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Opinión

Alejandro Armas Jul 16, 2021 | Actualizado hace 1 mes
La gran lección de Cuba
No hay pueblos condenados a la resignación eterna. Esa es la gran lección que está dando Cuba. Prestemos atención

 

@AAAD25

Cuba, Cuba. ¿Cómo no escribir por estos días sobre la más grande de las Antillas? Para todo el que ame el Caribe, es duro no tener nada positivo que escribir sobre Cuba, aparte de los poemas de Virgilio Piñera, un dueto entre Ibrahim Ferrer y Omara Portuondo, las pinturas de Wifredo Lam o los filmes de Tomás Gutiérrez Alea. Solo cultura, que la de la isla es riquísima. Pero aunque solo de pan no vive el hombre, tampoco de artes, y el pan es necesario al fin. Así como la libertad. Por eso, uno no puede sino lamentarse por la deplorable situación política y económica de Cuba, incluso desde esta otra trinchera donde, diría Ernst Jünger, se vive una tormenta de acero propia (pregunten nada más a los vecinos de la avenida Guzmán Blanco, mejor conocida como Cota 905).

Antes de que se le cambiara el nombre por razones de liturgia cristiana, los romanos llamaban al domingo dies Solis. Es decir, la jornada del Sol, consagrada al rey de los astros. Este domingo fue como si saliera el Sol en Cuba luego de una noche que duró muchas décadas. Un Sol como el de la carátula del disco Uprising, de Bob Marley & The Wailers, que emerge tras las montañas de la vecina Jamaica a la par del alzamiento del cantante en gesto de reclamo redentor.

Disculpen si tanta metáfora no es de su agrado. Pero es inevitable sentirse, pues… Inspirado ante las protestas políticas más grandes que Cuba ha experimentado desde el célebre Maleconazo de 1994. De hecho, pudiéramos decir que ya sobrepasaron en impacto a aquel evento. Como el nombre lo dice, en ese entonces las protestas se limitaron al corazón de La Habana. Además solo duraron un par de días. Al momento de redactar estas líneas, los sucesos contemporáneos de la isla acumulan cuatro jornadas y no se sabe cuándo o cómo acabará del todo. Y no se dan solo en la capital. Ha habido reportes de manifestaciones en Pinar del Río, Artemisa (¿he mencionado que me resulta fascinante una ciudad con nombre de diosa griega en pleno trópico caribeño?), Matanzas, Cienfuegos, Camagüey, Bayamo, Santiago de Cuba, Holguín, Guantánamo y otras localidades. El arco cubano está encendido de punta a punta.

Así como hay diferencias, hay similitudes. El Maleconazo estalló durante el “Período Especial” de los 90, tiempo de mucha precariedad económica (más de lo normal) debido a la desaparición súbita de la URSS, principal sostén financiero del castrismo por más de 30 años. El malestar económico se transformó en descontento político. Hoy, tampoco, al Estado cubano le dan las cuentas, y donde mandan los comunistas, precisamente debido a su odio a la propiedad privada, un Estado quebrado supone una sociedad desvalida.

Para empezar, el régimen chavista, que al despuntar el siglo XXI reemplazó a Moscú como generoso mecenas del socialismo revolucionario cubano, desde hace años redujo considerablemente sus aportes debido a su propio descalabro económico. Agreguen a eso el efecto de la pandemia de covid-19 sobre el turismo, importantísima fuente de moneda dura en la isla. Ah, y por supuesto, las chapuzas de un sistema de partido único que todavía ve las archirrefutadas tesis de Marx como el Santo Grial de la teoría económica. La gente que tomó las calles sabe quiénes son los culpables de sus cuitas y, al no poder deshacerse de ellos en la próxima elección como en una democracia, se manifiestan sobre el pavimento. Exigiendo libertad y un cambio de régimen.

Otro punto en común con el Maleconazo es la reacción de la elite gobernante. Fidel Castro acusó a Estados Unidos de estar detrás de las protestas de antaño, desestimó como “apátridas” a los descontentos y ordenó reprimirlos con puño de hierro. Su sucesor actual, Miguel Díaz-Canel, está desbaratando ipso facto cualquier esperanza de que fuera un Gorbachov. Es que ni llega a Kruschov rompiendo con lo más horrible de Stalin. Ahí están sus policías y civiles fanatizados intentando aplastar a porrazo limpio a los manifestantes, los cuales, en el discurso oficial, no son más que “contrarrevolucionarios al servicio del Tío Sam”, o ciudadanos confundidos y desinformados. Regímenes como el cubano en el mejor de los casos tratan a sus adversarios como tontos o lunáticos. En el peor, como criminales.

Esa criminalización no es solo retórica. De acuerdo con la periodista Yoani Sánchez, se calcula que, hasta este miércoles, alrededor de 5000 personas habían sido detenidas por las protestas. Las propias autoridades de La Habana han reconocido un muerto. A periodistas, locales o extranjeros, los están arrestando o agrediendo hasta dejarlos con el rostro ensangrentado. Hay videos de la conducta brutal de los represores. Esto es apenas una pequeña muestra de lo que sucede, porque para evitar que el mundo se entere, el gobierno cortó el acceso al internet. Así como a las personas se les prohíbe salir de la isla, lo mismo pasa con las imágenes incómodas. El asesinato de George Floyd en Estados Unidos desató un cataclismo porque todo el mundo lo pudo ver. Asimismo, la supresión desmedida, en ocasiones salvaje, de manifestaciones en Colombia y Chile quedó a la vista de la humanidad entera. Sin embargo, para los apologistas del castrismo, aquellas democracias son peores que Cuba.

Aprovecho que ya los mencioné para referirme a estos individuos con más detalle. Es increíble cómo, a estas alturas del siglo XXI, buena parte de la izquierda universal sigue empecinada en defender la Revolución cubana. Como si otros experimentos marxistas exentos de embargos estadounidenses no hubieran sido también fracasos económicos. Como si la imposición de un régimen de partido único fuera una decisión de Washington y no de los guerrilleros barbudos y sus herederos. Como si no hubiera una persecución descarnada contra políticos disidentes, activistas de derechos humanos y artistas críticos como los del Movimiento San Isidro. Antes, cuando el gobierno comunista hacía gala de su intolerancia con particular desparpajo (e.g. persiguiendo a homosexuales o apresando al poeta Heberto Padilla y sometiéndolo al degradante suplicio estalinista de la “autocrítica”), hasta una parejita de izquierdistas tan militantes como Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir lo cuestionaron.

Los ñángaras de hoy ni eso. Sospecho que lo que los tiene tan descolocados y a la defensiva es que esto no es como en Bahía de Cochinos. No hay un factor foráneo.

Es el pueblo cubano exigiendo su libertad sin la intervención de terceros. No lo entienden ni lo soportan. Así que solo les queda señalar al elemento fantasmagórico del “bloqueo” como fuente de todo mal. O, peor, a tramas de la CIA que parecen sacadas de una copia mediocre de las novelas de John le Carré.

Por otro lado, hay personas en la izquierda que sí parecen haber despertado. Con demasiada demora y tal vez no las mejores palabras, pero están despiertos y admitiendo críticamente la realidad sobre Cuba. Tales son los casos de Rubén Blades y Residente, solo por nombrar a dos. Su mensaje es bienvenido.

No tengo idea de cómo va a terminar esto. Nadie puede garantizar que las protestas tendrán éxito. Subestimar la dureza del castrismo sería el colmo de la candidez. Pero pase lo que pase, estamos viendo algo histórico y, como dije al principio de este artículo, inspirador. Personas, algunas de ellas septuagenarias, que nunca han conocido la democracia, están clamando por ella. No hay pueblos condenados a la resignación eterna. Esa es la gran lección que está dando Cuba. Prestemos atención.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Banca nacional no tiene capacidad para financiar la reactivación productiva
¿Cuál sería la secuencia lógica de un programa de ajuste económico para no dejar a la banca nacional en la lista, pero tampoco aborten la reactivación del aparato productivo?

 

@victoralvarezr

Venezuela sufre una prolongada contracción económica, una voraz hiperinflación, la economía se cae a pedazos y pareciera que ningún sector se salva. ¿Es proporcional la reducción del tamaño del sector banca y finanzas a la contracción que ha sufrido el PIB o ha sido mayor el impacto de la crisis sobre el sector financiero venezolano? ¿Cuál es el margen que realmente tiene la banca nacional para financiar la producción y el consumo?

Como consecuencia de las pésimas políticas económicas, el agravante de las sanciones financieras y el impacto de la covid-19, la economía venezolana se ha contraído 80 % entre 2013 y 2020.

De este colapso no escapa el sector banca y finanzas, que ha sido afectado por una voraz hiperinflación en un contexto de tasas de interés controladas. La brecha entre lo que se pierde por inflación y lo que se gana por interés disuelve el patrimonio en bolívares de los bancos y limita la expansión del crédito.

Una idea de la poca capacidad de financiamiento que tiene la banca la encontramos en el límite de las tarjetas de créditos, cuyo monto no alcanza para pagar un mercado de alimentos. Hace tiempo que la banca nacional dejó de otorgar créditos hipotecarios, no financia la compra de vehículos ni mucho menos proyectos de inversión. Si no se fortalece el patrimonio de los bancos, el crédito no podrá elevarse al nivel que necesita la reactivación económica.

La estabilización y reactivación de la economía venezolana necesita un programa de reformas bien pensado, con las medidas correctas, aplicadas en la secuencia lógica y al ritmo adecuado. La política monetaria y financiera se debe manejar con prudencia y sensatez. Si se liberan las tasas de interés antes de que la inflación haya sido abatida, como las tasas de interés persiguen la inflación, los altos costos financieros harían inviable la reactivación agrícola e industrial. Paradójicamente, liberar tasas de interés golpearía la capacidad de pago que llevaría a un aumento de los préstamos morosos y esto afectaría aun más la débil situación patrimonial de los bancos e instituciones financieras.

¿Cuál sería la secuencia lógica de las medidas que formen parte de un programa de ajuste económico de tal forma que estas no dejen al sector financiero en lista de espera, pero tampoco se anticipen y aborten la reactivación del aparato productivo?

Para responder a estas y otras preguntas hemos invitado a Tamara Herrera, directora y economista jefe de Síntesis Financiera, quien ha hecho una contribución muy importante al análisis del sector financiero y del impacto de las políticas públicas sobre los mercados y negocios, así como el análisis de riesgo país de Venezuela. Su calificada opinión es muy solicitada por las empresas nacionales y multinacionales.

Vea la conversación con Tamara Herrera en la serie “Diez conversaciones estelares con diez de los mejores economistas de Venezuela” por canal YouTube de #PedagogíaEconómica

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Carlos Nieto Palma Jul 16, 2021 | Actualizado hace 1 mes
Día de Nelson Mandela

«Una nación no debe ser juzgada por cómo trata a sus ciudadanos más distinguidos, sino a los que menos lo son, los presos». Nelson Mandela

 

@cnietopalma

El próximo domingo 18 de julio se celebra el Día Internacional de Nelson Mandela en homenaje al expresidente sudafricano, luchador por la libertad y la paz en el mundo entero. La celebración que lo honra fue proclamada por la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU) el 10 de noviembre del año 2009, fecha del aniversario de su nacimiento.

En la mencionada resolución se estableció que se proclamaba este día como homenaje a Nelson Mandela “como reconocimiento de su dedicación al servicio de la humanidad a través de su labor humanitaria en los ámbitos de la solución de conflictos, las relaciones interraciales, la promoción y protección de los derechos humanos, la reconciliación, la igualdad entre los géneros, los derechos de los niños y otros grupos vulnerables, y la defensa de las comunidades pobres y subdesarrolladas; además de su contribución a la lucha por la democracia a nivel internacional y a la promoción de una cultura de paz en todo el mundo”.

Nelson Mandela nació el 18 de julio de 1918 en Mvezo, un poblado cerca de Umtata, provincia del Cabo Oriental en Sudáfrica. En 1942, a los 24 años de edad, se graduó de abogado en la Universidad de Witwatersrand. En 1964 lo condenan a cadena perpetua por sus ideales y activismo político en la lucha por la igualdad de razas; y fue encarcelado en la prisión de Robben Island, frente a la Ciudad del Cabo. Allí pasó 17 años en precarias condiciones.

Más tarde estuvo en otras dos cárceles durante 10 años más, sumando una pena total de 27 años. Tras 27 años de reclusión, Nelson Mandela fue liberado en 1990 y comenzó rápidamente a dirigir negociaciones que permitieron la transición, sin guerra civil, hacia la democracia multirracial.

En 1991 asumió la presidencia del Congreso Nacional Africano (CNA), fundado en 1912 con el fin de defender los derechos de la mayoría negra. En 1993, Mandela recibió el Premio Nobel de la Paz por su mensaje de reconciliación y convivencia entre razas, que propició la transición hacia una Sudáfrica democrática.

Nelson Mandela presidió Sudáfrica del 10 de mayo de 1994 al 16 de junio de 1999. Hizo su última aparición pública en 2012, en el Mundial de Fútbol organizado por su país. Murió el 5 de diciembre de 2013 tras 6 meses críticos de problemas pulmonares.

El 17 de diciembre de 2015, cuando se aprueba la reforma a las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos, se les da el nombre de Reglas Mandela en homenaje a este luchador social. Con ello la Asamblea General de la ONU amplía el alcance del Día Internacional de Nelson Mandela, que se celebra cada año el 18 de julio, para que también se utilice a fin de promover condiciones de encarcelamiento dignas, sensibilizar acerca del hecho de que los reclusos son parte integrante de la sociedad y valorar la labor del personal penitenciario como servicio social de particular importancia. Y, con ese propósito, además invitó «a los Estados miembros, las organizaciones regionales y las organizaciones del sistema de las Naciones Unidas a celebrar esa ocasión de manera apropiada».

Ojalá en Venezuela, en un futuro, logremos tener condiciones dignas de encarcelamiento; podamos entender que las personas privadas de libertad tienen derechos humanos, que el Estado debe garantizar y respetar; así como tener un personal penitenciario con credenciales académicas universitarias, como lo establece el artículo 272 de nuestra Constitución Nacional. Así podríamos celebrar el Día Internacional de Nelson Mandela como a él le gustaría.

Termino mi artículo de hoy citando una frase de Nelson Mandela propicia para la ocasión: “Una nación no debe ser juzgada por cómo trata a sus ciudadanos más distinguidos, sino a los que menos lo son, los presos”.

Instagram: @carlos_nieto_palma

cnietopalma@gmail.com

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Luis Ugalde S. J. Jul 15, 2021 | Actualizado hace 1 mes
Voy a votar
Yo he decidido votar y deseo que millones de venezolanos nos movilicemos para hacer campaña unitaria, lograr testigos y exigir una votación limpia y justa

 

Los venezolanos queremos salir de esta cárcel de pobreza en la que nos ha metido el régimen. Nuestro objetivo no son las elecciones, sino la reconstrucción de Venezuela y de la vida de 30 millones de personas.

…Las elecciones son un medio para el rescate del país en democracia y sin guerra.

Votación y aclaraciones básicas

Falta orientación para votar o no en noviembre. Respondo por mí lo más claramente posible:

En noviembre el régimen solo permitirá votaciones regionales y locales; no presidenciales ni parlamentarias. Solo podrán votar los que viven en el país.

Las votaciones en dictadura son dictatoriales; no son para cambiar de régimen sino para afianzarlo. Ni la votación ni la abstención son suficientes para salir del lamentable “socialismo del siglo XXI”. Y debemos preguntarnos qué debilita o fortalece más al régimen, ¿el voto o la abstención en noviembre?

La abstención no será un modo significativo de protesta, pues en elecciones regionales –sin presidenciales ni parlamentarias– abstenerse es lo “normal” para más de la mitad de la población, sin que eso exprese protesta, sino desinterés. Aquí y en otros países.

Yo he decidido votar y deseo que millones de venezolanos nos movilicemos para hacer campaña unitaria, lograr testigos y exigir una votación limpia y justa.

El régimen hace y hará lo posible para dividirnos con pocas concesiones y muchas trampas anticonstitucionales.

Votaré como millones de demócratas para que el 22 de noviembre estemos más movilizados, organizados e indignados para salir del actual desastre. Que el mundo y nosotros mismos nos veamos deseosos y capaces de liberarnos. Si nos movilizamos en las regiones y en los municipios y ponemos en la calle el grave malestar, al día siguiente millones habremos experimentado que violaron nuestros derechos y estaremos más indignados porque nos quitaron numerosos triunfos; al mismo tiempo estaremos también celebrando éxitos locales obtenidos donde con organización y lucha vencimos todos los obstáculos.

En cambio si no votamos, ni intentamos, ni nos organizamos, aumentará nuestra pasividad y no mostraremos nuestra “indignación”, que en este momento es el combustible más importante y generalizado que hay que activar en todos los rincones del país. Más movilización, organización e indignación para exigir prontas elecciones presidenciales y parlamentarias y ganarlas.

No basta cambiar de régimen para reconstruir el país, ni eliminar las sanciones internacionales. Es necesario crear CONFIANZA y una nueva relación de entendimiento y apoyo decidido por parte de los países y organismos internacionales democráticos. Sin CONFIANZA en el renacer venezolano, no tendremos ni apoyo, ni vendrán las inversiones multimillonarias indispensables.

Salvación nacional y sociedad civil

Desde hace meses hay creciente conciencia en los propios partidos de que están en horas bajas y acosados. La política debe renacer dando paso a la sociedad civil organizada de múltiples maneras y reconocer la importancia de lo que en regiones y ciudades vienen haciendo algunas organizaciones como el Frente Amplio Venezuela Libre en torno al Acuerdo de Salvación Nacional, o el clamor por la vacuna contra la COVID-19.

¿No sería un acierto que los partidos ampliaran esta apertura acordando que en cada municipio la sociedad civil elabore las listas de candidatos a concejales y los partidos las apoyen? Es una manera de renovación política desde las raíces con revitalización ciudadana y municipal, amenazadas por el correaje comunal partidista centralizado.

Parábola de los hijos secuestrados

La dictadura ve con  alegría cómo se dividen y agreden los opositores cuando ella hace algunas concesiones menores en registros electorales, tarjetas, líderes perseguidos o algún preso liberado con la promesa de portarse bien. Los demócratas debemos celebrar lo que se logra y seguir denunciando lo que falta, unos con más énfasis en la celebración y otros en la crítica, pero sin dividirnos ni descalificarnos rabiosamente.

Trato de aclarar con la siguiente parábola: Unos bandidos secuestraron a tres hermanos y se llevaron un millón de dólares. Con presiones y trabajo de personas se logró que soltaran a un hermano y devolvieran cien mil dólares. Unos quieren celebrar la liberación del hijo; otros en cambio se indignan más pensando en los dos hijos que todavía están secuestrados y maltratados; y en los 900.000 dólares no devueltos. Unos activan su rabia contra los que celebran al liberado (¿olvidando a los dos que siguen secuestrados?); mientras los otros devuelven la agresión a quienes parecen no valorar la libertad conseguida y los dólares recuperados, aunque sean pocos.

La Constitución sigue violada y la ruina nacional en aumento. ¿No somos capaces de comprender que no nos fortalecemos con la inactividad radical y la denuncia de los impolutos, sino con acciones contra el ilegítimo gobierno de facto? Unos dicen que no se debe tratar con dictaduras ilegítimas, pero todos los días lo hacemos: renovamos pasaportes, recibimos certificados de estudios, sellos de salida en el aeropuerto, permisos para una actividad empresarial y otras mil cosas… ¿sería sensato negarnos todo eso que viene de un gobierno ilegítimo? Sí que es insensato cantar por ello las glorias de la dictadura o paralizar nuestra acción para salir de ella.

El duro y no corto proceso de recreación política y económico-social exige la participación de millones de venezolanos maltratados e indignados; no solo de media docena de negociadores con el país paralizado.

Debemos aumentar nuestra fuerza, unión y claridad sabiendo que Venezuela no volverá a tener futuro con este régimen de hambre y dictadura. Nuestro objetivo –repito– no son las elecciones, sino la reconstrucción de Venezuela y de la vida de 30 millones. Por eso yo votaré, a no ser que antes ocurra algo especial.

¿No será hora de que el presidente (e) J. Guaidó y otros líderes de la oposición convoquen a todos los demócratas a votar unidos en noviembre como parte de la movilización y organización en orden a la salida del régimen con otras elecciones y cambios que solo se lograrán con fuerte presión interna y externa?

Caracas, 14 de julio de 2021.

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Roberto Patiño Jul 15, 2021 | Actualizado hace 1 mes
Desplazados
Una paz duradera, sin desplazados, necesita del trabajo constante, acompañando a los vecinos en sus proyectos. Además de empoderar a una población consciente de la necesidad del cambio

 

@RobertoPatino

Fue necesario que las bandas criminales que hacen vida en Caracas, expusieran sin pudor su poder, para que el régimen tomara nota de una situación que lleva décadas construyéndose; aprovechando el espacio cedido por un Estado incapaz de garantizar los más elementales compromisos con la sociedad: el monopolio legítimo de la violencia y el derecho a la paz de sus ciudadanos.

A pocas horas del cese de los enfrentamientos, al menos por ahora, el saldo de estos hechos ha sido la de al menos ocho ciudadanos inocentes asesinados por balas perdidas (una cifra por confirmar en las próximas horas), dos funcionarios policiales muertos en los enfrentamientos, un número indeterminado de presuntos delincuentes “neutralizados” por los cuerpos de seguridad y una población sometida al terror de la violencia: hombres, mujeres y niños que se han visto obligados a salir de sus casas.

A lo largo de los últimos días, hemos visto con tristeza, cómo en Caracas surgen los primeros grupos de “desplazados”, víctimas de un conflicto armado cuya raíz está en la incapacidad del régimen de garantizar la paz.

Muchas preguntas estarán presentes en los próximos días: ¿a razón de qué se dejó que estas bandas criminales se consolidaran?, ¿dónde estaban los organismos de seguridad en los años de expansión de estos grupos?, ¿quiénes proveyeron de armas de guerra a estas bandas?, ¿será una paz duradera?, ¿el régimen puede garantizar la convivencia de sus ciudadanos?

Durante las primeras horas del “armisticio”, los vecinos que siguen en sus hogares nos informan que están siendo castigados con la falta del servicio eléctrico. Y son amenazados por funcionarios que les acusan de brindar apoyo a las bandas criminales.

Estamos en un momento muy delicado, donde muchos venezolanos pueden sufrir ataques de un régimen débil para garantizar la convivencia y, al mismo tiempo, fuerte al momento de acosar a ciudadanos inocentes y desarmados.

Las organizaciones de la sociedad civil que hacemos vida en estas comunidades seguimos activadas, apoyando a nuestros vecinos, informando sobre lo que ocurre, denunciando estas agresiones y llevando un registro detallado de todo lo que pasa, para garantizar la vida de todos y el pleno respeto a sus derechos humanos.

Desde Alimenta la Solidaridad y Caracas Mi Convive, estamos convencidos, tras muchos años de trabajo en estos sectores de Caracas, de que la violencia no es el único componente que garantiza la paz; estamos conscientes de que una convivencia duradera requiere el apoyo de los proyectos que nacen en las comunidades: un trabajo constante de recuperación de espacios y del fortalecimiento de liderazgos de unos vecinos que no quieren seguir siendo secuestrados por bandas criminales, ni ser las víctimas de las arbitrariedades de los cuerpos de seguridad.

Una paz duradera, sin desplazados, necesita del trabajo constante, acompañando a los vecinos en sus proyectos, empoderando a una población consciente de la necesidad del cambio, apuntalando los nuevos liderazgos que suscriben los valores de la democracia, el emprendimiento y la solidaridad. Venezuela quiere la paz y esta se construye con la gente y no con las armas, fortaleciendo un tejido social que el régimen ha abandonado y que los grupos criminales pretenden secuestrar.

* Director de Alimenta La Solidaridad y Caracas Mi Convive

robertopatino.com

Bendiciones a La Vega

Bendiciones a La Vega

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Hasta ganando el castrismo pierde

El castrismo y su dictadura, extendida a Venezuela, se alimenta de fusiles y cadenas; la libertad del espíritu humano. Foto: fotograma del videoclip Patria y vida, de Yotuel.

@ArmandoMartini

Llegó la hora, pasó lo que tenía que pasar. Despertó la generación que dará al traste con la revolución castrista. Se acabó el romanticismo revolucionario. La mesa de la libertad está servida, a pesar de la complicidad internacional. Aunque a trompadas, palos, crueldad, armamento represor, venganza y tortura la afrenta castrista logre controlar la muy delicada situación, los que han estado saliendo a las calles de La Habana y otras ciudades para exigir libertad, democracia, son los jóvenes.

Sí, son los nacidos dentro de la revolución, vestidos, educados como admiradores del comunismo socialista castrista y la mentira de la piltrafa asesina del Che Guevara. Ellos marcarán un antes y un después. No son los veteranos del Escambray (donde encontraron refugio los aborígenes cubanos; los combatientes del Ejercito Mambí, luchadores por la independencia (1868-1898); o donde se albergaron guerrilleros del Movimiento 26 de julio, Directorio Revolucionario 13 de marzo y el Segundo Frente Nacional en su guerra contra el general Fulgencio Batista (1957-1958). Tampoco los melancólicos de la Cuba antes del 1959. Y menos aun los saboteadores enviados por el imperio estadounidense ni gringos de la CIA.

Son hijos, descendencias, retoños del perverso proceso castrista, sin sueños con incertidumbre, hambre, miseria y desesperación, los que rechazan “patria o muerte” y vitorean “Patria y vida”, los que no vivieron ni conocieron una Cuba anterior.

Video del tema Patria y vida, en el canal oficial Yotuel, en Youtube

Moceríos que no solicitan vacunas que el régimen les niega, aunque temerosos y angustiados, los jefes tiránicos aleguen esa exigencia como motivación y excusa. No solo están atacando patrullas de la temida y brutal policía, formada para reprimir, pidiendo mejores salarios o reivindicaciones. No se agrupan frente al hermoso e imponente Palacio del Congreso, memoria de un pasado diferente y testigo blanco de la infame sumisión esclavista, para exigir cambios de leyes y mejoras sociales.

Es mucho más grave, definitivo y retador. Es una sociedad germinada en el socialismo castrista, que levanta sus manos -y teléfonos celulares- para exigir con pasión y en justicia lo que la barbarie y crueldad comunista no puede darles: libertad.

Las juventudes herederas han entendido que en libertad todo es posible: la prosperidad y la derrota, lo bueno y malo, pero con derecho a elegir un futuro independiente, promisor. Han concientizado que el éxito social no se logra por halagar, adular, obedecer sin cuestionar al tirano. Y salen a la calle pese al temor de ser reprimidos o asesinados por policías uniformados y de civiles.

La libertad es un infinito que se lleva profundo en el espíritu. Nos convierte la vida en un reto personal y no como destino decidido por cretinos bufones asalariados. O por un imbécil dictador corrupto, sus testaferros, cómplices y represores. Eso es exactamente lo que ha comprendido e interpretado la sociedad cubana de hoy, que nació y creció en el deshonor del despotismo, en la infamia del fanatismo y en el oprobio del absolutismo.

Poco importa si lo aprendieron por comparación de familiares y amigos huidos al extranjero; si se enteraron por internet de que existe un mundo y futuro mejor, o si lo descubrieron por lo que cuentan los fugados de las delegaciones enviadas, en un esquema cuasiesclavista, a países en los cuales hay pobreza y dificultades. Pero los ciudadanos tienen libertad de acción y omisión. Lo único que interesa y cuenta es que lo saben, sienten, exigen, pretenden y, por ello, están dispuestos a poner la cara, asumir el riesgo y sacrificio para ser libres. Después de que obtengan libertad, escogerá cada uno su destino personal.

Eso es lo que ignoran o no logran comprender quienes están al tanto de cómo controlar los estultos burócratas enquistados, sin soberanía ni integridad, pervertidos en la sumisión y con los represores a sus órdenes. Esos que a cualquier petición solo saben responder como sus alumnos castro-maduristas, con reprimenda y salvajismo.

La libertad es siempre una emoción fuerte, potente, profunda, recia y apasionante. Puede que se contenga por un tiempo, pero jamás se olvida, es más honda y poderosa que la represión.

La dictadura se alimenta de fusiles y cadenas, la libertad del espíritu humano.

Por eso podría pasar que a tiros, golpes y carcelazos el régimen logre más o menos el control de las calles. Pero jamás podrá controlar la rebelión ciudadana en busca de libertad. En ninguna parte. Ni allá, ni aquí.

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Es momento de acabar con el subsidio a los combustibles
El subsidio a los combustibles genera corrupción en desmedro de una industria petrolera y de un Estado que requieren invertir de la mejor forma posible sus diezmados recursos

 

@luisoliveros13

Siempre hemos dicho que en Venezuela hay temas económicos que nunca pasan de moda, uno de esos es el subsidio a la gasolina. Desde hace mucho tiempo, el Estado venezolano realiza un enorme esfuerzo por regalarles la gasolina a los venezolanos. El monto del subsidio llegó a ser tan elevado, que PDVSA (según consta en las notas de los auditores del último informe financiero que publicaron) tuvo que pedirle plata al BCV para poder financiarlo. Estamos hablando que anualmente, el subsidio le costaba al país unos $10.000 millones.

Hace un año, el gobierno realizó un cambio en el esquema de precios, puso por un lado una gasolina “dolarizada” que cuesta $0,50/litro y una “subsidiada” con un precio (que a hoy se mantiene) en Bs. 5.000/litro. En aquel entonces, el precio subsidiado representaba 2,50 centavos de dólar el litro, lo que significa que hoy debería estar en Bs. 82.500/litro. Un vehículo promedio que necesite 40 litros, gastaría por llenar el tanque $1 (equivalente a dos litros de la gasolina “dolarizada”).

Ese esquema diferenciado, si bien ayuda a muchas personas, genera enormes incentivos a la corrupción y al contrabando. Con $1000 se compra una cisterna de gasolina completa (de unos 40.000 litros), la cual puede ser vendida en la frontera en $20.000, un negocio muy rentable, sin riesgo y con escaso costo reputacional para quien lo hace.

La introducción de ese esquema demostró que aumentar el precio de la gasolina en nuestro país no genera disturbios, ni conmoción social, ni inflación, ni mucho menos costo político para quien lo hace. El experimento ha rendido frutos fiscales, pero el subsidio sigue siendo elevado, más aun para un país con tantos problemas.

Venezuela necesita vencer la hiperinflación, una que se ha hecho muy larga. Hay consenso en torno a que el origen de la hiperinflación es fiscal, por lo tanto, se deben tomar urgentemente medidas fiscales para resolver un fenómeno que produce pobreza y enormes problemas en la economía. Una consolidación fiscal es necesaria (además de reglas fiscales); para eso hay que revisar y acabar con el monto (y distorsiones) del subsidio a la gasolina.

Este subsidio es regresivo, genera corrupción y contrabando, en desmedro de una industria petrolera y de un Estado que necesitan utilizar de la mejor forma posible sus diezmados recursos.

La mejora fiscal y el descenso en la demanda (por combustibles) que traerían un aumento en el precio de los combustibles en Venezuela chocan con la presión que pudieran hacer los beneficiarios del subsidio, no solo los consumidores (quienes poco pueden hacer), sino élites que se enriquecen con prácticas corruptas gracias a la diferencia de precios. Ese último factor tan importante es por el cual no creemos que veamos el fin del subsidio. Ojalá y nos equivoquemos.

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Cuba: ¿la noche quedó atrás?
Las protestas de Cuba no pueden ser desapercibidas por nosotros. Su desenlace atañe directamente a nuestro destino como país

 

@froilanbarriosf

Así como Colombia es apreciada por los venezolanos como un país hermano a partir de una historia que nos une, lo que sucede en Cuba acelera los latidos de nuestro ser, lamentablemente acentuados en el siglo XXI por el saqueo y el dominio que ejerce la satrapía castrista sobre nuestro país en detrimento de la condición de vida de la población venezolana.

Por tanto, los acontecimientos del pasado fin de semana, 11/7/2021, visualizados en pueblos de la isla y en la propia capital en La Habana, estremecen los cimientos de la dictadura más longeva y atroz que permanece a nivel continental y en el ranking global.

Las protestas de Cuba no pueden ser desapercibidas por nosotros. Su desenlace atañe directamente a nuestro destino como país.

Es curioso, los manifestantes pertenecen a diferentes generaciones de cubanos, entre los cuales se identifican a quienes vieron llegar a la guerrilla de barbudos del Movimiento 26 de Julio a La Habana el primero de enero de 1959, con Fidel Castro, Camilo Cienfuegos y el Che Guevara, entre otros; esos que decían representar la rebelión del supuesto futuro de la humanidad. Y, al mismo tiempo, se observa a numerosos jóvenes que crecieron bajo el brutal adoctrinamiento en nombre de la revolución. Todos fueron en su momento «pioneritos» que solo aprendieron a recitar loas a Fidel y a un socialismo que presentaba a Cuba como «un paraíso», a decir del cantor venezolano Ali Primera.

Pues bien, si el tango de Carlos Gardel susurraba que 20 años no es nada, cuánto podrán significar 62 años de opresión a una población que se cansó le justificaran la falta de comida, electricidad, agua, vivienda, vestido, educación, salud, en fin de que les arrebataran la ilusión de la vida en nombre de una revolución que “iba matando canallas con su cañón del futuro”, en el verso del cantor de la otrora nueva trova cubana Silvio Rodríguez.

Cuando en realidad habían condenado el destino de millones de seres humanos a soportar y sufrir los delirios del castrismo; de dos ancianos, Raúl y Fidel, flanqueados por una nomenclatura que, mediante el terror, pretende reprimir el clamor de cambio de un pueblo hastiado, con métodos similares a los que ahogaron en sangre las recientes protestas de Venezuela en 2014 y 2017, e igualmente a los manifestantes del pueblo nicaragüense en 2018.

Lo que presenciamos hoy en Cuba permite reafirmar que se rompió el hechizo de la estafa revolucionaria castrista. Un joven manifestante vociferaba: “solo tienen dinero para construir hoteles para los turistas extranjeros y para nosotros solo hambre”, como demostración de la ira popular que obligó al actual mandatario, Díaz Canel, a bajarse de la cúpula y descender a la calle para prometer mejoras en el servicio de electricidad; aun cuando llamara luego al combate y a la represión a sus brigadas contra el pueblo protestante.

Luego de tres días consecutivos de protestas callejeras, comienzan a aparecer las fisuras en el aparato del régimen: deserción de guardias especiales, posiciones encontradas en el ejército, que indican la férrea decisión expresada en el estallido social de mayor magnitud desde 1959. La onda expansiva reivindica el sacrificio de las miles de víctimas, a los exilados por el mundo y particularmente en Venezuela. Y a todos aquellos cubanos que han fallecido pensando en una patria libre, en su reencuentro con una Cuba de libertades.

Ha sido una larga noche de más de seis décadas para atreverse a superar el miedo; un poco menos que las siete décadas que tardó el régimen soviético de la URSS en derrumbarse a inicio de los 90 del pasado siglo. Y un poco más que las cuatro décadas que tardaron los pueblos de Europa del Este de saldar cuentas con sus regímenes satélite del Kremlin. 

Como podemos ver, la historia es caprichosa. El 26 de julio de 1953 ocurrió el asalto al Cuartel Moncada, fecha emblemática escogida por el régimen castrista como fragua de su movimiento político, para que hoy, 11 de julio de 2021, a 68 años de esa nefasta acción, pudiera ser la nueva fecha histórica de redención del pueblo cubano. Ese que busca su libertad y mejor condición de vida para que por fin la larga noche quede atrás. 

Para el pueblo venezolano es un deber manifestar nuestro apoyo al heroico pueblo cubano, ya que su victoria será la nuestra. Por ello hoy los trabajadores, sociedad civil, universidades, empresarios y diferentes sectores sociales debemos sumarnos a estas jornadas cruciales por la libertad y la democracia en el continente y específicamente en América Latina.

*Movimiento Laborista.

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