Julio Castillo Sagarzazu, autor en Runrun

Julio Castillo Sagarzazu

Primarias y democracia, por Julio Castillo Sagarzazu
Si el TSJ declara ilegal el proceso de las primarias, estaríamos en presencia de una Nicaragua light y con unas ‘primarias de la oposición’ ordenadas y modeladas por el gobierno

 

@juliocasagar

Un fantasma recorre el país. El fantasma de la no realización de las primarias. En la nota de la semana pasada dábamos cuenta de que la prioridad número uno del régimen de Maduro es impedir a cualquier costa que se realicen unas primarias exitosas en la oposición.

Referíamos que una de las principales bazas a jugar estaba en la eventualidad de que el TSJ argumentara cualquier “quítame esta paja” para poner a las primarias “fuera de la ley” y hacer titánica su organización. Pues, lo que ha trascendido esta semana es que se prepara una decisión contra los reglamentos aprobados por la CNP.

En efecto, una sentencia declarando ilegal el proceso pondría cuesta arriba a cualquier ciudadano poder ayudar en su logística; daría argumentos “legales” a la paralización de la campaña; encerraría a los candidatos en sus casas y de hecho “inhabilitaría” a todos los ciudadanos para su participación en actos; eventos o cualquier acto de apoyo a candidatos o partidos que se mantengan en la pelea.

Estaríamos en presencia de una Nicaragua light y con unas “primarias de la oposición” ordenadas y modeladas por el gobierno.

Si ese día llega (ojalá que no) cada quien tendrá que escoger su campo y cada quien deberá asumir su responsabilidad ante el país.

Ahora bien, esa es una actitud previsible del régimen. Lo que valdría la pena preguntarse y, con ello, renovamos la interrogante de la semana pasada: ¿Qué se supone que debemos hacer? ¿Deberíamos acatar una intromisión grosera del régimen, por más TSJ que lo diga? En principio, si se produce un desaguisado como ese, pues habría naturalmente que acudir a todas las instancias nacionales e internacionales para que no se aplique, pero mientas se recurre a todas las instancias legales, habrá que seguir en la calle dando la pelea.

Las primarias son, efectivamente, un acto para escoger una opción y un liderazgo, pero también deberían ser un acto de rebelión cívica y democrática, una revolución del rescate del valor del voto y un mecanismo de movilización de las reservas morales y políticas de los ciudadanos.

Si todo esto ocurre, se nos vendrá encima una decisión importante. Habrá que pensarlo con cabeza fría, con aplomo, pensando siempre en que hay que proteger la pequeña puerta que se está abriendo en la esperanza del venezolano de a pie.

Si toda la amenaza se disipa, si el gobierno no se siente lo suficientemente fuerte para dar este zarpazo, pues entonces, alegrémonos de ello y continuemos, hasta el final, con pie firme hasta el 22 de octubre cuando escogeremos a quien derrotara a Maduro el 2024

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Las primarias de nuestros tormentos, por Julio Castillo Sagarzazu
Maduro hará lo imposible para que no se dé un proceso de donde saldrá quien le derrote en unas elecciones

 

@juliocasagar

Vamos a ver: ¿cómo puede sostenerse el argumento de acuerdo con el cual quien va liderando las primarias tendría interés de “darle un palo a la lampara” y no participar en ellas?

La verdad es que hay que estirar o tergiversar mucho los argumentos para llegar a esa conclusión. De hecho, así han procedido quienes han “glosado” unas declaraciones de María Corina Machado en las que textualmente dijo: “SI BLOQUEAN LAS PRIMARIAS… (mayúsculas nuestras) iremos hasta el final con primarias o sin primarias”. “Bloquean” es la forma verbal de la tercera persona del plural, es decir, se refiere a que, si unos terceros bloquean este proceso por razones inconfesables, pues entonces algo habrá que hacer. En efecto, si esto ocurre pues  ¿qué se supone que deberíamos hacer? ¿Nos quedamos de brazos cruzados? ¿Nos vamos a llorar al valle? Pues no. Si bloquean las primarias y nos quitan la principal herramienta que tenemos para tener una candidatura para enfrentar al régimen con un liderazgo legitimado, habrá que seguir adelante.

No olvidemos que bloquear las primarias, sabotearlas o ningunearlas es, hoy por hoy, el principal objetivo del oficialismo.

Maduro va a hacer lo imposible para que no se dé un proceso de donde saldrá quien le derrote en unas elecciones. Si eso no lo tenemos claro, estamos cometiendo uno de los peores errores que se puede cometer en la política: el de la ingenuidad.

En efecto, será Maduro quien usará no solamente a sus agentes en la oposición (que los hay, no nos hagamos los tontos), sino toda la fuerza del Estado, básicamente la del CNE, para hacer que este proceso naufrague. Aún le quedan varias cartas en la manga. El CNE puede, por ejemplo, hacerse el policía de Valera, aun cuando la CNP acepte todas sus propuestas. Recordemos que el directorio está incompleto y podría argumentar esa “formalidad” para no tomar decisiones; puede decir que las instalaciones educativas no dependen del CNE y que hay que pedírselas al Ministerio de Educación o que el Plan República depende del Ministerio de la Defensa y son ellos quienes pueden activarlo. Podría usar al TSJ y declarar que una elección con “inhabilitados” es nula y con ello hacer que solo un héroe preste sus locales o ayude logísticamente al proceso.

No tener todas estas cosas en cuenta, ya lo dijimos, es ingenuidad.

Pero supongamos que Maduro no puede por razones internas o externas cometer este desaguisado, pues entonces tendríamos que hacer acopio de fuerzas para que esas primarias no solo se hagan, sino que se hagan bien. Hacerlas bien significa que el proceso tiene que ser transparente, inclusivo, que voten todos los venezolanos dentro y fuera del país. Y, una cosa muy importante, que se preserve la identidad de quienes participen. ¿Por qué esto último tiene importancia? porque ya sabemos que, aunque los mecanismos de control social han perdido capacidad de presionar, aún el Estado mantiene mecanismos de amenaza y coerción que pueden hacer que muchos compatriotas se inhiban de votar.

Unas primarias con poca asistencia serían un regalo innecesario para Maduro. La CNP tiene en sus manos este problema que ojalá resuelva de manera satisfactoria pues, lo repetimos, no es un tema menor.

De manera entonces que el bloqueo de las primarias es una realidad que no pertenece al mundo de la ciencia ficción y para lo cual debemos prepararnos. Es un asunto que nos interesa a todos los que queremos un cambio en el país.

Si ese bloqueo no ocurre e impedimos, con la fuerza social que hayamos levantado, que Maduro no pueda sabotearlo, pues entonces debemos trabajar para que su resultado sea aceptado por la gran mayoría de los venezolanos.

Tengo, para mí, que esa es la opinión de María Corina Machado, que hoy encabeza las encuestas y que sigue desplegada, por todo el país, pidiendo a los venezolanos que el 22 de octubre le acompañen votando por la opción que representa.

Hacer lo que se está haciendo es lo que recomienda el sentido común. En eso la veo comprometida y, sobre todo, eso es lo que recomienda el Tigre de Carayaca: “Mano segura no se tranca”.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

¿Qué captan las captahuellas?, por Julio Castillo Sagarzazu
Ojalá que las primarias no naufraguen por un tema tan fácil de resolver como lo es no utilizar las captahuellas. Su presencia inhibiría a muchos a participar por miedo a una nueva lista Tascón

 

@juliocasagar

Las captahuellas son la medula espinal de un sistema electoral, vendido como el mejor del mundo por la propaganda oficial, pero que es en la realidad muy poco transparente y que está diseñado para consagrar el ventajismo y la coacción de los electores. Esta es una verdad en las elecciones generales y podrían, por la manera como se ha planteado su uso, constituir también un dolor de cabeza en el proceso de primarias de la oposición.

En realidad, esta nota no tiene como objeto denostar de nuestro desvencijado sistema electoral, para llevar agua al molino del abstencionismo. Quien esto escribe es, de hecho, partidario de ir a votar, aun en medio de estas condiciones adversas.

El objeto de esta nota, no obstante, es tratar de explicar por qué las captahuellas son un elemento disruptivo y polémico en el proceso de las primarias y la razón es de Perogrullo: estaríamos entregando al gobierno la lista de quienes votaron en él.

Es obvio que ello inhibiría de participar a cientos de miles de compatriotas que son susceptibles de ser presionados bien porque son funcionarios públicos, bien porque son beneficiarios de algún programa.

En el reglamento que ha entregado la CNP para su consulta, se habla en términos generales que se proponen reservar la identidad de los votantes. Sin embargo, no dice cómo y, sobre todo, no dice cómo se lograría esto, si al final resuelven aceptar las captahuellas.

Este no es un problema menor y tampoco sería correcto decir que se puede votar con captahuellas en las primarias porque así votaremos en las presidenciales. En efecto, no es lo mismo que el régimen (sobre todo este) sepa quién vota en unas elecciones generales, a que sepa quién vota en unas primarias de la oposición.

Las condiciones de las elecciones generales son un puente que hay que cruzar cuando se llegue a él. Ya veremos con cuál fuerza interna y externa contamos para que las condiciones del 2024 mejoren ostensiblemente.

En unas elecciones primarias, este tema de la participación es clave. Se trata de un proceso que tiene como objetivo, entre otros, la legitimación de una candidatura para competir luego en las presidenciales. Si por causa del temor a integrar una nueva lista Tascón, le damos razones a una importante cantidad de nuestros compatriotas para no participar, estaríamos conspirando contra esta importante misión de unas primarias.

Se trata entonces de un tema político y no técnico, al cual hay que dar una salida política. Ya, afortunadamente, nos encontramos en la vía de resolver de manera satisfactoria el tema del voto de los venezolanos en el exterior. Con esta misma voluntad deberían abordarse todos los otros temas referidos a mantener el control por parte de la CNP, de todo el proceso comicial.

Desde ese punto de vista, temas como el escrutinio, la transmisión de datos, las totalizaciones que son tocadas en el reglamento, deben igualmente resolverse de manera que la Comisión de Primaria no pierda el control de ninguno de ellos a manos del Consejo Nacional Electoral.

Queda, entonces, pendiente el de las captahuellas. Ojalá que las primarias no naufraguen por un tema tan fácil de resolver, como es el de no utilizarlas. Su presencia no agrega nada y sí distorsiona mucho la convivencia de los factores que han anunciado que quieren participar.

Ojalá que se “capte” el mensaje sobre las captahuellas. Unas primarias exitosas nos convienen a todos los que queremos recuperar la democracia y la libertad.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Primero de mayo: lo político y lo reivindicativo, por Julio Castillo Sagarzazu
Quizás, por primera vez, en estos últimos 20 años estemos en presencia de una oportunidad de que la vanguardia política entienda su rol y pueda entroncar con la movilización de trabajadores

 

@juliocasagar

A todos los interesados en un cambio político y social ha importado siempre la correlación entre lo político y lo reivindicativo, dos elementos claves a los que hace referencia el título de esta nota.

En efecto, está pacíficamente aceptado que los cambios sociales suelen estar diseñados y liderados por vanguardias con mayor acceso a la información; que tienen el nivel de abstracción necesario para diferenciar entre táctica y estrategia y que tiene el carisma suficiente para ser seguidos por densos sectores de la población.

Sin embargo, raramente los movimientos que estas vanguardias emprenden logran su culminación en un cambio político y social si no están seguidos por capas mayoritarias de la población. Aquellas que hagan masa crítica en un momento determinado y logren el punto de quiebre que logre sustituir a las viejas elites políticas.

De manera que todos los agentes de cambio deben plantearse con seriedad el tema de cómo llegar a ambos sectores, para que se pueda lograr esta sinergia que, al final del día, es la que produce los cambios.

Decían los socialdemócratas originales que “si las masas (expresión sin duda fea) son dejadas a su libre albedrío, solo produce tradeunionismo”, es decir, que se agotan en sus reivindicaciones materiales. Cuando estos sectores entran en lucha, suelen regresar a sus casas después de cada movilización. Bien derrotados, bien ganadores, pero sin plantearse el tema del poder en la sociedad.

Si, por el contrario, las vanguardias se dedican a plantear sus luchas con argumentos “meramente políticos”, despreciando las reivindicaciones sociales, pues lo más probable es que se enquisten en la sociedad y se condenen a una prédica infinita, teniendo como únicos interlocutores a las minorías que piensan como ellos.

De allí que la gracia de las vanguardias que pretendan un cambio, sea encontrar ese punto virtuoso, esa “proporción áurea”, que les permita hacer entender a las grandes mayorías sociales sus razones del cambio.

Dicho esto, quizás convendría pasearse por las “especificidades” venezolanas al respecto. En nuestro país ha tenido lugar un fenómeno sui generis de este proceso de la formación de la conciencia de cambio.

¿Por qué? Pues porque ya aquí más del 80 % de nuestros compatriotas identifican a Maduro como el responsable de su situación económica y social, así como del fracaso del Estado en la prestación de los servicios básicos.

La pregunta clave es: ¿entonces por qué no se movilizan para lograr ese cambio político? La respuesta parecería estar en la historia reciente de nuestras movilizaciones: en Venezuela, desde el año 2000, hemos presenciado “picos” impresionantes de grandes manifestaciones y protestas. Una de ellas llegó a sacar momentáneamente a Chávez de Miraflores.

Sin embargo, la principal característica de la mayoría de todas estas movilizaciones la constituyó su composición social: se trató básicamente de eventos en los que, preponderantemente, participaba la poderosa clase media de nuestro país.

Obviamente que no se trata de descalificar aquellas enormes manifestaciones que produjeron también saltos cualitativos en la conciencia nacional y que incorporaron a sectores indiferentes a la política a la lucha democrática, sino de poner de relieve la poca eficacia de estas movilizaciones en el cambio político que se proponían.

Quizás valga la pena, en este sentido, traer a colación el ejemplo de las llamadas “guarimbas” en las que decenas de miles de nuestros compatriotas resolvieron trancar las entradas y salidas de sus urbanizaciones, mientras la vida en los sectores populares y neurálgicos del país continuaba su rumbo normal. Nuestros muchachos pensaban que con ellos construían “zonas liberadas” en las que el gobierno no pasaría más. Una iniciativa con tanta eficacia como la que tuvo la línea Maginot en la segunda guerra mundial y tan trágica como la consigna de los republicanos en la Guerra Civil española cuando pensaron que con la solo consigna NO PASARÁN, Franco se quedaría en las puertas de la ciudad.

Sin embargo, regresemos a nuestra realidad actual y partamos del hecho de que Maduro tiene un 80 % de rechazo entre nuestros compatriotas.

Tomemos nota igualmente de que, desde hace alrededor de un año, los gremios sobrevivientes, básicamente los docentes, se han dado a la tarea paciente y perseverante de volver a convocar a los venezolanos a las calles a protestar CONTRA EL GOBIERNO (mayúsculas ex profeso) en defensa de sus condiciones de vida. Se trata de un hecho que no puede pasar desapercibido. Después de tantas decepciones, de tanta impotencia, de tanta desilusión acerca de nuestro liderazgo político, de nuevo hay venezolanos en la calle protestando de manera consecuente sin que hayan podido derrotarlos o hacerlos regresar a sus casas, por ahora.

El asunto no puede despacharse con la misma argumentación con la que la izquierda insurreccional venezolana despachaba a estas luchas “reinvidicacionistas” y “reformistas”, mientras Acción Democrática crecía en la influencia popular.

Quizás, por primera vez, en estos últimos 20 años estemos en presencia de una oportunidad de que la vanguardia política entienda su rol y pueda entroncar con esta movilización de trabajadores que no es solamente por sus reivindicaciones, sino que apunta a la responsabilidad del gobierno en su no satisfacción.

A este hecho se une uno de suprema importancia. La opinión nacional vuelve a interesarse en la política y las fuerzas democráticas se han planteado unas primarias para definir su liderazgo. “Pegar” el descontento con esta lucecita al final del túnel puede ser nuestra postrera oportunidad de salir de esta pesadilla.

El primero de mayo, es una buena fecha para pensar en ello.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

“Pecunia non olet”, por Julio Castillo Sagarzazu
A la hora de construir una alternativa de cambio en Venezuela, el tema de la ética política no es un elemento secundario. No es verdad que el dinero no huela

 

@juliocasagar

Decía Lenin que el dinero era “material del viejo mundo para construir el nuevo mundo” y vaya que Lenin sabía lo que decía. Era una autoridad en la materia. Estando exiliado en Suiza fue enviado por los alemanes en un tren blindado hasta San Petersburgo en cuya estación desembarcó postulando las famosas Tesis de abril, cuyo resumen era: “fuera los ministros burgueses del gobierno provisional” y “todo el poder a los soviets”. Los alemanes también sabían lo que hacían. Con Lenin en Rusia y bien provisto de fondos, la caída del zarismo era cuestión de días. Dicho y hecho, ya en octubre los bolcheviques estaban asaltando el Palacio de Invierno e inaugurando la era de las revoluciones socialistas en el planeta.

Hecha la tarea de derribar a la monarquía de los Romanov, le tocaba la segunda: sacar a Rusia de la guerra y permitir a los alemanes concentrar su esfuerzo bélico más al oeste. Esta segunda tarea también fue cumplida a cabalidad. Lenin firma la paz de Brest-Livstok, argumentando, con ese dominio del lenguaje que le era característico, que lo hacía obligado porque ya “los cañones enemigos apuntaban al corazón de Petrogrado”. Quizás la frase le quedó bonita, pero nunca pudo zafarse de la sospecha del soborno alemán cuando, por primera vez en la historia, se firmaba una paz no con los ganadores de la guerra, sino con los perdedores. ¡Cosas veredes!

Varios años después, en la segunda guerra mundial, los británicos esta vez sobornaron al entorno del general Franco para “persuadirlos” de que España se mantuviera neutral en el conflicto y para que no apoyase (como hacía presumir la cercanía ideológica entre los dictadores) al régimen de Hitler y a la Italia de Mussolini. También tuvieron éxito. Contra todo pronóstico, Franco permaneció neutral y privó a las potencias del eje del control de la entrada del Mediterráneo y con ello dificultó el aprovisionamiento de sus tropas en el norte de África y facilitó, posteriormente, el desembarco de los aliados en el sur de Italia.

Como podrá observarse, el dinero, como las armas, no tiene ideología, depende de quién y cómo se use. Ya Vespasiano lo advertía a Tito, su hijo, cuando este le reconvenía por haber gravado el uso de las letrinas con un impuesto. Se dice que puso una moneda en las narices de su hijo y le pregunto si le olía a algo. Cuando este le respondió que no, le agrego: “pecunia non olet”, o sea, que el dinero no huele, aunque venga del orine.

Hoy en día se debate en muchísimos círculos sobre la pertinencia o no de profesar una ideología. Todavía densos sectores de la vida política, en muchos países, siguen pensando que ello es necesario. Y, aunque en ocasiones se confunda ideología con doctrina o con principios, sigue este siendo un tema al que se le acuerda una relativa importancia.

Pues bien, cada quien podrá escoger la posición que considera más conveniente, pero lo que hoy sí pareciera una evidencia es que hay una “ideología” que compite con una ventaja pasmosa con las que ya conocemos. Se trata de la ideología del dinero, que ha logrado ganar seguidores en la izquierda, en el centro y en la derecha.

En efecto, si hoy hiciéramos un mapa universal que reflejara los escándalos de corrupción, veríamos cómo el mundo entero está salpicado de este estiércol y que los gobiernos y los personajes involucrados pertenecen a las más variadas orientaciones políticas. Incluso, la construcción de estos entramados requiere de una ingeniera financiera planetaria en la que “colaboran” entre sí estas elites, procurándose ventajas comunes y protecciones de todos con todos.

Esta nueva ingeniería del dinero es el sueño cumplido de muchas organizaciones políticas que se fijaron como una de sus metas llegar a tener una organización supranacional que les represente en parlamentos regionales y mundiales y que, además, les permitiera tener picas en Flandes en muchos países donde existen partidos que le son afines.

En el caso de la izquierda de estirpe marxista, este anhelo ha estado siempre presente: Marx fundó la Primera Internacional; los socialistas y los socialdemócratas, fundaron la Segunda; los comunistas, la Tercera y los trotskistas la Cuarta. Ninguna de ellas logró el objetivo de cobijar bajo su dirección política a los pueblos del mundo. Las divisiones, las purgas, las pugnas internas y lo poco probable de su oferta quimérica, les impidieron lograr lo que se proponían.

Sin embargo, las cosas cambiaron con el tiempo y, aquí en América Latina, Odebrecht se convirtió en la verdadera Quinta Internacional. La que logró integrar bajo la bandera cuestionable, pero que muy pocos rechazaban, a partidos y liderazgos de izquierda y de derecha. Esa bandera fue la del cohecho, la de la comisión y la del soborno.

Hoy mismo hay presidentes y líderes políticos encausados y presos en América Latina, precisamente por haber cedido ante esa vorágine que la constructora brasileña desató en la región para hacerse de contratos y privilegios en casi todos los países.

En Venezuela están a la vista las consecuencias de la expansión de esta ideología del dinero opaco. Solo basta reproducir los episodios de la última purga interna del régimen instalado, para no tener que agregar ningún otro argumento.

Esta metástasis es la consecuencia de un cáncer que comenzó cuando Chávez aprobó su Plan Bolívar 2000. Y cuando, más adelante, abolió el financiamiento público de los partidos. Sabedor de que él controlaría el Estado de manera absoluta, puso a casi todo el liderazgo político a medrar de empresarios (casi todos afectos al régimen) o del propio gobierno, para financiar su actividad proselitista.

Por eso es tan importante que, a la hora de construir una alternativa de cambio en Venezuela, este tema de la ética política se ponga como uno de los más importantes que un nuevo liderazgo deba poseer.

No es un elemento secundario. No es verdad que el dinero no huela.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Del Domingo de Ramos al Domingo de Resurrección, por Julio Castillo Sagarzazu
Venezuela atraviesa un desierto y un viacrucis, pero tenemos (de nuevo) la posibilidad de lograr una resurrección.

 

@juliocasagar

Si hay unos días que son la apabullante prueba de la volatilidad de la opinión pública, son los que van del Domingo de Ramos al Domingo de Resurrección. En ese pequeño espacio de tiempo, se concentran decenas de comportamientos que revelan las debilidades, miserias, traiciones, pero también las lealtades, el valor y la indulgente cualidad de reconocer los errores, enmendar y continuar la marcha.

Efectivamente, nos cuentan los evangelios que el Domingo de Ramos fue recibido Jesús en Jerusalén por una multitud que enarbolaba ramos de olivo y palmas. Aquel hombre de 33 años, carismático, que curaba los enfermos y que predicaba con parábolas que todos entendían, se había convertido en un fenómeno popular indiscutible.

Malas noticias para él. El establishment, ya advertido de su presencia, movió todos los resortes a su alcance para que aquel que se proclamaba el Mesías, y además hijo de Dios, no llegara muy lejos.

Con los rumores de su captura arreciando, Jesús cena con sus discípulos, por última vez. La conspiración y la traición de Judas estaban consumadas. Cuando llegan a aprehenderlo y después de una breve escaramuza, Pedro le niega tres veces antes de que cantara el gallo.

Ese día siguiente, luego de haber sido recibido triunfante el domingo anterior, ese mismo pueblo, instigado seguramente por activistas, le repudia. Escoge salvar a Barrabás antes que a él y pide a Pilatos que le crucifique. No había transcurrido ni una semana del recibimiento clamoroso.

Los días que siguen al suplicio y la muerte están igualmente cargados de significado, no solo profético, sino también humano. El miedo de sus seguidores ante el poder, la constancia y valentía de María y las mujeres que le acompañaron, la humillación y el suplicio del vía crucis, la ayuda obligada de Simón el Cirineo, retratan de cuerpo entero lo que suele ocurrir cuando el poder establecido se emplea, con toda su fuerza, para enfrentar una idea de cambio.

Es cierto que Jesús no fue un líder político. Lo dijo claramente cuando dejó claro que “había que darle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”. De esa manera, sorteó una pregunta provocadora sobre si se debía pagar impuestos o no, lo cual era un tema político sumamente importante en un país que sufría la ocupación de un ejército extranjero y una obligación impuesta desde Roma.

Pero, de todas formas, su propuesta doctrinaria era claramente revolucionaria. Curaba los enfermos los sábados, desalojó los mercaderes del templo, pero sobre todo postuló una idea que era claramente una “ruptura epistemológica” con la tradición judía: refutó la tesis del “pueblo elegido” y pregonó que toda la humanidad era susceptible de lograr la salvación. Esa, quizás, fue una de las que más le generó la animadversión de las autoridades establecidas.

Ya todo lo narrado era suficiente para generar un cisma importante en la religión dominante en Judea, pero aún estaba por llegar lo más importante: su resurrección y lo que vino después.

No es nuestra intención escudriñar teológicamente (algo par a lo que no tenemos formación) este misterio del cristianismo, pero sí establecer el paralelismo humano con lo que ocurrió luego.

Veamos:

Lo primero que hace Jesús es reconvenir a sus discípulos con aquella lapidaria frase: “Por qué me buscáis entre los muertos”; admite la incredulidad de Tomas y le hace meter sus dedos en los agujeros de los clavos para que creyera. Pero, sobre todo, y esto es lo más importante, se dedica desde ese momento a volver a reunir a sus asustados discípulos para dar el paso necesario y garantizar, con ello, la supervivencia de su doctrina y su propósito.

¿Y cuál era ese propósito?

Pues el de organizar las ideas que había sembrado en toda su vida pública. Estaba convencido de que las ideas dejadas a su libre albedrío se las lleva el viento; que, si no fundaba una institución, si no organizaba a sus fieles, si no creaba una estructura jerarquizada con normas y con una narrativa común, su proyecto acabaría en pocos años. A lo sumo habría logrado crear una secta judía o una religión local sin mayor trascendencia.

Pasó días en esa tarea. Al día 50, ocurrió el Pentecostés. Ese día sus seguidores no solo se fortalecieron espiritualmente, sino que aprendieron lenguas extranjeras; recobraron el valor frente a la represión oficial y entendieron que había que salir al mundo entero a predicar la buena nueva.

Tampoco esto quedó al azar. Jesús quería dejar todo “atado y bien atado” y encomendó a Pedro (sí, al mismo Pedro que lo había negado tres veces y a quien perdonó su extravío) encabezar la organización que lo llevaría adelante. Le dijo: “Tu eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”

Organizar la Iglesia fue lo que ha permitido, entre otras cosas, que su institución haya durado más de dos mil años. Dos mil años en los que ha conocido errores, cismas, luchas internas y todos los tropiezos que las organizaciones humanas conocen, pero que le ha permitido mantenerse en pie, en medio de todas las borrascas.

Organizar la voluntad y las emociones es, entonces, una de las grandes lecciones de estos días tan importantes. No importa cuánta emoción tengas, no importa cuán atractivo sea tu mensaje. Para rematar la faena hay que organizar, organizar y organizar para ser eficaz, ganar y cobrar lo que te has propuesto.

Venezuela atraviesa un desierto y un viacrucis, pero tenemos (de nuevo) la posibilidad de lograr una resurrección. Volvemos a ver miradas con esperanza. Tenemos unas primarias donde las fuerzas democráticas decidirán quien encabezará esta aventura de libertad.

Estamos en un año particular: coinciden el Pesaj de los judíos; el Ramadán de los musulmanes y la Semana Santa de los cristianos.

Pidamos, entonces, al Dios de Abraham que nos permita reunir de nuevo a las familias y a las voluntades que sean necesarias para lograr ese cambio que nos es tan necesario.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Otra lectura de María Corina, por Julio Castillo Sagarzazu

María Corina Machado en su gira por el estado Bolívar. Foto: William Urdaneta / Correo del Caroní

En los sectores populares es donde más ha arraigado, en los últimos meses, el liderazgo de María Corina Machado. Muchos deben andar quebrándose la cabeza buscando explicaciones a este fenómeno

 

@juliocasagar

Constreñidos, acostumbrados y prejuiciados, como estamos, por siglos de definiciones “ideológicas”, es natural que este árbol nos tape el bosque de las nuevas realidades del mundo y del país.

A veces no recordamos que, hasta hace pocos años, a las personas que convulsionaban y echaban espuma por la boca (particularmente a las mujeres) las quemaban en una hoguera por estar poseídas del demonio. Luego se descubrió que la epilepsia provocaba esos síntomas y que el diablo nada tenía que ver con la desgracia de estas pobres personas.

Hubo médicos y sacerdotes que se opusieron a que el ferrocarril y el automóvil fuesen utilizados por los seres humanos con el argumento de que nuestros organismos no estaban diseñados para tales velocidades y que el movimiento del tren podía inducir malos pensamientos. Una vez más el, demonio fue acusado de estar detrás de estos inventos.

En la política, la ideología (que no la doctrina) convirtió en catecismos y religiones laicas la militancia en los partidos. Y se convirtió en moneda común juzgar los liderazgos y analizar las situaciones mirando a través del cristal de una de estas visiones parciales del mundo.

Quizás no nos damos cuenta, pero se trata de un reflejo condicionado, como el del perro de Pávlov, el que interfiere en nuestro razonamiento. Nos apartamos del sentido común para dar paso a una idea que nos viene de un prejuicio ideológico.

Este es probablemente el origen del error en la lectura que se hace del liderazgo que en Venezuela representa, hoy en día, María Corina Machado. Es natural que tal error se concentre en los sectores más intelectualizados y que más en contacto han estado con las ideas políticas y con las “ideologías” de los partidos.

Lo que no se han detenido a analizar algunos es que, paradójicamente, en los sectores populares es donde más ha arraigado, en los últimos meses, ese liderazgo de Machado. Muchos deben andar quebrándose la cabeza buscando explicaciones a este fenómeno. La explicación en cuestión es relativamente simple. MCM, durante mucho tiempo, ha representado las posiciones que son la antípoda del chavismo.

Lo ha hecho de manera consistente e, independientemente de sus posiciones políticas frente a algunos acontecimientos, es percibida como lo que es más radicalmente distinto al liderazgo que nos gobierna. Tuvo además el tino de tomar distancia, en los últimos meses, de las fuerzas opositoras que aparecían como las responsables del fracaso en su lucha por desalojar a Maduro del poder. Con ello se desligó también de las polémicas conductas sobre el tema de la administración de los recursos que manejó la oposición.

Digamos que es sobre esa imagen que MCM ha edificado lo que ahora estamos viendo. Pero es que, además, hay una segunda razón por la cual Machado se despega en el favor popular: se trata de que toma la decisión de participar en el proceso de primarias anunciado por la oposición, con lo cual en el imaginario colectivo se forma la opinión de que su posición no es solamente testimonial y que se agota en la denuncia del régimen, sino que “va por los papeles” y se medirá para dirimir el liderazgo para enfrentar a Maduro.

Si su candidatura continúa creciendo (y es evidente que aún no tiene techo conocido) María Corina podría mutar de fenómeno electoral a fenómeno social; en algo parecido (mutatis mutandi) a lo que representaron, en su momento, Carlos Andrés Pérez y Chávez.

Algunos signos de ello hay ahora: las giras que ha emprendido despiertan un entusiasmo que pocos habrían augurado a una candidata de su procedencia y de su política original. Los videos y registros fotográficos hablan de una simbiosis que comienza a tomar forma. El contacto personal (que es el único que en la política obra milagros) está haciendo su trabajo. Ese contacto tiene efectos bidireccionales, no es solo la gente la que se entusiasma con el líder, es también el líder el que se toma de la gente la energía positiva, las ganas de luchar, la alegría y, a veces, también la tristeza desgarradora de quien te encuentras.

Esa sinergia, potenciada por la experiencia cotidiana, puede terminar convirtiéndose en masa crítica para generar la mutación hacia un fenómeno social de características únicas y que pueden convertir a MCM en la referencia obvia y evidente para enfrentar a Maduro

Sin embargo, la política no se hace en soledad, se hace con socios, con adversarios y con aliados alrededor. Nadie va a declarar de buen grado que el liderazgo de María Corina es indiscutible. Para ello hace falta que gane las primarias y las gane de manera tan contundente. Que quede investida de una legitimidad indiscutible no solo ante los venezolanos, sino ante todos los aliados de la democracia que tenemos en el mundo. Su liderazgo emergerá, de esa manera, como la referencia incontestable para dirigir las fuerzas democráticas en el próximo periodo.

Es con estas consideraciones como creemos que se debería leer el liderazgo que Machado está despertando en el país: se trata de la opción con más chance para derrotar al chavismo y la de una contextura ética, unida a una reciedumbre de carácter sobre la que se puede construir una transición segura.

¡Vale la pena intentarlo!

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Geopolítica y primarias, por Julio Castillo Sagarzazu
Unas primarias que se hagan y se hagan bien son una nueva oportunidad de reconstruir la confianza internacional de la oposición venezolana

 

@juliocasagar

Venezuela siempre ha tenido una gran importancia en la geopolítica mundial: su situación geográfica, sus recursos naturales, su carácter de precursora del movimiento emancipador y la formación de sus elites le confirieron siempre este estatus privilegiado. Ya el barón Humboldt da buena cuenta de ello en sus memorias, cuando se manifiesta maravillado de las bibliotecas que consiguió en Caracas y otras ciudades. Libros que, paradójicamente, transportó la Compañía Guipuzcoana y que trajeron las ideas de la Ilustración y la Independencia.

Esto fue así hasta que llegó Hugo Chávez, que convirtió esa importancia en un problema para una gran parte de las naciones democráticas del mundo. Sus alianzas extravagantes con dictadores como Saddam Hussein; sus amistades peligrosas: los pasaportes decomisados a militantes de Hizbulah, sus vínculos con los grupos irregulares colombianos; su alianza con Castro, la influencia de la chequera bolivariana y el efecto del dinero opaco en muchos países, incluidos los Estados Unidos, la deriva autoritaria y el irrespeto a los derechos humanos llegaron a ponernos en las mismas listas de parias como Corea del Norte, Nicaragua y Bielorrusia y a convertirnos en el problema internacional que somos.

Esta realidad hace que, por razones obvias, la solución de nuestra crisis política, social y económica tenga que venir de la mano de una conjunción de realidades internas con circunstancias geopolíticas que desbordan nuestras fronteras. Se trata, entonces, de un elemento muy importante a tomar en cuenta por las fuerzas democráticas venezolanas.

¿Y, qué tiene todo esto que ver las primarias?

Veamos:

Otras de las tragedias nacionales es que la oposición venezolana se dio a la tarea de deconstruir un extraordinario apoyo internacional reflejado en el soporte de las 65 democracias más importantes del mundo al gobierno interino de Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional legítima.

El golpe de gracia a este soporte lo constituyó la liquidación del gobierno interino, al que suplantaron por una institucionalidad discutible de la propia AN que, como era de esperarse, no tuvo, ni tendrá, ni una fracción de aquel apoyo internacional.

Es obvio que esto no ocurrió de la noche a la mañana. Fue todo un proceso en el cual la plataforma, supuestamente “unitaria”, se dio a la tarea de presentarse ante el mundo como un saco de gatos incapaz de ponerse de acuerdo sobre temas clave y perdiendo toda capacidad de interlocución con los aliados de la democracia en nuestro país.

Así, decenas de iniciativas se perdieron. La confianza nacional e internacional se desmanteló, los escándalos políticos y administrativos no fueron cabalmente resueltos y hoy, prácticamente hay que recomenzar casi que desde cero. Dicho de otra manera, se perdió, entre muchas otras cosas, una interlocución valida con los aliados internacionales de la lucha democrática venezolana.

De manera que las primarias, también en este terreno, se han convertido en una excelente herramienta para legitimar esa contraparte de cara a esa interlocución internacional.

No cabe duda de que quien salga electo en ese proceso ostentará, de hecho, la representatividad opositora. Y podrá, con la fuerza legitimadora de haberse escogido por los ciudadanos, ponerse al frente de cualquier eventual negociación para conquistar, primero, unas elecciones libres y luego para cobrar una victoria en el 2024.

Esta es otra de las razones para que las primarias que se han convocado se hagan y se hagan bien. Unas primarias transparentes, donde se respete la voluntad del elector, donde se resguarde su identidad y donde voten nuestros compatriotas en el exterior serán un maravilloso impulsor de la lucha democrática y una nueva oportunidad de reconstruir la confianza internacional de la oposición venezolana.

No podemos desaprovechar esta ocasión.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es