#10PensadoresIneludibles | Rómulo Betancourt
Puede parecer extravagante la inclusión de Rómulo Betancourt, un hombre de acción, en el repertorio de los pensadores ineludibles de Venezuela. Sin embargo, realiza la actividad de hombre público partiendo de una profunda reflexión sobre su sociedad, que aconseja incorporarlo en la nómina de quienes han hecho diagnósticos fundamentales para el entendimiento de la marcha del país.
Familiarizado con la investigación del pasado, con los ensayos de autores de su tiempo y con quienes escribieron sobre el bien común desde el siglo XVIII en Europa, América Latina y Estados Unidos, deja una obra escrita de gran importancia para nuestra contemporaneidad.
En su juventud se aproxima sin suerte a la literatura, para llamar la atención después como activista de la Federación de Estudiantes de Venezuela en 1928. Entonces conoce la cárcel por una conferencia que ofrece sobre temas de actualidad, y debe abandonar el país por sus relaciones con un fracasado golpe de Estado contra el régimen de Gómez. Incansable en el ostracismo, participa en México en la fundación del PRV, una bandería de izquierda opuesta a la dictadura.
En Costa Rica figura entre los líderes más activos del Partido Comunista. A partir de 1931, establecido en Colombia, funda ARDI y participa en la redacción de un documento de interés sobre las posibilidades políticas de entonces, conocido como Plan de Barranquilla. Desparecido el tirano, vuelve para fundar dos organizaciones pioneras del partidarismo apenas incipiente: ORVE y PDN. De nuevo a la fuerza, marcha hacia el extranjero y se relaciona con los socialistas de Chile.
Al regreso logra su creación esencial, Acción Democrática, el partido político fundamental del siglo XX venezolano. Y promueve la candidatura simbólica de Rómulo Gallegos a la presidencia de la república. La nominación del célebre escritor y la participación en los contados procesos electorales que entonces se realizan fortalecen el arraigo de la organización recién fundada, motivo que lo convierte en parte de un exitoso golpe contra el gobierno del presidente Medina Angarita.
Entre 1945 y 1947 es presidente de la Junta Cívico Militar, que inicia la renovación de la sociedad en un ambiente de controversia y participación popular. En noviembre de 1948 triunfa una militarada contra Gallegos, recientemente escogido como presidente constitucional en elección clamorosa; y debe marchar a otro exilio que se prolonga hasta 1958. A partir de tal año y hasta 1963, es presidente de la república en un período convulso que puede superar. En 1960 sufre un atentado con explosivos que quema de gravedad una parte de su cuerpo, pero sobrevive.
Una latencia llamada Milagros (atentado a Rómulo Betancourt hace 60 años)
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Editorialista de El País, periódico de su partido, ofrece textos diarios a los lectores entre 1944 y 1945. Venezuela, política y petróleo es su libro fundamental, cuya primera edición es de 1956 y más tarde circula con reformas de contenido. También destacan entre sus obras: Con quién estamos y contra quién estamos, Una república en venta, Posición y doctrina, La segunda independencia de Venezuela y América Latina, democracia e integración. La fundación que lleva su nombre ha publicado una copiosa colección de su epistolario, con las anotaciones de rigor.
Desecha la idea marxista de una organización sin vínculos con la realidad, o dispuesta a imponer una receta que la cubra y modifique, para pensar en un proceso de aglutinación que desemboque en un domicilio capaz de incluir a obreros, campesinos, estudiantes, intelectuales, comerciantes, propietarios e industriales medianos y pequeños.
Si se considera que no existe experiencia en la arquitectura de banderías como la que planea, es un portento que no desestime la heterogeneidad de la sociedad cuya reforma procura y desemboque en la puesta en marcha de un movimiento capaz de iniciar un proceso de renovación que logra influencia duradera. Se puede hablar de la existencia de un abismo en el entendimiento de la colectividad y en la valoración del papel de las masas, debido a la idea que impone a partir de los años treinta del siglo XX de lo que debe ser un partido político y de cuál será su propósito. Tal idea conduce a una percepción distinta del papel de las élites, de la virtud en el trabajo de los líderes políticos y de la evolución de las masas en sus posibilidades de control de las decisiones dentro y fuera de los partidos establecidos después del gomecismo.
#LasReconstrucciones | Del gomecismo a la democracia popular
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Si estamos ante la concreción de un pensamiento que hasta entonces ha brillado por su ausencia, o ha sido intermitente, su trascendencia se agiganta debido a que lo piensa una figura del poder, o con aspiraciones de controlarlo, como camino para la modernización de la sociedad, en términos generales. Pero también en el entendimiento particular de la riqueza petrolera y de su renta como palanca de trasformación en áreas como la educación, la salud pública, la alimentación, la propiedad agraria, la libertad de expresión y las comunicaciones.
El hecho de que el vecindario latinoamericano formara parte de las preocupaciones le da mayor proyección, especialmente en el empeño de crear frentes comunes en defensa de la democracia representativa y en la liquidación de los regímenes autoritarios de derecha e izquierda.
Como escribimos sobre un gigante de la política, el esbozo que se ha presentado de su pensamiento está sujeto a controversia. Más todavía en la actualidad, cuando se han sometido a crítica demoledora las ejecutorias de la democracia de la cual fue promotor. Si nos alejamos de los campos de batalla y hacemos un alto en las bibliotecas, manarán evidencias de sobra en torno a la magnitud de su legado intelectual.
Ya quisiéramos tener un Betancourt
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