ideologías archivos - Runrun

ideologías

De izquierda o de derecha ¿to be or not to be?

@froilanbarriosf

Opinar sobre izquierdas y derechas se ha convertido en un desafío. A algunos puede no gustarle y a otros tampoco. En todo caso, se asume el reto de pensar distinto a lo que usualmente observamos en los medios y en toneladas métricas de opinión en las redes sociales, que simplemente despachan el tema pontificando a personas, partidos y gobiernos como de «izquierda» o de «derecha». 

Resulta que desde finales del siglo XVIII se asoció el concepto de izquierda a lo progresista y revolucionario, y de la derecha como conservador y reaccionario. Así transcurrió el siglo XIX al añadirse otro condimento al debate: el marxismo como teoría esencial del movimiento socialista y emblema mundial de la izquierda revolucionaria, adalid de los DD. HH. Mientras que la otra orilla a la derecha, fue catalogada como defensora del viejo orden representado en la monarquía, dictaduras y el capitalismo salvaje. 

Pronto la andadura del siglo XX fue redefiniendo los roles para uno y otro campo, cuyos representantes asumieron conflictos globales en defensa de sus proyectos políticos y económicos. Entre tanto, los horrores de las guerras mundiales y conflictos regionales, que culminaron en el exterminio de cientos de millones de seres humanos, determinaron la urgencia de detener la matanza planetaria so pena de la extinción del género humano. Se promovió así un nuevo orden mundial que, en el contexto de la ONU, se orienta hacia la democracia, la libertad económica y el ejercicio pleno de los DD. HH., asumido por cada cual según sus intereses en el contexto de la geopolítica global.

¿Que nos indica el cabalgar de la historia?, que durante la centuria pasada las dictaduras más atroces y devastadoras de la humanidad estaban en el campo denominado izquierda.

Mientras que en la Unión Europea, América del Norte y Japón se afianzaron sistemas democráticos. Con imperfecciones y arrugas, sí, pero que no han impedido ser espacios para el desarrollo de libertades de expresión, de cultos, económicas y de trabajo digno.

Por tanto ¿estas categorías decimonónicas definen en el siglo XXI el campo político?, considero que son antiguallas. En su lugar pudiera plantearse que la confrontación política parte entre aquellos que promueven al Estado como único dueño y señor de la economía, concentran los poderes públicos en el poder ejecutivo, restringen la democracia a la ideología del Estado, reprimen a los disidentes y supeditan el trabajo a los fines gubernamentales; contra quienes asumen el Estado como ente regulador que promueve la libertad económica, la libre expresión de las ideas, la autonomía de los poderes públicos y el desarrollo del trabajo digno. 

En resumen, el falso dilema de izquierdistas revolucionarios vs. conservadores reaccionarios, lo sustituye la evidencia histórica de estatistas autoritarios vs. demócratas progresistas. Se trastoca entonces la connotación tradicional de derecha asociada a lo retrógrado y reaccionario, y la categoría de izquierda asociada a lo progresista y de redentor del pueblo. Porque en realidad no lo son.

Estar afuera

Estar afuera

Hoy podemos ver esta nueva realidad en los resultados de las recientes elecciones presidenciales de Ecuador y Perú. En el caso del Ecuador, el programa de gobierno de Guillermo Lasso, ubicado a la derecha, es más revolucionario y demócrata que el del delfín de Correa, quien propugnaba en su campaña estatizaciones y políticas represivas de género. O en el caso de Pedro Castillo, más allá del hartazgo con la clase política peruana, la lucha antagónica será entre el autoritarismo estatista y la democracia liberal; incluso con los cuestionamientos a Keiko Fujimori. 

En el contexto internacional la economía social de mercado, reimpulsada por Ángela Merkel, es más progresista y revolucionaria que el estatismo dictatorial de Xi Jin Ping. Y en el caso de Vladimir Putin podemos preguntarnos ¿quién es más socialista entre el modelo nórdico y la autocracia rusa que envenena a sus disidentes y cuyo líder se autoproclama presidente hasta el 2036?

Por tanto, llamar izquierda y socialistas a quienes no lo son es un error y una burla a la historia. Lo hacen quienes manipulan las categorías y conceptos para imponer las dictaduras más atroces que han asolado a la humanidad. Ahí tenemos la Cuba castrista, la Nicaragua de Daniel Ortega y la Venezuela chavista-madurista, cuyas tiranías son los casos de tergiversación más acentuados del continente.

*Movimiento Laborista.

Política, poder y realidad

Política, poder y realidad

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Juan E. Fernández Oct 04, 2020 | Actualizado hace 1 mes
El fin del poder

Ilustración de Alexander Almarza, @almarzaale

@SoyJuanette

El otro día recordé en Twitter aquella reunión que tuve con Daniel Samper en Buenos Aires; pero eso no fue todo, porque en mi columna anterior debatí la posibilidad de volverme YouTuber o no, por lo que hice referencia a la conversación con “Hola Soy Dani”. Una vez publicada recibí el elogio de muchos, pero también el repudio de otros.

Ser o no ser youtuber

Ser o no ser youtuber

Pero hubo un comentario que me hizo mucho ruido, y me lo hizo un venezolano que vive en Colombia. Mi paisano me escribió: “¿Cómo es posible que seas amigo de Laureano Márquez y también de este tipo (Daniel Samper)?, es un zurdo de mierda… no te entiendo”.

Así que en mi columna de hoy le voy a explicar no solo a este caballero, sino a todos los que piensan como él, las razones que me llevaron a ser amigo de Laureano Márquez; y además a tener una relación cercana con Daniel Samper, quien me parece una persona muy inteligente y graciosa (esas dos características son suficientes para que cuente con mi amistad).

Quiero aclarar que para ser amigo de alguien no hay que pensar como esa persona; de hecho, en las contradicciones se han formado fuertes lazos personales.

Aunado al comentario, también me enteré de que Daniel fue sancionado porque hizo un meme con una foto del presidente de Colombia donde aparecían los hijos de Iván Duque. Esto me llevó a pensar que, seguramente, el señor que envió aquel comentario se alegró con eso; pero seguro se enojó cuando hace unos años a Laureano Márquez lo multaron por publicar una columna de humor donde hablaba de la hija del expresidente Chávez.

Pero eso no es todo. También recordé cuando, en diciembre pasado, mientras estaba por Santiago, escuché a una persona decir “yo les pasaría un tanque por arriba”, refiriéndose a los jóvenes que protestaban en la plaza Italia de Santiago. No le dije nada, pero estoy seguro de que esa misma persona se indignó cuando una tanqueta de la Guardia Nacional atropelló a un estudiante en Caracas.

Probablemente mucha gente se enoje y hasta me deje de leer por lo que estoy por decir: ¿estamos todos locos? ¿Cómo es posible que apoyemos las atrocidades más terribles solo porque las hace una persona con la que compartimos ideales políticos?

Tenemos que dejar de ser tan blandengues; condenar lo que hay que condenar y repudiar lo que sea repudiable, sin importar quién sea la persona que comete un error o, peor aun, un delito.

Y acá hago una reflexión: pasarle un tanque a un estudiante en Santiago o una tanqueta a un joven en Caracas ¡está mal, es atroz! Pues, las ruedas de un tanque de un gobierno de derecha, lastiman igual que la tanqueta del gobierno de izquierda.

Multar a un humorista de “derecha” o a uno de “izquierda” es censura, al menos así lo veo yo.

Los gobiernos militares de derecha desaparecieron a muchísima gente. Y los gobiernos de izquierda también lo están haciendo, por lo que concluyo: todos los gobiernos tienen las manos llenas de sangre y eso está jodidamente mal.

Ya es hora de que comencemos a vivir la política con responsabilidad, y haciendo los análisis correspondientes porque esto no es un partido de fútbol o de béisbol donde cada uno tiene que apoyar a su equipo, aunque haga cosas terribles.

Así que el llamado es a ser coherentes pues vivir el mundo a través de un solo lente es justamente lo que el poder quiere; pues mientras los ciudadanos estemos enfrentados, ellos podrán negociar cómodamente.

El poder necesita un cambio, es necesario volver a la esencia: los gobiernos trabajan para la gente y no al revés…

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Apuntes de otoño III | Las ideologías son una quincalla

@juliocasagar

El apunte de esta semana va de análisis acerca de la pertinencia o no, de un criterio que postula que la administración de un Estado debe necesariamente inspirarse en una posición ideológica determinada. Como siempre, para argumentar nuestra posición, nos serviremos de dos anécdotas de la que fuimos participantes.

No obstante, debemos decir primero que esta discusión, que los más importantes pensadores sociales y políticos habían dejado de lado hace algún tiempo, ha renacido de nuevo. Esta parecía conjurada con la aceptación, por parte de un grueso segmento de la intelectualidad mundial, de la tesis de Francis Fukuyama en El fin de la historia, según la cual el mundo se dirigía victorioso hacia una aceptación general de la democracia liberal.

Ello se debe a la aparición de varios liderazgos carismáticos que, apoyados en posiciones ideológicas, han aparecido en la escena mundial. Líderes como Trump, Chávez o Margaret Tatcher no han dejado indiferentes a casi nadie; y han puesto de nuevo sobre la mesa la discusión sobre temas que ya se daba por sentado eran antiguallas destinadas a ser investigadas por los arqueólogos. Fueron exitosos en su operación de respiración boca a boca de aquellos cuerpos exangües.

Lo más tradicional de este debate es desempolvar los viejos conceptos de la izquierda y la derecha; del capitalismo y el socialismo y todos los ismos que derivan de esta antinomia que, creemos, es una anacrónica y maniquea división de las ideas o de las maneras de pensar.

Pero, vayamos a nuestra historia: corrían los años 1990 y 1991. Venezuela acabada de entrar en una de las más interesantes etapas de la historia política contemporánea. En 1989 se habían realizado las primeras elecciones directas a gobernadores en el país. Por casi 30 años había dormido en la Constitución, como la princesa del cuento de Perrault, una norma que preveía la elección directa de los gobernadores. Hizo falta el beso de príncipe del Caracazo, para que nuestra clase política despertara y abriera aquella válvula.

En Carabobo, como es conocido, una coalición de Copei, el MAS y decenas de otros partidos minoritarios llevó a la gobernación a Henrique Salas Romer. Pocos creían en que tal victoria se produciría. Tanto, que conseguir un candidato dispuesto a sacrificarse al liderazgo de Oscar Celli y Acción Democrática no fue una tarea fácil (este cuento será motivo de otro apunte).

En las alforjas del nuevo gobernador estaba la idea de utilizar aquel impulso para proponerse una tarea más ambiciosa: profundizar el proceso de descentralización y dar los pasos necesarios en la vía de una nueva federación para Venezuela.

En otro apunte hablaremos igualmente de ello; y de las gestiones que comenzaron con la firma de la Declaración de la Casa de la Estrella en Valencia por parte de varios de los primeros mandatarios electos en sus estados, que comulgaban con esta estrategia de avanzar hacia metas más ambiciosas.

Lo que nos ocupa ahora es la anécdota que llevó a Carabobo a adoptar un modelo particular y original en el manejo del puerto de Puerto Cabello, que es el más importante del país, y que fue uno de los barcos insignia de ese bisoño proceso de descentralización que daba sus pinitos en el país.

De acuerdo con la Ley de Descentralización, para asumir aquella competencia solo era necesario que la Asamblea Legislativa aprobara una ley. Antes de que se dieran los primeros pasos, fue menester derrotar una pancada de ahogado del centralismo que pretendió otorgar los muelles a empresas extrañas antes de que la Asamblea aprobara el instrumento legal (fue una batalla interesante y digna también de mencionar en otro momento).

Se comenzó a redactar el proyecto de ley y se abrió un proceso de consultas muy amplio con distintos sectores vinculados a la actividad portuaria. El fin era que expusieran sus ideas y criterios acerca de cómo se debería manejar el puerto, una vez descentralizado.

En una de las muchas sesiones y mesas de trabajo a las que concurrimos, debo referirme a una que tuvo lugar en la Cámara de Comercio de Puerto Cabello, con representantes de las más importantes empresas de servicios navieros.

Recuerdo que a aquella fuimos comisionados por el gobernador la Dra. Marielena Giménez y yo. La reunión trascurrió con toda cordialidad y plena de interesantes planteamientos. Al concluir, y con las notas tomadas, nos regresamos a Valencia.

Al llegar a mi oficina, tengo el aviso de una de las personas que había estado en la reunión. Un viejo amigo de luchas de la Facultad de Derecho que urgía a que lo llamara de vuelta. Resumo su conversación de esta manera: ¿Julio, tú sabes de qué se quedaron hablando los representantes de las empresas cuando ustedes se fueron? No, le respondo. Pues se quedaron conversando sobre cómo podían hacer para formar UNA EMPRESA ENTRE TODOS para proponerse como administradores del puerto.

Dicho en otras palabras: aquellos amigos defensores de la libre competencia, del libre mercado, del capitalismo de oportunidades estaban, ni más ni menos, discutiendo cómo hacían para organizar un MONOPOLIO para manejar a Puerto Cabello. Así lo hicimos constar en nuestro informe.

Al final, debemos decirlo, la decisión sobre la manera de manejar el puerto tuvo mucho que ver con tratar de evitar que se manejara de manera monopólica; a ello abono también lo que ocurrió en una segunda anécdota.

El gobernador Salas Romer había atendido la invitación de María Liberia, la carismática jefa del gobierno de Curazao. Formé parte de la delegación y una de las cosas que fuimos a ver fue el puerto de la isla. Recorrimos las instalaciones con directivos de la empresa que manejaba el puerto, representantes de la Cámara de Comercio y del gobierno insular.

Cuando el representante de la empresa ponderaba las maravillas del funcionamiento dio mucha importancia a que se habían acabado los robos de mercancías. “Se acabaron los ladrones”, nos dijo con orgullo. Inmediatamente, el representante de la Cámara de Comercio le paró y le corrigió diciéndole: “No, no se acabaron; quedó uno” ¿Cuál? Le preguntó el directivo de la empresa, “pues ustedes, que cobran lo que les da la gana y estamos obligados a pagar porque son un monopolio y no hay competencia”. De más está decir que el viaje concluyó en silencio.

Tras la reflexión que provocaron estos eventos, la ley estableció normas muy severas contra las prácticas monopólicas y de cartelización de tarifas. El Estado mantuvo el control de los muelles, sin otorgarlos en concesión. Y se dio posibilidades a todas las empresas para que compitieran con las labores de carga, descarga, estiba y caleta que son las que constituyen la actividad portuaria.

Gracias a ese modelo, el puerto de Puerto Cabello protagonizó el siguiente milagro económico, político y social: 10 meses después de la descentralización, el puerto se empezó a manejar con 120 trabajadores, contra los 4500 que tenía el INP. Un barco que solía pasar entre 60 y 70 horas en el muelle, comenzó a pasar menos de 35 horas y «last but not least”, un puerto que daba 1500 millones de bolívares en pérdidas a la nación, comenzó a dar 800 millones de ingreso al estado Carabobo. El puerto salió de las listas negras de las aseguradoras que cobraban sobre primas a los barcos que lo tenían como destino y su buen funcionamiento hizo que su Hinterland llegara hasta el Norte de Santander en Colombia.

Si Carabobo hubiera adoptado la receta ideológica de privatizar el puerto y entregarlo a una sola empresa y quedarse como fiscal de una concesión; si se hubiese cedido a la pretensión de algunos que esgrimían el argumento de que el Estado no debe inmiscuirse en los negocios, a Puerto Cabello le hubiese pasado lo mismo que a Maracaibo o a Curazao. El monopolio los hizo ineficientes y terminaron perdiendo clientes en favor de Puerto Cabello que, como hemos dicho, en muy poco tiempo, y sin seguir supercherías y supersticiones ideológicas, consiguió una fórmula de sentido común y adaptado a la realidad para ser exitoso y eficiente.

Las ideologías, definitivamente, son una quincalla.

 

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Mucho más allá de ideologías, por Stalin González

EL PASADO 23 DE FEBRERO el mundo vio cómo el régimen bárbaro e inhumano de Nicolás Maduro reprimió brutalmente, con la ayuda de grupos paramilitares, en la frontera venezolana. Pero también pudieron ver a millones de venezolanos luchando por la libertad, dispuestos a arriesgar sus vidas para salvar la posibilidad de salvar a otros y por convicción en el poder de la democracia. El presidente encargado Juan Guaidó ha regresado a Venezuela tras una exitosa gira por varios países de Latinoamérica en los que ha ratificado su compromiso con la restauración de la democracia en nuestro país y la confianza que tenemos en la diplomacia como instrumento para la resolución de controversias.

En Venezuela vivimos una dictadura. En innumerables ocasiones nos hemos topado con las peores manifestaciones de ella sufriendo la persecución y la cárcel por manifestarnos; o viendo cómo compatriotas mueren por falta de medicamentos o comida. La Ley se viola sistemáticamente y hay un sometimiento a los poderes públicos con el único propósito de mantenerse en el poder. Llevamos años enfrentándonos a este sistema, y es por eso que hoy los venezolanos ya hemos superado la ideología y el bipartidismo político, y nos unimos para rechazarlo y buscar su salida. Hoy levantamos nuestras voces, porque a todos los venezolanos nos urge la solución a esta crisis que nos ha hundido en la pobreza.

Los venezolanos tenemos una cultura de elecciones libres y universales desde 1948, esto es simplemente en lo que creemos y por lo que luchamos. Somos un país que llegó a ser la referencia democrática en la región, pero hoy, por las ansias de poder de un dictador, el Estado de derecho, las elecciones libres y el equilibrio de poderes han sido destruidos y sólo impera la ley de Maduro. Los venezolanos hemos aprendido que celebrar elecciones no es sinónimo de democracia. Tras el fraude electoral del 20 de mayo de 2018 entendimos que hay diferencias entre votar y elegir. Hoy podemos decirle con total claridad al mundo que nuestro pueblo necesita votar en elecciones libres: sin chantajes de voto por comida, con un árbitro electoral imparcial, sin amenazas de grupos paramilitares, y con observación internacional calificada. Sólo hay una salida de esta crisis humanitaria y política en mi país: elecciones libres y democráticas.

La oposición ha estado trabajando de manera diplomática y constitucional para garantizar el fin de forma pacífica y democrática de esta dictadura. Los comicios que queremos en nuestro país son los que garantizan la expresión libre de la voluntad popular. Una elección donde el ciudadano elija libremente la oferta de país que más le guste, en la que todos los partidos políticos puedan inscribir a sus candidatos, con acceso a los medios de comunicación, donde los más de tres millones de venezolanos regados por el mundo puedan votar, donde no se tenga temor a perder beneficios sociales por escoger una u otra opción política. Tal y como están las cosas hoy en Venezuela, esto no es posible. Maduro y su cúpula de Gobierno no pueden organizar esta elección. Esta es la razón por la que hablamos de un Gobierno de transición, porque existe la necesidad de construir las condiciones para la recuperación. Un Ejecutivo de transición que sentará las bases de la recuperación económica para superar la crisis alimentaria y de salud pública, pero que también garantizará que todos los venezolanos puedan participar en el proceso de refundación de las instituciones, sin distinción de ningún tipo.

Las elecciones libres son lo que más quieren los venezolanos. Hemos creado una ruta de tres pasos. Cada uno de los pasos depende del otro, y la libertad solo será posible si seguimos la ruta establecida. Creemos únicamente en la democracia, queremos votar en elecciones libres en las que todos podamos elegir el futuro de nuestra nación.

El primer paso del camino hacia la democracia es el cese de la usurpación. Maduro debe dejar de ocupar un puesto que no le pertenece. Es precisamente aquí donde la comunidad internacional está ayudando más, reconociendo a nuestro presidente interino Juan Guaidó e imponiendo sanciones a Maduro y su régimen, como una forma de obligarlos a salir del poder. Mientras tanto, estamos muy agradecidos por la ayuda humanitaria que hemos recibido y por el apoyo y la disposición de llevarlos a Venezuela.

Después de que Maduro cese en la usurpación del cargo de presidente, comenzará una nueva fase con un Gobierno de transición que deberá renovar las autoridades del Consejo Nacional Electoral, del Tribunal Supremo de Justicia, y de muchas otras organizaciones del Estado que hoy sólo responden al poder de Maduro y no están al servicio del pueblo. Es inútil celebrar una elección cuando el Tribunal Supremo la invalidaría al día siguiente. Es inútil celebrar una elección si la gran mayoría del país está sujeta a un control social perverso que les impide votar por la opción que prefieren. A través de un proceso de negociación, justicia y amnistías, podremos garantizar avances institucionales que nos permitan organizar unas elecciones libres en el corto plazo.

Venezuela cuenta con la comunidad internacional para ayudarnos a seguir la manera constitucional de encontrar nuestro camino de regreso a la democracia. No buscamos convencer por una u otra ideología política, sólo estamos buscando que los demócratas del mundo libre volteen la mirada a Venezuela, y despojados de sesgos de izquierdas o derecha y de simpatías partidistas, entiendan que lo que está en juego en mi país es la libertad, los derechos humanos y la vida de cientos de miles de venezolanos que hoy están sumidos en la miseria por un modelo político y económico que nos condena a todos. Se trata de la vida, es simple humanidad.

Creemos en la diplomacia, no en la intervención. Estamos muy agradecidos por todas las acciones tomadas por la comunidad internacional para ayudar al pueblo venezolano y apreciamos su disposición para ayudarnos a defender nuestros derechos y libertades. Pero, como lo describieron muchos en la última reunión del Grupo de Lima celebrada en Bogotá el pasado 25 de febrero, les pedimos que sigan aplicando sanciones y medidas necesarias al régimen de Maduro y continúen con su apoyo a la crisis humanitaria que enfrentamos. Y cuando finalmente llegue el día, los invitaremos a venir a supervisar las elecciones, a ser garantes de la transición pacífica y anhelada a la democracia

Nosotros, como venezolanos, no pedimos nada extraordinario, nada que no esté contemplado en nuestra Constitución. No estamos pidiendo nada distinto a lo que nuestros hermanos de México o Uruguay han reclamado cuando episodios así han vivido en sus países.

Nuestra bandera, nuestro reclamo, nuestra voz, nuestras acciones son para ser una Venezuela Libre.

 

Stalyn González 

@stalin_gonzalez

El Mundo.es

Joropo no… ¡jarabe tapatío!, por Carolina Jaimes Branger

Este artículo es para los mexicanos. De manera que si usted, amable lector, conoce a algún mexicano, por favor compártalo. Seguí con interés las elecciones en el hermano país, principalmente porque tengo mucha gente querida viviendo allá. Pero también porque lo que sucede en México repercutirá en toda América. Cada vez más nuestros países se ven influenciados, tanto para bien como para mal, por las acciones políticas y los sesgos ideológicos de la región.

Cuando en 1998 Hugo Chávez comenzó a subir en las encuestas y dejó atrás a Irene Sáez (a quien un gurú-gana-elecciones español le había dicho en noviembre del año anterior que podía acostarse a dormir durante un año, que se despertaría convertida en presidente de la república, ya que una diferencia tan abismal como la que ella le llevaba a su contrincante más cercano era imposible de remontar) voces sabias advirtieron del peligro que representaba Chávez por su cercanía con Fidel Castro. Sin embargo, cuando Chávez ganó, muchos desecharon las advertencias diciendo que “Venezuela no era Cuba”, que estábamos en tierra firme, que Cuba era una isla y que aquí jamás sucedería lo que pasó allá. El resto es historia: pasó y estamos peor que Cuba, nuestro pueblo pasa más hambre y más penurias que el cubano, porque aquí además tenemos que enfrentar el monstruo de la inseguridad, algo que en la “isla de la felicidad” desconocen. En México dirán que, a diferencia de Venezuela, ellos tienen 3169 kilómetros de frontera con los Estados Unidos… Nosotros creíamos que teníamos agarrados por la chiva a los gringos porque éramos uno de sus principales proveedores de petróleo. Ahora pueden dejar de comprarlo y se quedan tan tranquilos…

Me preocupan las ideas de Andrés López Obrador. Viene con un discurso muy parecido al de Chávez. Tal vez su resentimiento también sea parecido al de Chávez. ¡Y claro que en México hay injusticias, como las que hubo y cada vez hay más en Venezuela! Pero una injusticia no se corrige cometiendo otras injusticias. Se corrige sólo con justicia.

López Obrador durante la campaña se mostró más explícito que Hugo Chávez, quien en 1998 fue un maestro del disimulo: toreó preguntas, evadió repreguntas y dio respuestas estereotipadas. Su careta cayó después de que fue elegido presidente, paulatinamente.

Como Chávez, López Obrador cree saber de todo y que como dice la ranchera, su palabra será la ley. ¿Les parezco exagerada, hermanos mexicanos? Sólo esperen un poquito. Esa película ya la vimos los venezolanos y es una película de terror. El guion es simple: cómo se destroza un país.

Vi uno de los videos donde López se refiere a Pemex, la estatal petrolera mexicana, donde pontifica que no se necesitan los profesionales, porque todo el trabajo lo hacen los obreros. Así mismo llevó Chávez a PDVSA por el camino de la bancarrota y la destrucción. Se burló de la meritocracia, despidió no sólo a la plana mayor, sino a 20.000 empleados profesionales y técnicos que en su haber contaban con miles de años de estudios y preparación y que no en balde convirtieron a PDVSA en una de las cinco empresas petroleras más importantes del mundo. Si Pemex también se viene abajo será una tragedia para toda América. ¡Claro que los obreros son necesarios! Pero también son necesarios los técnicos, los ingenieros, los administradores y la junta directiva.

Amigos mexicanos, no se confíen. No bajen la guardia en ningún momento. Cuiden sus instituciones, porque son las únicas que en un momento dado los pueden salvar. Y desde ya pónganse buenos zapatos, porque lo que les viene es joropo… perdón, jarabe tapatío.

@cjaimesb

Contra la historia por Antonio José Monagas

optimismo_y_escritura

 

¿Cómo entender un mundo donde nada concuerda, donde los valores carecen de sentido, donde la razón se confunde con la desesperación por obtener lo posible, donde nada luce prohibido pues todo está permitido. Un mundo donde la vergüenza no existe ni la dignidad tampoco? Pareciera imposible. Y en efecto, es así toda vez que el mundo actual busca aferrarse cada día más al orden bajo el cual tienden a  establecerse sistemas políticos que exhorten los derechos del hombre por encima de doctrinas que reivindiquen absurdos fundamentalismos. Y aun cuando esa tendencia pueda verse contrariada por distorsiones sociales, éticas y morales que siguen marcando la dinámica de la vida, persisten esfuerzos en la dirección de corregir tan burdo comportamiento, incluso muchos revestido de una cruda violencia. Para ello se cuenta con patrones de orientaciones, medidas y disposiciones asumidas como proyectos de gobierno propios de países de apego democrático.

 

En medio de tan enmarañada situación, aun cuando no es difícil advertir intenciones encubiertas por discursos populistas o intenciones demagógicas que apuntan a pautar decisiones dirigidas a desmontar sistemas fundamentados en la democracia, se tienen otros cuyas intenciones van en dirección contraria: refundar sociedades cimentadas sobre la concepción de un Estado civilizado. Sin embargo, de la presunción de alcanzar tan ambicioso objetivo a las realidades que tal condición implica, se tiene un considerado trecho. Es decir, sigue incólume la brecha entre la capacidad de gobernar sistemas sociales de dilatada exigencia, y la complejidad creciente que éstos ofrecen para ser conducidos hacia propósitos concebidos democráticamente. No hay certeza alguna de las proporciones que ha alcanzado dicha brecha. Lo que si se conoce, es que los esfuerzos por escapar a tan mayúsculo problema, no siguen una racha de preocupación constante o mantenida. Siempre choca con coyunturas que aíslan esas inquietudes del foco de tan cuestionadas situaciones.

 

Es el mismo problema que se le plantea a la historia al exaltar las libertades como condiciones inminentes para el desarrollo del hombre en todas sus etapas y de cara a los compromisos que debe sortear. Es el endémico problema que enfrenta ante realidades, cuando buscan opacar la descripción de hechos cuya trascendencia supera cualquier consideración que tienda a interferir la verdad del suceso bajo el análisis historiográfico. Tan a menudo se vive esta situación, que Manuel Alcántara, refiere que “lo curioso no es cómo se escribe la historia, sino cómo se borra”.

 

De alguna manera, la sumatoria de estas desventuras así explicadas, pone de relieve el otro problema que se le presenta a la historia, y que en su tiempo llevó a Salustio a expresar que “entre los ejercicios del espíritu, el más útil es la historia”. Dicho problema, se tiene cada vez que el historiador intenta circunscribir su investigación a un criterio o postulado necesario al objetivo histórico. Acá, pone a prube sus valores morales pues debe supeditarse a la crítica y al diálogo para así estructurar y validar su postura.

 

En el fragor que despierta la historia como instrumento necesario para apostar al desarrollo de los pueblos, resulta de suma importancia reconocer la significación de cómo la historia ha motivado el comportamiento de la sociedad. Indistintamente de los defectos que ha contraído por las distorsiones implícitas en que se ve envuelta. De esa manera, puede alcanzar una mejor idea de cómo convertir los capítulos en lecciones de verdadera fuerza social. No considerar esa posibilidad, conduce a pensar que lo que está buscando es dar con mecanismos políticos que desvirtúen la consciencia del individuo a partir de lo que significa montar toda un estructura dialéctica de intenciones meramente populistas. Para ello se hace factible, arriesgar el desarrollo de una nación yendo contra la historia.

 

“Cuando la historia se entiende como recurso cómplice de la ideología que fundamenta una propuesta de gobierno pretendida, la gestión se torna confusa por la ambigüedad de su contenido. Pero además, su interpretación tiende a deformar lo concebido como futuro provisor”

El peso de la historia por Asdrúbal Aguiar

peso22

 

Llegado el fin de las ideologías – que no la muerte de la razón – al concluir el siglo XX, las realidades del siglo XXI se muestran inéditas. No se matizan. Los espacios que circunscriben la cultura del pensamiento, se ven ahora desbordados por el tiempo y su vértigo digital. Los libros pierden atención. Las cuestiones de interés público quedan en manos de la generación “araña”. Ella teje sus imaginarios y resuelve coyunturas a empujones, con los 140 caracteres de un twitter.

No obstante, el raciocinio sigue allí, latiendo, pero ahogado por el deslave de una ciudadanía global que no conoce de geografía y exprime los minutos. Reside en las salas de los aeropuertos y no le da tregua, siquiera, a los instantes de su tránsito entre una u otra ciudad, pues vía internet continúa montada sobre las redes subterráneas de la virtualidad. Copula en soledad.

Ha desaparecido el ágora. Las asambleas y parlamentos son atropellados por la rueda demencial de las informaciones, imposibles de verificar y menos de sedimentar con la atención. Las escribanías se mudan a las redes, y los muros de las añejas instituciones políticas o económicas, partidarias y hasta universitarias, caen y transfieren sus domicilios al mundo de las web.  

Y si bien es cierto, como lo apunta el hoy papa Francisco, que la realidad es realidad y no puede verse escamoteada por los ismos y sus ideas ni por la moralina o el sincretismo o los equilibrios de conveniencia, asimismo es veraz que el hombre – varón o mujer – y su naturaleza frágil pero perfectible sigue siendo el “señor de la historia”. De modo que su capacidad innata para discernir acerca del bien o del mal permanece inalterada. Que no la use o la mantenga bajo latencia es otra cosa.

La cuestión de fondo planteada, así, es el dilema del relativismo de la civilización digital dominante – que crece y se expande inevitablemente: tanto que la vida útil de un celular o computador es de apenas meses antes de que otro más avanzado le sustituya. Pero el drama reside en la disposición o no del individuo para servirse de o para servirle a la inteligencia artificial, haciendo o no prevalecer su dignidad inmanente de Ser racional y pensante, autónomo.

¿A qué viene todo esto?

En los siglos XIX y XX difícil es imaginar que un liberal deje de ser tal para transformarse en conservador; o que un militante de AD se haga de un carnet de copeyano, a pesar de que las líneas intelectuales entre tales banderías se diluyen luego, en el camino hacia nuestra modernidad. Antonio Guzmán Blanco, preguntado por su militancia liberal, dijo que lo era por cuanto sus adversarios se llamaban conservadores; pues si éstos se hubiesen declarado liberales él sería conservador.

En el presente y a diario, con la misma rapidez de los ciudadanos digitales, los dirigentes y militantes de los partidos venezolanos se cambian entre éstos según la coyuntura, al considerarlos como meros instrumentos de gestión de poder y nada más.

La pregunta, en consecuencia, se hace agonal: ¿Es absoluto el límite del relativismo que domina en nuestra política vernácula partidaria?

Si todo es relativo y los valores o la estimativa no cuentan, estar en uno u otro lado, compartir la mesa con tirios y troyanos, es irrelevante. De modo que el argumento moral del diálogo democrático entre distintos – gobierno y opositores – que algunos allegan, aduciendo el imperativo de la crisis nacional, no pasa de ser un artificio de circunstancia.

Si la estimativa entre el bien y el mal cuenta – y sé que cuenta para muchos – y se constata como realidad que los venezolanos sufren sin distingos los rigores de una férrea dictadura, amoral y en desbandada, nutrida del parto mefistofélico que fuerza Hugo Chávez con el narcotráfico en 1999, el diálogo posible, a manera de ejemplo, queda limitado por la moral democrática. No puede soportarse, a manera de ejemplo, sobre la premisa que le facilita la Justicia colombiana a Juan Manuel Santos, al relativizar la gravedad del negocio de las drogas cuando sirve para finalidades políticas.

Ese dilema – entre la idea fundante y el relativismo existencial – lo vive el partido COPEI entre 1952 y 1953. Algunos de sus militantes merideños saltan la talanquera. Cohabitan con el dictador naciente. Y entre tanto, el joven estudiante Luis Herrera Campins, en carta que escribe desde su exilio, en Santiago de Compostela, acompaña el repudio que hace la “generación de los mayores” encabezada por Rafael Caldera y afirma al efecto que “Las defecciones deben más alegrarnos que sumirnos en la tristeza. Los impacientes están de sobra porque la impaciencia es la condición previa al entreguismo. Cuando el ideal se siente de veras, la capacidad de resistencia es ilimitada frente a la corrupción y al deshonor”.

@asdrubalaguiar

    correoaustral@yahoo.es

Papa pide en oriente de Cuba superar resistencia al cambio

 

HOLGUIN, Cuba  — El papa Francisco llamó el lunes a superar la resistencia al cambio, no temer ser políticamente incorrectos y criticó el «uso» de las personas, en el inicio del segundo tramo de su viaje a Cuba con una misa campal en la provincia oriental de Holguín.

Desde la Plaza de la Revolución de Holguín, el pontífice dijo que Jesús desafía a diario con preguntas sobre el cambio.

«Nos invita a ir lentamente superando nuestros preconceptos, nuestras resistencias al cambio de los demás e incluso de nosotros mismos», señaló en la homilía. «Jesús genera una actividad misionera, de servicio, de entrega. Su amor … nos estimula a mirar más allá, a no quedarnos en las apariencias o en lo políticamente correcto», agregó.

Francisco cumple su tercera jornada por la isla, donde pidió a la gente servir a la gente más que a las ideologías y a no cerrarse frente a quien piensa diferente, un mensaje que resuena en un país donde muchos cubanos se quejan de los controles gubernamentales.

Este lunes además recordó a las personas que sus conciudadanos no son «a los que se vive, se usa, se abusa», sino a los que se atiende con amabilidad.

PAPA-CUBA

El papa Francisco saluda desde el papamóvil a su llegada a la misa en la Plaza de la Revolución en Holguín, Cuba, el lunes, 21 de septiembre de 2015. (Foto AP/Eduardo Verdugo)

«Fueron palabras profundas las del papa», dijo a The Associated Press, Manuel Vaz, un joven estudiante de química de 18 años, quien vino desde el poblado del Cobre con amigos para participar de la misa. «Cada cual tiene su pensamiento, hay que respetarlos a todos.». Expresó que lo que el pontífice «hace es invitarnos a no temer expresarnos, decir lo que pensamos para fortalecer nuestra fe y nuestras propias ideas».

Unos metros más allá Jordi Pérez, de 31 años, consideró que el cambio del que habla el papa viene de sus llamados al diálogo incluso entre las personas de ideas diferentes. «Eso es un mensaje de reconciliación que Cuba como muchos otros países necesitan. La humanidad requiere que unos y otros se entiendan», señaló.

Posteriormente el vocero de la Santa Sede dijo que si bien los discursos del papa «tienen muchas dimensiones», Francisco no suele hacer referencias políticas, y habla más de las conversiones personales y el bien común.

El papa durante su homilía también reconoció el esfuerzo que hace la Iglesia católica para llevar la fe en la isla, donde el triunfo de la revolución en 1959 impulsó el laicismo en la nación caribeña.

Desafiando un calor tan fuerte que produjo desmayos entre los asistentes que caían agobiados por el sol, miles de personas se congregaron para escuchar la misa y ver al pontífice en persona. Cuando llegó en su papamóvil muchos se agolparon para saludarlo, agitando banderitas y dando vítores en su honor.

El pontífice detuvo varias veces su transporte y saludó a unos niños.

¡Estoy emocionado, valió la pena venir desde Guantánamo!, comentó emocionado con una sonrisa de oreja a oreja Darwin Díaz de 37 años y quien estuvo a metros del pontífice cuyo vehículo se detuvo casi a su lado.

Cuba es el país de Latinoamérica con menos católicos: menos de 10% de los cubanos practican la fe.

«Sé con qué esfuerzo y sacrificio la iglesia en Cuba trabaja para llevar a todos, aun en los sitios más apartados, la palabra y la presencia de Cristo», dijo.

PAPA-CUBA

El papa Francisco ora durante una misa en la Plaza de la Revolución en Holguín, Cuba, el lunes 21 de septiembre de 2015. (Foto AP/Alessandra Tarantino)

Después de una estancia de unas horas en Holguín, el papa viajará a Santiago, donde irá al santuario de la Virgen de la Caridad, un símbolo para los cubanos dentro y fuera de la isla.

El lunes es un importante aniversario para el papa: el 21 de septiembre de 1953, cuando Jorge Mario Bergoglio era un estudiante de casi 17 años, fue a confesarse a una iglesia en Buenos Aires y ahí decidió convertirse en sacerdote.

El pontífice saldrá el martes de Santiago a Estados Unidos como parte de una gira que el Vaticano señaló busca construir puentes. El papa ha jugado un papel de intermediación para que ambos países se acercaran luego de cinco décadas de tensiones.

Miles de personas se habían reunido en la Plaza de la Revolución de Holguín aún antes de que el papa saliera de La Habana.

«Este es el que va a transformar el mundo, que nos hace falta, especialmente a la juventud», dijo Idael Confesor Martínez Leyva, una mujer de 58 años que llegó para la misa con un sombrero de paja con banderas del Vaticano y Cuba.

Un joven de 24 años que trabaja como inspector llegó a la plaza para asistir a la misa. «Tenemos fe en Dios y en este papa que es el tercero que viene a Cuba. Francisco busca la paz entre los hombres y los pueblos y para mí es muy importante que hable español», manifestó.

Para Ismabel Rodríguez, una muchacha de 20 años, las vivencias del papa en Cuba pueden servir para que en el exterior conozcan mejor a la isla. «Se lleva una imagen del pueblo cubano y puede contar sus experiencias aquí», dijo.

Después de la misa, el papa subirá al Cerro de la Cruz, una loma popular desde donde se divisa toda la ciudad.

En las calles de Holguín había carteles dándole la bienvenida, incluso colocados en instituciones oficiales, y algunas de las avenidas por las que transitará fueron decoradas con banderas blancas, amarillas y las que tienen los colores de la cubana.

También se entregaron folletos titulados «¿Quién es el papa?» y automóviles con altavoces circularon por la ciudad anunciando la misa.

En el santuario del Cobre, en Santiago, hubo más visitas que nunca en estos días, informó Mireya Loreto, una laica voluntaria de 48 años que apoya la organización de los peregrinos que llegan.

«Recibimos más de 1.000 personas cada día en el santuario», explicó Loreto. La cifra es notable dado que el Cobre se encuentra a unos 30 kilómetros de Santiago y se accede mediante un intrincado camino de montañas llenas de árboles y pequeñas parcelas labradas.

Allí dormirá el pontífice en un antiguo convento remodelado.

CUBA-PAPA

Una mujer, que sostiene un cartel con una imagen de Francisco, sonríe mientras espera el inicio de la misa papal en la Plaza de la Revolución en Holguín, Cuba, el lunes, 21 de septiembre de 2015.  ( Foto AP/ Eduardo Verdugo )

El papa, quien llegó el sábado por la tarde a Cuba, tuvo una agotadora jornada el domingo, cuando se reunió con el líder histórico de la revolución cubana Fidel Castro y dio una misa masiva a la que asistieron el presidente Raúl Castro y su colega argentina Cristina Fernández. La homilía se realizó en la famosa Plaza de la Revolución y tuvo como telón de fondo la icónica imagen del Che Guevara; en ella el papa habló de la importancia de servir al prójimo y no a una ideología.

Este es el tercer pontífice que vista Cuba en 17 años, luego de Juan Pablo II en 1998 y Benedicto XVI en 2012.