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Opinión

Samuel González-Seijas Jul 19, 2021 | Actualizado hace 1 mes
Cuba y mis penas
Escuchar ‘Sueño con serpientes’ me dejaba embobado, suspendido. ¿Por qué no supe ver lo que tenía en frente? ¿Por qué fui instrumento de ideas que no eran mías?

 

@lectordepaso

Uso la palabra pena en su sentido de ‘dolor’, ‘tristeza honda’, pero también como la usamos en nuestro país, es decir, como ‘vergüenza’, ‘bochorno’.

Desde ambas recordaré qué es Cuba para mí. Tierra que jamás he pisado pero que me concierne siempre.

Aunque entonces no podía saberlo, mi primer acercamiento a lo cubano vergonzante fue a los siete años, cuando en casa se escuchaba la nueva trova. Mi padre ponía a Silvio y a Pablo de tanto en tanto, en una grabadora de esas que se usaban para los interrogatorios, alargada y con un asa para llevarla. Tampoco podía darme cuenta de lo que son capaces los objetos de revelar en sus usos y funciones. Era incapaz de ver ese sarcasmo artístico y político en mi querida grabadora de entonces.

Lo cierto es que la música de Silvio me quedó como una marca imborrable. De todo lo que allí se escuchaba, era a él a quien volvía siempre, fascinado por las imágenes que sus canciones me daban y que ya a esa edad podía ‘ver’ en mi mente.

La más repetida por mí era Sueño con serpientes. Escucharla me dejaba embobado, suspendido. Sus imágenes me metían en estado de trance. Me fascinaba viajar por dentro de aquella serpiente, como dice la letra, entrar por su boca, y dejarme caer en su entraña como un viajero privilegiado. Era prodigioso sentirlo.

‘La mato y aparece una mayor’ dice la letra. También: ‘con mucho más infierno en digestión’… increíble era cómo yo podía ir viendo, como si fuese proyectado en una pantalla de cine, todos los detalles que la canción me hacía agregar a sus imágenes iniciales.

Y ahí me quedaba horas, rumiando imaginaciones felices.

Eso fue por el año 78, más o menos. Nunca mi padre habló de política, ni de izquierda ni derecha, ni de revolución. Nunca escuché en casa mencionar a Fidel, a menos que ese nombre saliera de algún noticiero.

Ni siquiera hablaba de Cuba: ese nombre lo vine a escuchar asociado al béisbol y a otro tipo de música tiempo después, gracias a mis tíos siempre salvadores.

Pero para sentir pena por aquello, es decir por Silvio, la trova y eso, tuve que llegar a la universidad.

Entre ese año y mi llegada a la Escuela de Letras muchas cosas ocurrieron, como era de esperarse.

Silvio se borró de mis intereses adolescentes, desplazado por el rock y la salsa, el deporte, las caídas familiares, los primos y las vacaciones escolares, las novias que no tuve.

Y sin embargo, lo cubano seguía presente. No eso que más arriba llamé ‘vergonzante’ sino un lado distinto de una cultura que de a poco iba conociendo, aunque mi padre, sin explicar nada, seguía conectado a ‘eso’ de un modo que jamás llegué a conocer, ni siquiera cuando lo verdaderamente nefasto cubano era en nuestro país un asunto notorio.

Recuerdo que a mi padre, fotógrafo periodista del famoso Diario de Caracas, le fue asignado el trabajo de hacer un reportaje por los 25 años de la revolución. Recuerdo los preparativos, la ida y la vuelta. Luego, el trabajo publicado en páginas centrales. Las fotos, el malecón, las vistas, quizá la garita de un viejo fortín colonial. Todo en blanco y negro.

El texto no puedo traerlo de vuelta. No sé qué decía, si elogiaba o si condenaba. O si era un balance más o menos objetivo. Como se ve, Cuba venía por la acera de mi padre, o de algún modo, asociado a él.

Pero sin él, la Cuba mía, que yo consideraba feliz, me llegaba en los nombres de sus deportistas, Juan Torena, Sotomayor, Casablanca, Tany Pérez, Teófilo Stevens. Grandes nombres todos.

Jamás estuve politizado en esos años, tal vez porque la edad no me lo permitía, pero además porque el país tampoco. Venezuela no me llevaba por ahí, me hacía ignorar hasta su propia historia, sus reveses, sus disputas, sus aciertos. Eso que llamaban democracia.

Pero llegué a la universidad y eso lo cambió todo o casi todo. Entre otras cosas, allí, a la vuelta de cualquier pasillo, en los jardines, frente a los mesones de libros, sonreído y con un cigarrillo en la mano me esperaba Silvio Rodríguez.

Fue la locura.

Era como estar rodeado de agua por todas partes. Era como estar a punto de ahogarme sin saberlo y, además, feliz. No solo volví a escuchar aquellas canciones sino que ‘milité’ en su música. No encuentro otro verbo que lo exprese mejor. Y es de esperarse.

¿Qué otra cosa puede venir de un ambiente como ese, universitario de mis veinte años, en el que todo era una invitación a militar en algo?

Claro, estoy refiriéndome a la UCV, no a otras. Y la Nueva Trova era allí un clima, una estación.

¿Cómo podía sustraerme a su influjo?

Me aprendí todas las canciones, y escuché todos los discos, caminé tarareando, silbando, esos pasillos de mi felicidad, que no eran muertos porque, al contrario de lo que decía el propio Rodríguez en otra canción, nunca necesité la muerte de otro para ser feliz. Ni la muerte ideológica ni menos la física.

Y los años 90 me pasaron así, como en un sueño agradable del que, ajá, iba a despertar de golpe.

¿Por qué fui tan ciego, tan tonto? Y ¿por qué no supe ver lo que tenía en frente? ¿Por qué fui instrumento de ideas que no eran mías?

¿Qué me llevó a militar en una felicidad espuria?

Con esa ingenuidad ignorante leí, escuché, bailé de Cuba lo que pude. Me costó muchísimo separar el grano de la paja. Me costó matizar mi fascinación por Carpentier, Marruz, Vitier, Guillén, Diego, y otros que no menciono… Salieron al rescate: Cabrera Infante, Lezama, Piñera, Gutiérrez, Loynaz, Arenas, Octavio Armand, Vocal Sampling, Paquito D’ Rivera, Sandoval, Ibrahim Ferrer, Albita, la India. Y Celia que reina desde el cielo.

Dos largas décadas me ha tomado poner en orden lo cubano en mí, de encontrar sitio para la enorme marca que con el transcurrir y con lo que mi propio país o una parte de él quiso importar de allá; de saber dónde o con qué morirme de vergüenza y de qué no; de entender que Cuba puede cantarme otra música.

Otra letra también, que puedan sacarme de la honda pena que se lleva al pensar en la isla buena y maltratada; que me ayude a salir finalmente del estómago de aquella serpiente silvana, ahora entiendo que muy feroz y cruel porque me tragaba a mí y a sus hijos.

La gran lección de Cuba

La gran lección de Cuba

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Informe Otálvora | Régimen cubano se confiesa dependiente de EE. UU.

Foto: Diaz-Canel el 11JUL21 en San Antonio de los Baños ante el inicio de protestas en Cuba.

 

@ecotalvora

El gobierno cubano reconoció su dependencia de las divisas procedentes de EE. UU.

Así lo dejó saber el primer secretario del Comité Central del Partido Comunista cubano y mandatario designado, Miguel Díaz-Canel, durante su alocución, en cadena de radio y TV a media tarde del domingo 11JUL21, cuando estallaban las primeras protestas callejeras. Díaz-Canel, en su primera alocución cuando los medios globales comenzaban a mostrar protestas pacíficas en San Antonio de los Baños, se presentó ante las cámaras solo; convocó a “los revolucionarios” a salir a la calle a confrontar a los manifestantes “contrarrevolucionarios” e intentó justificar los hechos con base en la situación de “desabastecimiento” en el país. “Desabastecimiento de alimentos” fue una de las “limitaciones” que listó el cubano.

Díaz-Canel confesó implícitamente la dependencia que su gobierno tiene con respecto a EE. UU. al afirmar que se le habían cortado las “principales fuentes de ingreso de divisas” a Cuba, especialmente las correspondientes a gastos de turistas estadounidenses y cubanos que viajaban a la isla; así como el envío de remesas por parte de cubanos residentes en EE. UU. Especial mención hizo a las “brigadas médicas cubanas” de las cuales “ingresaba una parte importante de divisas” y, que según Díaz-Canel, fueron objeto de un “plan de desacreditación”. Hasta la fecha, el envío de personal médico al extranjero había sido presentado por el régimen cubano como acciones de solidaridad internacional y no como una operación de obtención de divisas, aunque las condiciones en que laboran los cubanos en el exterior son de semiesclavitud, ya que el Estado cubano le retiene buena parte de sus ingresos.

Vender el servicio de su personal médico, tentar al público estadounidense para hacer turismo “caribeño” en Cuba y valerse de la sensibilidad de los cubanos residentes en EE. UU. deseosos de ayudar a sus parientes, esas son las formas de financiamiento de la dictadura cubana, según Díaz-Canel.

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Antes del mensaje televisado del 11JUL21, Díaz-Canel caminó ese día algunas cuadras en San Antonio de los Baños, acompañado de cuadros del partido, escoltas y camarógrafos, en un intento de apaciguar el creciente número de reportes sobre protestas a lo largo de la isla, incluyendo a La Habana. La receta no fue suficiente. Y esa noche comenzó una brutal ola represiva que aún no termina. El 15JUL21 la alta comisionada de Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet, exigía a la delegación cubana en el organismo buscar y localizar a 187 personas desaparecidas y proteger su vida e integridad personal.

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El 16JUL21 Joe Biden, durante la rueda de prensa conjunta con la canciller alemana Angela Merkel en la Casa Blanca, se refirió a Cuba a solicitud de uno de los corresponsales. Biden habló directamente sobre el tema de las sanciones que tanto molestan al régimen cubano.

“Cuba es –lamentablemente– un estado fallido que reprime a sus ciudadanos. Hay una serie de cosas que consideraríamos hacer para ayudar al pueblo de Cuba, pero requeriría una circunstancia diferente o una garantía de que el gobierno no las aprovecharía; por ejemplo, la capacidad de enviar remesas a Cuba. No haría eso ahora porque el hecho es que es muy probable que el régimen confisque esas remesas o gran parte de ellas”.

Biden ofreció ayuda para atender la COVID-19 en la isla, pero igualmente la condicionó: “con respecto a la necesidad de COVID (…) estaría preparado para dar cantidades significativas de vacuna si, de hecho, me aseguraran que una organización internacional administraría esas vacunas y lo haría de una manera que los ciudadanos promedio tuvieran acceso a esas vacunas”.

Finalmente tocó un aspecto crítico para el apoyo a las fuerzas democráticas cubanas y que habría sido expuesto por el senador republicano Marco Rubio a la Casa Blanca. Dijo Biden al periodista: “Una de las cosas que no preguntó pero que estamos considerando es que han cortado el acceso a Internet (en Cuba). Estamos considerando si tenemos la capacidad tecnológica para restablecer ese acceso”.

Al igual que en el caso venezolano, el gobierno Biden en relación a Cuba no está dispuesto a reducir la presión que representan las sanciones.

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Establecer un mecanismo de “justicia transicional” para atender las violaciones de DD. HH. en Venezuela sería uno de los temas que la oposición venezolana dirigida por Juan Guaidó estaría promoviendo para la agenda de unas eventuales negociaciones con el gobierno de facto de Nicolás Maduro. Así lo afirmó  Gerardo Blyde, quien fue designado por Guaidó como negociador, en largas e inusuales declaraciones ofrecidas el 09JUL21 a Román Lozinski en la cadena radial Circuito Éxitos, de Caracas. El Ministerio de Exteriores del reino de Noruega ha continuado actuando como intermediario entre Guaidó y Maduro en lo que denominan un proceso pendular, que estaría aún en la etapa para definir una agenda acordada por ambas partes. El gobierno de México habría ofrecido servir de sede a las eventuales negociaciones directas.

Blyde encabezó una delegación que visitó a finales del mes de junio a Washington, Madrid, Bruselas y Berlín donde se debatió con los gobiernos locales la ruta de acción sobre Venezuela.

“La negociación debe dar pie a discutir el poder y a que se vote por quién se quiere en este” le dijo Blyde a Lozinski. Blyde resaltó que se trataba de la primera vez en la cual había una posición coordinada entre EE. UU. y la Unión Europea acerca de una ruta para Venezuela.

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El 08JUL21 arribó a Caracas una misión “técnica exploratoria” enviada por el alto representante europeo, Josep Borrell. El propósito de la misión, que estaría en Venezuela por tres semanas, es el de evaluar “la utilidad, conveniencia y viabilidad” para que el Consejo de Ministros de Exteriores de la UE autorice la organización y envío de una misión de observación electoral para las votaciones regionales convocadas por el régimen para el 21NOV21. El régimen chavista suele negarse a recibir misiones de observación internacional y prefiere “veedores internacionales” sin capacidad o disposición para emitir informes de evaluación de los procesos electorales.

El Servicio Exterior de la UE, consultado por el Informe Otálvora, se negó a revelar el nombre y las áreas de trabajo de los integrantes de la misión. “Nosotros no comunicamos nunca ningunos detalles sobre el trabajo de nuestros expertos en un nivel técnico. Ni en Venezuela, ni en Moldova, ni en África. Eso es simplemente normal trabajo de los expertos y no un espectáculo para los medias (not a media event). Si haya una misión de alto nivel, la comunicaríamos con todos los detalles”, afirmó Peter Stano, vocero oficial para asuntos exteriores de la Comisión Europea.

Stano, en todo caso, aclaró que “el envío de esta misión exploratoria en sí mismo no implica que la UE deba desplegar una misión de observación en las elecciones regionales y locales de Venezuela en noviembre”. Diplomáticos y técnicos electorales conforman la delegación enviada por Borrell a Caracas.

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La misión de la UE en Caracas ha celebrado reuniones con altos jerarcas del régimen, incluyendo al canciller Jorge Arreaza y al ministro de Defensa Vladimir Padrino, con las autoridades electorales designadas por el gobierno de facto y con diversos sectores de la oposición. El 09JUL21 en la sede de la Unión Europea en Caracas se celebró una de esas reuniones en la cual participaron varios dirigentes opositores, entre ellos Fredy Guevara. Cercano aliado político de Guaidó, Guevara es uno de los impulsores de las negociaciones promovidas por Noruega y apadrinadas por EE. UU. y la UE.

Pocas horas después del encuentro de Guevara con la UE, el militante del partido Voluntad Popular fue detenido por la policía política y desaparecido por dos días.

La Fiscalía del régimen lo acusó de “terrorismo, atentar contra el orden constitucional, concierto para delinquir y traición a la patria”; y un tribunal del régimen validó la detención y ordenó que fuera encarcelado en una de las sedes de la policía política. Jorge Rodríguez, quien actúa como actual presidente de la “Asamblea Nacional” del régimen, emitió un programa de TV el 13JUL12 desde el cual ordenó a la Fiscalía detener a otros tres dirigentes opositores, a quienes igualmente acusó de terrorismo y de varios intentos de magnicidio. Uno de ellos, el dirigente del partido Voluntad Popular, Emilio Graterón, ingresó el 16JUL21 a la sede de la misión diplomática de Chile en Caracas donde le fue otorgada la condición de “huésped”.

“La decisión del Gobierno de Chile obedece a una solicitud del líder de la oposición Juan Guaidó y tiene por objeto brindar protección a esta persona, quien sufre persecución política por parte del régimen de Nicolás Maduro”, informó el Ministerio de Relaciones Exteriores chileno. La reacción del gobierno de facto de Venezuela fue “rechazar el asilo político” a Graterón. La dictadura venezolana es tradicionalmente violadora de la figura del asilo político y en el pasado se ha negado a conceder salvoconductos para la salida del país de perseguidos políticos que han permanecido bajo la protección de sedes diplomáticas extranjeras.

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La detención de Guevara y el anuncio de nuevas detenciones de dirigentes cercanos a Guaidó se producía en medio de una ola de encarcelamientos y allanamientos contra activistas de ONG de derechos humanos.

Las posibles negociaciones entre Guidó y Maduro quedaron mal paradas tras la ofensiva del régimen. El 13JUL21 el llamado Grupo Internacional de Contacto, auspiciado por la Unión Europea, emitió un comunicado tratando de salvar las negociaciones. “Los miembros del GIC apoyan los renovados esfuerzos de diálogo en aras de una salida pactada a la crisis y llaman a ambas partes a participar de forma constructiva en la mesa de negociación”. El GIC está formado por Argentina, Chile, Costa Rica, República Dominicana, Ecuador, Panamá, Uruguay, Alemania, España, Francia, Italia, Países Bajos, Portugal, Suecia y la Unión Europea como organismo.

La eventual validación por la Unión Europea de las votaciones convocadas por el régimen es vista por el régimen como una suerte de carta de “buena conducta” con la cual reclamar el levantamiento de las sanciones. Para diversas cancillerías latinoamericanas y europeas, las negociaciones Guaidó-Maduro serían una salida para una desgastadora e infructuosa gestión sobre la larga crisis venezolana. Pero como en el caso de Nicaragua y Cuba, el régimen chavista opta por la ruta represiva como esquema central para mantenerse en el poder.

Artículo publicado previamente en Diario Las Américas

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Carolina Jaimes Branger Jul 19, 2021 | Actualizado hace 1 mes
Bergoglio el indiferente
¿Cuáles son los sufrimientos que lo conmueven, Bergoglio? ¿Los causados por regímenes de derecha? ¿Es que acaso considera que hay dictaduras buenas (las de izquierda) y dictaduras malas (las fascistas)?

 

@cjaimesb

En septiembre de 2015 escribí para el portal de noticias El Estímulo un artículo que intitulé En defensa del señor Bergoglio, donde le otorgaba al papa Francisco el beneficio de la duda, ante la afirmación de un amigo mío, cubano para más señas, que sufrió -como tantos- las penurias del comunismo y el exilio, y que estaba indignado por la actitud “complaciente” del papa ante los Castro en su primer viaje a Cuba. “Para mí ese ya no es el papa; de ahora en adelante es simplemente el señor Bergoglio”, escribió.

El papa, electo en 2013 tras la renuncia del papa Ratzinger, a mi modo de ver había comenzado su papado con acercamientos a temas obviados por la ortodoxia religiosa durante demasiado tiempo, y eso me gustó. Pero a medida que han pasado los años, la figura a quien pedí otorgarle el beneficio de la duda se me fue cayendo, hasta el día de hoy, que lo tengo en el subsuelo. En estos momentos, cuando el mundo pasa por terribles violaciones a los derechos humanos, terrorismo, intolerancia de origen religioso, racismo, regímenes dictatoriales, hambrunas, esclavitud y encima, una pandemia, el papa Bergoglio guarda un silencio que grita más que cualquier palabra de apoyo. Porque el que calla, otorga.

Y alguien de su estatura, rango, posición y como jefe de una de las religiones con más fieles en el mundo, tenía que haberse manifestado. Nada. Mutis por el foro.

Una vergüenza para los jesuitas, por lo general aguerridos luchadores por las causas sociales.

Cuando Bergoglio llegó al trono de San Pedro, su bandera era la lucha por los pobres, los más desfavorecidos, los enfermos… Eso por lo visto quedó en el olvido. A mí me tiene indignada desde hace rato su silencio sobre Venezuela. Y ahora, aun más, su silencio sobre Cuba.

Alguien en Twitter me advirtió que el papa estaba saliendo de una hospitalización. Cierto. Pero no ha estado callado. Revisé las páginas de Vatican News que publican todo lo que hace el papa, y puedo contarles que, aparte de los varios tuits agradeciendo “la compañía” durante su estadía en la clínica, Francisco dio el pésame a los familiares de las víctimas de un incendio, probablemente causado por la explosión de bombonas de oxígeno, que se produjo el 16 de julio en el hospital Covid-19 Al-Hussain, de Nassiriya, en Iraq; y que hasta ahora, ha causado la muerte de 64 personas hospitalizadas.

También manifestó su pesar por “las graves consecuencias de la tromba de agua en Renania del Norte-Westfalia y Renania-Palatinado, en Alemania. “Su Santidad recuerda en la oración a las personas que han perdido la vida y expresa a sus familias su más sentido pésame”, dice el comunicado que el canciller Pietro Parolin, en su nombre, hizo llegar al presidente de Alemania. Es decir, no solo el papa lee noticias durante su convalecencia, también manifiesta su pesar por los accidentes. Pero lo de Cuba ha sido un absoluto horror y de eso no ha dicho palabra alguna. Su última declaración, extensa y argumentada, fue sobre las modalidades de uso del misal preconciliar, que las devuelve a los pastores de las diócesis.

¿Por qué no dice nada, Bergoglio? ¿Es que no siente un ápice de misericordia por los asesinados, detenidos y torturados en Cuba? ¡Esa pobre gente lleva más de sesenta años de sufrimientos! El régimen que los subyuga no fue electo por el pueblo. ¿Cuáles son los sufrimientos que a usted lo conmueven? ¿Los causados por regímenes de derecha? ¿Es que acaso considera que hay dictaduras buenas (las de izquierda) y dictaduras malas (las fascistas)?

¡Qué decepción, Bergoglio! ¡Y, sobre todo, qué ira me produce su silencio! Y con esa actitud pretende seguir haciendo proselitismo religioso… Hoy me retracto de la defensa que hice de usted y voy más allá que mi amigo. De ahora en adelante usted es Bergoglio a secas, ni siquiera con “señor” por delante, porque no se lo merece. Dante describió a los indiferentes como cobardes, porque “vivieron sin infamia ni gloria”. Como usted.

Bergoglio el indiferente…

(P. D.) Después de escribir este artículo me encuentro con que Bergoglio, en su primera aparición pública, manifestó su «preocupación» por los «momentos difíciles» que vive Cuba e instó al «diálogo y solidaridad». Para decir tremenda cantinflada, mejor se hubiera quedado callado. No le quito ni una coma a mi artículo. Ahora, si cabe, estoy más indignada.

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Dhayana Fernández-Matos Jul 18, 2021 | Actualizado hace 1 mes
No hay migrantes ilegales
Cuando tachan a alguien de nacionalidad venezolana de ilegal, es bastante probable que sea una persona necesitada de protección internacional, que tiene el derecho humano a solicitar refugio 

 

@dhayanamatos

Con bastante frecuencia podemos escuchar o leer –incluso en algunos medios de comunicación social reconocidos– que cuando se hace referencia a las personas migrantes que no tienen documentos oficiales expedidos por el país receptor o de acogida, se les denomina ilegales; con toda la carga estigmatizadora, peyorativa y criminalizante que tiene esta palabra. Hay que entender que no existen personas ilegales.

Puede darse el caso de personas que no tengan documentos para una estancia regular; en ese caso se habla de que se encuentran en una situación administrativa irregular, pero no son ilegales.

Desde varios aspectos se puede explicar los motivos por los cuales es incorrecto hablar de personas ilegales.

Todas las personas tienen derechos humanos (DD. HH.)

Lo primero que debemos tener en cuenta es que todos los tratados, convenciones y declaraciones de derechos humanos tienen como base filosófica la concepción iusnaturalista del Derecho. Parten de derechos inherentes al ser humano.

En ese sentido, como señala Antonio Truyol y Sierra, estos derechos “lejos de nacer de una concesión de la sociedad política, han de ser por esta consagrados y garantizados”. Eso implica que los Estados deben respetar, garantizar y satisfacer dichos derechos; que no los crean, que no se desprenden de su potestad legislativa, sino que forman parte de la naturaleza humana.

Dicho de forma más fácil, “tengo derechos humanos porque soy persona, no por ser nacional de un Estado determinado”.

La aceptación de este carácter inherente de los DD. HH. no deja de ser controversial. Por un lado, señalar que se tienen no es suficiente y se requiere que los Estados regulen y establezcan los mecanismos institucionales, legales y jurídicos para garantizarlos. Por otro lado, están las tesis basadas en que su nacimiento obedece a un proceso histórico marcado por quienes detentan el poder en un momento dado.

Más allá de esas discusiones iusfilosóficas, lo cierto es, como se indicó, que los tratados internacionales en materia de derechos humanos firmados y ratificados por la mayoría de los Estados latinoamericanos los reconocen como atributos inherentes del ser humano. Esto se puede comprobar en la Convención Americana de Derechos Humanos que expresamente señala en su preámbulo que “los derechos esenciales del hombre [y de la mujer]. No nacen del hecho de ser nacional de determinado Estado, sino que tienen como fundamento los atributos de la persona humana”.

Dicho esto, queda aclarado que todos los seres humanos tienen derechos inherentes a su naturaleza humana. Y la gente no es ilegal, porque la ley es posterior al hecho de ser persona.

Así las cosas, las personas migrantes irregulares tienen los derechos humanos consagrados en los instrumentos internacionales, salvo los de contenido político que los ejercen quienes detenten la condición de ciudadanos.

Cabe destacar, no obstante que, aunque las personas migrantes no pueden ejercer los derechos a elegir y ser elegidas (salvo los casos de quienes migran regularmente y de acuerdo a lo establecido normativamente en cada país), en la actualidad se evidencian prácticas informales en las cuales participan activamente. Esto lleva a algunas corrientes a cuestionar que los derechos políticos sigan anclados a cuestiones de nacionalidad y abren un camino para que se extiendan a aquellas personas que participan en las decisiones que afectan el bienestar de donde residen. Pero todavía hay un largo camino por andar en este tema.

Las características de la movilidad de la población venezolana llevan a definirla como una migración forzada.

Esto es algo que se debe tener en cuenta cuando se quiere tachar a una persona de nacionalidad venezolana que entra a otro país sin pasaporte, o sin cumplir con los trámites de visado para una permanencia regular, como “ilegal”. Los Estados partes deben cumplir los compromisos internacionales adquiridos, establecidos en la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 y su protocolo de 1967; además, los países latinoamericanos tienen la Declaración de Cartagena sobre los Refugiados de 1984 que, aunque no tiene la fuerza vinculante de un tratado, si hay una obligación moral.

La Declaración de Cartagena incluye en su conclusión tercera, dentro de la categoría de personas refugiadas, a quienes “han huido de sus países porque su vida, seguridad o libertad han sido amenazadas por la violencia generalizada, la agresión extranjera, los conflictos internos, la violación masiva de los derechos humanos u otras circunstancias que hayan perturbado gravemente el orden público”. Algunos países de la región han incorporado esta definición ampliada en sus legislaciones y saben que la población venezolana en movilidad entra en esta categoría. Además, conocen las condiciones de la Emergencia Humanitaria Compleja que atraviesa el país y saben que debería operar una protección internacional.

Así que cuando tachan a alguien de nacionalidad venezolana de ilegal, es bastante probable que sea una persona necesitada de protección internacional, que tiene el derecho humano a solicitar refugio y que en muchos casos se le está negando esta condición.

Antes de 2019 los mecanismos para permitir la estancia regular de personas venezolanas en los países vecinos tendían a ser más laxos. Sin embargo, a partir de 2019, Perú, Chile y Ecuador, entre otros países del continente, han implementado estrategias de securitización y controles fronterizos más rígidos, que dificultan aun más tener los documentos oficiales del país receptor y profundizan la situación de vulnerabilidad de quienes migran.

Hemos visto cómo, en el caso de Chile, el gobierno de Sebastián Piñera ha expulsado a compatriotas por no cumplir con los requisitos para una estancia regular en el país austral. Y lo ha hecho de una manera en la cual se han violado sus derechos humanos, lo que ha sido denunciado por organizaciones no gubernamentales chilenas y se evidencia de los relatos de las personas expulsadas.

El presidente chileno que, sin ningún tipo de consideración, expulsa a personas venezolanas, es el mismo que, en febrero de 2019, estuvo presente en Cúcuta en el Live Aid Venezuela; y expresaba que estaba en ese lugar para mostrar su apoyo a la lucha de la población por sus derechos humanos y que conocía las carencias de alimentos, de medicamentos, que existían en el país.

Ese giro en el abordaje de la movilidad de las personas venezolanas obedece únicamente a visiones utilitaristas del problema. Mientras que en 2019 le resultaba útil a su gobierno esa causa en contra de Maduro y en apoyo a la población venezolana, tiempo después, por distintos motivos entre los que pueden señalarse la baja de los índices de popularidad, expulsar migrantes se convirtió en una estrategia para subir los bajos índices de apoyo a su gestión.

Las estrategias de algunos gobernantes contribuyen a que se desprenda esa aura de ilegalidad vinculada con criminalidad hacia las personas migrantes irregulares.

A ello también contribuyen las narrativas que se construyen desde algunos medios de comunicación que llenan los noticieros televisivos, las redes sociales, los periódicos impresos y digitales con información sobre los riesgos que corren los países ante la llegada masiva de migrantes.

Se proyecta la imagen de un hombre migrante como delincuente, como un peligro para el orden público del país receptor; mientras que, en el caso de la mujer migrante, se presenta en una imagen hipersexualizada vinculada con redes de prostitución y portadora de enfermedades. A ello debe agregarse que se constituyen en los chivos expiatorios a quienes se culpa y sobre quienes se proyectan problemáticas sociales. Algunas de ellas de carácter estructural, como la desigualdad y la pobreza existentes en los países latinoamericanos.

El uso electoral del tema migratorio

Durante varios lustros se ha visto cómo en el caso de Europa, en distintos países, se ha usado el tema migratorio con fines electorales. Uno de los casos que más destaca es el del partido VOX, en España, que en 2019 propuso en el Congreso que se levantara un muro en Ceuta y Melilla para evitar la “invasión migratoria”.

Este año 2021, en plena campaña electoral en la Comunidad de Madrid, VOX arremetió contra las personas migrantes menores de 18 años, los MENA (Menores Extranjeros No Acompañados), poniendo un afiche publicitario que decía «Un mena: 4700 euros al mes. Tu abuela: 426 euros de pensión/mes». Con ello pretendía denunciar supuestamente lo que se estaba gastando en estos migrantes y que generó la apertura de una investigación al partido por la instigación de delitos de odio. Lo más grave de estas acciones es que cuentan con el respaldo de una parte de la población.

Así pueden seguir los ejemplos en Italia, Francia, Austria… El discurso antiinmigrante vende y los políticos lo usan para beneficios propios, sin que les genere ninguna culpa el hecho de que contribuyan con la estigmatización y la criminalización de personas que no han cometido ningún delito.

Pero sin lugar a dudas, un caso de estudio es el discurso antiinmigratorio de Donald Trump en su campaña electoral de 2016 (y durante todo su gobierno). En esta abordó de manera recurrente el tema de la deportación de personas extranjeras, la construcción de un muro con México para detener la migración irregular, suspender el otorgamiento de visas y prohibir la entrada a Estados Unidos de personas provenientes de países con antecedentes de terrorismo. Pero no se quedó solo en la campaña electoral, sino que tres de los primeros decretos ejecutivos que firmó abordaban estos temas.

En América Latina la situación de las personas venezolanas en movilidad ha sido un tema recurrente en las elecciones. Por ejemplo, en las campañas presidenciales de Colombia y México del año 2018, el tema fue abordado haciendo hincapié, en ambos casos, en que debería evitarse que esos países se “convirtieran en otra Venezuela”; sin que les importara mucho la situación de las personas migrantes.

Pero en el caso de la campaña presidencial de Perú de 2021, país que ocupa el segundo lugar en cuanto a la población migrante venezolana con más de un millón, hemos visto que el tema ha estado marcado, tanto en el caso de Keiko Fujimori como de Pedro Castillo, por una idea de contención de la migración. Supuestamente para prevenir la trata de personas y en el aumento de los controles fronterizos.

Estos discursos contribuyen a la exacerbación de la xenofobia existente en algunos sectores de la población peruana contra los migrantes de nacionalidad venezolana, lo que afecta principalmente a quienes están sin documentos oficiales y además contribuye con el reforzamiento del imaginario que les considera como ilegales.

Para concluir, solo quiero dejar la idea de que nadie acepte que es ilegal porque no lo es y que tenga claro el hecho de que tiene derechos por ser persona o, parafraseando a Hannah Arendt, tiene “el derecho a tener derechos”.

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Humano Derecho #204 con Miguel Barone, de Gritemos con Brío
Gritemos con Brío busca posicionar, exponer e incrementar los liderazgos estudiantiles de la universidad venezolana

 

@_humanoderecho

¿Cuál es la posición de Gritemos con Brío frente a las persecuciones a defensores de los DD. HH.? ¿Cómo han logrado que los jóvenes se integren y quieran ser parte de un cambio? ¿Qué hacen para seguir sumando jóvenes a su causa pese a la ausencia de la vida universitaria? Conversamos de estos y otros temas con Miguel Barone, de Gritemos con Brío quien nos hablará acerca de todos los temas relacionados con sus proyectos.

Gritemos con Brío busca posicionar, exponer e incrementar los liderazgos estudiantiles de la universidad venezolana generando un impacto positivo en el ámbito nacional.

«El principal motor de lo que han sido nuestras iniciativas, fue empezar por esas figuras que yo veía cercanas a mi generación que también son representantes estudiantiles. Con el apoyo de muchos de ellos, logramos penetrar en diversos espacios donde pudimos, a su vez, llamar la atención de más activistas”.

Presentado por Génesis Zambrano (@medicenmouzo) y Luis Serrano (@akaLuisSerrano). Somos el radio web show semanal que mezcla la buena música con gente que ayuda a gente. Transmitido por diferentes plataformas del país, es producido por RedesAyuda y Provea.

Más contenido en humanoderecho.com

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Juan E. Fernández Jul 18, 2021 | Actualizado hace 1 mes
Claves para resistir la invasión

Ilustración de Alexander Almarza, @almarzaale

@SoyJuanette

Acá les escribe algo cansado, luego de unas semanas de ejercicios militares quien suscribe, el soldado Juanette. Quiero compartir con usted amigo lector, algunas claves para resistir a una cada vez más posible (y cercana) invasión de algún país extranjero, o tal vez de la “Invasión Sensacional” del maratónico de los sábados.

Pero primero lo primero, después lo segundo y luego lo tercero… esto de las invasiones a nuestro país, Venezuela, no es nuevo. Se remonta al momento en el cual esta nación apareció en el radar de las carabelas de Colón (bueno de los reyes, pero que le prestaron al navegante italiano). El imperio, en aquel entonces el español, trató primero de conquistarnos pacíficamente cambiándonos espejitos por oro… y al que no lo quiso cambiar, le dieron de coñaz… pasando a la fase que se denominó “Conquista a la fuerza”.

Luego de las guerras de independencia que, fueron un poco más cortas que “Las guerras de las galaxias”, mandando el presidente Cipriano Castro, se aliaron Italia, Inglaterra y Alemania para bloquear las costas venezolanas (según las malas lenguas, las potencias actuaron en conchupancia con un banquero, no sé, a mí no me consta pues no estaba allí)… pero Cipriano con la ayuda de algunos caraqueños que desde el Ávila movieron matorrales (para hacer creer que era un gran ejército el que bajaba hasta La Guaira a repeler el bloqueo), hicieron que aquella “planta insolente” se fuera con su música a otra parte (el cuento no es exacto, pero es algo así).

Lo importante de este preámbulo histórico es hacerle ver, amigo lector y amigo invasor que nos leen, que invadir Venezuela no será nada fácil, porque lo más probable es que, al entrar a esta tierra de gracia, usted termine enamorado de una venezolana o por lo menos con un millón de amigos como dice aquella famosa canción de los cantantes brasileros Roberto&Carlos.

Claves para contrarrestar la invasión

 Invasión marítima

Por videos que vimos durante los ejercicios pudimos notar que los marines son unos bichos catires como de dos metros que van a bajarse del portaaviones, con intenciones de darnos hasta con el tobo. Por ello, la Armada venezolana tiene que tratar de desviar el USS George HW Bush CVN-77 hasta Higuerote o “La Costa”; esto para que, cuando se bajen los gringos coincidan con la fiesta de San Juan y terminen bailando tambores, bebiendo, comiendo, jugando dominó y no quieran volver al norte.

 Invasión aérea

Si la fuerza aérea norteamericana se atreviese a surcar rasante el cielo de Venezuela con sus F-16, nuestros Sukhoi deben repeler el ataque, derribar los aviones y hacer que los pilotos se eyecten cerca de Maracaibo. Una vez en tierras marabinas, apresarlos y someterlos a una dieta que no podrán resistir para quebrar su espíritu. La misma consta de patacones, “agüita e sapo” (arepa de pernil), huevos chimbos (es un dulce, no somos tan sanguinarios como para darles de comer huevos podridos), mandocas (con queso chillón), cepillados, papelón, cuatro tequeños y tres yoyos (deben comer seis veces al día). Luego de tamaña ingesta, el piloto americano será obligado a tratar de despegar en su avión… pero el pobre no va a caber; así que lo más probable es que decida quedarse y monte un tarantín en el mercado de las pulgas.

 Invasión terrestre

De llegar los invasores a Caracas, es importante tener la capacidad de producir algún evento como “Suena Caracas” o La “Bailanta Sensacional” (para los lectores no venezolanos, esto es un concurso de baile que producía en el maratónico de los sábados Súper sábado sensacional). Así cuando estos soldados invasores quieran atacarnos, se encuentren con tremenda fiesta y sus pies se muevan al son de la música, deponiendo así sus armas, pero no para huir sino para unirse a la fiesta.

Bueno, me despido con una nota importante para los invasores: vengan cuando quieran que los estamos esperando, eso sí, nosotros ponemos la música y la gente. Ustedes por favor traigan la comida, el hielo y la bebida.

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Cuba: las protestas y los tontos útiles
Culpar al bloqueo de la espantosa situación que padece la población cubana es pura demagogia. Si mañana la Virgen de Guadalupe levantara el bloqueo, Cuba seguiría igual: la isla es un páramo económico completo

 

@JorgeGCastaneda

Me surgen dos ocurrencias sobre las inéditas protestas en Cuba contra el gobierno de Raúl Castro y Miguel Díaz-Canel. Una se refiere a lo que sería el punto de no retorno para el régimen: punto aún lejano, incluso si las protestas siguen y se extienden. Otra versa sobre los castrófilos en México y en el resto de América Latina, a propósito del llamado bloqueo.

La dictadura cubana cuenta en principio con varios círculos concéntricos de represión o de control de multitudes. El primero, el más eficaz y que se ha utilizado con mayor frecuencia a lo largo de los últimos veinte años, ha sido el de los contramanifestantes, o grupos civiles entrenados, no armados, que llegan donde hay manifestantes, los encapsulan sin un exceso de violencia, desplazándolos hacia centros de detención. Son el instrumento empleado contra las Damas de blanco todos estos años, y el primer recurso utilizado el día de ayer. Son parte de las fuerzas del Estado, pero en el límite con la sociedad misma: entre ellos hay gente que no se considera represora ni policía.

Luego vienen las llamadas brigadas de despliegue rápido. Estas, ya profesionalizadas, suelen intervenir cuando la situación se complica: siguen vestidos de civil, pero van armados con bastones largos (como las Halcones); se trata de personas entrenadas, fornidas, de nuevo sin duda convencidas, pero ya parte del aparato represor del Estado. Se distinguen de la policía por el uniforme, por las armas, por la especificidad de sus tareas. La policía —tercer círculo—, ubicada en La Habana, se arremolina ante cualquier reunión contestataria, pero no se dedica exclusivamente a eso. Todos estos cuerpos son temidos por los disidentes y manifestantes; no son benignos ni mansos, pero no hay registro de que dispararan contra manifestantes desde el maleconazo de agosto de 1994 para acá. Todas estas capas existen con un solo propósito: poder evitar el uso del ejército.

Se trata del MINFAR, es decir, los militares. Lleva muchos años sin combatir ni reprimir abiertamente, por lo menos que se sepa. Es un ejército que tiene fama de ser cohesivo, bien entrenado y apertrechado, ideologizado aunque ya no como antes, conformado por parte de la élite del país en cuanto a sus oficiales pero de origen popular en cuanto a su tropa, incluso las tropas especiales. Este es el corazón del régimen: manejan las empresas, la seguridad, las importaciones, las costas, casi todo lo que sirve en Cuba (que no es mucho).

La disyuntiva del diablo para el régimen es sencilla, por lo menos desde que Fidel se paró en el Malecón hace 17 años y pudo dispersar con el verbo y sin violencia inmediata a la multitud allí reunida. Si algún día las FAR se ven obligadas a escoger entre dispararle a la gente o pasarse del lado de la gente, es probable que haya sonado la hora final del régimen. Disparar acaba con cualquier vestigio revolucionario; cambiar de bando provoca la caída. No estamos allí, pero si a alguien le interesa saber qué sucede en Cuba, ese es el camino a seguir. Mientras no salga el ejército a las calles; mientras salga pero no se vea rodeado o rebasado por los manifestantes; mientras tenga otra salida, la protesta no pasará a mayores. El día que no les quede más que disparar o desarmarse, todo terminó.

En cuanto al bloqueo, que de nueva cuenta saca la dictadura como explicación y causa del desastre cubano, y que denuncian también sus tontos útiles en México, conviene mencionar algunos hechos. Hay bloqueo desde 1961; sólo se han producido manifestaciones de descontento abiertas y significativas en tres o cuatro ocasiones: ayer, en 1994, y el Mariel de 1980. Cuando existía el subsidio soviético o venezolano, la economía cubana funcionó (mal desde luego) con todo y bloqueo.

El bloqueo de Reagan, Bush y Trump resulta muy distinto al de Carter, Clinton y sobre todo de Obama. Este último fue altamente poroso: llegaban cruceros, vuelos, remesas, turistas, envíos masivos desde Miami, inversiones directas o trianguladas, tecnología y demás. Cuba dependió como nunca de Miami, y lo aprovechó como nunca, con todo y bloqueo.

Culpar al bloqueo de la espantosa situación que padece hoy la  población cubana es pura demagogia. No hay comida, ni medicinas, ni luz ni gasolina porque la isla no exporta ya nada y por tanto no tiene divisas; no produce nada y por tanto no consume. Si mañana la Virgen de Guadalupe levantara el bloqueo, Cuba seguiría igual: la isla es un páramo económico completo.

Las cifras, además, son elocuentes. En 2020, el país de donde Cuba importó más alimentos fue Brasil: 158 millones de dólares. El segundo fue… el “bloqueador”: Estados Unidos, con 157 millones, es decir, lo mismo. Cuba importó 64 millones de dólares de trigo de Francia. El gran aliado argentino, país exportador de productos agrícolas por excelencia: 22 millones. Ciertamente es complicado comprarle a Estados Unidos: los alimentos y las medicinas en muchos casos están exentos del embargo, como lo llaman los norteamericanos, pero existen mil restricciones, no hay crédito ni transporte sencillo, y puede  haber represalias. Pero de que de allí comen los cubanos lo poco que comen, ni duda.

La protesta estalló en Cuba por muchas razones; de seguir, habrá tiempo para analizarlas. Baste decir que no es útil inventarse el cuento del imperialismo conspirador o del bloqueo asesino: la gente se hartó y explotó, aunque solo fuera por un día. Cualquiera lo haría, en esas condiciones, que no se vivían en Cuba desde el Período especial. Y estaba Fidel.

La gran lección de Cuba

La gran lección de Cuba

 * Jorge G. Castañeda. Secretario de Relaciones Exteriores de México de 2000 a 2003. Profesor de política y estudios sobre América Latina en la Universidad de Nueva York.

Artículo publicado previamente en Nexos

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Antonio José Monagas Jul 17, 2021 | Actualizado hace 1 mes
Con hambre de conflicto

@ajmonagas

La realidad venezolana se convirtió en un inexpugnable y desordenado juego de envite y azar. Aunque en apariencia pareciera un simple relato de misterio. Pero es más que eso. Son contradicciones que embotan el pensamiento más habilidoso. Esas ganas de cambiar sin renunciar a nada, resulta como una suerte de ambigüedad que no lleva a ningún lado.

Al mismo tiempo, las realidades pretenden hacer ver que lo mostrado es, al mismo tiempo, verdad y mentira. ¿Cómo así? Todo está bien, pero también todo está mal. Y aun así, no se cuenta con escape alguno que conduzca hacia una salida honorable, creíble y digna. Necesaria y viable.

Caramba, ¿qué es lo que sucede al interior de los referidos problemas que insumen y consumen a Venezuela? ¿Será posible poder hacer algo que contrarreste tan enrarecida situación nacional? Es difícil creer y aceptar la paradójica situación. Pero los tiros parecieran llevar a dicha dirección. Luce ahora ineludible intentar una explicación que descifre tan obeso enigma.

La política mal entendida

De entrada, vale reconocer que dicha situación tiene su fuente u origen en la política. No solo en su comprensión equivocada. También, en su errado ejercicio. Sobre todo, al percibir que la política tiende a complicar realidades que no están debidamente abiertas al discurrir social y económico. Por tanto, lucen enredadas como en principio son avizoradas. No obstante, más allá de tan escueta consideración, se esconden otros argumentos que bien valen para auscultar tan sinuosa situación, hurgándola por el lado de la filosofía. De la filosofía política, para más exactitud o posibilidad de dar con alguna respuesta suficientemente convincente.

La desinformación como causa. Todo ciudadano, aun no preciándose de su condición de “hombre político”, es en definitiva el sujeto protagónico de todo evento precedido y presidido por la política. Aun así, esa deficiencia le permite ejercer su perplejidad o preocupación ante el desorden de información que ocurre alrededor de la correspondiente realidad.

El problema de desinformación solapa toda posibilidad de que pueda filtrarse algún elemento relacionado con la verdad que rige la situación en cuestión. Es ahí cuando la confusión se apropia de la situación. Todo luce tan confuso que la realidad se opaca debido a que la desinformación oscurece el panorama.

La situación se complica toda vez que el rumor hace presencia en la orgía anónima de las redes sociales. En la mitad de tan enrarecido problema, se aviva la histeria colectiva proveniente de cuanto insulto, acusación o reproche pueda hacerse público.

Acá, la opacidad incita la confusión tras la cual se encubre toda sospecha nacida al calor de la insidia que se ha expandido en forma de perturbado rumor. Luego siguen los escándalos como complementos de la cuestionada situación.

En medio de todas estas, el poder político expuesto por el régimen se disfraza de “santurrón”. Hace ver y creer que nada pasa cuando todo se ha exasperado, se ha exacerbado. Al extremo de que el país tiene otra excusa para acentuar la crisis vigente. Es como si la realidad venezolana viviera permanentemente y de manera inusitada con hambre de conflicto.

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