegue a un arreglo de coexistencia pacífica entre ambos bloques, el razonamiento variaría pero no en favor de la tesis unitaria. En efecto, si tal es la situación, habría que concluir que la oposición comunista a la dictadura es un simple recurso táctico que podría resultar sacrificado en las negociaciones del arreglo»…

«Creemos que la paz debe ser finalidad esencial de toda política contemporánea y que ella no puede alcanzarse sino mediante concesiones recíprocas…”. (1)

Vientos del cambio

El aniversario del partido, 13 de septiembre, es momento para insuflar ánimos. El mensaje de Rómulo alude con especial interés la «crisis de los gobiernos autocráticos de hispanoamérica» como un signo para el optimismo en la lucha contra la dictadura.

Destaca la situación interna de Argentina, «signada de malos augurios para Perón y el ‘justicialismo'». Aprecia que en el Perú, el general Odría (a quien considera «ductor y tutor del despotismo en Venezuela), ha debido anunciar que no irá a la reelección». 

En Cuba, distingue que «se resquebraja a ojos vistas los resortes del sistema dictatorial» y distingue que «hasta en la Nicaragua de Somoza se aprecia cómo una satrapía casi mineralizada enfrenta un poderoso movimiento anti reeleccionista».

De igual modo, con su habitual agudeza, no desatiende cuanto sucede a escala mundial:

“… el reciente aflojamiento de la tensión entre Oriente y Occidente hace prever que en América Latina disminuya el apoyo más o menos activo que los gobiernos de Estados Unidos y otros países han dado a los regímenes de fuerza, so capa de la «estabilidad política» que supuestamente garantizaban y de su aparatoso y espectacular anticomunismo». (2)

Empujar y replegar

El mensaje directo a la militancia partidista es de «Reafirmación de fe» y de compromiso, «frente a todo avatar, nuestra decisión es una, la misma de siempre: seguir luchando».

Le habla sin tapujos:

–»Un Partido popular y revolucionario puede equivocarse, y se equivoca a menudo, cuando se trazan rutas a seguir. Lo que no puede hacer, sin arriesgar su vida misma y sin desertar de su responsabilidad histórica, es permanecer estático».

Enterado de las contingencias dramáticas por las cuales ha atravesado el partido en Venezuela, dirige sus palabras a sacudirlo:

–»La actitud de brazos cruzados se deja para las capillas de teorizantes y para los sanedrines de contemplativos. Los movimientos de masas demuestran su vitalidad y su razón de ser actuando siempre, unas veces empujando y orientando la acción popular, en las etapas ascendentes de la marea colectiva; otras, replegándose para la mejor estructuración y adoctrinamiento de sus cuadros, a fin de que sean más aptos para afrontar las luchas futuras. Pero, en todo caso, respondiendo activamente a los requerimientos y necesidades planteadas en cada oportunidad». (3)

Y por supuesto, no olvida su interés estratégico de construir una determinada plataforma unitaria para la acción política:

–»En esta hora de nuestra fecha aniversaria, renovamos el llamamiento leal ya formulado en otras ocasiones a las fuerzas políticas nacionales organizadas -Unión Republicana Democrática, Copei- para que articulemos mejor y más eficazmente el frente de la resistencia. Llamamiento extendido a todos los grupos e individualidades, de todos los sectores sociales, con sentido de responsabilidad ciudadana, potencialmente aptos para formar en el Frente de la Libertad». (4)

Pronóstico «realista con fe»

En paralelo al mensaje aniversario de AD, Rómulo Betancourt escribe el texto confidencial donde esboza las primeras ideas de reformulación de la política asomadas en el texto público.

Se trata del «MEMORÁNDUM SOBRE LA SITUACIÓN POLÍTICA Y LA DEBILIDAD PARTIDISTA», fechado el 3 de septiembre de 1955, con un breve pero significativo «Anexo» del 10 de septiembre.

Es el espacio para hablar en modo crudo y confidencial, a diferencia de su «Reafirmación de fe».

Con la severidad de quien asume sus errores para rectificar, Betancourt pone un cable a tierra al calificar la coyuntura de «desfavorable» y sin rubor alguno admitir que Pérez Jiménez…

… “ha logrado estabilizarse»;

… que ello «no puede conducirnos al pesimismo»;

… que es imperativo reflexionar «sin ilusiones pueriles pero sin derrotismos liquidacionistas»,

… «con realismo pero con fe en el porvenir». (5).

El recio lenguaje del presidente del partido deja claro el ánimo que debe prevalecer en la dirigencia y la militancia partidista.

El optimismo de Betancourt tiene un nítido sentido táctico hacia el partido. Rómulo advierte que los planes no pueden ser a plazo corto:

-«Tienen que partir de la previa respuesta que se dé a estas preguntas: ¿cuándo hará crisis la dictadura de Pérez Jiménez».

El pronóstico debe hacerse:

–… «sin descartar lo imprevisible – un ‘golpe de palacio’, por ejemplo, realizado por un grupo de militares-«.

Aunque aterrizaba en que lo más lógico era

–… «prever que esa crisis se presentará en el momento en que se abra la cuestión de la sucesión, es decir, a partir de mediados de 1956.»

Para Rómulo… «lo probable es que Pérez Jiménez pretenda reelegirse, pero algunos factores, internos e internacionales, conspirarán contra esa aspiración. Los internos, la ambición de sus asociados. Los internacionales, la crisis que está aflorando dentro del sistema autocrático latinoamericano, teniendo precisamente la no-reelección como punto focal de esa crisis».

Y sintetiza:

–… «nuestra estrategia debe trazarse sobre la base de que el despotismo sufrirá su crisis más seria en cuanto se abra el proceso de sucesión presidencial, es decir, a partir del año próximo». (6)

Un partido para influir

En materia organizativa, las recomendaciones de Betancourt son fundamentales:

–… «reestructurar y reforzar el comité coordinador externo»;

–… «encarar seriamente la cuestión de la reorganización interna del partido»;

–… «vincular las tareas de organización con la propaganda porque «un partido que no habla, que no hace llegar su voz al pueblo, deviene capilla, núcleo enquistado sin capacidad de influencia». (7).

La propuesta táctica de Betancourt, por otro lado, se concentra en desprestigiar nacional e internacionalmente a la dictadura.

La actividad propagandística debía concentrarse en:

Acentuar la… «crítica al régimen, en la persona de Pérez Jiménez y Pedro Estrada en torno a su inmoralidad administrativa, a su negación de libertades públicas, a su intento de prolongarse en el tiempo como la de Gómez».

Hacer énfasis en su «entreguista» política petrolera para golpear la sensibilidad nacionalista de todos los sectores del país.

Reiterar permanentemente «la situación crítica que están confrontando los otros gobiernos de América Latina, con especial reiteración de la actitud no-reeleccionista confesa de Odría y Batista y posibles de Perón y Somoza.

Además de «insistir en la responsabilidad de la FAN porque es en nombre de ellas que se está realizando la gestión actual». (8).

El frente político civil

En el anexo al «Memorándum», Betancourt esbozó su propuesta clave: «La articulación del frente político civil».

Lo considera «de primordial importancia», para la realización eficaz de la estrategia propuesta, es la respuesta concreta de la vieja guardia adeca a la propuesta unitaria de los comunistas, en la cual se habían envuelto varios de sus dirigentes de la clandestinidad.

Propone como pasos previos «establecer contacto con Villalba y Caldera».

Betancourt no descuida aspectos prácticos de su esbozo estratégico y ordena que en los periódicos del partido «deben hacerse comentarios los más frecuentes posibles sobre represiones a copeyanos y urredistas».

Como bandera blanca señala como indebidas las críticas en medios de prensa partidista al carácter «derechista» y «confesional» de COPEI.

Los explica como «lapsus inevitables», de los compañeros «acostumbrados al lenguaje polémico frente a ambos partidos» que debían ser reeducados «para que enfoquen su conducta no recordando nuestras antiguas disidencias, sino procurando limar aristas hoy y posibilitar ententes mañana».

En su ánimo por asegurar las alianzas, Betancourt señala que es inconveniente alimentar rencores frente a URD y pide a los suyos dar muestras «con hechos» a formar un «frente de partidos políticos nacionales frente a la dictadura y con vista a una común acción cuando el problema de la sucesión presidencial la haga entrar en crisis». (9).

La acumulación de fuerza política en un Frente unitario y anticomunista no es unánime y convoca disidencias en el CEN de la resistencia adeca y en el Buró Juvenil.

No obstante, el plan político general de Betancourt ya tenía sus grandes líneas en marcha, con ajustes tácticos según las circunstancias.

Lo importante era el objetivo: articular el frente político.

Apatía cívica y vivapepismo

La tentación de la inmediatez ha cedido paso al aguante. La paciente espera en el porvenir afirma el deseo de cambio desde una nueva perspectiva que se sostiene en la convicción.

Pero el optimismo de Betancourt apenas oculta sus preocupaciones de fondo expresadas en comunicaciones más íntimas. Esas que se tornan angustiosas bajo el insoportable peso de la realidad: surgen del agudo conocimiento de la realidad que se examina.

En carta a su amigo el Dr. Felipe Massiani, fechada el 23 de octubre de 1955, escribe:

–»De nuestra tierra lo que sabemos. La vanguardia sigue su labor de topos, capeando el temporal del reflujo de la combatividad popular, lógica después de tantos años de tensión. Pero la marea volverá a subir si no se ceja en el trabajo diario. Es más difícil en nuestro país que en otros».

Le angustiaba a Rómulo…

–… «Una mezcla de apatía cívica y de vivapepismo, adobado de nuevorriquismo grosero, hace tantos estragos como Pérez Jiménez, Pedro Estrada y el cartel de los petroleros». (10)

Su visión analítica hurga en lo profundo de la realidad y la naturaleza venezolana y dictamina que «eso forma parte de un problema social grave». (11).

Es la visión del estadista que observa más allá de la superficialidad y proyecta su pensamiento por encima de la operación política para situarse en los problemas más hondos de la nación.

–… «nos parecemos -dice- cada vez más a la California de los días del gold-rush. Hacer dinero es la palabra de orden. Y no importa cómo. En mi concepto, ese problema de desorbitación de las gentes, de pérdida del centro de equilibrio en la familia y los grupos, es más serio que el militarismo. Pervivirá quién sabe por cuánto tiempo, después de que el otro problema sea aminorado, o liquidado. Mucho pienso en eso, Felipe, con preocupación honda, con angustia venezolana. Y si bien creo que todas las cuestiones sociales pueden ser resueltas, si con mente lúcida y ánimo resuelto se enfrentan desde el gobierno, ese desajuste en las costumbres y esa escala ‘minera’ de valores aparecidos en nuestro país los considero entre los problemas-claves, y de los de más difícil solución». (12).

En su reflexión ha apuntado un juicio sociológico que será preocupación de los estudiosos, «cultura del petróleo» la llamará Rodolfo Quintero.

Es la Venezuela en jauja de la cual advirtiera el agudo ojo de Valmore Rodríguez. Es un nuevo problema que crece y se reproduce en familia. Es el del rentismo petrolero que se extiende por los intersticios de la sociedad venezolana.

Notas

(1) Gonzalo Barrios, «Definición» en Venezuela Democrática, México, abril de 1955, Número 1, p. 7

(2) Rómulo Betancourt, «Reafirmación de fe» en Venezuela Democrática, México, septiembre de 1955, Número 5, p. 7

(3) Ídem

(4) Ídem

(5) Rómulo Betancourt, Antología Política, V. VI, p. 301

(6) Ibídem, V. VI, p. 302

(7) Ibídem, V. VI, pp. 302-303

(8) Ibídem, V. VI, p. 303

(9) Ibídem, V. VI, p. 304

(10) Ibídem, Vol. VI, p. 305

(11) Ídem

(12) Ibídem, Vol. VI, p. 305-306

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La magia de los seres especiales

@cjaimesb

Me dicen que no les diga “especiales”… ¿Pero cómo no decírselos, si lo son en toda la extensión de la palabra? Ayer se celebró el Día Mundial del Síndrome de Down. Quizás a estas alturas de la vida haya todavía quien se pregunte por qué celebrar una condición “limitante”. Pues hay muchísimas razones.

Antes, cuando nacía un bebé con síndrome de Down era como una sentencia de nulidad. El conocimiento de que la estimulación temprana obra maravillas y que sus vidas como adultos serán fructíferas y plenas ha sido un avance enorme en las últimas décadas. Las personas con esta condición cada vez se integran más a la sociedad. También hay que reconocer que esa sociedad ha avanzado en cuanto a la comprensión, solidaridad y empatía. Antes, muchos temían, por ejemplo, que incluirlos en los puestos de trabajo sería “doble trabajo” para sus compañeros.

Hoy, quienes han tenido la fortuna de compartir con alguien con síndrome de Down saben cuánta riqueza espiritual traen estas personas a quienes tienen cerca.

El pasado miércoles 17 de marzo la joven María Bárbara Rondón Mendoza se dirigió al Consejo Permanente de la OEA en representación de las personas con Down de Venezuela.

Reproduzco sus palabras, de las que me hago eco hoy y todos los días. En nombre de las personas con Down y de todas las demás que tienen condiciones similares, para que todos terminen de entender que los límites los ponen las personas que, supuestamente, no tienen discapacidad:

“Tengo 35 años y un cromosoma de más. Por eso tengo síndrome de Down, nada más… Soy una persona con suerte. He vivido en mis dos países: Venezuela y Estados Unidos. Por eso, hablo español e inglés. Me gradué de bachiller en New Jersey, y estudié en el Brookdale Community College en el programa de Artes Liberales, donde fui una estudiante más, solo que me asignaron un coach que me ayudaba cuando lo necesitaba. Saqué muchas A, pero también repetí algunas materias. He trabajado en almacenes en cadenas de comida, en Target trabajé ocho años y en Venezuela trabajé en Banesco y en la radio, como asistente de producción. Ahora hago lo mismo en Miami en Actualidad Radio. La Editorial Planeta publicó un libro que escribí con Marianela Balbi, Soy Bárbara y soy especial y pueden ver un documental conmigo en YouTube, DownToBeUp.

Voy a hablar a nombre del grupo en el que estoy, Avesid, Asociación Venezolana para el Síndrome de Down, sobre lo que necesitamos las personas como nosotros: que se respeten nuestros derechos a la salud, educación y empleo. Necesitamos salud para tener energía y estar más presentes en la vida. Además, a las personas con síndrome de Down sí les da covid -según estudios científicos en España y el Reino Unido- tienen más riesgo de morir, entre cinco y diez veces que el resto de la gente. Por eso, debemos estar en los primeros grupos para ser vacunados pronto. A mí me vacunaron el domingo pasado. Me siento cansada, pero aquí estoy grabando esto.

También necesitamos educación para poder prepararnos para el futuro y poder depender de nosotros mimos. Necesitamos ser incluidos en escuelas, high schools y universidades. Si uno estudia con personas sin discapacidad, podríamos aprender mucho de ellos, y ellos de nosotros. Queremos ser incluidos, independientes y ser reconocidos por lo que somos capaces de hacer. Por eso, necesitamos tener buenos empleos y ganar lo mismo que otras personas que hacen el mismo trabajo. Queremos que nos traten igual. Tenemos derecho a ser felices, tener una casa bonita. Casarnos y recibir una pensión en el futuro.

Tenemos un cromosoma de más, pero nada de menos».

Mi hija Tuti es una joven especial también. Fue conmovedor verla lanzarle besos a Barbarita a través de la pantalla cuando terminó su intervención. Más tarde me dijo: “el domingo vamos a celebrar que tenemos síndrome de Down”. Yo le expliqué que ella no tenía Down, pero que igualmente celebraría con sus amigos.

El mejor amigo de Tuti

El mejor amigo de Tuti

“¿Yo no tengo síndrome de Down?… ¡Qué lástima!”, me respondió. Y nuevamente me dio una lección quien ha sido mi mejor maestra: ella se siente tan identificada con sus amigos, que desearía tener síndrome de Down también.

Y es que la magia de los seres con condiciones especiales no termina nunca.

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Democracia en la calle, en la casa y en la cama

Foto: portada del libro Escritos Feministas. La vigencia del pensamiento de Julieta Kirkwood en el Chile actual. Editorial Universitaria.

@dhayanamatos

Durante los años de la dictadura militar de Augusto Pinochet en Chile, las mujeres se organizaron para luchar por el retorno a la democracia, por los derechos de las personas detenidas, para conocer el destino de las que habían desaparecido y también por el avance de las mujeres en el ejercicio de sus derechos.

En ese contexto, una intelectual, Julieta Kirkwood, precursora de los estudios de género en su país, dijo una frase que se convertiría en el lema del movimiento de mujeres chilenas en la lucha contra la dictadura: “Democracia en la calle, en la casa y en la cama”.

Con el tiempo, este lema traspasó las fronteras y, hoy en día, sigue viéndose en marchas y mítines de los movimientos de mujeres de toda América Latina ya que, pese a que han transcurrido varias décadas, aún está lejos el día en que las mujeres puedan decir que se ha alcanzado una verdadera democracia paritaria.

En un artículo publicado en Forbes, expresaba Erin Spencer que, al paso que vamos, la paridad de género se alcanzará dentro de 130 años.

A la fecha, solo 21 países tienen como jefa de Estado o de gobierno a una mujer y, del total de 193 naciones, en 119 nunca se ha elegido a una mujer a estos cargos.

Pero para que se alcance la paridad y una verdadera igualdad de género, no basta con que las mujeres representen la mitad de los puestos de decisión en los órganos políticos en todos los niveles. Se necesita más: la igualdad en las relaciones de pareja, la democratización del cuidado y del trabajo no remunerado o, como dice Julieta Kirkwood, también se requiere democracia en la cama y en la casa.

Democracia en la cama

Se vincula con la posibilidad de las mujeres de tener control sobre su cuerpo, su sexualidad y su capacidad reproductiva. En pleno siglo XXI, el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres es una utopía en nuestra región. La cantidad de mujeres que señalan que su primera relación sexual no fue consentida; las que son violadas por sus esposos, novios o compañeros; las que no pueden decidir sobre su cuerpo porque tienen al Estado, la medicina, las iglesias, al Derecho y a los hombres dentro de sus úteros inmiscuyéndose en temas que no les corresponden; los embarazos a temprana edad; la estigmatización de las que ejercen su sexualidad libremente, entre otras circunstancias, nos lleva a señalar que hay un largo camino por recorrer para lograr un cambio que democratice verdaderamente las relaciones en la cama.

Democracia en la casa

Obedece a esta separación y división sexual del trabajo que determina que el hogar, lo doméstico, es el espacio de las mujeres, quienes han sido designadas como las principales responsables del cuidado de la familia y de las labores domésticas. Incluso, en algunos casos son las únicas con esta responsabilidad.

Democratizar este espacio supone que se reconozca la corresponsabilidad de todos los miembros de un hogar en las labores domésticas y que el cuidado de los hijos debe ser responsabilidad compartida, de madres y padres. Bien claro lo señala la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW por sus siglas en inglés) cuando habla de la función social de la maternidad: el hecho de que sea la mujer quien quede embarazada no debe significar que ella sea excluida o discriminada en el ejercicio de sus derechos y, además, que la educación de los niños y las niñas debe ser responsabilidad compartida entre hombres, mujeres y la sociedad en su conjunto.

Además, debe fortalecerse la organización social del cuidado como tarea compartida entre las familias, el Estado y la sociedad.

Cuidar debe ser visto como un derecho humano de todas las personas y en ese sentido, implica obligaciones para el Estado.

Democratizar la casa también supone reconocer que el trabajo doméstico, no remunerado, crea valor y por tanto debe ser no solo contabilizado en las cuentas públicas, sino reconocido como trabajo. Nos referimos a un reconocimiento real, no solo a su establecimiento en un artículo de la Constitución.

Pensemos en un día en el cual las mujeres deciden no cocinar, ni realizar labores de cuidado, ¿esto paralizaría al país? Sin duda que lo haría, esto quiere decir que para que un país funcione, las labores domésticas y de cuidado son esenciales para la reproducción de la vida.

Tampoco en la casa estamos cerca de alcanzar la anhelada democracia. Y, en medio de una situación que ya era muy difícil para las mujeres por las dobles y triples jornadas laborales a las que tenían que hacerles frente, llegó la pandemia de la covid-19 para agravar la situación.

Las medidas de confinamiento social han tenido un impacto desproporcionado en la vida de las mujeres por distintas razones. En primer lugar, porque para las mujeres, las niñas y las adolescentes de América Latina, el lugar más peligroso y donde hay más riesgo de sufrir violencia de género, por el hecho de ser mujeres, es su propio hogar. Y los principales agresores son hombres pertenecientes a la familia (esposo, novio, pareja, expareja, padrastro, hermanos, tíos, primos, abuelos) o cercanos a esta. Esta realidad supuso para las mujeres estar encerradas con sus agresores.

En segundo lugar, por la sobrecarga de tareas de cuidado. Si antes de la pandemia las mujeres mostraban promedios de horas de trabajo semanales superiores a los de los hombres, ahora, al no poder ir los niños a clases ni ellas al trabajo fuera del hogar, el tiempo del trabajo productivo (remunerado) y el reproductivo (no remunerado), se yuxtaponen y la sobrecarga laboral es peor. Y, por último, deben señalarse las altas tasas de desempleo, otro aspecto en el cual las mujeres han sido golpeadas más duramente por la pandemia. En algunos casos, el desempleo puede significar pérdida de la autonomía económica, lo que resulta fundamental en el avance de las mujeres y en el logro de relaciones más igualitarias en la casa.

Democracia en la calle

Ante un escenario como el que hemos pintado, se pueden entender las dificultades que existen para que haya verdadera democracia en la calle, vinculada con la presencia de las mujeres en la vida política, con el ejercicio del poder político y la toma de decisiones que afectan al bienestar general.

En este punto hay que señalar que, contrariamente a los mensajes vacíos de Nicolás Maduro el Día de la Mujer Trabajadora, cuando se atrevió a señalar que en Venezuela se había derrotado al machismo y a la cultura patriarcal –palabras irrespetuosas hacia las mujeres venezolanas y sus luchas por el reconocimiento de derechos que, a todas luces suenan a burla por ser falsas y por venir, precisamente, del jefe de un Estado feminicida–, en el país hay un rezago en garantizar los derechos políticos de las mujeres.

Para poner solo un ejemplo, basta señalar que Venezuela está entre los vergonzosos pocos países de la región que no tienen una ley de cuotas legislativas, que ha sido el mecanismo usado en América Latina para el avance de los derechos políticos de las mujeres desde 1991, cuando Argentina las adoptó por primera vez.

Cabe destacar que Venezuela sí tuvo cuotas legislativas. La Ley Orgánica del Sufragio y Participación Política de 1997 las reconoció en el artículo 144, pero el flamante Consejo Nacional Electoral (CNE) las desaplicó en 2000 y dictó una resolución al respecto, alegando que dicha norma violaba el artículo 21 de la recién estrenada Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, que se refiere precisamente a la igualdad y que, además, establece la necesidad de que se asegure una igualdad real y efectiva, lo que se busca precisamente con un mecanismo como el de las cuotas de género.

Esta interpretación restrictiva del artículo 21 fue un duro golpe para el avance en los derechos políticos de las venezolanas, pero hay más.

El CNE se ha jactado de establecer la alternancia y la paridad en la lista de candidaturas en resoluciones en distintas elecciones, 2005, 2008 e incluso, para las elecciones de diciembre de 2020, pero no se establece sanción en caso de incumplimiento ni se evidencia que haya un monitoreo de los partidos políticos para que cumplan. Así que estas medidas son letra muerta y quedan como un saludo a la bandera.

Si de verdad se hubiese cumplido con la paridad y la alternancia, quizás las mujeres en la Asamblea Nacional no representarían únicamente el 31 % del total de diputados/as principales, según los cálculos que hemos hecho de acuerdo con la información que obtuvimos. Aunque el Estado habla de un 40 %, que no se sabe de dónde lo sacan ya que, como en otros temas, la opacidad y las dificultades para obtener los datos oficiales del CNE dificultan tener información totalmente confiable.

Lo cierto es que, mientras que más de 6 países de América Latina han establecido en sus constituciones y leyes la paridad, en Venezuela no se observa voluntad política para reconocerla.

Pero el irrespeto hacia las venezolanas y sus luchas por derechos políticos sigue. El 15 de marzo, la diputada Asia Villegas publicó en Twitter que fue “con la llegada del CMdte. Chávez que las mujeres pudimos empezar a votar por otras mujeres”. Las respuestas de rechazo ante semejante mentira no se hicieron esperar.

Si bien es cierto que todavía es muy largo el camino por recorrer, no se puede desconocer que antes del chavismo –que en 22 años en el poder no ha hecho avances significativos en los derechos políticos de las mujeres–, en Venezuela hubo mujeres candidatas presidenciales como Ismenia Villalba o Irene Sáez, la gobernadora Lolita Aniyar de Castro, senadoras como Mercedes Pulido de Briceño y Evangelina García Prince o diputadas como Ixora Rojas, Isolda Herrera de Salvatierra y Argelia Laya, para nombrar solo algunas.

Mujeres que lucharon por sus derechos y por los de todas las venezolanas, que lograron la reforma del Código Civil en 1982, que tuvieron que enfrentarse a un ambiente político hostil para las mujeres (continúa siéndolo), que tienen su lugar en esa historia pocas veces contadas de la vida política de Venezuela, que no pueden quedar borradas por la idolatría a un hombre que supo instrumentalizar muy bien a las mujeres en sus discursos, pero que no cumplió con su gran promesa de sacarlas de la pobreza.

Insistimos que estamos lejos de lograr la democracia en la calle, la democracia paritaria. No hay voluntad política ni por parte del chavismo ni por parte de la oposición, pero no es negando la historia y las luchas de las mujeres que vamos a avanzar. Así que a la diputada Asia Villegas le pedimos que, en lugar de borrar la historia de las mujeres políticas venezolanas, trabaje fuerte para que tenga un lugar en ella.

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Juan E. Fernández Mar 21, 2021 | Actualizado hace 1 mes
El mayor temor de un comediante

Ilustración de Alexander Almarza, @almarzaale

@SoyJuanette

Muchas personas creen que a los comediantes no nos da miedo y que justamente hacemos humor porque somos de teflón y todo nos resbala, pero realmente es todo lo contrario. Me atrevería a decir que la gran mayoría de los que hacemos humor tenemos mucho miedo.

Esta semana me tuve que enfrentar a ese maravilloso, pero al mismo tiempo aterrador espacio para probar chistes: los “Open mic”. Se puede decir que cada vez que tengo un open mic, o micrófono abierto, sigo una especie de ritual donde busco en libretas viejas, páginas de libros, grabaciones, y hasta en servilletas, ideas que anoté en algún momento y que puede que terminen en chistes o no lo hagan.

Para relajar me pongo a ver especiales de comedia y pódcast de humor, pero este domingo en particular vi de nuevo el episodio de El sentido de la birra, donde entrevistaron a Berto Romero. Y a los pocos minutos ya Berto decía: “Me aterran las open mic” algo que me hizo sentir que no estoy solo.

Y es que una de las cosas terribles de ese monstruo llamado open mic es que, en la mayoría de los casos, el público está integrado por comediantes. Por si eso fuera poco, los tipos se ponen en modo científico. Apenas se apaga la luz de sala y se enciende la del escenario, a tus colegas comediantes y standuperos les salen lentes, guardapolvos blancos y un postureo tipo Premio Nobel de Física.

Hay quienes toman nota de lo que está diciendo el compañero y hasta hacen caras de desaprobación, como si fueran un doctor que lee los estudios de un paciente terminal; algo que no me molesta, porque si el chiste es malo obviamente no se tendrían que reír. Pero lo que sí me molesta es cuando un chiste es bueno y los tipos no se ríen. Pero es que ni hacen mutis. Solo te ven con cara de circunspectos y ligeramente aprueban con la cabeza.

Y ustedes se preguntarán ¿por qué estoy escribiendo esto? Bueno porque necesito desahogarme. Hay un terror que tenemos los comediantes de cualquier parte del mundo, seas famoso o nunca llegues a serlo. ¿Sabes cuál es ese temor? Que un día, así no más, te levantes de la cama y ya no seas gracioso.

El otro día Eddie Murphy en una gira de medios (vía streaming), por la presentación de su nueva película Un príncipe en Nueva York 2, reveló por qué se alejó del cine durante casi 7 años. Resulta que le dieron dos premios Razzies por sus películas: Norbit y Tripulación Dave. ¿Qué son los razzies? Un galardón que se entrega a las peores producciones de Hollywood, la antítesis de los Óscars o los anti-Óscars, como también se les conoce. 

Murphy, en lugar de tomárselo como una sátira, que es realmente la razón por la que se entregan los Razzies, realmente se deprimió y se alejó por mucho tiempo. Afortunadamente volvió por la puerta grande con Mi nombre es Dolemite, que narra la historia de Rudy Ray Moore, el primer comediante de color.

La mayoría conoce la historia de Robin Williams, quien tuvo una vida marcada por las adicciones, justamente para lidiar con este miedo. Y qué decir de John Belushi, el astro de SNL que murió de sobredosis lidiando con sus demonios internos.

Bueno, seguramente la semana que viene vuelva a escribir una columna más graciosa que esta; pero por esta vez, les agradezco por permitirme contarles el lado oscuro de la comedia, que no tiene nada que ver con el humor negro.

Hasta la semana que viene.

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[Video] Las 10 imágenes más famosas de Marte

El amartizaje en febrero del vehículo Perseverance en Marte renovó el interés por el planeta rojo. Las fotografías de la NASA, recogidas en este video, revelan la cara más conocida de este cuerpo celeste.

@gonzalomjimenez

Breve descripción de las imágenes del video

 La primera imagen.

Obtenida por la Viking 1 el 20 de julio de 1976. 

 En todo su esplendor.

Esta imagen resultó de ensamblar 102 fotografías tomadas por Viking, en 2013. Se aprecia el Valle Marineris.

 Perseverance toca suelo

Primera imagen a color y en alta resolución de Marte enviada por el vehículo Perseverance, luego de amartizar en el cráter Jezero el 18 de febrero de 2021. 

 La cara de Marte

Las conspiranoicos hicieron fiesta con esta imagen, tomada el 25 de julio de 1976 por la sonda Viking 2. Pero no: en 2001 se demostró, con fotos captadas desde diversos ángulos, que era el simple reflejo de la luz del Sol en una superficie rocosa del planeta rojo.

 Descenso sobre el planeta rojo

Captura del video que registró el descenso del vehículo Perseverance sobre la superficie marciana.

 Curiosity se toma un selfi

El vehículo Curiosity haciéndose un autorretrato, en 2016. La ubicación es en la zona de perforación Quela, en la ladera baja de la denominada Montaña Sharp.

 Viaje a las estrellas

¿Es acaso el símbolo de ‘Star Trek’ en la superficie de Marte? No. Se trata de lava congelada que ayudó a preservar el surco por el que se desplazaban las dunas en la región sureste del planeta.

 Panorámica inusual

Curiosity ofrece la primera panorámica de la superficie de Marte, en 2019. Para hacerla, se ensamblaron mil fotografías diferentes.

 Tormentas de polvo

Marte está expuesto a continuas tormentas de polvo que harían palidecer a las del Sahara. Esta imagen de 2001, captada por el orbitador Mars Global Surveyor de la NASA, muestra cuán diferente luce el planeta rojo cuando se desata una tormenta en su superficie.

 Vista desde el espacio

El archivo fotográfico de la NASA reúne fotografías asombrosas de la superficie de Marte, como la última del video, obtenida en 2017 por la sonda Mars Reconnaissance Orbiter en la región Noctis Labyrinthus. Lo que se ve en la imagen son dunas.