Es momento de acabar con el subsidio a los combustibles - Runrun
Es momento de acabar con el subsidio a los combustibles
El subsidio a los combustibles genera corrupción en desmedro de una industria petrolera y de un Estado que requieren invertir de la mejor forma posible sus diezmados recursos

 

@luisoliveros13

Siempre hemos dicho que en Venezuela hay temas económicos que nunca pasan de moda, uno de esos es el subsidio a la gasolina. Desde hace mucho tiempo, el Estado venezolano realiza un enorme esfuerzo por regalarles la gasolina a los venezolanos. El monto del subsidio llegó a ser tan elevado, que PDVSA (según consta en las notas de los auditores del último informe financiero que publicaron) tuvo que pedirle plata al BCV para poder financiarlo. Estamos hablando que anualmente, el subsidio le costaba al país unos $10.000 millones.

Hace un año, el gobierno realizó un cambio en el esquema de precios, puso por un lado una gasolina “dolarizada” que cuesta $0,50/litro y una “subsidiada” con un precio (que a hoy se mantiene) en Bs. 5.000/litro. En aquel entonces, el precio subsidiado representaba 2,50 centavos de dólar el litro, lo que significa que hoy debería estar en Bs. 82.500/litro. Un vehículo promedio que necesite 40 litros, gastaría por llenar el tanque $1 (equivalente a dos litros de la gasolina “dolarizada”).

Ese esquema diferenciado, si bien ayuda a muchas personas, genera enormes incentivos a la corrupción y al contrabando. Con $1000 se compra una cisterna de gasolina completa (de unos 40.000 litros), la cual puede ser vendida en la frontera en $20.000, un negocio muy rentable, sin riesgo y con escaso costo reputacional para quien lo hace.

La introducción de ese esquema demostró que aumentar el precio de la gasolina en nuestro país no genera disturbios, ni conmoción social, ni inflación, ni mucho menos costo político para quien lo hace. El experimento ha rendido frutos fiscales, pero el subsidio sigue siendo elevado, más aun para un país con tantos problemas.

Venezuela necesita vencer la hiperinflación, una que se ha hecho muy larga. Hay consenso en torno a que el origen de la hiperinflación es fiscal, por lo tanto, se deben tomar urgentemente medidas fiscales para resolver un fenómeno que produce pobreza y enormes problemas en la economía. Una consolidación fiscal es necesaria (además de reglas fiscales); para eso hay que revisar y acabar con el monto (y distorsiones) del subsidio a la gasolina.

Este subsidio es regresivo, genera corrupción y contrabando, en desmedro de una industria petrolera y de un Estado que necesitan utilizar de la mejor forma posible sus diezmados recursos.

La mejora fiscal y el descenso en la demanda (por combustibles) que traerían un aumento en el precio de los combustibles en Venezuela chocan con la presión que pudieran hacer los beneficiarios del subsidio, no solo los consumidores (quienes poco pueden hacer), sino élites que se enriquecen con prácticas corruptas gracias a la diferencia de precios. Ese último factor tan importante es por el cual no creemos que veamos el fin del subsidio. Ojalá y nos equivoquemos.

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