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Noruega

El discurso de Gerardo Blyde en México marca una pauta
«Hoy, aquí y ahora, toda nuestra delegación comenzará el trabajo incesante y comprometido de hacer que esta negociación funcione»

 

A continuación reproducimos integralmente las palabras de Gerardo Blyde en el acto de instalación del proceso de negociación en México

Comenzamos estas palabras agradeciendo a México y a su Gobierno por haber aceptado ser el país sede para que hoy se inicie este proceso tan importante para Venezuela.

También agradecemos al Reino de Noruega por haber estado, por mucho tiempo, preocupado y ocupado de Venezuela, buscando identificar si existía entre las partes la verdadera intención de solucionar nuestros graves problemas, habiendo invertido incontables horas como facilitadores, para que consolidáramos el inicio de este proceso.

Igualmente, agradecemos el respaldo e interés que ha manifestado la comunidad internacional para la búsqueda de opciones que nos permitan superar las profundas diferencias existentes.

Hoy estamos comenzando la segunda etapa de un proceso de negociación que sabemos será complejo, que seguramente tendrá momentos muy difíciles, para el cual todo nuestro equipo se ha venido preparando. 

En la etapa previa de pendulación o exploración que hoy culmina, no ha sido fácil acordarnos en la agenda a ser discutida y desarrollada, las pautas que regirán el proceso y el formato bajo el cual se desarrollarán las negociaciones. Cada parte ha cedido de su narrativa para lograr un punto medio de inicio, teniendo la convicción de que el proceso es más que necesario.

Nuestra Venezuela está mal, muy mal. Nuestro pueblo sufre la peor crisis de su historia contemporánea; nuestra patria tiene hoy muy poco que ofrecer para el desarrollo personal de cada ciudadano, de cada padre o madre de familia, de cada joven o niño, de cada adulto mayor. Parte de nuestro pueblo ha huido y continúa huyendo, en búsqueda de alguna oportunidad fuera de nuestras fronteras. Un pueblo que, al interior de nuestro país, sobrevive pero no vive.

No es nuestra intención en esta ocasión realizar un listado de nuestros inmensos males. Todos los que vivimos en Venezuela los conocemos muy bien, como también lo saben nuestros compatriotas que han tenido de irse.

Tampoco hoy es momento, en aras de iniciar este proceso en el mejor de los ambientes, para que cada parte repita su narrativa sobre las múltiples causas que nos han traído hasta aquí.

Cada uno de nosotros podría repetir hoy, aquí, lo que, dependiendo de la acera en donde se encuentra, ve como las causas. Cada acción ha traído una reacción, en una escalada absurda de posiciones que nos han alejado cada día más.

Lo cierto es que, entre esas dos aceras, en donde cada parte sostiene narrativas diametralmente contrarias, está una calle llena de ciudadanos desesperanzados y sufriendo, nuestro pueblo.

Hoy, aquí y ahora, comienza un proceso trascendente, importante e integral, que debe obligarnos a acordarnos.

Hoy, aquí y ahora, toda nuestra delegación comenzará el trabajo incesante y comprometido de hacer que esta negociación funcione.

Hoy, aquí y ahora, expresamos que venimos en búsqueda de acuerdos en todos los temas que vamos a tratar.

Hoy, aquí y ahora, manifestamos públicamente que toda nuestra delegación, y todos aquellos a los que representamos -unidos en la Plataforma Unitaria de Venezuela-, tenemos el compromiso irrenunciable de trabajar todo lo que haga falta para que logremos un Acuerdo Integral que le de a nuestro pueblo, un pacto de convivencia democrática de largo alcance en el tiempo y de profundos cambios en su contenido.

Delegados de la Plataforma Unitaria de Venezuela en el proceso de negociación en México.

Ese es nuestro objetivo central: lograr ese Acuerdo Integral que beneficie a todos. Que cuando lo logremos, nadie se sienta vencido y todos nos sintamos incluidos. Un acuerdo que nos dé garantías de convivencia política y democrática; un acuerdo de mutuos reconocimientos y respeto para el ejercicio pleno de todos los derechos contemplados en la Constitución nacional; un acuerdo incluyente para todos, incluso para aquellos que hoy, con justas razones, puedan estar escépticos sobre este proceso.

Una negociación no es nunca un fin en sí misma. Una negociación es una herramienta, la mejor herramienta que tenemos los seres humanos para acordarnos, para buscar soluciones, para buscar salidas.

Se han construido en esta fase inicial pendular –por su propia naturaleza reservada– las bases suficientes para que comencemos el proceso más sólido por el que hayamos transitado. El apoyo de la comunidad internacional ha sido fundamental para que sea así, apoyo que agradecemos y que pedimos se mantenga desde ahora y hasta que logremos el acuerdo.

Venezolana, venezolano: sin importar con cuál parte te identifiques hoy, incluso si no te identificas con ninguna de ellas; si eres civil o estás uniformado; sin importar cualquier diferencia que podamos tener, te invitamos a darle una oportunidad a este proceso de entendimiento y a participar en la construcción y desarrollo de la agenda con tus propuestas e ideas. Mientras mayor sea tu apoyo, mayores probabilidades habrá de que no fracasemos en este serio intento por comprendernos.

Solo un acuerdo que nos devuelva la normalidad democrática, la convivencia pacífica, la garantía de la vigencia plena de las reglas que nos dimos para vivir en sociedad, la necesaria conformación de un sistema de pesos y contrapesos frente al poder, la garantía plena de respeto a los derechos humanos y el perdón, sin que ese perdón se convierta en impunidad, será el cimiento sobre el cual podremos construir una Venezuela próspera e incluyente, que vele por los más débiles y que trate a cada ciudadano con iguales derechos y le exija los mismos deberes.

Mucho trabajo tenemos por delante. Que Dios todopoderoso nos ayude, nos guíe y nos dé la fuerza y la claridad para el éxito de este proceso; tratemos de entendernos y alcancemos acordarnos, por los que estamos vivos y por los que ya no lo están.

Gracias.

Ciudad de México, 13 de agosto de 2021.

Guaidó está evaluando hacer una nueva gira internacional que incluiría a EEUU
“Queremos elecciones libres y justas”, reiteró el presidente de la Asamblea Nacional de 2015

 

Este martes, 22 de junio, el líder político, Juan Guaidó afirmó que está evaluando llevar a cabo una gira por varios países -donde estaría EEUU incluido- y reconoció que cada vez que se lleva a cabo una jornada en el exterior hay «costos altos» donde su equipo sufre las consecuencias.

«Evaluamos hacer una gira en el momento que sea determinante para avanzar en los objetivos, y según la utilidad que le veamos para la causa venezolana», expresó el también presidente de la Asamblea Nacional electa en 2015 e indicó que posee comunicación constante con varios niveles de gobierno en EEUU como el Departamento de Estado, la Casa Blanca, el Congreso y el Senado.

En entrevista concedida al portal web La Razón, Guaidó aseguró que las negociaciones que fueron anunciadas, actualmente se encuentran en una fase de «aproximación» al facilitador de estas reuniones, que es Noruega, así como también buscan un lugar que pueda servir para llevarlas a cabo y países que puedan acompañar el proceso.

Reiteró que no confía en la administración de Nicolás Maduro y que se encuentran a la espera de la confirmación de una agenda de trabajo a seguir en las negociaciones, que esté validada por quienes faciliten los encuentros y los países que serían acompañantes.

El líder político afirmó que las opiniones y posturas de las personas con «peso específico» como la coordinadora de Vente Venezuela, María Corina Machado, y el exgobernador de Miranda Henrique Capriles deben ser incorporadas en las negociaciones junto a los de los demás sectores del país, donde la interlocución está a manos del interinato que preside.

Resaltó que cualquier negociación que se realice al margen de la que él es abanderado, solo va a fortalecer a Maduro.

También se refirió al tema de las elecciones pautadas por el CNE para el 21 de noviembre al decir que «no le sacarán el cuerpo a la decisión política de qué hacer con esa cita» y manifestó que las actividades de calle son «de reivindicación de derechos porque la elección regional no resuelve ningún problema».

La unidad de nuestros tormentos

@juliocasagar

Hace unos meses escribíamos en una nota, y ahora lo confirmamos: hay palabras con las que no se puede pelear en el centro del ring porque te noquean. Palabras como: paz, amor, convivencia, diálogo, entendimiento y unidad son alguna de ellas.

Tienen una carga semántica que le dan valor por sí mismas. No necesitan ponerse al lado de otras, ni adjetivarlas. Tienen buena prensa, buena reputación, son atractivas y la gente las acepta como buenas.

La nota de hoy tiene que ver con una de esas palabras. Una que nos atormenta: unidad. Reconocemos que no es fácil tratar de hacerle una disección para separar sus cosas buenas o malas porque, repetimos. Casi todas sus connotaciones son buenas.

En el caso de Venezuela, el tema de la unidad para enfrentar a Maduro, es un tema de primera importancia y lo es porque aunque pareciera evidente y de perogrullo que teniendo el régimen una evidente minoría de aceptación entre los venezolanos que no llega al 15 %, el otro 85 % que le adversa no se ha podido articular para desalojarlos del poder.

Una de las razones por las cuales hay que examinar el término unidad, es que ha sido evidente que Maduro ha logrado poner como operadores de sus planes políticos a una parte de quienes en algún momento se presentaron como sus opositores. La mayoría de ellos siguen presentándose como gente de oposición y algunos, incluso, no se ahorran críticas a los disparates de Miraflores. Por supuesto que ello forma parte del plan. Si no hablaran como oposición, no servirían a esos propósitos. Como decían los abuelos “chirulí se coge con chirulí”

La línea entre ellos y el resto de la oposición no es fácil de trazar y cometeríamos enormes injusticias si nos erigiéramos en el juez de delitos de opinión para arrogarnos la prerrogativa de decir quién es  puro y quién no lo es, como lo hacían los tribunales nazis que decretaban la pureza racial aria.

De manera que para no hacer ese papel de cazador de brujas, hay que asumir que hay gente que aunque tenga posiciones que directa o indirectamente benefician a Maduro, ellas son producto de su manera de ver las cosas y que algunos de ellos proceden de buena fe. Lo razonable sería entonces que la línea roja de separación que hay que trazar es con aquellos que ostensiblemente vendieron su primogenitura por un plato de lentejas; aquellos que resolvieron traficar con sus conciencias por unos cuantos euros que contaban detrás de las puertas de los baños y que son descaradamente agentes del régimen y sus colaboradores confesos.

Con ellos no hay unidad posible. Ellos ya escogieron su campo y cuando hablemos de esa unidad en los siguientes párrafos de esta nota, el tema no tiene nada que ver con ellos. Sencillamente no hacen falta, que se queden donde están.

Para el resto de los venezolanos, esa inmensa mayoría del 85 % de nuestros compatriotas y para el liderazgo que eventualmente lucha por conducirla es que van las recriminaciones, sugerencias y entrepituras que siguen, porque, por más vueltas que le demos el asunto, será indudablemente necesario que actuemos juntos para terminar con la pesadilla.

Veamos entonces:

Que nadie está diciendo que tenemos que jurarnos amor eterno y casarnos de velo y corona. Que ya sabemos que no somos iguales, que pensamos distinto en muchas cosas. Nadie nos está pidiendo que sellemos un pacto de sangre, ni siquiera que forjemos un acuerdo por los siglos de los siglos.

Lo que está pidiendo a gritos la gente es que nos entendamos, no a pesar de nuestras diferencias, sino con nuestras diferencias. Es que actuemos unidos porque tenemos un objetivo común que es salir del régimen que nos mal gobierna.

Es obvio que las diferencias son necesarias e indispensables para que avancen los procesos. Si no hay debate, si no hay discusión, todo se pudre como el agua estancada.

La dialéctica y el movimiento están en el origen de la existencia de todas las cosas. El organismo más pequeño que es la célula, se divide a diario y compite con otras para asegurar su existencia, pero llega un momento que tiene que convivir para formar un tejido y tiene que trabajar junto con otras células para que ese tejido forme un órgano y para que ese órgano desarrolle su función. No por esa cooperación deja de ser un organismo vivo e independiente.

Repitámoslo: hoy lo que nos pide a gritos la sociedad venezolana no es que dejemos de ser quienes somos; o que hipócritamente nos digamos que somos la misma cosa cuando no lo somos.

Lo que nos pide a gritos la sociedad venezolana martirizada, es que nos pongamos de acuerdo para desarrollar una política unitaria para enfrentar a Maduro y a su minoría.

Como ya dijimos, no es comprensible que un régimen, que no tiene más del 15 % de apoyo popular, se mantenga en Miraflores porque hay pequeñas y parroquiales diferencias; que por cálculos subalternos o simplemente por falta de miras, no nos ponemos de acuerdo para transitar un periodo de tiempo con una posición común y liderar la gran mayoría de los venezolanos, es 85 % de compatriotas que no quieren a Maduro.

¿Y sobre qué debemos ponernos de acuerdo? Pues para lo que todo el mundo decente y civilizado nos apoya: lograr una salida política.

Para tratar de conseguir ese objetivo se ha puesto sobre la mesa un nuevo proceso de negociaciones auspiciado por el reino de Noruega, que cuenta con el apoyo de los Estados Unidos, Canadá y de la Unión Europea. ¿Entonces? ¿Por qué buscamos a Dios por los rincones?

Lo que tenemos que hacer es definir unos mínimos aceptables para ir a esa mesa de negociaciones. ¿Cuáles podrían ser esos mínimos? (y disculpen la entrepitura) Lo primero, lo esencial, tendría que ser la promoción de condiciones para atender la dramática y cada vez peor situación humanitaria, no solo la que deriva de la pandemia, sino la que se ha agravado por la inflación, y el caos de los servicios como el agua, la luz y el gas.

Concertarnos para hacer frente y proponer soluciones de emergencia es de primera necesidad y luego, y entrando en el terreno político, obviamente que ese acuerdo debería tratar:  libertad de los presos políticos, civiles y militares; regreso de los exiliados; habilitación de los inhabilitados; compromiso de elecciones limpias con observación internacional adecuada y un cronograma que establezca dilucidar todos los mandatos pendientes de elegir. Las fechas podrían discutirse.

¿Es todo esto muy difícil? No pareciera. Ciertamente, si sobre eso nos ponemos de acuerdo, podremos ir en mejores condiciones para negociar con la dictadura. No son cosas originales, en realidad es lo que se ha venido planteando desde hace un tiempo. Es una versión comprimida del decálogo aprobado por la AN para ir a las elecciones del 6D.

Esto tiene que ponerse sobre la mesa pronto y hay que presionar para que sepamos rápidamente cual es la respuesta del régimen sobre esas propuestas. Cuando las conozcamos deberemos abrir un debate para saber si las aceptamos o no las aceptamos.

Lo más importante es que podamos decidir conjuntamente lo que hay que hacer. Si el régimen logra batirnos al detal; si tiene éxito en dividirnos para que unos hagan una cosa y otros hagan otra (sobre todo de cara a las elecciones regionales) nos enfrentaremos a la peor de las derrotas.

Ninguno de los discursos sobre “recuperar espacios” “organizar y movilizar en medio de la campaña”, y otras afirmaciones parecidas, van a funcionar.

El régimen se saldrá con la suya. El votante natural de la oposición se quedara en su casa. No importa cuán brillante, cuan chévere, cuán buena nota sean los candidatos. Si no accionamos unidos quienes verdaderamente adversamos a Maduro, no habrá vida.

Bien nos valdría recordar a Benjamín Franklin, sabio por muchos títulos y razones y quien debió enfrentarse a la amarga realidad de la desunión de sus compañeros de ruta, y quien tuvo que recordar a sus contemporáneos: “O ACTUAMOS JUNTOS, O NOS COLGARAN POR SEPARADO”

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Guaidó: Estamos valorando a México y Noruega como sedes para la celebración de una posible negociación
El dirigente opositor afirmó que también valoran países como Canadá, España o EEUU y dijo que una de las principales condiciones para llevar a cabo estos eventuales encuentros “es donde las dos partes se sientan cómodas”

 

El líder político, reconocido por una parte de la comunidad internacional como presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó, informó este jueves 3 de junio que se está considerando a México -al igual que Noruega- como uno de los países que sirva de sede para llevar a cabo las nuevas posibles negociaciones con la administración de Nicolás Maduro en el contexto de su “acuerdo de salvación nacional”.

“Estamos evaluando posibles sedes para la celebración de una posible negociación (…) es una posible negociación (…) Estamos valorando México, Noruega, algunos otros países que puedan hospedar de manera independiente, de manera imparcial y respetuosa una posible negociación”, reveló en entrevista a La Reforma de México.

El dirigente opositor afirmó que también valoran países como Canadá, España o EEUU y dijo que una de las principales condiciones para llevar a cabo estos eventuales encuentros “es donde las dos partes se sientan cómodas”.

Guaidó aseguró que Venezuela no necesita otro fallido intento de negociación, esto a propósito del acuerdo de salvación nacional.

“La posibilidad de un acuerdo es la posibilidad de salvar a Venezuela, es revertir el flujo migratorio, es tener un árbitro independiente que pueda regir un proceso electoral y convertir el proceso electoral en una ventana de solución al conflicto. Es poder generar confianza en las multilaterales para que tripliquen o aumenten su participación humanitaria en Venezuela”.

Sobre una posible intervención extranjera por parte de Estados Unidos, Guaidó calificó la misma como “polémica” y más allá de considerar o no esta opción, cree que lo más importante es poder sopesar las alternativas que existen para aliviar lo que padecen los venezolanos.

Señaló que la movilización, organización y la protesta pacífica son parte de los mecanismos que apelan como ciudadanos para que sus exigencias sean visibles. En ese sentido, resaltó que la comunidad internacional respalda este tipo de acciones “de hacer responsable a la dictadura, a los violadores de derechos humanos, a la corrupción, de lo que sucede en el país».

Con información de TC

Maduro dice estar listo para reunirse con toda la oposición para dialogar
«Bueno, estoy de acuerdo, con la ayuda de la Unión Europea (UE), del Gobierno de Noruega, del Grupo (internacional) de Contacto, cuando quieran, donde quieran y como quieran, (estoy) listo para reunirme con toda la oposición, para ver qué se saca de ahí», dijo Maduro  

 

Nicolás Maduro aseguró este 12 de mayo que está «listo» para reunirse «con toda la oposición», al referirse a la propuesta que hizo un día antes el presidente interino, Juan Guaidó, de abrir una negociación, siempre bajo unas condiciones previas que el antichavista transmitió.

«Bueno, estoy de acuerdo, con la ayuda de la Unión Europea (UE), del Gobierno de Noruega, del Grupo (internacional) de Contacto, cuando quieran, donde quieran y como quieran, (estoy) listo para reunirme con toda la oposición, para ver qué se saca de ahí», dijo Maduro en un acto de Gobierno transmitido por el canal del Estado.

Maduro afirmó que analizará «si se saca algo bueno» de esa conversación «y ellos abandonan el camino de la guerra, de la invasión, de los atentados, del golpe de Estado» y vienen «al camino electoral».

«Aquí los esperamos, en el camino electoral, aprobada la propuesta», subrayó.

Antes de hacer la afirmación, señaló que Guaidó pasó de un plan que «era la invasión a Venezuela a dialogar con Maduro», e ironizó al preguntarse «¿qué les parece?».

«Se quiere sentar conmigo Guaidó, ¿qué traerá en las manos, qué trampa traerá, le dieron la orden del norte?», se preguntó antes de asegurar que el opositor «es un pelele del norte» y «le dieron la orden» de negociar.

Guaidó lanzó este martes un mensaje en un video difundido en sus redes sociales en el que apeló a lograr un gran acuerdo que «debe surgir a través de un proceso de negociación entre las fuerzas legítimas democráticas, el régimen y las potencias internacionales».

En el mismo, también abogó por «el compromiso de la comunidad internacional para lograr la recuperación de Venezuela y ofrecer incentivos al régimen, incluyendo el levantamiento progresivo de sanciones», condicionado al cumplimiento de los objetivos fundamentales del acuerdo.

Este mismo miércoles, en una rueda de prensa, el opositor no descartó a Noruega como un mediador en la negociación y confirmó que los representantes del país escandinavo, que ya en el pasado intentaron un proceso similar, visitaron la nación este año en dos ocasiones.

Guaidó asegura que Noruega puede ser el mediador para un acuerdo nacional
Guaidó reveló que este año ha venido una delegación noruega en dos ocasiones

El presidente encargado y de la Asamblea Nacional electa en 2015, Juan Guaidó aseguró que Noruega puede ser nuevamente un mediador para lograr un acuerdo nacional.

En declaraciones a la prensa, desde Los Palos Grandes, Caracas, Guaidó reveló también que una delegación noruega ha estado dos veces este año en el país, y que han habido intercambios y es uno de los posibles mediadores para un proceso de acuerdo. 

«Hay que ejercer mayoría, ya la construimos, hay que fortalecer la interlocución del parlamento, cuáles son nuestras alternativas, hay que fortalecer también claramente el respaldo de la comunidad internacional, la plataforma internacional para rendir cuentas a los dictadores y a esta dictadura, avanzar con los casos en la justicia internacional», añadió.

El presidente insistió en su propuesta presentada el martes, 11 de mayo, sobre un acuerdo de «salvación nacional» para solucionar la crisis del país. Este proceso incluye un cronograma de elecciones «justas y libres» presidenciales, parlamentarias, regionales y municipales, entrada masiva de ayuda humanitaria y vacunas contra la COVID-19, garantías democráticas para los dirigentes opositores y chavistas, liberación de todos los presos políticos, el regreso de los exiliados y justicia internacional; y el compromiso de la comunidad internacional para lograr la recuperación y ofrecer incentivos al gobierno de Nicolás Maduro, lo que incluye el levantamiento progresivo de sanciones, siempre y cuando se cumpla el resto de objetivos.

«El objetivo es recuperar la democracia, el respeto a la dignidad del ser humano. Estamos exigiendo nuestros derechos, una elección libre y justa no es mendigar, una vacuna no es mendigar, es el derecho a la vida, la salud», expresó. 

Insistió en que no es un tema de negociación para «cambiar espejos por cargos» y que el gobierno de Maduro buscará crear negociaciones paralelas. «No creamos en concesiones de una dictadura, depende de nosotros ejercer la suficiente presión para lograr un acuerdo de salvación nacional», dijo.

Guaidó llama a todos los sectores

Juan Guaidó hizo un llamado a todos los sectores y partidos políticos, para concretar la lucha de todos estos años. Además aseguró que están dispuestos a construir y participar en mecanismos de lucha y que se deben buscar espacios de participación segura para la gente.

«Debemos buscar y generar los espacios para que la gente se exprese y canalizar eso a la salvación de Venezuela», añadió. También dijo que la dispersión de la oposición ayuda al gobierno de Maduro y que la unión y la mejor unidad posible ayuda a enfrentar al régimen. 

Sobre la propuesta del exalcalde Carlos Ocariz, el presidente indicó que lo que fortalece y empodera a una sociedad es la renovación. «Hay que buscar todos los mecanismos para nutrir nuestra causa, a través de los que ejercen la política. El dirigente dijo que iba a presentarlo en su partido y luego en la unidad, estamos esperando la propuesta», agregó.

Maduro asegura que sostuvo una reunión con una delegación de Noruega
Dijo que trataron «asuntos de carácter político-diplomático» con la delegación que estaba integrada, según aclaró, por cuatro miembros

Nicolás Maduro afirmó que sostuvo esta semana una reunión con una delegación de Noruega, país que ha intermediado en otras ocasiones para promover diálogos entre el Gobierno y la oposición.

«Yo tuve una reunión esta semana, me acompañó el doctor Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional (AN, Parlamento), con una delegación que vino de Noruega», dijo Maduro durante un acto de Gobierno transmitido por Venezolana de Televisión (VTV).

Según detalló en la breve mención que hizo, trataron «asuntos de carácter político-diplomático» con la delegación que estaba integrada, según aclaró, por cuatro miembros.

Maduro no facilitó más datos acerca de la reunión ni explicó si espera tener reuniones más adelante.

Rodríguez, presidente de la AN desde el pasado 5 de enero, en que los nuevos diputados tomaron posesión de sus escaños tras las elecciones del pasado 6 de diciembre, está encargado de poner en marcha un amplio diálogo con todos los sectores del país, según le instruyó el propio Maduro.

Desde ese cargo ha puesto en marcha una comisión de diálogo que ya ha tenido encuentros con la Federación de Cámaras y Asociaciones de Comercio y Producción de Venezuela (Fedecámaras).

Previamente, Rodríguez lideró la comitiva gubernamental en otros procesos de negociación fallidos.

Esta misma semana, el líder opositor Juan Guaidó confirmó que ha tenido contactos con una delegación de Noruega, algo que calificó como una «rutina» para los detractores del chavismo, como también lo es, según subrayó, hacerlo con otros países.

Maduro no aclaró si esa reunión con la delegación noruega tenía como fin comenzar una negociación con el sector opositor que lidera Guaidó.

Rodríguez, presente en el acto, no se refirió al caso.

FARC

Maduro calificó de «falso positivo mediático» las fotos publicadas por la revista Semana en las que se ve a varios jefes de una disidencia de las FARC armados mientras estaban, aparentemente, en Venezuela.

«Pretenden en Colombia estallar falsos escándalos, falsos positivos mediáticos de la revista Semana y del periódico El Tiempo, al servicio del Palacio (presidencial) de Nariño, para tapar la realidad de los planes descubiertos de (el presidente colombiano) Iván Duque para atacar a Venezuela», aseguró.

En las fotografías aparece el exjefe negociador de paz de las FARC, Luciano Marín, alias «Iván Márquez»; así como a Seuxis Paucias Hernández, alias «Jesús Santrich», y Henry Castellanos Garzón, alias «Romaña».

Todos ellos se salieron del acuerdo de paz para formar, bajo el mando de «Iván Márquez», una disidencia llamada «Segunda Marquetalia», con la que anunciaron, el 29 de agosto de 2019, su regreso a las armas, alegando una «traición del Estado al acuerdo de paz de La Habana».

La revista Semana aseguró que el Gobierno colombiano «tiene información exacta de sus movimientos y de los campamentos donde se ubican estos disidentes», a los que acusa de manejar desde Venezuela las rutas del narcotráfico y planear acciones terroristas en su país.

Sin embargo, para Maduro las fotos buscan distraer la atención sobre unos vídeos difundidos el pasado viernes por el presidente del Parlamento, Jorge Rodríguez, en los que se aprecia a un hombre, que se identifica como Richard Grillet, que asegura que fue contactado desde Colombia para que formara parte de un ataque con explosivos contra la sede del Parlamento venezolano.

El supuesto atentado fue desactivado y estaba planeado para el pasado 26 de enero, día en que el pleno, donde el chavismo tiene el 92 % de los diputados, celebraba una sesión ordinaria.

«Esto es muy grave y en Colombia alguien tiene que reaccionar, está demostrado con plena prueba», dijo Maduro acerca de ese caso.

A su juicio, con esas fotos «están tratando de tapar el escándalo» y denunció que en Colombia sigue habiendo «campamentos de paramilitares, de mercenarios, de terroristas» que quieren llevar «la violencia» a Venezuela.

Frente a esta situación se preguntó si en Colombia «no hay instituciones» para controlar «las manías terroristas, el odio de Iván Duque contra Venezuela».

Por su parte, Rodríguez aseguró que, tras publicar los vídeos, en Colombia «inventaron otro ‘fake news’ para tratar de tapar los hechos, la evidencia, los testimonios, la realidad».

«Sería bueno que la Fiscalía de Colombia no esperara» para actuar, comentó el presidente de la Asamblea Nacional (AN, Parlamento) y que investigue «lo que está pasando».

Julio Castillo Sagarzazu Dic 22, 2020 | Actualizado hace 1 mes
¿Negocian los autócratas?

@juliocasagar

Sí, los autócratas definitivamente sí negocian. Suelen hacerlo en dos circunstancias:

1. Cuando están débiles y no les queda otra salida para salvar el pellejo o para “salvar los muebles del incendio”

2. Cuando necesitan ganar tiempo.

Hay numerosos ejemplos de ambos supuestos. Uno paradigmático sobre la negociación para salvar el pellejo lo protagonizó el propio Vladimir Ilich Ulianov (a) Lenin, cuando se vio obligado a firmar la Paz de Brest-Litovsk con los alemanes a finales de la Primera Guerra Mundial. Lo hizo cuando no tenía otra opción. Eso se deduce de sus propias palabras: “Hemos debido firmar la paz, cuando los cañones germanos apuntaban al corazón de Petrogrado”. Es absolutamente seguro que si la situación hubiese sido la contraria, es decir, si los cosacos rusos hubiesen estado en Potsdam, a las puertas de Berlín, hubiera entrado a sangre y fuego a la capital alemana y no habría habido súplica de tregua o acuerdo que lo hubiese detenido. Habrían izado la bandera roja en el Reichstag, como lo hicieron sus sucesores del ejército rojo en la segunda guerra.

Otro ejemplo de negociación con el agua al cuello fue la de las FARC con el gobierno colombiano. No fue sino cuando la democracia colombiana (al precio altísimo de las atrocidades de todas las guerras) les derrotó política y militarmente, que avinieron en dejar las armas. Aquí también, si la situación hubiese sido la contraria, o sea, si Tirofijo o el Mono Jojoy hubiesen tenido medio millón de combatientes en Zipaquirá o en Usaquén, listos para entrar en Bogotá, no hubiera habido acuerdo de paz que valiera. Habrían entrado inmisericordes hasta la plaza de Bolívar y, hoy, Iván Márquez despacharía ad infinitum desde el Palacio de Nariño.

Asimismo, el ejemplo emblemático de la negociación de un autócrata para ganar tiempo es, sin duda, la que puso en marcha Hitler y cuyo resultado exitoso, para él, fue la firma del Tratado de Múnich. El Fuhrer ganó tiempo para terminar de armar a Alemania, frente a las narices de una Europa paralizada por el miedo y un Chamberlain y un Daladier que le permitieron ocupar los sudestes checoeslovacos y la orilla desmilitarizada del Rin, creyendo que con eso calmarían sus delirios expansionistas. Como les dijo Churchill “cargaron con la humillación del tratado y además no evitaron la guerra”

Es evidente que, en estos acuerdos que firmaron con todos estos pájaros de cuenta, hubo una contraparte que considero que debía suscribirlos. La pregunta obligada es: ¿Se debe llegar acuerdos con sujetos como estos? ¿Qué pensaban o que querían los que firmaron con ellos? Como suele ocurrir en la política (y “la guerra es la continuación de la política por otros medios” como nos recuerda el Barón Von Claussewitz) la respuesta debería ser: ¡Depende! ¿Y depende de qué? Pues de las circunstancias; de los intereses; del momento.

Veamos el caso del Tratado de Múnich. Churchill, quien fue quien tuvo razón, nunca dijo que no había que tratar con Hitler. Él mismo, en varias ocasiones, estuvo a punto de hacerlo. En un viaje a Alemania concertaron una cita que fue suspendida por el dictador en protesta por una declaración del líder inglés sobre el tratamiento salvaje de Alemania a los judíos y luego, en medio de la tragedia de Dunkerque, bajo el bombardeo de Londres y la indiferencia de los primos norteamericanos, lo pensó igualmente. Lo que Churchill adversó y hay que repetirlo hasta la saciedad, fue el infame Tratado de Múnich y sus nefastas consecuencias para la humanidad.

Por estos lares

Ahora bien, ya por estos lares y en estos momentos, en Venezuela es ineludible la pregunta: ¿Se puede y/o se debe negociar con el régimen de Maduro?

De que se puede, se puede. Ha habido experiencias de las que hablaremos luego. ¿Se debe?, pues una vez más, ¡Depende! ¿De qué? De lo que quieras lograr y de lo que sea factible lograr. Como acabamos de decir, ya se ha negociado con Maduro. Oslo y Barbados fueron un ejemplo.

¿Qué paso con Oslo y Barbados? Desde afuera, nos atrevemos a decir que ese formato no funcionó ni funcionará por una razón muy sencilla. Maduro no le cree a la oposición y la oposición no le cree a Maduro, nada de lo que pueda discutirse y acordarse. Sentados en una mesa, ni con la Madre Teresa de Calcuta de mediadora, será posible conseguir ningún acuerdo. De nada valdrán las buenas intenciones de terceros. Nos atrevemos a concluir que eso no llegará a buen puerto. La otra razón que pareciera abonar en el sentido de que hay que encontrar otro formato, es que Venezuela es un problema geopolítico mundial y como tal debe ser tratado. Las partes contendientes deberían contar con esta realidad. Desde este punto de vista es cierta la afirmación: “solos no podemos”

En consecuencia, y aunque parezca temeraria la afirmación: sobre Venezuela deben negociar quienes tengan intereses en ella y en el brete geopolítico en el que el país se ha convertido. ¿Y quiénes son estos señores? La lista puede ser larga, pero la corta puede estar integrada por: Estados Unidos, Cuba, Rusia, China, y nuestros países limítrofes, Colombia y Brasil. Estos países deberían montar una agenda, en consulta obviamente con las partes enfrentadas en Venezuela y proponer una hoja de ruta sobre el tema de nuestro país. ¿Qué debería interesarnos a los demócratas venezolanos? Pues que finalmente pudiéramos conseguir las condiciones para que la soberanía nacional y popular pueda expresarse para definir el futuro de la nación; que rescatáramos el derecho al voto y a ejercerlo con eficacia.

¿Maduro estará interesado en que esa sea la conclusión de una negociación? Obviamente que no. En estos momentos siente que sus adversarios no tienen fuerza para sacarlo de Miraflores y piensa que puede resistir.

¿Pero Maduro está tan fuerte como cree? No. Maduro, en realidad, está débil, muy débil. Tiene el 85 % del país en contra. Tiene las principales democracias del mundo en contra. Tiene un país deshilachado que en cualquier momento le explota en la cara.

Tiene cada vez menos posibilidades de que sus aliados den la cara por él luego del informe de la ONU sobre los Derechos Humanos y el anuncio del proceso ante la Corte Penal Internacional. Además, su estrategia de última hora de lograr el reconocimiento internacional del 6D falló estrepitosamente y a lo interno no pudo conseguir apoyos más allá de los de la Mesita y los Alacranes, que ya los tenía hace tiempo. Sin embargo, Maduro que sabe todo esto, siente que sus adversarios están igualmente débiles y por eso se dio el lujo de darle con la puerta en las narices a la Unión Europea y echar por tierra un supuesto acuerdo que Capriles y Borrel habían trabajado.

Es en este marco, en el que el actual statu quo pareciera prolongarse y en el que ninguna de las partes pareciera tener la fuerza suficiente para exterminar a la otra, en el que un nuevo formato que integre la presión política y diplomática de TODOS los involucrados en el problema de Venezuela, pueda dar frutos en el medio plazo.

Se podría comenzar poniendo de nuevo sobre la mesa las dos propuestas de régimen transitorio que se han formulado: una es la que planteó el presidente Trump a través de su delegado especial Elliot Abraams; y otra, la que planteó la AN y a la que denominó Gobierno de Emergencia Nacional. Ambas planteaban la separación de Maduro y de Guaidó y la conformación de un Consejo de Estado que regiría al país hasta unas elecciones libres. Y se ocupara, entre tanto, de administrar la ayuda humanitaria. En la propuesta norteamericana se preveía un progresivo desescalamiento de las sanciones a cambio de concesiones democráticas hacia las elecciones libres. Si esas elecciones comprenden la revalidación de TODOS los mandatos públicos y se logran las condiciones necesarias para realizarlas, serían una interesante iniciativa a auscultar.

¿Es imposible lograrlo? Nunca lo sabremos si no lo impulsamos. Para ello debemos redefinir la unidad de los factores que verdaderamente adversan al régimen dentro y fuera del país. Hoy quizás no veamos claro el camino, pero esa debilidad intrínseca del régimen que hemos aludido, puede jugar a favor de la aspiración de las fuerzas democráticas.

Hoy no tenemos los cañones que apunten al corazón de Petrogrado, pero podemos tener un arma más poderosa que todos los cañones: una reformulación de la unidad, con una agenda común y un nuevo marco de apoyo internacional a nuestra causa, aprovechando las nuevas coyunturas geopolíticas del mundo.

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