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CLAVES | Lo que dejaron los procesos previos de negociación en Venezuela según WOLA
Existe la posibilidad de una nueva mesa de negociación entre el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición, liderada por Noruega, que podría instalarse en agosto de 2021 en México

El 30 de enero de 2019, el Consejo Europeo aprobó la creación de un Grupo Internacional de Contacto para Venezuela, que tendría como objetivo generar apoyo internacional para establecer un diálogo entre la oposición venezolana y Nicolás Maduro.

En marzo de 2019, la oposición y el oficialismo iniciaron una mesa de negociación para discutir el retorno de la democracia a Venezuela.

Estas reuniones fueron lideradas por el Centro Noruego de Resolución de Conflictos (NOREF) y se llevaron a cabo en Oslo y Barbados. La primera se realizó en Nueva Esparta y como resultado, se permitió el ingreso de ayuda humanitaria de la Cruz Roja Internacional a Venezuela. 

Sin embargo, estas negociaciones no llegaron a ningún acuerdo político que lograra destrabar la conflictividad en el país.  Por lo que, ante la posibilidad de una nueva mesa de negociación  liderada por Noruega que podría instalarse en agosto de 2021 en México, la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA por sus siglas en inglés) publicó un informe, desde el punto de vista de los participantes, sobre las conversaciones pasadas de Barbados y Oslo. 

El pasado 21 de julio, el presidente interino, Juan Guaidó, aseguró que la oposición está lista, como alternativa democrática y como gobierno encargado, para lograr una solución al conflicto a través de la mesa de negociación en México.

Además, reiteró que el gobierno de Nicolás Maduro es el que impide esta opción. “Esperemos que se logre una solución al terrible conflicto  que atraviesa Venezuela”, dijo durante una entrevista con RCN.

Para la elaboración del informe, los autores de WOLA  realizaron extensas entrevistas con fuentes de la oposición venezolana y del gobierno de Nicolás Maduro, incluyendo varios miembros de ambos equipos de negociación que participaron en las conversaciones de Oslo y Barbados en 2019. 

De igual forma, consultaron a funcionarios de alto rango estadounidenses y a otros diplomáticos internacionales familiarizados con las negociaciones.

A continuación, algunas claves de lo que dejaron los procesos previos de negociación en Venezuela según este documento. 

Los equipos negociadores avanzaron discutiendo problemas intratables. Los negociadores del gobierno en Oslo y Barbados se negaron a aceptar una propuesta que involucrara que Nicolás Maduro saliera del poder y cediera este a un «Consejo de Estado», que supervisara las elecciones. Tanto la oposición como el gobierno discutieron la posibilidad de nuevas elecciones presidenciales, centrándose más en las condiciones electorales que en quien ocuparía el nuevo puesto del palacio presidencial.

Los miembros de ambos equipos de negociación desarrollaron un nivel de confianza y entendimiento mutuo. Mientras que ambos equipos mantuvieron firmes sus posiciones centrales, desarrollaron suficiente familiaridad con las limitaciones de sus contrapartes, lo que permitió plantear soluciones más pragmáticas a problemas difíciles.

Ambos equipos negociadores se enfrentaron a facciones de línea dura. Fuentes del gobierno de Maduro describen el rechazo de sectores resistentes a concesiones. Fuentes de la oposición sugirieron que la falta de progreso y el apoyo apático de EEUU redujo su capacidad para generar aceptación en su coalición.

Tanto el gobierno de Maduro como la oposición tenían alternativas para una solución negociada. La oposición señaló las conversaciones fallidas para afirmar que se necesitaba más presión contra la administración de Maduro y el hecho de que sostener las conversaciones pulió la legitimidad y la posición internacional del gobierno. El éxito en las negociaciones no fue adquirido por ninguna de las partes.

El gobierno de Maduro buscó aprovecharse de las divisiones dentro de la oposición para marginar a la parte liderada por Juan Guaidó y empoderar a una facción que era menos conflictiva. Cuando las conversaciones de Barbados empezaron a titubear, Maduro entabló un diálogo paralelo con partidos minoritarios de la oposición para ofrecer solo concesiones mínimas.

Estados Unidos fue percibido, por ambas partes, como indispensable para las negociaciones de 2019, pero las divisiones entre el Consejo de Seguridad Nacional (NSC) de la administración de Trump y el Departamento de Estado complicaron la participación de EEUU en el proceso. Exfuncionarios y negociadores de la oposición señalaron tensiones claras como: los diplomáticos del Departamento de Estado apoyaron las conversaciones, pero los funcionarios del NSC solo las vieron como una forma de profundizar las divisiones chavistas.

La falta de voluntad de Estados Unidos para igualar la flexibilidad de la oposición con respecto a las sanciones le dio un poder que fue ejercido inútilmente. La idea negativa de la Casa Blanca de considerar aliviar las sanciones a cambio de nuevas elecciones mientras Maduro todavía estaba en el poder, dejó a los negociadores de la oposición con poco apalancamiento. Las nuevas sanciones estadounidenses, anunciadas en agosto de 2019, significaron una excusa para que Maduro paralizara las conversaciones, y que la oposición pusiera fin al proceso.

 

Recomendaciones para no fallar de nuevo

Ante los fallidos resultados de estas mesas de negociación, WOLA planteó en el informe algunas recomendaciones para futuros procesos de diálogo entre el gobierno de Maduro y la oposición. 

A continuación, algunas de ellas: 

-La mesa de negociación debe reestructurarse para incorporar aportes de un conjunto más amplio de actores. Las próximas negociaciones deberían tener una mayor paridad de género e incluir un espacio claro para consulta con organizaciones de la sociedad civil, grupos de derechos humanos y víctimas. La mayoría de los entrevistados estaban abiertos a la participación de la sociedad civil de manera indirecta, creyendo que podría servir para ampliar tanto los aportes como el apoyo a las conversaciones.

-Se considera que el Ministerio de Relaciones Exteriores de Noruega sigue siendo el mejor actor para facilitar futuras negociaciones. A medida que las negociaciones van avanzando, pueden requerir una participación más activa por parte de facilitadores para incluir propuestas de soluciones creativas a los obstáculos, y trabajar más libremente con los participantes para fomentar rutas futuras con otros actores internacionales.

-Publicar la agenda básica de cualquier negociación futura, y actualizar al público sobre su progreso, puede ayudar a inculcar confianza en el proceso, pero las conversaciones en sí deben ser confidenciales. Las negociaciones futuras deben ser informadas por el fallo de procesos previos, como las conversaciones UNASUR en El Vaticano en 2014, cuya transmisión creó incentivos perversos y redujo su eficacia.

-Una ruta hacia la reinstitucionalización, en lugar de un giro o punto de solución a la crisis de Venezuela, puede ser más apropiada. Las fuentes del gobierno de Maduro afirmaron que habitualmente están interesadas en una solución que va más allá de las elecciones que incluyan garantías para la convivencia política. Las fuentes de oposición describen una nueva apertura a un arreglo en el que las dos partes acordaron un plan a largo plazo basado en un acuerdo político para la reconstrucción de las instituciones, con incentivos como sanciones graduales y alivio de ellas adjunto a cada hito. Ambas partes requieren un enfoque a más largo plazo.

-Estados Unidos debería abandonar su enfoque de «todo o nada» para presionar, y dejar claro que el progreso en los puntos de referencia acordados puede conducir a un alivio gradual de las sanciones, que pueden revocarse en caso de incumplimiento. Fuentes de la oposición cercanas a las conversaciones de Oslo y Barbados indicaron una clara frustración con la falta de voluntad de la administración de Trump para ofrecer alivio de sanciones sectoriales, una demanda clave de los negociadores chavistas, a cambio de cualquier cosa adicional a la renuncia inmediata de Maduro.

 

Puedes leer el informe de WOLA completo aquí.

¿Quién será el nuevo presidente de la Asamblea Nacional?

UN DÍA DESPUÉS DE QUE Juan Guaidó anunciara el agotamiento de las negociaciones de Barbados, representantes de cuatro partidos de la oposición minoritaria anunciaron la conformación de una “Mesa Nacional de Diálogo” con el gobierno de Nicolás Maduro. De cara a la unidad de la coalición opositora, el régimen abrió una nueva grieta entre sus adversarios al anunciar un acuerdo con un sector de la oposición electoral que habrá que analizar y evaluar con base en los resultados que genere. 

Reincorporar a la AN los 55 diputados del PSUV/GPP significa reconocer al parlamento presidido por Guaidó. Y la designación de un nuevo CNE con el voto favorable de la bancada oficialista sería reconocer que la AN no está en desacato y reconocer una falacia que sirvió para vaciar de funciones y anular la AN. Si se logra la reinstitucionalización del poder electoral se abrirán vías para avanzar hacia una solución política, electoral y pacífica del conflicto venezolano. 

 

El fin de Barbados: sin pena ni gloria

En 2019 la oposición lanzó la estrategia de la Presidencia interina de Juan Guaidó con la ruta de los tres pasos que al final se convirtió en un rígido mantra que le ha restado flexibilidad y capacidad de respuesta a toda la oposición. El G4 (PJ, AD, UNT, VP) liderado por Guaidó, con el respaldo de casi 60 gobiernos, no logró lo que prometió: la salida inmediata de Maduro. 

La frustración es mayor cuando a pesar de la mediación del Reino de Noruega, la oposición radical no pudo lograr ningún acuerdo con el régimen de Maduro. Había una expectativa favorable pero nadie sabía lo que se discutía. Dominicana, Oslo y Barbados fracasaron porque al ser procesos poco transparentes no despertaron el decidido apoyo y movilización de la opinión pública nacional. Agotado el mecanismo de Barbados, vale preguntarse ahora ¿qué otras opciones pueden relanzarse desde la AN que no estén en catálogo de las salidas violentas que invocan al TIAR o al numeral 11 del artículo 187 de la CRBV que faculta a la AN a autorizar misiones militares extranjeras en territorio venezolano?

En Venezuela el enorme rechazo a la gestión del gobierno pone a ganar a cualquier candidato no oficialista. La oposición es una potencial mayoría electoral, pero todavía hay partidos muy influyentes que prefieren invocar al TIAR y llamar a una invasión militar, antes que prepararse con tiempo para medirse en una próxima contienda electoral y así enfrentar con éxito el ventajismo oficialista. 

Ante el fracaso de Oslo y el relanzamiento de la opción de una intervención militar que desate una espiral de violencia y amenace con sembrar al país de odio y afanes de venganza, el diálogo y la negociación siguen siendo la mejor opción. A la luz de las lecciones que dejan los anteriores intentos fallidos de diálogo y negociación en el extranjero, se impone la nacionalización del diálogo con una agenda abierta y transparente, a la vista de la opinión pública nacional e internacional, que garantice que los asuntos que se están negociando son los que realmente importan a la Nación y que no responden única y exclusivamente a las ambiciones personales ni a las agendas de los partidos políticos. 

 

¿Cuál es el margen de maniobra para que la nueva coalición logre la presidencia de la AN?

Si se cumple el acuerdo de rotación de la presidencia de la AN -que para el próximo año corresponde a los partidos minoritarios-, la designación recaería en un diputado del partido minoritario que tiene más parlamentarios (Cambiemos). Esto le pondría fin a la Presidencia interina de Juan Guaidó y obligaría a replantear las posiciones de los casi 60 gobiernos que desconocieron a Maduro para reconocer a Guaidó como Presidente interino. ¿Cómo lograrán el quórum? 

Para alcanzar el quórum parlamentario el día de la elección, la nueva coalición entre el gobierno y los partidos minoritarios de la oposición tendrían que lograr al menos 84 diputados asistentes. Y para cambiar  la presidencia de la AN es necesario que a los 55 diputados del oficialismo se sumen los seis de su partido, el de Avanzada Progresista, así como los diputados que el gobierno logre desmarcar de la bancada del G4 para que no se manifiesten a favor de Guaidó. 

¿Cuál es el  margen de maniobra del  nuevo G4 (Cambiemos, AP, MAS y Soluciones) frente al gobierno y resto de la oposición para conformar nuevas alianzas de cara a la elección de la nueva directiva de la AN para el 2020? De los 167 diputados, la oposición tiene 112 y el oficialismo 55. De estos, 25 diputados opositores están refugiados, en el exilio o encarcelados. Solo 87 diputados opositores están habilitados y activos. 

En un escenario al que la bancada opositora liderada por Guaidó decida ausentarse de la votación, con un quórum de 84 asistentes la nueva coalición necesitaría 43 parlamentarios para tener la mayoría que hace falta para nombrar al nuevo Presidente de la AN. Si se suman los 55 diputados del PSUV/GPP y los 7 diputados de Cambiemos y Avanzada Progresista, en total serían 62 diputados, cifra más que suficiente en un quorum de no más de 84 diputados que el oficialismo tendría que construir. En este escenario, el próximo presidente de la AN podría ser el diputado Timoneo Zambrano por ser el líder del partido minoritario que más curules tiene.

 

La elección de un nuevo CNE

Para la elección de un nuevo CNE se necesitan 110 votos a favor. En caso de no lograr los dos tercios que se requiere para elegir ese organismo en la AN, la nueva coalición apelaría por el recurso de la «inhibición parlamentaria» y trasladaría la elección del CNE al Tribunal Supremo de Justicia, tal como ya lo hizo el gobierno en el pasado reciente. 

El nuevo CNE tendrá que resolver la situación de los partidos políticos inhabilitados, de lo contrario estos acuerdos parciales serían interpretados como una maniobra para mantener su inhabilitación y aumentar la opción electoral de los partidos pequeños que forman parte de la coalición con el gobierno. 

En otro escenario, si se adelantan las elecciones para el primer cuatrimestre de 2010, se mantiene la inhabilitación y los partidos del G4 ratifican su decisión de no postularse si las parlamentarias se convocan antes que las presidenciales, tal como ya lo anunció Guaidó, lo más probable es que la AN quede en manos de la nueva coalición entre el oficialismo y los partidos opositores que firmaron el acuerdo para activar la Mesa de Diálogo Nacional

Tengamos en cuenta que con la modificación de la Ley Electoral se reactivaría la representación de la minoría para que en la elección parlamentaria de 2020, otros partidos minoritarios logren sacar curules en la AN y así se puedan incorporar a la nueva coalición entre el gobierno y los partidos minoritarios. Y si esta nueva coalición logra la Presidencia de la AN, se acabará la Presidencia interina de Juan Guaidó y se quebrará la coalición internacional que lo reconoció como Presidente encargado. 

 

Dos oposiciones que se acusan mutuamente de ilegítimas y en lugar de unirse se dividen

Desde 2002, en la oposición se han manifestado diferencias que tienen su  origen en dos visiones distintas para resolver el conflicto venezolano. Por un lado, la visión extremista o maximalista que apuesta al todo o nada, al ganador se lo lleva todo, y lo que más ansía es la rendición incondicional y humillante de su adversario. Por el otro, la oposición electoral o gradualista que opta por recuperar espacios de poder a través de su participación en los procesos electorales, aún si no se logran todas las garantías y condiciones electorales y se tiene que postular enfrentando el ventajismo oficialista. 

Lamentablemente, cuando las diferentes tendencias de la oposición se unieron, a la larga no pudieron administrar bien la contundente victoria lograda en las Parlamentarias de 2015. Al instalarse la nueva AN controlada por la oposición, en lugar de aprovechar su mayoría parlamentaria para obligar al gobierno a negociar un programa común de interés nacional, el mismo día de la juramentación se lanzó un grito de guerra a Nicolás Maduro, amenazándolo de que en solo seis meses definirían la ruta para sacarlo de Miraflores. Este grito de guerra provocó la más feroz reacción del régimen que impuso la ANC como un poder legislativo paralelo y vació de funciones a la AN. 

Con la activación de la Mesa Nacional de Diálogo las dos oposiciones se deslindan y una acusa a la otra de «ilegítima». Después de haberlos subestimado y excluido de toda decisión, las reacciones del G4 en contra de los partidos minoritarios que firmaron el Acuerdo con el gobierno han sido desmesuradas. Lo contradictorio es que esa misma oposición de los partidos mayoritarios que negociaba con el gobierno la firma de un Acuerdo, es la que ahora acusa a los partidos minoritarios de falsa oposición, traidores y colaboracionistas por firmar un Acuerdo semejante al que ellos mismos negociaban en Barbados. 

A su vez, los partidos mayoritarios de la oposición están siendo cada vez más cuestionados por la oposición más extremismo y radical, la cual los acusa y descalifica por “haber caído en la trampa del gobierno que utiliza el diálogo para ganar tiempo”. Al no lograr el cese a la usurpación, los partidos del G4 han reaccionado de manera muy negativa ante la iniciativa de la Mesa Nacional de Diálogo y descalifica a sus promotores como colaboracionistas y traidores. La agresividad con la que se ha manifestado este nuevo desencuentro entre las distintas tendencias de la oposición revela que no hay un verdadero espíritu unitario sino un afán de protagonismo. Si el Acuerdo lo firma la oposición radical es bueno, pero si lo firma la oposición electoral, entonces es malo. Queda claro que para unos es más importante su protagonismo que el la pertinencia, relevancia y alcance de los acuerdos.

A pesar de que en Barbados se planearon los mismos objetivos que en Caracas, ahora que el nuevo mecanismo comienza a lograrlos, entonces se le atribuyen consecuencias negativas. Lo que se anunció en la Mesa Nacional formaba parte de la agenda de Barbados y es parte de la agenda que la comunidad internacional ha exigido y no puede ser ahora descalificado. ¿Qué va a decir la UE y el Grupo de Contacto, la OEA y el Grupo Lima, todos los que exigían una solución política y negociada? 

En la oposición siempre habrá diferentes visiones de lo que debe ser el país. Pretender borrar esas diferencias y erigirse como depositario del sentir del pueblo y el clamor nacional solo degenerará en más autoritarismo. Los diferentes partidos políticos y movimientos sociales son libres de suscribir o no acuerdos entre ellos sin que por eso se les estigmatice y someta al escarnio de los sectores más extremistas y radicales. 

La oposición venezolana tiene por delante el reto de preservar un mínimo reconocimiento y respeto entre sus diferentes tendencias. Pero esto no es posible si se imponen los prejuicios, ofensas y descalificaciones. Todos los que firmen un acuerdo con el gobierno para propiciar una solución pacífica no dejan de ser de oposición, no son unos colaboracionistas ni vendidos, no los compraron. Firmaron ese acuerdo y conformaron la Mesa de Diálogo Nacional porque están convencidos de que esa es la forma correcta de destrancar el juego y construir una solución política y negociada.

La agresividad con la que se administran las diferencias solo contribuye a alimentar las desviaciones divisionistas que aumentan y prolongan la esperanza de vida del régimen. Si no se acuerdan los mínimos términos de una cooperación básica, llegará el 2020, el gobierno maniobrará para convocar las parlamentarias lo más pronto posible y la oposición no habrá escogido candidatos unitarios para postularlos. Peor aún, ni siquiera tendrá los testigos en todas y cada una de las mesas electorales para asegurar la defensa de cada voto de la Venezuela sufrida y opositora que quiere un cambio. Y así será prácticamente imposible superar por la vía electoral y pacífica la crisis de gobernabilidad que hunde al país en una crisis humanitaria sin precedentes. Quizás haya que mirarse en el espejo de los rusos y turcos que, a pesar de denunciar el ventajismo oficialista, se postularon, cooperaron y obtuvieron importantes espacios para la lucha y el avance hacia la toma del poder político que se habrían perdido de no haber participado. 

¿Qué hacer? ¿Abstenerse o participar? Decida usted con mucha sensatez y conciencia, que el próximo presidente de la AN será el que entre todos elijamos con nuestro voto o con nuestra abstención. Tengamos en cuenta que no votar también es una forma de elegir.

 

@victoralvarezr

Gerardo Blyde: “Levantarse de la mesa de diálogo ha sido el acto más irresponsable de Maduro”

GERARDO BLYDE, EXALCALDE DE BARUTA e integrante del equipo negociador de Juan Guaidó en la mesa de negociación entre el gobierno y la oposición venezolana informó la mañana de este jueves que no ha habido comunicación con integrantes del régimen de Nicolás Maduro para retomar el proceso de conversaciones en Barbados.

“Levantarse de la mesa de diálogo ha sido el acto más irresponsable de Maduro para con el país y con los noruegos”, dijo Blyde.

En declaraciones ofrecidas en el foro «Crisis Política y Negociación en Barbados”, Blyde aseguró que no están dispuestos a regresar a un punto cero o a conversaciones generales con el gobierno de Maduro.

A juicio de Blyde, la comunidad nacional e internacional tenía «esperanza» en el proceso de negociación.

«Este proceso estaba avalado por aliados de Maduro: Uruguay, México, Rusia y China y más de 60 países. Todo el mundo tenía esperanza en esto, cuando ellos se levantaron abruptamente del mismo», indicó.
El representante de Guaidó rechazó el acuerdo entre partidos minoritarios y el régimen, a su juicio no aportarán nada para la salida a la crisis. «l acuerdo debe ser integral para producir el cambio que el país requiere”, afirmó. 

 

Los #Runrunes de Bocaranda de hoy 17.09.2019: ALTO: ¿No va a la ONU?
ALTO
¿NO VA A LA ONU?:

Por séptimo año consecutivo le toca a Maduro “deshojar la margarita”, coloquialmente, sobre si va o no va a la Asamblea General de la ONU. Ha pasado otras veces. Siempre tendrá un motivo para no asistir. El resto de los 192 países convocados lo hacen al revés, pues si tienen motivos para hacer presencia en el mas importante foro anual de la diplomacia global. Temores, desconcierto, interrogantes sin contestar, bochorno con la permanente mentira sobre resultados y esta vez algo más contundente como fue el Informe Bachelet que será actualizado y el retiro de las negociaciones con la oposición verdadera. Sin embargo, el doble discurso sigue presente. Al más alto nivel de los “amigos” en el Consejo de Seguridad se han movido las fichas de Maduro para tratar de conseguir una entrevista con el presidente Donald Trump. Algo parecido sucedió hace dos años cuando ese encuentro se cayó porque Maduro lo anunció sin haber sido confirmado por Trump. Ese año tenía entre otros temas el caso de los sobrinos presos. ¿Recuerdan el viaje imprevisto a Nueva York para solo saludar a otros colegas presidentes y caminar “libremente y hasta trotando por la Quinta Avenida y el Bronx”?. Todo venía siendo trabajado hasta que saltó la liebre con el tema Bolton. ¿Y los 12 millones de firmas contra Trump a entregar copias a cada uno de los 192 miembros de la ONU?. Por otro lado señalan fuentes rojitas que es un riesgo para el presidente salir a territorio enemigo. Aluden que al “imperio no le importaría detenerlo o hacerle pasar un mal rato”. Todo eso parece haber influido para anunciarnos que no viajará a Nueva York y que en su lugar iría Delcy Eloína Rodríguez Gómez, su flamante y aguerrida vicepresidenta. En medio de esta crisis humanitaria conocida y comentada en todo el mundo y avalada por la Alta Comisionada de los DD.HH. Michelle Bachelet es un riesgo para su imagen. Un bochorno adicional es la actualización y respuesta de ella a las ofensas de Maduro y sus adláteres donde hasta le dijeron haber “firmado ese documento hecho por el Departamento de Estado”. Cada día se hunden más ante el mundo y por eso aumentan la represión en el país.

 

¡QUE PENA CON EL REY HARALD V!:

Añádale el engaño a que sometió al Reino de Noruega, a la Unión Europea, al Grupo de Lima y a los Estados Unidos al haber montado un “diálogo” paralelo con un grupo de bates quebrados de la política venezolana, izquierdosos y vividores de tradición, mientras demoraba y buscaba excusas en las mesas de negociación en Oslo y Barbados llegando a la ofuscación de acusar a Juan Guaidó de negociar el territorio Esequibo. Territorio entregado por él y Chávez por “recomendación” de Fidel. Hoy sabemos que el principal pedido rojo en las mesas era el que le quitaran las sanciones personales. No importaban tanto las sanciones al país o a PDVSA. Mientras los representantes de Juan Guaidó obraban de buena fe y presentaban sus propuestas resumidas en “ la salida de Maduro y la separación de Juan de la presidencia encargada, la conformación de un Consejo de Gobierno plural para dar entrada a la ayuda humanitaria y convocar elecciones presidenciales libres”, el gobierno llegaba con galimatías y enredos bien montados por sus delegados. “No era un intercambio de barajitas” como claramente nos dijo Gerardo Blyde ahora que puede hablar. Nunca estuvo en agenda nuevas elecciones de la Asamblea Nacional cuya vigencia es hasta el mes de enero de 2021. El énfasis en lograr un CNE respetable y confiable, un registro electoral actualizado, auditado, y la posibilidad para la diáspora venezolana de concurrir a ese proceso electoral fueron puntos claves de los demócratas enviados. El tiempo necesario para su inscripción en el REP. Resumiendo: “Separación de Maduro del cargo usurpado y de Guaidó de la presidencia de la Asamblea Nacional; Que el gobierno de transición lo asumiera un Consejo de Gobierno con participación de todos y con la inclusión de las Fuerzas Armadas (Art.333 de la CNRBV) basados en el espíritu de los acuerdos del año 1958 tras el derrocamiento de la dictadura del Gral. Marcos Pérez Jiménez; Convocar elecciones libres en nueve meses, con observación internacional y nuevos poderes públicos, conformados como ordena la Constitución”. Las causas del abandono de la negociación obedecen, según concuerdan los demócratas, es que ni Maduro ni sus compinches están dispuestos a ceder el poder. Por ello se iniciará una nueva etapa de presión todos juntos: pueblo, FAN y comunidad internacional”. Como en algunas de nuestras columnas reiteramos varias veces el tema de las sanciones personales y el disfrute de los dineros mal habidos en estos 20 años de goce de las arcas del Tesoro, donde una élite roja se ha hecho milmillonaria, pesaban demasiado en sus apetencias personales. Nunca hubo preocupación similar por las sanciones financieras o petroleras. Querían desde la primera reunión en Oslo que la oposición levantara esas sanciones como si tuvieran ese poder. No entendían que eran impuestas por países en los que no se podía tener injerencia en esas acciones independientes y autónomas.  Quedó claro que en el régimen creen que todos los países se manejan como ellos manejan a Venezuela: como una hacienda personal. No entienden de institucionalidad, separación de poderes, respeto por las opiniones contrarias y mucho menos que su concepto de economía de conucos, de siembras en balcones o en latas, de atraso, de copiar a Cuba o a la URSS no tienen sentido en el mundo de hoy y menos en una Venezuela que tuvo libertad económica y financiera y amplio desarrollo en su sector privado que fue el gran empleador antes de Chávez. La destrucción de PDVSA absorbiendo funciones de todo tipo -desde los alimentos hasta el transporte, las escuelas, las siembras y todo lo que al “eterno” se le ocurriera- fue acabando con la verdadera función de la empresa. Hoy es palpable el desastre en manos de un militar incompetente. Muy lejos de aquel recordado general Rafael Alfonzo Ravard, primer presidente de la petrolera de 1976 a 1983. Ese ingeniero, gerente, ministro y militar, graduado en el Instituto Tecnológico de Massachusetts fue ademas el creador de las industrias básicas de Guayana, fundador de Ciudad Guayana y del desarrollo hidroeléctrico del Caroní. Lamentable para el país lo que hoy pasa y que nos hace el hazmerreir del globo. Un par de gobiernos que tuvieron en su manos la mas grande fortuna petrolera, dilapidada y robada sin control alguno. Solo pensemos en esta nueva oposición de comiquitas con la que pretenden engañarnos. Es la misma oposición que usó Maduro el 2018 para “reelegirse”. Bien lo dijo Blyde: “si había una luz había que intentarla”…

 

 

En 5 claves: Juan Guaidó canceló definitivamente las negociaciones con Maduro en Barbados

LAS NEGOCIACIONES ENTRE EL presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó y el gobierno de Nicolás Maduro realizadas en Barbados fueron canceladas definitivamente por el mandatario interino este domingo 15 de septiembre. Estas son las cinco claves de ese proceso de conversaciones, desde su inicio hasta su fin:

1) Las negociaciones entre las partes se llevaban a cabo ”en secreto” desde el mes de mayo, pero dos meses después, salen a relucir informaciones de estos encuentros que se iban tornando tensos por el tema de realizar nuevas elecciones presidenciales en Venezuela sin la participación de Nicolás Maduro.

2) ”El proceso no será un camino sencillo”, dijo Héctor Rodríguez el 11 de julio, reconociendo que las negociaciones no iban bien entre las partes y que llevaría bastante tiempo, lograr que se llegara a un acuerdo para solucionar la crisis que atraviesa Venezuela.

3) “El imperialismo norteamericano se volvió loco y metió una puñalada al alma y la vida económica de Venezuela… en esas condiciones no”, expresó el cuestionado gobernante a inicios del mes de agosto, anunciando su retiro permanente del diálogo, por las sanciones que impuso EE. UU. a todo su círculo cercano.

4) ”Nosotros dejamos una propuesta en la mesa y se levantaron porque no quisieron discutir temas de fondo como tener una elección libre”, informó iniciando el mes de septiembre, Stalin González, jefe de la delegación que representaba a Juan Guaidó en el proceso de conversaciones, al cumplirse un mes de haberse suspendido las negociaciones.

5) “Quienes usurpan el poder han bloqueado una salida pacífica, rechazando discutir y acordar una propuesta sensata realizada por nuestra delegación. Confirmamos que el mecanismo de Barbados se agotó”, manifestó Juan Guaidó el 15 de septiembre, aclarando que ya no vale la pena seguir conversando con alguien que no quiere soltar el poder por nada del mundo.

Fuente: El Pitazo

Víctor Maldonado C. Sep 16, 2019 | Actualizado hace 1 semana
Tiempos perdidos

SANTO TOMÁS DE AQUINO solía decir que “solo es bueno en absoluto el que tiene buena voluntad”, o sea, el que está dispuesto a la acción y pretende hacer el bien. Pero no es suficiente. La sola bondad no garantiza que las decisiones que se tomen sean las adecuadas. Es más, la bondad irreflexiva no sirve en la política. Ya lo decía Maquiavelo: “la bondad no basta”, entre otras cosas porque ética y política son dos planos en constante tensión que no siempre se resuelven a favor de buenas soluciones. Y mientras el primero es el refugio del “deber ser pero que nunca es”, el segundo, la política, se fundamenta en la capacidad para apreciar certeramente la realidad, el cálculo experto de la próxima acción, que debe estar integrada a una estrategia y a la instrumentalidad de medios y fines. La política no es el espacio de los “pajaritos preñados”, pero tampoco es buena para los que se dan por vencidos antes de intentarlo.

Escribo este artículo cuando simultáneamente el gobierno del presidente Juan Guaidó anuncia formalmente que se agotó el mecanismo de Barbados. ¿No les parece algo tarde?  En el transcurso fueron muchas las voces que advirtieron sobre la tragedia de intentar nuevamente un curso de acción “políticamente correcto”, supuestamente decente y, por supuesto, expresión sublime de la mejor buena voluntad y de una ingenuidad que no tiene parangón desde el caso convertido en fábula, la rana aguijoneada por el alacrán. Jugar a la corrección política con un ecosistema criminal es no haber entendido nada. Nunca leyeron a Maquiavelo ni se interesaron por Sun Tzu. Poca filosofía y excesivo voluntarismo. Pura iniciativa sublime, sicodélica, alucinante y fatalmente errática. Y la verdad sea dicha, un intento de ensamble entre los que piensan y creen las mismas cosas, un intento de aggiornamento entre izquierdosos, un concilio de todos los que se reconocen en ese socialismo silvestre que medra en el sitio donde debería privar la conciencia, y que niega la fatalidad de una ideología que tiene como objeto la servidumbre de los demás.

Pero no fue solamente ingenuidad. A esas advertencias tempranas sobre lo indebido e inútil de una nueva charada de negociación se opusieron de inmediato los intereses del statu quo, que por alguna razón prefieren que nada cambie mientras hacen el aguaje de un proceso que está condenado a hacernos perder el tiempo y las oportunidades. Milton Friedman escribió en 1984 un libro que debería estar en la cabecera de todo político. Lo llamó La Tiranía del Statu Quo, y en él advertía que todo gobernante tiene un período inicial de gran respaldo, que ese tiempo no dura más de nueve meses, y que si no lo aprovecha queda rehén del triángulo de hierro formado por la burocracia que se resiste a los cambios, los grupos de interés (el dinero sucio, los proteccionistas, los contratistas y parte de los partidos que medran en esta situación, entre otros) que buscan defender sus privilegios, y los esquemas clientelares que no quieren desbancar el populismo. Este triangulo de hierro opera como una gigantesca piedra de molino, y explica casi totalmente las supuestas contradicciones que se aprecian tanto en el G4 (grupo de partidos que son el soporte político del presidente Juan Guaidó) como en el Frente Amplio (expresiones de la “sociedad civil” subordinadas al G4 para darle plataforma social a su acción política).

Porque esa es una de las consecuencias trágicas, la creciente distancia que hay entre su forma de tratar los problemas del país y lo que el país espera realmente de ellos. Hay entre unos y otros una brecha insondable entre dos formas irreconciliables de manejar el tiempo. En ellos una irresponsable pérdida del tiempo en el laberinto de la futilidad y la candidez con la que asumen sus responsabilidades. Y por la otra un ansioso sentido de urgencia frente a condiciones y plazos que no esperan por nadie: la muerte, la enfermedad, el hambre, el empobrecimiento, el éxodo, la soledad, la desolación y el desencanto. Ellos en una especie de procesión sin sentido, en una calistenia que no los conduce a ningún lado mientras el resto del país desespera, se cansa y muere a todo indicio de esperanza. Ellos en Barbados y los ciudadanos en poblaciones sin luz, sin seguridad, sin economía y sin poder avizorar el futuro.

Porque mientras ellos atendían a los fastos de los diálogos noruegos el país terminaba de hundirse en un abismo económico, político y social. Y el frágil intento de la presidencia interina, trastabillaba nuevamente entre los fiascos, la duda y la inamovilidad. Entre esas grietas los mismos de siempre, los enemigos pertinaces de la libertad susurraron en las orejas apropiadas la posibilidad de una victoria electoral, incluso sin cese de la usurpación. Voces aflautadas no dejaron de argumentar cuan fácil podía ser enterrar la daga electoral en un régimen supuestamente debilitado hasta el punto de querer ceder el poder, eso sí, con orden y concierto, con la debida pompa y circunstancia, sin cederlo todo, en fraterna connivencia, calcando modelos de procesos gatopardianos, bendecidos por los que creen que el mal no existe, y que el bien tampoco, porque todos somos una cosa y la otra, y por lo tanto podríamos alternarnos el poder y también la dirección y beneficios principales del saqueo a los recursos del país. Esos, los de las tres tentaciones en el desierto de la imprudencia más pertinaz, siempre han usado como cortafuegos la trampa de la paz. Todo lo que no sea perder el tiempo en negociaciones espurias es una amenaza a la paz que todos queremos. Son los ideólogos de la falta de coraje y de la ausencia total de imaginación política, que por esa misma razón, lucen su prestigio hecho jirones, porque sin dignidad ni paz posible pasean sus impudores en los espacios públicos y las nuevas ágoras que son las redes sociales.

Nada es más tentador que unas elecciones para los políticos venezolanos. “Candidato no es gente” solía decir un viejo amigo. Es la oportunidad de la siega, la vendimia de nuevos recursos que terminan engordando cuentas bancarias privadas, y permiten la renovación de ciertos activos personales. Odebrecht, que lo sabía cabalmente, sabía que para cada ocasión le tocaba repartir proporcionalmente a las probabilidades de triunfo, que siempre son subjetivas. Las encuestadores, asesores y analistas las sienten como el amanecer con maná, leche y miel. Algunos luego de años de trácalas electorales viven muy bien, compraron chalés en España y desde allá lanzan sus predicciones e insisten en sus recomendaciones. Una tentación que la conoce perfectamente el régimen, y que usa a destajo. El régimen, ese ecosistema criminal, sabe de qué pata cojean sus fraternos interlocutores y juegan duro. Saben que “toda guerra está basada en el engaño” como lo advierte Sun Tzu, por eso “ofrecen al enemigo un cebo para atraerlo” y luego sin ningún problema les parten el espinazo y los dejan lisiados, arrastrándose por allí para que sirvan de lección a los que vienen después.  Si por lo menos los nuestros hubieran leído el Arte de la Guerra y no se hubiesen concentrado tanto en su plan de país, que luce ahora tan lejano como la estrella que ni siquiera vemos.

Ahora, agotado el tiempo, casi al cierre del 2019, con carismas desechos y deslegitimados por la secuencia de fiascos que nadie quiere asumir con responsabilidad y sobre los que nadie quiere rendir cuentas, pretenden seguir como si nada. Pero si han ocurrido cosas, entre otras, un fatídico y monumental derroche de oportunidades y tiempo, una trágica ausencia de firmeza, un vacío estratégico, una práctica insólita de la duda sistemática, un bamboleo entre esto y aquello que los hace ver como poco confiables, un circo de pescuezos irredentos, incapaces de una coreografía cónsona con las ganas que todos tenemos de liberarnos de esta pesadilla. El tiempo perdido es irrecuperable.

Volvamos al cálido refugio de la filosofía. Porque estamos viviendo la convulsión de la imprudencia, la carencia de discernimiento, la falta de reflexión y como intento fatal de compensación, un exceso de voluntarismo, como si estuviéramos en manos de una pandilla de adolescentes, inflamados de hormonas y empeñados a realizar sus ganas. Pero ya lo dijimos antes, “deseos no empreñan”.

José Luis López Aranguren arguye al respecto que no se trata de proyectar por proyectar. Que, en esos casos, al igual que con los sueños, el hombre se mueve sin resistencia alguna, pasando por alto que cada deseo es a la vez una cláusula condicional que se gira contra la realidad hasta hacerla irreconocible. El creer, por ejemplo, que un régimen titular de un ecosistema criminal tiene interés en sentarse a conversar para dejar amigablemente el poder, no es otra cosa que un sueño infantil, pero en ningún caso parte de la realidad. El desechar la fuerza y el auxilio exterior para resolver un secuestro, porque llegado el momento todo se va a resolver por las buenas, es un delirio sicodélico, pero en ningún caso una opción factible. Lo mismo pasa por creer que los asociados consuetudinarios con el dinero sucio quieren acabar con el negocio para darle paso a la república, o que se puede hablar de elecciones sin haber extirpado el tumor de ventajismos y trampas que tiene el tamaño de la burocracia, los intereses creados y la servidumbre populista. ¿Y si mejor no encaramos la realidad tal y como es?

Continuemos con el argumento del filósofo español. “El verdadero proyecto, el posible, se hace con vistas a la realidad y tiene, por tanto, que plegarse a ella, atenerse a ella, apoyarse en las cosas, contar con ellas, recurrir a ellas. Pues bien: este plegamiento a la realidad, este uso concreto y primario de la inteligencia, que, frente a la rigidez propensa a la repetición habitudinal, posee flexibilidad para adaptarse a las nuevas situaciones, es precisamente la prudencia”. A este concepto quería llegar por esta vía. No es suficiente la buena voluntad. Y por lo tanto en nada justifica el discurso del esfuerzo inconsumado, la épica del pellejo dejado en la lucha, la pureza de las intenciones, o el querer evitar daños mayores. Repito, ni dignidad, ni éxito, ni paz se obtiene por la vía de la imprudencia, sino el llanto y crujir de dientes en las afueras del festín, tal y como señala el evangelio al hablar de las vírgenes necias.

El tiempo perdido es irrecuperable. Alguien tiene que rendir cuentas sobre ese tiempo derrochado, el error sistemático de un curso de acción que se advirtió como inconveniente, la persecución obsesiva a todos los que se opusieron, el montaje de una maquinaria para aplastar la disidencia y la prepotencia abusiva y pertinaz de ese statu quo en el transcurso. Alguien tiene que asumir la responsabilidad por las consecuencias nefastas de este proceder, y permitir el viraje. El país no es de nadie, es de todos los ciudadanos que no han derogado ni entregado su derecho a decidir, y que tiene memoria, el último recurso de la justicia.

@vjmc

Guaidó: El mecanismo de Barbados se agotó

POR MEDIO DE UN COMUNICADO, el presidente encargado de Venezuela Juan Guaidó anunció una nueva etapa de lucha luego que se agotara el acercamiento con el régimen de Nicolás Maduro en Barbados.

“Lo hicimos asumiendo el costo político y el riesgo que conllevaba”, reza el comunicado.

“Tras más de 40 días en los que se han negado a continuar en el mismo, confirmamos que el mecanismo de Barbados se agotó”, agregó la administración de Guaidó, luego que el régimen de Maduro abandonara el proceso de negociación.

“La propuesta de solución que presentamos con desprendimiento y conciencia del momento que vive la nación, ha quedado en manos de los mediadores del Reino de Noruega y de los representantes del usurpador Nicolás Maduro”, reiteró la nota.

“Debemos prepararnos para iniciar una nueva etapa de esta lucha que requerirá mayor compromiso, fortaleza, determinación, sacrifico y convicción de todos”.

 

 

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Stalin González afirma que el mecanismo de Barbados se agotó

EL MECANISMO DEL DIÁLOGO que se implementó en la isla de Barbados, con el auspicio del reino de Noruega, «no está activo» y se «agotó», asegura el segundo vicepresidente de la AN, Stalin González.

«Volver a ese formato no lo vemos viable, porque ya todo lo que se tenía que discutir se discutió, hemos dicho que cuando el régimen esté listo para llegar a un acuerdo, vamos a estar listos para llegar a un acuerdo integral para salir de la crisis”, subrayó el diputado.

González aseveró, en entrevista con Unión Radio, que desde la oposición seguirán activando mecanismos de presión internacional para lograr que se produzca un cambio político en Venezuela.

A su juicio, no hay forma de resolver la crisis económica “si no se produce un cambio político”.

También aseguró que el gobierno de Maduro demuestra que no quiere buscar una salida a la crisis que está afectando a la mayoría de los venezolanos al indicar que no volverá a la mesa de diálogo cayendo en contradicciones.

«Primero dijeron que era por las sanciones, luego que estaba en un proceso de reflexión, que querían hacer unos cambios en las pautas, luego inventaron lo del Esequibo, lo que demuestra que no hay una voluntad real de buscar una solución a la crisis”, agregó González.

Afirmó que “el Reino de Noruega realiza esfuerzos para retomar las conversaciones, pero el gobierno está aferrado al poder”.

Subrayó que la mesa de Barbados “es un mecanismo, una herramienta, no una varita mágica”.

El parlamentario señaló que a la oposición le tocará “seguir los mecanismos de presión, ya hay respuestas, apoyos con el tema de la OEA toda esta semana, llamados de la Unión Europea, cambios en nuestro aliado más importante en esta coyuntura que son los Estados Unidos. Hay una presión internacional que se está moviendo de cara a semana y media que comienza la Asamblea General de la ONU”.

Ratificó que se debe coordinar la presión interna, y admitió que debe ser “más organizada”.

“Tenemos que seguir construyendo una alianza internacional mucho más grande que la que tenemos”, reiteró González.