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Rebelión

Reuters: Hay 14 militares arrestados por sospecha de rebelión y traición

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Las fuerzas de seguridad de Venezuela arrestaron al menos a 14 militares bajo sospecha de «rebelión» y «traición» a principios de abril, en la primera semana de protestas contra el Gobierno del presidente Nicolás Maduro, según documentos obtenidos por Reuters.

Los efectivos, incluidos coroneles y capitanes, están detenidos en la prisión militar de Ramo Verde, a las afueras de Caracas, de acuerdo a lo que figura en las listas de detenidos que circulan entre los uniformados.

Los documentos indican que los casos estaban siendo «procesados» y no quedó claro si han sido formalmente acusados.

Las listas surgen en medio de las acusaciones hechas por líderes de la oposición sobre una supuesta purga dentro de las Fuerzas Armadas para aplastar la disidencia generada por la represión a las masivas manifestaciones contra el Gobierno socialista.

Los documentos vistos por Reuters sólo se extendieron hasta el 8 de abril. Después de esa fecha, líderes de la oposición y activistas de derechos humanos dicen que muchos más soldados han sido detenidos.

La Guardia Nacional, una unidad militar que se encarga del orden público, ha estado en la vanguardia de la contención de las protestas mediante el uso de gases lacrimógenos, cañones de agua y balas de goma contra jóvenes que arrojan piedras, cócteles molotov y excrementos contra las líneas de seguridad.

En medio de los poco más de dos meses de protestas, al menos 65 personas han muerto, incluyendo partidarios del Gobierno y la oposición, espectadores y miembros de las fuerzas de seguridad.

La oposición asegura que la inquietud dentro de las fuerzas militares ha ido en ascenso, impulsada por el excesivo uso de la fuerza contra los manifestantes que exigen elecciones adelantadas, ayuda humanitaria para aliviar la escasez de medicinas y la libertad de «presos políticos».

Petición de asilo

En público, el alto mando militar ha respaldado la acusación de Maduro, de 54 años, de que la oposición adelanta una insurrección armada» que busca un golpe de Estado para derrocarlo con el apoyo de Estados Unidos.

Pero en privado algunos miembros de la Guardia Nacional se han quejado de agotamiento y han expresado su desilusión. Algunos pocos soldados han hecho público su descontento.

Tres tenientes huyeron a Colombia y pidieron asilo allí el mes pasado. El Gobierno venezolano exigió su extradición para que enfrenten cargos de conspiración por golpe de Estado.

La semana pasada, medios pro oposición publicaron un video de un supuesto sargento de la Marina venezolana expresando su disidencia e instando a sus colegas a desobedecer a los superiores «abusadores» y «corruptos». Reuters no pudo confirmar su identidad, ni su paradero.

«Como celoso guardián de la ley, ratifico mi rechazo en contra del señor Nicolás Maduro Moros, como presidente ilegítimo de la República y desconozco rotundamente su régimen y Gobierno dictatorial», dijo Giomar Flores, usando un uniforme blanco de la naval, en un video de siete minutos donde se identificó como sargento primero activo de la Armada.

El Ministerio de Información y las Fuerzas Armadas no respondieron a las solicitudes de información hechas por Reuters.

El fallecido presidente Hugo Chávez convirtió a los militares en uno de los pilares de su movimiento luego de un fallido golpe de Estado en su contra en el 2002, en parte por su formación en las fuerzas armadas. Incluso les dio derecho al sufragio.

Aunque Maduro no es militar, ha mantenido fuertes lazos con los diferentes componentes de las Fuerzas Armadas. Un tercio de sus ministros son soldados en ejercicio o retirados y les ha dado el control sobre sectores claves como la importación y distribución de alimentos. Varios gobernadores también son uniformados.

Los líderes de la oposición han estado pidiendo abiertamente que las Fuerzas Armadas desobedezcan a Maduro y apoyen sus demandas, pero los altos mandos han jurado lealtad al Gobierno.

 

La rebelión de los indignados, Por Antonio José Monagas

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Por Antonio José Monagas

 

En el marco de la crisis política que sacude a Venezuela, resulta pertinente y necesario destacar lo que ha tenido lugar en sus calles y avenidas de las principales ciudades y poblaciones. Particularmente, en lo que va del mes de abril de 2017. La efervescencia política alcanzó límites sin precedente. Esto hace pensar que estas contingencias pudieran ser expresión de lo que en teoría política se denomina: la construcción político-social de ciudadanía. Sin embargo, por otro lado, los hechos dejan ver rasgos que bien pudieran advertir procesos de concienciación política determinados, desde luego, por las actuales circunstancias. Más, cuando lo que está ocurriendo puede traducirse también como protestas que resumen un comportamiento propio del funcionamiento de una cultura política “democrática”.

 

Desde un principio, el Poder Ejecutivo, comenzó a actuar sin mayores contemplaciones en contra de aspiraciones que formaron parte del abanico de expectativas anunciadas desde la oferta electoral que configuró el programa de gobierno del cual se valió un equipo político para consolidar su arribo al poder. No sólo en 1998. También, en 2006 y 2013. Ese Ejecutivo Nacional, actuó exento de consideraciones que enfocaran los problemas que padecía la ciudadanía desde un enfoque debidamente centrado en la comprensión cabal de todo aquello que la afectaba social y culturalmente. Pero también, económica y políticamente.

 

Fue así como el país político comenzó a vivir aireados y descarnados reclamos elevados a lo largo de marchas convocadas por actores políticos y factores de la oposición política cuyos llamados fueron claras demostraciones de su fuerza de convocatoria. Así se dio, desde el mismo momento en que se estrenaba el gobierno militarista. Pudiera decirse que desde entonces, comenzó a perfilarse una categoría política formada por ciudadanos no conformes con las medidas gubernamentales desproporcionadamente distanciadas de los compromisos adquiridos. Sobre todo, por adoptarse bajo la premura de criterios improvisados. Y ello devino en graves contrariedades que se transformaron en razón de desencuentros y conflictos de acentuada reciedumbre.

 

Indudablemente, fue umbral de decepciones, agobios e indignaciones. Cada sexenio se asumió sin que el gobernante se compadeciera de las ingentes carencias que daban cuenta de las cuestionadas situaciones que mellaban la calidad de vida del venezolano. Además, hablaban del retraso político lo que dio paso a que se acumularan problemas y se distorsionaran condiciones que terminaron ahondando la crisis de Estado que ya venía forjándose desde la última década del siglo XX. Así se desdibujo todo el cifrado de promesas electorales disfrazadas de “democracia participativa y protagónica” por la novel Constitución de 1999.

 

En medio de tan críticos escenarios, fue emergiendo un repudio generalizado hacia un gobierno que comenzó a desconocer su propia letra. Más, cuando la figura de “gobierno cívico-militar” desencadenó una serie de ilegalidades que traspasaron los límites del civismo, del respeto y la tolerancia. Su comportamiento mostraba un perfil de arbitrariedades, hostilidades y de un despotismo azuzado por la más cruel injusticia. Fueron causas para irritar a toda una población cuya heterogeneidad social, cultural, económica y política no tuvo parangón con lo que hasta ahora había podido enervarse. El hartazgo de grupos y comunidades excluidos de los beneficios a los que invitaba un “Estado democrático y social de Derecho y de Justicia” afanado de regirse por valores de vida, de libertad, de igualdad y de solidaridad y, en general, “por la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político”, exasperó más aún las ya caldeadas masas populares.

 

Fue motivo para demostrar la inconformidad de la sociedad venezolana ante un régimen que permitió, con la más grosera impunidad, la concentración de la riqueza en las manos de gobernantes, colaboradores pusilánimes y aduladores descarados, así como de serviles y delincuentes de “cabeza roja”. Sumado a esto, se vio la complicidad de un alto mando militar cuyo sentido del “pretorianismo” le indujo actuar a la orden de intereses políticos que habrían determinado el aprovechamiento de todo cuanto engrosara apetencias de todo género.

 

Precisamente, en el fragor de tanta consternación, la moral colectiva de un pueblo defraudado optó por reconquistar los espacios políticos en los que la democracia se crece ante trascendentes reivindicaciones. Todo, para gloria de libertades y derechos humanos cuya esencia impulsa la abolición de los desgarros y encierros a los que ha conducido una gestión gubernamental como la tiene confinado el desarrollo del país. De una gestión que en aras de sus patrañas, cayó en el plano de cual atrevida e insolente tiranía. Por eso, la rebeldía de la sociedad venezolana es señal del cansancio que le he generado soportar tanta impudicia, desvergüenza y corrupción del gobierno central. Por tanto cabe inferir la naturaleza de la reacción asumida por una población razonadamente exacerbada. Es lo que en Sociología Política pudiera asentirse como la rebelión de los indignados.

Novia de Gilber Caro podría ser acusada de rebelión militar

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«Gilber mira están metiendo algo en el carro”, son las palabras que pronuncia la presa política Steicy Escalona en el momento de su detención junto al diputado Gilber Caro por funcionarios del Sebin en el peaje  Valencia-Puerto Cabello, el pasado 11 de enero.

Escalona explicó a sus abogados que los cuerpos de seguridad tenían “órdenes directas” de revisar el carro de Caro donde viajaban y solo llevaban ropa y comida. Cuando detienen a Steyci y a Caro un funcionario del Sebin dice que hay un arma y explosivo C-4. Les sembraron las pruebas que usarían en su contra y posteriormente los detienen.

A Escalona la presentaron el 13 de enero ante el tribunal sexto militar bajo los cargos de rebelión militar y sustracción de efectos de las fuerzas armadas.  Su abogada Theresly Malavé, presidenta de la ONG Justicia y Proceso Venezuela y miembro de Todos por la Libertad, explicó que se trata de «un acto ilegal ya que las leyes  establecen en casos como estos,  que los civiles deben ser juzgados en jurisdiccion civil y nunca militar».

“No tiene lógica. La acusan de levantarse en armas contra el Gobierno y de llevarse equipos de las Fuerzas Armadas.  Si uno estudia la vida de Steyci queda claro que esto es una siembra. Cada rebelión militar ha tenido su historia; sin embargo, esta no la tiene sino que la construyó el Sebin”, dijo Malavé.

Escalona tiene siete años viviendo en Suiza trabajando como maestra enseñando español a niños en las mañanas y en una agencia inmobiliaria en las tardes. Además se destacó por la defensa de los derechos humanos y solo venía a Venezuela en navidades.

“Solicitamos al Fiscal, en los 45 días correspondientes, todas las pruebas que desmienten estas imputaciones. Presentamos su constancia de trabajo, carta de sus empleadores, testimonios de las personas que vieron el procedimiento de la detención. Además, cuestionamos la custodia de dicho fusil y explosivo que le sembraron», explicó Malavé.

La abogada agregó que la mayoría de las pruebas no fueron practicadas por el Fiscal y simplemente mantienen a Escalona detenida en el Sebin en Naguanagua.

Mientras tanto, Caro nunca fue presentado ante tribunales sino que fue llevado directamente a la cárcel 26 de Julio. Malavé lo describe como un “secuestrado del Gobierno”, el diputado está aislado, no recibe visitas y recibe un trato discriminatorio por los custodios.

La abogada de Escalona informó que el próximo 23 de marzo será la audiencia en la cual la juez del caso decidirá si admite o no la acusación y de hacerlo se pasará a juicio por los delitos sustracción de armamento militar y rebelión militar.

UCAB se declaró en “rebelión” en defensa de la democracia en Venezuela

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En el marco del sexagésimo tercer aniversario de la Universidad Católica Andrés Bello, el movimiento estudiantil, junto con el Rector de la universidad, convocó una asamblea para declarar su rebelión ante los “atropellos” cometidos por el Consejo Nacional Electoral (CNE) a la Constitución el pasado 20 de octubre.

El Consejero Universitario, Santiago Acosta, se pronunció sobre lo que catalogó como un “golpe de Estado” del Gobierno en contra de los derechos contemplados en la Carta Magna.

“Nosotros hoy como estudiantes, al igual que la Asamblea Nacional, nos declaramos en  rebelión. Una rebelión estudiantil que significa asumir que esto es una dictadura y que nuestra lucha es una resistencia no violenta por la democracia”, manifestó el dirigente.

El rector de la universidad, Francisco Virtuoso, apoyó al movimiento estudiantil ucabista haciendo un llamado al Estado venezolano para que deponga sus armas y su “actitud violenta contra la ciudadanía”.

“Hay un juego político perverso que quiere sumergir a Venezuela en una guerra fratricida, en una guerra de todos contra todos, en una guerra de violencia. Nosotros no podemos pisar ese peine”, declaró el rector.

El Movimiento Estudiantil convocó a la comunidad ucabista a la movilización del próximo miércoles 26 de octubre y a todos los movimientos políticos a luchar contra “la dictadura para comenzar a construir la democracia venezolana”.

 

El peligro llamado a rebelión civil por OrlandoViera Blanco

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El derecho de rebelión, de revolución o de resistencia a la opresión, es un derecho reconocido a los pueblos frente a gobernantes de origen ilegítimo o que teniendo origen legítimo, han devenido en ilegítimos durante su ejercicio. Venezuela atraviesa momentos infaustos que nos ponen en la mirada de estos conceptos. Para validar la rebelión civil que recoge el Art. 350 de la CBV (doctrina de la legítima defensa constitucional), debemos entender las dimensiones del Estado Fallido, que no lo define sólo el abuso o falta de autoridad de gobierno, sino también el arraigo y disposición de lucha de sus ciudadanos. 

 

¿Qué es la legítima defensa ciudadana? ¿Cuáles son sus consecuencias? ¿Es la rebelión civil un asunto estrictamente jurídico o demanda la aceptación de las masas?. En el Estado de Guerrero/México, el pueblo indígena salió a las calles a la defensa de su territorio. No de la tierra, ¡sino de la vida!. Rafael Aréstegui Ruiz en su trabajo sobre rebelión legitimada y justicia comunitaria, comenta: «El despertar de los pueblos [Guerrero] se gestó (1992), para reivindicar el olvido gubernamental de muchos años que mantenía hundidos en la pobreza a decenas de miles de familias de La Montaña de Guerrero. Olvido que se tradujo en depredación y exterminio. La marcha fue llamada: Nunca más el Silencio». De estas notas quiero rescatar tres elementos: i.- Olvido gubernamental ii.- Depredación y exterminio y iii.- Silencio del Estado (pueblo ignorado). ¿Es nuestro caso? ¿Quién ignora? ¿Sólo el gobierno? ¿Y nosotros?

 

Después de 1.3 Trillones de Dólares malversados (25.000 hospitales o 250.000 escuelas frustradas) y más de tres lustros de desaciertos, división, socialismo y muerte (250.000), queda una pesada estela en el mar. Hemos sido depredados por una insaciable sed de poder, revanchismo y despojo. Un el elevadísimo precio que pagamos por una impostergable compensación social. Un «take over» revolucionario que hace depender ser ciudadano a ser militante del PSUV. El Poder Judicial (TSJ), el Moral (MP, CG y DP) y el Electoral, son carteles del Poder Ejecutivo. El resultado: una peligrosa polarización donde la oposición no es nada ni nadie. Un modelo hegemónico que no sabe de respeto a la ley. La legítima defensa ciudadana recoge estos antivalores como propios del Estado Fallido, conductor de una  sociedad disociada por anarquizada, profanada y violentada.

 

Una sociedad impedida de convivir pacífica y dignamente. Una sociedad asida de enfrentamientos verbales y físicos por los DDHH, por los derechos de la naturaleza y de nuestras riquezas. Una sociedad donde sus individuos han dejado de existir impunemente o los que sobreviven van en peligro inminente. Una sociedad en continuo aumento de la criminalidad, perseguida en lo político y segregada en lo social, porque no le apetece la Hojilla o un mazo dando. Un Estado donde sus autoridades enfrentan con frivolidad y desdén las carencias del pueblo. Una sociedad en constante estigmatización donde lo liberal es prescindible, desdibujando la legitimidad del Estado. Sin embargo: ¿Es posible en Venezuela una rebelión popular, FFAA y pueblo unido?

 

El análisis del Estado Fallido no se reduce a una valoración legalista o temporal. Repelerlo exige un sentimiento popular. No de clases. El elemento movilizador es el arraigo. Un pasado que remite a las raíces mítico-culturales. Historia que va de un doblamiento del ser a un lamentable desdoblamiento colectivista. Injusticias que despiertan rémoras y reabren las heridas de los latigazos del conquistador. Arraigo que resiente el espíritu-nación, por el desprecio y rechazo acumulado. Arraigo que enturbia la disposición de lucha de los pueblos a rescatar sus valores, derechos y territorios. La pregunta es sí desde los territorios del pueblo de las nubes, ríos, sierras o llanuras; sí desde las zonas rurales o marginales, desde de las tierras bajas del sur, las indómitas costas el norte o sobre la misma tierra caliente de Oriente a Occidente- ocupadas de narcos y nuevos terrófagos- se ha superado el otro olvido, la otra depredación, la otra ausencia antes de Chávez. ¿Fue Chávez considerado ausente, silencioso, depredador y exterminador por el lumpen de Coquivacoa? ¿Es Maduro un olvido superior? ¿Su incapacidad es suficiente para el revire del 350?

 

Ni las FFAA, ni la MUD o el PSUV a solas, suman el arraigo popular; las raíces, organización y convocatoria para un cambio real. Sin convicción colectiva de lucha, la rebelión no es más que montonera. Si las masas no ven con quien «edificar un mejor porvenir», ¿por qué ir a la toma de la Bastilla? ¿Para quién? ¡Venezuela no es Guerrero, ni la gente sufre el mal de Tamaulipas! Venezuela tiene hambre. Esto es otro tema. Pero aún no ha nacido un movimiento de movimientos alternativo, organizado e integrador. Sin duda hemos sido depredados y puede brotar una milicia ciudadana. Pero el pueblo aun sataniza tanto a AD y COPEI et al, como a Maduro, quedando una delgada línea entre resistir-entre colas, crímenes y saqueos-o amotinarse.

 

Lo afirmó Miguel de Cervantes: «Por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida» (Don Quijote).

 

@ovierablanco

 

May 03, 2016 | Actualizado hace 8 años
Del becerro subversivo por César Miguel Rondón

NicolasMaduro

 

Nos enteramos por un despacho de la agencia EFE, que el Papa Francisco decidió enviar una carta personal a Nicolás Maduro, “debido a la grave crisis que atraviesa Venezuela”. El contenido completo de la carta no ha trascendido, pero el portavoz del Vaticano, el padre jesuíta Federico Lombardi, señaló que el Papa escribió una carta personal al presidente Maduro en referencia a la situación del país. Ya el Papa, en el mensaje Urbi et Orbi del Domingo de Resurrección, se había referido a nuestro país preocupado por lo que aquí ocurre. Por ello ahora le escribe directamente a quien él entiende es el responsable de la crisis, o, según como se mire, el que tiene la solución en su mano: Nicolás Maduro. Al Papa tiene que preocuparle la situación del país en general y de Maduro en particular, porque –urbi et orbi- a todos nos preocupa el estado del presidente; un hombre que, por decir lo menos, perdió el norte, la sindéresis y la coherencia.

Ayer, con motivo del día del trabajador, se le ocurrió declarar dislates que hoy reseña la prensa nacional: “Maduro ordena rebelión y huelga si es sacado del poder”, este titular se repite en El Informador de Barquisimeto, El Tiempo de Valera, El Aragüeño en Maracay y en tantos otros.

Presidente, explique, por favor, ¿cómo es eso de una huelga? Si usted es el que prácticamente ha llevado a una huelga al país. Ya solo se trabaja un día a la semana. ¿Qué más huelga quiere usted? Pero él pide huelga si lo sacan del poder “sea como sea”. ¿Y cómo es eso de sea como sea presidente? ¿Es que acaso usted piensa eternizarse en la Presidencia de la República? De ninguna manera, Maduro. Su presencia allí es finita, la Constitución así lo establece. Y una de las maneras para sacarlo de allí es vía referéndum revocatorio. Y, como sabe, ya 2.300.000 venezolanos decidieron que no querían que usted siguiera allí.

Pero resulta que, para insistir con la burla a los venezolanos, aparece ahora la Rectora del CNE, Tania D’Amelio -seguro estoy usted ni le conoce el tono de voz; yo tampoco- afirmando que no se pueden revisar las firmas antes de que transcurran los 30 días previstos. A lo cual el ex rector Vicente Díaz le responde: “Rectora, usted sabe perfectamente que los plazos son límites máximos, el principio de celeridad obliga al mínimo”. Pero qué importa lo que diga Tania D’Amelio si ya el propio Psuv, por órdenes de Maduro, es el que va a revisar las firmas. ¿Para qué, entonces, existe el CNE? ¡Menudo despelote tienen internamente! Menudo despelote han provocado en el país!

Continuando con el presidente, ayer dijo, con relación al caso Polar -le leo citado en El Nacional-: “Planta parada, planta tomada. Me sabe a casabe quien sea, si sigue el plan golpista pueden terminar encanaos”. ¿Así habla un malandro o es el Presidente de la República? Además, el presidente quiere que la cosa sea en paz. Bueno, Maduro, primero póngale reparo a los malandros que fueron a perseguir el pasado viernes a Chúo Torrealba para caerle a golpes. Torrealba iba, como es su costumbre, sin escoltas, pero le dio sus buenos golpes a algunos de los delincuentes que cobardemente fueron tras él.

Pero sigamos en esta misma primera página de El Nacional. Se destaca algo grave: “La Fuerza Armada Nacional Bolivariana da órdenes para actuar contra la oposición. Los planes castrenses desarrollados durante los tres últimos años establecen que: “Las organizaciones opositoras al sistema de gobierno vigente constituyen fuerzas enemigas”. Los estudiantes también están en la mira pues en el plan de operaciones de seguridad a centros de educación media y superior se considera que están infiltrados por elementos subversivos”. Pero, a estas alturas, por todo lo visto, oído y leído, el principal subversivo en el país no es otro que Nicolás Maduro. De hecho, habla como si estuviera en la oposición; tan perturbado y descontrolado le han dejado los dos millones de firmas en su contra. Es un hombre tan acorralado y fuera de sí, que llegó a soltar esta insólita y reveladora frase: “Mientras más me chantajeen me pongo más becerro”. ¿Qué quiere decir con eso de más becerro? En un primer momento pensé que lo que quería decir era era algo así como “me pongo más berraco”. Pero esta es una expresión típica de colombianos, y, después de tantas acusaciones señalando que el presidente es de esa nacionalidad, me resulta insólito, por no decir imposible, que él vaya a cometer semejante torpeza. Pero quién quita. Maduro es impredecible, como procede sin lógica alguna, es fácil que nos sorprenda constantemente. Pero, contrario a lo que sospechaba, luego me informaron que “becerro” es un término que se maneja en el sistema carcelario venezolano. Mas es raro que esa haya sido la acepción procurada por el presidente, porque, según me explican, el becerro en las cárceles venezolanas es el más tonto, el más cretino, el más miserable de los presos. En fin…

Vistas todas estas desafortunadas circunstancias, ¡cómo no le va a escribir el Papa a Nicolás Maduro!

 

@cmrondon

César Miguel Rondón

Danza lupina en el acantilado por Carlos Blanco

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El general Vladimir Padrino dijo el 27-Freciente: “Tenemos la firme convicción de que los soldados y soldadas de la patria nunca más empuñarán sus armas contra el pueblo y permanecerán siempre a su lado en procura de la suprema felicidad, la paz y la convivencia de un Estado democrático, con verdadera justicia social y libertades plenas”.

Excusemos el ripio, pues “soldada” en castellano es “sueldo, salario o estipendio”, y exploremos el amago de pensamiento que se cuela.

Hay varias hipótesis sobre lo dicho por el locuaz oficial.

Primera hipótesis: se refiere a que los militares no saldrán a la calle como lo hicieron en el Caracazo. Como se recordará de esos eventos trágicos, hubo una rebelión que fue retransmitida por los medios, el gobierno que tenía 25 días (sí, 25 días en Miraflores) no reaccionó porque había una huelga policial y las hipótesis de empleo de las fuerzas armadas estaban ligadas a los conflictos fronterizos (Colombia y Guyana), por tanto, no había fuerzas militares en Caracas. Los saqueos escalaron y cuando salió el grueso de los militares ya era una situación incontrolable. Se produjeron muchos muertos en una cifra suficientemente pavorosa (alrededor de 290 personas) que no requiere ser magnificada. Esas muertes ya son un dolor y un horror.

Padrino López puede querer decir que si hay una explosión social como entonces, los militares no saldrán a reprimir como lo hicieron en esos días de 1989.

La segunda hipótesis es que el misil que dirige el ministro no es contra los oficiales del 27-F de 1989, sino hacia su colega, general Miguel Rodríguez Torres, quien encabezó la brutal represión en contra de los jóvenes y estudiantes de 2014. Como se recordará, en ese año se produjo una rebelión fundamentalmente juvenil, que contó con la solidaridad de los dirigentes de La Salida, y que fue reprimida a sangre y fuego, sobre todo por las unidades antimotines de la Guardia Nacional.

Padrino López puede aludir a que no volverán los militares a disparar, reprimir, acosar, encarcelar, como lo hicieron Maduro y su colega en 2014.

La tercera hipótesis es que los militares, tal como el 6-D y el 5 de enero en la instalación de la Asamblea Nacional, ahora defenderán la institucionalidad y no aceptarán órdenes ilegales de represión contra el creciente, actual e indetenible descontento popular. Así desobedeció el Alto Mando el 11 de abril de 2002 al negarse al Plan Ávila.

Esta última hipótesis revelaría un notable avance político, intelectual y militar, porque ayudaría al fin institucional de la fiesta de lobos.

 

@carlosblancog

El Nacional 

 

Todo se derrumba por Marianella Salazar

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Nicolás Maduro prendió la mecha haciendo un llamado a la rebelión. En efecto, lo que se ha vivido en solo dos días de esta semana, en Caracas y algunas ciudades del interior, es la rebelión de un pueblo indignado con un régimen incapaz de implementar planes de contingencia ante las grandes calamidades públicas, que cayeron de un solo golpe como producto de años y años de improvisación, falta de inversión y mantenimiento. Lo que más indigna es que no haya sido por falta de recursos, pues la renta petrolera dio tanto que Don Regalón –Hugo Chávez– se dio el lujo de repartir combustible en el corazón del imperio “mesmo”, como hizo en los barrios neoyorquinos de Harlem.

El petróleo sirvió para financiar una entelequia llamada socialismo del siglo XXI, exportarla por América Latina y sembrarla en España con Podemos (un pase de factura por la humillación del “¿Por qué no te callas?” sufrida por el galáctico). No les bastó el despilfarro y la corrupción, causantes de tanta miseria y destrucción, ahora nos meten la mano en los bolsillos con el aumento de la gasolina para sacar más recursos, medio llenar las saqueadas arcas públicas, continuar con la rapiña y seguir mandando gasolina gratis a Cuba. Una bofetada a cada uno de los venezolanos que sufren la escasez y la inflación, tan alta, que una latica de atún cuesta más que un día de trabajo.

 

Enfriar al país

Siguen los embustes con el fenómeno El Niño y el Guri, que sirven de excusas para justificar la falta de energía termoeléctrica. Claro que la sequía impacta fuertemente, pero la demanda es de 137.000 megavatios hora y Guri solo produce 37.000, los otros 100.000 tienen que ser generados por los termoeléctricos ¡que no tenemos!, ¿por qué?, por los funcionarios corruptos que se aprovecharon de la crisis eléctrica haciendo negocios con los “bolichicos” de Derwick Associates. Por eso, el lunes se desconectaron en Caracas las subestaciones eléctricas ubicadas en Tarzilandia y El Rosal, que mantuvieron sin luz 80% del municipio Chacao y seguirán desconectándose muchas más subestaciones en la capital.

Venezuela tiene bastante tiempo con la oscurana, si el año es muy seco y se apaga Guri, será muy crítico, medio país estará sin luz y habrá grandes racionamientos en ciertos sectores. El gobierno tomará medidas muchas más drásticas para sobrevivir y pasar la penumbra, aunque sea hasta el invierno cuando lleguen las lluvias. Estudian enfriar el país para bajar el consumo –en muchas estados ya son habituales los cortes prolongados de energía eléctrica–, aplicarán horarios escalonados, decretarán días libres entre semana. Lo intentarán todo con tal de que no se apague Caracas; desde el punto de vista estratégico y por razones de seguridad la situación sería inmanejable, con un impacto político muy fuerte, que no es otro que la salida.

 

La caída

El país arde por los cuatro costados, brotan manifestaciones y protestas por falta de agua, luz, alimentos, medicamentos. Hay saqueos e intentos de saqueo. Toman las vías públicas, desde Petare hasta Upata, desde Catia La Mar a San Juan de Los Morros. El lunes Caracas fue un caos, los residentes de La Urbina, Terrazas del Ávila y El Marqués no pudieron conciliar el sueño por la plomazón, las detonaciones de bombas lacrimógenas, perdigonazos, sirenas, cacerolazos y gritos que se escuchaban en los alrededores de Makro, La Urbina. En Altamira quemaron un vehículo frente al Banco del Libro. Se reportaron decenas de arrestos, la represión tiene un costo político muy alto. Estamos en el preámbulo de la caída. La improvisación y el caos es la impronta final en la deriva paroxística del régimen.

 

@AliasMalula

El Nacional