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Opinión

Carlos Nieto Palma Abr 30, 2021 | Actualizado hace 1 mes
¿Prohibida la solidaridad?

@cnietopalma

Con el “Registro Unificado de Sujetos Obligados ante la Oficina Nacional contra la Delincuencia Organizada y Financiamiento al Terrorismo”, asentado en la Providencia Administrativa 001-2021, el régimen de Nicolás Maduro creó un arma jurídica contra las ONG. Forjó la misma a través del Ministerio del Poder Popular para Relaciones Interiores, Justicia y Paz, y fue publicada en la Gaceta Oficial N° 42.098, del 30 de marzo de 2021. La misma apunta a todas las personas naturales o jurídicas de carácter no financiero, las cuales deben inscribirse en un registro antes del 1 de mayo de 2021. Y subraya la participación de las organizaciones no gubernamentales (ONG), cuyo trabajo debe ser vigilado y supervisado.

Esta persecución oficial a las ONG no es nueva. Desde hace varios años se mantiene la amenaza de crear una “Ley de Cooperación Internacional”, con el fin de controlar los fondos que recibimos las organizaciones para hacer nuestro trabajo.

Las organizaciones no gubernamentales somos del desagrado absoluto de la dictadura porque, en nuestros diversos pronunciamientos, informes o declaraciones, mostramos al mundo la realidad que se vive en Venezuela. Sin filtros, mi maquillaje alguno. Es claro que esto le desagrada al régimen y ahora, con esta Providencia Administrativa, pretende controlar y vigilar de cerca lo que hacemos. Pudiendo, en determinados casos, calificarnos de terroristas.

Entre los detalles que establece esta nueva normativa persecutoria es que entreguemos en detalle los beneficiarios de nuestro trabajo, convirtiéndonos en una especie de los existentes “patriotas cooperantes”. Estos son sapos o informantes aliados a la dictadura que se encargan de vigilar y delatar lo que determinadas personas incómodas al régimen hacen en su vida cotidiana.

Con este control que se nos pretende aplicar, buscan vigilar nuestro trabajo, que generalmente se basa en ser solidarios con la gente que nos necesita y ayudar a los demás, sobre todo en estos momentos de emergencia humanitaria compleja que vivimos los venezolanos.

En días pasados, más de 700 organizaciones de la sociedad civil venezolana suscribimos un documento en donde, entre varias cosas, establecemos que “la providencia coloca en grave amenaza a todas las personas que se encuentran bajo el deber de amparo provisto por las organizaciones de la sociedad civil y el cual sería vulnerado con la aplicación de esta medida».

«Se obliga a revelar información personal que puede poner en peligro sus vidas, integridad, seguridad, libertad y subsistencia en el actual contexto venezolano, violando sus derechos a la protección, la asistencia, la confidencialidad y la privacidad. Las organizaciones estamos comprometidas a resguardar tales derechos en cualquier circunstancia, incluyendo evitar riesgos de delación, estigmatización y abusos de discriminación o privación de acceso a bienes y servicios esenciales, como ha venido ocurriendo durante los últimos años”.

En el caso de Una Ventana a la Libertad, organización de la cual soy su fundador y actual coordinador general, desde hace ya 23 años trabajamos en la defensa y promoción de los hombres y mujeres privadas de libertad. Les damos asesoría jurídica, denunciamos las constantes violaciones a los derechos humanos sufridas por este grupo vulnerable y marginado de la sociedad; apoyamos a sus familiares y últimamente, junto con la organización Proyecto Once Trece, damos atención médica a grupos de reclusos de Caracas, Miranda, Vargas, Nueva Esparta y Zulia.

¿Puede este trabajo de ayuda al prójimo, y solidaridad con los más necesitados, considerarse un acto de terrorismo? Tal parece que para el régimen dictatorial de Venezuela sí. Además de las muchas cosas que nos ha prohibido, ahora también pretende prohibirnos la solidaridad.

Instagram: @carlos_nieto_palma

cnietopalma@gmail.com

La sociedad civil en la mira

La sociedad civil en la mira

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Reuben Morales Abr 29, 2021 | Actualizado hace 1 mes
Conversaciones después de los 40

@ReubenMoralesYa

Este año cumplí 40 y me di cuenta de algo. Mantener una conversa con amigos en esta etapa de la vida es muy parecido a viajar en una buseta y escuchar: “¡Una gente linda que me dé los buenos días!… ¿Buenos días?… Hoy les traigo unos ricos y suculentos caramelos…”. En pocas palabras, ya sabes cómo termina la charla.

Así pasa en las conversas a partir de esta edad. Te encuentras con un amigo al cual tienes tiempo sin ver, se ponen al día con las últimas novedades y tu amigo pasa a contarte una anécdota. La cuestión es que esa anécdota ya te la ha contado mil veces y no lo recuerda. Igual se lanza a echártela: “Como la vez que acampé en la playa y se nos apareció un platillo volador…”. Tú lo escuchas mientras piensas: “Ahí va con el cuento que me ha echado mil veces, ¿será que lo interrumpo y le digo? Mejor no, qué pena”. Y para no cortarle la nota, empiezas a actuar interesado, poniendo caras de asombro, como si jamás hubieses oído el cuento.

Termina de echar su historia y entonces te toca contar la tuya. No sabes si quizás ya se la hayas contado, aunque para mantener el disimulo, sigues adelante sin saber si tu amigo te está jugando la misma carta de fingir demencia. Entonces terminas la anécdota y, en honor a la confianza que hay entre ustedes, te sinceras y le dices: “Ya te conté esto, ¿verdad?”. Y entonces tu amigo te dice: “Es como la cuarta vez que me echas el cuento”.

De ahí en adelante, la conversa avanza como si entre los dos leyeran un menú:

– Es como el cuento de la vez que llegué al aeropuerto y se me había quedado el pasaporte.

– Ah, sí… me acuerdo. O como la vez que un primo nos invitó a comer en un hotel y puso toda la cuenta a nombre de unos huéspedes de una habitación.

– ¡Ja, ja!… ¡Sí, que tú mamá luego los castigó! O como el cuento de Queso Amarillo, ¿te acuerdas?

– ¿Cómo olvidar al ilustre Queso Amarillo?

Otra variante de lo anterior ocurre también cuando padres y tíos llegan a una reunión y comienzan a echar su repertorio de cuentos estrella: “¿No se saben el cuento del Fantasma How are you?”. En ese momento, quienes ya han escuchado el cuento mil veces aprovechan para ir al baño, buscar otra bebida o integrarse a otro grupo de la fiesta. Aunque secretamente se ven entre ellos volteando los ojos para arriba. Clave familiar ultrasecreta para indicar “Oootra vez los cuentos de mi papá”.

No obstante, hacemos una advertencia importante para todo aquel mayor de cuarenta que desee contar una anécdota de su pasado: no lo haga frente a veinteañeros. Cada una de sus “proezas” será tan valorada como un celular sin batería y además deberá terminarla diciendo: “Pero entiendan que hacer eso en mi época era todo un escándalo”.

Por ello, toda persona mayor de cuarenta debe ponerse la difícil misión de siempre vivir experiencias para así tener cuentos nuevos. Si usted es de derecha, métase en una marcha de izquierda. Si es vegetariano, vaya a comer carne. Y si es venezolano, como yo, no haga nada. Ya con emigrar o seguir en Venezuela tiene mucho para contar. Confíe en mí y ponga estos consejos en práctica. Si no, le terminará pasando como cuando uno viaja en una buseta y escucha a ese vendedor que se monta diciendo: “¡Una gente linda que me dé los buenos días!”. ¿Nunca les ha pasado?… ¿O ya usé ese ejemplo?

“Se te cayó la cédula”

“Se te cayó la cédula”

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Desde el jardín, en memoria de Chris Baasch

A Chris Baasch

@juliocasagar

Jerzy Kozinsky, sabía de lo que hablaba cuando escribió DESDE EL JARDÍN, su maravillosa novela. Míster Chance, un adorable y pretendidamente distraído personaje, terminó pasando por sabio porque las respuestas sencillas y cándidas que daba a cada pregunta sobre temas complejos y escabrosos, tenían todas que ver con su única experiencia de vida: era jardinero.

Y es que un jardín es, ciertamente, un crisol de todas las sabidurías del mundo. Solo que, como El Principito nos enseña, hay que verlos, más allá de nuestros ojos, es decir, con el corazón.

Los que tenemos la fortuna de tener un jardín, lo entendemos mejor, aunque basta tener un pequeño huerto, algunas macetas con plantas vivas, para saberlo también.

La pandemia ha abierto estos horizontes a dimensiones desconocidas. Ahora tienes más tiempo para caminar entre tus plantas; puedes verlas crecer, desarrollarse, enfermarse y a veces hasta morir. Ahora puedes descubrir que eres capaz de recordar cada brote, cada flor nueva. Te contentas del esfuerzo de la lechosa por sobrevivir, de la gratitud de la guanábana en ofrecerte su regalo; te sorprende la tacañería del caimito y la fragancia del jazmín y los azahares de los naranjos. Te haces igualmente amigo de los pájaros que pueblan tus árboles, aprendes a identificarlos y vuelves a dejarte hipnotizar con el canto de soprano de las paraulatas y a asombrarte de que entiendes lo que dice el cristofué. El tucusito te sigue maravillando con su energía y vuelo peculiar, terminas aceptando a la reinita que te roba tallitos para sus nidos y también y de buen grado el estruendo anarquizado de los loros reales y los pericos que te previenen que la tarde está cayendo.

El gringo Chris, el mejor venezolano

Un jardín es igualmente un maravilloso escenario de entendimiento y de dialogo. Es un tema de conversación con tu pareja, con tu vecino. Quien tiene un jardín es capaz de entender que el viandante pase y se lleve una estaca para sembrarla en su casa: no hay un vecino que te niegue un retoño y todos vemos con sana envidia los éxitos de los otros patios. Qué contundente razón la de Kozynski, que se aventuró a crear un personaje cuya única sabiduría era que había desentrañado los misterios de un jardín, para postularlo como resolvedor de los entuertos de los hombres y las ramas torcidas del mundo.

Ahora bien, si tener un jardín es un privilegio extraordinario, lo es aún más haber tenido un amigo y un vecino como Chris Baasch.

¿Quién era Chris? Un musiú, un gringo jardinero que quería más a Venezuela que muchos de nosotros. Un ser humano extraordinario que jamás quiso irse y que sembró miles de jardines con sus propias manos no solo en muchos terrenos, sino en muchos espíritus de quienes le conocimos.

Chris era mi vecino, vivía a unos cuantos metros de la casa en una parcela a la vera del río que nos surte de agua a todos desde hace más de 40 años. Su jardín nos cautivó siempre a todos. Mis nietos se sentían exploradores de tierras desconocidas en él y, cada vez que llegaban, había que programarles una visita a remontar las piedras de la quebrada y a escuchar de su parte las respuestas de jardinero sobre cada curiosidad de las plantas.

Aplauso póstumo para Chris

Hace unas horas, todos lo perdimos. Mientras colaba el café, el que me tomaba siempre viendo mi montaña mágica y en medio de las plantas amigas (muchas de las cuales fueron su regalo), tuve el reflejo de abrir el teléfono y revisar los mensajes. En ese instante se me heló la sangre. Los vecinos informaban que a eso de las dos de la mañana se escucharon unos gritos y a los perros ladrar. Como siempre, uno de ellos llamó a la policía. No pudieron venir, “no tenían gasolina”. Llegaron a las dos horas, cuando consiguieron dos litros para la patrulla, solo para encontrarlo sin vida.

Corrí a su casa, ya decenas de vecinos se arremolinaban. Esperamos por horas la llegada del CICPC y debimos agenciar otros litros de gasolina para los que habían llegado. No hubo furgoneta y al amigo debieron llevarlo en el cajón de su propia camioneta. Aquella camioneta inconfundible, llenas de plantas y abono en las que, tantas veces, mis hijas y las suyas fueron o regresaron del colegio, pues compartimos por años el transporte escolar.

Espontáneamente, mientas su cuerpo pasaba en medio de sus vecinos, le aplaudimos, como se aplaude a la gente buena.

Allí se iba nuestro amigo, el gringo que logró el milagro de resolvernos el problema del agua consensuando con todas las comunidades con las que compartimos la fuente; el organizador de las parranditas en Navidad; el artífice de los sancochos paras fraternizar con la gente de los barrios, el pueblo de La Entrada y las urbanizaciones; el guardabosque de nuestra montaña mágica; el ciudadano que pateó incansablemente kilómetros de asfalto defendiendo nuestra democracia. El mejor de todos nosotros. Sin duda alguna.

La siembra de la Venezuela buena

Mientras escribimos estas líneas, las autoridades anuncian haber capturado al asesino. Ojalá se haga justicia. Aunque en realidad solo habrán capturado al dueño de las manos que le quitaron la vida, lo que los jueces llamaran el “autor material”. En realidad a Chris se lo llevó una sociedad enferma que se ha acostumbrado a odiar y a desarraigar.

Nuestro mejor homenaje, querido amigo, será seguir sembrando. No solo esas plantas en las que sabemos estarás en espíritu, sino también sembrando tu incansable voluntad de unirnos y de conquistar una mejor Venezuela, esa que amaste tanto y cuya tierra te cubrirá en horas.

Y por favor, síguenos cuidándonos DESDE EL JARDÍN, donde ahora te encuentras.

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La comunidad internacional no es una... ¿qué esperar de ella?

@ArmandoMartini

La comunidad internacional no es una ni para siempre. Hace décadas la comunidad internacional veía incrédula, sin preocupación ni asombro, el progreso de Hitler y el desarrollo del nefasto nacional-socialismo. Y cómo se armaba cada día más Alemania. Aun así, fue incapaz de actuar para frenar la cruel barbarie que el nazismo desató en Europa. Solo supieron burlarse de la ingenuidad negociadora y pendeja de Arthur Neville Chamberlain, primer ministro británico, cuando las tropas alemanas invadían y se adueñaban de la expuesta pero valerosa Polonia, cuando enfrentaban tanques contra caballería valiente a carne viva.

La sociedad de sociedades, o macrosociedad, en cuyo seno surgen y se desenvuelven grupos humanos, desde la familia hasta organizaciones intergubernamentales, pasando por los Estados, abandonó a Inglaterra; la dejo sola, hostigada y bombardeada hasta que Estados Unidos despertó atacada en Pearl Harbor, cuando militares y políticos japoneses partidarios de la alianza con la Alemania nazi y la Italia fascista consiguieron derribar al primer ministro Mitsumasa Yonai, enterándose de que, les gustase o no, estaban en guerra. Millones de europeos, soviéticos y estadounidenses murieron, muchos en cumplimiento de órdenes desatinadas de jefes remotos, hasta que der Füher clausuró el conflicto suicidándose.

Años después, con excepciones, la comunidad internacional desatendió conflictos en Corea y Vietnam para presenciarlos de lejos, quejosos y críticos. Dos guerras crearon cuatro países, el sur guiado por imposiciones democráticas; el norte atado por órdenes y percepciones comunistas. Al final, Vietnam decidió que seguirían siendo comunista al estilo de Ho Chi Min para luego, en lenta transformación, culminar hoy entre China y Estados Unidos.

Desde entonces la colectividad internacional acomplejada observa, discute y nada o poco interviene. En el conflicto árabe-israelí, iraníes contra británicos y egipcios, iraquíes versus iraníes, un más o menos un todos contra todos, correteando entre occidente y rusos; sirios contra sirios, libios contra libios, egipcios y libaneses dependiendo de por dónde vayan las cosas. Se ha visto con estupor y alivio el derrumbe de la Unión Soviética, el rumbo de Rusia al desorden y la parsimoniosa recuperación convertida en dictadura, bajo el disfraz democrático y no tan libre de Vladimir Putin.

Ahora la comunidad internacional lleva años presenciando timorata, opinando confundida, meditando retraída, desde sus conveniencias, la ignominia, perversión y afrenta venezolana.

Aquí  donde el castrismo demuestra una vez más su experiencia y sapiencia de cómo vivir de los demás. De ser chulos, pero incapaces de dar felicidad.

Han manifestado reiteradamente que Venezuela padece miseria, hambre, presidida por un dictador violador de los Derechos Humanos, declarando contrariedad y pidiendo pronta retirada. No pierden de vista, inquietos y preocupados por la avalancha migratoria, y el renacimiento tímido de la izquierda socialista-comunista en la región, los desplantes de Bolsonaro y la libertad carcelaria del corrupto Lula.

Amenazas del derrotado correísmo en Ecuador, la debilidad en la definición peruana, los peligrosos aspavientos con posibilidades del prochavista Petro en Colombia, y el chantaje violento del Foro de Sao Paulo, Grupo de Puebla.

Pero no son sus únicas angustias, tienen otras más cercanas. La dificultad venezolana se alarga con humillación indolente, sin sentido ni soluciones; la comunidad internacional perezosa tiene paciencia pero no es infinita. Dependiendo del tipo de acuerdo, los miembros pueden recibir ayuda económica, militar y civil en tiempos de crisis o agresiones externas. Los países, ya se sabe, tienen intereses, no amores. Poco espacio va quedando, el tiempo es inclemente.

Para la comunidad internacional, floja y holgazana, más que desórdenes e incomprensiones latinoamericanas los beneficios y ventajas de los países que la integran es lo que importa.

Para taparse las narices y llegar a acuerdos, los pañuelos sobran.

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Crímenes sin Castigo | La valija del enviado

Foto de la der. el maletín de Saab, abandonado en el jet.

Los defensores de Alex Saab revelaron el contenido de una carpeta confidencial, en su afán por darle sustento al estatus diplomático del extraditable

 

@javiermayorca

Ese jet en el que iba Alex Nain Saab nunca debió aterrizar en Cabo Verde.

La aeronave Bombardier siglas T7-JIS había despegado de Maiquetía rumbo a Irán, y de acuerdo con el abogado del comerciante colombiano, José Manuel Pinto, la escala para ripostar combustible debía hacerse en Marruecos, con Argelia como segunda alternativa.

“Pero ambas jurisdicciones negaron el permiso para aterrizar el avión, dejando a Cabo Verde como la única opción”, dijo el litigante.

Pinto es un hombre de prestigio en el archipiélago africano, ubicado frente a las costas de Senegal. Desde 1985, ha alternado su ejercicio en el mundo de las leyes con posiciones burocráticas, como el viceministerio de Comunidades, con lo que debía tener contacto permanente con la diáspora de ese país, en Portugal, Estados Unidos, Macao y la Unión Europea.

De acuerdo con el relato que consignó en marzo de este año ante la corte del Distrito Sur de Florida, Saab fue detenido el 12 de junio de 2020 por agentes de la policía judicial del archipiélago. En el mismo procedimiento, los efectivos hurgaron en la cabina del jet.

Y encontraron el maletín del extraditable.

Pinto comenzó a moverse en la defensa de Saab desde el día siguiente. Sin embargo, pasarían semanas hasta que tuviera acceso al expediente elaborado por las autoridades caboverdianas, con motivo de la solicitud de extradición cursada por Estados Unidos, bajo cargos de lavado de dinero procedente de contratos con funcionarios del régimen de Nicolás Maduro.

Según la acusación que reposa en los juzgados norteamericanos, Saab presuntamente legitimó 350 millones de dólares mediante transferencias que pasaron por la banca estadounidense, procedentes de sobornos y sobreprecios en programas como la construcción de viviendas de interés social y la importación de alimentos para las cajas Clap. En el mismo expediente fue encausado su socio, Álvaro Pulido.

Al día siguiente de la detención, el canciller venezolano Jorge Arreaza remitió al gobierno de Cabo Verde una carta en la que calificaba a Saab como “representante” de Venezuela, con el fin de “garantizar la provisión humanitaria de insumos médicos, medicinas y alimentos para nuestro país en el contexto de la pandemia por el Covid-19”, lo que en su criterio le confería “inmunidad soberana”.

La carta no mencionaba el destino del viaje emprendido por el colombiano. Para Pinto, esa interrogante quedaría definitivamente dilucidada una vez que le entregaron los informes con lo encontrado en la valija.

El “enviado especial”

El gobierno venezolano y el equipo de defensores del extraditable comenzaron a moverse en todos los planos, para corroborar su versión de que se trataba de un personaje inmune a la persecución estadounidense. Y así lograr que Saab recobrara la libertad.

Con el pasar de las semanas, cambiarían la caracterización de “representante” a la de “enviado especial”. Así lo corrobora una carta enviada por la embajada de Irán en Senegal a la cancillería del archipiélago: “El Sr Alex Saab, enviado especial del gobierno de la República Bolivariana de Venezuela (…) es considerado como figura oficial por el gobierno de la República Islámica de Irán”.

¿Qué propósito tenía el viaje del empresario barranquillero?

Cuando ya pasaban más de 40 días de detención, Pinto visitó a su cliente por primera vez. La pandemia había retardado este contacto inicial. Además, el abogado estaba residenciado en la capital, Praia, mientras que su cliente permanecía en una celda de otra isla, Sal.

Luego de esta entrevista, el asistente de Pinto, Floriano Mandi, recibió la valija del enviado de las autoridades penitenciarias, con todo lo incautado en el jet Bombardier. Estas pertenencias las llevaron al hotel Odjo d’Agua, donde Pinto sentó su despacho, a partir de ese momento.

El principal contenido de la valija, a los ojos de la defensa, era un conjunto de cartas entregadas a Saab por altos representantes del gobierno venezolano. Las misivas fueron remitidas a Estados Unidos, y reposan en el expediente judicial.

En una de ellas, la vicepresidenta ejecutiva Delcy Rodríguez se dirige al ministro de Agricultura iraní Kazam Khavazi, con una invitación a Venezuela, para “consolidar las relaciones de cooperación y amistad de ambas naciones”.

La segunda carta, como la primera, estaba fechada 1 de junio de 2020, es decir, once días antes de la detención de Saab. Fue remitida a Sadegh Kharazi, asesor de la vicepresidencia iraní, y también consistía en una invitación para visitar Caracas, en fecha indeterminada.

En el mismo paquete de correspondencia, estaba una firmada por el mandatario venezolano para su par iraní, el ayatolá Alí Jamenei, con fecha 11 de junio. Fue lo último que le entregaron al “enviado especial”, poco antes de subirse al jet.

“Acudo a Usted a través del portador de esta carta, para invocar su intervención a fin de garantizar un nuevo envío urgente de cinco millones de barriles de gasolina para el mes corriente. La llegada de los buques de gasolina iraní ha significado un hito histórico en nuestras relaciones bilaterales y selló decididamente el amor del pueblo venezolano por Irán”, manifestó, en referencia a los primeros envíos de hidrocarburo, para paliar una fuerte escasez.

La carta tenía otra petición: “…solicito su valioso apoyo para concretar el envío mensual y periódico de gasolina a Venezuela durante un año”. El pago por esta negociación sería acordado mediante “mecanismos de financiamiento que definan los equipos de ambos países”.

A pesar de haber sustentado sus alegatos con estas cartas, el argumento de Pinto no fue acogido por los tribunales de Cabo Verde, donde se ventila el juicio de extradición. Tampoco en Estados Unidos, donde Saab es apenas un “fugitivo”, y carece de privilegios diplomáticos.

Breves

La declaración del director de la policía judicial, comisario general Douglas Rico, sobre el inicio de “conversaciones” con la banda dominada por Carlos Luis Revette, alias Coqui, ha causado estupor al interior de los cuerpos de seguridad. No es la primera vez que esos entendimientos se dan de forma discreta. Prueba de ello han sido el extinto programa “zonas de paz” y la prolongación del pranato en los internados judiciales.  Pero nunca antes un funcionario de esta jerarquía hizo una admisión pública en este sentido, aún si el propósito de esta negociación es algo aparentemente loable, como que los delincuentes “depongan sus armas”.

Esta situación ha agudizado los enfrentamientos en distintos foros entre funcionarios activos y retirados. Este fue el caso de la llamada Red de Lucha contra el Hampa. Esta semana, el exjefe de Antiextorsión y Secuestros, y exdirector de la policía de El Hatillo, comisario Sergio González, anunció que abandonaría el chat, que tiene más de 220 miembros, luego de una discusión con el administrador, abogado Carlos Figueiras Rua, y con el actual jefe de Investigaciones Penales de Cicpc, comisario general Juan Peñaloza, entre otros. Aunque el foro pareciera destacar un espíritu de oposición a los grupos al margen de la ley, muchos de sus integrantes manifestaron acuerdo con el anuncio del máximo jefe de Cicpc. González los criticó por esa decisión, y les indicó que con el hampa solo se negocia cuando es una situación de rehenes. El exjefe de Antiextorsión confirmó lo sucedido.

Esta semana se cumplen dos años del fallido alzamiento del 30 de abril. El tema pareciera un tabú para los opositores, en especial los del ala dura, que no admiten su fracaso. Mientras tanto, desde el oficialismo aprovechan para imponer una narrativa que padece de severas omisiones. Desde el exilio, el general de brigada retirado del Ejército Antonio Rivero sostiene que el grupo de Leopoldo López, líder de Voluntad Popular, efectivamente había logrado el respaldo del ministro de la Defensa, general en jefe Vladimir Padrino, y del presidente del Tribunal Supremo, abogado Maikel Moreno, así como de una parte importante de la jerarquía del principal componente armado del país.

La idea era dar un “golpe incruento”, que desencadenara la salida del presidente con la menor cantidad posible de bajas. Según su relato, los planificadores cometieron el error de dejar por fuera a Diosdado Cabello, cuyos compañeros de promoción de la Academia Militar (1987) estaban en importantes posiciones en la Fuerza Armada. Entre ellos el mayor general Alexis José Rodríguez Cabello, quien para ese momento comandaba la Redi Capital. Rivero aseguró que este oficial puso al tanto a quien entonces presidía la Asamblea Nacional Constituyente, lo que transmitió al resto de la FAN una noción de incertidumbre. Esto fue suficiente para que los militares desistieran del plan para sacar a Maduro. Para el exdirector de Protección Civil, será muy difícil que se produzca nuevamente una conjunción de jefes de inteligencia y de poder armado con el propósito de deponer al mandatario.

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Entrevista | Felipe Izcaray: “Venezuela me duele cual puñalada”

El maestro Izcaray con niños músicos de Carora, estado Lara. Foto, gentileza de Felipe Izcaray. 

@cjaimesb

Conoció a Sojo, Moleiro y Estévez cuando era tan solo un adolescente. Luego, Vinicio Adames y Gustavo Rodríguez Amengual lo ayudaron a formarse en el exterior. Es uno de nuestros directores más queridos y prolíficos, ahora de vuelta en Carora, su ciudad natal, como director de las orquestas y coros de El Sistema.

Hijo, esposo, hermano (y luego padre) de músicos excelentes, siguió el rumbo familiar de la mano de ese prócer de la cultura caroreña que fue Juan Martínez Herrera. Más tarde se incorporó al Sistema de Orquestas, donde ha dirigido muchas de las orquestas y coros del país. En el 2000 ganó el concurso de crear la Orquesta Sinfónica de Salta y la llevó a ser la mejor de Argentina. Estudió en Madison, Wisconsin, dos veces: la primera para hacer una licenciatura en Educación Musical y maestría en Dirección Coral; y, la segunda, cuando obtuvo un doctorado en dirección orquestal. Acaba de cumplir 71 años y siente que ahora es cuándo.

– Carora ha sido un faro de cultura desde siempre. Cuando Juan Martínez Herrera se casó con tu tía, abrió un nuevo capítulo en la vida cultural de la ciudad. Háblame de tu educación y de tu relación con Juan.

– Yo me considero un afortunado dentro de mi generación. Haber crecido en Carora, en el preciso momento en que Juan Martínez Herrera llega a esta tierra, fue un golpe de suerte. Mi pueblo estaba en un gran paréntesis cultural después de la muerte del gran Sócrates caroreño, Chío Zubillaga, quien orientaba talentos según el caso: Alirio Díaz, Cheíto Herrera, Guillermo Morón, Ambrosio Oropeza, Luis Beltrán Guerrero y muchos otros que forman parte de esa camada de notables de la cultura y la creatividad caroreña.

Entrevista | Felipe Izcaray: “Venezuela me duele cual puñalada”, por Carolina Jaimes Branger
Felipe Izcaray canta con Juan Martínez Herrera en el Orfeón de Carora (foto de la izq.); foto de la der., con el maestro Antonio Estévez (en segundo plano). Foto gentileza de F. I.

En ese momento muy árido de 1963 llega Juan a ejercer una profesión que no le gustaba, y se encuentra con un grupo de personas: los «godos cara colorada» caroreños, gente trabajadora y amante del futuro de su tierra, que le abrieron las puertas, para que él a su vez nos abriera la puerta de la cultura a los jóvenes. Con la insistencia de mi padre (fundador del Orfeón Lamas y pianista de sólida formación con Llamozas y de carrera truncada por la sordera), gran caroreño por adopción y por lazos matrimoniales, Juan funda el Orfeón Carora, agrupación pionera, el origen de todo. Hasta allí fue este púber de 13 años a caer, a gozar de esos madrigales y canciones, a conocer a Sojo, Estévez, Moleiro a través de sus cantos hermosos.

Ahí comenzó mi luna de miel eterna con la música y las artes en general. La de Juan con Carora fue otra luna melada sin fin.

Pero esto habría sido imposible sin la generosidad y solidaridad de los caroreños, que se crecen cuando de beneficios para su pueblo se trata. Los caroreños de la diáspora en 1965 hicieron una vaca y donaron un piano Steinway que todavía aguanta un emperador con David Ascanio, porque la gente de Juan lo ha cuidado. Un caroreño llegó a gobernador y construyó en Carora el mejor teatro del estado. La subsistencia de las instituciones es, sin lugar a dudas, el mejor legado de Juan. Y los herederos asumimos la misión de preservarlo.

– Estuviste muy cercano a otro larense (por adopción) excepcional, José Antonio Abreu. Has sido piedra angular dentro de El Sistema. Hazme un recuento de tu actividad con el maestro.

– Es difícil responderte. Difícil porque José Antonio era un hombre de rasgos avasallantes y acometía con pasión todo lo que emprendía. Tuve con él una relación fluctuante en lo personal, pero de absoluto e impecable respeto en lo artístico. Una vez alguien le hizo un comentario positivo sobre un concierto mío y le respondió “Yo sé a quién le confío la República”. Yo lo conocí en la UCV cuando era subdirector de la orquesta de cámara de la universidad; y cuando se fundó la orquesta infantil de Carora le llevé un violín hecho por nuestra gente, de la madera de un escaparate. José Antonio se entusiasmó muchísimo y comenzó una unión entre Caracas y Carora que se mantiene. Esa confianza artística, con todo y algunos episodios esporádicos de desencuentro personal de su parte, se mantuvo incólume.

Sin embargo, tú no me ves en videos celebratorios o en los libros de recuentos, a pesar de tener en mi haber 52 conciertos con la Simón Bolívar, haber estrenado docenas de obras en El Sistema, haber grabado el primer disco de la orquesta con Alirio Díaz, y colaborado en situaciones difíciles en distintos núcleos a través de los años. José Antonio sabía que a pesar de los chismes que pudieran llegarle, yo siempre le respondía en el podio, porque creía en su misión, y antes que nada están los muchachos que conforman las agrupaciones. Yo nunca ataqué a José Antonio en nada pertinente a su magna obra. He sido mucho más fiel que otros y él siempre lo supo.

– ¿Cuándo y por qué decidiste dedicarte a la dirección orquestal? Cuéntame de tus años en Madison, Wisconsin.

– Te respondo en orden inverso. En un momento de incertidumbre, cuando decido dedicarme a la música, surgen dos apoyos inconmensurables: Vinicio Adames, quien creyó en mí; y un fundador del Orfeón de la UCV, Gustavo Rodríguez Amengual, presidente del Centro Simón Bolívar durante el primer gobierno de Caldera. En una época sin Fundayacucho, ellos se “confabularon” para enviarme a estudiar al exterior, con beca combinada del CSB y el Banco Industrial. Llegué a Madison a estudiar inglés y decidí quedarme haciendo una licenciatura en Educación Musical y maestría en Dirección Coral.

Regresé a Venezuela después de cuatro años y fundé y trabajé con varios coros. Cuando dirigía cantatas con orquestas de cámara, los músicos que me acompañaban alababan mi técnica de dirección, así que me animé a pedirle en 1979 a José Antonio Abreu un concierto con la Juvenil de Lara, por ese entonces incipiente. Ese mismo año invitamos a Alirio Díaz como solista y triunfamos en Caracas. De ahí en adelante Abreu me nombró titular en Valencia, donde vivía; además dirigí la Simón Bolívar muchas veces y otras orquestas profesionales. Llegué a ser director asociado de la OSV.

En 1991 tuve la oportunidad de regresar a la UW-Madison, esta vez con el apoyo de Fundayacucho, para este segundo periplo. Sentía que necesitaba más base académica, la busqué y la obtuve con un doctorado en dirección orquestal. Fueron 8 años en Wisconsin en dos épocas y con propósitos diferentes. 

– Tu experiencia en Salta, Argentina. Pocas personas en el mundo han tenido la oportunidad que tú tuviste de crear una orquesta de la nada.

– En el 2000 era yo director de la Sinfónica de Mérida. Debido a cambios políticos, a mi esposa le habían pedido el cargo de presidente del IDAC (Dirección de Cultura del estado) y justo me llegó por casualidad un anuncio de un concurso para director de una nueva orquesta en Argentina. Para hacerla corta, me arriesgué, gané el concurso, y en 2001 conformamos la orquesta mediante audiciones.

Es increíble poder formar una orquesta desde cero y convertirla en la máxima expresión cultural de una provincia tan artística como Salta.

Pero lo más increíble fue que esa joven orquesta “de Babel” (así la llamó un cronista de Buenos Aires, por la diversidad de sus integrantes) fue galardonada por la asociación de los exigentes Críticos Musicales de Argentina como la mejor del país en el 2004. Recuerdo que me entrevistaste en esa ocasión. Esa orquesta la siento como mi hija, y siempre me mantengo en contacto con sus músicos. Me honra ser el director fundador honorario de esa estupenda agrupación.

Entrevista | Felipe Izcaray: “Venezuela me duele cual puñalada”, por Carolina Jaimes Branger
Fepile Izcaray con la legendaria pianista argentina Martha Argerich, quien le hiciera una dedicatoria.

– Acabas de cumplir 71 años. ¿Qué te falta por hacer?

– Muchas cosas. Sigo insistiendo en que me siento en el mejor momento profesional de mi vida. He dirigido cientos de conciertos, y siempre hay proyectos, ideas, recapitulaciones. Tengo la edad en la que Toscanini fundó la orquesta de la NBC y comenzó la etapa más productiva de su carrera. Lamentablemente quienes programan y deciden en las orquestas parecen pensar diferente. Pareciera que el talento joven vale más por sí solo que el talento con experiencia.

El apoyar a los jóvenes artistas, cosa que hago constantemente con convicción y orgullo, no debería dejar de lado a los maestros.

He dicho varias veces que Gustavo Dudamel (por hablar del más conocido) dirige hoy en día mucho mejor que hace 15 años. Y seguro dirigirá mejor dentro de 15 años. Espero que no lo echen a un lado.

– ¿Qué significa Venezuela para Felipe Izcaray?

– Es un gran amor, es la generosa tierra que me trajo al mundo, que me ha dado placeres, sinsabores, goces, dolores, una familia fabulosa, unos amigos cojonudos, un país con tanto potencial y tanta belleza natural y humana que me duele cual puñalada, en su increíble estado actual de postración. Una tierra con tanta riqueza, con tantos profesionales y pensadores de lujo, con maravillosos creadores, inventores, compositores, pintores, músicos, bailarines, escultores, escritores de tanta valía, ¿cómo es posible que esté así? Como afirmaría desesperado Florentino el que cantó con el Diablo, “PARADA CON TANTO RUMBO… CON AGUA Y MUERTA DE SED».

Dhayana Fernández-Matos Abr 28, 2021 | Actualizado hace 1 mes
El #MeToo venezolano

@dhayanamatos

En 2017 el productor de cine hollywoodiense Harvey Weinstein fue destituido de su empresa por las acusaciones de acoso sexual contra actrices y otras empleadas. Fue el periódico The New York Times el que publicó las violencias que Weinstein había cometido contra distintas mujeres durante más de 30 años.

Diez días después de la publicación, el 15 de octubre de 2017, la actriz Alyssa Milano –conocida en Venezuela por el papel que tenía cuando era niña en la serie de televisión ¿Quién manda a quién? (Who’s the Boss? en inglés) y en Charmed– escribía en su Twitter el hashtag #MeToo, en el que invitaba a las mujeres a compartir y hacer públicas sus experiencias de acoso.

Actrices muy conocidas respondieron a este llamado, entre ellas, Ashley Judd, Mira Sorvino, Gwyneth Paltrow y Angelina Jolie. Esto generó que muchas mujeres, no conocidas, también expresaran sus testimonios y quedara en evidencia que el problema no era solo Weinstein, sino una cultura de abuso y acoso sexual “normalizada” que afecta a las mujeres y que responde a ese continuum de violencia que permea los espacios privados y públicos en los que se desenvuelven y que, sin dudas, se constituye en un obstáculo en su vida y en su salud física, psicológica y sexual.

#YoSíTeCreo

A las reacciones al #MeToo gringo, se le unió el lema “Hermana, yo sí te creo”, cuyo origen fue un texto del escritor gallego Roy Galán, en el que manifestaba su apoyo a una mujer víctima de violación por cinco hombres (conocidos como La Manada) durante las fiestas de Sanfermines.

El trato discriminatorio que se le dio los primeros tiempos a la víctima por parte del juez de la causa, y la molestia que provocó en España que los abogados de los acusados se basaran en la supuesta “mala reputación” de esta en los alegatos de defensa, hicieron que el movimiento de mujeres, feministas y la población en general reaccionaran. Las manifestaciones, plantones, campañas por redes sociales, entre otras acciones, se repitieron por todos lados.

Este lema también se viralizó y se extendió su uso por distintas regiones del mundo. En América Latina, #MeToo y #YoSíTeCreo, han sido usados recurrentemente por los movimientos de mujeres y feministas para apoyar a aquellas que no obtienen respuestas a sus demandas de justicia en los casos de violencia y ante la revictimización que sufren por parte de los funcionarios públicos cuando ponen en duda sus testimonios, basados, entre otras razones, en prejuicios y representaciones sociales estereotipadas de lo que “debe ser” una mujer víctima.

También se han usado para manifestar apoyo a alguna mujer que se atreve a romper el silencio y contar su experiencia como víctima de agresión y violencia sexuales.

Esto es lo que ha estado ocurriendo en el caso de las mujeres venezolanas desde el fin de semana pasado. Comenzó con testimonios sobre actos de violencia contra muchachas muy jóvenes cometidos por ciertos músicos e integrantes de algunas bandas musicales nacionales, pero, como en los casos foráneos, fueron extendiéndose a otros tipos de agresores: profesores, jefes, compañeros de clases, vecinos, amigos, conocidos y desconocidos.

Y los testimonios no paran. Basta con entrar a Twitter para encontrar infinidad de venezolanas que cuentan su historia.

Hay quienes comienzan a hablar de una “cacería de brujas”, sin comprender que, como ocurre en los casos de pederastia, procesar emocionalmente las agresiones no es tarea fácil y puede llevar años de terapia lograr hacerlo, o incluso, no superarlo nunca. Pero, cuando alguien se atreve a romper el silencio, las otras personas sienten que su caso no es único y van adquiriendo confianza para contar su experiencia propia. Se genera un efecto dominó.

Bajo la alfombra de la “normalidad”

También es importante tener presente que, muchas de las conductas que hoy en día son claramente reconocidas como violencia, durante mucho tiempo se consideraron “comportamientos normales” y formas de interrelacionarse que eran legitimadas socialmente.

Por ejemplo, que en el trabajo hubiese un acosador (no un “picaflor”) que se aprovechaba de su posición de poder para intentar tener sexo con alguna de sus compañeras o empleadas, o un intercambio de sexo por un aumento de salario o por un cargo más alto. El profesor de clases, reconocido, respetado y admirado que invitaba a salir a una estudiante, hasta acosarla sexualmente, a cambio de una buena calificación. El anciano o el adolescente (no hay un grupo etario específico) que tocaba a la vecinita de seis años y le daba caramelo para que no lo contara. El tipo en la calle que se siente con derecho de besar a una desconocida o tocarle una nalga y cree que su comportamiento es gracioso. El cantante, músico o deportista famoso que cree que esta es razón para tratar a las mujeres como objetos desechables y agredirlas sexualmente. El funcionario de prisiones que, en lugar de proteger los derechos de las mujeres privadas de libertad, las viola.

El que emborracha a una mujer para luego violarla, el esposo que viola a su esposa porque la considera de su propiedad, entre tantos otros casos. Todos son actos de violencia contra las mujeres basada en género. Si nos atrevemos a reflexionar y a ampliar nuestra mente, es bastante probable que todos podamos reconocer a un depredador sexual.

La asimetría del poder, pasto para el abuso

En la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer aprobada por las Naciones Unidas en 1993, se dejó claramente establecido que “la violencia contra la mujer constituye una manifestación de relaciones de poder históricamente desiguales entre el hombre y la mujer” y, además, se trata de “uno de los mecanismos sociales fundamentales por los que se fuerza a la mujer a una situación de subordinación respecto del hombre”.

Comprender esta definición resulta fundamental para que se visualice porqué los actos señalados por el movimiento #MeToo venezolano se constituyen en violencia contra las mujeres, ya que se basan en agresiones y asimetrías de poder.

Retomemos los ejemplos señalados para observar cómo se configura la asimetría de poder. El jefe ante la posición de una empleada subalterna; el profesor brillante ante su discípula; el músico famoso ante su fan; el hombre adulto ante la niña; el esposo que se cree propietario de su cónyuge; el hombre de la calle que sabe que la mujer no va a reaccionar porque le tiene miedo… Todos estos casos se definen por ese poder que les permite agredir a las mujeres que se encuentran en una posición subordinada.

Esta subordinación es de origen histórico y hunde sus raíces en los obstáculos que han tenido que ir superando las mujeres para obtener la condición de ciudadanas y ejercer derechos. Lo que hoy día se ha conseguido de manera formal, pero aún falta mucho para que hablar de una igualdad real y efectiva.

Violencia sexual según la justicia internacional

También es importante entender que la violencia sexual va más allá de la violación. Este último delito es solo una de las manifestaciones de este tipo de violencia.

La Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia define, tipifica como delitos, 21 acciones, entre ellas, los actos de acoso, amenaza y violencia sexual, que en los testimonios de Twitter son los más numerosos. No obstante, quiero remitirme a la primera definición de violencia sexual elaborada por un tribunal internacional.

Se trata del caso The Prosecutor vs. Jean-Paul Akayesu, conocido por el Tribunal Penal Internacional para Ruanda (TPIR), en los crímenes cometidos durante el genocidio ruandés. En su sentencia, el tribunal determinó que la violencia sexual es “cualquier acto de naturaleza sexual que se comete contra una persona bajo circunstancias coercitivas”. Esto incluye también la violación.

Además, agregó que “La violencia sexual no está limitada a la invasión física del cuerpo humano y puede incluir actos que no implican penetración ni contacto físico”.

La importancia de esta definición es que dejó expresamente establecido que se puede dar violencia sexual, incluso cuando no hay contacto físico alguno, siempre que se trate de actos de naturaleza sexual en contra de una persona y que haya coerción, que se le obligue a hacerlo.

Esto implica que, aun ciertos actos que no pueden ser perseguidos penalmente, entran dentro de esta definición.

La violencia contra las mujeres es metaestable, se persiguen ciertas formas de agresión y aparecen otras que no pueden ser enjuiciadas porque no están tipificadas penalmente, pero eso no quiere decir que los testimonios sean falsos.

Todo lo que está sucediendo con el #MeToo venezolano debe llevarnos a reflexionar sobre las barreras, obstáculos y violaciones de derechos humanos que afectan a las mujeres venezolanas por el hecho de serlo. Además, como sociedad debe llevarnos a reflexionar sobre la necesidad de que se den transformaciones socioculturales que permitan a las mujeres el goce efectivo de su derecho humano a una vida libre de violencias. El cambio cultural, la superación del machismo, es el mecanismo más eficaz para superar esta grave problemática.

Y mientras tanto… #YoSíTeCreo…

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

#HistoriaDeMédicos | Enfermedad y pecado, según un franciscano de Caracas

Foto: La mano de Dios, instalación del artista Lorenzo Quinn, en Inglaterra.

@eliaspino

Cuando comienza el siglo XIX, un erudito fraile de Caracas, Juan Antonio Navarrete, escribe la primera enciclopedia que se hace en el contorno. Se titula Arca de letras y teatro universal, un volumen que permanece en su celda y solo se ha podido leer en nuestros días. Hoy viene a cuento por las ideas que trasmite sobre la salud y sobre la manera de preservarla, interesantes en la actualidad de pandemias y decesos masivos. Puede parecer una curiosidad, si llegamos a la peregrina conclusión de que en el siglo XXI solo interesa la ciencia para evitar los padecimientos del cuerpo, pero tal vez no deje de comunicar planteamientos capaces de tener clientela.

Maestro de Teología en institutos monásticos de Puerto Rico, celebrado orador del convento caraqueño de San Francisco, simpatizante de la Independencia en 1811, emisario de Bolívar ante los realistas, Navarrete representa una corriente que el filósofo José Gaos denomina eclecticismo americano; una manera de acercarse el cristianismo a la ciencia moderna en las colonias españolas cuando la influencia de la Ilustración reta a sus representantes.

Dentro de la corriente, Venezuela produce el predicamento de fray Juan Antonio, cuyas ideas sobre la salud y la enfermedad se esbozarán de seguidas.

Interesado por la evolución de la medicina, incluye en su Arca de letras los nombres de sus principales representantes: Galeno, Paulo Zaquías, Tissot, Madame Fouquet, Gazolifacio y Núñez de Castro, para cuyo mayor conocimiento remite al Tratado de Medicina del célebre Barbadiño. Incluye también el repertorio completo de los cirujanos de la Corte, entre ellos don Antonio de Oliver, facultativo de la reina. Se detiene en menciones sobre la teoría de los humores –sangre cólera, melancolía, y pituita– y escribe sobre la importancia de la profilaxis. Por lo tanto, reconoce la existencia de la medicina como una disciplina con técnicas, métodos y regulaciones. No es un improvisado, sino un conocedor según podía serlo un religioso acucioso de su tiempo.

Pero ese ecléctico tropical no se arroja con entusiasmo en el regazo de los avances modernos. Prefiere sujetarse a alternativas de curación que ya en su época provocaban rechazo, o fundada desconfianza. Por ejemplo, busca el bienestar de la feligresía en unos objetos llamados Brevetines, debidamente bendecidos por los sacerdotes, en una plegaria especial del Agnus Dei contra la peste y en la Cédula de Santo Domingo contra las calenturas. ¿Por qué se aferra a semejante tipo de terapéuticas? La explicación se encuentra en su interpretación del juramento de los médicos en la ceremonia de su grado.

Escribe al respecto Navarrete:

Este juramento es en cumplimiento a lo establecido por la Iglesia en el cap. Cum infirmitas corporalis (…) en donde se manda a los médicos amonestar primero a los enfermos primero de la salud espiritual del alma, antes de entrar a las medicinas corporales, por provenir regularmente las enfermedades del cuerpo de las enfermedades del alma, como lo dice la letra del mismo Capítulo. Y si con rigor lo examinamos, toda enfermedad del cuerpo proviene necesariamente de la enfermedad espiritual del alma: porque es proposición bien católica, que si no hubiera habido pecado en el mundo, tampoco hubiera enfermedades, que no son otra cosa que castigos del pecado de nuestro primer Padre y de los nuestros propios (…) de aquí que toda enfermedad es castigo y efecto del pecado. Esta forma de juramento de los médicos, la apunta Zaquías en su lib. 6 tít. I q.4 de sus Cuestiones Médico Legales  No. 9 (…), en donde resuelve las cuestiones de cómo peque el médico que no cumple esto y en qué enfermedades está obligado; y si la amonestación la deba hacer por sí, o pueda hacerla por otro, como amigo, párroco, pariente del enfermo, persona religiosa, etc., y si esté obligado a abandonar al enfermo que no cumple su amonestación, y a los cuántos días.

Estamos ante un fragmento elocuente para penetrar en las concepciones de un autor conminado por los avances de la ciencia y determinado por los cánones de su Iglesia. Los médicos, según se desprende del texto, son capaces de hacer su trabajo con la autonomía que dan el saber y la experiencia, pero solo relativamente.

La doctrina de la Iglesia los convierte en apéndices de una regulación de origen sobrenatural a la cual se deben someter obligatoriamente, debido a que pueden perder el alma y el ejercicio de su profesión.

La medicina y los médicos dependen de una decisión de Dios, tan antigua como la creación de un mundo cuyo origen se debió a la aparición del pecado y cuyo desenlace depende, a la fuerza, de librarse del yugo del pecado.

No escapará el lector al hecho de que Navarrete se refiere a un entorno distinto del medio físico y a unos motivos intangibles, sobre cuya presencia no se reflexiona en una Facultad de Medicina. Quizá tampoco se le escape un detalle de importancia: no solo estamos ante un entendimiento de la enfermedad que desaparece en las postrimerías coloniales. ¿Acaso no prevalece en la actualidad, con el maquillaje y el pudor correspondientes?