Estudiantes universitarios archivos - Runrun

Estudiantes universitarios

Estudiantes universitarios duran hasta siete días caminando para llegar a la capital de Amazonas

El Observatorio de Universidades (OBU) denunció que los estudiantes universitarios de Amazonas tienen que caminar hasta siete días para poder llegar a la capital del estado, donde se encuentran los principales centros de estudio.

De acuerdo con la Enobu, encuesta que lleva a cabo el OBU, el 56% de los estudiantes de la región Guayana debe caminar para poder cumplir con sus labores en la universidad.

Mediante una publicación hecha en Instagram, la organización alertó que la falta de conexión a Internet, la inseguridad y la poca variedad en la oferta académica son otros de los riesgos para estos universitarios.

Leidys Colina, miembro del pueblo Yekuana, es una estudiante universitaria que vive en la comunidad Puerto Unión, sector Alto Ventuari, municipio Manapiare del estado Amazonas.

«Duramos aproximadamente siete días para bajar hasta la capital de nuestro estado Amazonas», reveló Colina en un video que difundió el OBU.

Asimismo, el estudiante universitario Cristóbal Yarubare, también miembro de la etnia Yekuana, comentó que otras de las dificultades que tienen «es el transporte, falta de seguridad y el alto costo de la gasolina».

«Una de las dificultades que tenemos los estudiantes universitarios es que no contamos con ningún medio de comunicación como Internet, radio de comunicación entre otras; que es de vital importancia para continuar nuestros estudios», agregó Leonardo Pérez.

 
 
 
 
 
Ver esta publicación en Instagram
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Una publicación compartida por Observatorio de Universidades (@obuniversidades)

Un proyecto para universitarios en zonas vulnerables

En julio de 2023, el Observatorio de Universidades desarrolló en el estado Amazonas la primera fase del proyecto “Unuma por la Educación”, en alianza con la Universidad Pedagógica Experimental Libertador- Instituto Pedagógico El Mácaro “Luis Fermín” (UPEL-Iprem).

Carlos Meléndez Pereira, director del OBU, explicó que “Unuma por la Educación” forma parte de un proyecto macro que desarrolla esta organización con universitarios afrovenezolanos e indígenas en los sures y periferias de Venezuela.

“Es precisamente esa filosofía del trabajo en equipo, en ‘Unuma’, una manera de generar espacios de reflexión y acción con miras a cambios positivos en las condiciones de vida, estudio y trabajo. Es un plan de sostenibilidad para la educación superior en las zonas de mayor vulnerabilidad en Venezuela”, precisó Meléndez Pereira.

Cuatro escenarios esperables para la educación superior venezolana en 2023 según el OBU
El OBU vislumbra es el incremento de las desigualdades para la población más vulnerable en la educación superior

El Observatorio de Universidades (OBU) planteó cuatro escenarios que se esperan para el sistema de educación superior venezolano en 2023.

De acuerdo con la organización, estos escenarios se basan en las cifras recogidas por el Monitor OBU durante el año 2022.

Conflictividad laboral

Las cifras del Monitor OBU apuntan que en 2022, se registraron 78 protestas en el sector universitario: 7 de cada 10 fueron lideradas por los gremios de docentes, trabajadores y personal de servicio.

Asimismo, 33 % de las denuncias hechas en el sector fueron sobre las violaciones a los derechos laborales.

Carlos Meléndez, director del OBU, señaló: «Las universidades no controladas mantienen un déficit mayor al 97 %».

Además, Meléndez indicó que la “repolitización de los antagonismos” entre los trabajadores y Estado a partir del primer semestre de 2022, ha provocado una protesta masiva y simultánea en diferentes estados del país.

Las tensiones por la autonomía universitaria

El Monitor OBU encontró que en 2022, el 22 % de las denuncias fueron por la vulneración de la autonomía universitaria. En comparación con 2021, hubo un aumento de 6 puntos porcentuales en este tipo de reclamos según los datos de #MonitorOBU.

En el año que finalizó, afirma Meléndez, se afianzó una práctica de intervención por medio de algunas refacciones en las instalaciones académicas a través de alcaldías, gobernaciones e instancias paralelas creadas por el Poder Ejecutivo.

“Eso puede continuar. En lugar de asignar recursos a los consejos universitarios para la autogestión y mantenimiento de infraestructura, otras instituciones aparecen como ‘salvadoras’ de la universidad”, dijo.

Esfuerzos por la calidad académica

Según Carlos Meléndez, las exigencias por una mejor calidad académica e instalaciones adecuadas para el estudio, se mantendrán en 2023.

“En 2022, registramos 244 denuncias de violaciones de los derechos de los universitarios, 34% de ellas fueron por el daño de la infraestructura, un aumento del 44% en este tipo de reclamos con relación con 2021″, explicó.

Además, dijo: «Esa realidad va a continuar, la infraestructura tangible e intangible que garantiza la calidad, no podrá mejorarse sin recursos».

Aumento de las desigualdades

El OBU vislumbra el incremento de las desigualdades para la población más vulnerable. En 2022, algunas instituciones de educación superior privadas del interior del país tuvieron una deserción de más de 20% en su matrícula.

“En 2023, ante la desproporción del dólar con respecto al bolívar y el riesgo de regreso a la hiperinflación, veremos que muchos estudiantes no podrán proseguir sus carreras«, señaló Carlos Meléndez.

También, puntualizó que en las universidades públicas, «hay un desnivel porque se aumentan las inscripciones, pero disminuye la prosecución».

«Si bien muchos tienen interés en continuar su formación, en la práctica, la mayoría tendrá que trabajar para mantenerse”, enfatizó Meléndez.

Claves |  Estudio revela bajo consumo de proteínas en estudiantes y profesores universitarios
Solo 29% de los alumnos consultados dijo que consume proteínas 3 veces por semana
Según el OBU, los profesores universitarios señalan que en el nororiente del país, 48% de los académicos come menos de tres veces al día

El Observatorio de Universidades (OBU) reveló que el bajo consumo de proteínas en estudiantes y profesores universitarios.

En su boletín anual sobre seguridad alimentaria, el OBU detalló destacó que profesores y estudiantes universitarios tienen una alimentación «como la de cualquier persona pobre en América Latina».

De acuerdo con la ONG, el boletín se basa en los datos obtenidos de la Encuesta del OBU sobre las condiciones de vida de la población universitaria en Venezuela, (ENOBU 2021), la cual fue realizada entre los meses de mayo y junio de 2021.

Asimismo, la muestra de 4.180 sujetos se distribuyó entre los 24 estados de Venezuela mediante una estratificación con afijación proporcional. La muestra estuvo distribuida en 42 universidades públicas y 22 privadas. 

Para realizar el informe, se utilizaron  respuestas vinculadas a la variable seguridad alimentaria, en la que se midieron las siguientes dimensiones:

  • Frecuencia y cantidad de alimentos ingeridos
  • Grupos de alimentos consumidos
  • Estrategias de afrontamientos utilizadas para alimentarse

De acuerdo con la organización, se realizó un análisis por grupos de edades, tipo de población y se hicieron segmentaciones por tipo de universidades y por regiones.

¿Qué comen los docentes universitarios en Venezuela?

Según reveló el estudio del OBU, los alimentos de mayor consumo se encuentran en el grupo de fuentes de energía, 70% consume en mayor medida, arroz, pasta, pan y arepa; seguido de vegetales y verduras.

Además, señalan que solo el 23% consume fuentes de proteínas como carne, pollo y pescado tres veces a la semana.

«Este comportamiento es propio de las personas con escasos recursos económicos para afrontar el mantenimiento de un hogar: ajustar algunos gastos para cubrir otros», señala la ONG.

En ese orden de ideas, el OBU reveló que la alimentación de los docentes venezolanos es precaria y desigual, y en pandemia, esta realidad se ha agravado.

Con respecto a su variación, el 50% de ellos refirió que con respecto a 2020 su alimentación en 2021 empeoró y 45% dijo que se mantuvo igual. 

En cuanto a la cantidad de comidas, el análisis  arrojó que 33% come menos de tres veces al día.

Destacan, además, que en el nororiente del país, 48% de los académicos come menos de tres veces al día. En Guayana, encontraron el mayor porcentaje de profesores que han visto disminuir su alimentación.

Por otra parte, los profesores de mayor edad son los que más afectados: el 35% con 60 años o más, y el 34% de 40 a 59 años come menos de tres veces al día.

Asimismo, en las instituciones de educación superior, el 56% de los que educan a los estudiantes universitarios del país se han visto obligados a aplicar diferentes estrategias contra el hambre, como intercambiar bienes para adquirir alimentos.

¿Qué comen los estudiantes universitarios en Venezuela?

Según el OBU, el consumo de más de 3 veces por semana entre los estudiantes universitarios de Venezuela está concentrado en cereales (90% pan, arroz, pasta, arepa), azúcar (52%) verduras y vegetales (42%) grasas (43%), carnes de res, pollo y pescado (29%), frutas (24%) y granos (24%). 

Solo 29% de los alumnos consultados dijo que consume proteínas 3 veces por semana.

Además, hay un 17% que tiene mayores afectaciones por consumir menos de tres comidas al día.

Como sucede entre los profesores, este grupo es mayoritario en el oriente del país. En Guayana, (27%) y en Nororiente (26%), come menos de tres veces al día.

Asimismo, durante la pandemia, la población más joven de la universidad ha percibido un deterioro de lo que consume: 8 de cada 10 cree que su alimentación es peor o igual que en los últimos 12 meses.

En cuanto a los comedores, la asfixia presupuestaria en las casas de estudio antes del confinamiento ha hecho desaparecer, casi por completo, esta providencia. 

*También puede leer: Programa Mundial de Alimentos se extenderá a otros cuatro estados del país

Enobu 2021: 6 de cada 10 estudiantes universitarios realizan alguna actividad para obtener ingresos
La encuesta señala que el 85% de los estudiantes se ha visto obligado a reducir sus porciones de comida durante la pandemia
Yelena Salazar, coordinadora del OBU, advirtió que se han profundizado «las desigualdades en materia de vacunación para los universitarios»

@Andrea_GP21

 

El Observatorio de Universidades presentó este jueves, 19 de agosto, los resultados de la Encuesta Nacional de Universidades (Enobu 2021), que evaluó las condiciones de la población universitaria.

El objetivo de la Enobu 2021 era «analizar las condiciones de vida de los profesores y estudiantes de las Instituciones de Educación Superior en la República Bolivariana de Venezuela».

La encuesta estuvo dirigida a los estudiantes y profesores de las Instituciones de Educación Superior del país.

Este estudio se estructura en nueve secciones: Características generales, Salud, Transporte, Seguridad, Alimentación, Condiciones de estudio y/o trabajo, Servicios públicos, Condiciones Económicas y Bienestar Psicológico.

 

Para obtener los resultados, se practicaron 4.180 encuestas, realizadas en 24 entidades federales. Además, se evaluaron 42 instituciones de educación superior públicas y 22 privadas.

Entre los hallazgos más relevantes de la Enobu 2021, se encuentra que 6 de cada 10 estudiantes universitarios tienen que realizar alguna actividad que les permita obtener ingresos económicos.

Otras conclusiones de la investigación, específicamente en lo que respecta a la situación de los estudiantes, se exponen seguidamente. 

Salud

De acuerdo con la Enobu 2021, el 17% de los estudiantes universitarios ha padecido COVID-19.

Además, informan que el 95% de los alumnos no se han vacunado contra la COVID-19, advirtiendo que los universitarios «no han sido incluidos dentro de la población prioritaria para recibir la vacuna».

En cuanto a los tipos de atención para quienes han padecido COVID-19, en el caso de los estudiantes, el 24% no fue atendido y el 41% fue atendido en el hogar.

Asimismo, el 79% de los estudiantes universitarios que padecieron COVID-19 no se realizó ninguna prueba para detectar el contagio.

En el caso de las enfermedades más frecuentes de los alumnos, se encontró que el 36% padece alergias y el 31% sufre de miopía.

Yelena Salazar, coordinadora del OBU, advirtió en la presentación del informe que se han profundizado «las desigualdades en materia de vacunación para los universitarios».

«No hay un sistema de salud pública o de seguridad social y las poblaciones más vulnerables son los adultos mayores», agregó Salazar.

Seguridad alimentaria

Carlos Meléndez, director del OBU, afirmó que la inseguridad alimentaria «se instaló intramuros, en mayor proporción en la región Nororiental».

En el caso de los estudiantes universitarios, el 17% consume lácteos; el 12% frutas como cambur y naranja; solo el 10% consume carne de res, cerdo, pollo, chivo y pescado; el 50% se alimenta con pan, arroz, pasta y arepa; solo el 7% consume granos; y el 31% verduras.

En el caso de las estrategias de afrontamiento, la encuesta señala que el 85% de los estudiantes se ha visto obligado a reducir sus porciones de comida durante la pandemia. 

Carlos Meléndez, director del OBU, expresó: «Ha habido un impacto importante en la calidad de vida de los universitarios venezolanos».

Condiciones económicas

Según los datos recogidos por la encuesta, 6 de cada 10 estudiantes universitarios tiene que realizar alguna actividad para obtener ingresos económicos que les permitan subsistir y apoyar a sus familias. 

En ese sentido, el 64% de los alumnos se ven obligados a realizar actividades extras para mantenerse ante la pérdida de providencias como becas, transporte y comedor.

Además, el 97% de los jóvenes de las instituciones superiores no recibe becas, y el 92% no recibe los bonos del sector público.

Po otra parte, el 15% de los estudiantes de educación superior recibe ayuda de familiares y amigos que están en el exterior.

Por otra parte, la ENOBU registró que  30% de los estudiantes de educación superior tiene más de 5 años estudiando.

Asimismo, el 11% lleva menos de un año, el 22% de uno a dos años, el 14% de dos a tres años, otro 11% de cuatro a cinco años.

Educación superior en pandemia

Según el estudio de opinión sobre las condiciones de universitarios, el 81% de los estudiantes han visto clases en pandemia.

En el caso de las instituciones privadas, el 97% ha visto clases, mientras que el porcentaje en las públicas es menor, con el 77%.

En cuanto a los estudiantes que no han recibido clases, de los estudiantes encuestados se encontró que el 23% estudiantes de universidades públicas no ha recibido clases, contra un 3% de alumnos de instituciones privadas.

Sobre los recursos tecnológicos a los que se recurren para recibir clases a distancia, la Enobu señala que el 54% de los estudiantes no cuenta con una computadora portátil.

Asimismo, señala que 83% de los jóvenes universitarios no dispone de una computadora de escritorio y el 77% cuenta con un teléfono inteligente propio para ver sus clases.

Además, se encontró que el 99% de los estudiantes universitarios no recibió ningún equipo por parte del Ministerio de Educación Superior.

En el caso del servicio de internet, revela la encuesta que el 54% de los estudiantes utiliza el proveedor público ABA Cantv.

También, detalla que el 58% de los estudiantes consultados utiliza plan de datos móviles

Bienestar psicológico

La encuesta incluyó un segmento de bienestar psicológico de docentes y estudiantes universitarios, que refleja los sentimientos que predominan ante la situación actual.

En el caso de los estudiantes, el 52% se siente frustrado y el 40% siente tristeza.

Además, el 62% de los estudiantes ha pensado en dejar sus estudios durante la pandemia.

Por último, el 76% de los jóvenes universitarios considera que la institución en la que estudio «está estancada o en retroceso».

El Estado quebró: ¿Es el fin de la universidad pública de calidad?
La ruina del socialismo del siglo XXI deja en el aire el sistema en que la renta petrolera permitía que las universidades funcionaran sin cobro a los estudiantes, poco peso de los recursos propios y un gran número de jubilados, obreros y empleados

@vsalmeron

Tras caer en bancarrota, la administración de Nicolás Maduro aplica un severo recorte del gasto público que impacta, entre otros ámbitos, el funcionamiento de las universidades autónomas que en gran medida dependen del dinero del Estado para ofrecer educación gratuita, financiar proyectos de investigación y realizar labores de extensión.

La ruina del socialismo del siglo XXI deja en el pasado el sistema en que la renta petrolera permitía operar a las universidades sin cobro a los estudiantes, poco peso de los recursos propios respecto a los gastos y un gran número de jubilados, obreros y empleados.

Desde 1958, con la llegada de la democracia, el petroestado venezolano amplió el acceso a la educación superior mediante distintas vías, pero el ensayo más exitoso fue a través del financiamiento de cinco universidades autónomas: la Universidad Central de Venezuela, la Universidad de Carabobo, La Universidad de Los Andes, la Universidad de Oriente, la Universidad Centro Occidental Lisandro Alvarado y la Universidad del Zulia.

Si bien los años de crecimiento constante en la asignación de recursos y aumento de la calidad, vividos durante 1958-1983, dieron paso a períodos de menos brillo e inestabilidad, los universitarios venezolanos, por muy ancianos que sean, no han presenciado una crisis como la actual.

La debacle de la producción petrolera, que retrocedió hasta niveles de 1935 y el declive de la recaudación de impuestos, tras siete años consecutivos en recesión, evaporaron los ingresos. La consecuencia es un ajuste feroz: Macroconsultores calcula que en términos reales, el gasto del gobierno en servicios de educación, salud, seguridad y defensa cayó 60% entre 2014-2020.

Vivir con menos

El recorte deja a las universidades en el aire: el salario de los profesores es simbólico, la falta de mantenimiento deteriora la infraestructura, desaparece la investigación y la emigración del personal es constante. Al mismo tiempo, la pandemia paraliza las clases en medio de fallas de internet, carencia de equipos y ausencia de bioseguridad.

En febrero los profesores a dedicación exclusiva, el máximo escalafón, obtuvieron un pago equivalente a 10,46 dólares: 2,97 dólares por salario y 7,49 dólares a través del bono Simón Rodríguez que repartió el gobierno.

Según la Federación de Asociaciones de Profesores Universitarios (Fapuv) en enero de 2001, cuando Hugo Chávez apenas iniciaba la Revolución Bolivariana, el salario de un profesor titular equivalía a 2.659 dólares.

 

El 8 de marzo Fapuv afirmó en un comunicado que “al no remunerar el trabajo, el Estado ha roto unilateralmente la relación de trabajo, razón por la cual declaramos la emergencia laboral en las universidades venezolanas”.

La Universidad de Los Andes evidencia la insuficiencia de recursos. Sus 4.583 profesores, entre jubilados y activos, reciben 19 meses de salario al año al incluir pagos extra como aguinaldo y vacaciones. Para elevarles el salario hasta 300 dólares mensuales -menos que el salario mínimo en Ecuador- se requieren 26 millones de dólares al año y el presupuesto asignado para 2021 equivale a 950 mil dólares.

En el transcurso del año es usual que el gobierno aporte recursos extra, pero en una magnitud que solo alcanza para un ínfimo incremento de salario. El presupuesto para investigación o mantener la infraestructura prácticamente es inexistente.

Mundos paralelos

Con el objetivo de que la revolución bolivariana ocupara todos los espacios de la sociedad, el expresidente Hugo Chávez impulsó un sistema paralelo creando la Universidad Bolivariana, la Universidad de las Fuerzas Armadas, la Misión Sucre y convirtiendo en universidades a institutos universitarios y tecnológicos.

Este sistema controlado políticamente, alineado ideológicamente y de menos calidad, también sirvió para darle entrada a la educación superior a miles de jóvenes de bajos recursos que, por recibir una formación deficiente en liceos públicos, no eran capaces de superar las pruebas de admisión para ingresar a las universidades autónomas.

Este brazo paralelo demandó dinero en cantidades crecientes y el presupuesto por alumno en la educación superior pública se redujo, de manera notoria, en las universidades autónomas.

 

Bernardo Méndez, quien se desempeñó como vicerrector administrativo de la Universidad Central de Venezuela entre 2008-2020, explica que “a partir de 2015 se nos obligó a excluir de nuestra solicitud de presupuesto áreas como proyectos de investigación, formación de personal, infraestructura física, laboratorios y equipamiento de bibliotecas”.

A pesar de que la solicitud de presupuesto excluyó estas necesidades, entre 2015-2019 el monto aprobado para la principal universidad pública del país fluctuó entre 17% y 56% de lo solicitado y para este año apenas representa 2,2%.

En otros casos el presupuesto dejó de existir. Mario Bonucci, rector de la Universidad de Los Andes, explica que “seguimos haciendo nuestro proyecto de presupuesto pero el gobierno no lo pide, simplemente nos asigna una cantidad”.

Fallas de gerencia

En las cuentas de las universidades sobresale el elevado número de obreros, personal en funciones de administración y jubilados. En la Universidad de Los Andes, por ejemplo, laboran 2.021 profesores, 2.460 empleados y 2.157 obreros; es decir, la cantidad de empleados y obreros supera en 128% a los profesores.

“Nosotros autoadministramos todos los servicios, vigilancia, comedor, aseo, mantenimiento, jardinería; en una universidad norteamericana o europea estos servicios son licitados y los realizan empresas privadas”, dice Mario Bonucci.

“Traté de licitar un comedor y la reacción más virulenta contra la medida la obtuve del Ministerio de Educación Universitaria, era como luchar contra el sistema”, agrega Bonucci.

 

El personal jubilado en la Universidad de Los Andes, que aparte de los profesores incluye a empleados administrativos y obreros, suma 7.009 personas y supera en 371 personas al personal activo.

Bernardo Méndez indica que “en la Universidad Central de Venezuela más de 60% es personal jubilado que permanece en la nómina, eso le da estabilidad al personal jubilado pero el pago de personal absorbe alrededor de 80% del presupuesto”.

Si empresas privadas se encargaran de las labores administrativas y de mantenimiento, las universidades no asumirían los pasivos laborales de obreros y empleados.

Leonardo Carvajal, investigador y doctor en educación, considera que en las universidades hay fallas graves de gerencia: “no se evalúa adecuadamente a los profesores que reciben la mitad del salario por investigar. Además, la jubilación debería ser después de 35 años de servicio y no tras 25 años, es un despilfarro jubilar a un investigador a los 55 años”.

“Muchas carreras podrían cursarse en cuatro años en vez de cinco. Para acabar con la duplicación de esfuerzos y recursos las universidades deberían funcionar integradas en redes regionales y muchas universidades solo trabajan 32 de las 52 semanas del año”, dice Leonardo Carvajal.

Añade que “sin cambios profundos aun si hipotéticamente aumentara la producción petrolera y se disparara el precio del barril, no funcionaría el modelo porque es despilfarrador e irracional”.

Vida propia

Las universidades podrían disminuir la dependencia del gobierno si incrementan los ingresos por asesoría, producción de tecnología y servicios a empresas privadas; pero en medio de la depresión de la economía esta opción es limitada.

De acuerdo con Conindustria, seis de cada diez empresas afirman que no contemplan invertir este año en investigación y desarrollo. En promedio, la industria utiliza la quinta parte de su capacidad instalada y el principal objetivo es sobrevivir a la recesión.

La Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación (Locti) contempla que las empresas con ingresos brutos anuales sobre 100.000 unidades tributarias deben pagar entre 0,5% y 2% de sus ganancias para financiar actividades de investigación.

Hasta 2010 las empresas eligieron los proyectos, pero ese año el gobierno cambió la ley y los recursos ingresaron al agujero negro de las finanzas públicas.

Giuseppe Giannetto, quien se desempeñó como rector de la Universidad Central de Venezuela entre 2000-2004, explica que a lo interno también hay limitaciones. “Tras años de poco presupuesto los equipos como los laboratorios de ciencia y tecnología se han deteriorado y sin esa infraestructura no se puede prestar mayor servicio al sector privado”.

Agrega que “la educación de calidad es muy costosa, los gastos son muy elevados. La Universidad Central de Venezuela ha creado una serie de empresas que prestan servicios, pero lo que pueden generar como ingresos es una gota de agua en un océano”.

 

Mario Bonucci indica que “en la Universidad de Los Andes tenemos ingresos propios, pero en conjunto cubren alrededor 5% de los gastos de funcionamiento, sin incluir el pago del personal”.

“Nuestros laboratorios hacen trabajos que permiten reparar algún equipo o reponer algún reactivo. Tenemos dos fincas que producen leche, pero los ingresos alcanzan para el mantenimiento de la finca”, explica Mario Bonucci.

Las regulaciones burocráticas obstaculizan alternativas como dictar cursos o seminarios de manera virtual e impiden obtener ingresos en divisas.

“Podríamos crear un seminario sobre normas internacionales de contabilidad a egresados nuestros que están en Chile. Un profesor nuestro viaja a Chile e imparte cursos de manera presencial y el resto se hace vía online. El costo por estudiante podría ser de 200 dólares, que es bastante accesible”, dice Mario Bonucci.

“Pero por las regulaciones el pasaje aéreo tendría que licitarse, algo que podría tardar tres meses. Además, el manejo de divisas por parte de las instituciones públicas es casi imposible; estas cosas tienen que cambiar”, agrega Mario Bonucci.

Cobrar al estudiante

El artículo 103 de la Constitución sostiene que la educación impartida en “las instituciones del Estado es gratuita hasta el pregrado universitario”, pero tras el quiebre del modelo de financiamiento este dogma y los métodos de enseñanza son temas a debatir.

Leonardo Carvajal indica que “no comparto la idea de que la universidad puede autofinanciarse por completo, no se autofinancia el ejército o un hospital, las cosas públicas las financia el Estado. Creo en un autofinanciamiento parcial y creciente hasta cierto nivel”.

Desde su punto de vista una alternativa es el cobro a la salida. “Mantener la gratuidad, pero una vez que el estudiante se gradúa y obtiene empleo que pague un impuesto, podría ser de 1% del salario, en función de las nuevas generaciones”.

Mario Bonucci indica que “el concepto de educación gratuita debe cambiar a un modelo donde el que tiene dinero contribuye: ¿si pagas por tu hijo en un colegio privado por qué no puedes contribuir cuando llega a la universidad?”.

Giuseppe Giannetto señala que “la educación de calidad, el desarrollo de ciencia y tecnología implica una gran inversión por parte del Estado; podríamos estudiar esquemas como becas que el estudiante pague con plazos flexibles cuando termine su educación, pero con el desastre actual no lo veo factible”.

 

El control académico también está en discusión. Mario Bonucci destaca que “el estudiante tiene que entender que se hace un gran esfuerzo en educarlo y debe haber una respuesta apropiada. En las universidades públicas hay estudiantes con diez o doce años dentro de la universidad, el que no rinde debe irse”.

Leonardo Carvajal es partidario de “un tiempo para culminar la carrera, luego del cual el estudiante comienza a pagar. Por ejemplo, si la carrera es de cinco años, transcurridos siete años y medio si no has terminado pagas por el tiempo que falta”.

Mario Bonucci indica que la manera de transmitir conocimientos debe modificarse. “El modelo de universidad tiene que cambiar. Desarrollar la educación a distancia, incluir métodos virtuales, mezclar metodologías. Al igual que formamos a un médico en un hospital podemos formar a un ingeniero civil en una constructora”.

La medicina indica que cuando un miembro es amputado se sigue sintiendo durante un tiempo como si permaneciera en su sitio, es lo que se denomina sensación del miembro fantasma: el sistema en el que operó la universidad pública de calidad desapareció, pero los venezolanos aún no reconocen esta realidad.

#PasandoLaCuarentena | Defensa Pública de la XVI Edición del Reto U
Los estudiantes universitarios que participan, asisten a charlas de carácter motivacional previas en materia de responsabilidad social

El próximo jueves, 12 de noviembre, se llevará a cabo la Defensa Pública de la XVI Edición del Reto U, de forma virtual, ante las restricciones impuestas por la pandemia de COVID-19.

Se trata de un programa que premia los proyectos de carácter social, de Servicio e Innovación, vinculados a la Agenda 2030 de la ONU, realizados por estudiantes universitarios.

Además, es un programa promovido desde el año 2004 por clubes de Rotary en Venezuela, Alianza Social de VenAmCham y Fundación Mercantil.

El comité organizador del Programa Universitario Promoviendo Líderes Socialmente Responsables, RetoU, en su XVI edición invita a la defensa pública de los 10 finalistas de este año 2020.

Reto U se centra en la formación de jóvenes para que sean líderes sociales y así aportar ciudadanos interesados con su entorno para mejorar a la sociedad.

Los estudiantes universitarios que participan, asisten a charlas de carácter motivacional previas en materia de responsabilidad social y los inscritos reciben apoyo en la formación para la formulación de proyectos sociales.

Luego de una evaluación por ternas, los 10 finalistas defenderán sus proyectos para determinar el orden de premiación ante un jurado calificado, y este es el evento que se realizará el 12 de noviembre.

La XVI Edición del Reto U está enmarcada por logros significativos como nuevas alianzas, mentoría a los participantes, múltiples talleres de formación, distintos valores agregados y sesiones de alto impacto con grandes empresarios denominada la “Cumbre de Liderazgo”.

Los interesados en acudir al evento deben llenar un formulario donde les solicitarán los siguientes datos:

– Correo electrónico

– Nombre y apellido

– WhatsApp

– Vínculo con el RetoU

– Organización, empresa, universidad a la que pertenece

– Estado del país, si se conecta desde Venezuela

– Ciudad y país, si se conecta desde el exterior

Universitarios creen que no están dadas las condiciones para el regreso a clases a distancia
Los estudiantes universitarios creen que iniciar las clases vía web es prácticamente imposible

Foto: Caracas1830

Estudiantes universitarios consideraron este martes, 22 de septiembre, que no están dadas las condiciones para el regreso a clases a distancia.

A juicio de los universitarios, no todos podrán adquirir los conocimientos con las clases a distancia ante las crecientes fallas en los servicios.

«En este momento las universidades del país están totalmente paralizadas porque, si bien lo vemos a nivel nacional, está fallando el tema de los servicios básicos; no solamente es la luz, no solamente es el agua, sino algo tan básico como es internet», declaró Daniel Hanscote, consultado por Voz de América.

Por su parte, estudiantes universitarios del interior del país aseguraron que la opción del gobierno, de iniciar las clases a distancia, es prácticamente imposible.

“Me parece hasta un tanto muy riesgoso para la educación que estamos recibiendo, que me parece, la palabra que voy a usar es mediocre. No se han tomado las decisiones correctas, no hay una línea de pasos a seguir, de verdad me parece que esto es un desorden y está en riesgo la carrera, las metas que tienes para desarrollarte y que necesita el país”, indicó Eurimar Martinez.

Sin embargo, el estudiante de enfermería José Nieto expresó que, a pesar de la situación, hay que ser optimistas y buscar mecanismos para continuar.

“Es difícil, pero siempre hay una estrategia, siempre hay una manera. Yo soy de los que piensa que nosotros no tenemos que rendirnos, no debemos tirar la toalla, tenemos que siempre seguir adelante y buscar la forma para avanzar”, apuntó.

El gobierno de Maduro anunció la semana pasada que el período escolar 2020-2021 no sería presencial.

Movimiento Estudiantil entrega documento a la FANB en Fuerte Tiuna este #21Nov
Los estudiantes denunciaron amedrentamiento por parte de la Guardia Nacional y la Policía Nacional Bolivariana para evitar la concentración

Integrantes del Movimiento Estudiantil marcharon hacia Fuerte Tiuna este jueves 21 de noviembre, donde entregaron un documento a la Fuerza Armada Nacional (FAN).

Tras cinco años, los estudiantes pudieron salir por la puerta principal de la Universidad Central de Venezuela (UCV) sin represión u obstáculos, a pesar de las expectativas.

Una comisión del Movimiento Estudiantil entregó un documento a los militares para pedirles apoyo y apegarse a la Constitución.

Pasadas las 12:00 del mediodía partió la marcha desde la Plaza del Rectorado de la UCV y pretende llegar hasta la zona de residencia de militares en Caracas,

La dirigente estudiantil, Lustay Franco, señala que van hacia el mencionado lugar a expresarle a los militares lo que piensan de la situación del país, que no es ajena a los rangos medios y bajos de la FAN.

Funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) instalaron un piquete en la plaza Las Tres Gracias y que impide el paso en la zona, pero dejó atravesar hacía Los Chaguaramos a un grupo de estudiantes seguidores de Nicolás Maduro.

Por su parte, en la autopista Francisco Fajardo, un piquete antimotín de la Guardia Nacional y Policía Nacional obstaculiza el ingreso a la vía desde Plaza Venezuela.

Con información de El Pitazo