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La actividad económica de 2023 podría cerrar con una contracción de 1,7%.
A pesar de la  tendencia negativa de los primeros trimestres de 2023, en el tercer trimestre la economía venezolana salió de la recesión
El Banco Central de Venezuela perdió reservas internacionales y acusó un déficit estimado de US$ 131 millones, pese a la mejora en los ingresos petroleros.
Venezuela sigue en condición de incumplimiento de pago de la deuda externa. En consecuencia, «el país sigue aislado de los mercados financieros internacionales», advirtió el OVF

 

El Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF) concluyó que durante el año 2023 los principales indicadores de la economía venezolana mostraron deterioro respecto a 2022.

En su informe anual, detallaron que los datos del indicador Actividad Económica Mensual (IAEM) calculado para los primeros nueve meses de 2023 sugieren que la actividad económica reflejó una caída de 2,4%, lo que revierte el comportamiento del citado indicador durante el año pasado, que mostró un aumento de 10,2%.

El IAEM es un indicador que se elabora ante la ausencia de datos oficiales de Venezuela por parte del Banco Central de Venezuela, el Instituto Nacional de Estadística y Pdvsa,  tales como la producción industrial, las ventas del comercio y la extracción petrolera,  «para lo cual se recurre en este último caso a las cifras OPEP», aclara el OVF. 

La organización independiente también informó que a pesar de la tendencia negativa de los  primeros trimestres de 2023, en el tercer trimestre la economía venezolana salió de la recesión que se inició en el primer trimestre de 2023, al crecer 1,9%.

«Para el año 2023, como un todo, tomando en cuenta los resultados de la Encuesta de Expectativas Económicas para el cuarto trimestre de 2023, la actividad económica se contraería 1,7%», pronosticaron. 

La inflación se aceleró

El informe económico 2023 del OVF mencionó que en un contexto de depreciación del bolívar «más intenso que el de 2023», la tasa de inflación anualizada alcanzó 286% en noviembre de 2023, superior al 234% de 2022.

Todo esto ocurrió pese al menor ritmo de expansión monetaria «y del esfuerzo del BCV por anclar la tasa de cambio». Justamente sobre la base monetaria indican que aumentó en noviembre de 2023 en 193% respecto al noviembre de 2022.  Respecto al 2021, en 2022 el dinero base se incrementó en 550%.

Mencionaron también que la tasa de inflación  interanual al mes de noviembre pasó de 147% en 2022 a 186% en similar lapso de 2023.

En el reporte se destaca asimismo que el Banco Central de Venezuela perdió reservas internacionales y que acusó un déficit estimado de US$ 131 millones, pese a la mejora en los ingresos petroleros.

Aumento considerable en precios de alimentos y servicios

Respecto a los precios de los alimentos, estos reflejaron un «aumento considerable» durante los primeros nueve meses de 2023 respecto a similar lapso de 2022.

Pero el mayor incremento se ha notado en los servicios, «debido a la política que ha seguido el gobierno de autorizar incrementos de tarifas, con el objeto de corregir los pronunciados rezagos que durante varios años se tradujo en una congelación de las tarifas en sectores claves como: electricidad, telefonía básica y móvil, agua y aseo urbano», advirtió el OVF.

Por su parte, el valor de la canasta alimentaria que mide el OVF ha mostrado «una clara tendencia alcista», lo que ha implicado, según la estructura de remuneraciones de Venezuela «que una fracción ínfima de la población pudo cubrir el costo de esa canasta en noviembre, la cual se cifró en US$ 387».

De hecho, más del 80% de los trabajadores activos y pensionados no puede adquirir los alimentos que conforman la citada canasta», lamentaron. 

Trabajadores del sector público, los más afectados

Las remuneraciones promedio de la economía registraron una caída. Sobre este punto resalta el documento del OVF  que influye de manera determinante la virtual congelación de los ingresos laborales de los trabajadores de la administración pública, activos y pensionados del Seguro Social.

A juicio del OVF, el régimen laboral de Venezuela mantiene una evidente dicotomía.

«Por una, parte, en medio de la dolarización de facto que presenta la economía venezolana, el sector privado ha hecho un esfuerzo significativo para mejorar, desde un nivel muy bajo, las remuneraciones de sus trabajadores. Contrariamente, los empleados y obreros de la Administración Pública han experimentado una pérdida muy importante en su poder adquisitivo», señalan. 

En el sector privado los salarios han aumentado en los últimos meses, pero siguen siendo muy bajos. En septiembre de 2023, la remuneración promedio mensual se situó en US$ 202, de los cuales US$ 405 correspondieron a los cargos gerenciales, US$ 267 a los profesionales y US$ 189 a los obreros y operarios.

Al compararse con el costo de la canasta alimentaria de septiembre, valorada en US$ 369 mensuales, solamente quienes ocupan cargos gerenciales pudieron adquirir los alimentos que conforman dicha canasta.

Mientras que en la industria manufacturera, las remuneraciones promedios mensuales fueron US$ 840 para los gerentes, US$ 347 para los profesionales y técnicos y US$ 173 para los obreros. En el segundo trimestre de 2023, el personal obrero obtuvo una remuneración promedio mensual de US$ 189, discriminada como sigue: pequeñas empresas US$ 183, medianas empresas US$ 179 y grandes empresas US$ 219 mensuales.

En lo relativo a la dolarización de las remuneraciones del sector privado, en septiembre de 2023 esta alcanzó a 88%, lo que implica que los gerentes, profesionales y los operarios y obreros recibieron el pago en dólares o en bolívares, equivalente a la tasa de cambio oficial.

Por su parte, la situación en el sector público es diferente y más precaria. Para más de cinco millones de pensionados del IVSS la remuneración consiste en el salario mínimo establecido por el gobierno, que no se ajusta desde marzo de 2022 y que actualmente es de Bs 130 (US$3,50 al 15 de diciembre de 2023). Ese salario mínimo se complementa con bonos ocasionales por montos indefinidos dependiendo de lo que acuerde el gobierno, refiere el OVF. 

La organización explica que algo similar sucede con los empleados públicos activos, ya que los grandes empleadores, la educación y la salud se rigen por contrataciones colectivas que se firman con un importante rezago temporal, en las cuales ha tendido a prevalecer la política de bonificación salarial.

«En el caso del sector militar y policial, los ajustes salariales suelen ser más frecuentes y los bonos son mayores al resto de la Administración Pública», abundaron. 

En concreto, aunque no se conocen estadísticas públicas oficiales, «la remuneración promedio-salario más bonos- no alcanzó al 25% del costo de la canasta alimentaria de noviembre de 2023″ en el caso de empleados públicos.

«Todo esto da cuenta de la extrema precariedad laboral en Venezuela, a la vez que actúa como factor que limita la expansión de la economía, por la debilidad de la demanda agregada que ello significa», lamentó el OVF. 

País aislado por impago

El OVF también recordó que Venezuela sigue en condición de  incumplimiento de pago de la deuda externa. En consecuencia, «el país sigue aislado de los mercados financieros internacionales, al tiempo que los organismos multilaterales de crédito no reconocen al gobierno de Venezuela».

A tal respecto, advierten que la falta de pago o restructuración de la deuda «incrementa el saldo deudor y complica la solución».

«Se estima que al concluir 2023 el saldo de la deuda externa total exceda los US$ 150.000millones, más de 230% del PIB», precisaron.

Tres propuestas para recuperar la economía venezolana en 2024
El economista destacó la necesidad de la recuperación de las capacidades del Estado para proveer servicios públicos, para lo cual se debe «definir una política social» que «debe dejar atrás el asistencialismo y centrarse en crear capacidades para el trabajo a los beneficiarios».

José Guerra, economista y exdiputado de la Asamblea Nacional, planteó tres propuestas que, en su opinión, servirían para recuperar la economía venezolana en el año 2024.

Mediante su cuenta de X (antes Twitter), Guerra consideró necesario focalizarse en lo que se debe hacer en 2024, año en que el objetivo es «ganar las elecciones y diseñar para luego aplicar un conjunto de políticas para recuperar la economía».

Pese a que sabe que existe «infinidad de temas», cree que un buen inicio es «la recuperación de las capacidades de la industria petrolera y acceder al financiamiento externo, comenzando con los $ 5.100 millones retenidos en el Fondo Monetario Internacional (FMI)».

De acuerdo con Guerra, sin esas dos condiciones «no es posible lograr una estabilización expansiva de la economía».

Asimismo, señaló que un plan que permita bajar los niveles de inflación de forma rápida «requiere disminuir significativamente el financiamiento monetario del déficit y ello pasa por el financiamiento externo. Cualquiera sea el ancla que se escoja».

En ese sentido, indicó que reanudar el crecimiento económico comienza con la «expansión de la producción petrolera», siendo el «único sector que lo puede hacer resolviendo la restricción del suministro de energía y servicios».

Por otra parte, destacó la necesidad de la recuperación de las capacidades del Estado para proveer servicios públicos, para lo cual se debe «definir una política social» que «debe dejar atrás el asistencialismo y centrarse en crear capacidades para el trabajo a los beneficiarios».

«El sistema de transferencia directas es probadamente el más eficaz. Hay que agrupar todos los talentos para trabajar bajo la orientación de la candidata», agregó Guerra.

Crecimiento de la economía venezolana se frenó en último trimestre de 2022
Tras salir de la prolongada recesión que inició en 2014, según el OVF; la economía venezolana entró en una fase de recuperación en 2021, pero ya muestra signos de «agotamiento», al desacelerarse su «ritmo de expansión»

El Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF) informó este lunes, 30 de enero que, durante el cuarto trimestre de 2022, la economía venezolana tuvo un crecimiento de 9,1% inferior a los trimestres anteriores de ese año.

Según destaca el Indicador Mensual de Actividad Económica, del OVF, el crecimiento económico en trimestres anteriores del año pasado fue de la manera siguiente:

– Primer trimestre: 18,6%

– Segundo trimestre: 15,8%

– Tercer trimestre: 11,5%

– Cuatro trimestre: 9,1%

Tras salir de la prolongada recesión que inició en 2014, según el OVF; la economía venezolana entró en una fase de recuperación en 2021, pero ya muestra signos de «agotamiento», al desacelerarse su «ritmo de expansión».

En líneas generales, tomando en cuenta todo el año 2022, el indicador sugiere un crecimiento de 13,3%, siempre según el OVF.

Según la organización, esa ralentización corresponde al estancamiento de la producción petrolera, restricciones de acceso al crédito bancario, la depreciación del bolívar y la constante inflación. 

Todos esos factores han generado una disminución en el poder de compra de las remuneraciones de los trabajadores.

Si se compara la actividad económica de 2022 con la del 2013, el tamaño de la economía en 2022 fue 26% del que la misma tenía en 2013, o equivalentemente que la economía perdió 74% de dimensión.

Lo anterior, según el OVF, sugiere la merma de capacidades productivas de Venezuela, en áreas sensibles como el petróleo, la manufactura, la construcción y los sectores agroalimentario y financiero.

El pasado 5 de enero, el Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF) advirtió que la tasa de inflación en diciembre de 2022 alcanzó 37,2%, la más alta en los últimos 20 meses, en tanto que la inflación anualizada se cifró en 305,7%.

Entre los rubros que en diciembre reflejaron mayores aumentos destacan Vestido y Calzado (57,8%), Equipamiento del Hogar (55,8%), Alquiler de Vivienda (51,8%) y Alimentos (49,4%).

Venezuela: se debilita el avance de la economía
Se agota el impulso que generó la eliminación de los controles y la dolarización. El Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello indica que hay una ralentización del crecimiento. El país necesita reformas profundas

 

Por: @VSalmerón

 

Tras caer durante treinta trimestres consecutivos y reducirse a menos de la cuarta parte, la economía de Venezuela tocó fondo y comenzó a dar muestras de vida en el segundo semestre de 2021, pero la recuperación pierde fuerza y luce incapaz de sacar del foso a los salarios e impulsar al empleo de calidad.

El Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), una de las más importantes del país, destaca en su último informe “la ralentización del crecimiento, especialmente, a partir del segundo trimestre de este año”.

El Instituto redujo su proyección de crecimiento para 2022 desde 8,6% hasta 7,2% y en 2023 espera que se acentúe la desaceleración hasta 4,4%, una tasa que sería una expansión muy modesta en un país que se empobreció a un ritmo salvaje.

Para eliminar el espejismo de los porcentajes es útil un ejemplo. La crisis redujo la economía venezolana en 80%, como si una persona de 100 kilos adelgazara hasta 20 kilos y si este año creciera lo que proyecta el Instituto de la UCAB solo aumentaría hasta 21,4 kilos. Es decir, el país necesita crecer a tasas muy elevadas por largo tiempo.

Pocos barriles

Luis Zambrano Sequín, miembro de la Academia de Ciencias Económicas e investigador del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la UCAB, afirma que la pérdida de fuerza de la economía obedece, entre otros factores, a que la producción petrolera no aumentó como se esperaba.

El gobierno se planteó la meta de producir, en promedio, un millón de barriles diarios y en los primeros nueve meses del año el promedio es de solo 725 mil barriles, de acuerdo con la información oficial entregada a la OPEP.

“Nosotros esperábamos que estuviera por debajo de la meta del gobierno, concretamente en 900 mil barriles diarios pero ha sido mucho menor. Un ritmo de crecimiento de la producción petrolera más bajo ya es un factor importante de desaceleración”, dice Luis Zambrano Sequín.

Si bien el precio del petróleo aumentó e incrementó el ingreso del gobierno, el volumen de la producción es clave porque arrastra a la larga lista de empresas que proveen materiales y servicios a la industria petrolera.

“El alza de la producción petrolera beneficia más al crecimiento de la economía. El impacto del incremento del precio barril depende de cómo el gobierno utiliza la renta y cómo se reparte el ingreso con las operadoras. Entonces la fuga de los efectos es mayor”, dice Luis Zambrano Sequín.

Tras años de pésima gerencia, corrupción rampante, endeudamiento alocado y las sanciones de Estados Unidos, la empresa petrolera del Estado, Pdvsa, perdió la capacidad de explotar las enormes reservas de Venezuela y el país está muy lejos de regresar a los tiempos previos al chavismo, cuando producía 3,1 millones de barriles diarios.

El beneficio por el aumento en el precio del barril es limitado porque para evadir las sanciones el gobierno vende el petróleo en Asia a precios inferiores a los del mercado. Además, compite con el crudo Ural de Rusia que es de mayor calidad.

Se agotó 

Con las manos vacías tras el colapso de la economía socialista, Nicolás Maduro eliminó en la práctica el control de cambio y el control de precios a la vez que permitió la libre circulación del dólar. Este viraje acabó con la escasez y desaceleró la inflación.

Rápidamente, la dolarización oxigenó el ingreso de una capa de la población, el consumo recibió el impulso de las remesas, el comercio despertó y revivió la exportación de ron, cacao y camarones.

Así comenzó un despertar de la economía focalizado en nichos como producción de alimentos básicos, venta de productos de cuidado personal y servicios como internet satelital o nuevos restaurantes para la pequeña capa con alto poder adquisitivo. 

“En 2021, hubo un cambio de expectativas porque el gobierno dejó de aplicar un conjunto de normas y regulaciones. Al mismo tiempo permitió y fomentó el proceso de dolarización. Además, como las sanciones obstaculizan la salida de capital privado parte de estos capitales se canalizaron hacia la economía interna”, dice Luis Zambrano Sequín.

“Se creó una burbuja de crecimiento asociada a esos cambios, pero son efectos que tienen un impacto puntual. Una vez que la economía los asimila no generan por sí solos un crecimiento sostenido”, añade.

Tablero político

Otro factor a considerar es que la oposición se debilitó y desapareció la amenaza de un cambio político. En este entorno, la administración de Nicolás Maduro aplica un implacable recorte del gasto público que favorece la desaceleración de la inflación y la estabilidad del dólar, pero le resta combustible al crecimiento.

“En la medida en que el objetivo de la política fiscal, la cambiaria y la monetaria se concentran más en el tema de la estabilidad vas a tener menos impulsos para promover el crecimiento de la actividad económica”, resume Luis Zambrano Sequín.

A estos elementos se agregan factores como empresas con atraso tecnológico, fallas de energía eléctrica, infraestructura deteriorada y el impacto que puede tener el deshielo comercial con Colombia, una economía en mejores condiciones para exportar y competir con los productos venezolanos.

“Una apertura sin condiciones va a afectar mucho a sectores como la industria y la agroindustria que tendrían que competir con la importación de productos colombianos. Algunos sectores podrían verse favorecidos, el comercial, el trasporte, pero son cosas que no compensan en términos de crecimiento”, dice Luis Zambrano Sequín.

Salarios deprimidos

Carlos Fernández trabaja en el departamento de mercadeo de una empresa de productos plásticos y su salario es de 200 dólares al mes: “Me río cuando se habla de un renacer. Mi salario apenas me permite sobrevivir. Tengo 26 años y me es imposible pensar en comprar una vivienda o un automóvil. Solo queda emigrar”.

La precariedad del salario evidencia la debilidad de las mejoras. Un estudio de Macroconsultores que tomó en cuenta a cámaras empresariales de diversas actividades determinó que en junio el salario mínimo promedio de los obreros se ubicó en 118 dólares. 

En septiembre la medición del Observatorio Venezolano de Finanzas señaló que el salario promedio de los gerentes que laboran en el sector del comercio y los servicios de la Gran Caracas se ubicó en 278 dólares, 176 dólares los profesionales y 116 dólares los obreros.

Economistas coinciden en que un factor determinante del salario es la productividad, el valor en dinero de lo que los trabajadores producen en una hora de trabajo y la evidencia apunta a que en Venezuela ha habido una enorme pérdida de productividad.

 “No puede haber una recuperación sólida del salario porque si no tienes crecimiento y sobre todo una elevación de la productividad, los salarios no van a mejorar. El salario tiene que estar alineado con el incremento de ingreso de las actividades productivas”, explica Luis Zambrano Sequín.

La inflación sigue allí

Gracias al uso del dólar para fijar precios y realizar buena parte de las transacciones hubo un cambio de expectativas que ayudó a frenar el alza de los precios. A esto se añade una política del gobierno dirigida a regular la cantidad de bolívares a fin de que exista menos dinero para comprar dólares y ayudar a la estabilidad del tipo de cambio.

El ajuste sacó al país del túnel de la hiperinflación pero los precios siguen aumentando a tasas muy elevadas. El Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la UCAB proyecta que este año cerrará en 125% y la consultora Síntesis Financiera en 147%.

El gobierno realiza la mayor parte de sus operaciones en bolívares y la inflación sigue siendo elevada en un contexto donde no hay confianza en la moneda. Las empresas y las personas buscan deshacerse cuanto antes de los bolívares comprando cosas o adquiriendo dólares y la devaluación de la moneda, si ben ha perdido intensidad, sigue de manera constante.

“La expectativa es que no hay la capacidad y la fuerza para evitar que el tipo de cambio siga depreciándose y no hay confianza en el bolívar. Entonces tenemos una inercia inflacionaria de una magnitud tal que todo el mundo espera que la inflación sea de 10% mensual”, dice Luis Zambrano Sequín.

Reformas profundas

¿Qué necesita Venezuela para crecer de manera sólida durante largo tiempo? Luis Zambrano Sequín explica que “lo que dinamiza realmente a una economía son inversiones que puedan garantizar crecimiento a largo plazo, no se trata de dinero para colocar en alguna actividad a un plazo muy corto esperando un altísimo retorno”.

“El país necesita cambios estructurales, restablecer la infraestructura y equipamiento básico, invertir en capital humano. El tema reputacional en política económica es muy importante, la calidad de las instituciones”, añade. 

No obstante el mandatario Nicolás Maduro se muestra vencedor. El pasado 26 de octubre afirmó que 2022 ha sido “el año del despegue de la fuerzas productivas, año del inicio de una nueva era de crecimiento”.

En abril Barclays precisó que a un ritmo de crecimiento de 10% anual, una tasa gigantesca para cualquier país, a Venezuela le tomaría 17 años retornar a una economía del tamaño de 2013, el año en que Nicolás Maduro se instaló en el Palacio de Miraflores.

Se resquebraja el plan antiinflación de Maduro

En 2023 la economía podría estancarse si no hay cambios institucionales, advierte economista
El economista señaló que en Venezuela, al menos el 97% de los precios se colocan pensando en dólares

Ángel Alvarado, economista y miembro del Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF), advirtió este viernes, 5 de agosto, que si no hay cambios institucionales que permitan más exportaciones, para el 2023 la economía nacional podría estancarse.

Durante una entrevista que ofreció al Circuito Éxitos de Unión Radio, Alvarado señaló: «Ya para este segundo semestre del año llegamos a un pico y para el 2023 la economía podría estancarse si no hay cambios».

Según dijo, desde el OVF estiman que la economía venezolana crecerá dos dígitos este 2022, pero podría estancarse si no se incrementa el volumen de exportaciones petroleras.

«El que reactiva la economía es el petróleo y los demás sectores se encadenan a esa locomotora que es el petróleo venezolano», señaló Alvarado.

A su juicio, como funciona la economía actualmente, puede existir una «élite que vive más o menos decente, pero esto no da para que todos los venezolanos puedan recuperar su calidad de vida».

«Esto sirve para un pequeño grupo, pero no sirve para la mayoría de los venezolanos», aseguró.

Tipo de cambio

Sobre la inflación en julio, que fue del 5,3%, Alvarado explicó: «La inflación al comportamiento del tipo de cambio. Si el dólar se acelera, la inflación se acelera», explicó.

Además, señaló que en Venezuela, al menos el 97% de los precios se colocan pensando en dólares. «Una vez que se desliza el tipo de cambio, se desliza toda la economía venezolana», dijo.

En ese sentido, explicó que en el último mes el dólar se deslizó un 3% y los meses anteriores había sido un poco más.

El dólar se deslizó como 3% este mes. Los meses anteriores el tipo de cambio se había deslizado un poco más.

«Esto es en cierta manera positivo, pero implica una política del Banco Central de inyectar dólares para tratar de mantener fijo el tipo de cambio. Es una política de quemar reservas», señaló.

 

A su juicio, Venezuela «prácticamente no tiene política monetaria porque tiene muchos años de inflación».

«Tienes mucho menos interacciones, no tienes una deuda pública nacional, no tienes bonos emitidos en bolívares», añadió.

También, destacó que el BCV no comunica, no se sabe qué hace y lo calificó como el «peor Banco Central del mundo» porque «no protege» la moneda.

Maduro: cero transparencia y control total de los petrodólares
En un entorno de gran discrecionalidad comienza a despegar el gasto del gobierno. El diseño del presupuesto le arrebató recursos a las gobernaciones y alcaldías

Víctor Salmerón

Tras años de extrema penuria, Nicolás Maduro cuenta con una caja menos endeble gracias al creciente flujo de petrodólares. El salto de los precios del barril, el lento ascenso de la producción y la venta de crudo a China, al margen de las sanciones de Estados Unidos, elevan los recursos pero también la opacidad y el uso discrecional del dinero.

No hay cifras oficiales sobre el ingreso por las exportaciones petroleras, cuántos barriles se envían al exterior y a qué precio; pero proyecciones como la de la consultora Ecoanalítica indican que este año las ventas de petróleo aportarán 16.200 millones de dólares, un alza de 183% respecto a 2020.

Para asegurarse el control total de los petrodólares y una gran discrecionalidad en el gasto, el partido de gobierno aprobó en el parlamento un presupuesto que le quitó a las gobernaciones y alcaldías el derecho a administrar parte del ingreso petrolero.

De acuerdo con el artículo 167 de la Constitución, las gobernaciones y alcaldías deben recibir 20% de los ingresos ordinarios que son los que se obtienen cada año y no una sola vez como ocurre, por ejemplo, cuando se vende una empresa pública. A esta porción de 20% se le conoce como situado constitucional.

Pero el presupuesto aprobado contempla que todo el ingreso petrolero de este año será un ingreso extraordinario, por lo tanto, la partida del situado constitucional se achica.

La exposición de motivos del presupuesto reconoce que “los ingresos por concepto de situado constitucional representan una de las principales y más importantes fuentes de financiamiento de los presupuestos de las entidades regionales”.

Lo que falta

Al elaborar el presupuesto el gobierno previó ingresos petroleros por 38,06 millardos de bolívares, sin precisar el tipo de cambio promedio que prevé para este ejercicio.

José Guerra, exgerente del Banco Central y diputado en el parlamento elegido en 2015, indica que, asumiendo un tipo de cambio de cinco bolívares por dólar, el presupuesto le quitó a las gobernaciones y alcaldías ingresos por situado constitucional equivalentes a 1.500 millones de dólares.

“Se considera que todos los tributos basados en el petróleo son ingresos extraordinarios, esto para no entregarle a gobernaciones y alcaldías lo que legalmente les corresponde”, dice José Guerra.

Si se asume que el tipo de cambio promedio del año será de cinco bolívares por dólar, el ingreso petrolero previsto en el presupuesto equivale a unos 7.600 millones de dólares; pero todo indica que al menos será el doble de esta cantidad.

El gobierno podría entregar más dinero a las gobernaciones y alcaldías bajo la figura de créditos adicionales, que permiten aumentar el monto asignado en el presupuesto; pero se trata de un mecanismo discrecional bajo control de Nicolás Maduro que le resta autonomía a los gobernadores y alcaldes.

Recuperar la conexión

El colapso del socialismo obligó a Nicolás Maduro a alejarse del modelo heredado de Hugo Chávez y si bien no ha cambiado la telaraña legal, en la práctica, eliminó el control de cambio, el control de precios, permitió la libre circulación del dólar y concedió libertad para importar.

Gracias a este giro, el país salió de la hiperinflación y Latin Focus indica que en promedio el estimado de veinte consultoras y entidades financieras es que este año la economía, que cayó 80% entre 2014-2021, crecerá 9,4%.

El gobierno cambia los petrodólares a bolívares en el Banco Central o los utiliza directamente para una porción del gasto público que se está ejecutando en divisas, sobre todo en el pago a proveedores.

Los años del petroestado poderoso han quedado atrás: fuentes del gobierno admiten que es imposible volver al modelo de más Estado y menos sector privado, pero el aumento del ingreso petrolero y la mejoría en la recaudación de impuestos se sienten en el discurso.

“Venezuela va a la prosperidad, a la recuperación del estado de bienestar social del socialismo bolivariano” dijo Maduro la semana pasada en un acto donde anunció un bono equivalente a 2.200 dólares para quienes se jubilaron en el sector público entre 2018 y el primero de mayo de este año.

Además prometió que “cada centavito que entre extra irá directo, sin mucha bulla, pero sí como una cabuya, a las tablas salariales y al salario mínimo de los trabajadores”, que es el más bajo de Latinoamérica y equivale a 40 dólares mensuales.

Maduro complementó los anuncios con un fondo para financiar cooperativas, “un banco digital para apoyar a la clase obrera” y “un sistema nacional de recreación y turismo para todos los trabajadores”.

“Ustedes se imaginan en Los Roques, sacándose un selfie, o en Canaima, en el tepuy mayor tomándose un Tik Tok. Eso viene, porque con la recuperación de Venezuela viene lo mejor para los trabajadores”, prometió Maduro.

Cambio global

Estados Unidos, al igual que una larga lista de países, considera ilegítimas las elecciones de 2018 en las que Nicolás Maduro se reeligió como presidente. En 2019, Donald Trump bloqueó el comercio de petróleo con Venezuela y sancionó a las compañías extranjeras que transportan el crudo venezolano.

Las sanciones agravaron la crisis en una industria petrolera golpeada por corrupción rampante, falta de mantenimiento, mínima inversión y endeudamiento irresponsable al punto que la producción cayó a 392 mil barriles diarios en julio de 2020, el nivel más bajo desde 1934.

Gracias a la ayuda de Irán que provee diluyentes, a intermediarios que colocan el petróleo en Malasia y luego en China, así como a la banca rusa que procesa los pagos, la producción inició una lenta recuperación y en marzo de este año se ubicó en 728 mil barriles diarios.

Al mismo tiempo, el precio se ha disparado por el impacto de las sanciones a Rusia tras la invasión a Ucrania y una mayor demanda respecto a la fase crítica de la pandemia. El barril Brent se cotiza en 113 dólares, el nivel más alto en ocho años.

Rusia es el principal exportador de petróleo del mundo y bombea siete millones de barriles diarios que principalmente consumen países europeos; por lo tanto, Washington y la Unión Europea buscan nuevas fuentes de petróleo, algo que podría beneficiar a Venezuela.

Los escenarios

Francisco Monaldi, director del Programa de Energía para América Latina del Instituto Baker, explicó en un foro organizado por la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) que, en el corto plazo, Venezuela no puede jugar un rol relevante como proveedor de petróleo, pero podría hacerlo en cuatro o cinco años.

En su opinión, esto genera un cambio de incentivos en la administración de Biden y podría impulsar una negociación sobre las sanciones. Maduro también tiene incentivos, agregó, “porque Rusia va a comenzar a competir con el petróleo venezolano en China y si Irán llega a un acuerdo con Estados Unidos podría disminuir su cooperación con Venezuela”.

“Pero Maduro no ha dado señales de querer negociar en lo político. No parece haber disposición y eso hace muy difícil en Estados Unidos avanzar en este tema mientras no haya la más mínima señal de que en Venezuela puede haber un restablecimiento de las libertades” dijo Monaldi.

Al analizar las perspectivas de la producción de petróleo afirmó que “la rentabilidad y el mayor flujo de caja pueden permitir que Pdvsa haga ciertas inversiones y la producción podría subir en 100-150 mil barriles hacia finales de 2023”.

En caso de que Washington flexibilice las sanciones y permita que empresas como Chevron extraigan petróleo en Venezuela “se podrían agregar otros 100 mil o 150 mil barriles pero eso requiere inversiones, credibilidad y cambios en el marco institucional”.

“Una recuperación verdadera y significativa requiere un cambio político e institucional mucho más profundo, gran credibilidad, apertura amplia al capital privado y levantamiento completo de las sanciones”, dijo Francisco Monaldi.

En un reciente estudio la consultora Wood Mackenzie indica que si Estados Unidos flexibiliza las sanciones la producción podría aumentar hasta 1,3 millones de barriles diarios en 2028 si se concretan inversiones anuales por cinco mil millones de dólares.

Igor Hernández, profesor del Centro de Energía y Ambiente del IESA, indicó en el foro de la UCAB que “la recuperación de la producción petrolera no es solo un tema de sanciones y de acceso al mercado de Estados Unidos sino del riesgo que se tiene al operar con Pdvsa, una empresa sujeta a varias investigaciones”.

“Hay una gran necesidad de financiamiento y cualquier esquema de reactivación tiene que pasar por el sector privado. Un aspecto fundamental tiene que ver con mejores prácticas y adquisición de nuevas tecnologías. La pregunta central es: ¿qué nos hace competitivos en el largo plazo?”, subrayó Igor Hernández.

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Cepal proyecta que economía venezolana crecerá 5% en 2022
El FMI estimó un rebote de 1,5% en la economía de Venezuela en 2022

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) proyectó este miércoles, 27 de abril, que la economía venezolana crecerá un 5% en 2022.

De acuerdo con la Cepal, además de Venezuela, las economías que más se expandirán este año son Panamá (6,3 %), República Dominicana (5,3 %), Colombia (4,8 %), Guatemala (4,2 %), Honduras (4,1 %) Uruguay (3,9 %), Costa Rica (3,7 %) y Bolivia (3,5 %).

Asimismo, en medio de la tabla se encuentran Cuba (3,4 %), El Salvador (3 %), Argentina (3 %), Ecuador (2,7 %), Perú (2,5 %), Nicaragua (2,5 %), México (1,7 %) y Chile (1,5 %), mientras que los países que menos crecerán serán Paraguay (0,7 %), Haití (0,6 %) y Brasil (0,4 %).

En el caso del Caribe, la Cepal estima una expansión del 10,1 % o del 4,7 % sin contar a Guyana, que vive desde un tiempo un boom petrolero.

 

Por otra parte, la Cepal rebajó sus proyecciones de crecimiento para 2022 en la región del 2,1 % estimado el pasado enero a un 1,8 % debido al impacto de la guerra en Ucrania.

«Las economías de América Latina y el Caribe enfrentan una coyuntura compleja en el 2022 debido al conflicto bélico entre Rusia y Ucrania», dijo en un comunicado el organismo dependiente de la ONU, con sede en Santiago de Chile.

Inflación disparada

A juicio de la Cepal, «el menor crecimiento esperado se verá acompañado por una mayor inflación y una lenta recuperación del empleo» y que la guerra «ha aumentado la volatilidad y los costos financieros».

En marzo, la inflación regional fue del 7,5 % y «muchos bancos centrales anticipan que la inflación se mantendrá elevada en lo que resta de año», según la Cepal.

Para frenar el alza de los precios, se han subido las tasas de interés en la mayoría de los países «de manera significativa», alcanzando en gran parte de los casos niveles similares a 2017.

«Se prevé que el retiro del impulso fiscal se acelere en 2022, en consonancia con la evolución de las condiciones macroeconómicas y el aumento de los costos de financiamiento», añadió.

FMI había estimado un “rebote” de 1,5%

El Fondo Monetario Internacional (FMI) actualizó sus pronósticos de crecimiento, donde anticipó un rebote de 1,5% de Venezuela en 2022.

También, se estima que el PIB del país fue de unos $47 mil millones en 2021 y $49 millones en 2022, en el lugar 13 de la región.

*Con información de EFE

Venezuela: la economía ante una lenta y frágil recuperación
Si el país es capaz de crecer al 10% de manera sostenida, algo que luce muy remoto, tomaría 17 años regresar a una economía del tamaño que había cuando Nicolás Maduro se instaló en el Palacio de Miraflores

@VSalmerón

Tras una debacle equiparable a una guerra, la economía venezolana tocó fondo y las proyecciones coinciden en que este año quedará atrás la recesión que comenzó en 2014; pero la recuperación será lenta y por ahora, concentrada en pocos nichos.

Latin Focus indica que en promedio el estimado de veinte consultoras y entidades financieras como UBS y Ecoanalítica es que este año la economía crecerá 9,4%, un dato que puede parecer relevante pero que, de concretarse, no será más que un ligero rebote.

Para eliminar el espejismo de los porcentajes es útil un ejemplo: La crisis redujo la economía en 80%, como si una persona de 100 kilos rebajara hasta 20 kilos. Si creciera 10%, un número muy similar al promedio de las proyecciones, comenzaría a pesar 22 kilos y si al año siguiente aumentase otro 10%, solo alcanzaría los 24,2 kilos.

Barclays precisa, que a un ritmo de crecimiento de 10% anual, una tasa gigantesca para cualquier país, a Venezuela le tomaría 17 años retornar a una economía del tamaño de 2013, el año en que Nicolás Maduro se instaló en el Palacio de Miraflores.

La historia demuestra que para Venezuela es muy difícil alcanzar el crecimiento alto y sostenido. “Desde los año 70 lo máximo que el país ha crecido antes de sufrir una caída es cinco años consecutivos”, dice Asdrúbal Oliveros director de Ecoanalítica.

El oxígeno

Con las manos vacías tras el colapso de la economía socialista, Nicolás Maduro eliminó en la práctica el control de cambio y el control de precios, permitió la libre circulación del dólar y concedió libertad para importar. Gracias a este giro, el país salió de la hiperinflación y se acabó la escasez de alimentos y medicinas.

Rápidamente la dolarización oxigenó el ingreso de una capa de la población, el consumo recibió el impulso de las remesas, el comercio despertó y revivió la exportación de ron, cacao y camarones.

Además la caja del gobierno aumentó por el alza en los precios del petróleo y la recaudación de impuestos.

Así comenzó un despertar de la economía focalizado en nichos como producción de alimentos básicos, venta de productos de cuidado personal y servicios como internet satelital o nuevos restaurantes para la pequeña capa con alto poder adquisitivo.

Pero se trata de un crecimiento limitado que excluye a la mayoría. Cinco millones de ancianos reciben una pensión de 30 dólares y los obreros mejor pagados una remuneración mensual de tan solo 138 dólares.

Daño estructural

Regresar a la Venezuela anterior a la crisis será complicado.

“Hay una narrativa de ser optimista, tener esperanza, de que haciendo las cosas bien la recuperación puede ser muy rápida y la evidencia dice que no, que son procesos complejos y la caída fue tan profunda y larga que hay daños estructurales y no coyunturales”, afirma Asdrúbal Oliveros.

Desde su punto de vista existen fallas que limitan el crecimiento potencial. Explica que el Estado colapsó y no provee servicios esenciales como seguridad, salud y educación. A esto se agrega una pérdida cuantiosa de capital humano, millones de venezolanos preparados que abandonaron al país y una infraestructura en la lona.

“Fallas eléctricas, vialidad deficiente, puertos y aeropuertos que colapsarían si se duplicaran las importaciones, pocas gandolas para trasportar mercancía. Son restricciones que limitan la capacidad de crecer”, dice Asdrúbal Oliveros.

Añade “poca competitividad, en la industria hubo una destrucción de cadenas de valor. ¿Cómo las recuperas y haces que sean competitivas? Y también está el tema institucional, un país funciona con leyes claras, con marcos que atraen inversión”.

Las leyes para controlar la economía siguen vigentes, solo se han derogado de facto. Macroconsultores señala que el crecimiento necesita de “instituciones fortalecidas que disminuyan la discrecionalidad gubernamental porque atenta contra la confianza, incrementa los costos de transacción y desalienta la inversión”.

“En especial, aquella inversión que requiere de tiempo para madurar, que suele ser la que más encadena el tejido de actividades económicas y favorece al empleo”, agrega el informe de Macroconsultores.

El costo político

Estados Unidos, al igual que una larga lista de países, considera ilegítimas las elecciones de 2018 en las que Nicolás Maduro se reeligió como presidente. En 2019, Donald Trump bloqueó el comercio de petróleo con Venezuela y sancionó a compañías extranjeras que transportan petróleo desde Venezuela a otros mercados.

Además, las sanciones impiden la reestructuración de la deuda externa y el manto de ilegitimidad del gobierno bloquea el acceso a préstamos de organismos multilaterales como el Fondo Monetario Internacional.

Entre 2004 y 2014 Venezuela disfrutó del boom petrolero más largo de su historia, pero Hugo Chávez, para ese entonces presidente de la República, hizo un manejo caótico de los recursos y en ese lapso quintuplicó la deuda en dólares con la emisión de bonos, créditos de países como China y expropió empresas que demandaron al país en el exterior.

La deuda venezolana, tomando en cuenta bonos, créditos de otros países y un estimado por los fallos del Centro de Arbitraje del Banco Mundial suma 140 mil millones de dólares.

Desde 2017, mucho antes de las sanciones de Estados Unidos, el país está en default y tiene atrasos por 40 mil millones de dólares en el pago de los bonos.

Macroconsultores indica que es necesario “gestionar acuerdos políticos que permitan al país insertarse en los flujos internacionales de financiamiento, restructurar la deuda externa, fomentar el crédito, para que se propicien las inversiones nacionales y extranjeras que apalanquen el crecimiento en el mediano y largo plazo”.

Un aspecto a tomar en cuenta es que la banca venezolana está descapitalizada y es incapaz de financiar una expansión de la economía, por lo que es muy probable que sea necesario un proceso de fusiones y aportes de capital para mejorar su capacidad.

Si bien Maduro ha dado un giro en lo económico que le ha ayudado a mantenerse en el poder, en el plano político luce lejana la posibilidad de un acuerdo que permita un ajuste de calidad para colocar a Venezuela en la senda del crecimiento sostenido.

Barclays indica en su último reporte, fechado el 18 de abril, que sin acuerdos para una elección presidencial libre y justa en 2024, hay bajas probabilidades de un cambio en la política de Estados Unidos y de la resolución de la crisis.

Factor petróleo

Tras la invasión a Ucrania Estados Unidos busca aislar a Rusia y para ello es fundamental que aumente la oferta de petróleo a fin de que Europa disminuya la compra de barriles al Kremlin.

En este entorno, el gobierno de Biden entabló conversaciones directas con Maduro y envió a Caracas una delegación oficial el pasado 5 de marzo.

Si bien desde entonces circulan rumores sobre una posible flexibilización de las sanciones a fin de que Venezuela eleve su producción de petróleo, que al cierre de marzo se ubicó en 728 mil barriles diarios, esta posibilidad luce comprometida.

Analistas coinciden que tras años de mínima inversión, corrupción rampante, la ausencia de taladros activos y la pérdida de capital humano, la producción petrolera a lo sumo podría aumentar hasta un millón de barriles diarios, una cantidad marginal en el mercado global donde Rusia inyecta siete millones de barriles al día.

Barclays considera que luce difícil que Estados Unidos sacrifique sus intentos por restablecer la democracia en Venezuela, el objetivo principal de las sanciones, por un aumento marginal en la oferta de petróleo.

Fuentes señalan que lo que está sobre la mesa es una flexibilización de las sanciones para que empresas como Chevron puedan extraer petróleo en Venezuela y venderlo en el exterior.

La inestabilidad

Tras ocho años de caída al fin ha habido un cambio en la tendencia; pero sin reformas de fondo que permitan altas tasas de crecimiento por largo tiempo, Venezuela corre el riesgo de permanecer décadas a ras de piso.

“Si hay una dinámica política que no se resuelve, con el gobierno actual haciendo lo poco que puede hacer, tu capacidad de recuperarte es extremadamente lenta, puedes estar cincuenta años con un economía en el foso”, dice Asdrúbal Oliveros.

Barclays advierte que, en un entorno en que la economía no crezca, la permanencia en el poder de Nicolás Maduro luce comprometida, porque podrían aflorar contradicciones a lo interno del régimen.

No duda en indicar que “para alcanzar una solución económica estable el régimen necesita abordar la cuestión principal: la mejora de las condiciones electorales, que ha sido la principal exigencia de la comunidad internacional para que se le conceda el alivio de las sanciones”.