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Investigación ARI | Los Roques: a la orilla de un desastre ambiental

Mar de turquesas, aguas cristalinas, arena blanquísima, cielo despejado, sol incandescente, aves que vuelan en el horizonte, soledad. Las postales del Parque Nacional Archipiélago Los Roques suelen mostrar este paisaje paradisíaco que resulta irresistible para tantos turistas que se adentran a conocer el arrecife mejor conservado del Caribe Sur. Pero en los últimos años, hay planes que se encaminan a enturbiar esta imagen, porque lo primero que ven los visitantes que arriban en avión es una laguna marrón con mangles talados.

En El Gran Roque, la isla poblada del archipiélago, hoy se levanta con capital privado una serie de construcciones de concreto bajo el estupor y crítica de habitantes, ambientalistas y la comunidad científica vinculada desde hace décadas con esta área protegida. Esta, no solo rompe con la armonía del paisaje, sino que viola leyes ambientales y transgrede el Plan de Ordenamiento y Reglamento de Uso (PORU) del parque nacional, que estipula incluso cuál es el estilo y la altura que deben mantener todas las edificaciones. Como si esto no fuese suficiente, la administración de Nicolás Maduro promueve ruedas de negocios con planes para hacer campamentos de lujo en cayos pequeños y deshabitados que carecen de servicios básicos. 

El primer parque nacional marino creado en Venezuela está en riesgo. Estudios académicos indicaron, desde 2004, que la capacidad de carga estaba al límite y por eso eso se emitió durante años un decreto que prohibía las construcciones. Los expertos coinciden en que modificar apenas una pequeña porción de territorio afectará el perfecto equilibrio que se ha mantenido durante siglos entre manglares, corales y praderas de Thalassia, que a su vez son hábitat y fuente de alimentación de cientos de especies de peces, tortugas, crustáceos, moluscos, mamíferos y aves que hacen vida en el archipiélago.

Este daño de concreto es consecuencia de un conjunto de cambios por los que atraviesa el parque nacional desde varios años. Se persigue transformar la faz de esta área protegida y abrirle la puerta, por un lado, a un turismo masivo y, por otro, a la nueva elite económica y chavista que busca satisfacer sus exigencias de exclusividad, privacidad y lujo al precio que sea. 

Lee el especial “Los Roques: a la orilla de un desastre ambiental” al hacer click en la siguiente imagen.

FOTOS | Activistas marcharon por tala indiscriminada de árboles en Caracas
En la manifestación se presentó la plataforma/ coalición «Plantados» en defensa de estas especies vegetales de la ciudad

 

(Fotos: Twitter @yendrive, @hernanrosas)

 

«Los árboles no son desechos», «Una sociedad que destruye jamás su tronco endereza», «Estos árboles tienen dolientes». Estos fueron algunos de los lemas que se leyeron en los carteles que este sábado, 27 de noviembre, se exhibieron en una caminata contra la tala indiscriminada de estas especies que ha ocurrido en distintas zonas del área metropolitana de Caracas durante los últimos meses.

Alrededor de las 10:30 de la mañana, decenas de personas se concentraron frente al Centro Comercial El Recreo, en Sabana Grande, municipio Libertador del Distrito Capital, para presentar un manifiesto. José «Cheo» Carvajal, activista y director de la asociación civil Ciudad Laboratorio @ciudlab, leyó el comunicado en el que se anunció la conformación de «Plantados», una plataforma/ coalición de organizaciones ciudadanas en defensa de los árboles de Caracas.

«Hemos visto caer árboles longevos y jóvenes, árboles catalogados como patrimonio y ‘anónimos’. La masa arbórea de Caracas disminuye de manera sostenida. Hemos visto el arrase de centenares de árboles en los bordes de las autopistas, en un claro gesto de banalización de nuestro paisaje y discontinuidad del hábitat de la diversidad de fauna. Pero esas agresiones no se han limitado a los bordes de la autopista. Se ha extendido por avenidas y calles de la ciudad. Casi a diario el sonido de la motosierra nos perturba cerca de casa o desde el altavoz del celular denunciando una nueva tala en algún lugar de la ciudad. Suele ser este ruido feroz un alerta que nos conmina a defender nuestros árboles, pero hasta ahora un paso atrás de los perpetradores que, en grosera exhibición de poder, nos convierten en espectadores de lo irreversible: la tala, el desmoche, la poda severa, la desfiguración, la ridiculización del árbol», pronunció Carvajal.

El manifiesto también indicó que, lejos de que estas «podas» puedan ser consideradas como medidas para minimizar riesgos en contextos urbanos, son «desgarramientos, mutilaciones» que han arremetido contra árboles sano y otros que podían recuperarse.

La coalición planea cuatro acciones clave: contención ciudadana ante la tala y monitoreo de árboles, participación en la reforestación, acción pedagógica hacia instituciones y comunidades y presión a instituciones para que «recuperen y asuman su rol de protección del arbolado urbano como parte de una política integral de sostenibilidad».

Los activistas, que recorrieron tres municipios de la capital (Libertador, Chacao y Baruta), plantaron un árbol en medio del recorrido y finalizaron la caminata en la urbanización Las Mercedes, una de las más afectadas por las nuevas construcciones y poda de árboles.

 

 

Ninguna entidad del Estado protege eficazmente a los ambientalistas. Esto dificulta su quehacer diario y el monitoreo ‘in situ’ de sitios importantes como los Parques Nacionales
En la última década, los asesinatos de los líderes indígenas Sabino Romero y Freddy Menare se vincularon directamente con sus luchas por la demarcación de sus tierras y contra la minería ilegal en sus territorios. Quienes continuaron con su legado viven en permanente amenaza

Por Lorena Meléndez G.

Publicado en Mongabay Latam

Hace tres años, los miembros de una organización ambiental del sur de Venezuela comenzaron a recibir amenazas. A sus teléfonos llegaban mensajes de texto y llamadas en los que les decían que dejaran de denunciar la presencia de la minería ilegal que extrae oro de los parques nacionales de la zona. Con los días, los recados fueron más violentos: los invitaban a no actuar si querían preservar su integridad física. Menos de tres semanas después, asaltaron su sede y se llevaron todas las computadoras y materiales de oficina. Uno de los activistas, cuya identidad y la de su organización no se difunden por motivos de seguridad, tuvo que irse de su casa por un tiempo hasta que todo se calmó.

Este episodio muestra la condición de vulnerabilidad de los defensores ambientales en el país. Aunque el robo fue denunciado, una fuente ligada al caso aseveró que poco hicieron los cuerpos de seguridad del Estado para investigar lo que había sucedido y para dar con el origen de aquellas amenazas. Hoy, el miedo a señalar a los culpables obliga a los ambientalistas a documentar, en silencio, los delitos que atentan contra la naturaleza. Algunos, incluso, evitan hacer informes in situ por temor a persecuciones y represalias.

De acuerdo con Global Witness, organización que documenta los asesinatos de defensores de la tierra y el ambiente en el mundo, en Venezuela se registraron tres homicidios de activistas ambientales en 2018. Una constante en los hechos es la inacción del Estado en cuanto a la resolución del suceso y penalización de los culpables. Eso ha pasado, por ejemplo, con la muerte de Pedro Vielma, Ramón Rosario y Reyes Orlando Parra, a quienes un grupo de hombres armados mataron entre el 1 y 2 de agosto de 2018 en el fundo La Escondida del municipio Rojas de Barinas, en la región llanera del país. La esposa de Parra, Zuleima Contreras, exigió al presidente Nicolás Maduro que se hiciera justicia en el caso de su marido, quien era miembro de ‘Los lanceros de la Pescalinera de Zamora’ —una organización campesina que luchaba por recuperar tierras que antes les fueron usurpadas— y estaba siendo ayudado por Vielma y Rosario, propietarios de predios de la zona.

El informe también hace énfasis en el caso de la abogada e indígena pemón Lisa Henrito, quien fue tildada de “traidora” y “secesionista”, por un militar venezolano cuando era entrevistado en un programa de la televisión pública. Henrito es conocida por su defensa de los derechos de las comunidades ancestrales así como por su férrea posición contra la minería. “Amnistía Internacional ha documentado una serie de casos en Venezuela, en los cuales altos funcionarios han estigmatizado a activistas y esto ha generado su persecución por parte de las autoridades”, apunta el documento.

Los asesinatos de los líderes Sabino Romero (2013)  y Freddy Menare (2017) siguen sin esclarecerse por completo. Quienes continuaron con sus legados por la defensa de las tierras en la Sierra de Perijá y el Amazonas venezolano continúan bajo amenazas, al igual que diferentes líderes de organizaciones ambientales. Mineros ilegales, grupos armados y usurpadores de tierras siguen dominando estas regiones.

Quienes lo conocieron, presumen que el líder yukpa Sabino Romero fue asesinado por ganaderos de Machiques. Foto: survivalinternational.org

Peligro en la Sierra de Perijá

Cuatro ambientalistas entrevistados para este reportaje confirmaron los riesgos que corren cuando ejercen su labor y lo que ha pasado después de las muertes de los líderes indígenas Sabino Romero y Freddy Menare. Uno de ellos es Lusby Portillo, antiguo profesor de la Universidad del Zulia y representante de la Sociedad Homo Et Natura —ONG que colabora por medio de la investigación, preservación, defensa y promoción de las culturas indígenas de la Sierra de Perijá y la Cuenca del Lago de Maracaibo— quien relata las dificultades por las que ha atravesado para reportar la lucha de los indígenas yukpas por sus tierras en la Sierra de Perijá y denunciar los intentos del Estado por explotar minas de carbón en territorios que ancestralmente pertenecen a esa etnia.

“En los ochenta, cuando comencé, el gobierno decía que yo era un guerrillero peruano y que era de Sendero Luminoso —organización terrorista autora de múltiples asesinatos y atentados en el Perú—. […]Durante el gobierno de [Hugo] Chávez me dijeron que era paramilitar porque yo sigo cuestionando el modelo ambiental y las políticas ambientales, indígenas y fronterizas […] Uno queda como aislado, estoy criminalizado por el gobierno. Es muy difícil vivir así y luchar es todavía más difícil”, asegura el activista, quien para continuar con su labor se ha valido de una red de informantes que le alertan cuando en sus territorios hay crímenes ambientales.

Portillo fue uno de los ambientalistas que siguió de cerca la lucha de Sabino Romero, el líder yukpa que recibió al menos 20 amenazas de muerte y fue finalmente asesinado en febrero de 2013 a manos de un sicario. Iba junto a su esposa, Lucía Martínez, de camino a las elecciones de cacique mayor en la parroquia Libertad del municipio Machiques, en el occidental Estado de Zulia, cuando un par de motorizados se detuvieron junto a él y le dispararon varias veces mientras pasaba por la comunidad de El Tukuko. Él murió y su pareja resultó herida.

Aunque el autor material del suceso, Ángel ‘Manguera’ Romero Bracho, fue condenado a 30 años de prisión en 2015, los presuntos autores intelectuales siguen libres y no hay ninguna investigación abierta contra ellos. Las evidencias apuntan a que se trata de ganaderos de Machiques con quienes el líder yukpa había mantenido enfrentamientos armados en medio de la pelea por los territorios que pertenecían a su etnia y que nunca fueron demarcados.

«‘Manguera’ era empleado de los ganaderos, su guardaespaldas, trabajaba con la Guardia Nacional en acciones encubiertas”, asegura Portillo, quien recuerda que, antes del asesinato, Sabino Romero participó en la ocupación de la Hacienda Medellín —que hacía parte de una de las zonas que los yukpa aseguraban que les pertenecía y no estaba demarcada— donde se concentraron alrededor de 200 dueños de fincas junto con hombres armados. Al final de la tarde, estos intentaron avanzar contra los yukpas y los indígenas respondieron con sus escopetas. Hubo una balacera con varios heridos. “Ese día le declararon la muerte a Sabino y contrataron a los sicarios para que lo mataran”, apunta el defensor ambiental.

Serranía de Perijá desde El Tukuko. Foto: Lorena Meléndez G.

El informe anual de la organización Programa Venezolano de Educación – Acción en Derechos Humanos (Provea) de 2013, cita el caso del indígena asesinado y reseña que el gobierno siempre estuvo en su contra.

“Sabino había sufrido una constante criminalización por parte de las autoridades debido a su movilización en defensa de los derechos del pueblo yukpa. Sufrió privación de libertad durante 18 meses y era permanentemente hostigado por funcionarios policiales […] La cruda realidad es que a Sabino lo mataron por oponerse a la demarcación de las tierras por parcelas”, se lee en el documento.

Portillo cuenta que Lucía Martínez, la esposa de Sabino Romero, ha seguido al frente de las protestas y exigencias de su pueblo, lo mismo que Sabinito, el hijo mayor de la pareja. Siguen expuestos a amenazas. El defensor ambiental afirma que, al menos, se logró que el gobierno desistiera de la idea de explotar carbón en la Sierra de Perijá.

De acuerdo con el cineasta Carlos Azpúrua, autor de la película “Sabino Vive”, los familiares de Romero están acorralados y cercados, sin cabida alguna en los medios de comunicación. “Han sido invisibilizados y en esa lucha de los indígenas que habitan en Perijá, territorio compartido con Colombia, los yukpa han sido terriblemente martirizados por los intereses de los ganaderos de Machiques, culpables de la muerte de Sabino, quienes están asociados a grupos que defienden la propiedad privada en esa zona”, asegura.

Azpúrua asegura que Sabino es un gran héroe que “resiste la percepción y la actitud de un modelo de desarrollo que ha sido absolutamente irrespetuoso con los pueblos ancestrales. Los yukpas han sido hostigados”.

La Organización de Mujeres Indígenas Yukpa de la Sierra de Perijá, Oripanto Oayapo Tuonde, condenó en noviembre de 2018 la criminalización de los familiares de Romero, ganaderos de Machiques los señalaron como responsables de robar y traficar ilegalmente ganado hacia Colombia. En un comunicado, el grupo indicó que Lucía Martínez recibió un mensaje, a través de una llamada anónima a su hijo, en el que le advertían que sicarios la buscaban para matarla.

Los delitos ambientales en la zona no han cesado y las voces que los reportan siguen siendo escasas. Hoy, las amenazas para el ecosistema y quienes lo defienden son múltiples.

En 2014, organizaciones ambientales denunciaron que en la Sierra de Perijá habían sido deforestadas al menos 2000 hectáreas para el cultivo de malanga, tubérculo usado para la elaboración de aperitivos fritos. La fertilidad de esas tierras ha hecho que muchos intenten apoderarse de ellas. Este territorio es “considerado uno de los centros endémicos y refugios paleoecológicos de mayor importancia para el conocimiento de la historia natural de los ecosistemas del norte de América del Sur”, señala el informe “Una mano a la naturaleza”, de Provita, una ONG encargada de desarrollar soluciones socioambientales innovadoras para conservar la naturaleza. También destaca que son tierras dentro de la región biogeográfica con mayor deforestación del país en los últimos 30 años.

La ganadería también ha dejado secuelas. La investigadora del Departamento de Educación Ambiental del Instituto para el Control y la Conservación de la Cuenca del Lago de Maracaibo (Iclam), Clara Acosta de Áñez, explica en una nota de la organización Azul Ambientalistas que la actividad ha desequilibrado y desplazado a las culturas indígenas. “Las tierras que antes pertenecían a las tribus autóctonas yukpa y barí, han sido despojadas por grandes comerciantes aprovechándose de la vulnerabilidad de las etnias. Ahora muchos indígenas que viven en las zonas más altas y de mayor dificultad para la siembra han tenido que sucumbir ante el latifundio y trabajar para los nuevos dueños de la región”, indica.

Lusby Portillo asegura que la zona de Perijá es de alta delincuencia y está tomada por grupos armados colombianos. “Los más jóvenes se van a trabajar como raspadores de coca y hay una zona que le llaman Sinaloa por la cantidad de sembradíos de droga que tiene. Hay hasta pistas de aterrizaje que los militares destruyen pero que, en dos noches, las reconstruyen completas. También hay tráfico de ganado por los lados de los ríos Negro, Codazzi, Cachirí”, indica.

Un joven yukpa de la comunidad indígena de Tukuko corrobora las denuncias de Portillo relacionadas con el tráfico de drogas. Él mismo fue raspador de coca a finales de 2017 en los sembradíos que se extienden por la zona de Catatumbo, en la frontera con Colombia. Comenta que lo hizo para poder ahorrar y pagarse sus estudios en Maracaibo, la capital del Estado. Sus tres hermanos permanecen en el oficio.

Carlos Azpúrua presentó el documental «Sabino Vive» junto a Lucía, esposa del líder indígena Sabino Romero. Foto: http://4.bp.blogspot.com

En Venezuela, el derecho a un ambiente sano no es considerado como un derecho humano fundamental, así lo señala a Mongabay Latam Maritza Da Silva, directora de Derecho Ambiental y Políticas de la organización Vitalis. Da Silva subraya que, aunque la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 1999 presentó un “abanico de esperanzas” para los defensores del medio ambiente, al darle una perspectiva constitucional al tema e incluir artículos que contemplaban este derecho y las responsabilidades del Estado en torno a este, nada cambió.

“El Estado no creció con la Constitución. Los derechos ambientales se plasmaron pero no se desarrollaron en las instituciones encargadas de velar por ellos, no se consideraron en el quehacer diario […] ni siquiera desde la perspectiva jurídica del Tribunal Supremo de Justicia porque había que reivindicarlos y tutelarlos como un bien jurídico”, enfatiza.

Da Silva agrega que la Fiscalía General de Venezuela solo oficia denuncias relacionadas con el medio ambiente cuando en el caso hay una perspectiva penal. “Ese panorama dificulta que haya un marco legal que pueda proteger a los defensores ambientales”, indica.

Pese a que en marzo del año pasado se publicó el “Acuerdo Regional sobre el Acceso a la Información, la Participación Pública y el Acceso a la Justicia en Asuntos Ambientales en América Latina y el Caribe”, conocido como el Acuerdo de Escazú, que establece la creación de garantías de un “entorno seguro y propicio” para los activistas, así como para su protección, Venezuela no figura entre los firmantes. El país tampoco asistió a ninguna de las reuniones que se convocaron cuando se redactó.

Mongabay Latam llamó en repetidas ocasiones al Ministerio de Ecosocialismo de Venezuela —anteriormente Ministerio de Ambiente— , pero no fue posible  establecer comunicación. Así mismo, se entregó una solicitud formal de información, pero hasta el momento de publicación de este reportaje todavía no se ha recibido respuesta.

Silencio en las minas

En los estados de Amazonas y Bolívar, los activistas ambientales se deben mover con cuidado. La minería no solo está presente dentro del Arco Minero del Orinoco, con sus casi 112 000 kilómetros cuadrados de extensión, sino que ha rebasado esos límites para instalarse en espacios que están identificados como parques nacionales —Yapacana, Canaima, Parima-Tapirapecó— y monumentos naturales —Tepuyes, Serranía Tapirapecó— que el Estado debe proteger. Denunciar lo que allí sucede es un riesgo mayor.

La muerte de Freddy Menare ocurrió en medio de una ola de homicidios en Puerto Ayacucho, presuntamente cometidos por guerrilleros. Foto: Oficina de Derechos Humanos Amazonas.

Luis Bello, abogado y director operativo del Grupo de Trabajo Socioambiental de la Amazonía (Wataniba), confirma que, al menos en Amazonas, “todas las presiones están vinculadas con la minería ilegal”. En ese Estado, por cierto, el extractivismo está prohibido desde 1989 por el decreto presidencial 269. No existe ninguna concesión minera otorgada por el gobierno en esa zona.

La complejidad de la situación en Amazonas radica en que la explotación de oro se ha diversificado tanto que, para encontrarlo, los mineros se han valido de distintas técnicas para extender sus búsquedas en todos los municipios. “No solo es en tierra, como en el parque nacional Yapacana, y en los lechos de ríos que son afluentes del Orinoco, sino que hay otro tipo de minería que es el dragado del río a través de balsas chupadoras. Eso sucede en el río Atabapo, limítrofe con Colombia y el río Guainía. Hay balsas chupadoras que hace más de 10 años operan de manera cíclica dragando el río para buscar oro y causando graves problemas ambientales”, señala.

Los efectos de estas “embarcaciones” que buscan oro en el Amazonas van más allá de la contaminación de las aguas. Se suman la desviación del curso de los ríos, la afectación de la fauna y el deterioro de ecosistemas acuáticos, revela Bello.

“Hay un impacto muy fuerte a nivel de las aguas. Luego, todos los impactos socioculturales y sanitarios. Hemos observado, porque hacemos un seguimiento del problema, que hay un crecimiento de la actividad minera en todo Amazonas entre los últimos 5 u 8 años y se ha agravado en los últimos dos”, enfatiza.

Uno de los más feroces críticos de la actividad minera en Amazonas fue el líder indígena Freddy Menare, fundador y director de la Organización Indígena Piaroa Unidos del Sipapo (Oipus), quien fue asesinado el 13 de mayo de 2016 mientras atravesaba la avenida Orinoco de Puerto Ayacucho, capital del Estado, alrededor de las 20:00 horas. Los denunciantes señalaron que unos sicarios le habían disparado por la espalda. La bala le llegó al corazón.

culpable. Una fuente en Puerto Ayacucho, que pidió la protección de su nombre, explica que la muerte de Menare ocurrió en medio de una ola de asesinatos de presuntos delincuentes. Rowinson León, exsecretario de Política y Asuntos Fronterizos en la Gobernación de Amazonas, llevó el conteo de las víctimas, que subió de 38 en 2014 a 214 en 2016, el año en que murió Menare. Las cifras fueron publicadas en una investigación de Armando.info.

Se presume que los victimarios fueron los “Pata e’ goma”, apodo que les dieron a los integrantes de la guerrilla colombiana del Ejército de Liberación Nacional (ELN) que se instalaron en el Estado y que se identifican por sus botas de hule.

“Probablemente eso quede impune. Lo pudieron haber mandado a matar grupos que andaban incómodos con sus posiciones y denuncias con respecto al tema de la minería y las zonas donde tenía incidencia la organización de él. Aprovechan una cosa para hacer ver otra. Como el hecho pasó en esas circunstancias [la ola de muertes], lo asocian más a delincuencia. El gobierno no investiga y las organizaciones indígenas hicieron pronunciamientos pero después se olvidaron de eso”, apunta la fuente.

Oipus, la organización en la que Menare se desempeñaba como secretario, continúa hoy con la defensa de las tierras ancestrales de los piaroas. Sin embargo, el temor reina en la zona. Otra fuente, que pidió la reserva de su nombre debido a las constantes amenazas que se presentan en la región donde opera Oipus, asegura que la minería continúa desbordada. “Mientras estemos calmados, no nos amenazan”, dice.

Aun así, reclama que ninguna institución pública haya respondido sobre el homicidio del activista y también recalca que, en los últimos años, la explotación de los yacimientos auríferos “no ha hecho otra cosa que crecer”.

Además de esto, Luis Bello revela que diversas ONG de la región como la suya, la Organización Yabarana del Parucito (Oiyapam) y la Organización Ye´kuana del Alto Ventuari (Kuyunu) han recibido amenazas por sus denuncias contra la minería ilegal. Sin embargo, eso no ha amilanado la actuación de Wataniba, grupo que él dirige, en la labor de monitoreo constante y vigilancia en la zona debido a los impactos ambientales y socioculturales de la minería.

Organizaciones indígenas discuten sobre efectos de la minería en Amazonas.
Foto: Revista SIC.

La Defensoría del Pueblo del estado Amazonas elaboró en 2003, ante el incremento de la minería, un informe en el que detalló sus efectos negativos sobre los ecosistemas selváticos altamente frágiles de Amazonas. Entre los hallazgos mencionó el grave “desvío de los cauces naturales de los ríos, alteración de la topografía, sedimentación de los cursos de agua, aceleración del proceso erosivo de los suelos, acumulación de desechos sólidos no biodegradables, alteración y deterioro del paisaje natural y emigración de la fauna de sus hábitats naturales”. La crisis venezolana no ha permitido que muchas de estas informaciones se actualicen, pero quienes viven y trabajan en la zona aseguran que el problema es cada vez peor.

“Está pendiente el desarrollo de algún programa de defensión de los activistas o comunidades indígenas que son amenazados, atropellados”, resalta Luis Bello.

Kape Kape, una asociación civil cuyo objetivo es la defensa y protección de los pueblos indígenas, tampoco ha dejado de hacer el trabajo. Simeón Rojas, su representante en Amazonas, cuenta que aunque en los dos años que ha laborado en la defensa del ambiente no ha sido amedrentado, siempre está expuesto a ello.

“Es un riesgo permanente, uno no sabe cuándo le va a tocar. Uno debe hacer el trabajo y no se puede esconder. Uno trata de conversar con las autoridades aunque tienen recelo de las asociaciones ambientales y las ONG de derechos humanos, pero, por encima de eso, se debe conservar cierto puente de comunicación. En el momento en el que uno resulte incómodo, no puede hacer nada sino afrontar la situación”, explica.

Pese al tesón, hay algo que lo desconsuela. Afirma que la trascendencia del trabajo de los ambientalistas en Venezuela es mínima porque ninguna institución del Estado está interesada en atender temas tan preocupantes como la minería ilegal en Amazonas, que avanza cada día destruyendo ecosistemas y desplazando a más indígenas.

“Los activistas somos como una voz en el desierto: levantamos informes, denuncias, y la máxima instancia en donde nos han atendido es en la Defensoría del Pueblo, que tiene una actuación muy limitada. El resto no presta atención ni toma cartas en el asunto. En la Asamblea Nacional se entregó también un informe para dejar constancia del trabajo que realizamos y encontramos en estos Estados […] Uno quisiera que se comprendiera el trabajo y que realmente tuviera efecto”, concluye.

Eddie A. Ramírez S. Mar 05, 2019 | Actualizado hace 2 semanas
Neoconquistadores perversos

Devastación en las adyacencias del río Caroní, por el Arco Minero, obra de los neoconquistadores rojos con discurso «indigenista». Foto SOSOrinoco

Los rojos totalitarios culparon al almirante de la mar oceána de supuestos actos de genocidio en contra de nuestros aborígenes. Como no podían condenarlo con el sumiso TSJ, ni confinarlo en la tumba del Sebin, hace ya algún tiempo optaron por bajar a don Cristóbal Colón de su pedestal ubicado cerca del parque de Los Caobos. Con ese “heroico” gesto, realizado por los paramilitares del régimen, consideraron vengadas las afrentas en contra de nuestros antepasados aborígenes, por cierto practicadas por otros antepasados nuestros.

¿O es que acaso muchos no descendemos de esos españoles que vinieron a esta Tierra de Gracia que los rojos convirtieron en desgracia?

El psiquiatra desquiciado por causa de su resentimiento ha querido cambiar el nombre de la autopista Francisco Fajardo, quien era hijo de español y de india margariteña. Mestizo, como un elevado número de venezolanos. Llevaron un poco de suelo al Panteón Nacional en representación de Guaicaipuro y convirtieron al 12 de octubre en «Día de la Resistencia Indígena». Revivieron la desprestigiada Leyenda negra en contra de los españoles y predicaron el mito del buen salvaje. Inventaron un Bolívar zambo. Desataron una campaña ultranacionalista desprestigiando lo foráneo. Y retorciendo la historia.

Los rojos son acomplejados. No quieren a los inmigrantes, ni a sus hijos. Recuerdo la pancarta que decía Hijos de inmigrantes de m…, que mostraba una abuela desde la acera en una de nuestras tantas marchas de protesta. El Coleta y sus compinches de Podemos apoyan a quienes no quieren a los peninsulares, ni a los canarios. Tampoco quieren a italianos, portugueses, judíos y de otra nacionalidades, porque son gente trabajadora y conocen lo que es estar bajo regímenes dictatoriales. Por su parte, la inmensa mayoría de los venidos de otros lares y sus hijos detestan al régimen de Maduro.

Como a los neocomunistas les da vergüenza esgrimir las banderas obsoletas de lucha de clases, han optado por decirse paladines del medio ambiente y de las poblaciones aborígenes, lo cual sería positivo si lo practicaran. Se olvidan que los países donde se impuso el comunismo por la fuerza de las armas son los que más han contaminado nuestro planeta.

En Venezuela, los rojos son grandes contaminadores. La recolección de basura es esporádica y no existe separación entre residuos orgánicos, basura en general  y desechos reciclables, nuestros ríos son cloacas, las cuencas hidrográficas están deforestadas, los derrames petroleros ocurren a diario y el coque se acumula en grandes montañas, en el sur del país el mercurio para extraer oro contamina las aguas y no hay una política de conservación de bosques. La explotación del Arco Minero debe paralizarse para revisar su impacto ecológico y las condiciones de los contratos otorgados.

Estos falsos defensores de nuestra población primigenia son quienes más la han abandonado y perseguido. Por un lado, siguen al pie de la letra la infeliz afirmación de un ministro de justicia de la dictadura de Pérez Jiménez, “El fraile” Urbaneja, de que el problema indígena en Venezuela es que no existen indios, y por ello los invisibilizaron en la Asamblea Nacional, al no reconocer el CNE su representación como diputados. Permitieron que empresas depredadoras invadieran sus tierras ancestrales para extraer oro, diamantes y coltán, con gran destrucción del ecosistema y contaminación. Ahora, más grave aun, han asesinado a siete compatriotas de la etnia pemón y numerosos han sido heridos o encarcelados, para evitar que colaboren en el ingreso de ayuda humanitaria por el sur del país.

El mundo presenció el regaño que le dió Romer Guzamana, diputado pemón electo, al general de la Guardia Nacional José Miguel Montoya  reclamando los atropellos: La justicia llegará, no proteja a Maduro, jamás había visto una Guardia Nacional tan corrupta, permita la entrada de ayuda humanitaria, le dijo calmadamente Romer a ese general que tuvo que permanecer callado. Hastiados, los pemones desarmaron y retuvieron a guardias nacionales. En represalia, los uniformados  y paramilitares rojos dispararon a la población pemón. Los rojos iniciaron su nefasta gestión diciéndose defensores de nuestros aborígenes y han terminado siendo el azote de los mismos. Unos neoconquistadores perversos.

Como (había) en botica

El presidente (e), ingeniero Juan Guaidó, está ganando la pelea por puntos a Maduro. El combate es a 15 rounds y en cualquier momento le propinará un KO.  

Bernie Sanders, precandidato del partido Demócrata, inició su campaña con un discurso populista clamando por justicia, pero apoya las injusticias de Maduro.

Gustavo Coronel fustigó a 70 académicos, la mayoría de USA, encabezados por Chomsky, a los cuales acusó de sacrificar la verdad y los principios en aras de una ideología.

Padrino López degradó al general Francisco Yánez y a otros oficiales. Eso no lo hicieron ni Gómez, ni Pérez Jiménez. Quizá no recuerda aquello de con la vara que midas, serás medido.

Lamentamos el fallecimiento Edgar Fuentes, de Gente del Petróleo,  quien también fue mi compañero de trabajo en Palmaven, filial de Pdvsa

¡No más prisioneros políticos, ni exiliados! ¡Fin de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres!

eddiearamirez@hotmail.com

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad: Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Esta nota se actualizó el 12 de octubre de 2020.

 

WASHINGTON (AP) — El presidente francés Emmanuel Macron llamó el miércoles a Estados Unidos a rechazar el miedo y el aislacionismo y aprovechar los lazos históricos entre los dos países para lanzar una nueva era de liderazgo y seguridad en el siglo XXI.

Macron dijo en una sesión conjunta en el Congreso que “los pueblos estadounidense y francés han tenido un rencuentro con la libertad”.

Hablándole directamente al presidente Donald Trump, Macron rápidamente tornó su atención a los importantes asuntos de Siria, el acuerdo nuclear con Irán, el comercio libre y el acuerdo climático de París -temas en los que él y el presidente estadounidense están en desacuerdo- y exhortó a Washington a no retirarse de su papel histórico y militar en los asuntos mundiales.

Específicamente sobre el acuerdo, Macron reconoció que tiene deficiencias y no aborda todos los temas, pero indicó que «no debemos abandonarlo sin tener algo más sustancioso».

«Vivimos en un tiempo de furia y miedo” debido a “amenazas globales”, les dijo Macron a los legisladores. “Uno puede jugar los miedos y furias por un tiempo, pero eso no construye nada”.

Con una alusión a grandes líderes estadounidenses, incluyendo el presidente Franklin Roosevelt, previno contra aislarse el mundo en temor.

«Tenemos dos caminos posibles. Podemos optar por el aislacionismo, la separación y el nacionalismo. Puede ser tentador como remedio temporal a nuestros temores”, dijo. “Pero cerrar la puerta al mundo no frena la evolución del mundo”.

Propuso “una nueva forma de militarismo” que sea más efectiva, responsable y orientada a resultados. “Eso requiere más que nunca la participación de Estados Unidos”, dijo.

En ocasiones durante su discurso de casi una hora, pronunciado en inglés, Macron habló de su relación amistosa con Trump, pero expresó claramente sus diferencias.

Reiteró el respaldo francés a las sanciones estadounidenses contra Corea del Norte por el programa nuclear de Pyongyang y dijo que en el caso de Teherán, “nuestro objetivo es claro: Irán no debe tener nunca armas nucleares”.

Pero previno contra el abandono del acuerdo multinacional nuclear con Teherán, como lo ha ponderado Trump, promoviendo un “acuerdo más abarcador” que ha estado discutiendo con funcionarios de la Casa Blanca durante su visita.

Macron advirtió que las mentiras diseminadas en internet están amenazando las libertades en todo el mundo y en un juego de palabras alusivo al lema de campaña de Trump, Macron dijo que estaba confiado en que Estados Unidos se reintegrará al acuerdo climático de París.

“Trabajemos juntos para hacer grande de nuevo al planeta”, dijo, “y crear nuevos empleos y nuevas oportunidades al tiempo que salvaguardamos la Tierra”.

El líder francés en su discurso ante los 100 senadores y los 435 diputados estadounidenses también señaló que una «guerra comercial no es coherente con nuestra misión y nuestra historia» y que se necesita un comercio «justo, libre y seguro».

El honor de hablar ante el pleno del Congreso fue concedido a varios mandatarios galos y cayó por última vez en Nicolas Sarkozy en 2007.

Terrorismo, Venezuela y medio ambiente en la agenda de la reunión entre Macri y un enviado del Papa

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Será un encuentro breve y muy reservado. Pero suficiente para despejar inquietudes. El secretario para las Relaciones con los Estados –conocido popularmente como canciller del Vaticano–, Paul Gallagher, visitará este sábado la Argentina y mantendrá un encuentro con el presidente Mauricio Macri. Tendrá una agenda amplia de debate: el avance del terrorismo mundial, la situación delicada de Venezuela y el medio ambiente, entre otros ejes temáticos.

Según confirmaron a Infobae fuentes de la Cancillería y del Vaticano, la intención del viaje de Gallagher es “continuar por la senda de la buena sintonía entre el papa Francisco y la Argentina, su país natal”. El enviado del Pontífice llegará con el encargado del área argentina de la Cancillería vaticana, Ignazio Ceccaglia.

En este sentido, tanto del Gobierno como la cúpula del Vaticano dejaron bien en claro que en la reunión de Macri con Gallagher no se abordará la decisión de Francisco de no venir en 2018 a la Argentina. Tampoco habrá un pedido del Presidente en esa línea. “Solo se reiterará la invitación que el Gobierno ya le extendió al Papa para visitar su tierra cuando lo desee”, se limitaron a expresar desde la Cancillería.

El Santo Padre tiene previsto viajar en enero a Chile y no a su país natal, según informó Peter Burke, vocero del Vaticano.

En la agenda oficial que presentó el Vaticano al embajador argentino, Rogelio Pfirter, figuran los siguientes temas que el canciller papal tiene previsto abordar en la reunión que tendrá este sábado en la residencia de Olivos: el problema de contaminación ambiental en el mundo, la situación de Venezuela, el conflicto en Medio Oriente y los procesos de paz que se llevan adelante en diferentes lugares del planeta.

En este sentido, es muy probable que el Vaticano agradezca a Macri la decisión de su gobierno de ir a fondo en la defensa del medio ambiente. Así, se destacará la idea del Presidente de insistir en el Acuerdo de París en la cumbre del G20, que se realizará en Buenos Aires el año que viene. Esta defensa, avalada por el Papa, se contrapone con la decisión de Donald Trump de cerrar el camino a ese tratado.

A su vez, en el Gobierno confían en que Macri insistirá en que haya una presión internacional más fuerte, que incluya la palabra papal, a fin de que Venezuela restablezca el orden democrático. Es claro que en este punto hubo amplias coincidencias de la cúpula de la Iglesia con el gobierno para cuestionar el régimen de Maduro. En cuanto al tema del terrorismo se supo que el canciller trae un mensaje especial de condolencias del Papa hacia la Argentina por los cinco jóvenes fallecidos en el atentado de ayer en nueva York.

Gallagher llegará a Buenos Aires el sábado por la mañana y será recibido en Ezeiza por el embajador Pfirter y el secretario de Culto Santiago de Estrada. Luego se trasladará a la quinta de Olivos para mantener una reunión privada con el Presidente. Allí estarán el canciller Jorge Faurie, el jefe de Gabinete Marcos Peña y el secretario de Asuntos Estratégicos Fulvio Pompeo. Más tarde, Gallagher irá a un almuerzo que le ofrecerá la Cancillería en el Palacio San Martín dónde estarán ministros del Gobierno y la cúpula del la Comisión Episcopal de la Argentina. El canciller papal finalizará allí su agenda y regresará a Roma.

Detención de periodista extranjero refleja cerco mediático sobre arco minero

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Mientras investigaba el impacto ambiental de la explotación de trasnacionales en Puerto Ayacucho, el reportero y criminólogo extranjero Bram Ebus fue detenido por la Guardia Nacional Bolivariana durante unas horas.

El hecho es otro capítulo de las políticas de oscuridad criminal sobre la explotación mineral del sur de Venezuela, publicó Correo del Caroní.

La base de su proyecto era una pregunta: ¿Cuál es en realidad más allá de una medida desesperada del régimen madurista para hacerse con dinero fácil, el beneficio para los venezolanos? La duda estaba aderezada con otra pregunta: ¿Qué tanta legalidad prevalece en torno al Arco Minero?

Eso, claro, no le gustó a la dictadura. Y Ebus pagó las consecuencias.

El Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (SNTP) informó los detalles: luego del arresto en Puerto Ayacucho, a Ebus lo llevaron a Caicara del Orinoco antes de que lo dejaran libre tres horas después.

Bram Ebus no solo es periodista, es también criminólogo. Además es investigador de conflictos socioambientales. Más allá de sus credenciales, en Ebus hay un genuino interés por un tema: el Arco Minero del Orinoco. ¿Qué es? Y sobre todo ¿Cuál va a ser el impacto de la explotación?  Una devastación indiscriminada, que ya está dejando estelas.

Es por eso que Ebus estaba en Puerto Ayacucho este viernes. Conversaba con la gente. Miraba. Se sumergía en el enmarañado océano de las mafias mineras que devastan la zona sur del Orinoco: a fin de cuentas, investigaba. Ebus hacía periodismo.

No hubo información oficial respecto de la detención del investigador.

Lejos del ánimo especulativo, no sorprende la medida si se considera que la opacidad ha sido norma implícita desde la promulgación, de la zona de desarrollo estratégico nacional Arco Minero del Orinoco en febrero de 2016.

La turbiedad ha tenido otra arista: la limpieza de las zonas mineras del sur de Bolívar que ha ejecutado el Ejército. Hablar de ejecutar no es metáfora: ha habido varias masacres por parte de los militares en esas zonas.

Ni hablar de los intentos de investigación periodística. El ejemplo fue lo que le tocó vivir a Bram Ebus este viernes. Amén del capítulo de la arbitrariedad, hay un factor que resalta: la dictadura madurista continúa cerrando las puertas a cualquier asomo de transparencia.

Los ataques a los medios son un ejemplo. Y ante ello no hay indiferentes: a comienzos de septiembre, la Corte Interamericana de Derechos Humanos condenó el cierre de más de 50 medios en Venezuela. Tal asunto es obra pura y simple de una dictadura.

Como lo fue también este viernes el arresto de un periodista foráneo que solo vino a buscar respuestas para un tema en el que no hay más que sombras.

 

COP21: Líderes mundiales buscan en París amplio acuerdo climático

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El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon (derecha), saluda al presidente de Francia, François Hollande, a su llegada a la COP21, la Conferencia sobre Cambio Climático de Naciones Unidas en Le Bourget, a las afueras de París, el 30 de noviembre de 2015. (Foto AP/Christophe Ena, Pool)

 

LE BOURGET, Francia (AP) — Abordando las amenazas del calentamiento planetario y la violencia de los extremistas, el grupo más grande de líderes mundiales arrancó el lunes dos semanas de negociaciones de alto nivel a las afueras de París, con la idea de lograr un ambicioso acuerdo para reducir las emisiones y poder mostrar a los terroristas lo que las naciones pueden lograr cuando están unidas.

En encuentro de 151 cabezas de Estado y de gobierno llega en un momento sombrío para Francia, donde hace dos semanas extremistas vinculados al grupo Estado Islámico mataron a 130 personas en varios atentados alrededor de París. Los temores de más ataques elevaron las medidas de seguridad al máximo y se prohibieron las manifestaciones de los activistas ecológicos, amenazando con eclipsar las preocupaciones de largo plazo por el aumento en el nivel de los mares y climas cada vez más extremos debido al calentamiento planetario propiciado por el hombre.

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El primer ministro David Cameron, el príncipe Carlos de Inglaterra, el príncipe Albert II de Mónaco, y la canciller alemana Angela Merkel llegan a una foto de grupo como parte de la conferencia de cambio climático de la ONU (COP21), en Le Bourget, a las afueras de París, el lunes 30 de noviembre de 2015. Más de 150 líderes mundiales participan en la primera jornada de la cumbre, que terminará el 11 de diciembre y donde buscan un amplio acuerdo en materia de protección al medioambiente. (Martin Bureau/Pool Photo via AP)

 

«El reto de un encuentro internacional nunca ha sido tan grande porque se trata del futuro del planeta, el futuro de la vida», declaró el presidente francés Francois Hollande después de guardar un momento de silencio en memoria de las víctimas de ataques en Francia, Líbano, Irak, Túnez y Mali.

«Hay dos enormes retos mundiales que debemos enfrentar», señaló el mandatario galo al exhortar a los líderes a crear un mundo libre de destrucción ambiental y de violencia extremista.

Camino a la conferencia del clima, muchos de los líderes presentaron sus respetos ante sitios vinculados a los ataques. El presidente Barack Obama colocó una sola flor afuera del centro de conciertos donde decenas murieron e inclinó su cabeza en silencio.

 

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El presidente de Estados Unidos, Barack Obama (centro), durante la ceremonia inaugural de COP21, La Conferencia sobre Cambio Climático de Naciones Unidas, en Le Bourget, en las afueras de París, el 30 de noviembre de 2015. (Foto AP/Thibault Camus, Pool)

 

«Estamos con París», dijo por su parte Christiana Figueres, jefa de la agencia de cambio climático de la ONU (UNFCCC, por sus siglas en inglés), en las negociaciones cerca del aeródromo Le Bourget, al norte de París. «Hoy más que nunca, la ciudad luz es un rayo de esperanza para el mundo».

El domingo miles de personas en todo el mundo marcharon para pedir a los líderes lograr cambios reales en las negociaciones. En París hubo un episodio de violencia al terminar una manifestación y cientos fueron detenidos.

«El futuro de las personas del mundo, el futuro de nuestro planeta, está en sus manos», dijo por su parte el secretario general de la ONU Ban Ki-moon a los negociadores. «No podemos darnos el lujo de la indecisión, las medidas a medias o los enfoques graduales. Nuestra meta debe ser una transformación».

La conferencia tiene como objetivo alcanzar el mayor acuerdo climático que se ha logrado. El último pacto importante, el Protocolo de Kioto de 1997, pedía que sólo los países ricos redujeran las emisiones contaminantes y Estados Unidos nunca lo ratificó.

Uno de los puntos conflictivos es el dinero: cuánto deben invertir los países ricos para ayudar a los pobres a lidiar con el cambio climático, cuánto destinar a energías renovables y cuánto deben soportar los productores tradicionales de gas y petróleo si los países acuerdan reducir las emisiones para siempre.

Con eso en mente, al menos 19 gobiernos y 28 importantes inversionistas planean anunciar inversiones millonarias para desarrollar tecnología limpia con la idea de volverla más barata.

Algunos que respaldan la iniciativa son el presidente Obama, el cofundador de Microsoft Bill Gates, el fundador de Facebook Mark Zuckerberg, el multimillonario George Soros, el príncipe saudita Alaweed bin Talal, y el magnate chino Jack Ma, fundador de la empresa Alibaba.

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Saludo entre los presidentes palestino Mahmoud Abbas y de Francia, Francois Hollande, en el marco de la conferencia de cambio climático de la ONU (COP21), en Le Bourget, a las afueras de París, el lunes 30 de noviembre de 2015. Más de 150 líderes mundiales participan en la primera jornada de la cumbre, que terminará el 11 de diciembre y donde buscan un amplio acuerdo en materia de protección al medioambiente. (Guillaume Horcajuelo/Pool Photo via AP)

Bajo esta iniciativa, 19 países se comprometen a duplicar su gasto en energía de baja o nula emisión de carbono en los próximos cinco años. Gates, el «arquitecto intelectual» del esfuerzo, prometió mil millones de su propio dinero, dijo el secretario estadounidense de Energía, Ernest Moniz.

El compromiso se anunció en la sesión inaugural de la XXI Conferencia Internacional sobre Cambio Climático (COP21) que comenzó el lunes en las afueras de París. Entre las aportaciones destacan 53 millones de dólares de Alemania, 51 de Estados Unidos y otros 45 millones de dólares de Gran Bretaña.

El dinero se depositará en un fondo para los países menos desarrollados que estará gestionado por Global Environment Facility, un ente que financia proyectos medioambientales en todo el mundo. Entre los contribuidores están también Dinamarca, Finlandia, Francia, Irlanda, Italia, Suecia y Suiza.

El ministro de Medio Ambiente de Perú, Manuel Pulgar Vidal, quien ejerció de anfitrión en la última conferencia sobre el clima de la ONU en Lima, inauguró la conferencia el lunes por la mañana.

La cumbre terminará el 11 de diciembre.