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Solidaridad

Transporte solidario surge como opción de movilidad
Un estudiante de octavo semestre de Derecho en la UCAB, con el retorno a las clases presenciales y el alto costo de la gasolina, comenzó a ofrecer trasladar a otros compañeros hacia su alma máter a cambio de ayuda económica para pagar el combustible de su carro
Una de las alternativas de transporte que usan las personas en Caracas para ir hacia sus sitios de trabajo es La Wawa, servicio de autobuses que cubren diferentes rutas en la capital y se pueden programar los viajes mediante una aplicación móvil
Adriana Parra vive en el sureste de Caracas. Después que comenzó a ir a la oficina donde trabaja en Altamira para cumplir con algunas actividades laborales, tuvo que buscar otras opciones de traslado que no implicaran usar el Metro de Caracas ni los autobuses de pasajeros

Por @yeannalyfermin y @Andrea_GP21

 

Ante el deterioro del Metro de Caracas y del servicio de transporte público, la solidaridad y los nuevos emprendimientos privados están ofreciendo una posibilidad a quienes sufren el caos del transporte en Caracas.

“Hacer una vaca”, o pedir una colaboración para pagar la gasolina a cambio de un traslado son opciones a las que muchos estudiantes están recurriendo para llegar a la universidad o a sus lugares de trabajo, ahora que volvieron las actividades presenciales.

Después de dos años de confinamiento, la situación del transporte público no ha cambiado; por el contrario, hay menos unidades de transporte superficial operativas. También, las limitaciones para obtener dinero en efectivo hacen que la movilidad de los ciudadanos se convierta en una verdadera odisea.

 

Ante la situación y el anuncio del retorno a las clases presenciales, algunos estudiantes se han ofrecido para hacer traslados que vayan en la misma dirección a cambió de una cifra accesible.

La solidaridad nunca falta

Sebastián Volcán estudia octavo semestre de derecho en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB). El joven estudiante comentó que, con el retorno de las actividades presenciales y el alto costo de la gasolina, su tío le dio una gran idea para que el gasto del combustible no incidiera significativamente en su presupuesto mensual.

“Cuando mi tío estudiaba en la universidad se organizaba con sus amigos porque no tenía carro y ayudaban con la gasolina o con cualquier otro gasto del carro. Pensamos que yo podía hacer lo mismo y, antes de que comenzara el semestre coloqué el anuncio en Twitter y en Instagram, y la verdad es que me contactó bastante gente, me contactaron amigos que yo ni imaginaba que necesitarían la ayuda”, dijo.

Detalló que algunos le pidieron información personal como la foto del carnet de la universidad, dirección y número de cédula para verificar su identidad, lo que le pareció razonable, por todos los problemas de inseguridad que a diario se ven.

Sebastián comentó que ya tiene sus clientes fijos que todos los días bajan con él a la universidad. “Yo les cobro 1$ cada vez que los llevo, al final 1$ es un precio casi que simbólico, pero la opción es rentable porque vas en un carro seguro, con aire acondicionado y más rápido”.

El joven estudiante afirmó que no busca sacar provecho o ganar dinero con lo que hace. “Es la idea más brillante que se nos ha ocurrido en la vida porque no estoy perdiendo el tiempo ni me desvío de mi camino, puedo costear la gasolina y a la vez me siento feliz de ayudar a los demás”, dijo.

“Épale, tenemos 2 puestos disponibles para ir a la UCAB
– Lunes a jueves ida (horarios entre 9-11am)
– Todos los días de vuelta tipo 5-6 pm”, se lee en un Tweet, que ha tenido bastante receptividad en la comunidad.

Es otro de los mensajes de estudiantes que ofrecen traslado a la Ucab a cambio de “algo para la gasolina”. En el mensaje aclaran la hora y los días que ofrecen el servicio, también especifican que solo es válido para personas que vivan cerca.

 

Emprendimientos factibles

Adriana Parra es periodista. Vive en el sureste de Caracas y trabaja en la zona de Altamira. Luego de que en su trabajo comenzaran las actividades presenciales, tuvo que buscar otras opciones para no depender de servicios como las camionetas o el Metro de Caracas.

Parra comentó que tiene una colega que le hace carreras con tarifas más bajas que los servicios de taxi, pero que aún así, no podría pagar una carrera directa todos los días.

“Cuadramos unas tarifas que son un poco menores a las de servicios de taxi a las del mercado. Y esos son unos lujos que no puedo darme todas las semanas, porque descuadra mi presupuesto”, señaló.

Parra señaló que, ante el caos que implica usar el transporte público en Caracas, ella prefiere optar por otras alternativas de transporte privado.

“Hay momentos en la semana en los que debo acudir al trabajo. Aunque no debo ir todos los días, eso amerita una movilización para llegar a tiempo a cumplir con las exigencias de esas jornadas que son presenciales”, dijo Parra en entrevista con este medio.

Reconoció que, antes de la pandemia, ya había disminuido el servicio de transporte ante la poca capacidad que tenían los conductores de reparar sus unidades. Además, señala que el Metro de Caracas tiene fallas constantes y no ofrece seguridad frente a la COVID-19, por lo cual esta no es una opción.

 

Ante esas constantes fallas del sistema subterráneo de la capital, optó por utilizar el servicio de La Wawa, que son autobuses que cubren diferentes rutas en la ciudad y se pueden programar los viajes mediante una aplicación móvil.

La Wawa es un servicio de autobuses ​​que funciona con una aplicación móvil y opera en Caracas desde el año 2021. La compañía cuenta con “itinerarios adaptados a las necesidades de las empresas y sus colaboradores, personal de seguridad, protocolo de bioseguridad, cómodos asientos para cada pasajero, wifi y una app con la cual puedes gestionar todo el servicio”, según se lee en su página web.

En la aplicación de La Wawa, los clientes podrán crear un usuario, chequear a qué hora estará el transporte en su parada de preferencia y monitorear los vehículos para saber por dónde van.

“Es un sistema que tiene oportunidades de mejora porque las rutas no son constantes, no hay durante todo el día ni a todas las horas rutas específicas, sino que depende de la cantidad de pasajeros que estén cuadrando las rutas a esa hora para poder tener un acceso a ser recogido en ciertas paradas”, señaló.

Aunque considera que el servicio es bueno, es necesario que se expanda, pues los horarios y las rutas son limitadas. “En mi caso no la he podido programar desde mi zona de residencia, sino que tengo que moverme a un punto como Plaza Venezuela para poder tener acceso a la programación de viajes que me lleven hacia la zona de mi trabajo”, dijo.

Erick Sánchez vive en Antímano y trabaja en Los Palos Grandes. Desde que anunciaron el regreso al trabajo presencial, las aplicaciones de transporte privado son lo más rentable que ha encontrado, en vista del deterioro del transporte público.

“Desde Antímano hasta Los Palos Grandes gasto aproximadamente 10$ para llegar en moto. La Wawa, en cambio, tiene los viajes más económicos: en 1,20 cada uno. Son dos viajes para poder llegar entonces serían 2,40. Es más rentable ir en La Wawa por lo económico, pero debes planificarte con tiempo. El retorno de la misma manera, podría ser con alguna aplicación como Ridery o Yummy (en moto o carro) o si puedo planificar con tiempo la hora por La Wawa”, dijo.

Ni metro ni camionetas son opciones

Lionelis Millán trabaja como supervisora de productos de una reconocida marca de refrescos. A diario, debe realizar una ruta por varios supermercados y farmacias de Caracas para verificar la existencia del producto en los anaqueles. Su ruta comienza en Altamira, pasa por Chacao, Chacaíto, Sabana Grande, Las Mercedes y finaliza en Bello Monte. Asegura que agarrar el Metro desde hace mucho tiempo dejó de ser una opción rentable para ella. 

“Hace meses que no uso el Metro. La última vez que lo hice me tardé más de una hora entre Palo Verde y Altamira, recorrido que normalmente se hacía en 13 minutos. A cualquier hora hay fallas, el desorden es terrible y abunda la cochinada, sin contar que puede ocurrir un accidente grave en cualquier momento por las malas condiciones en las que se encuentra el sistema”, dijo.

Millán comentó que, para movilizarse, prefiere pagar entre varias personas los taxis por puesto que, aunque son más costosos, le permiten llegar a tiempo a su trabajo y a su casa. 

A propósito de la situación del Metro de Caracas, Alberto Vivas, extrabajador del sistema de transporte subterráneo, indicó que actualmente el servicio presenta muchas fallas principalmente por la falta de mantenimiento de los trenes. 

Vivas señaló que en la línea 1, de 48 trenes de última generación que fueron adquiridos a España en el año 2009, actualmente solo funcionan 7 o 9 trenes, mientras que en la línea 2 y 3 funcionan entre 3 o 4 trenes. 

En cuanto a las fallas que a diario presenta el Sistema Metro, Vivas afirmó que en 2021 se calcularon aproximadamente 700 fallas, de esas, 17 fueron nada más en cortocircuitos, cuando en años anteriores este tipo de incidentes solo se registraban dos veces al año cuando mucho. 

 

Al ser consultado sobre el tiempo de espera entre un tren y otro, Alberto Vivas indicó que, en función de los nueve trenes que están prestando servicio comercial, el tiempo de espera oscila entre los 19 y los 35 minutos en la Línea 1.

“En la línea 2 y 3 se puede esperar hasta una hora. Se ha calculado entre 45 y 60 minutos para que llegue un tren al terminal, sin contar el tiempo que se tarda para cargar”, explicó. 

Braulio Cedeño, vicepresidente del Bloque del Oeste e integrante del Comando Intergremial de Transporte Público, declaró a Runrun.es que el sector transporte atraviesa una “situación gravísima” y va en retroceso.

Advirtió que actualmente, en Caracas, más del 70% de unidades accidentadas por diferentes motivos, lo que impide a los transportistas poner sus unidades al servicio y “esto genera colapso”. 

Para Cedeño todo está enlazado. Si existe una unidad que se puede reparar, a la hora de equipar con combustible se pierde mucho tiempo. “Un carro con un tanque puede trabajar un día, pero al otro día debe calarse una cola de horas en la cual pierde tiempo y esa unidad deja de prestar servicio”, advirtió.

Así como con el combustible, la situación del gasoil es igual. “Eso genera crisis en el transporte porque hay mayor afluencia de gente en la calle, el Metro está colapsado, no hay una capacidad de parte nuestra de responder a esa necesidad que tiene el usuario de ser trasladado de un lugar a otro en horas pico”.

Un transportista que cubre la ruta Turmerito- avenida Fuerzas Armadas declaró que debe hacer hasta 26  horas con su camioneta para poder surtir de gasoil de forma interdiaria en una estación de servicio de La Bandera.

Mientras hace esas colas, su unidad está fuera de servicio para el público y esa situación se repite con muchos otros transportistas. 

El vicepresidente del Bloque del Oeste señaló que se presentaron propuestas y exigencias al Ministerio de Transporte, pero mostró preocupación pues, al haber cambio de ministro, no se da el seguimiento adecuado.

“Cada uno tiene un plan distinto”, dijo.

*También puede leer: La mitad de los maestros venezolanos tiene otro trabajo o fuente adicional de ingresos

Humano Derecho #174 con Génesis Carrero, vocera de “Un juguete, una buena noticia”

@_humanoderecho

¿De qué se trata el proyecto «Un juguete, una buena noticia? ¿Cómo sobrellevan la situación país para lograr su objetivo? ¿Cómo ayuda esta iniciativa a la comunidad? Estos y otros temas los estaremos conversando con Génesis Carrero, vocera de “Un juguete, una buena noticia”.

“Somos un grupo de periodistas, de trabajadores de la prensa que, cansados de ver cómo la comunidad pasa por situaciones difíciles para darle alegría a los niños, decidimos montarnos en este autobús de buenas noticias y comenzar a recaudar juguetes con conocidos, gente de la prensa y empresas que nos pueden ayudar.”

Presentado por Génesis Zambrano (@medicenmouzo) y Luis Serrano (@akaLuisSerrano). Somos el radio web show semanal que mezcla la buena música con gente que ayuda a gente. Transmitido por diferentes plataformas del país, es producido por RedesAyuda y Provea.

Más contenido en www.humanoderecho.com

Roberto Patiño Nov 12, 2020 | Actualizado hace 3 semanas
Extremar las estructuras solidarias

@RobertoPatino

Venezuela es en estos momentos el foco de organizaciones internacionales dedicadas principalmente a los temas de salud y alimentación. La crisis humanitaria compleja que vive nuestro país se ha recrudecido a causa de la pandemia y la deriva dictatorial que ha asumido el régimen encabezado por Nicolas Maduro. Las perspectivas para el fin de año señalan la profundización del hambre, el empobrecimiento y el colapso sistémico de servicios básicos e instituciones.

Debemos sumar a esto la insistencia del régimen en realizar unas elecciones parlamentarias sin mínimas condiciones de participación, que son utilizadas por el poder para proyectar una falsa pátina democrática.

La propaganda oficial desconoce la gravedad de la situación que vivimos. De igual forma, desde el régimen se instrumentalizan las cuarentenas para crear una falsa sensación de seguridad; así como se manipulan los números de contagio para validar malas políticas de salud y el colapso de los sistemas públicos.

La realidad que los venezolanos vivimos diariamente, y que no puede ocultarse bajo la manipulación oficial, es la profundización de las ya graves emergencias de la crisis. El reporte global del Programa de Alimentos de la ONU de este año señala que Venezuela ocupa el cuarto lugar en las crisis alimentarias más graves del planeta.

La diáspora venezolana, que se ha reactivado a pesar de las restricciones derivadas de la pandemia, podría llegar el próximo año a los 7 millones de venezolanos, casi un tercio de nuestra población; y que en su gran mayoría asemejan a desplazados de una guerra que deben cruzar las fronteras en condiciones de enorme riesgo y peligro.

Desde el movimiento Caracas Mi Convive, estamos conscientes de la grave situación que estamos viviendo. Es necesario extremar las estructuras solidarias de emprendimientos sociales, redes de apoyo e iniciativas mancomunadas de la sociedad civil. De esta forma podemos generar respuestas a la emergencia radical que ha impuesto el régimen para mantenerse en el poder.

En nuestro caso, programas como Alimenta la Solidaridad se han multiplicado en diversos estados del país, ampliando su rango de acción a poblaciones vulnerables como las de la tercera edad; así mismo, en comunidades de Maracay afectadas por el desbordamiento del río El Limón en semanas recientes. Allí se han abierto nuevos comedores.

En este sentido, estamos desarrollando campañas de gran importancia como Dar + Dar, en las que madres y líderes que componen nuestras iniciativas muestran los testimonios de sus logros en los comedores y llaman a las personas a participar y contribuir para emprendimientos que, como Alimenta, abordan las emergencias de la crisis.

Poblaciones vulnerables como la infantil y la tercera edad, comunidades en riesgo que padecen con más fuerza los rigores de la crisis, son los eslabones más débiles de la sociedad civil que necesitan de la vinculación activa del resto de los actores sociales para poder superar esta situación.

Ahora, frente al recrudecimiento del modelo destructivo y dictatorial, de la crisis que este genera y aprovecha, resulta vital el encuentro del país alrededor de iniciativas convivenciales y organizadas. Para una inmensa mayoría de los venezolanos representan la única opción para enfrentar el caos y el colapso.

*Coordinador de Movimiento Mi Convive y Alimenta La Solidaridad / Miembro de Primero Justicia.

robertopatino.com

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Brian Fincheltub Sep 17, 2020 | Actualizado hace 1 mes
El ejemplo de El Limón

Solidaridad en El Limón. Foto Voluntarios de Aragua.

@BrianFincheltub

En los últimos años es un lugar común escuchar que en Venezuela se han perdido todos los valores; que nuestros mejores ciudadanos se fueron del país y que quienes quedan en Venezuela lo hicieron básicamente porque no tenían otra opción.

No podemos negar que en veinte años de chavismo se ha ido mucha gente valiosa, venezolanos que hoy destacan en muchas partes del mundo con sus talentos y capacidades. Es igualmente cierto que el nivel de destrucción causado por el chavismo ha alcanzado también nuestro sistema de valores.

Pero como la realidad es más que una simple generalización, debemos decir que, aun en la Venezuela devastada por esta ideología de la ruina llamada socialismo, quedan razones para sentirnos orgullosos de nuestro gentilicio. Y lo que pasó en la comunidad de El Limón del estado Aragua esta semana, no es más que un ejemplo.

La reacción de los venezolanos tras la reciente tragedia de El Limón está lejos de asimilarse a la que tendría un pueblo resignado y destruido moralmente.

He podido ver no solo el espíritu de una comunidad profundamente abatida por el drama que significa perderlo todo en Venezuela, levantarse con la gallardía de quien no se rinde y empezar la reconstrucción el día siguiente de que una corriente de piedra y lodo sepultara años de trabajo y esfuerzo. He visto también una inmensa solidaridad de los venezolanos fuera y dentro del país con sus pares. Donar a quién más lo necesita en momentos donde nada sobra, y falta todo, es más que admirable.

Ver eso me hace pensar en el momento en el que todo esto acabe. Habrá quienes no quieran ver ese día, pero sepan que inevitablemente llegará. Ese día todos pondremos lo mejor de nosotros para empezar la reconstrucción; sin duda ese será un trabajo extenuante, difícil y lleno de sacrificios, pero que haremos convencidos de que el futuro será nuestro y que nunca nadie más nos los robará.

Los venezolanos también vamos a limpiar nuestra gran casa. Y construiremos los muros de contención más fuertes que jamás hayamos construido para que NUNCA más el odio y resentimiento entre en nuestros hogares para acabar con todo. Ese muro no será otro que la memoria colectiva de lo vivido; recordar siempre para no volver a repetir lo que se conoció como chavismo.

La crisis del chavismo

La crisis del chavismo

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Roberto Patiño Jul 23, 2020 | Actualizado hace 1 mes
Activados ante la crisis

@RobertoPatino 

Los venezolanos nos enfrentamos ante la emergencia en el marco de un Estado secuestrado por un modelo autoritario. En esta situación, el Estado no promueve la convivencia, sino que profundiza la fragmentación. No trabaja por el bienestar de la sociedad en su conjunto sino solo para la reducida élite en el poder, en detrimento directo de los demás grupos sociales.

Con el advenimiento de la pandemia de la COVID-19, esta situación se agudiza. Se refuerzan el desconocimiento, la persecución y el aprovechamiento desde el Estado para instrumentalizar la emergencia y reforzar sistemas de control y subyugación. Durante la pandemia, han aumentado las detenciones ilegales de periodistas y trabajadores de la salud, se han recrudecido las violaciones de derechos humanos por parte de cuerpos de seguridad. De igual forma se ha extendido el colapso de servicios básicos.

Otro de los efectos nefastos de esta política de imposición violenta, conflictividad y empobrecimiento, ha sido la criminalización oficial de migrantes retornados y personas contagiadas.

Campañas gubernamentales de censura, persecución y delación estigmatizan a amplios sectores de la población, promoviendo el desconocimiento de las carencias del sistema de salud y el fallo de las políticas estatales para enfrentar la pandemia.

Los venezolanos vivimos entonces la situación de cuarentena y contagio en una condición de orfandad institucional sanitaria. No solo carentes de la ayuda y asistencia que el Estado debe naturalmente promover y generar, sino además hostigados y amenazados por las instituciones públicas. Estas, lejos de cumplir sus deberes y obligaciones, se convierten en agentes de amenaza y desconfianza para las personas.

Una respuesta a esta falta de institucionalidad ha sido la activación y reforzamiento de redes de apoyo y solidaridad.

Así como la articulación de diversos grupos e iniciativas que abordan las grandes emergencias que, en materia de derechos humanos, alimentación, salud y violencia, entre otras, estamos padeciendo. Es decir, la aplicación de valores convivenciales de encuentro, organización, reconocimiento y solidaridad, en acciones coordinadas de comunidades, gremios y ONG.

En el caso del Movimiento Caracas Mi Convive, estas acciones se expresan en nuestras iniciativas de Alimenta la Solidaridad, Monitor de Víctimas y Red Solidaria, entre otras, que vinculan a comunidades, madres, líderes locales, aliados y voluntariado en soluciones organizadas desde y para las personas.

Estas acciones tienen como principales protagonistas a las comunidades y grupos directamente afectados por los problemas. Y están acopladas con otros actores sociales en esfuerzos sostenibles, en modelos inclusivos, productivos y democráticos, que pueden ser reproducidos en otros ámbitos.

Es precisamente esta aplicación práctica de los valores convivenciales, la que nos ha ayudado a mantenernos activos en una situación de crisis sistémica, agravada por la pandemia.

Denunciar las acciones dictatoriales del régimen, apoyar desde nuestros espacios las iniciativas que enfrentan la emergencia, y vincularnos activamente en estas iniciativas, a través del encuentro organizado entre las personas, son las vías que cada vez más venezolanos estamos transitando para lograr las transformaciones que el país demanda en lo social, político y económico.

 

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Julio Castillo Sagarzazu Abr 07, 2020 | Actualizado hace 3 semanas
La revolución de los balcones

@juliocasagar 

A diferencia de la Revolución de los Claveles en la Lisboa de 1974 o la de los paraguas en Hong Kong en los últimos años, las cuales produjeron o están produciendo cambios en la superestructura política de las naciones donde tuvieron lugar, en estos momentos tiene lugar en la Europa occidental, básicamente en España e Italia, una revolución protagonizada por la gente, sin liderazgo conocido, de destino abierto, pero ¡oh paradoja! que está produciendo un cambio actitudinal más profundo que lo que las revoluciones que buscan el poder político han logrado tras décadas de detentarlo.

Esta revolución es más profunda y será más duradera que la de “los indignados” que produjo liderazgos como los de Pablo Iglesias y Podemos. Liderazgos que se hicieron viejos en pocos meses y que duraron tanto como duró el tránsito de Iglesias de Vallecas hasta su chalet con piscina y casa de huéspedes de Galapagar y desde la carpa en Puerta del Sol hasta el Salón de los Pasos Perdidos en el Congreso de los Diputados.

¿Y cómo sabemos que durara más, o al menos que tendrá consecuencias más trascendentes? Pues muy sencillo. Esta revolución no está montada sobre la dialéctica infernal de la lucha de los pobres contra los ricos, ni de los patriotas contra los vende patria, ni esta instigada por el odio social o el de clase. Esta revolución está montada sobre la solidaridad y el reconocimiento del otro. Empatía, la llaman ahora y es producto de una reflexión y un acto voluntario interno que no ha sido inspirado por ninguna ley u obligado por ninguna institución.

Los héroes no son soldados, generales inmortalizados en estatuas ecuestres, ni personajes con capas combatiendo por la libertad y la justicia, con los calzoncillos por fuera, sino millones de servidores públicos, de médicos, enfermeras, policías, barrenderos, cajeros de supermercado, gente de a pie, viandantes de todos los días.

Su vanguardia no se da cita no en el café de la Rive Gauche, ni en el bar de La Gran Vía en Madrid o de la Vía Véneto de Roma, donde desde hace décadas la “gauche divine” se reúne para cambiar el mundo y, cuando se acuerdan de nosotros los latinoamericanos, para discutir de nuestras venas abiertas y cantar la épica de unas luchas en las que nosotros ponemos siempre los muertos y ellos escriben las novelas o hacen las películas.

La vanguardia de esta revolución se ha dado cita en los balcones de las grandes ciudades en los que se han concentrado para aplaudir, para  cacerolear, para intercambiar con sus vecinos y para hacerse la promesa de que, independientemente de lo que los gobiernos y los líderes piensen, se resguardarán con sus familias para preservarse y para salir a dar la batalla de reconstruir sus países.

Estas jornadas han demostrado que aunque es verdad que fue un acto de demostración de fuerza y de reconfirmación de la propiedad o dominio sobre un territorio lo que nos hizo descubrir que éramos seres para la organización y para las normas. Fue realmente cuando tendimos la mano a uno del grupo que se caía o flaqueaba, cuando atendimos a uno de los enfermos, cuando detuvimos la marcha para esperar a los más débiles cuando nos graduamos de seres humanos y nos diferenciamos de las manadas de animales que también acuerdan al más fuerte y arrojado el derecho de ser el jefe.

Las revoluciones pueden trasformar las estructuras políticas, pero solo perseveran cuando trasforman paradigmas y formas de ver el mundo. No obstante, como solemos afirmar en estas cuartillas que garabateamos, para que una trasformación o un proyecto se consolide, es necesario que sea asumido por gente de carne y hueso y que haga de la voluntad una fuerza, no solo efectiva, sino eficiente. Ese milagro solo se logra cuando la voluntad se organiza.

Cuando se logra que miles de hombres y mujeres hagan sus ideas carne, huesos y sangre. Ese es el gran reto. Eso lo entendió Jesús, el hijo del carpintero, que no se limitó a predicar su doctrina del amor, sino que consciente de que su tarea debían trascender le dijo a Pedro “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi iglesia”. Esa decisión es lo que explica el misterio de su existencia por más de 2000 años.

Los venezolanos conoceremos inexorablemente la peor cara de la pandemia que asola el mundo. Sera así, porque aquí se cruzarán, en algún momento, las curvas del desarrollo de la enfermedad con el de la tragedia humanitaria que ya lleva años y que se agravará por la carencia de combustibles, agua y alimentos y medicinas.

Estos momentos serán el escenario donde veremos el ensayo general de la actuación del nuevo mundo y país que conoceremos y que, oigámoslo bien, no tendrá nada que ver con el que hemos conocido hasta ahora.

Luego de esto, nadie ni nada serán como antes.

Nos vienen horas duras, pero también horas de esperanza.

Escribo con angustia, melancolía y fe

@ArmandoMartini  

Lamentando los fallecidos en Venezuela y el mundo, rogando por la recuperación de los contagiados, con la esperanza de estar bien, entre seres queridos, así estamos en cuarentena y preocupación. Deseando superar la convulsión individual, turbulencia colectiva y desafío global sin precedentes con integridad, fuerza y resistencia. En eso debemos ocuparnos con decisión, pues el desespero no es un lujo permitido, y la sacudida aterradora no puede ni debe frenarnos mucho menos paralizarnos.

Nos recuperaremos, no tengan la menor duda. Por eso mismo la importancia de la misión de cada quien, en su ámbito y actividad, no ha disminuido. Por el contrario, se ha vuelto más urgente.

Se sabe lo duro y amargo que pueden ser la incertidumbre y el miedo. Tienen una forma malvada de avivar fanatismos, teorías de conspiración, resentimientos, odios y bajezas. La humanidad sigue comprometida en luchar contra estos males, defendiendo principios y valores que apreciamos; es la lucha eterna del bien contra el mal, de la bondad y honestidad contra la perversión e inmoralidad. Cualidades y defectos humanos hoy presentes como nunca antes.

En semanas de aislamiento social hemos hecho sacrificios que olvidábamos podíamos ejecutar, movilizados hacia la solidaridad con el prójimo sin perder el ritmo responsable de la rutina laboral, educativa, profesional, cultural, aunque lo hagamos vía electrónica aprovechando las herramientas que nos otorga la modernidad tecnológica, necesaria para mantenernos informados de aconteceres familiares, de amigos e interés particular.

Por cierto, quizás esta y tal vez la próxima generación no lleguen a verlo del todo, pero hacia allá vamos, a la comunicación e intercambio humano a través de redes tecnológicas especializadas. Aunque es asunto de especulación y análisis científicos, la ciencia y la tecnología ya están desplazando a la propia ciencia ficción.

Estamos en este hoy que quienes reprimen a Venezuela tratan de encadenar al pasado. Ellos no previeron nunca -ni se prepararon- para una pandemia que nos está cambiando, ubicando en una realidad que imaginábamos, quizá, pero no habíamos experimentado como en estos sorprendentes últimos días.

El mundo y nosotros jamás volveremos a ser los mismos, el coronavirus nos cambió. No sabemos si para bien o mal. Imposible predecirlo, menos aun concebirlo.

Más allá de la estadística de fallecidos, infectados, recuperados, está latente el desastre financiero, cercana una depresión económica como ninguna en la historia. Y en Venezuela una crisis sanitaria desbordada, descontrolada y con claras consecuencias políticas de cuantía.

La peste desnuda a líderes y sistemas políticos que cometieron errores y que no van a mejorar; persisten tercos y obtusos, lo que los llevará -nos está llevando- a una distorsionadora situación ética, social, económica y psicológica.

El distanciamiento social nos mantiene separados del contacto físico, pero no alejados del cariño, aprecio y comunicación; aún estamos unidos en los temas que importan y en los que no, también. Con acceso a videos, mensajes educativos, musicales y culturales, sesiones informativas, segmentos de audio, análisis y oportunidades desde cada computadora, tableta o teléfono inteligente. El sentido de la vida y la muerte es cada día más diferente y complejo de vislumbrar.

Mientras enfrentamos tiempos oscuros y hasta de hostilidad espiritual, inspira celebrar los innumerables esfuerzos dignos de alentar, exaltar, destacando actos de bondad y decencia durante la calamidad viral. Son tantas las personas de todos los orígenes que se están ayudando entre sí en el mundo, que merecen notoriedad y ser compartidas sus historias de humanidad, compasión y coraje.

La humanidad -como siempre- descubrirá formas innovadoras para sobrevivir, avanzar, de acuerdo a la realidad actual y futura. Sin embargo, en su permanencia y persistencia, recomendamos mantenerse seguros, siguiendo las pautas de salud pública. 

Estamos en tiempos de rigor científico y emergencia epidémica, pero también de solidaridad, prevención y sensatez, escudos para enfrentar el mal que nos acecha y toca a la puerta. El nuevo virulento, y el viejo político. El próximo depende de nosotros, y de cómo actuemos tras este período de transformación.

Roberto Patiño Mar 19, 2020 | Actualizado hace 3 semanas
Solidaridad frente a la pandemia

@RobertoPatino 

 

La llegada del coronavirus a Venezuela encuentra al país en las peores condiciones para enfrentar una emergencia de estas magnitudes y características. El régimen actual violenta los derechos humanos, ha hecho colapsar los servicios públicos, y sumido a la nación en una crisis económica, social y política sin precedentes.

Es en este contexto adverso en el que debemos enfrentarnos a la pandemia del coronavirus. Desde el Movimiento Caracas Mi Convive, hemos insistido desde un principio en la importancia de los liderazgos locales y la organización de base para lograr cambios en la sociedad.

Hoy, más que nunca, estos liderazgos y esta organización deben servirnos para encarar esta emergencia sanitaria, aunque sabemos que, aunque contribuye, no puede resolverla.

Nuestros comedores se mantienen activos para continuar atendiendo a los más de 14 000 niños en nuestra red nacional de Alimenta La Solidaridad. Las madres y voluntarios encargados están tomando las medidas de prevención de acuerdo a los protocolos emitidos por la Organización Mundial de la Salud. En este sentido, se está trabajando con guantes y tapabocas, manteniendo la distancia interpersonal de dos metros y limpiando con jabón instalaciones, equipos y utensilios. De igual forma se han modificado horarios de trabajo para mantener un máximo de 8 niños por comedor e impedir que se produzcan aglomeraciones. Continuamos asesorándonos con expertos en la materia para extender, profundizar y mejorar estas medidas.

La solidaridad en estos momentos está enfocada en no convertirnos en transmisores de la enfermedad y proteger a los grupos vulnerables de la tercera edad y los enfermos crónicos. Debemos difundir información veraz y confirmada, así como escuchar las indicaciones de los expertos médicos.

De igual forma, la solidaridad implica que debemos ayudar y apoyar a las comunidades que han sido más afectadas por la crisis: recordemos las dificultades que tiene gran parte de nuestra población para el acceso a medicamentos, agua, electricidad y transporte, lo que genera una gran dificultad para poder implementar las recomendaciones necesarias para frenar la extensión de la pandemia.

El ejercicio de una solidaridad responsable nos ayudará a combatir esta pandemia. El liderazgo debe informar, educar y dar el ejemplo y las redes de apoyo deben cohesionarse y extenderse en la promoción y difusión de  las medidas. Nuestro mensaje es de resiliencia y esperanza: de manera organizada e inteligente, podemos superar a la enfermedad.

Este momento debe servirnos para encontrarnos en la ayuda y el trabajo conjunto, y no en el oportunismo y los afanes egoístas. Solo juntos saldremos adelante.

 

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