Diaspora venezolana archivos - Página 2 de 6 - Runrun

Diaspora venezolana

Maduro activa “Plan Vuelta a la Patria” para venezolanos agredidos en Chile
A los migrantes les quemaron las carpas en las que pernoctaban en varios lugares públicos de la ciudad de Iquique

 

La vicepresidente de Nicolás Maduro, Delcy Rodríguez, rechazó este domingo la violencia que sacudió decenas de migrantes venezolanos en la ciudad de Iquique, al norte de Chile, donde cientos de manifestantes xenófobos asediaron y quemaron las pertenencias de un grupo de extranjeros que el viernes fueron desalojados de una plaza pública.

«Venezuela repudia la xenofobia y agresiones contra migrantes venezolanos y exige a las autoridades nacionales y locales de Chile respeto a la integridad física y psicológica de nuestros connacionales», dijo en Twitter Rodríguez.

La violencia contra los venezolanos ocurrió justo después de una multitudinaria marcha en Iquique, en el norte de Chile, a la que asistieron unas 5.000 personas según estimaciones de EFE. Los manifestantes quemaron las carpas y bienes de quienes usaban varios lugares públicos para pernoctar.

La vicepresidenta de Maduro también informó que el gobernante ordenó la activación del plan Vuelta a la Patria, que busca retornar a los migrantes venezolanos que desean regresar al país.

 

Otras reacciones

El sábado, el relator especial sobre los derechos humanos de los migrantes de la ONU, Felipe González, repudió la quema. «Inadmisible humillación contra migrantes especialmente vulnerables, afectándolos en lo más personal», señaló en Twitter.

«El discurso xenófobo, asimilando migración a delincuencia, que por desgracia se ha ido volviendo cada vez más frecuente en Chile, alimenta esta clase de barbarismo», continuó.

En declaraciones a Efe, el director de Incidencia y Estudios del Servicio Jesuita Migrante (SJM), Carlos Figueroa, condenó también la violencia de esta marcha, «acontecida como respuesta a un problema humanitario y sanitario».

«Llamamos a respetar la integridad y dignidad de todas las personas y, sobre todo, llamamos a respetar y velar por los derechos humanos de niños, niñas y adolescentes», agregó.

De acuerdo con la agencia español, alrededor de 3.500 migrantes están varados en las calles de Iquique, tras haber ingresado a Chile por pasos no habilitados en la frontera y cruzar la ruta hacia la costa.

La mayoría llega desde Venezuela buscando una oportunidad en Chile, pero entre las restricciones sanitarias, la política migratoria y la escasez de recursos económicos quedan atrapados sin poder continuar el viaje, durmiendo en albergues o en campamentos improvisados.

Según la Policía de Investigaciones (PDI) de Chile, entre enero y julio de este año se registraron 23.673 denuncias por ingreso a ese país por pasos no habilitados, lo que supone un 40 % que en todo 2020. 

Con datos de EFE.

Dhayana Fernández-Matos Jul 18, 2021 | Actualizado hace 1 mes
No hay migrantes ilegales
Cuando tachan a alguien de nacionalidad venezolana de ilegal, es bastante probable que sea una persona necesitada de protección internacional, que tiene el derecho humano a solicitar refugio 

 

@dhayanamatos

Con bastante frecuencia podemos escuchar o leer –incluso en algunos medios de comunicación social reconocidos– que cuando se hace referencia a las personas migrantes que no tienen documentos oficiales expedidos por el país receptor o de acogida, se les denomina ilegales; con toda la carga estigmatizadora, peyorativa y criminalizante que tiene esta palabra. Hay que entender que no existen personas ilegales.

Puede darse el caso de personas que no tengan documentos para una estancia regular; en ese caso se habla de que se encuentran en una situación administrativa irregular, pero no son ilegales.

Desde varios aspectos se puede explicar los motivos por los cuales es incorrecto hablar de personas ilegales.

Todas las personas tienen derechos humanos (DD. HH.)

Lo primero que debemos tener en cuenta es que todos los tratados, convenciones y declaraciones de derechos humanos tienen como base filosófica la concepción iusnaturalista del Derecho. Parten de derechos inherentes al ser humano.

En ese sentido, como señala Antonio Truyol y Sierra, estos derechos “lejos de nacer de una concesión de la sociedad política, han de ser por esta consagrados y garantizados”. Eso implica que los Estados deben respetar, garantizar y satisfacer dichos derechos; que no los crean, que no se desprenden de su potestad legislativa, sino que forman parte de la naturaleza humana.

Dicho de forma más fácil, “tengo derechos humanos porque soy persona, no por ser nacional de un Estado determinado”.

La aceptación de este carácter inherente de los DD. HH. no deja de ser controversial. Por un lado, señalar que se tienen no es suficiente y se requiere que los Estados regulen y establezcan los mecanismos institucionales, legales y jurídicos para garantizarlos. Por otro lado, están las tesis basadas en que su nacimiento obedece a un proceso histórico marcado por quienes detentan el poder en un momento dado.

Más allá de esas discusiones iusfilosóficas, lo cierto es, como se indicó, que los tratados internacionales en materia de derechos humanos firmados y ratificados por la mayoría de los Estados latinoamericanos los reconocen como atributos inherentes del ser humano. Esto se puede comprobar en la Convención Americana de Derechos Humanos que expresamente señala en su preámbulo que “los derechos esenciales del hombre [y de la mujer]. No nacen del hecho de ser nacional de determinado Estado, sino que tienen como fundamento los atributos de la persona humana”.

Dicho esto, queda aclarado que todos los seres humanos tienen derechos inherentes a su naturaleza humana. Y la gente no es ilegal, porque la ley es posterior al hecho de ser persona.

Así las cosas, las personas migrantes irregulares tienen los derechos humanos consagrados en los instrumentos internacionales, salvo los de contenido político que los ejercen quienes detenten la condición de ciudadanos.

Cabe destacar, no obstante que, aunque las personas migrantes no pueden ejercer los derechos a elegir y ser elegidas (salvo los casos de quienes migran regularmente y de acuerdo a lo establecido normativamente en cada país), en la actualidad se evidencian prácticas informales en las cuales participan activamente. Esto lleva a algunas corrientes a cuestionar que los derechos políticos sigan anclados a cuestiones de nacionalidad y abren un camino para que se extiendan a aquellas personas que participan en las decisiones que afectan el bienestar de donde residen. Pero todavía hay un largo camino por andar en este tema.

Las características de la movilidad de la población venezolana llevan a definirla como una migración forzada.

Esto es algo que se debe tener en cuenta cuando se quiere tachar a una persona de nacionalidad venezolana que entra a otro país sin pasaporte, o sin cumplir con los trámites de visado para una permanencia regular, como “ilegal”. Los Estados partes deben cumplir los compromisos internacionales adquiridos, establecidos en la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 y su protocolo de 1967; además, los países latinoamericanos tienen la Declaración de Cartagena sobre los Refugiados de 1984 que, aunque no tiene la fuerza vinculante de un tratado, si hay una obligación moral.

La Declaración de Cartagena incluye en su conclusión tercera, dentro de la categoría de personas refugiadas, a quienes “han huido de sus países porque su vida, seguridad o libertad han sido amenazadas por la violencia generalizada, la agresión extranjera, los conflictos internos, la violación masiva de los derechos humanos u otras circunstancias que hayan perturbado gravemente el orden público”. Algunos países de la región han incorporado esta definición ampliada en sus legislaciones y saben que la población venezolana en movilidad entra en esta categoría. Además, conocen las condiciones de la Emergencia Humanitaria Compleja que atraviesa el país y saben que debería operar una protección internacional.

Así que cuando tachan a alguien de nacionalidad venezolana de ilegal, es bastante probable que sea una persona necesitada de protección internacional, que tiene el derecho humano a solicitar refugio y que en muchos casos se le está negando esta condición.

Antes de 2019 los mecanismos para permitir la estancia regular de personas venezolanas en los países vecinos tendían a ser más laxos. Sin embargo, a partir de 2019, Perú, Chile y Ecuador, entre otros países del continente, han implementado estrategias de securitización y controles fronterizos más rígidos, que dificultan aun más tener los documentos oficiales del país receptor y profundizan la situación de vulnerabilidad de quienes migran.

Hemos visto cómo, en el caso de Chile, el gobierno de Sebastián Piñera ha expulsado a compatriotas por no cumplir con los requisitos para una estancia regular en el país austral. Y lo ha hecho de una manera en la cual se han violado sus derechos humanos, lo que ha sido denunciado por organizaciones no gubernamentales chilenas y se evidencia de los relatos de las personas expulsadas.

El presidente chileno que, sin ningún tipo de consideración, expulsa a personas venezolanas, es el mismo que, en febrero de 2019, estuvo presente en Cúcuta en el Live Aid Venezuela; y expresaba que estaba en ese lugar para mostrar su apoyo a la lucha de la población por sus derechos humanos y que conocía las carencias de alimentos, de medicamentos, que existían en el país.

Ese giro en el abordaje de la movilidad de las personas venezolanas obedece únicamente a visiones utilitaristas del problema. Mientras que en 2019 le resultaba útil a su gobierno esa causa en contra de Maduro y en apoyo a la población venezolana, tiempo después, por distintos motivos entre los que pueden señalarse la baja de los índices de popularidad, expulsar migrantes se convirtió en una estrategia para subir los bajos índices de apoyo a su gestión.

Las estrategias de algunos gobernantes contribuyen a que se desprenda esa aura de ilegalidad vinculada con criminalidad hacia las personas migrantes irregulares.

A ello también contribuyen las narrativas que se construyen desde algunos medios de comunicación que llenan los noticieros televisivos, las redes sociales, los periódicos impresos y digitales con información sobre los riesgos que corren los países ante la llegada masiva de migrantes.

Se proyecta la imagen de un hombre migrante como delincuente, como un peligro para el orden público del país receptor; mientras que, en el caso de la mujer migrante, se presenta en una imagen hipersexualizada vinculada con redes de prostitución y portadora de enfermedades. A ello debe agregarse que se constituyen en los chivos expiatorios a quienes se culpa y sobre quienes se proyectan problemáticas sociales. Algunas de ellas de carácter estructural, como la desigualdad y la pobreza existentes en los países latinoamericanos.

El uso electoral del tema migratorio

Durante varios lustros se ha visto cómo en el caso de Europa, en distintos países, se ha usado el tema migratorio con fines electorales. Uno de los casos que más destaca es el del partido VOX, en España, que en 2019 propuso en el Congreso que se levantara un muro en Ceuta y Melilla para evitar la “invasión migratoria”.

Este año 2021, en plena campaña electoral en la Comunidad de Madrid, VOX arremetió contra las personas migrantes menores de 18 años, los MENA (Menores Extranjeros No Acompañados), poniendo un afiche publicitario que decía «Un mena: 4700 euros al mes. Tu abuela: 426 euros de pensión/mes». Con ello pretendía denunciar supuestamente lo que se estaba gastando en estos migrantes y que generó la apertura de una investigación al partido por la instigación de delitos de odio. Lo más grave de estas acciones es que cuentan con el respaldo de una parte de la población.

Así pueden seguir los ejemplos en Italia, Francia, Austria… El discurso antiinmigrante vende y los políticos lo usan para beneficios propios, sin que les genere ninguna culpa el hecho de que contribuyan con la estigmatización y la criminalización de personas que no han cometido ningún delito.

Pero sin lugar a dudas, un caso de estudio es el discurso antiinmigratorio de Donald Trump en su campaña electoral de 2016 (y durante todo su gobierno). En esta abordó de manera recurrente el tema de la deportación de personas extranjeras, la construcción de un muro con México para detener la migración irregular, suspender el otorgamiento de visas y prohibir la entrada a Estados Unidos de personas provenientes de países con antecedentes de terrorismo. Pero no se quedó solo en la campaña electoral, sino que tres de los primeros decretos ejecutivos que firmó abordaban estos temas.

En América Latina la situación de las personas venezolanas en movilidad ha sido un tema recurrente en las elecciones. Por ejemplo, en las campañas presidenciales de Colombia y México del año 2018, el tema fue abordado haciendo hincapié, en ambos casos, en que debería evitarse que esos países se “convirtieran en otra Venezuela”; sin que les importara mucho la situación de las personas migrantes.

Pero en el caso de la campaña presidencial de Perú de 2021, país que ocupa el segundo lugar en cuanto a la población migrante venezolana con más de un millón, hemos visto que el tema ha estado marcado, tanto en el caso de Keiko Fujimori como de Pedro Castillo, por una idea de contención de la migración. Supuestamente para prevenir la trata de personas y en el aumento de los controles fronterizos.

Estos discursos contribuyen a la exacerbación de la xenofobia existente en algunos sectores de la población peruana contra los migrantes de nacionalidad venezolana, lo que afecta principalmente a quienes están sin documentos oficiales y además contribuye con el reforzamiento del imaginario que les considera como ilegales.

Para concluir, solo quiero dejar la idea de que nadie acepte que es ilegal porque no lo es y que tenga claro el hecho de que tiene derechos por ser persona o, parafraseando a Hannah Arendt, tiene “el derecho a tener derechos”.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Geopolítica y diáspora venezolana

@froilanbarriosf

Tradicionalmente los migrantes a otras latitudes se insertan en los países receptores con bajo perfil, buscando ante todo cobijo económico-social por la desgracia que les ha obligado a desgajarse de su patria. Este no pareciera ser el caso del éxodo venezolano, quien se ha hecho sentir también a nivel planetario en la difusión de la tragedia nacional que padecemos a lo largo del siglo XXI.

Si bien es cierto que el éxodo nacional se ha destacado cualitativamente en todos los ámbitos de la esfera humana: artístico, universitario, deportivo, musical, económico, laboral con sus etcéteras posibles, hay uno fundamental como lo es el político. Allí se ha afincado el argumento, reconocido en el escenario global, que señala a Venezuela como víctima de una de las peores dictaduras de la historia continental.

En verdad, los 7.000.000 de venezolanos esparcidos en todos los continentes concurren en procura de una condición de vida digna, poder adquisitivo y futuro para sus familias, ese es el objetivo de todo ser humano. En el caso nuestro destacan, además, las ansias de libertad de expresión y de vivir en democracia, reafirmando los conceptos de nobel de Economía (1998) Amartya Sen. Este economista, recién laureado con el premio Príncipe de Asturias 2021 en Ciencias Sociales, señala que el ser humano pretende óptimas condiciones económicas y al mismo tiempo libertades políticas. Unas y otras van de la mano.

Efectivamente el atrevimiento político del venezolano se ha puesto de manifiesto recientemente en diferentes eventos y regiones del mundo. En 2020 fue destacada la participación en el proceso electoral de EE. UU. Unos partidarios de Donald Trump, y otros del demócrata hoy presidente Joe Biden, para que ambos en 2021 dictaran medidas de protección con el DED y el TPS, que otorgan márgenes de estabilidad a casi medio millón de connacionales. Siendo notoria la receptividad de la Administración Biden con la oleada de migrantes criollos en el reciente mes de abril con la llegada de 7000 por las fronteras del sur del país.

En el caso de España, la diáspora criolla fue contundente en las recientes elecciones de mayo 2021 de la Autoridad de Madrid, con el apoyo a la candidata del PP Díaz Ayuso y la derrota del «coletas» Pablo Iglesias de PODEMOS. Nadie olvida que es cómplice de la dictadura madurista en desmanes de corrupción y en el intento de maquillar la violación de DD. HH. en nuestro país. Es necesario destacar que se contabiliza el medio millón de venezolanos en tierras iberas.

En ese contexto de comicios se desarrollaron las elecciones presidenciales de Ecuador en abril 2021, donde el candidato triunfador, Guillermo Lasso, contó con el apoyo mayoritario de la migración criolla. Esta veía con preocupación el triunfo del correísmo, cómplice de fechorías de la tiranía madurista y que anunciaba cerrar la frontera a los inmigrantes venezolanos. Pues bien, desde el inicio de su gestión el 24/5/2021 el nuevo presidente, Guillermo Lasso, ha anunciado la aprobación de un TPS para los venezolanos en Ecuador. En ese país ya hay más de 400.000 migrantes venezolanos. 

Debemos destacar que en ese ámbito de medidas de protección al éxodo nacional se ubica la decisión del presidente colombiano Iván Duque, quien promulgara desde enero 2021 la protección del TPS por 10 años a una población migrante de 2 millones aproximadamente. Incluso en medio de una crisis política y social que debe resolverse prontamente, ante la pretensión de factores políticos externos del quiebre del hilo constitucional.

El reto más complejo de la migración criolla, cuantificada en un millón de personas, está en Perú. El país inca está ante la celebración de elecciones presidenciales el próximo 6 de junio, con un candidato que se identifica abiertamente con la dictadura madurista. Como manifestara recientemente el nobel Mario Vargas Llosa, no se está eligiendo personas, aquí definimos 2 sistemas, dictadura o democracia. Por ello, señala el escritor, esta es la decisión más importante en la historia del Perú. Por tanto, no vacila en apoyar a Keiko Fujimori y así cerrarle la puerta a una aventura dictatorial como jamás se haya conocido en la historia republicana de 2 siglos.

Este periplo que hemos señalado ha conocido igualmente la posición crítica y contundente del éxodo venezolano, en primer lugar contra el autoritarismo que azota a Venezuela; y en segundo lugar con la oposición expresada en el gobierno interino de Juan Guaidó. Las protestas y señalamientos a Leopoldo López recientemente en Lima, y en las redes sociales, reflejan el descontento de una diáspora que no ha visto implicarse con contundencia a la representación opositora en atender las tragedias que viven los venezolanos en el mundo. Y, en el caso particular de la región andina. Allí se agravarían las condiciones de la diáspora de ganar el candidato talibán maoísta del movimiento terrorista Sendero Luminoso, que asoló al Perú el pasado siglo. 

*Movimiento Laborista.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Orlando Viera-Blanco May 04, 2021 | Actualizado hace 1 mes
¡Venezuela es agua viva!
A través del tiempo y en cualquier época, ni los regímenes más audaces o maquiavélicos dieron permanencia al príncipe. Tarde o temprano el malvado fue derrotado y depuesto

 

@ovierablanco

En las últimas semanas, como embajador de Venezuela en Canadá, nos hemos volcado a una agenda de reuniones bilaterales con homólogos de países del este y norte de Europa, que han renovado su apoyo a la recuperación de la democracia en Venezuela y su reconocimiento a la lucha liderada por el presidente (e) Juan Guaidó. Quiero destacar algunos de estos encuentros porque son un semillero de esperanza, sembrados en tierra fértil de cultura inmensamente libertaria.

Al mal tiempo buena cara

Sabemos que atravesamos una grave crisis humanitaria agudizada por la COVID-19. Aunque lo humanitario no niega lo político, el poder no termina siendo una variable que haga depender lo humanitario. El poder es un desafío de un sector de la polis, mientras el valor humanitario (independiente) incumbe a todos. El respaldo de la comunidad internacional se amplifica y es unánime cuando se trata de preservar la vida, la integridad, la salud y la dignidad del ser humano. 

En nuestra experiencia diplomática, la lucha por la restauración democrática encuentra aliados y adversarios; un cóctel de circunstancias y conveniencias de poder que impiden el consenso. Pero en el terreno humanitario, el planeta está consciente de que deben prevalecer las aquiescencias y concesiones.

Venezuela exhibe -dolorosa y vergonzosamente- estadísticas degradantes en lo económico, social y político. Por añadidura, muy mal en los índices de alimentación, miseria extrema y salud. Diez millones de venezolanos están en situación de desnutrición; 3 de cada 5 niños padecerán en el futuro patologías a causa de la anemia; madres subalimentadas traen al mundo críos con hidrocefalia y la mortalidad infantil crece como las pandemias, agravadas por debilidades del sistema inmunitario.

Se dispara la huida. Casi 6 millones de venezolanos escapan del hambre, la peste y la anomia. El impacto en la subregión es notorio. Colombia ha gastado más de 500 millones de dólares en procesos de interiorización y auxilio a refugiados venezolanos. Brasil ha acogido a más de 350.000 compatriotas. Chile otros 600.000 y Ecuador 470.000. El contador en marcha.

Nuestros refugiados apenas han recibido un promedio de 200 US$, mientras un refugiado sirio ha recibido un promedio de 3000 US$. El mundo no ha dado con una solución política a nuestra crisis, pero lo que es impostergable es dar más sustento a las naciones receptoras de nuestros connacionales y a los programas humanitarios en Venezuela.  Cada embajador de Guaidó gestiona, cada día, la ayuda humanitaria. Canadá es un sólido ejemplo. Al mal tiempo buena cara…

Del norte y este de Europa

Hemos sostenido reuniones con países como Eslovenia, Hungría, Ucrania, naciones que pertenecieron al telón de acero y obtuvieron su independencia en la década de los 90. El común denominador de estas jóvenes democracias es apoyar una solución pacífica en Venezuela. Ucrania -que vivió la revolución Naranja (2004) y la revolución de la dignidad (2014)- reconoce la necesidad de aliviar las cargas de sufrimiento de los venezolanos.

Eslovenia (vieja Yugoslavia gobernada por Tito) sabe que la lucha es desigual, y nos alienta. Hungría ha generado un programa de repatriación a húngaros-venezolanos. Si algunas naciones saben de desolación, caos y éxodo, son ellas…

También nos reunimos con Dinamarca, Noruega e Irlanda. Los daneses -portadores de una de las democracias más viejas de Europa (170 años) y décimo segundo país más rico del planeta- se anotan en los países que desean impulsar una negociación política, a la par de los noruegos. Naciones muy bien posicionadas en mediaciones históricas (la paz nórdica) en África, Europa del este y Medio Oriente.

Irlanda -una sólida democracia parlamentaria- está al corriente y respalda buenos oficios para asistir a Venezuela en alimentos y vacunación.

Pero la gente nos pregunta: muy bien embajador, y los venezolanos que estamos atrapados en la pandemia, la hambruna y la represión, ¿cómo nos benefician esos apoyos diplomáticos?

Tres palabras: presión y voluntad política. A partir de ahí, se construyen acuerdos y los caminos de la ayuda humanitaria. Se implementan programas migratorios, de refugio, alimentarios, salud pública y suministro, intensificando las redes de trabajo. Ese torrente de agua viva no para…

Venezuela florecerá…

Lo humanitario demanda redención y tregua. Hacer pausa para lograr la entrada de vacunas al país. La comunidad internacional, mayoritariamente institucional, humanista, comprometida con los DD. HH. y la paz, eleva banderas blancas. Lo político no es una variable dependiente, menos un obstáculo para la vida. 

A través del tiempo y en cualquier época, ni los regímenes más audaces o maquiavélicos dieron permanencia al príncipe. Tarde o temprano el malvado fue derrotado y depuesto. Después de cada sequía, de cada fuerte verano, amanece en otoño: ¡fresco, colorido, limpio!

El escritor y activista Philip Yancey nos recuerda que «la generosidad no es vanidosa, es piadosa”. Y me gusta cuando dice que “la Biblia no hace ninguna promesa color rosa acerca de vivir en una primavera eterna. Lo que hace es señalar la fe que nos ayuda a prepararnos para las estaciones de sequía. Vendrán duros inviernos, seguidos por veranos ardientes. No obstante, si las raíces de la fe adquieren la suficiente profundidad para llegar hasta donde se halla el Agua Viva, podremos sobrevivir a los tiempos de sequía y florecer…”

Venezuela es agua viva… ¡florecerá!   

 * Embajador de Venezuela en Canadá

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Feminización de las migraciones

@dhayanamatos

Hablar sobre migraciones se ha convertido en un tema cotidiano en la vida de la población venezolana. Todas las personas conocen a alguien o tienen algún familiar que, debido a la crisis humanitaria del país, ha tenido que salir. Y la diáspora no deja de crecer.

Según la Plataforma Regional de Coordinación Interagencial para Migrantes y Refugiados de Venezuela (R4V), se estima en 5.642.960 las personas venezolanas en movilidad y, a este ritmo, es bastante probable que para finales de año se superen los seis millones.

Colombia con un total de 1.742.927 entre personas refugiadas y migrantes, Perú con 1.049.970 y Chile con 457.324, son los tres países con la mayor proporción de personas de nacionalidad venezolana.

Destaca el hecho de que se trata de una migración sur-sur, ya que más del 75 % del total se concentra en la región latinoamericana. En ese sentido, es importante tener presente que los países de destino no son los que presentan los índices de desarrollo humano más alto; se trata de países que tienen problemas estructurales no resueltos. Se distinguen por tener una institucionalidad débil en la mayoría de los casos, hay corrupción en distintos niveles, presentan altos índices de criminalidad, violencia contra las mujeres basada en el género y descomunales brechas sociales. En ese contexto, muchos venezolanos viven en condiciones de pobreza en países con un alto porcentaje de su población que también está en estas circunstancias.

Aunque estos estados no son el “sueño” colombiano, peruano, chileno o ecuatoriano de alguien, no obstante, son sociedades que, aun en sus circunstancias, están en mejores condiciones socioeconómicas y sanitarias que las que tiene Venezuela. Esto lleva a muchas personas a trasladarse y a insertarse en el mercado laboral de los países de destino, en condiciones precarias y son vulnerables a la explotación en sus distintas manifestaciones.

La magnitud de la migración venezolana –entendiendo migración en sentido amplio que incluye también a las personas refugiadas, solicitantes de refugio, necesitadas de protección internacional, migración pendular y otras formas de movilidad humana– ha sido comparada, por la rapidez con la que se ha dado y por la afectación en los países vecinos, con la ocurrida en Siria.

Se observa que el interés en la migración venezolana ha venido creciendo constantemente. Se realizan investigaciones a nivel nacional e internacional sobre distintas dimensiones de este proceso. En este sentido, se precisa destacar cómo viven las mujeres, las niñas y las adolescentes este fenómeno.

Es importante tener presente que hombres y mujeres no se ven afectados de igual manera por el proceso migratorio. Se requiere tener un enfoque de género, centrado en las mujeres, e interseccional, que permita evaluar el impacto que este fenómeno tiene en la vida de las mujeres, adolescentes y niñas migrantes venezolanas.

Desde los años 80 del siglo XX, se comenzó a indagar sobre la feminización de las migraciones, que se refiere no tanto al aumento del número de mujeres en los procesos migratorios –lo que no es novedoso– sino a comprender sus propias motivaciones y experiencias en dichos procesos. Además, implicó que se desmontara la falsa creencia de que las mujeres siempre migraban con un hombre: su pareja, novio, padre, hermano, entre otros, para que se empezara a observar que tenían sus propias motivaciones y que sus procesos migratorios diferían de los de estos. En definitiva, que “las aves de paso también son mujeres”, en referencia al título de un trabajo pionero en esta materia, escrito por Mirjana Morokvásic en 1984.

En el caso de las mujeres venezolanas migrantes, se requiere visualizar que su desplazamiento es muy variado. Están las que se trasladan con su pareja y conforman familias nucleares de padre, madre, hijos e hijas, pero existen otras maneras de desplazarse. Las madres que se trasladan con sus hijos sin la compañía de un hombre; las que son madres, pero se trasladan sin sus hijos, quedando estos en Venezuela bajo el cuidado de otra persona, en la mayoría de los casos, otra mujer; las que se van con una pareja y sin hijos; las que se van con familiares hermanas/os, primas/os, entre otras/os; las que lo hacen con amistades y las que lo hacen solas.

Esta variedad también se evidencia en las razones que manifiestan para salir del país. Si bien hay una línea de base común, la crisis humanitaria, algunas privilegian la escasez de alimentos, de medicamentos, o ambas, como motivo para irse. Otras, las dificultades para acceder a servicios de salud para sí mismas o para su familia. Para algunas, la inseguridad es el factor que más influyó, mientras que, para otras migrantes, es la desinstitucionalización del Estado, la corrupción y la falta de garantía para el ejercicio de sus derechos humanos, el motivo principal. En no pocos casos, hay una combinación de distintas razones.

Un factor en el cual coinciden las venezolanas migrantes es en la preocupación por su condición migratoria, principalmente en los casos en que se encuentran en una situación administrativa irregular, debido a las limitaciones que ello acarrea para la obtención de un trabajo, acceder a un centro de salud, conseguir que les arrienden una habitación o una vivienda y, en general, para el ejercicio de sus derechos humanos.

Esta preocupación por la condición migratoria la comparten las mujeres con los hombres migrantes. No obstante, si se incorpora un enfoque de género, centrado en las mujeres, se pueden observar las diferencias entre unas y otros.

En cuanto al derecho al trabajo, por ejemplo, la falta de documentos expone a todas las personas a trabajos precarios, pero en el caso de las mujeres, además de la explotación laboral, su condición de vulnerabilidad, las expone a ser víctimas de explotación sexual y de distintas formas de violencia contra las mujeres basada en el género.

En distintas investigaciones hechas en Perú, Ecuador, Colombia –incluidas las realizadas por quien suscribe este artículo–, entre otros países, las venezolanas han dado su testimonio de cómo la estigmatización sexual del origen nacional se convierte en un riesgo permanente y constante en sus vidas.

En el ámbito laboral esta estigmatización se manifiesta de distintas formas. Desde el acoso sexual que sufren por parte de los empleadores, o la discriminación por considerar que todas las venezolanas son “quita maridos”, “ejercen la prostitución”, “son fáciles”, por lo que se rechaza su contratación.

En el caso de las que trabajan como vendedoras ambulantes, diariamente se enfrentan al acoso y a proposiciones sexuales de los hombres, lo que incluye, en no pocas ocasiones, agresiones verbales y violencia física por parte de estos cuando son rechazados.

Los casos de violencia y acoso sexual no son denunciados por las venezolanas por distintas razones, entre las que cabe resaltar el miedo a ser deportadas debido a su situación de migrante irregular.

A este panorama, deben agregarse los riesgos que tienen de ser víctimas del crimen organizado y caer en redes de trata de personas y explotación sexual.

En este sentido, es preciso alertar que hay un tráfico con las mujeres venezolanas que parece no importarle a nadie. Ni al Estado venezolano que no se pronuncia ni toma medidas para proteger a sus nacionales, ni tampoco a los Estados receptores, que no las consideran en sus estrategias y políticas migratorias. Sus vidas son consideradas desechables.

En cuanto a la vivienda, también hay que hacer un análisis diferencial de género que visualice las experiencias de las mujeres, lo que resulta más acuciante cuando se habla de desalojos. Esta problemática se ha visto intensificada en el contexto de la pandemia de la covid-19 y ante las dificultades existentes para la obtención de medios de vida, principalmente en los casos de quienes se dedican a la economía informal.

Una encuesta regional sobre desalojos de las personas refugiadas y migrantes de Venezuela, realizada por la Plataforma R4V con el apoyo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en 2021, arrojó como resultado que, de las mujeres que son cabezas de hogar, el 92 % tiene personas menores de 18 años bajo su cuidado, por lo que un desalojo puede tener un impacto desproporcionado en sus vidas.

A lo dicho en el párrafo anterior, debe agregarse que las venezolanas se ven expuestas a sufrir acoso y distintas manifestaciones de violencia por parte de los arrendatarios, quienes se aprovechan de su situación de poder y de la vulnerabilidad de las migrantes, para solicitar, y en algunos casos exigir por la fuerza, sexo a cambio del pago del arrendamiento.

En materia de salud, se sabe que muchas mujeres se trasladan a parir fuera de Venezuela debido a las circunstancias en las que se encuentran los centros hospitalarios del país, que no aseguran condiciones mínimas de atención ni para ellas ni para las y los recién nacidos. 

Esto genera críticas y rechazo por parte de las poblaciones de acogida, que consideran que los recursos públicos se gastan en extranjeras. A lo que se debe agregar comentarios xenófobos de figuras públicas, como en el caso de la periodista colombiana Claudia Palacios, quien en un artículo de opinión titulado Paren de parir, se preguntaba por qué las venezolanas traían hijos al mundo, ante el futuro incierto que les esperaba.

Este artículo encendió las redes sociales y los comentarios a favor o en contra de la opinión de Palacios no se hicieron esperar. Lo más grave de este caso, es que quien habla, se dice feminista y defensora de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, pero que es incapaz de ver, desde su posición privilegiada, la realidad de las migrantes y mostrar empatía. Que desconoce la mirada interseccional necesaria para visualizar que se trata de mujeres en su mayoría pobres, muchas de ellas sin posibilidades de acceder a métodos anticonceptivos o incluso, sin tener control sobre sus cuerpos y su sexualidad.

También es importante mencionar, en materia de salud, el síndrome de estrés crónico que padecen las personas migrantes en general y en particular las mujeres. El psiquiatra español Joseba Achotegui lo llamó “Síndrome de Ulises”, en referencia al héroe mitológico, vencedor de muchas batallas pero que siente añoranza por Penélope y su vida anterior.

En entrevistas con mujeres migrantes, es recurrente que manifiesten sus emociones y la tristeza por abandonar su tierra. Estas emociones repercuten en su salud física y mental. Algunas expresas ahogos, dolores articulares, cefaleas, irritabilidad, ansiedad, insomnio, entre otros síntomas que no parecen tener una causa física, sino que se encuentran ligados al proceso de extrañamiento, al “Síndrome de Ulises”.

Estos párrafos son solo una pequeña muestra de lo que implica la feminización de las migraciones y el impacto desproporcionado que tienen estas en la vida de las venezolanas que deciden o son obligadas a irse.

La preocupación por la situación de las mujeres venezolanas migrantes y los riesgos que deben enfrentar, llevó a la Asociación Civil Éxodo en alianza con Voces de Género y Mulier, con la adhesión de otras organizaciones, a desarrollar una campaña pública por los derechos humanos de las niñas, adolescentes y mujeres en movilidad llamada “La mejor ruta”, en la que están generando informes técnicos, pódcast, historias gráficas y otros recursos que pueden resultar de gran ayuda para las venezolanas. La información se encuentra disponible en https://linktr.ee/LaMejorRutaVe y @LaMejorRutaVe, para quienes deseen conocer la campaña y adherirse a ella.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

De acuerdo con los supervivientes, en la embarcación hundida iban alrededor de 25 personas

 

Cuatro hombres y una mujer fueron rescatados en el sector de Boca de Serpiente, en Delta Amacuro, luego de haber naufragado en una travesía hacia Trinidad y Tobago, de acuerdo con la web de la Radio Fe y Alegría.

De acuerdo con los supervivientes, la embarcación en la que viajaban se hundió la noche del jueves, 22 de abril, y llevaba al menos a 25 personas a bordo. El rescate ocurrió a las 6 am del viernes 23.

La información fue difundida por la empresa naviera Tecnave, C.A, propietaria de la embarcación «M/N Río Suapure”, que se encargó de la operación de salvamento.

Autoridades marítimas fueron alertadas del hecho. Fe y Alegría asegura que la Armada venezolana inició labores de búsqueda junto a otras embarcaciones de la zona para hallar al resto de los náufragos.

Este tipo de naufragios ocurren cada vez con más frecuencia a raíz de la diáspora venezolana que huye hacia Trinidad y Tobago además de otras islas del Caribe. En diciembre pasado, una embarcación se hundió con al menos una veintena de personas. El hecho se conoció como la Tragedia de Güiria.

Entrevista | Carolina Musto: “No pasa un día en que no sueñe con volver”

@cjaimesb

Emigró sin tener en sus planes hacerlo: Carolina Musto y su familia comenzaron su experiencia estadounidense como “un cambio de ambiente”. Luego se convirtió en su nuevo modo de vida. La experiencia adquirida en Venezuela, como ejecutiva de publicidad, le enseñó a abordar creativamente los proyectos. Esa misma creatividad la utiliza a diario como herramienta de trabajo. Sin embargo, tuvo la inteligencia de entender muy temprano que, si llegaba con humildad, dispuesta a aprender y haciendo desde el trabajo menos importante hasta el más, se le irían abriendo puertas, como en efecto sucedió.

Carolina comenzó en Univisión haciendo suplencias como diseñadora junior y se muestra agradecida de lo que aprendió. Hoy en día es una de las altas ejecutivas –diseñadora senior- de Telemundo y cuenta en su haber con seis Premios Promax y un Clío Award. El primer premio fue una grata sorpresa; los demás, la reafirmación de que el primero no había sido suerte, sino un reconocimiento a su talento. Sus campañas son innovadoras, llenas de creatividad y exitosas. Sus últimos proyectos le pertenecen por completo: son suyos desde la conceptualización hasta la puesta en marcha.

Actualmente se encuentra trabajando en dos superproducciones que prometen convertirse en los próximos éxitos para la cadena: La suerte de Loli, estrenada el pasado 26 de enero con Gaby Espino en rol protagónico, y “Malverde: el Santo Patrón”, estelarizada por Pedrito Fernández y basada en la vida del bandido mexicano Jesús Malverde, cuyas filmaciones acaban de comenzar.

Como madre que trabaja, piensa que uno de los pocos aspectos positivos de esta pandemia es que ha podido quedarse más tiempo en casa y así compartir con su familia. Y en cuanto a Venezuela, no hay día en que no sueñe con regresar y trabajar en la reconstrucción del país.

− ¿Cuál fue el conocimiento adquirido en Venezuela que te ha servido más en los Estados Unidos?

− Comencé a trabajar en publicidad prácticamente al terminar la universidad y fue durante estos años que realmente adquirí la experiencia que ha hecho la diferencia en esta nueva etapa fuera de mi país.

−Tuve la oportunidad de comenzar mi carrera en DLB Group, donde estuve por 5 años trabajando para clientes, como el grupo Turner (Cartoon Network, CNN en Español, TNT), Movistar, Farmatodo, entre otros. Luego emprendí un proyecto propio donde trabajamos marcas muy interesantes como ChronoSport, Intercable y Metamax, hasta que se presentó la oportunidad de trasladarnos a los Estados Unidos en 2010.

El ser parte de estas agencias durante mis primeros años me permitió participar en diferentes aspectos del negocio. No solamente el conceptualizar proyectos y actividades para marcas completamente diferentes, cada una con su carácter propio, sino también el ejecutar y supervisar la puesta en marcha de las actividades, compartir horas interminables con gente muy dedicada y poder ver el fruto en la cara de satisfacción del cliente. Manejamos muchos proyectos distintos en simultáneo y siempre estuve rodeada de gente muy creativa y profesional de la que aprendí mucho. La forma de pensar y abordar creativamente un proyecto sin importar su complejidad es, hasta el día de hoy, una de las herramientas que utilizo a diario. 

− Cuando te fuiste de aquí ¿lo hiciste pensando en emigrar o fue casualidad que te quedaras?

− Cuando se nos presentó la oportunidad, no lo tenía en mis planes, pero tampoco quise desaprovecharla. Inicialmente lo consideré como una prueba de un cambio de ambiente temporal. Luego la idea fue tomando cuerpo y decidimos continuar desde aquí, viajando constantemente a Venezuela a atender ciertos proyectos, pero la situación en general se comenzaba a deteriorar progresivamente. Pocos clientes continuaron invirtiendo debido a temas económicos y el país sufrió muchos cambios. En ese momento enfoqué mis esfuerzos a emplearme en los Estados Unidos definitivamente.

− A muchos venezolanos con tu perfil -profesionales, con experiencia de trabajo- se les ha hecho difícil arrancar fuera de Venezuela. ¿Cuál es el secreto o la receta para tener éxito?

− Al emigrar se tiene que tener claro que eres un profesional completamente desconocido y tienes que probar tu potencial con esfuerzo y trabajo. Tuve esto claro desde el principio. Luego, el lograr que alguna empresa te considere y te dé una oportunidad es lo más difícil, pero hay que empezar desde abajo, con humildad y agradeciendo cada oportunidad que se presenta.

Mi primera oportunidad la conseguí dentro de Univisión gracias a una recomendación, haciendo trabajos temporales de diseño como sustituta cuando algún diseñador tomaba vacaciones. Fue mi primer pie dentro de una compañía grande americana y la recuerdo con mucho cariño. Luego en Telemundo comencé como diseñador junior y poco a poco fui demostrando que estaba dispuesta a aprender y embarcar a retos más grandes. Después de 2 años ya estaba liderando mis propios proyectos, y me sentí que ya formaba parte del medio. Cada caso es distinto y, si debo hablar de una receta, agregaría que debemos entender que no lo sabemos todo, escuchar y estar abierto a nuevas ideas y aprender de ellas. Ser proactivo y, sobre todo, muy constante.

− Fue una sorpresa recibir tu primer premio Promax. ¿Los demás, qué fueron?

− Recibir el primer premio fue sin duda una experiencia muy grata. Los demás han sido realmente emocionantes. En primer lugar, porque es una confirmación de que estamos haciendo bien las cosas y que el primer premio no fue cuestión de suerte. En segundo lugar, los últimos premios los he recibido por proyectos en los que he estado involucrada en su totalidad, desde la conceptualización hasta la ejecución de las piezas finales y eso le agrega un toque especial.

− Estar allá en Telemundo, con un público latino -que no necesariamente caribeño- te habrá ampliado tu manera de pensar como latina. ¿Qué has aprendido?

− El público latino en los Estados Unidos es una mezcla de muchas culturas con diferentes costumbres, y aunque nos une el idioma, cada país tiene su propia idiosincrasia. Es importante empaparse y aprender sobre otras culturas. En mi trabajo es fundamental, ya que lo que funciona para el público caribeño, no necesariamente funciona para el resto. El producto final siempre dependerá del conocimiento que tengamos del target a quien va dirigido y entender qué se quiere transmitir. De eso dependerá el éxito de la campaña.

Carolina Musto: “No pasa un día en que no sueñe con volver”, por Carolina Jaimes Branger
«En Telemundo comencé como diseñador junior y poco a poco fui demostrando que estaba dispuesta a aprender y embarcar a retos más grandes», dice Carolina Musto. Foto cortesía C. M.

− Eres profesional y madre, ¿cómo compaginas ambos roles?

− Al igual que todas las madres trabajadoras, trato de separar los dos roles en la medida de lo posible sin descuidar alguno de ellos. El tiempo en casa lo dedico a mi familia y el tiempo del trabajo lo enfoco a los proyectos en los que estoy involucrada. No es fácil, requiere de mucha organización y apoyo, sobre todo estando solos en un país que no es el nuestro, donde no tenemos esa presencia familiar que disfrutábamos tanto cuando estábamos todos juntos en Venezuela.

Uno de los pocos puntos positivos de esta pandemia ha sido el poder compartir más tiempo en casa y reconectar con la familia. Sigue siendo un reto porque esa línea de separación es aun más delgada, pero disfruto mucho del tiempo con los míos.

− ¿Qué significa Venezuela para Carolina Musto?

− Venezuela siempre será mi país, mi casa, mi familia, donde crecí y experimenté los momentos más bonitos y también los más frustrantes. Ver al país cada vez más deteriorado duele mucho. Nosotros, como muchas otras familias, estamos separados de nuestros seres queridos y no pasa un día que no soñemos con poder volver, estar con los nuestros y trabajar en la reconstrucción del país.

Nostalgia

Nostalgia

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Claudia López, la alcaldesa xenófoba y populista

@dhayanamatos

La alcaldesa Claudia López lo volvió a hacer. Nuevamente arremetió contra los venezolanos y los hizo responsables de los índices de inseguridad de Bogotá, por supuesto, sin datos estadísticos que sustenten sus afirmaciones.

Sus declaraciones son simple oportunismo y una búsqueda por mejorar sus índices de popularidad. Esta estrategia no es novedosa, abunda en la historia reciente de los partidos de extrema derecha; hay varios líderes políticos que convierten el discurso “antiinmigración” en un componente clave de su acción política.

Infundir miedo al otro, al extranjero, culparlo de los males estructurales de la sociedad de acogida, ha sido una táctica recurrente a nivel mundial con claros ejemplos como Donald Trump, el partido Vox en España o recientemente, el candidato presidencial peruano Daniel Salaverry.

Lo que llama la atención en este caso, es que se trata de una mujer perteneciente a un grupo humano en una situación histórica de desventaja, la población LGBT, que en principio, debería tener empatía con otro grupo humano en situación de vulnerabilidad; además, porque su trayectoria política se ha fundamentado en un supuesto accionar centrado en las personas, pero para la alcaldesa, los venezolanos no entramos en esa categoría.

Más allá de los fines electoreros y populistas de Claudia López con sus mensajes xenófobos, preocupa el efecto de estos en la población colombiana, donde día a día aumenta el sentimiento antiinmigración.

Y la alcaldesa, en lugar de cumplir con su obligación de respetar los derechos humanos a TODAS las personas, incita al odio y a la discriminación.

Según el Barómetro de la Xenofobia, citado por Proyecto Migración Venezuela, luego de las palabras de la alcaldesa, los mensajes por las redes que vincularon la migración con la seguridad aumentaron en 1800%, con lo peligroso que resulta la criminalización y la estigmatización de los migrantes, lo cual repercute principalmente en aquellos que se encuentran en situación de mayor vulnerabilidad.

Pero ese discurso xenófobo de la alcaldesa no es simple casualidad, no es “que se le salió”, es estudiado, evaluado y analizado los costos-beneficios que le pueden traer usarlo en su carrera por la silla presidencial. Lo que eso implique para la vida de decenas de miles de personas es un mal menor ante las apetencias de poder.

Claudia López forma parte de ese grupo de líderes políticos que son muy buenos en la oposición; llenan y llenan titulares con sus denuncias de corrupción, con sus fabulosas ideas para hacer políticas públicas que mejoren la vida de la población –por ejemplo, mejorar la movilidad de la ciudad de Bogotá–, pero que una vez son electos empiezan a demostrar sus falencias en lo que implica la gestión pública.

Estas falencias las ha demostrado en el tratamiento del tema de la movilidad, su gran promesa electoral, pero también en el manejo de la pandemia de la covid-19.

A diferencia de otras mujeres lideresas como Angela Merkel de Alemania y Jacinda Arden de Nueva Zelanda, así como mujeres representantes de gobiernos subnacionales, que han sido elogiadas por su manejo rápido de la situación y el establecimiento de medidas dirigidas a controlar la pandemia, la alcaldesa de Bogotá se ha distinguido este tiempo por sus constantes discusiones con el gobierno central (¡Dios nos guarde de defender al delfín de Uribe!, pero esa es la realidad) y sus políticas locales de ensayo-error ante el virus.

La guinda en el pastel la puso sus vacaciones a Costa Rica a principios de año, en pleno desarrollo de la segunda ola de covid-19 en Bogotá y después de insistirles a los bogotanos que se quedaran en sus casas. Esto le valió muchas críticas que la obligaron a adelantar su viaje de regreso. Pero más allá de eso, demuestra que la flamante alcaldesa no predica con el ejemplo.

Hasta la fecha y con poco más de un año de mandato, sus comportamientos han generado innumerables críticas, no solo de sus oponentes, sino de personas cercanas a su ideología.

Y, aunque sigue teniendo altos índices de popularidad, estos han caído significativamente; por lo que tenía que buscar generar un impacto en la población para aumentarlos y nada mejor que propiciar el discurso xenófobo y antiinmigración.

Cabe destacar que no es solo la xenofobia, sino peor aun, es lo que Adela Cortina denomina la aporofobia, el rechazo a quien es extranjero y pobre. Esto se nota en las palabras de la alcaldesa cuando constantemente repite que a los venezolanos se les ha “dado de todo”, refiriéndose precisamente a aquellos migrantes en situación de pobreza.

Todo este panorama lleva a que las personas venezolanas migrantes que estamos en Colombia y que día a día trabajamos por este país, que nos encontramos agradecidas por habernos recibido, que aportamos, que sumamos, no aceptemos las palabras de la alcaldesa. Porque nos discrimina, nos estigmatiza y nos criminaliza.

Es cierto que no tenemos un gobierno que nos represente, que reclame por nosotros, porque el que tenemos nos considera traidores a la patria por irnos a buscar vivir con dignidad; pero eso, en lugar de doblegarnos, nos debe fortalecer. Debemos reclamar, protestar y exigir a la alcaldesa de Bogotá que nos respete como personas y respete nuestros derechos humanos.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es