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Cecodap: casos de ideación suicida en adolescentes llegan a su punto más alto en siete años
Abel Saraiba, coordinador adjunto de Cecodap, informó que «solo en el primer semestre del 2023 se ha atendido un 69,24% de lo atendido en todo el 2022»

Según la ONG Cecodap, la tendencia de casos de ideación suicida en adolescentes venezolanos va en aumento, alcanzando su punto máximo este 2023 en comparación a los últimos siete años.

«La oferta de salud mental en Venezuela es extremadamente limitada. Hay un déficit de profesionales,  en algunas instituciones podemos estar hablando de uno o dos psicólogos o psiquiatras especializados en la salud mental infantil», denunció Abel Saraiba, coordinador adjunto de Cecodap, este 10 de octubre. 

Durante la presentación del Informe Somos Noticias, capítulo Salud Mental (2022 – julio 2023), la institución dedicada a los derechos humanos en la infancia informó que, de las 5.605 personas atendidas por el Servicio de Atención Psicológica en el primer semestre de 2023, al menos 764 presentaron alteraciones del estado del ánimo. De esta cifra, 28,95 % de los niños, niñas y adolescentes presenta ideación suicida; es decir, que han pensado en la muerte o se cuestionan qué pasaría si no existieran.

Sarabia advirtió que las instituciones de salud mental tampoco están tan coordinadas con los sistemas de protección infantil ni hacen investigaciones académicas para buscar patrones y generar políticas públicas enfocadas en defender y restituir los derechos humanos de los niños, niñas y adolescentes. 

«De las encuesta que organizamos para saber qué tan eficiente son los centros de atención, la gente reportó que los consejos de protección, con 33%, y las ONG, con 21,4%, son las que dan un mejor respuesta a las solicitudes de casos en esos espacios. Mientras que la peor respuesta está en los Ministerios (con 21,4 % de rechazo), los consejos comunales (con 19,4 % de desaprobación) y los hospitales o centros de salud (con 12,6% de las valoraciones negativas)», agregó Sarabia. 

Casos iguales o superiores a 2022

Cecodap estima que ya en los primeros siete meses de este año los casos igualan o se acercan a las cifras del año pasado. Pronostican que los casos de atención en 2023 superarán los niveles de que hay desde el año 2016, incluso más que en el contexto de la pandemia por covid-19. 

De los 5.605 niños, niñas y adolescentes atendidos por Cecodap, el 53 % se representan por el género femenino y el 47 % se identifica con el género masculino. Más del 75 % de los jóvenes atendidos provienen de la región central del país, de las poblaciones cercanas a la capital. 

«Las alteraciones de los estados de ánimos son la principal motivación de consulta para esta población (con 34 %), seguido del comportamiento disruptivo en el hogar (11,98 %), el conflicto familiar (10,64%) y la violencia (9,99 %). Hablamos que en el 2022 se atendieron un total de 624 casos de alteración del estado de ánimo, y solo en lo que va de 2023 estamos atendiendo 764 casos, donde se experimenta la ansiedad, la depresión y las sensaciones mixtas», informó Sarabia. 

«En el caso de la violencia atendimos 186 casos en la primera mitad del año 2023, mientras que en el año pasado atendimos 194 casos. Es decir, que ya a mitad de este año casi igualamos a lo que registramos en el periodo anterior», agregó. 

Tasa de ideación suicida más alta

El coordinador de Cecodap denunció que, de los casos de los menores de edad con alteraciones de los estados de ánimos, el 28,95 % presentó ideaciones suicidas. «Esta es una variable que sigue aumentando, sigue agravándose y debe llamar nuestra atención». 

La diferencia entre la tasa de ideación suicida de todo el año 2022 y el primer semestre del 2023 es de 7,25 puntos porcentuales. Una cifra que la institución proyecta que se superará en este periodo. 

«Hasta ahora nunca hemos podido regresar a los datos pre-pandémicos sobre la alteración del estado de ánimo. La población más vulnerada en todos los estudios son las adolescentes femeninas. Ene este año conseguimos un repunte cuatro veces mayor con respecto al año pasado», dijo. 

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Gráfico cortesía de Cecodap

De acuerdo con la institución, la cifra más alta de ideación suicida en adolescentes en la historia de sus registro se debe a un aumento en los casos de violencia basada en el género, donde «la parentalización temprana y las labores de cuidado del grupo familiar» son una de las causas más comunes en la afectación de la salud mental en la infancia. 

El abuso sexual también va en aumento

«La principal forma de violencia que afectó a niños y adolescentes durante este periodo fue el abuso sexual, con 34,2 % de los casos de violencia. Uno de cada cuatro menores de edad consultados en el servicio psicológico afirmó ser una víctima de violencia y humillación pública por sus padres como método de crianza», denunció Sarabia. 

El acoso escolar no se queda atrás, según el informe. Los casos repuntaron a un 39 % de los motivos de consulta psicológica. 

«Los casos son atendidos por la sociedad civil y no el Estado, y esto es una sustitución que no debería estar pasando», concluyó el coordinador de Cecodap. «Si no estamos acompañados de unas políticas públicas que atiendan el problema ni las causas, las condiciones de vida de los menores de edad será vulnerada y estará en riesgo», concluyó.

Cecodap y Redhnna: «Cada día al menos seis menores de edad sufren un acto violento en Venezuela»
En el  informe «Somos Noticias, capítulo Violencia», las ONG dedicadas a los derechos humanos en la infancia contabilizó 1541 hechos directamente relacionados con muertes, abusos sexuales o psicológicos, violaciones a la integridad y a los derechos de los niños, niñas y adolescentes en Venezuela entre diciembre del 2022 y julio del 2023
Al menos 326 muertes a menores de edad fueron catalogados como prevenibles. El desabastecimiento en los centros de salud fue una de las principales causas de muerte infantil 
Cecodap: «La consecuencia de la desatención pública puede ser el suicidio. El impacto que tiene la violencia afecta directamente a la salud mental de los niños, niñas y adolescentes»

 

«Desde el año 2005 no hay datos oficiales sobre violencia en contra de los niños, niñas y adolescentes en este país. A través de los registros de la prensa pudimos ver 1.541 situaciones de violencia que afectan a los niños en 8 meses. Eso quiere decir que todos los días al menos 6 niños son víctimas de violencia en sus distintas expresiones», denunció Carlos Trapani, abogado y coordinador general de Cecodap, en la presentación del Informe Somos Noticias, Capítulo Violencia este 26 de septiembre. 

Las ONG Cecodap y la Red por los Derechos Humanos de los Niños, Niñas y Adolescentes (Redhnna) analizaron 1995 notas de prensa en 22 medios de comunicación entre diciembre del 2022 y julio del 2023. Durante esos ocho meses, se registró un mínimo de 326 muertes prevenibles en niños, niñas y adolescentes y cerca de 1.215 hechos violentos donde un menor de edad fue vulnerado directa e indirectamente. 

«El derecho a la integridad está vulnerado en toda la familia. Existe un contexto de mucha adversidad. El eje temático y conductor de este informe es que la negligencia vulnera el derecho de la integridad de los niños. Eso se traduce desde la negligencia del Estado, de la familia y al de la sociedad», puntualizó Trapani. 

Del total de muertes, al menos 189 niños y niñas de 0 a 12 años fallecieron durante el periodo del monitoreo y 91 adolescentes —de 12 a 17 años— perdieron la vida. En 46 de los casos no se especificó la edad de las víctimas.

«El 91,6 % de las notas de prensa registran a los niños, niñas y adolescentes como víctimas, mientras que 8,4 % señala a adolescentes como victimarios», señala el informe. 

Informe Somos Noticia, capítulo Violencia. Venezuela 2023. Cecodap y Rdhnna.

Cortesía de Cecodap y Redhnna

Los estados con mayor cantidad de hechos violentos registrados fueron Anzoátegui (con 156 reportes), Zulia (con 155) y Carabobo (con 115). Mientras tanto, los estados con menor cobertura sobre hechos violentos a la niñez y adolescencia en Venezuela fueron Apure (con 13 casos), Amazonas (con 6) y Yaracuy (con 5). Del total, solo 7 hechos violentos no están identificados geográficamente.  

«Sabemos que esto es una fotografía del país, no son los datos completos. No todos los hechos terminan siendo noticias, o esas informaciones terminan siendo tapadas por otra ola de noticias. Quizás ese caso que salió a la prensa se olvide a las 48 horas. Por eso es tan importante la sistematización (de datos) para el ejercicio de la memoria. El Estado, hasta ahora, no ha ofrecido cifras sobre la violencia en varios años», explicó Carla Serrano, socióloga jurídica y secretaria adjunta de la Redhnna. 

Hospitales empobrecidos y la negligencia: las muertes más recurrentes

La crisis humanitaria compleja y la desatención estatal son los principales actores en los decesos. 116 menores de edad murieron por la falta de garantías sanitarias en los centros de salud y otros 116 fallecieron en contextos de accidentes de tránsito, accidentes domésticos y desastres socioambientales.

«Que un 35,6 % de los niños, niñas y adolescentes que han muerto haya sido por incumplimiento de la calidad de las condiciones hospitalarias es muy grave. Esto habla que no estamos haciendo la intención de prevención», asevera Serrano. «Además, cuando estos casos son reseñados en los medios, no se puede identificar si las autoridades está indagando el origen de estas muertes».

La socióloga del Redhnna destacó sobre la muerte de 60 bebés y recién nacidos en el hospital Luis Razzetti de Barcelona, debido a falta de insumos y la presencia de una supuesta «bacteria». Hasta los momentos las autoridades locales no han anunciado una investigación epidemiológica o forense.

Serrano informó que la tasa de muertes por accidentes —«que lo catalogamos como negligencia de los cuidadores y de otras instituciones, desde el Estado hacia abajo»— también cubre el 35,6 %. De ese grupo, 47 menores de edad murieron por ahogamiento o inmersión a cuerpos de agua, 22 por accidentes de tránsito y 6 por derrumbes o aludes torrenciales. 

Suicidio en la infancia 

«El caso de suicidios es alarmante: en tan solo 8 meses comprobamos 14 casos», denunció la secretaria adjunta de la Redhnna. «La víctima más joven tenía 8 años y vivía en Guárico. Se suicida, presionada, porque tenía una serie de abusos sexuales sostenidos por su abuelo durante varios meses y la familia no tenía recursos para atender el caso». 

Cecodap y Redhhna advierten que los casos de suicidios va en aumento, y el Observatorio Venezolano de Violencia (OVV) también lo afirma. De acuerdo con el último reporte de la OVV en mayo de este año, en 2020 se registraron 28 casos, en 2021 hubo 34 y para el 2022 la cifra se elevó a 49.

«Otra conclusión cualitativa que evidenciamos en todos los casos de violencia es que las personas no formalizan la denuncia, ya sea por miedo o desinformación. Lo que muestra un posible subregistro», advirtió el abogado de Cecodap. 

A diferencia del informe Somos Noticias, la OVV registra 17 menores de edad víctimas de suicidio entre enero y abril del 2023, «18 % del total de suicidios a nivel nacional». En todos los casos se evidencia a la emergencia humanitaria compleja como el principal motor de estos decesos.

«La consecuencia de la desatención puede ser el suicidio. El impacto que tiene la violencia afecta directamente a la salud mental de los niños, niñas y adolescentes», afirmó Trapani.

Femicidios y abuso sexual infantil en aumento

Más de 439 casos de abuso sexual a menores de edad se vieron en los últimos 9 meses, según la sociedad civil. De ese grupo, en 320 casos (72,9 %) las niñas y adolescentes femeninas fueron víctimas y 119 (27,1 %) casos los niños y adolescentes masculinos fueron víctimas. 

«Si vemos las edades, casi la mitad —el 48,5 % — son adolescentes entre 12 y 17 años, pero también vemos casos de bebés menores de 2 años que son víctimas, con 22 % (97 casos del total)», puntualizó Serrano. 

La socióloga apuntó que no todas las notas de prensa ofrecen los datos completos de la víctima, como la edad. «En un panorama donde el Estado no da cifras, el registro es lo más importante». 

Con respecto a los victimarios, el informe marca como tendencia que los principales responsables del abuso sexual infantil son miembros del círculo familiar de la víctima, «pero en 30 % de los casos durante este periodo el victimario era un desconocido para el menor de edad». 

Unas de las hipótesis de Cecodap y Redhnna sobre el aumento de estos casos con victimarios desconocidos pueden relacionarse con el fenómeno de la niñez dejada atrás, ya que los menores de edad no acompañados por sus padres y representantes porque han migrado a otro país y el NNA queda vulnerable. 

Bajo este contexto, durante la rueda de prensa destacaron que hubo 10 femicidios en los 8 meses del informe. Esta cifra va por debajo de los 42 casos que registra la ONG Cepaz en lo que va de 2023.

Malos tratos y secuestros silenciosos

Al menos 15 de las 24 víctimas mortales por tratos crueles no superaban los 3 años de edad. «Acá se evidencia una vulnerabilidad en las familias que recae en la violencia al menor. Por eso es importante prevenir y apoyar a las familias en su tratamiento psicológico y apoyo humanitario», agregó Serrano. 

Los representantes de Cecodap y Redhnna advierte que la mayoría de los tratos crueles reportados provienen de la presión familiar en el contexto de la emergencia humanitaria compleja, donde la precariedad socioeconómica, la degradación del sistema educativo y de los sistemas de apoyo psicosocial y legal estatales inciden en la violencia intrafamiliar. «Pero este contexto no excluye a todos los casos». 

«Existen otros tipo de violencia que no se tiene registro, que es el maltrato psicológico. La violencia psicológica no está visibilizada», dijo Serrano. 

Mientras tanto, los secuestros también aumentaron con respecto al año pasado. Al menos 25 menores de edad —12 personas del género femeninos y 13 del masculino— fueron rescatados en los estados Nueva Esparta, Delta Amacuro, Zulia y Táchira.

«Varios de estos casos se conectan con la trata de personas. En algunos casos los entes públicos competentes informaban que los menores los trasladaban desde el centro del país hasta la frontera», enfatizó la representante de la Redhnna. 

La delincuencia atrapa a la juventud

Los expertos en derechos humanos infantiles advirtieron que la emergencia humanitaria compleja también ha empujado a los menores de edad a ser victimarios. Cerca de 145 casos se registraron en la prensa donde el responsable del presunto delito es un adolescente, en su mayoría del género masculino. 

36 adolescentes estuvieron involucrados en casos de homicidios y asesinatos, mientras que 23 están relacionados a delitos de origen sexual (como el abuso y la explotación). Los casos de robos, hurtos y vandalismo registran 14 casos cada uno. 

«La responsabilidad es compartida entre el Estado y los núcleos familiares en todos los casos mencionados. Identificamos que en el ámbito familiar y escolar hay altos niveles de frustración, de ansiedad, de rabia, que son los detonantes de la violencia», informó el abogado de Cecodap. «Y esto es prevenible. No estamos condenados a la violencia, se requiere un trabajo público».

Trapani dijo que, desde el año 2020, han aumentado los casos de denuncias. «Pero la recepción de un caso no significa la restitución».

Cecodap también ha registrado la normalización de la violencia en los entornos de los menores de edad por la violación al derecho humano del debido proceso. «El Ministerio Público no da respuestas o información pública sobre el seguimiento de las denuncias». 

Las ONG en derechos humanos en la infancia denunciaron que no existen suficientes instituciones públicas para la atención de los menores de edad, y, si las hay, se centran en las principales ciudades del país. «Mientras más alejados de la capital, más desprotegidos y vulnerables están», concluyó Trapani. 

Suicidios en Mérida aumentaron durante el 2021 según el Observatorio Venezolano de Violencia
Entre los factores de riesgo que se asocian al suicidio, según el OVV, se identifican la pérdida laboral o financiera, traumas o abusos, trastornos mentales (y por uso de sustancias), además de las barreras para acceder a la atención o tratamiento médico

El Observatorio Venezolano de Violencia (OVV) reportó este lunes, 14 de marzo, que en el estado Mérida aumentó la tasa de suicidios durante el año 2021.

En un informe publicado en su página web, el OVV detalló que Mérida es, una vez más, el estado del país con la mayor cifra de muertes por suicidio con 45, en 2021.

De acuerdo con la ONG, la cifra representó un 150% de aumento con respecto a las 18 muertes que se contabilizaron en Mérida en el 2020.

Al estado Mérida le siguen las siguientes entidades con mayor número de casos en 2021: Táchira (42), Guárico (38), Lara (38) y Trujillo (25).

 

Con respecto a las cifras, el OVV explicó que se obtuvieron a través del monitoreo de medios de comunicación por parte del equipo de investigación del observatorio en Mérida.

Además, señalan que son los casos que logran ser conocidos por la sociedad, «los que exhiben solo una proporción de la realidad imperante».

Por otra parte, en lo que va del 2022, en Mérida se han registrado 9 casos de muertes por suicidio y 2 intentos de suicidio, mientras que para el mismo lapso de 2020 se habían contabilizado 8 y 1, respectivamente.

Hechos de interés social

Según el OVV, estas cifras ratifican cuatro hechos de «profundo interés social»:

La cantidad en Mérida tuvo un crecimiento notable de casos de suicidios durante 2021, «propensión que al parecer persiste en 2022».

Dicho aumento pone a la región en el tope, según estos registros.

Las cifras confirman «el preocupante sitial histórico que ha ocupado esta entidad en lo que a suicidios se refiere».

Por último, existen condiciones generadoras de un subregistro que «no permite ver la real magnitud que en Mérida, y en Venezuela en general, tiene la también denominada violencia autoinfligida».

Realidad enmascarada

El OVV considera que la cifra de suicidios en Mérida podría ser más alta que la que indican, basándose en la descripción de la existencia de dos situaciones que podrían estar «enmascarando» el impacto real de la violencia autoinfligida en esta entidad.

“El primer aspecto se refiere al hecho de que en los medios de comunicación, por diferentes motivos, no salen reseñados todos los casos relacionados con esta causa de deceso, por lo que podrían ser muchos más las muertes autoinfligidas”, advierten los investigadores.

A propósito, señalan que cuando se revisa el concepto de violencia autoinfligida, se reconoce el motivo de que los hechos suelen eludir el escrutinio periodístico y no se reflejan en su dimensión real en los espacios informativos.

“En principio se denominada violencia autoinfligida al uso intencional de la fuerza o el poder físico, de hecho o como amenaza, contra uno mismo. Este tipo de violencia comprende el comportamiento suicida y las autolesiones”, señala el informe.

 

También, aclaran que el comportamiento suicida no solo se evidencia en el hecho consumado, sino que también este comportamiento incluye intentos de suicidio y hasta los inexpugnables pensamientos suicidas.

En ese sentido, el OVV señala que a los 45 casos de suicidios cuantificados en 2021 se le adicionan 17 intentos.

El germen del suicidio

El OVV se apoya en los hallazgos de la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio (IASP por sus siglas en inglés) con respecto a los factores que alientan los actos de violencia autoinfligida.

Entre los factores de riesgo que se asocian al suicidio, según el OVV, se identifican la pérdida laboral o financiera, traumas o abusos, trastornos mentales (y por uso de sustancias), además de las barreras para acceder a la atención o tratamiento médico.

Además, señalan que también, las variables que propician el comportamiento suicida se ampliaron con la llegada de la COVID-19, indicando que hay datos que revelan que un año después del inicio de la pandemia, más de la mitad de las personas encuestadas en países como Chile, Brasil, Perú y Canadá, informaron que su salud mental había empeorado.

 

“Es altamente probable que esta realidad esté presente en Venezuela y por supuesto en el estado Mérida”, indica el informe.

Puede leer el informe completo aquí

 

*También puede leer: OBU denuncia que el gobierno profundiza el “paralelismo institucional” en el sistema de educación superior

La crisis empuja al venezolano al vacío
Hubo un incremento en la tasa de suicidio de 153% de 2015 a 2018 de acuerdo al Observatorio Venezolano de la Violencia
En 2020 van 94 muertes 

En 9,7 se ubicó la tasa de suicidios por cada 100 mil habitantes en Venezuela de acuerdo a un informe presentado este 30 de junio por el Observatorio Venezolano de Violencia.

Entre 2015 y 2018, el número de muertes autoinfligidas aumentó en un 153% de acuerdo a lo expuesto por el investigador Gustavo Paez.

Durante 2020 se han documentado 94 casos de suicidios

Los factores que han incidido en el alza son: aumento de la pobreza, la inflación y el hambre, especialmente en el último lustro según el OVV.

“Hay un agravamiento de la crisis caracterizado por el crecimiento de la población que vive en miseria, el aumento de los precios y la inseguridad alimentaria”, dijo Páez. 

El experto aseveró que en Venezuela nunca se habían registrado tasas tan altas. “En los 80 años de registro de estadística, jamas como las que hemos visto desde 2015”.

De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, Venezuela registro 1.143 suicidios en 2015, mientras que en 2018 la cifra rondo los 2.900.

Expuso Paez que entre 1950 y 2014 la tasa promedio fue de 4,4 por cada 100 mil habitantes, mientras que en el periodo 2010-2015 el aumento de los suicidios fue de 81%.

El informe determinó que el número de hombres suicidas es cuatro veces mayor a la de la mujer.

La principal forma de acabar la vida en Venezuela es el ahorcamiento, seguido por el envenenamiento y en más de la mitad de los casos hay trastornos mentales de por medio.

Fenómeno global

El director del Observatorio Venezolano de Violencia, Roberto Briceño León, sostuvo que en el año 2016 comenzaron a notar un ascenso en la cifra de suicidios y en 2017 notaron que respondía a una especie de patrón vinculado a un contexto social. 

“El suicidio implica una vergüenza social para familiares y amigos de las víctimas y algunos medios censuran estos hechos por temor de poder generar procesos de imitación”, dijo Briceño León.

El director del OVV aseveró que Venezuela solía ubicarse por debajo de la media mundial en cuanto a suicidios se refiere y que al principio los analistas de la violencia en el país no lo había tomado en cuenta por considerarlo un fenómeno con distintas aristas.   

Los Andes arriba

Mérida sigue acaparando el récord histórico en suicidios, pero Trujillo lidera la estadística en lo que va de 2020, mientras que Táchira está entre los primeros puestos.

Los investigadores del OVV desestimaron que se trate del clima y más bien adjudicaron esta constante a los “detonantes negativos” que ha tenido la crisis económica en la población.

“La crisis actual del país está detonando casos de suicidios en el 33 % de los registros”, dijo Gustavo Páez.

Aunque no llevan un balance de los intentos de suicidio, trascendió que en Mérida se pudieron contabilizar más de 200 conatos en los últimos cinco años. 

Las regiones con menor incidencia de casos son las más cercanas a Distrito Capital, Miranda y Vargas con tasas históricas entre 1,4 y 2,1 por cada 100.000 habitantes.

OVV: Venezuela tiene la tasa de suicidios más alta del continente

VENEZUELA OCUPA EL PRIMER LUGAR  entre los países con más suicidios en el continente, aseguró el sociólogo Roberto Briceño León, director del Observatorio Venezolano de la Violencia, OVV.

Precisó que antes de la llegada de Hugo Chávez al poder la tasa de suicidios en el país era de entre 4 y 5 personas por cada 100.000 habitantes, y dijo que esa cifra se cuadruplicó.

“Antes del chavismo, el suicidio representaba entre 4 y 5 personas por cada 100.000 habitantes. Pese a la bonanza petrolera aumentó entre 8 y 9 suicidios, pero a partir del año 2015 los suicidios se dispararon a una media de 19 personas; es decir, la tasa se cuadriplicó en los últimos 15 años convirtiéndose en un fenómeno social”, afirmó Briceño León en una entrevista con el portal ABC de España.

Señaló que Venezuela presenta cifras similares, en cantidad de suicidios, al continente asiático, donde en promedio se registran 28 casos por cada 100.000 habitantes.

“En América Latina hay muy pocos suicidios, pero Venezuela ocupa el primer lugar de suicidios en el continente americano. Estamos en el nivel de Asia, donde hay países que llegan hasta 28 suicidios por cada 100.000 habitantes, como Sri Lanka”, dijo.

Con información de ABC de España

OVV: Tasa de suicidios en Mérida durante fue la más alta en los últimos 30 años

“HIJA, ESPERO QUE ENTIENDAS que todas las decisiones que tomé en mi vida, las tomé pensando en tu bienestar y en el de tus hermanos. Y esta vez no es la excepción. Te voy a amar siempre”, fue el mensaje de texto que José le escribió y envió a Sara, su hija de 18 años. Una hora después, a Sara le avisaron que encontraron a su papá muerto en la habitación que había alquilado en una residencia estudiantil en Mérida. Se había ahorcado. José tenía 51 años. Meses antes, junto a su ex esposa y madre de sus hijos, había vendido la casa de toda la vida, su carro, joyas, prendas, manteniéndose cada uno como podía con el salario de empleado público. Habían logrado reunir para que sus hijos se fueran de país. Sara sería la última en salir.

Al día siguiente, en otro lugar, Armando llegó a su casa luego de la jornada laboral. Como todos los días, se sentó en la mesa mientras su mamá terminaba de preparar la cena. La señora, diabética, tenía limitada la movilidad y sufría constantes dolores por la falta de insulina. No podía estar mucho tiempo parada, ni mucho tiempo sentada. Armando habló como siempre, la trató como siempre. Antes de irse a su habitación le dijo: “esto está muy jodido mamá”. Cuando entró a su habitación, le escribió a su novia, con quien había almorzado ese día. Como todos los días, ella y él compartían el almuerzo para ahorrar. Cada día se turnaban la cocina. Y cada día la dieta era peor. “Nos vemos mañana amor”, le escribió, “anoche dormí mal, hoy me voy a acostar temprano”. Ella le hizo varias preguntas. Él no respondió. Luego ella diría que no hubiera imaginado jamás que haría eso, pues ese día todo estaba como siempre. Sin embargo, más tarde cuando su mamá fue a llevarle una ropa a su habitación, lo encontró ahorcado con su correa en la ventana.

Armando tenía 19 años. Estudiaba ingeniería en la Universidad de Los Andes, pero tuvo que abandonar porque su mamá se incapacitó y el salario no alcanzaba. Como muchos, tuvo que buscar trabajo a tiempo completo para ayudar en su casa.

Como José y Armando, más de 150 personas se quitaron la vida en el 2017 en el estado Mérida, año en el que se registró la tasa de suicidios más alta de ese estado en los últimos 30 años.

Los antecedentes

Tradicionalmente Mérida ha sido un estado con altas tasas de suicidio a nivel nacional. De hecho, en un estudio sobre la delincuencia común en la entidad a finales del siglo pasado, los profesores de la Universidad de Los Andes Christopher Birkbeck, Mario Murúa y Juan Antonio Rodríguez, advertían que las altas tasas de suicidio que se reportaban en la entidad, eran de las principales preocupaciones político-criminales para las autoridades de aquel momento.

Las cifras de mortalidad lo confirman. Entre los años 1995 y 2000, siete de cada cien suicidios registrados en el país, ocurrieron en Mérida. En 1999, se registró la tasa más alta en la historia de la entidad, hasta ese momento: 118 suicidios, lo que se traduce en una tasa de 16,35 por cada cien mil habitantes, representando además, 9% de todos los suicidios registrados en el país ese año. Solo el estado Zulia tuvo ese año más suicidios en cifra bruta que Mérida, con 243, representando el 19% del total nacional, cifra que al transformarla en tasa, era muy inferior a la merideña.

Fuente: Anuarios de mortalidad, Ministerio de Salud, 1995 – 2016. Diarios Frontera y Pico Bolívar, 2017.

También, en este mismo lapso, mientras la tasa de suicidios a nivel nacional tuvo un promedio anual de 4,86 por cada cien mil habitantes, la merideña fue de 11,27, ubicándose como la primera y segunda más alta en este período de seis años. Entrte los años 2000 al 2003, la tasa se estabilizó entre 11 y 12 suicidios por cada cien mil habitantes, pero desde el 2003 tuvo una reducción progresiva que fue paralela en la entidad y a nivel nacional hasta el año 2016 cuando registró la más baja en las últimas dos décadas: 4,16 suicidios por cien mil habitantes.

En 2017, la tasa cerró en 19,09 por cada cien mil habitantes, lo que representó que la tasa del 2016 se quintuplicara. Usualmente, en la estadística y en el estudio de las series cronológicas cuando suelen haber cambios tan abruptos en el comportamiento constante de una serie, tales cambios son imputados a criterios de anormalidad, factores extraordinarios que afectan el registro o factores extraordinarios que afectan el comportamiento de la variable.

Para el equipo de investigación del Observatorio Venezolano de Violencia, Mérida (OVV Mérida) en este último aspecto puede estar la explicación, pues hasta el 2016 las fuentes empleadas para la construcción de la cronología fueron los anuarios de mortalidad del Ministerio de Salud, mientras que la serie del 2017 se construyó con base, principalmente, de reportes hemerográficos. Teniendo en cuenta que esta última fuente es más limitada que la primera – no todos los suicidios se reseñan en prensa – se podría concluir que, primero, la fuente de los anuarios de mortalidad no ha sido confiable en los últimos años; segundo, la cifra real puede ser más alta que la expuesta, por la razón previamente comentada que no todos los suicidios se reportan en prensa; y tercero, tomando en cuenta el dato aisladamente sin ningún criterio de comparabilidad individual, se habla de una cifra muy elevada, que de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, para los años 2014, sólo 20 países registraron una tasa superior.

Las explicaciones

El estudio Dark Contrasts: The Paradox of High Rates of Suicide in Happy Places llevado a cabo conjuntamente por investigadores de la Universidad de Warwick, en Reino Unido; el Hamilton College y la Universidad de San Francisco, de Estados Unidos, en el año 2011, constató que los países que se encontraban entre los diez considerados con el mayor nivel de felicidad, estaban varios que ocupaban también la lista de los países con mayores tasas de suicidio a nivel mundial.

Esta hipótesis ha sido común en los estudios sobre el suicidio: mayor nivel de desarrollo suele vincularse con mayores tasas de suicidio. Para los investigadores del estudio en referencia, la explicación fue, de manera general, que en los países con mayor felicidad, aquellos individuos al margen de la misma suelen sufrir episodios depresivos más profundos, lo que los impulsa al suicidio. Es decir, dicho en otras palabras, la felicidad de muchos tiene un efecto negativo en quienes no se integran, afectando sus emociones e incrementando su probabilidad de suicidio.

Para el profesor de la Universidad de Los Andes y coordinador del OVV Mérida, Freddy Crespo, “estás hipótesis no pueden ser tomadas como ciertas tan a la ligera, pues su validez y confiabilidad es una cuestión temporal y espacial que se circunscribe al tiempo. Además, al considerar a los países como unidades y su nivel de desarrollo, se descarta las subunidades del mismo y el nivel de desarrollo de éstas. Así, por ejemplo, bajo este esquema Venezuela es un país con bajas tasas de suicidio, pues la suma general de la incidencia del fenómeno diluye el efecto individual que Mérida como unidad podría tener, además de homologar las diferencias geográficas, sociales, económicas y culturales de cada subregión en un país, a un estándar general para la comparabilidad”.

Hipótesis merideñas

“El suicidio es un hecho social. Aunque implica una decisión individual que lleva a una acción individual, tal acción y decisión están circunscritos a un contexto social. De la misma manera como una persona decide tomar un arma de fuego e ir a asesinar a otro por quitarle un teléfono o porque le pagaron para hacerlo; otra persona decide quitarse la vida. Siendo ambas acciones decisiones individuales que están enmarcadas en el contexto social que pre determina las acciones individuales en sí; y es, al mismo tiempo, predeterminado por estas acciones”, apuntó Crespo.

Según el investigador de la ULA, las características de los suicidas merideños del 2017 implican que deben pensarse nuevas hipótesis para explicar esta conducta, pues las ideas tradicionales que derivaron como explicaciones para el “boom” de suicidios que se registró en Mérida durante 1995 y el 2000, no se ajustan a la morfología de esta acción en la actualidad.

“Para finales del siglo pasado, los suicidas merideños se concentraban en zonas rurales, principalmente, con una incidencia importante en el municipio Libertador, en el que los suicidas jóvenes ocupaban una proporción importante; mientras que al generalizar la cifra, la misma indicaba que esta acción se concentraba en personas con más de 45 años”.

“En 2017 observamos que el 69% de los suicidios se concentró en los municipios Libertador, Campo Elías y Alberto Adriani; mientras que un 10% se ubicó en Santos Marquina y Sucre. Es decir, 8 de cada diez suicidios en 2017 se registraron en el eje central y urbano de la entidad. Un 25% de los suicidas tenía entre 14 y 24 años y otro 25% tenía entre 44 y 57 años. Hablamos de una población muy joven y de adultos contemporáneos con mucha esperanza de vida. El 75% de los suicidas fueron hombres y alrededor del 60% ejecutó la acción con el método del ahorcamiento”.

El equipo de investigación del OVV Mérida adelanta un estudio en los círculos familiares y sociales de algunos de los suicidas en la entidad, pudiendo señalar como adelanto que ninguno de los casos observados a detalle manifestaron conductas depresivas previos a la acción.

El profesor Crespo señaló también lo siguiente: “Como hipótesis central podríamos decir que el contexto social que se vive actualmente en el país tiene una marcada influencia en la contextualización de la decisión individual para suicidarse. Si bien los países sin crisis económicas o sociales tienen tasas de suicidios elevadas, el criterio de como la crisis y su efecto en el contexto integra y desintegra al individuo a los canales institucionales de socialización, es un factor determinante de la acción. En el caso venezolano y merideño en particular, esta crisis está desintegrando tales canales institucionales y la vinculación de los individuos a los mismos, por lo que era de esperar que de la misma manera tal desintegración aumenta la probabilidad de lesionar a otros, también se incrementara la probabilidad de lesionarse a sí mismos, en un contexto donde la proyección del Yo a futuro está supeditada a la incertidumbre”.

“Por los momentos, importa advertir sobre este fenómeno, pues no tenemos certeza si es experimentado de manera aislada en Mérida o si está igualmente generalizado en el país. Para esto, es importante que el estado sincere la información sobre mortalidad a nivel nacional y de regiones”, fue el llamado del investigador.

*La información, datos y referencias personales expuesta al principio del texto, fue modificada para resguardar la identidad de las personas.