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Dictadura en Venezuela

El crepúsculo que anuncia la noche
Vivir en el exilio es quizás la condena más dolorosa para aquellos que amamos a nuestro país. Fuimos libres, y que grande fue Venezuela en libertad. Pero ¿eramos todos libres?

 

@ovierablanco

Siempre he sido un admirador de Norberto Bobbio. Su estilo ecléctico, romántico, suave entre lo normativo, jurista y filósofo, es fascinante, sabio. Italiano que, nacido en el Piamonte en 1909, vivió en Turín con su inseparable Valeria, usa la frase “el crepúsculo de la noche” en uno de sus últimos libros, De senectute. Trata de (su) vejez y de la muerte, aunque no para glorificar la primera ni trivializar la segunda –como nos alerta el chileno Agustín Squella– sino “cómo (Bobbio) considera que la vejez es el tiempo de la melancolía, el momento en que se toma mayor «conciencia de lo insatisfecho, de lo incompleto». Un período de la vida donde hay mejor «bondad en la racionalidad» y en que «los afectos cuentan más que los conceptos”.

Solo con leer esta iluminada frase de Bobbio encendí mi propia nostalgia. No me siento viejo ni tampoco a riesgo de marchar. Pero no hay que sentirlo para sufrir una hermosa, pero a la vez cargada nostalgia por los años no vividos o mal vividos en nuestra querida Venezuela. Nos sacude un sentimiento de trepidante responsabilidad por una ausencia que no es imputable a nadie más que a mí.

Hombres de pecho que aplauden la libertad

Los años te llevan de la observación activa y crítica a la contemplación reposada. Bobbio en el crepúsculo de su sabiduría, decía: «He aprendido a respetar las ideas ajenas, a detenerme en el secreto de cada conciencia, a entender antes de discutir y a discutir antes de condenar». ¡Cuánta erudición en esa sentencia!

Detenernos en el secreto de cada conciencia impide condenar a nadie. No tengo el derecho de hacerlo, al menos sin antes entender que, aun no siendo culpable, soy responsable. A partir de ahí no albergo rencor a nadie. Nunca lo he albergado…

Vivir en el exilio es quizás la condena más dolorosa para aquellos que amamos nuestro país. Fuimos libres, y qué grande es Venezuela en libertad. Pero ¿éramos todos libres? Recuerdo la primera clase de Introducción del Derecho (1982) con el padre Olaso (como invitado). Llegué tarde aquella mañana fría en la UCAB, porque venía de ser transferido de otra escuela. En el Derecho encontré mi oasis… Olaso, citando la pirámide de Kelsen, sentenció: “Solo por ofuscación o dolo puede sostenerse la posibilidad de vivir en democracia sin partidos políticos”. ¿Por qué citaba esta sentencia?, ¿qué había dicho antes? Y agregó: “¿Aquéllos que viven con el estómago vacío son realmente libres, sienten que viven en democracia?

La racionalidad, apunta Bobbio, “es un ejercicio de paciencia, una educación en la seriedad y una invitación a la claridad y al rigor». Lo que pasa es que, en la miseria, no existe serenidad, ni educación ni claridad y rigor. No existe racionalidad sino una dolorosa privación. El pobre no concientiza sino siente y padece. La libertad y la democracia son valores muy sensibles, mejor comprendidos cuando son capaces de generar prosperidad, oportunidad y afecto. “Es el fin de una historia” al decir de Fukuyama. Pero una historia (libertad y democracia) que no hemos sabido perfeccionar.

Creo en el bienestar de la democracia liberal. Pero cuidado con los «hombres sin pecho» como apuntó Nietzsche, “individuos sin ideales y enteramente desmovilizados para conseguir mayores cuotas de reconocimiento individual que les permita percibirse a sí mismos, a la vez que iguales, superiores a los demás”. ¿Quiénes son los inmovilizados?

Recuerdo de niño acompañar a papá (médico que no renunciaba a su rutina de visitar pacientes en sus casas) anclando su pecho por los más humildes. Un noble esfuerzo de movilización que recibía como recompensa el afecto de sus atendidos, con cafés, rosarios y hasta mascotas. Pero no había que ser galeno para visitar nuestros barrios, y aliviar las cargas de la ausencia, que era indiferencia…

El proceso de preindustrialización venezolano arrancó en 1945. Tiempos de apertura petrolera, voto universal y directo, desruralización y masificación educativa. Pero la igualdad de oportunidades era justificadamente difusa. No quiere decir que los líderes de la época dejaron de cumplir su rol histórico de desarrollo y progreso. Los “hombres sin pecho” fuimos aquellos que nos creímos que nuestra movilización podía ser aislada. Y de ahí al resentimiento, al desquite y al despojo hay un paso.

John Stuart Mill escribió: «Una persona con una creencia representa una fuerza social equivalente a la de noventa y nueve personas que solo se mueven por interés». Ahí surge el dilema entre liberalismo y socialismo. Aquel es acusado de egoísta colmado de individualismo y el segundo es señalado como idealista nutrido de un interés colectivo igualitario y utópico. El primero cabalga a solas. El segundo es masivo. Entonces el reto es invertir el método. Hacer masivo el liberalismo y egoísta al socialismo. Y evitaremos la ofuscación y el dolo.

El socialismo arrebata el espíritu de creer en el yo por creer en la igualdad que “garantiza el estado sin pecho”. Es crear enormes restricciones a la libertad de las personas. Inmola la libertad en nombre de la igualdad, alertó Bobbio. Pero si los liberales no salimos de nuestra sagrada superioridad en nombre de la libertad, inmolaremos la igualdad, convirtiéndonos en hombres sin pecho, sin corazón.

Del pesimismo a la luz

Bobbio sostuvo que la democracia es un proceso irreversible, no solo en América Latina, sino también en los países del este de Europa, porque, según dijo, «la historia humana tiende hacia la libertad». En el crepúsculo de su noche entendió y acobijó regias y hermosas reflexiones. Aun estamos a tiempo para regresar y rescatar el prístino, originario y humilde valor de la libertad. ¡Movilicémonos!”.

* Embajador de Venezuela en Canadá.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Laureano Márquez P. Sep 24, 2021 | Actualizado hace 1 mes
Sippenhaft criollo
El sippenhaft nazi también se practica hoy en Venezuela, tal como lo denuncia el informe de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU

 

@laureanomar

El término viene del alemán (bueno sippenhaft, porque el criollo es criollo). Aparece mencionado en el reciente informe del Consejo de Derechos Humanos de la ONU sobre las violaciones a los derechos humanos en Venezuela. Se trata de un concepto jurídico usado en la Alemania nazi según el cual la responsabilidad por los llamados «delitos contra el Estado» se extendía a los familiares del acusado, quienes eran imputados y juzgados también y, en algunas oportunidades, hasta condenados a muerte.

La brillante idea se le ocurrió a Heinrich Himmler, lugarteniente de Hitler, constructor y supervisor de los campos de exterminio, entre otras aberraciones confiadas a su cargo. Al parecer, interesado desde muy temprana edad en el ocultismo y el misticismo, intentó desde este ámbito desarrollar un discurso en apoyo a la idea de la superioridad racial aria. Inspirado en los caballeros teutones de la Alemania medieval, Himmler desarrolló toda una filosofía y hasta una teología, organizando una «Iglesia de la orden teutónica» con la que pretendía sustituir a la Iglesia católica. Entre las cosas que rescató de ese supuesto esplendor ancestral, estaba la idea de que, ante un grave delito, la costumbre teutona era condenar a todo el clan familiar del acusado apelando al principio de la «corrupción de la sangre».

Este principio se aplicó en la Unión Soviética de Stalin, en la China de Mao, en la Cuba de Castro (entre otras tiranías) y se aplica en la Venezuela de hoy. En el informe de la comisión se relatan varios casos, tanto de prisión a familiares como amenazas de asesinar a parientes si el acusado no procede y declara inculpándose, conforme a los requerimientos del organismo del Estado que lo retiene, casi siempre de manera ilegal. En la mayor parte de los casos que en el informe de la comisión se detallan, las amenazas con ocasionar daño a los familiares están presentes. También el acoso cuando estos intentan ejercer los derechos que la constitución y las leyes otorgan para la protección de los procesados.

Hay un documental en Netflix sobre la formación de las tiranías (Cómo se convirtieron en tiranos), Venezuela reúne todos los requisitos que en él se detallan desde hace un par de décadas. Personajes siniestros que no se detienen ante ninguna norma jurídica o moral someten a una nación entera a su ambición ilimitada de poder.

Video: Cómo se convirtieron en tiranos Trailer Netflix | Isaac

Se trata de una forma de dominación que deja tras de sí una estela de destrucción y muerte que acaba empeorando todos los males en contra de los cuales supuestamente insurgieron sus protagonistas. Sin duda, la Venezuela anterior al régimen chavista tenía muchas dificultades, distorsiones y vicios, pero en las últimas dos décadas todos ellos han alcanzado dimensiones que en los años anteriores a 1998 nunca alcanzamos a imaginar ni siquiera en el escenario más apocalíptico.

Para mantenerse en el poder, el mejor recurso con el que cuentan las tiranías es el miedo. Hay que asustar a la población para que no se atreva a rebelarse. Para ello no solo hay que perseguir a quien intente hacerlo, sino disuadirlo amenazando a sus familiares: padres, pareja, hijos y parientes cercanos, para que entienda que sus acciones pueden dañar incluso a sus seres queridos, sin importar si son o no partícipes de ellas. Es el sippenhaft nazi, que también se practica hoy en Venezuela tal como lo denuncia el informe de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU.

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Dos calificativos lapidarios: dictador y destructor de un país
Lo que no podrá evitar AMLO, quien pasó de autocalificarse como neutral a nuevo socio de este grupo de gobernantes impresentables, es la doble corona de tirano y aniquilador de un país enrostrada al gobernante venezolano

 

@froilanbarriosf

La VI Cumbre de la CELAC demostró que estos organismos se crearon más para el ejercicio de la retórica que para promover soluciones a los descomunales problemas que estremecen a América Latina. Ahí está la ausencia de esta instancia en el impulso de políticas de salud que ayuden a mitigar el impacto de la covid-19 en la población continental. Solo por poner de ejemplo este mal que azota a la humanidad.

Bien sabemos que la CELAC, conformada en diciembre de 2011, tenía como objetivo fundacional crear un espacio que sustituyera a la OEA; al tiempo de promover el ideario chavista y del Foro de Sao Paulo en el continente. A la vista es comprobable que luego de casi 10 años de existencia, su presencia es nula en la realidad económica y social latinoamericana. Es solo un escenario propicio para que tiranuelos y aprendices de dictadores muestren sus indeseables rostros más allá de sus fronteras, porque la justicia internacional les puso precio a sus cabezas.

Por tanto, no podía faltar la presencia de Maduro y Díaz-Canel en este evento para lograr espacio y oxígeno en un contexto global. Allí donde son rechazados por las contumaces y evidentes violaciones a los DD. HH. cometidas contra la población y contra quienes encabezan la protesta popular en Cuba, Venezuela y Nicaragua.

Las contundentes intervenciones de los presidentes Abdo Martínez de Paraguay; Guillermo Lasso, de Ecuador; y de Luis Lacalle, de Uruguay, pusieron el acento contra quienes son los enemigos de la democracia y violadores permanentes de las aspiraciones legítimas de los pueblos de vivir en libertad plena. 

El desconocimiento expreso de estos presidentes a Maduro como gobernante legítimo fue un claro señalamiento a su talante de dictador. El tufo acompañó al tiranuelo durante todo el evento, al que asistió protegido por López Obrador presidente de México, ya que cuelgan sobre su cabeza las investigaciones de la CPI por delitos de lesa humanidad. Así como la recompensa de 15 millones de dólares publicitada por la justicia de EE. UU.

Ahora bien, al calificativo de tirano que lo emparenta con los gorilas que azotaron a los pueblos de América Latina, sobre todo en el cono sur, hay que agregarle el de destructor de un país. Porque a Venezuela se le reconoció como la economía de mayor crecimiento en la región durante buena parte del siglo XX.

Con la particularidad de que en esa galería de indeseables dictadores de Sudamérica que desaparecieron a millares de personas, como lo fueron, entre otros, Castello Branco, en Brasil; Pinochet, en Chile; Bordaberry, en Uruguay; y, Videla en Argentina, no registraron los números rojos en sus economías que inobjetablemente son identificables en Venezuela. 

En definitiva, como indicara recientemente Diego Fonseca en The New York Times (20/9/2021) refiriéndose a la izquierda latinoamericana: “… No ha generado propuestas de crecimiento, solo de redistribución de la pobreza. No piensa el futuro desde el presente, vive pertrechada en un pasado rancio, encerrada en dogmas…” para justificar sus tropelías y disfrutar de la corrupción más abyecta. 

Esta cumbre demostró su objetivo único: el de confrontar la OEA en lugar de abordar el deterioro económico y social de América Latina. Al punto que, estando en la cola del desarrollo global para el próximo año 2022 e incluso hasta 2025, se ocupó de publicitar desplantes ideológicos y no de concretar políticas que inserten al continente en el desarrollo global.

En resumen, lo que no podrá evitar AMLO, quien pasó de autocalificarse como neutral a nuevo socio de este grupo de gobernantes impresentables, es la doble corona de tirano y aniquilador de un país enrostrada al gobernante venezolano, que le significa un récord abominable solo comparable a las dictaduras tribales del África. Y, en el continente, a las de Cuba y Nicaragua.

*Movimiento Laborista.

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La reunión de México ¿una negociación de espaldas al país?
Gobierno y oposición han montado en la reunión de México un tinglado de hechos cumplidos que poco le significan a la población diezmada y empobrecida

 

@froilanbarriosf

La comunicación entre adversarios políticos forma parte del savoir faire de quienes acceden o aspiren a los poderes públicos. Por tanto, el diálogo o negociación no es un escenario que deba ser criminalizado a priori, al ser preferible a desenlaces de guerras civiles que paradójicamente culminan en mesas de negociación. Quien lo dude simplemente vea la historia reciente del siglo XX plena de casos en el ámbito planetario.

En el caso de Venezuela ningún factor político gubernamental u opositor puede pretender tener exclusividad sobre el tema. Aun cuando es la población que está en el país y la diáspora quienes han sufrido las penurias, otorgándole el deber y el derecho a cada ciudadano de opinar sin temor a descalificaciones, su opinión no fue consultada sobre el contexto de la negociación.  

No se debe olvidar que ya hemos sufrido durante estos 22 años las decepciones y el desencanto de más de 10 convocatorias a diálogos, mesas, encuentros, donde todas han terminado con la burla gubernamental, la acentuación de la represión y la barbarie. Consolidándose una economía de hambre y subsistencia que ha motivado a la estampida poblacional de mayor magnitud mundial.

Uno de los presupuestos para que haya éxito entre contrarios son los niveles de representatividad o reconocimiento de la población a quienes se sientan en las conversaciones del país azteca tanto del gobierno, como de la oposición. En este escenario ambos están en deuda. Del lado de la dictadura las primarias del 8/8/2021 demostraron que su pueblo se fue a otra parte, tan solo participó un 25 % de la militancia de 8 millones del PSUV; y del lado opositor el gobierno interino, que llegara a recibir el respaldo en 2019 del 75 % de la población, hoy a duras penas rasguña un 15 %.

Esa condición obligaba el gobierno interino a conformar una delegación mixta más representativa de un país desmembrado y fracturado. Pero, por el contrario, no lo hizo. A trastiendas se sientan personajes que poco le significan a un pueblo diezmado y empobrecido. En lugar de integrar una representación conjunta con empresarios, trabajadores, Iglesia, académicos, como siempre, solo designaron a los desacreditados representantes del G4.

A simple vista se identifica un desequilibrio entre los adversarios. Uno es avezado y torcido, todos formados en la escuela del terror de connotados “maestros”: Lukashenko de Bielorrusia, Ortega de Nicaragua, Díaz-Canel de Cuba, Putin de Rusia, Xi Jin Pin de China. La delegación de la dictadura madurista conoce la debilidad del adversario, quien se empeña en ver con los ojos ilusionados del puntofijismo a su contrincante. En realidad, no saben hacerlo de otra manera.

Estos en realidad le han facilitado al régimen el desenlace de la reunión en México, al irse desmelenados en tropel a las elecciones del 21 de noviembre con el CNE oficialista. Sirven así a la estrategia de la tiranía, quien ya ofreció elecciones, siendo estas un adelanto para luego reafirmar las presidenciales del 2024. 

De esta manera pretenderán desmontar los argumentos de la comunidad internacional democrática con el tema de las elecciones libres, quien se ha mantenido firme en respaldo a las aspiraciones del pueblo venezolano ante las tropelías de la dictadura. Y ahora con más fuerza ante las acusaciones a la dictadura madurista como genocida por parte de la Corte Penal Internacional.

El desaguisado de la reunión de México lo ejemplifica la Agenda de siete puntos publicada por el diario El Universal, de México. Así, de la lista de condiciones, 6 puntos son derechos políticos tratados en forma genérica, cuando su contenido debió partir, en primer lugar, de acordar como urgente la vacunación para toda la población, puesto que en Venezuela solo se ha vacunado a un 8 % de la población, el último registro del continente. La segunda prioridad debió ser la libertad plena de todos los presos políticos; en tercer lugar, la entrada masiva de ayuda humanitaria, ante la hambruna que se expande al territorio nacional; como cuarta prioridad sería la libertad de expresión plena y  el cese a la persecución a los medios de comunicación; en quinto lugar, la reconstrucción de la economía nacional. Y posteriormente la convocatoria a elecciones y renovación de todos los poderes públicos

Lamentablemente ambos sectores han montado un tinglado de hechos cumplidos que poco le significan a la población diezmada y empobrecida. Esa misma que, según las encuestas, poco espera de una mesa de negociación distanciada de las aspiraciones democráticas y de vida digna del pueblo venezolano. Es lamentable que ambos factores no tomen en cuenta el terrible daño que se le ha hecho al país a lo largo del siglo XXI.  

*Movimiento Laborista.

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Laureano Márquez P. Ago 03, 2021 | Actualizado hace 1 mes
Venezuela va al psicólogo
Me fui con ese nuevo caudillo militar, pero fue peor el remedio que la enfermedad, los países no tienen fondo. Él vino ofreciéndome más democracia y acabó con ella

 

@laureanomar

–Cuéntame, ¿qué te trae por aquí? –inicio el terapeuta.

–Uff, ¿por dónde comienzo? Bueno, lo primero que me gustaría decir es que mi vida está llena de contradicciones: lo tengo todo para ser feliz, pero estoy deprimida, triste, ansiosa. Tengo tierras fértiles para agricultura y ganadería, pero no hay ganado ni agricultura; tengo las reservas petroleras más grandes del planeta, pero vivo sin combustible; represas hidroeléctricas increíbles, pero no hay electricidad; tengo lugares espectaculares para el turismo, pero no viene ni un alma.

–¿Y por qué crees que te sucede todo eso que me cuentas?

–No lo sé. Creo que todo es producto de muchos desórdenes que se han acumulado a lo largo de años.

–Háblame un poco de tu infancia.

–Bueno los primeros 300 años los pase con mi madre, España.

–¿Cómo fue tu relación con ella?

–Una relación complicada de amor y odio. De ella heredé muchas cosas, algunas buenas, otras malas. Mi cultura, mi lengua, mi administración, mis instituciones, pero también recibí maltratos que me impedían desarrollarme con libertad, su providencialismo, su improvisación, su individualismo y su astucia, que yo transformé en viveza criolla. Por eso decidí separarme de ella y me fui a vivir independiente.

–¿Y te fue mejor cuando te separaste de tu mamá?

–Bueno, las cosas no sucedieron como las había soñado. Fue una separación traumática, violenta. Me casé con los militares para librarme de ella, pero después ya no era mi mamá, sino los militares los que me maltrataban y no había forma ni manera de sacármelos de encima. A cuenta de que yo no estaba preparada para ser libre, hicieron conmigo lo que quisieron. Cada vez que aparecía un caudillo, yo volvía a tener nuevas esperanzas, pero que va.

–¿No te fue bien con ninguno?

–Bueno, con alguno que otro mejoré un poco. Es verdad que poco a poco fui cambiando. Algunas cosas marcharon mejor, pero eso no justifica. Hasta que un día, cansada de tanto maltrato, me dije: “no aguanto más, aquí hay que poner orden y leyes”.

–¿Y eso cuándo fue?

–En 1958. Logré librarme de los militares y me dejé llevar por gente civil, algunos estudiantes, otros doctores. Gente que me conocía bien y quería para mí un destino mejor. Y lo tuve: mejoró mi sanidad, mi cultura, mi nivel de vida. Me volví moderna, me adueñé de mis riquezas, eduqué a mi gente, tuve nuevas ciudades, represas, siderúrgicas, líneas aéreas y mucha gente que venía de todos partes a vivir conmigo a progresar conmigo. Yo avancé y tuve un florecimiento como nunca en la historia.

–¿Y qué pasó entonces?

–Pues la relación se fue deteriorando, yo me fui cansando. Muchas cosas ya no funcionaban bien. Hubo falta de equidad, de justicia. Una mezcla de muchas cosas motivo ese cansancio: corrupción, irrespeto a las leyes, abusos, mala administración.

–Aja, ¿y qué hiciste?

–Bueno, tonta de mí, apareció un nuevo caudillo militar, de esos con los que tantos malos ratos había pasado, pero pensé que este era distinto: hablaba bonito, parecía tener buenas intenciones, preocupación por los más pobres y sin pensarlo dos veces, como pensé que estábamos tocando fondo, me fui con él.

–¿Qué tal te fue?

–Como decimos en criollo, fue peor el remedio que la enfermedad, los países no tienen fondo. Él vino ofreciéndome más democracia y acabó con ella.

TALITA CUMI

TALITA CUMI

Aseguró que traería justicia y la sometió a sus caprichos. Dijo que habría libertad progreso y honestidad y terminamos presos, arruinados y siendo una de las naciones corruptas del mundo. Bueno y aquí estoy, atrapada sin saber cómo librarme de esta situación. He acudido a varios especialistas, pero la verdad ninguna terapia me funciona. ¿Qué hago?

El psicólogo miró el reloj y dijo:

–Bueno, por hoy es suficiente, ya se nos terminó el tiempo. Seguimos en una próxima sesión.

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Carlos Nieto Palma Abr 30, 2021 | Actualizado hace 1 mes
¿Prohibida la solidaridad?

@cnietopalma

Con el “Registro Unificado de Sujetos Obligados ante la Oficina Nacional contra la Delincuencia Organizada y Financiamiento al Terrorismo”, asentado en la Providencia Administrativa 001-2021, el régimen de Nicolás Maduro creó un arma jurídica contra las ONG. Forjó la misma a través del Ministerio del Poder Popular para Relaciones Interiores, Justicia y Paz, y fue publicada en la Gaceta Oficial N° 42.098, del 30 de marzo de 2021. La misma apunta a todas las personas naturales o jurídicas de carácter no financiero, las cuales deben inscribirse en un registro antes del 1 de mayo de 2021. Y subraya la participación de las organizaciones no gubernamentales (ONG), cuyo trabajo debe ser vigilado y supervisado.

Esta persecución oficial a las ONG no es nueva. Desde hace varios años se mantiene la amenaza de crear una “Ley de Cooperación Internacional”, con el fin de controlar los fondos que recibimos las organizaciones para hacer nuestro trabajo.

Las organizaciones no gubernamentales somos del desagrado absoluto de la dictadura porque, en nuestros diversos pronunciamientos, informes o declaraciones, mostramos al mundo la realidad que se vive en Venezuela. Sin filtros, mi maquillaje alguno. Es claro que esto le desagrada al régimen y ahora, con esta Providencia Administrativa, pretende controlar y vigilar de cerca lo que hacemos. Pudiendo, en determinados casos, calificarnos de terroristas.

Entre los detalles que establece esta nueva normativa persecutoria es que entreguemos en detalle los beneficiarios de nuestro trabajo, convirtiéndonos en una especie de los existentes “patriotas cooperantes”. Estos son sapos o informantes aliados a la dictadura que se encargan de vigilar y delatar lo que determinadas personas incómodas al régimen hacen en su vida cotidiana.

Con este control que se nos pretende aplicar, buscan vigilar nuestro trabajo, que generalmente se basa en ser solidarios con la gente que nos necesita y ayudar a los demás, sobre todo en estos momentos de emergencia humanitaria compleja que vivimos los venezolanos.

En días pasados, más de 700 organizaciones de la sociedad civil venezolana suscribimos un documento en donde, entre varias cosas, establecemos que “la providencia coloca en grave amenaza a todas las personas que se encuentran bajo el deber de amparo provisto por las organizaciones de la sociedad civil y el cual sería vulnerado con la aplicación de esta medida».

«Se obliga a revelar información personal que puede poner en peligro sus vidas, integridad, seguridad, libertad y subsistencia en el actual contexto venezolano, violando sus derechos a la protección, la asistencia, la confidencialidad y la privacidad. Las organizaciones estamos comprometidas a resguardar tales derechos en cualquier circunstancia, incluyendo evitar riesgos de delación, estigmatización y abusos de discriminación o privación de acceso a bienes y servicios esenciales, como ha venido ocurriendo durante los últimos años”.

En el caso de Una Ventana a la Libertad, organización de la cual soy su fundador y actual coordinador general, desde hace ya 23 años trabajamos en la defensa y promoción de los hombres y mujeres privadas de libertad. Les damos asesoría jurídica, denunciamos las constantes violaciones a los derechos humanos sufridas por este grupo vulnerable y marginado de la sociedad; apoyamos a sus familiares y últimamente, junto con la organización Proyecto Once Trece, damos atención médica a grupos de reclusos de Caracas, Miranda, Vargas, Nueva Esparta y Zulia.

¿Puede este trabajo de ayuda al prójimo, y solidaridad con los más necesitados, considerarse un acto de terrorismo? Tal parece que para el régimen dictatorial de Venezuela sí. Además de las muchas cosas que nos ha prohibido, ahora también pretende prohibirnos la solidaridad.

Instagram: @carlos_nieto_palma

cnietopalma@gmail.com

La sociedad civil en la mira

La sociedad civil en la mira

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La comunidad internacional no es una... ¿qué esperar de ella?

@ArmandoMartini

La comunidad internacional no es una ni para siempre. Hace décadas la comunidad internacional veía incrédula, sin preocupación ni asombro, el progreso de Hitler y el desarrollo del nefasto nacional-socialismo. Y cómo se armaba cada día más Alemania. Aun así, fue incapaz de actuar para frenar la cruel barbarie que el nazismo desató en Europa. Solo supieron burlarse de la ingenuidad negociadora y pendeja de Arthur Neville Chamberlain, primer ministro británico, cuando las tropas alemanas invadían y se adueñaban de la expuesta pero valerosa Polonia, cuando enfrentaban tanques contra caballería valiente a carne viva.

La sociedad de sociedades, o macrosociedad, en cuyo seno surgen y se desenvuelven grupos humanos, desde la familia hasta organizaciones intergubernamentales, pasando por los Estados, abandonó a Inglaterra; la dejo sola, hostigada y bombardeada hasta que Estados Unidos despertó atacada en Pearl Harbor, cuando militares y políticos japoneses partidarios de la alianza con la Alemania nazi y la Italia fascista consiguieron derribar al primer ministro Mitsumasa Yonai, enterándose de que, les gustase o no, estaban en guerra. Millones de europeos, soviéticos y estadounidenses murieron, muchos en cumplimiento de órdenes desatinadas de jefes remotos, hasta que der Füher clausuró el conflicto suicidándose.

Años después, con excepciones, la comunidad internacional desatendió conflictos en Corea y Vietnam para presenciarlos de lejos, quejosos y críticos. Dos guerras crearon cuatro países, el sur guiado por imposiciones democráticas; el norte atado por órdenes y percepciones comunistas. Al final, Vietnam decidió que seguirían siendo comunista al estilo de Ho Chi Min para luego, en lenta transformación, culminar hoy entre China y Estados Unidos.

Desde entonces la colectividad internacional acomplejada observa, discute y nada o poco interviene. En el conflicto árabe-israelí, iraníes contra británicos y egipcios, iraquíes versus iraníes, un más o menos un todos contra todos, correteando entre occidente y rusos; sirios contra sirios, libios contra libios, egipcios y libaneses dependiendo de por dónde vayan las cosas. Se ha visto con estupor y alivio el derrumbe de la Unión Soviética, el rumbo de Rusia al desorden y la parsimoniosa recuperación convertida en dictadura, bajo el disfraz democrático y no tan libre de Vladimir Putin.

Ahora la comunidad internacional lleva años presenciando timorata, opinando confundida, meditando retraída, desde sus conveniencias, la ignominia, perversión y afrenta venezolana.

Aquí  donde el castrismo demuestra una vez más su experiencia y sapiencia de cómo vivir de los demás. De ser chulos, pero incapaces de dar felicidad.

Han manifestado reiteradamente que Venezuela padece miseria, hambre, presidida por un dictador violador de los Derechos Humanos, declarando contrariedad y pidiendo pronta retirada. No pierden de vista, inquietos y preocupados por la avalancha migratoria, y el renacimiento tímido de la izquierda socialista-comunista en la región, los desplantes de Bolsonaro y la libertad carcelaria del corrupto Lula.

Amenazas del derrotado correísmo en Ecuador, la debilidad en la definición peruana, los peligrosos aspavientos con posibilidades del prochavista Petro en Colombia, y el chantaje violento del Foro de Sao Paulo, Grupo de Puebla.

Pero no son sus únicas angustias, tienen otras más cercanas. La dificultad venezolana se alarga con humillación indolente, sin sentido ni soluciones; la comunidad internacional perezosa tiene paciencia pero no es infinita. Dependiendo del tipo de acuerdo, los miembros pueden recibir ayuda económica, militar y civil en tiempos de crisis o agresiones externas. Los países, ya se sabe, tienen intereses, no amores. Poco espacio va quedando, el tiempo es inclemente.

Para la comunidad internacional, floja y holgazana, más que desórdenes e incomprensiones latinoamericanas los beneficios y ventajas de los países que la integran es lo que importa.

Para taparse las narices y llegar a acuerdos, los pañuelos sobran.

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Derechos humanos e hipocresía roja

Gráfica: captura de pantalla del documental La república que tortura, de TalCual. Ilustración de @WEIL_caricatura

Los rojos criollos y de otros lares son tradicionalmente hipócritas. Se rasgan las vestiduras, con razón, cuando las víctimas son de extrema izquierda, pero se hacen los desentendidos cuando no afecta a los suyos. El caso más emblemático más allá de nuestras fronteras es el del Ché Guevara, el gran asesino convertido en héroe. En Venezuela, los hermanos Rodríguez y José Vicente Rangel se llevan la palma; denunciaron y protestaron justificadamente las violaciones a los derechos humanos en nuestro período democrático, pero son alcahuetas de las ocurridas en los gobiernos de Chávez-Maduro.

Tenemos que estar claros, tan grave es la violación de los derechos a un guerrillero terrorista o a un secuestrador, como a un ciudadano que protesta pacíficamente. Sin embargo, los familiares de los torturados y asesinados en los Teatros de Operaciones (TO), en la época de la insurrección armada de la extrema izquierda, hoy guardan un silencio hipócrita ante los numerosos atropellos del régimen.

Cierto que en la época democrática fueron enjuiciados y condenados los torturadores y asesinos de Jorge Rodríguez y de Alberto Lovera, pero numerosos casos ocurridos en los TO quedaron impunes.

Hoy, todos los atropellos quedan sin averiguación y cuando imputan o sentencian a alguno, al poco tiempo son condecorados, sobreseídos, indultados o puestos en libertad con cualquier excusa.

En el período de Hugo Chávez son emblemáticos los asesinatos de Maritza Ron, Evangelina Carrizo, José Manuel Vilas, Antonio López Castillo y Juan Carlos Sánchez. Además, los 19 asesinados durante la confrontación que propició el 11 de abril del 2002 y los 14 asesinados en las protestas del 2004.

Desde el 2014 al 2020, ocurrieron 265 asesinatos en manifestaciones en varios estados de Venezuela. La ONG Justicia, Encuentro y Perdón, fundada por la señora Rosa Orozco, madre de la joven Geraldin Moreno Orozco, asesinada en el 2014 en Naguanagua, y cuya coordinadora es Martha Tineo, desempeña una valiente labor al publicar los nombres de los asesinados. En las protestas del 2014-2015 fueron asesinados 43 ciudadanos, cuatro de ellas mujeres. Entre el 2017 y 2018 los asesinatos montaron a 160, de los cuales seis eran mujeres. En 2019-2020, fueron 62, de ellos una mujer. En los hechos estuvieron involucrados funcionarios de la Guardia Nacional, Policía Nacional Bolivariana, Sebin y CICPC.

Además, el régimen se vale de grupos de civiles armados denominados Círculos Bolivarianos o colectivos, que son grupos paramilitares armados financiados por el gobierno. 

Adicionalmente, es necesario agregar el asesinato de Fernando Albán en el 2018, quien estaba preso, y el de Oscar Pérez y seis compañeros, acribillados cuando públicamente se habían rendido. La tortura y asesinato del capitán de corbeta Rafael Acosta Arévalo en el 2019. Así como los ocho ciudadanos acribillados cuando desembarcaban en el litoral central en la llamada Operación Gedeón, que fácilmente los hubieran capturado vivos. Tampoco pueden dejarse de lado los 4231 ciudadanos abatidos el año pasado en “supuestos” enfrentamientos de policías con supuestos o reales delincuentes, en los barrios pobres de nuestras ciudades, denunciado por el Observatorio Venezolano de Violencia.

Los presuntos violadores a los derechos humanos son numerosos. Como nadie es culpable hasta que se demuestre, solo señalamos que deben investigarse todos los que han estado al frente de los organismos del Estado encargados del orden público.

Cabe mencionar que el general Manuel Cristopher Figuera, quien fue director del Sebin (Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional ) declaró que “Maduro ordenó torturas y detenciones arbitrarias”. Entre otros, han sido mencionados los comandantes de la Guardia Nacional, generales Néstor Reverol y Fabio Zavarce Pabón. En el Sebin, el general Gustavo González López. En la Dirección General de Contrainteligencia Militar, el general Iván Hernández Dala. En la Policía Nacional Bolivariana, Elio Ramón Estrada, Carlos Pérez Ampueda y Manuel Pérez Urdaneta. En el FAES (Fuerza de Acciones Especiales), Rafael Bastardo y José Miguel Domínguez. Estos ciudadanos deben investigarse y, caso de encontrarse indicios de responsabilidad, llevarse a los tribunales.

Nicolás Maduro y el general Padrino López tienen que responder por las acciones de sus subalternos. Los fiscales y jueces que participaron en las investigaciones y juicios deben comparecer ante la justicia para determinar si pecaron por acción u omisión. Varias organizaciones de derechos humanos han adelantado el trabajo, así como los informes de la doctora Bachelet y de la Misión Independiente de la ONU.

Las cifras citadas evidencian que muchos venezolanos perdieron la vida en la lucha en contra de la dictadura de Chávez-Maduro. Si agregamos la gran cantidad de heridos, de presos políticos y de exiliados, no queda duda de que nuestra sociedad no se ha doblegado. También hay que reconocer la extraordinaria valentía de nuestros comunicadores sociales que a diario divulgan los atropellos del régimen. Nuestros dirigentes son criticados, a veces con razón y otras sin ella, sin tomar en cuenta que muchos han sido atropellados, corren riesgos y no son remunerados.

Estos dirigentes deben tomar conciencia de que un importante porcentaje de ciudadanos que repudia a Maduro, no se identifica con ellos, sino con la unidad.

Por ello deben dar muestras de mayor consistencia, conformar una verdadera unidad, dejar de lado el tuiteo y dilucidar las diferencias internamente.

Como (había) en botica

Al coronel Johnny Mejías Laya, preso en la Digcim, está orinando sangre porque le tienen retenida desde hace varios días la medicina que le llevó su esposa.

Se desconoce el paradero del teniente Franklin Caldera Martínez, quien aparentemente fue secuestrado por el ELN en Colombia y entregado a funcionarios de la Dgcim.

Lamentamos los fallecimientos de Arecio Romero y de Ana Julia Ayala de Bonadona, compañeros de Gente del Petróleo y de Unapetrol.

¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

eddiearamirez@hotmail.com   

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