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#MonitorDeVíctimas | Cota 905: «Se vende esta casa»
Viviendas abandonadas, paredes tapizadas con marcas de proyectiles, rastros de sangre y municiones, muchas municiones, como un territorio arrasado después de una guerra. Así quedó la parte alta de la Cota 905, después de tres días de enfrentamientos entre la megabanda del “Koki” y la policía

 

Lysaura Fuentes @lysaurafuentes

 

La parte más alta de la Cota 905 tiene una de las vistas más espectaculares de Caracas. Desde allí se observa parte de la ciudad y la inmensidad de las montañas verdosas. El viernes 9 de julio la zona parecía un campo de guerra, en las casas quedaron las huellas de la potencia de los proyectiles disparados durante tres días de enfrentamientos entre la megabanda del “Koki” y los cuerpos de seguridad.

Las paredes tapizadas por orificios pequeños, otros más grandes, y unos como especies de boquetes eran prueba de la variedad y potencia de las armas utilizadas por los protagonistas de la batalla.

Durante el despliegue de los funcionarios en las calles de la Cota 905, una localidad ubicada en el suroeste de Caracas entre las parroquias Santa Rosalía y El Paraíso, los residentes se resguardaron en sus casas. Algunos se asomaron a las puertas de sus viviendas para observar con discreción la movilización policial.

Aunque la zona es más poblada de lo que se pudiera creer, era llamativa la gran cantidad de viviendas que tenían escrito en sus fachadas avisos de: “Se vende esta casa”.

La oferta abundante inmuebles en venta, de alguna manera era una expresión de lo que allí se vive desde hace unos seis años: el terror por el control de la megabanda del “Koki”, y eventualmente por algunas incursiones policiales.

Pero, ¿quién querría comprar una casa en una zona en conflicto?, ¿serán las casas de las personas que se vieron deambulando por las zonas cercanas al paseo Los Ilustres, con niños y algunos corotos y que estaban huyendo de la Cota 905?

 

Morrales tricolor para guardar las municiones

 

En algunas calles empinadas y en las guaridas que los policías descubrieron en los puntos altos, fueron encontrados en el piso los tradicionales bolsos tricolor que el Gobierno entrega a los escolares. Algunas de estas mochilas tenían en su interior proyectiles de guerra calibre .50.  

En lo más alto de la Cota 905, en un punto de difícil acceso, se encontraba una escuela, que no tenía un nombre visible. Su fachada estaba deteriorada y se notaba que había sido abandonada hace un tiempo.

El piso de la entrada de la escuela tenía charcos de agua y en una esquina uno de los pozos de agua se había mezclado con sangre. Los suelos también tenían pedazos de ladrillos, piedras y con polvo blanquecino, por el avanzado estado de deterioro del techo.

Un salón de preescolar con carteles en las paredes y los pupitres pequeños tenía un boquete en la pared y en un escritorio había dos cartuchos de calibre .50.

En el piso del callejón que bordeaba la escuela había gran cantidad de cajas blancas de proyectiles. Muchas de calibre 7,62 x 39mm, similares a las que cayeron en algunas viviendas de El Paraíso, Artigas y Quinta Crespo durante la balacera.

En la parte trasera de la escuela se encontraba una gruta de palos y piedras pequeñas en el suelo que se cree que había sido colocada recientemente en el lugar, donde también había carpas y colchones.

Crédito: EFE

Los que no podían subir

 

El viernes 9 de julio, a las 02:00 pm, cuando un contingente de más de 1.000 funcionarios de diversos organismos de seguridad ya había tomado gran parte de la Cota 905 todavía había temor y zozobra entre los ciudadanos que residen en esta zona popular y en El Paraíso, a pesar de que para el momento no se escuchaban disparos como los estruendosos de los días anteriores,

Martha, residente de la Cota 905, a pesar de la llovizna tenue que caía esa tarde, se mantuvo en la plaza Madariaga de El Paraíso. Estaba sentada en uno de los banquitos de la plaza junto a su esposo Miguel.

En su mano agarraba el asa de una bolsa que contenía harina pan y arroz, su esposo también llevaba una bolsa de pan, que ya estaba humedecida. Martha estaba preocupada por sus dos hijos menores, una niña y un varón de 13 años. Ellos se habían quedado en la casa de una vecina mientras que ella y su pareja salieron a comprar comida.

Trató de llamar varias veces a la vecina, pero no logró comunicarse. Tal vez era la señal, o la falta de electricidad en el barrio. Se mantuvo dos horas esperando en la plaza hasta que ella y su esposo decidieron subir a pie a pesar del riesgo de quedar atrapados en medio de nuevos enfrentamientos.

Otros estuvieron como Martha esperando frente a un supermercado de El Paraíso para subir a la Cota 905. Un joven de aproximadamente 20 años y su hermano de casi 12 años caminaban por las calles cercanas a la plaza Madariaga.

El joven de camiseta blanca, pantalón blue jeans desgastado y en cholas, como si había salido a toda prisa de su casa, decía que no podía subir a su vivienda y manifestaba que tenía hambre. Veía a las personas con recelo, pensaba que lo estaban siguiendo, y con razón, él tenía el perfil habitual de las víctimas frecuentes durante las incursiones policiales en las zonas populares: hombre y menor de 29 años de edad.

 

Muertos

 

Este sábado durante una rueda de prensa sobre el operativo en la Cota 905 informaron que 22 resultaron muertos durante los enfrentamientos, que cuatro funcionarios fallecieron y 28 civiles fueron heridos durante los tiroteos. Cinco civiles fallecieron en medio de los disparos que se registraron en las zonas de El Cementerio, El Paraíso, Quinta Crespo, Cota 905.

Pablo José Díaz Alfonzo se trasladaba en un taxi de copiloto, junto a un familiar, cuando fue alcanzado por un proyectil en el túnel de El Paraíso. Su pariente intentó auxiliarlo, pero no podían salir del lugar debido a los disparos que se desataron el pasado miércoles en horas del mediodía.

Pablo José falleció en el asiento del copiloto del vehículo mientras que los otros ciudadanos se resguardaban de los disparos.

Una mujer, que para el momento no ha sido identificada, también falleció debido a un disparo que recibió cuando se encontraba cerca de un local llamado Las Tres Sirenas de la Av. Nueva Granada. El hermano de un funcionario del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), Giovanni Rafael Bracamonte, fue herido cuando se trasladaba en su vehículo por el túnel de El Paraíso. No podían sacarlo del túnel, por lo que falleció en su vehículo.

Un joven identificado como Maikel Alexander Alvarado Márquez recibió varios disparos en el sector Las Quintas de la Cota 905, también asesinaron a un hombre, que no ha sido identificado aún en la morgue de Bello Monte, que se trasladaba en su moto por las residencias Villa Lorena en la Cota 905.