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Balance ambiental 2023: del flojo combate a la minería ilegal a las expediciones que buscan preservar especies
Mientras los focos de explotación de oro proliferan en el sur del país e incrementan las zonas deforestadas o degradadas, en el Lago de Maracaibo la eutrofización –exceso de nutrientes inorgánicos en un ecosistema acuático– continúa causando estragos y aleja a pescadores, deportistas y turistas.
En contraposición, otros venezolanos inclinan la balanza en favor de lo ambiental: se esfuerzan por salvar a animales en extinción o crean iniciativas que permitan investigar el uso de los suelos y las aguas en el país.

@loremelendez para Mongabay

 

Dos fotografías satelitales condensan dos de las deudas ambientales más graves de Venezuela en 2023. Una es la del lago más grande de América Latina, el Lago de Maracaibo, con aguas que se tornaron verdes en medio de la contaminación que lo sobrepasa. La otra, la del cerro Yapacana, en el parque nacional del mismo nombre, donde la explotación de oro continúa por encima de cualquier ley, pese a las repetidas incursiones militares del gobierno de Nicolás Maduro en esta zona. Ambos casos están vinculados a las industrias extractivas del país y se desarrollan sin ningún tipo de control.

A pesar de estas realidades, el gobierno venezolano asistió a la Cumbre Amazónica para dictar cátedra sobre lo que se debe hacer para proteger a la Amazonía sin mencionar el grave problema ambiental.

En tanto, Estados Unidos levantó las sanciones comerciales que pesaban sobre funcionarios e individuos conectados con la administración de Maduro, incluso aquellas que tienen que ver con las compañías petroleras y mineras del Estado, lo que podría significar un enorme riesgo para el ambiente.

Pero en 2023 también hubo espacio para las buenas noticias. El país ya cuenta con Mapbiomas Venezuela, una plataforma multitemporal que se actualizará cada año, y que reúne series históricas de mapas anuales de cobertura y uso del suelo, así como de agua, a partir de 1985. En una nación sin datos, esta información es clave.

“La idea es que se use para monitoreo y planificación y que se utilice para diseñar políticas públicas y como una herramienta de veeduría de la sociedad civil”, indica Tina Oliveira, coordinadora de Sistemas de información Socioambiental de Wataniba, una de las organizaciones que participó, junto a Provita, la Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (Raisg) y el Laboratorio de Sistemas de Información Geográfica y Modelado Ambiental (LSIGMA) de la Universidad Simón Bolívar, en la creación de la herramienta.

Otra  nota positiva de 2023 con foco ambiental es que las iniciativas para salvar al Caimán del Orinoco (Crocodylus intermedius), en peligro de extinción, hicieron posible una alianza con el Zoológico de Dinamarca para que hasta allí se trasladaran siete ejemplares de la especie, con el objetivo que sus crías retornen al cabo de unos años a su hábitat natural. Estos y otros temas son parte del balance ambiental de Venezuela de este año.

minería ilegal en Canaima

Lo malominería ilegal en expansión versus incursiones militares

Aunque desde finales de los años 80 se tienen reportes de minería artesanal en Yapacana y se dio cuenta de un repunte de la actividad entre 2012 y 2014, no fue sino en 2019 cuando investigadores de SOS Orinoco confirmaron que la explotación estaba en manos de la guerrilla colombiana del ELN, y también de las disidencias de las FARC, quienes actuaban en complicidad con diversos componentes de la Fuerza Armada venezolana.

“En los últimos meses se ha incrementado la actividad, ya en los siete municipios de Amazonas hay focos de minería”, asevera el líder indígena baniva Eligio Da Costa, coordinador general de la Organización Regional de Pueblos Indígenas de Amazonas (ORPIA). Acotó que, a los puntos mineros que causan deforestación, se suman aquellos que están dentro de las aguas: las balsas de explotación fluvial que socavan los lechos de los ríos para extraer oro, como ocurre en el río Atabapo, al sur del estado.

“Es una actividad que destruye los territorios, la biodiversidad, la fauna, y genera consecuencias en nuestra cultura porque influye en nuestras actividades tradicionales. Siempre hemos mantenido esa convivencia sana con la naturaleza, pero la minería va más rápido que los procesos organizativos de nuestros pueblos”, señala.

 

 

El pasado 13 de septiembre de 2023, justo cuando se conmemora el Día de la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas, se produjo un operativo armado de las fuerzas de seguridad del Estado venezolano en la mina “Cacique”, en el Parque Nacional Yapacana. Se habló de varios muertos y heridos, circularon fotos de personas ensangrentadas, se dijo que los afectados fueron trasladados a un hospital en la frontera Colombiana, pero desde el gobierno solo hubo silencio.

La incursión militar fue parte de la Operación Autana que, desde diciembre de 2022, ha desarrollado redadas para “erradicar” la minería ilegal en un estado donde, por decreto está prohibida la actividad extractivista. Sin embargo, organizaciones defensoras de los derechos humanos ambientales y de las comunidades indígenas indican que el número de yacimientos continúa en expansión.

De acuerdo con información satelital divulgada por la organización Wataniba, solo en los territorios de los pueblos ye’kwana y sanema, en los municipios Alto Orinoco y Manapiare, hay 70 focos de minería ilegal que han deforestado 934 hectáreas. El problema ambiental, según la misma organización, se aceleró en medio de la pandemia.

En mayo, otro incidente ocurrido en Amazonas generó alarma. El jefe del Comando Estratégico Operacional de la Fuerza Armada Nacional (Ceofan), G/J Domingo Hernández Lárez, informó que la noche del 28 de mayo, un puesto de la Fuerza Armada Nacional fue atacado “con arcos y flechas” por indígenas que reclamaban la incautación de un cargamento de comida y de materiales para la explotación del oro que abastecería las minas ilegales de Yapacana.

Adicionalmente, los yanomami, otro pueblo indígena que vive en los estados Amazonas y Bolívar de Venezuela, también están asediados por la minería. En un reportaje publicado por Mongabay Latam, expertos detallaron que la dependencia de los indígenas por los productos industrializados ha impulsado que dejen sus conucos y se vayan a trabajar en las minas. La malaria que los afecta, vinculada directamente con la actividad extractivista, así como otras enfermedades como el sarampión, apenas son atendidas por los precarios servicios de atención sanitaria del país. Esa misma realidad se repite al menos en 38 pueblos indígenas del sur de Venezuela, de acuerdo con una publicación de Mongabay de septiembre pasado.

Foto del satélite Sentinel 2 del programa Copernicus de la Agencia Espacial Europea (19 junio 2023)

Lo feo: el “monstruo verde” del Lago de Maracaibo

Durante los últimos cinco años, el Lago de Maracaibo, repleto de torres, tuberías y balancines de la empresa petrolera venezolana, no ha dejado de ser noticia. A sus aguas, cargadas de derrames de hidrocarburo, eutrofización (exceso de nutrientes inorgánicos en un ecosistema acuático), aves manchadas de negro y peces contaminados, llegó en 2023 un huésped que, según la Fundación Azul Ambientalistas, ocupó en julio pasado el 70% de su superficie: la cianobacteria Microcystis. Esta bacteria es una microalga estudiada por científicos del Laboratorio de Microbiología Agrícola del Instituto de Investigaciones Agronómicas de la Facultad de Agronomía de la Universidad del Zulia (LUZ), que hizo que el cuerpo de agua del lago se tornara verde, y que así se viera desde el espacio.

La presencia del “verdín”, como se le conoce popularmente, además de teñir las aguas y volverlas más densas, causó la muerte de distintas especies de fauna y alejó a pescadores y a quienes practican allí deportes acuáticos a diario. El Concejo Municipal de Maracaibo declaró la emergencia del Lago a mediados de julio y exhortó a PDVSA, la compañía estatal petrolera, a cesar los derrames y ocuparse de su limpieza. Solo en el primer semestre del año se registraron 23 derrames en este cuerpo de agua, además de otros 21 en seis estados del país.

Además de los derrames, hay basura que se vierte directamente en el Lago y otra que llega desde los ríos que lo alimentan, así como aguas servidas que se depositan en su cauce. Para el  ingeniero agrónomo y director de la Asociación Civil para la Conservación del Lago de Maracaibo (ACLAMA), Ausberto Quero, el grave problema social y ambiental es que aunque se hagan limpiezas, jamás se atacan las causas que tienen a este cuerpo de agua en su peor momento.

 

 

“Los sistemas de recolección municipal no están funcionando porque no hay suficientes camiones recolectores de desechos y las frecuencias con las que hacen su trabajo son muy bajas”, advierte Quero, quien explica que las comunidades zulianas que viven a orillas de las quebradas lanzan basura a estas y desde allí se va al Lago.

“Y eso pasa en todos los poblados, no solo de Zulia, sino también de toda la cuenca del Lago, que son los estados Trujillo, Táchira, Mérida y parte de Lara, además de los desechos que vienen del lado colombiano a través de la cuenca del río Catatumbo”, detalla.

A este cóctel que acelera la eutrofización, se añaden los fertilizantes usados en la industria agroalimentaria del Zulia, una de las más importantes de Venezuela. El nitrógeno, producto de esta actividad, también va a parar a las aguas del Lago.

Aunque desde el Ejecutivo venezolano se ha hablado de soluciones a esta crisis, poco se ha hecho para remediarla. Quero, también miembro de la junta directiva del Colegio de Ingenieros del estado Zulia, recuerda que la alerta del “verdín” obligó al Estado a prometer un plan de muestreo de las aguas de todo el Lago. Esto permitiría monitorear el balance de los nutrientes presentes en el cuerpo de agua. Hasta ahora no se ha mostrado ningún resultado.

“No hay un seguimiento, no hay un programa, no hay un cronograma que nos determine cuándo vamos a empezar a ver algunos resultados. Lo que sabemos, hasta ahora, es que hay intentos de reactivar los sistemas de tratamiento de las aguas. Se han limitado, básicamente, a limpiar las costas”, asevera el experto.

Lo político: el “reacomodo” ambiental en la Cumbre Amazónica

La ausencia de Nicolás Maduro durante la Cumbre Amazónica, convocada en agosto por el presidente brasileño Luiz Inácio “Lula” da Silva, llamó la atención durante 2023. La versión oficial fue que una otitis impidió al mandatario venezolano acudir a la cita donde se encontrarían los líderes de los ocho países que integran la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA). En su lugar, su vicepresidenta, Delcy Rodríguez, encabezó la delegación venezolana que dio a conocer las “líneas estratégicas” diseñadas por Maduro para actuar en la defensa del bosque húmedo tropical más grande del mundo.

Su primera propuesta fue declarar “la emergencia regional de los países amazónicos”, por los problemas que afectan a la cuenca amazónica. Por otro lado, pidió la conformación de una “fuerza de tarea ambiental” de los países de la OTCA, que Maduro considera clave para que ministros y funcionarios de los distintos gobiernos se encuentren y organicen.

El documento presentado por Venezuela incluyó la promoción de un plan de deforestación cero, así como un programa de reforestación y la creación del banco de semillas amazónicas. Pero son proyectos que van en contraposición a lo que ocurre en el país. El informe “Bosques en desaparición: Deforestación en Venezuela 2016-2021”, de la organización Clima21 ––especializada en la defensa de derechos humanos ambientales–– confirmó la alta tasa de deforestación que existe en la nación, una tendencia que se aceleró en los últimos años.

De acuerdo con el informe, cinco estados concentran el 57% de la deforestación nacional. En dos de estos, la minería ilegal se ha impuesto como la economía de la zona.

Entre las propuestas de Maduro, también se busca promover  la apertura de un Centro de Investigación Amazónico, la creación de un cuerpo amazónico para el combate de incendios forestales y el lanzamiento de un satélite que permita el monitoreo remoto de toda el área.

Sin embargo, ninguna propuesta tuvo un eco concreto en los más de 100 objetivos acordados en la Declaración de Belém que dio por finalizado el encuentro. Rodríguez habló de la necesidad de “erradicar” la minería ilegal sin señalar cómo hacerlo. En su lugar, apoyó la adopción de “prácticas mineras responsables”. De acuerdo con un informe de 2016 de la Iniciativa Global contra la Delincuencia Organizada Transnacional, la minería produce más del 80% del oro que se extrae en el país.

El comentario de la vicepresidenta sobre la minería ilegal en la Cumbre de la Amazonía es un reflejo de “los reacomodos que se han visto desde los últimos meses” en el país en materia ambiental, considera el sociólogo, investigador y fundador del Observatorio de Ecología Política de Venezuela, Emiliano Terán Mantovani. Para él, las incursiones militares que emprendió el gobierno venezolano dentro de su territorio amazónico contra los yacimientos comandados por organizaciones criminales o grupos de la guerrilla colombiana, le dieron base a la funcionaria para fustigar la minería ilegal.

Un mes antes de la Cumbre, prosigue Terán Mantovani, ya Venezuela se había anotado una pequeña conquista: los primeros pasos hacia la obtención de un financiamiento de la Global Gateway, una iniciativa de la Unión Europea para apoyar económicamente proyectos que promuevan la sostenibilidad, la competitividad y la seguridad en diversos sectores. Los fondos buscan reducir las emisiones contaminantes de metano que se desprenden de los pozos petroleros inactivos y lograr que estos se conviertan en gas natural que se exportaría a Europa y que combatiría la escasez del recurso que sufre el bloque desde el inicio de la guerra en Ucrania.

Lo preocupante: levantamiento de sanciones sin foco ambiental

La Global Gateway es una de las primeras puertas que se abrió al gobierno de Nicolás Maduro previo al levantamiento de sanciones de Estados Unidos. Estas sanciones fueron una serie de medidas dictadas a partir de 2014 por el gobierno norteamericano para restringir las actividades comerciales de funcionarios y aliados del presidente venezolano – y que posteriormente abarcó a la industria petrolera y minera– debido a las constantes violaciones a los derechos humanos y a sus vínculos con la corrupción y delitos transnacionales. La decisión de levantar estas medidas implica el retorno de las relaciones comerciales y financieras de los afectados con compañías de ese país.

Poco después de tomada esta decisión, la Unión Europea acordó también la flexibilización de las restricciones impuestas a Venezuela, lo que permitirá a agencias y organizaciones de derechos humanos internacionales transar pactos con los sancionados sin que se considere delito.

Estas disposiciones no aseguran un panorama favorable para los recursos naturales del país, según Terán Mantovani. “En el caso petrolero, todo depende de los tipos de acuerdo que se están desarrollando (…) Las licencias con Chevron son concesiones bastante favorables a las empresas extranjeras con un nulo control ambiental”, afirma el sociólogo.

En cuanto del oro, tampoco hay buenas expectativas. Para SOS Orinoco, organización que documenta las consecuencias de la industria extractivista en la Amazonía, el levantamiento de las sanciones de Estados Unidos a Minerven, la estatal minera venezolana, podría permitir la entrada de empresas y refinadoras de oro foráneas, así como el establecimiento de relaciones comerciales formales que profundicen la destrucción ambiental en el Arco Minero de Orinoco en 2016.

“Los gobiernos de Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, y los refinadores de oro serios no tienen ninguna manera de fiscalizar ni saber qué ocurre dentro de Minerven. El régimen utilizará a Minerven como un embudo para canalizar por allí todo el oro que seguirán sacando de áreas protegidas, utilizando mercurio ilegal y violando DDHH y derechos ambientales”, apuntó la organización en el mismo mensaje.

Para Terán Mantovani, “al estar (el gobierno) tan endeudado y desesperado por mayor captación de fondos, prácticamente no hay ningún requerimiento sobre lo ambiental”.

Lo bueno: el esfuerzo ambiental por salvar las especies y preservar la memoria

En enero de 2023, siete caimanes del Orinoco (nombre científico) emprendieron el que es, hasta ahora, el viaje más largo de sus vidas. Desde el Hato Masaragual del estado Guárico, en el corazón de los llanos centrales venezolanos, hicieron una travesía hasta el zoológico de Cocodrilos de Dinamarca, a una hora de Copenhague, en cajas especiales que los trasladaron por tierra y aire. El acuerdo es que, tras reproducirse, sus crías regresarán a Venezuela.

El responsable de toda la expedición ambiental fue Álvaro Velasco, biólogo venezolano que lleva décadas de trabajo en la preservación de esta especie en Peligro crítico de extinción, de acuerdo con la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Velasco preside también el Grupo de Especialistas de Cocodrilos de Venezuela que, junto a la Fundación para el desarrollo de las ciencias físicas, matemáticas y naturales (Fudeci), lideraron el proyecto.

Esta no es la única iniciativa en el país que protege a la especie. Hatos y reservas de fauna se ocupan de que las crías de los caimanes —que en realidad son cocodrilos, pero se les conoce así en Venezuela y Colombia— sobrevivan al menos durante su primer año de vida para luego reinsertarlas a la vida silvestre. En mayo, el Zoológico Leslie Pantin de Turmero, en el norteño estado Aragua, liberó a 160 ejemplares en el Hato Masaragual. En 2024, espera hacer lo mismo con más de 200 gracias a que el Zoológico de Indianápolis, en Estados Unidos, les donó siete tanquillas de levante o estanques de crianza que aumentaron la capacidad de conservación de estos reptiles.

“Lo ideal es que estas crías, al año, cuando las estemos liberando, midan más de 80 centímetros (…) Un animal que tiene ese tamaño, y que pesa alrededor de tres kilos y hasta cuatro kilos, puede tener mucha más oportunidad de vivir porque se va a disminuir la cantidad de depredadores que se lo pueden comer”, relata el veterinario Federico Pantin, quien dirige el Zoológico Leslie Pantin.

Hay quienes dedican sus esfuerzos a otras especies mucho más pequeñas que también están en peligro de extinción. Es el caso de Margarita Lampo, zoóloga, herpetóloga e investigadora emérita del Instituto Nacional de Investigaciones Científicas, quien se ocupa de dirigir acciones que protejan el hábitat del sapo arlequín de Rancho Grande (nombre científico) , un anfibio endémico de Venezuela amenazado por un hongo, y al cual se busca reproducir en laboratorio para salvarlo. Otros, en cambio, preservan la memoria, como los investigadores Oscar Miguel Lasso-Alcalá e Ivan Mikolji, quienes intentan salvar la colección de 705 ejemplares de peces de la Fundación La Salle de Ciencias Naturales, en Caracas, al tiempo que evalúan el estado de conservación de otras 90 especies para la Lista Roja de la UICN.

 

SOS Orinoco sobre situación en Yapacana: Durante 20 años militares permitieron que minas crecieran
Para la organización SOS Orinoco, para acabar con la minería ilegal en Yapacana y otros territorios, requiere de seis acciones fundamentales

La organización no gubernamental SOS Orinoco advirtió el pasado viernes, 15 de septiembre, que durante 20 años, los militares permitieron que las minas del Parque Nacional Yapacana «crecieran exponencialmente».

Mediante su cuenta en la red social X (antes Twitter), SOS Orinoco señaló que los militares «nunca hicieron nada por detener» o desmantelar esas minas en Yapacana.

Según la organización, esto también ocurre en otros lugares al sur de Venezuela como Alto Orinoco, Parque Nacional Canaima, La Paragua, Caura, Imataca, Icabarú.

En tal sentido, urgieron a acabar con la minería ilegal, así como a «tomar medidas que respeten los Derechos Humanos, la vida de los mineros, y respetar las leyes de ambiente».

«La violencia, quemas, y abusos a los DDHH y ambientales no tienen lugar en la lucha contra la minería», enfatizó la ONG.

 

Además, la organización manifestó apoyar el desalojo de las minas que efectúa la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) «de los invasores de Yapacana, que lo han mantenido invadido por más de 25 años».

Sin embargo, consideran que los militares «no están preparados para una operación tan compleja, especialmente tratándose de una región invadida impunemente por la guerrilla colombiana».

Al respecto, SOS Orinoco recordó que la guerrilla «se entremezcla con los mineros y con la población asociada a la minería, y muchas veces es imposible separarlos o distinguirlos. La guerrilla no siempre anda armada y con uniforme».

Sobre la guerrilla, señalan que su presencia y control de espacios territoriales venezolanos «es inadmisible», pero que este «es un fenómeno que se empezó a dar desde la llegada de Hugo Chávez al poder».

«La guerrilla, a cada aldea que visitaba, mostraba una carta de aval que les había dado Chávez, donde este les encomendaba la defensa de la revolución bolivariana en territorio venezolano. La culpa de esta presencia la tiene los gobiernos de Chávez y Nicolás Maduro, con la complicidad de los militares», denunciaron.

 

Lo que se requiere para acabar con la minería ilegal

Para la organización SOS Orinoco, acabar con la minería ilegal en Yapacana y otros territorios, requiere de seis acciones:

– Hacerlo en forma planificada y no de forma improvisada buscando titulares.

– Debe desalojarse en forma ordenada.

– Cortar todos los suministros de combustible y mercurio hacia los puntos de suministro dentro del parque.

– Asignar fondos de estímulo económico que se le darían únicamente a los mineros ilegales originales del estado Amazonas, que serían equivalentes a unos ingresos mínimos mensuales que les permita la subsistencia, por un tiempo muy limitado, con la condición de que se radiquen en poblados lejanos al parque nacional.

– Establecer un programa de empleo local asociado a los planes de recuperación ambiental de los serios daños dentro del parque nacional: recomposición de la topografía, destrucción de las pistas legales, desmantelamiento, recolección, clasificación, transporte y reciclaje del material de los campamentos desalojados.

– Sugieren que los programas mencionados en los puntos 4 y 5 sean administrados por autoridades civiles. «Los militares deben limitarse a garantizar la seguridad territorial y de personas», consideran. 

La organización también recordó que para esta labor hay apoyo internacional del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP-ONU), «que tiene equipos especializados en desarticular situaciones de minería ilegal y que han actuado exitosamente en países africanos».

 

Sobre lo anterior, señalaron que el coordinador residente del Sistema de Naciones Unidas en Venezuela y Coordinador Humanitario, Gianluca Rampolla del Tindaro, «ya lo ofreció vía Twitter».

Las dudas que quedan

SOS Orinoco planteó varias dudas que quedan sobre la situación de las minas, así como sobre la presencia de la guerrilla colombiana en territorio nacional:

– El silencio de las autoridades colombianas con respecto al desalojo y la eventual repatriación de ciudadanos colombianos.

Colombia no ha hecho ningún comentario de apoyo o solidaridad con el esfuerzo del gobierno venezolano

– La guerrilla colombiana no ha reaccionado con violencia ante la Operación Autana durante 10 meses.

– La economía de Puerto Inírida (Colombia) no ha mostrado ningún tipo de bajón como consecuencia de las operaciones en Yapacana

– Se ha ignorado la denuncia contra el general de División José Ramón Maita González, hecha por una líder indígena, y no se le ha abierto una averiguación militar a dicho oficial.

– Hasta la fecha no ha habido ningún tipo de sanción contra los funcionarios públicos y militares que permitieron que se arraigara este bastión minero ilegal dentro de un parque nacional.

– Las autoridades civiles de Venezuela de Inparques no han hecho ningún comentario sobre esta situación.

Maduro: Hay que limpiar el Amazonas de minería ilegal, prohibir la deforestación
Aseguró que el Amazonas «es uno de los puntos fundamentales» para «reconstruir el equilibrio que perdió el planeta», lo que ha generado «esta situación de esta emergencia climática» 

 

El presidente Nicolás Maduro reiteró el 10 de julio su llamado a combatir la minería ilegal y prohibir la deforestación en el Amazonas, cuya protección dependerá también de la unidad de «todas las instituciones suramericanas».

«Lo primero que hay que hacer es limpiar el Amazonas de minería ilegal, prohibir la deforestación, (…) ir a una regeneración de suelo, una reforestación total, apoyados en el poder divino, espiritual y ancestral de los pueblos indígenas que viven en el Amazonas», dijo durante su programa de televisión semanal.

Maduro aseguró que el Amazonas «es uno de los puntos fundamentales» para «reconstruir el equilibrio que perdió el planeta», lo que ha generado «esta situación de esta emergencia climática».

En este sentido, saludó la reciente reunión «Camino a la Cumbre Amazónica» que se celebró la semana pasada en la ciudad de Leticia, capital del departamento colombiano del Amazonas, a la que asistió una delegación enviada por el Gobierno venezolano, presidida por el ministro de Ecosocialismo (Medio Ambiente), Josué Lorca.

El 3 de julio, Maduro afirmó que en el estado Amazonas hay más de 10.000 personas que practican la minería ilegal que han destruido la zona, ante lo que, dijo, la FANB está «estableciendo el orden».

Cuestionó licencias temporales de EE.UU. en el mercado de hidrocarburos

También durante su programa, Maduro cuestionó las licencias temporales de Estados Unidos, que extendió por un año un permiso que permite ciertas transacciones de exportación de gas licuado de petróleo (GLP) a Venezuela.

«Venezuela, como todas las naciones del mundo, es un país libre, soberano, ¿cómo es que ellos van a dar licencias? (…) Si necesitamos cualquier producto derivado del petróleo, sea gas licuado derivado del petróleo o cualquier producto, ¿cómo es que Estados Unidos dice ‘sí, autorizo a Venezuela a que lo compre un año’. ¿Qué es eso?», expresó.

En este sentido, aseveró que Venezuela no es una «colonia gringa que necesita sus licencias y sus permisos».

La Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro informó, a través de un comunicado, que seguirá permitiendo el envío de GLP en transacciones que involucren al gobierno de Venezuela, la estatal Pdvsa o cualquier entidad en la que esta empresa tenga una participación del 50 % o más.

Estas transacciones fueron prohibidas durante el gobierno de Donald Trump por una orden ejecutiva firmada en noviembre de 2018 y extendida en 2019, y el presidente Joe Biden las flexibilizó tras llegar al gobierno norteamericano. Esta licencia se emitió en julio de 2021 y esta es la segunda vez que se amplía el plazo, que durará hasta el 10 de julio de 2024.

Al respecto, Maduro reiteró que Venezuela debe «reafirmar su independencia absoluta de cualquier medida coercitiva».

«Nosotros abogamos por la libertad de comercio, por la libertad económica absoluta, y hay que seguir construyendo esa libertad», agregó.

Con información de EFE

Difunden video de la devastación ambiental en el Parque Nacional Yapacana
La iniciativa de Venezuela Proyecto Educación, Producción y Ambiente (EPA) pidió este jueves al Estado venezolano crear medidas para detener el «impacto ambiental» generado por la minería ilegal

 

El Grupo de Investigaciones sobre la Amazonía (Griam) difundió un video en donde denuncian la devastación ambiental en el Parque Nacional Yapacana. 

En un sobrevuelo realizado en el parque nacional, la organización pudo constatar la devastación ambiental sobre sus suelos y ecosistemas.

Yacapana, ubicado entre los ríos Orinoco y Ventuari del estado Amazonas, es uno de los parques más destruidos de Venezuela y la Amazonía suramericana, según Griam.

 

 
 
 
 
 
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Una nota de Radio Fe y Alegría Noticias, informó el pasado 4 de julio que 1.281 personas fueron desalojadas de algunas minas que se encuentran dentro del Parque Nacional Yapacana por “decisión voluntaria”.

El jefe del Ceofanb, Domingo Hernández Lárez, informó que la operación de desalojo comenzó el 1 de julio con el objetivo de ir eliminando la minería ilegal en la zona.

Según Hernández Lares, la mayoría de las personas que fueron sacadas del Yacapana pertenecían a bandas delincuenciales que intentan hacerse del control de la extracción ilegal de oro en este estado.

El oficial resaltó que “de acuerdo a la CRBV, es un derecho y un deber de cada generación proteger y mantener el ambiente en beneficio de sí misma y del mundo futuro”.

Proyecto EPA: Minería ilegal no se ha detenido

La iniciativa de Venezuela Proyecto Educación, Producción y Ambiente (EPA) pidió este jueves al Estado venezolano crear medidas para detener el «impacto ambiental» generado por la minería ilegal.

«Desde el Observatorio de Ambiente instamos al Estado venezolano a crear medidas que frenen el impacto ambiental que se vive en el sur de Venezuela», solicitó la iniciativa, que pertenece a la ONG Fundaredes, en un video publicado en su cuenta en Twitter.

Proyecto EPA aseguró que, pese a los operativos militares desarrollados en los últimos meses en el parque Nacional Yapacana en el estado Amazonas, «la explotación ilegal no se ha detenido» en esta zona, donde aseguran,  habitan unas 46 especies de reptiles y anfibios expuestas a «un grave peligro».

 Además, pidieron al Estado que «garantice los derechos humanos de todos los que hacen vida en las minas de la Amazonía venezolana», a propósito del plan de evacuación de personas dedicadas a la minería ilegal en esta región, anunciado el pasado sábado por el comandante estratégico operacional de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), Domingo Hernández Lárez.

 

Instan al fiscal a investigar situación

Por su parte, la ONG SOS Orinoco, hizo un llamado urgente al fiscal Trarek William Saab a investigar a todos los comandantes del Zodi Amazonas por la minería ilegal en el parque.
Afirmaron que la minería ilegal está desatada en dicho parque desde hace más de 15 años.

SOS Orinoco también exhortó que la denuncia realizada en días pasados sobre la conexión del General Maita, con la minería ilegal debe ser investigada con total objetividad.

«Nadie quiere pensar que Ud o ningún fiscal del Ministerio Público sean cómplices de un posible delito de esa magnitud», expresó SOS Orinoco.

Agregaron que la lideresa indígena, Nancy Herrera que denunció al general Maita debe ser protegida por el despacho del fiscal.

 

Claves | ¿Por qué el Estado venezolano es responsable de la tragedia en El Callao?
El Estado Venezolano tiene el deber de custodiar los yacimientos mineros y proteger a quienes laboran allí, pero la mina La Talavera no estaba custodiada por cuerpos de seguridad, sino por grupos armados irregulares.

 

@Luciapietf

El derrumbe de una galería en la mina La Talavera en El Callao, al sur del estado Bolívar, dejó al menos 13 mineros muertos el pasado 31 de mayo. El hecho que sepultó a más de 120 personas, según el reporte de la secretaría de Seguridad Ciudadana en la entidad, solo se atribuye a las fuertes lluvias que azotaron la zona. Nada se dice sobre la responsabilidad de las instituciones y los funcionarios que pudieron evitar el desastre. 

Reportes en el lugar señalaron que fueron rescatados 124 mineros a través de la mina Isidora, yacimiento cercano con acceso a La Talavera, que no sufrió accidentes ante los aguaceros torrenciales que afectaron al menos 10 sectores y 450 familias, según Correo del Caroní. Pero en la tragedia incidieron las condiciones riesgosas de trabajo y la falta de mecanismos de seguridad, supervisión e inspección de parte del Estado en las minas, según comentó Mairis Balza, defensora de DDHH y coordinadora general de Comisión para los Derechos Humanos y la Ciudadanía (Codehciu).

Runrun.es detalla cómo el Estado es el principal responsable de un hecho que se repite cada vez que las lluvias azotan la región minera.

Deber por decreto

El decreto 2.248 que ordena la creación de la Zona de Desarrollo Estratégico Nacional Arco Minero del Orinoco (AMO) desde el 24 de febrero de 2016, establece que el Estado mantiene «soberanía nacional» y control total sobre los recursos mineros explotados en esta área de 111.843 kilómetros cuadrados que representa 12,2% del territorio venezolano. 

Este poder sobre los yacimientos de oro y otros minerales también le concede al Estado el deber de proteger a los mineros artesanales y resguardar las áreas protegidas, ya que uno de los objetivos del Arco Minero establecidos en el Plan de la Patria 2013-2019 es:  «organizar la pequeña minería, concentrada en la explotación de oro y diamante, en unidades de producción donde el Estado brinde apoyo tecnológico y financiero para proteger la salud de los trabajadores, los recursos naturales y el medio ambiente».

Pero la realidad es que los mineros continúan arriesgando sus vidas con prácticas peligrosas y condiciones laborales deficientes para obtener el mineral aurífero y mejorar su situación económica.

 

 

Ni la primera ni la última vez

El 12 de mayo de 2021, 34 mineros fueron rescatados y un cuerpo fue recuperado de la mina Isidora. El 2 de febrero de 2020 hubo un colapso en la misma mina que sepultó a más de 20 personas y dejó un saldo de tres fallecidos, y el 13 de octubre de 2019 un total de 107 mineros fueron rescatados tras un derrumbe en el yacimiento que los dejó incomunicados por varias horas. 

En todos los casos, los mineros accedieron a las galerías sin supervisión alguna para extraer oro en una zona administrada por la Corporación Venezolana de Mineria, ente adscrito al Ministerio del Poder Popular Desarrollo Minero Ecológico, y custodiada por la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Fanb) y la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim), adscritos al Ministerio del Poder Popular para la Defensa.

El alcalde del municipio, Coromoto Lugo, declaró en una rueda de prensa respecto a la tragedia: «(…) son situaciones que van a seguir pasando. La minería es búsqueda de metal, la gente sigue obviando el peligro y se mete pensando que es muy fácil conseguir oro, y eso no es así. Esto es una emergencia que ocurrió y que lamentamos mucho, pero es muy difícil decir que van a clausurar la mina porque van a buscar la manera de meterse por otro lado, de abrir un hueco para caerle». 

Mairis Balza explicó que en la zona minera no hay ningún mecanismo de seguridad presente que garantice la integridad física de los mineros que laboran allí, y tampoco existe una supervisión e inspección que inste a los organismos que están están al frente de las minas a responder por el resguardo de los trabajadores. 

«Las minas son un territorio de nadie y operan de la manera que mejor les parece, bajo las circunstancias de mayor riesgo», declaró. 

 

 

Defensa del territorio sin prevención

Desde octubre de 2022, el Ministerio del Poder Popular para la Defensa desplegó a funcionarios de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Fanb) en la «Operación Roraima 2022» para enfrentar la minería ilegal, trata de personas y narcotráfico en el estado Bolívar y parte de Amazonas.

Según la propaganda oficial, los efectivos han desmantelado campamentos de minería ilegal y desarmado grupos delictivos que azotan el sur del estado, sin embargo, en reiteradas oportunidades los habitantes de los pueblos mineros han protestado en contra de la militarización de las minas debido a sus atropellos con detenciones, allanamientos y destrucción de equipos de trabajo de los mineros, reseñó Provea. 

La mina Isidora está ubicada en un área restringida de Mibiturven (Minería Binacional Turquía-Venezuela) – empresa relacionada con Alex Saab y constituida en 2018-, y el El Pitazo reseñó que La Talavera está clausurada y en el sector El Perú, donde se ubica, hay presencia del ejército y la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim). ¿Por qué este cuerpo de seguridad no sacó a los mineros de las galerías cuando las invadieron?

La Talavera es una mina «abandonada» que conecta con la mina Isidora – perteneciente a la CVM- a través de túneles en las galerías. Los mineros descendieron a través de ella para acceder a la Isidora y realizar trabajos de extracción. 

Andrés Velásquez, dirigente nacional de La Causa R y precandidato a las primarias opositoras, afirmó en entrevista para Runrun.es que La Talavera carecía de custodia de parte del Estado, pero había presencia de grupos armados irregulares controlando el yacimiento, los llamados «sindicatos».

El poder de las bandas

Investigaciones y reportajes han señalado que el sector El Perú está custodiado por el grupo armado «Zacarías y Toto», señalados por haber matado a siete personas en El Mirador, San Félix.

La como la mayoría de los yacimientos del sur están tomados por bandas que controlan la actividad extractivista y mantienen la zozobra en la población. Por eso cabe preguntarse si los mineros fueron enviados por alguna banda o si lo hicieron por cuenta propia.

«Quienes trabajan en el AMO deben pagar entre 10 % y 20 % del mineral extraído a los grupos criminales», reportó en 2020 la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh) a través de un informe sobre las violaciones los DDHH en el Arco Minero.

Entre las bandas que operan en el Arco Minero se encuentran: «Tren de Guayana», que funciona desde el 2010 aproximadamente en el sector de La Paragua, municipio Bolivariano de Angostura y en zonas de Ciudad Bolívar. Ha participado en delitos de minería ilegal, tráfico de oro, drogas y materiales estratégicos, sicariato, extorsión, robo, robo y hurto de vehículos, terrorismo sindical.

«El Ciego», que opera en El Manteco, municipio Piar y La Paragua, y ha sido señalado por delitos como: minería ilegal, homicidio, cobro de vacunas, extorsión, venta y distribución de droga. Su líder, Reiniero Alberto Murgueytio Bastardo, alías «El Ciego», es solicitado por diversos crímenes y es señalado como responsable de la masacre de Ikabarú en el 2019.

Trabajo para sobrevivir

En uno de los videos difundidos por la secretaría de Seguridad Ciudadana, Edgar Colina, informó que la mayoría de los 13 mineros fallecidos eran foráneos, ciudadanos pertenecientes a otros estados del país que fueron a la mina a trabajar y llevar sustento a sus hogares. Se conoció que dos de ellos eran hermanos oriundos de Monagas y desde hace dos años viajaban al sur de Bolívar. 

«Nos informaron que casi todos son foráneos y no tienen la experiencia, porque los mineros locales saben que cuando está lloviendo hay minas que no pueden ser trabajadas (…)», indicó Colina.

La crisis económica y la falta de oportunidades laborales en Venezuela causó un aumento de la migración interna hacia la región minera en los últimos años, intensificado por el Covid-19 que potenció las crisis preexistentes, según el monitoreo del Observatorio de Ecología Política de Venezuela en el 2021. Según el dirigente Andrés Velásquez, no hay un registro de la cantidad de migrantes que llegan al sur del estado Bolívar.

Uno de los sobreviviente del suceso, César López, de 21 años, informó para El Pitazo que viajó e ingresó a las minas de El Callao a trabajar por la crítica situación económica que atraviesa su familia. 

Acnudh describió en su informe que la mayoría de los mineros trabajan 12 o más horas sin ninguna protección, en condiciones peligrosas, y están expuestos a la contaminación por mercurio y a enfermedades, así como a la violencia por el control y las disputas entre los grupos armados y, en algunos casos, las fuerzas militares

Acorde al informe sobre esclavitud moderna y explotación laboral del Centro de DDHH de la Universidad católica Andrés Bello (Ucab), para los mineros la necesidad es superior a la queja y toleran las condiciones indignas ante la falta de ofertas laborales y la vulnerabilidad económica.

Balza indicó que para prevenir estas tragedias y proteger a la población minera, el estado debe garantizar un entorno seguro en los yacimientos; capacitar a los trabajadores en áreas relacionadas con protección civil, primeros auxilios, prevención y mitigación de riesgos; brindar los equipos de protección mínimos para la seguridad de los obreros y fiscalizar la zona de manera permanente. 

 

 

 

Identificaron a los doce fallecidos por derrumbe de mina en El Callao
El derrumbe en la mina La Talavera se atribuye a la crecida de las aguas subterráneas por las fuertes lluvias del pasado martes 30 de mayo en el municipio, y que dejaron a unas 450 familias afectadas

Autoridades identificaron a las 12 personas que fallecieron por el derrumbe de la mina La Talavera, ubicada en el sector El Perú de El Callao, estado Bolívar.

De acuerdo con una nota de Correo del Caroní, los nombres de los fallecidos son los siguientes:

  • Herikson Jesús Rojas Malavé, de 24 años
  • Javier Enrique Rojas Malavé, 18 años
  • Evelio Ramón Ortiz, de 34 años
  • Jorge Luis Aular Reyes, 19 años
  • Robert José Cuevas Sotillo, 25 años
  • Yuset Moisés Escalona González, 28 años
  • Yerfenson José Romero González, 26 años
  • Andrés Eloy Morán Barreto, 30 años
  • Dimas Antonio García Delgado, 24 años
  • Rolando De Jesús Aguinagalde, 28 años
  • Elvis Antonio Guerra, 25 años
  • Jesús Gabriel Diaz Aguilera, de 33 años

Según el artículo del referido medio, en total fueron 124 mineros los sobrevivientes al alud en la galería aurífera.

Las labores de rescate se hicieron ingresando por la mina Isidora, para acceder hasta la zona de derrumbe, donde ingresaron funcionarios de Protección Civil, Bomberos Municipales y mineros sobrevivientes.

El derrumbe en la mina La Talavera se atribuye a la crecida de las aguas subterráneas por las fuertes lluvias del pasado martes 30 de mayo en el municipio, y que dejaron a unas 450 familias afectadas.

Sin embargo, el dirigente Darío Graffe recordó “este tipo de sucesos ocurren cuando no hay condiciones, ni permisos para laborar”.

La minería se ha ejercido por años en el sur del estado Bolívar, y es la principal actividad económica y modo de sustento de gran número de familias.

Se pudo conocer que dos de los fallecidos eran hermanos oriundos de Monagas. Desde hace dos años viajaban frecuentemente al sur de Bolívar para trabajar en la minería y llevar sustento a sus hogares.

Secretario de la OEA insta a actuar en contra el avance “depredador” de la minería ilegal
Luis Almagro señaló que los ambientalistas manifestaron que el Estado y el gobierno son los que «promueven activamente la minería ilegal»

El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, advirtió que el avance de la minería ilegal transfronteriza «constituye una amenaza al medio ambiente y a los pueblos originarios de las Américas».

En un artículo que publicó Almagro en Crónicas Económicas, manifestó que la minería ilegal provoca «la contaminación de los ríos por el uso indiscriminado del mercurio y la destrucción del medio ambiente», particularmente en tierras que habitan pueblos indígenas.

Asimismo, alertó sobre las consecuencias en el aumento de las violaciones de los derechos humanos, «como la trata y el asesinato de activistas ambientalistas».

Con relación a esa situación, señaló que esta semana se reunió con ambientalistas de la región, los cuales denunciaron que la minería ilegal «se ha convertido en un problema transnacional».

Según el secretario general de la OEA, esa situación «afecta territorios comunes de las fronteras binacionales de la región y que las mafias del crimen organizado algunas veces actúan en connivencia con gobiernos subnacionales locales».

En ese sentido, manifestó que no se pueden «quedar de brazos cruzados frente al avance depredador de la minería ilegal, cuyos efectos son devastadores para el medio ambiente» y en especial, los pueblos originarios.

El Estado promueve la minería ilegal

Con respecto al caso Venezuela, Luis Almagro señaló que los ambientalistas manifestaron que el Estado y el gobierno son los que «promueven activamente la minería ilegal, en concierto con grupos ilegales, causando un grave deterioro al medio ambiente, en especial en la cuenca del Orinoco y en lo que denominan ‘ecocidio’, con un especial impacto para los pueblos indígenas que habitan las márgenes del río».

Mencionó que la ONG SOS publicó, a principios de este 2023, un informe en el que advirtió sobre “el rápido e incontrolado aumento de la actividad minera en la zona de desarrollo estratégico nacional” conocida como Arco Minero del Orinoco (AMO).

El Arco Minero alberga decenas de espacios naturales protegidos, incluidos varios parques nacionales, y en su seno se han localizado grandes reservas de oro, cobre, diamantes, coltán o bauxita, entre otros minerales de gran demanda de mercado.

Según Almagro, esos minerales «son explotados por el crimen organizado».

Los activistas denunciaron que el modus operandi del crimen organizado consiste en «explotar yacimientos mineros en áreas protegidas y parques nacionales, donde paulatinamente se instalan y avanzan en la explotación de la minería ilegal».

En este sentido, advirtieron del alto grado de contaminación de los ríos por el uso indiscriminado del mercurio, «lo que envenena a peces y mariscos, principal fuente alimenticia de los pueblos originarios que habitan en las orillas de los ríos de nuestro continente», advirtió Almagro.

El Mañanero de hoy #24Feb: Las 8 noticias que debes saber

La iniciativa venezolana Proyecto Educación, Producción y Ambiente (EPA) advirtió que el sur de Venezuela está «gravemente expuesto» al mercurio por la minería ilegal que tiene lugar en la zona, en la que se encuentran Bolívar y Amazonas. Los efectos del mercurio han causado el fallecimiento de indígenas y mineros, aunque no detalló cuántos y en qué período.

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«Estamos convocando a un paro nacional de 48 horas a partir del martes 28 de febrero. Convocamos a todos los trabajadores de Venezuela para exigir nuestros derechos económicos», dijo Adrian Bolívar, presidente de la Federación Nacional de Trabajadores Universitarios (Fenasoes)