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La guerra guerrática, por Laureano Márquez

Una junta de generales se reúne de urgencia, luego de encargar al secretario del Estado Mayor dos bolsas de hielo por que la cosa va para largo, se sientan frente a un mapa de Colombia a diseñar la estrategia para invadir y -de ser posible- conquistar al vecino país. La reunión es ultrasupersecreta. Se exige a los asistentes que apaguen sus celulares. Todos escriben mensajes a sus esposas más o menos en el mismo tenor: “Mi vida, entrando a una reunión secreta para invadir Colombia, luego te cuento  ?”.

Uno de los generales asistentes, inicia una presentación PowerPoint:

– Señores, oido al tambor. Nuestro plan ha sido meticulosamente diseñado, pongan atención todos los componentes: mientras nuestras fragatas salen desde el Zulia por el Golfo de Coquivacoa para tomar la ciudad de Cartagena, (señala con puntero laser en la pantalla a Cartagena en un mapa, haciendo circulitos luminosos en torno a ella) controlando así la salida de Colombia hacia el Caribe, los aviones Sukhoi Su 30 despegan de la Base Aérea Libertador en Palo Negro…

– Mi general no meta al Negro del WhatsApp en este lío- interrumpe el jodedor del grupo.

(todos estallan en carcajadas).

– Vamos a enseriarnos, camaradas, que esta vez sí va en serio -dice con severidad, mientras unos mesoneros entran con algunas bandejas de tequeños recién fritos que distraen la atención de los hombre s de armas con urgencias menos bélicas)-  ….Bien, prosigo -dijo el presentador a la vez que soplaba el humeante tequeño-… los aviones de palo Negro salen rumbo al Aeropuerto Internacional de la Chinita en Maracaibo…aquí esperarán instrucciones para proceder al bombardeo de los cinco puentes que cruzan el Magdalena, a objeto de dar un severo golpe a las comunicaciones  fluviales del hermano país. Por su parte el Ejército de tierra, apostado en el Estado Apure, cruzará la frontera aquí (señala el mapa) para invadir los llanos colombianos, invadiendo toda la región de Orinoquia, tomando así el control ganadero del país. Luego viene la parte más importante: la toma de Bogotá. Primero avanzamos con el Ejército hasta Boyacá, pero ¿voy acá? (puntero sobre Bogotá), no camaradas,  damos la vuelta para entrarles por Tolima y así confundirlos y caerles de sorpresa. Claro que la Fuerza Aérea mientras tanto nos respalda con bombardeos. Usamos los aviones chinos los Hongdu K-8VV.

– Y hablando de VV ¿esta partida es seca?

– Paciencia camarada, todo a su tiempo, concéntrese en la estrategia, para que todo esté claro…Nuestra misión es llegar hasta el Putumayo….

– Tranquilo General, que  eso antes del puto octubre está listo- apuntó uno de los uniformados que no había abierto su boca.

La operación estaba milimétricamente diseñada, sobre la mesa grande de conferencias se desplegaba un mapa del área fronteriza con soldaditos de plástico, de esos que traen como una base del mismo material para que se paren, también aviones y camioncitos de guerra de juguete, fragatas y otros elementos para armar el teatro (de operaciones). Solo faltaba la llamada del Comandante en Jefe.

La llamada ocurrió a eso de las dos de la madrugada. El repicar del teléfono rojo tomó a los generales desprevenidos. Algunos ya estaban rendidos en el sofá con ronquidos que han podido poner en retirada a batallones selváticos aterrorizados por si se trataba  de alguna fiera al acecho. Otros miraban la televisión, mientras, el resto conversaba en torno a la mesa de conferencias mientras jugaba distraídamente con los soldados sin prestar mucha atención.

Inmediatamente, todo se puso en práctica como estaba previsto.

Una semana más tarde, el seguimiento de la operación reportaba las siguientes novedades:

  • Las fragatas misilísticas navegaban ya rumbo a Cartagena, Cartagena, en España, claro. Vuelven al Zapatero del que salieron.

  • Los tanques de fuerte Tiuna no habían podido avanzar más allá de La Victoria: los habitantes de la ciudad, en protesta por la ausencia del vital líquido, habían trancado la autopista de forma indefinida.

  • Los aviones Sukhoi nunca pudieron aterrizar en La Chinita, porque por ser una operación secreta, era menester aterrizar de noche, desafortunadamente se había ido la luz en todos los intentos.

  • En cuanto a los aviones chinos, los técnicos de este país, encargados de su mantenimiento, extrajeron repuestos esenciales para el vuelo y se niegan a devolverlos si no se realizan algunos pagos de deuda pendientes con nuestra aliada oriental.

  • Las tropas apostadas en la frontera para la invasión de los llanos colombianos, a pesar de que llevaban 4 días estacionadas allí, registran un consumo exponencial de combustible que nadie logra explicar.

Los voceros más destacados del régimen atribuyen todos estos fallos a saboteos, a una supuesta “guerra guerrática” de la oposición, aunque no se sabe muy bien de cuál de ellas.

@laureanomar

EEUU niega que se haya planeado una invasión a Venezuela

 

Un portavoz del Consejo de Seguridad de la Casa Blanca negó este 5 de julio que se haya planeado desde Estados Unidos una invasión a Venezuela, aunque sí reconoció que la opción militar continúa siendo una de las “herramientas” que Washington tendría a mano para “ayudar” a los venezolanos a “recuperar la democracia”.

La fuente -consultada por la agencia EFE- confirmó que Trump preguntó por la vía militar, pero dijo que lo que quería era “pedir opciones” a su equipo para tener un abanico entre el que elegir ante el “desastre humanitario que se estaba produciendo en Venezuela”.

“Preguntó sobre la opción militar, sobre la ayuda humanitaria, sobre las sanciones, sobre la cooperación internacional contra el régimen de (el presidente venezolano, Nicolás) Maduro. Fue una (opción) dentro de una serie de cosas diferentes”, indicó.

El funcionario no aclaró si hubo conversaciones serias sobre la posibilidad de una invasión.

Lo importante, insistió, es que Estados Unidos “no ha tomado acciones militares” por ahora en Venezuela, aunque “seguirá considerando todas las opciones” porque ningún Gobierno estadounidense las descartaría en una situación como la del país caribeño.

Calificó la información aparecida en varios medios de comunicación sobre la supuesta decisión de Trump de querer invadir a Venezuela como “sensacionalistas”, porque llegan muchos “meses después” del episodio y “se centran solo en una de las opciones” que ha considerado EE.UU., sin fijarse en su actuación en la práctica.

“El presidente Trump ha motivado a la comunidad internacional para que trabaje unida para presionar a la dictadura de Maduro para que cambie su comportamiento autocrático”, indicó.

 

Uno lo cuenta ahora y sigue sin creérselo del todo, como si formara parte de una leyenda que ha engordado con exageraciones y tergiversaciones al correr del tiempo.

Y resulta que no, no hay exageración ni tergiversación alguna.

Uno cuenta la historia a su manera, que es una mezcolanza arbitraria de lo que ha escuchado de otros —incluso de boca de alguno de sus protagonistas— más lo que deduce por propia cuenta, pero insistiendo en lo esencial, o sea, su condición de gesta inconducente, fútil, utópica, romántica y suicida. Ocho individuos queriendo invadir el país. Claro que esa no era la idea de Fidel Castro Ruz, él nunca habló de invasión, pero ese fue el nombre que le puso Rómulo Betancourt  o quien estuviera a su lado: una invasión por todo el cañón; una invasión cubana a Venezuela en mayo de 1967, en plena Guerra Fría.

Hace tres sábados aparecieron unas palabras del filósofo y sociólogo Jean-Pierre Le Goff en el suplemento Babelia que bien podrían servir para ilustrar aquel mayo anterior al Mayo Francés del 68: «El fenómeno fue positivo, pero no su legado.» Las dijo en una entrevista hecha para el suplemento sabatino de El País por Alex Vicente, y habló también del carácter del levantamiento como una gran puesta en escena, un psicodrama: una tremenda explosión simbólica. Se produjo paralelamente a la revuelta estudiantil una huelga general a la que se sumó el sector obrero y todo ello llevó a una crisis política que hizo tambalear a De Gaulle. De eso, durante este mes, se celebran o se conmemoran cincuenta años, pues además, como es sabido, el estallido no solo fue en Francia sino en otros países a uno y otro lado del Atlántico. Poco después incluso las voces de Mick Jagger —Los Rolling Stones— y John Lennon —Los Beatles— resonarían en alusión a las manifestaciones callejeras aquí y allá.

Esa lectura del sociólogo Le Goff, quien una vez —casi no podía ser de otro modo perteneciendo a esa generación, siendo un intelectual y simpatizando con la revuelta— fue maoísta, es la clave para entender el mayo anterior al del 68. Ese otro mayo, el del 67, lleva un nombre vernáculo, Machurucuto, y un apellido arbitrario pero apropiado: Revolución sin Pollo.

Machurucuto, para quien no lo sepa, es una larga franja de playa en la costa barloventeña, sitio ideal para tender un chinchorro entre dos cocoteros y echarse a ver pasar la vida. Norberto Fuentes cuenta en Dulces guerreros cubanos un ligero episodio, casi de pasada, relacionado con este otro mayo. Cuenta Fuentes que en 1967 llega a Cuba el grupo del venezolano Baltasar Ojeda (un experto en asaltar bancos, dicho sea de paso) y él es designado, junto con otros compañeros revolucionarios, como su instructor. Pero después los mueven (a los venezolanos) para pasar a ser instruidos por Tommasevich, «el cual se infiltra el 8 de mayo de 1967 por Machurucuto, siendo la operación un fracaso debido a la falta de preparación de la balsa (que debía dar apoyo de fuego al grupo de desembarco) de Briones. Debido a este fracaso y al escándalo que se creó se suspenden las operaciones del grupo de Baltasar Ojeda, y es entonces que nos llega el grupo de guatemaltecos de Rolando Morán.»

En fin, si la pradera latinoamericana no se podía incendiar por ese lado, ahí estaban los guatemaltecos para intentarlo por otro. Pero de que incendiarían Latinoamérica por algún sitio no cabía duda. El Che ya planeaba irse a la sierra de Bolivia. Acuérdense: todo foco guerrillero se crea para convertirse después en un ejército.

Sin saberlo a ciencia cierta, los guerrilleros venezolanos fueron peones de la estrategia de Fidel Castro en esa época: incendiar América Latina de subversiones. Hay una carta enviada por el Che a la reunión tricontinental en la que participaban movimientos revolucionarios de Asia, África y América Latina. Enero de 1966 en La Habana. El Che decía que había que crear tres, cuatro o cinco Vietnam en América Latina. Venezuela era la joya de la corona pues, dentro de la lucha subversiva en esta parte del mundo, contenía el cofre de las reservas petroleras. Y el líder cubano ya pensaba en la utilización del petróleo como un arma política.

Héctor Pérez Marcano, fastidiado por los achaques hoy debido a su provecta edad, recuerda cada detalle de aquella operación de la cual formó parte, que inicialmente contaba con 35 cubanos y quince militantes del MIR. Ojeda, el que menciona Fuentes, andaba en realidad por otro lado. También figura Luben Petkoff, quien ya había protagonizado un desembarco fracasado en 1966 por Falcón, junto con Arnaldo Ochoa, el hombre que sería fusilado el 13 de julio de 1987 por orden de Fidel Castro luego de haberle servido en Angola. Hubo incidentes en La Habana durante los preparativos para el desembarco por Machurucuto. La expedición se retrasó y se redujo el número de hombres que la integrarían, quedando finalmente en ocho, cuatro cubanos y cuatro venezolanos. Los cuatro cubanos eran oficiales del ejército revolucionario, con experiencia guerrillera y cargos importantes dentro del régimen. Uno de ellos, Raúl Menéndez Tomassevich, citado por Fuentes, era el segundo dentro del Ministerio de la Defensa, nada menos que el viceministro. Dice Héctor que las intrigas de Luben Petkoff estropearon los planes. Había rivalidad y estar con Fidel, cerca de él, era estar en la pomada. También se disputaban recursos. No se hablaba de invasión sino, antes bien, de infiltración para reforzar el cerro El Bachiller y el núcleo mirista en el oriente del país. Los del MIR, en principio, solo habían buscado entrenamiento para volver por tierra, vía Colombia, pero fue el mismo Fidel quien habló de desembarco: «Vamos a armar una operación similar a la que yo hice desde México, ¡un desembarco! Una cosa más efectiva y segura». Claro, todos estuvieron de acuerdo.

Pero ya fuera por culpa de Luben o por lo que fuera, terminaron yéndose estos ocho.

Y la operación fue un desastre.

¿Por qué? Porque en el grupo de los instructores se había infiltrado un agente de la CIA. Y la CIA había alertado al Ejército venezolano, aunque este se quedó esperando en vano pues la cosa había sido pautada para noviembre de 1966 pero no se dio en esa fecha. El Ejército venezolano estuvo aguardando, como caimán en boca de caño, en vano. Y siguió esperando después, emboscado, en enero, febrero y marzo de 1967, pero no fue sino el 8 de mayo cuando se produjo el arribo de la embarcación cubana, a las dos de la madrugada. De los cubanos, uno cayó al mar y se ahogó (y eso que era un hombre rana) mientras que dos fueron capturados vivos. Uno se ahorcó en el Sifa y otro fue ajusticiado, o asesinado, en el campamento antiguerrillero de Cúpira. El comandante Izarra atestiguó esto último. El cuarto cubano era Ulises Rosales, general de División, por entonces capitán. Sobrevive. Había cuatro cubanos más, tripulantes del barco que los trajo, pero ya eso es entrar en pormenores y lo explica mejor el propio Pérez Marcano en su libro de ganchoso título La invasión de Cuba a Venezuela: de Machurucuto a la revolución bolivariana. Lo interesante, a los efectos de este artículo, está en la dimensión simbólica de lo que viene después del desembarco, cuando Héctor Pérez Marcano, Moisés Moleiro y los otros dos miristas deambulan durante cien días por los montes de los estados Miranda y Guárico tratando de encontrar a sus compañeros de El Bachiller, quienes habían huido rumbo a Guatopo bajo el supuesto de que, siendo parque nacional, no se le ocurriría al Ejército buscarlos allá. Tuvieron razón. Se habían convertido en una banda macilenta y disminuida: los que se habían salvado de la metralla o de ser lanzados al vacío desde helicópteros, andaban enfermos y desmoralizados, o medio majaretas por los sustos y sufrimientos padecidos. Cien días buscando a ese grupo de 21 fugitivos desahuciados. Veintiún hombres en busca de su propio tiempo perdido a los que pudieron unirse finalmente los cuatro invasores luego de deambular durante cien días.

 

 

No, no hay exageración alguna: hay una épica de los perdedores que merece un sitio en la Historia. ¿Acaso ningún estudiante de la Sorbona jamás leyó aunque fuera una breve nota sobre esta gesta en alguno de esos periódicos tipo Le Matin o L´Humanité? ¿No habrá sido tocado por esa locura algún joven más allá del mar Caribe, no la habrá almacenado en su alma, esta descabellada y patética aventura, para desenfundarla un año más tarde como un sable en las calles de Francia?  A lo mejor, ese intento de invasión de ocho intrépidos latinoamericanos, en particular, animó a unos cuantos algunas de esas mañanas de Mayo 68 a montar una barricada en pleno Barrio Latino de París. Si ocho tipos torpes se las había jugado contra el imperio dentro de su propio continente, el Ejército local, la OEA, el TIAR y todo lo demás, ¿cómo uno, burgués estudiante parisino, no lo podía intentar contra el viejo De Gaulle?

Antes que Mayo 68 hubo un Mayo 67, alguna huella ha debido dejar. En Francia, lo ha dicho al menos la izquierda, Mayo 68 abrió las puertas de la modernización, haciendo posible un país más tolerante y democrático. ¿No puede uno imaginar que de algún modo —hasta cierto punto misterioso, desde luego— esta invasión de mayo 67 en Venezuela, y las demás acciones revolucionarias en suelo criollo, cruentas o no, fracasadas siempre, hicieron a su vez más tolerante al pueblo llano? Quizás el venezolano de a pie se hiciera de tal modo condescendiente que 31 años después dio a perdedores de oficio y resentidos por heredad todo el poder posible, toda la impunidad apetecida desde aquella época (o desde antes).

Ocho individuos desembarcando en una costa a las 2:00 am, simbolizando la batalla de David contra Goliat. De ellos quedarán cuatro que iniciarán una caminata a ciegas durante cien días con sus noches para reunirse con sus 21 compañeros en fuga. Hay una épica conmovedora, un petardazo simbólico  como aquel del cual habla Le Goff, una tragicomedia —mejor que un psicodrama, incluso— digna de encender la imaginación romántica en tiernas mentes estudiantiles. Los símbolos mueven y hacen que cambie el mundo.

Moisés Moleiro y Héctor Pérez Marcano recorriendo Miranda y Guárico con diez mil dólares en el bolsillo más diez mil bolívares de la época, dinero para apoyar la causa. Pero no podían comprar comida con eso ni con nada pues a su paso encontraron pura tierra arrasada. El Ejército venezolano aplicaba una táctica antiguerrillera, y esa táctica significaba, en la práctica, ranchos deshabitados, cero comida. Encontraban, los cuatro del MIR, papeles pegados en las puertas de las casitas de tablas y zinc donde el Ejército invitaba a sus moradores a defender la democracia.

Héctor y Moisés le recomendamos al partido la eliminación del frente guerrillero del cerro El Bachiller, y fusionarlo con el de oriente. El Bachiller llegó a tener hasta cien combatientes entusiasmados, entre los cuales estaban los legendarios hermanos Soto Rojas.

 

 

Todo formó parte de los graves errores que cometió la izquierda venezolana, en especial el MIR y el PCV. La lucha armada no tenía ninguna posibilidad en Venezuela. Quien lo tuvo claro desde el principio fue Rómulo Betancourt. Cuando le dijeron que se habían abierto unos frentes guerrilleros en Falcón y Lara comentó que aquello no tendría ninguna posibilidad: «Eso será como un arroz con pollo sin pollo», dijo. Se refería al hecho de que en aquella época el campesinado venezolano era netamente adeco, y toda lucha guerrillera partía de la incorporación de ese sector para ir construyendo un ejército revolucionario. Y, en efecto, el escenario que se les presentó fue limitado. No tendrían sino focos guerrilleros, pero todo foco se crea para convertirse después en un ejército. No sucedió nada de eso.

 

 

Y uno vuelve a contar la historia de este mayo que precedió al Mayo Francés, así que algo de antecedente tuvo y así puede considerarse en buena ley. Se cuenta esta vez desde una mirada actual, es decir, desde la perspectiva de la relación de los hechos referidos —y de su resonancia en el tiempo— con el ingrato presente. Hay algo en el desembarco de Machurucuto eternamente amarrado a este presente que ya tiene veinte años clavado en el alma del venezolano. Esa explosión que solo brindó tragicomedia y simbología, la del levantamiento o insurgencia al estilo castrista, todavía lleva potencia en sus maldecidas, aunque insumergibles, alas de plomo. Se revela en este duelo que no cesa. Uno, periodista, insiste, cuenta la aventura como hito y épica, contribuyendo así al disparate. Uno lo recuerda, el episodio, y se despierta un tufo a lo Joseph Conrad contando una saga en alta mar a finales del siglo XIX. A Jack London. A Emilio Salgari. Porque lo ha oído desde siempre y lo vuelve a escuchar de la propia voz de uno de sus protagonistas y suena como una triste canción repetida. Pero así es la gente, así es el periodismo: a uno le gustan las viejas canciones de amor no correspondido, tan melancólicas, tan trasnochadas.

 

@sdelanuez

La mesa está servida, por Orlando Viera-Blanco

 

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“Maduro se va del poder con el apoyo de una coalición externa, siempre y cuando renazca la coalición interna opositora en Venezuela”

Se desató la polémica. Ricardo Hausmann puso el dedo en la llaga y sacó a flote un tema que para muchos es un surtido de tabú y apostasía: la intervención militar de fuerzas extranjeras vs. la autodeterminación y afán soberano. Un asunto sinuoso y complejo que hay que entenderlo diplomática, jurídica y políticamente.

En Derecho Internacional Público (DIP) una coalición  armada se justifica por casus bellis.  Este principio de derecho (ni doctrinario ni teológico), condiciona el uso de la fuerza bélica a un acto de agresión de otra nación, bien por ocupación, amenaza u ofensa. Es el Estado agredido actuando en legítima defensa, quien puede invocar además el apoyo de otras naciones por el impacto en la región. Fue el caso típico de la declaración de guerra de EEUU a Japón después del ataque de Pearl Harbor y la conformación  de las fuerzas aliadas-RU, EEUU, Canadá, Francia, otrora Unión Soviética-para repeler el avance de los nazis en Europa y el mundo. La liberación de Polonia, Luxemburgo, Bélgica y Francia en 1944, no aplica al caso Venezolano.

La doctrina bélica como instrumento de paz fue desarrollada por Hugo Grotius en 1625.  En sus tres tomos, De jure bellis ac pacis (Derecho bélico y causa justa),  Grotius anticipa condiciones justas para el uso de las armas cuando un gobernante subyuga a sus súbditos, cercena sus derechos e impide la convivencia pacífica, como derecho natural de los hombres. Ideales desarrollados por Francisco de Vitoria a finales del siglo XVI, que consagraban el Derecho de Gentes, las bases del Derecho Internacional Público y Privado; la forma Republicana, la política  de mares libres y la potestad de naciones de celebrar negocios,  pudiendo usar las armas contra tiranías externas o de sus propios gobiernos. Esa es la base de la 2da. enmienda de la Constitución Americana (1791) y el 350 de la Constitución Bolivariana (1999).

En Abril de 1991, la primera intervención en nombre del Derecho de Injerencia tuvo lugar en el Kurdistán Iraquí. El Consejo de Seguridad había calificado la situación de “amenaza contra la paz y la seguridad internacional”. El mismo motivo juris bellis ha sido invocado en operaciones como “Restore Hope” en Somalia (1992), la “Operación turquesa” ejecutada por Francia en Ruanda (1.994); la intervención en Bosnia-Herzegovina (1994-95); Liberia, Sierra Leona, Albania (1997) o Kosovo (1999). No existe ninguna definición jurídica del derecho o deber de injerencia. Por el contrario se opone a dos principios fundamentales de DIP: i.-El respeto a la soberanía de los Estados y ii.-El principio de no injerencia. Así autores como Mario Bettati usan el adjetivo  “humanitario”, como factor de legitimación de la intervención.

El concepto de “responsabilidad de proteger” aparece en 2002 en el informe Evans-Sahnoun producido por la Comisión Internacional sobre Intervención y Soberanía de los Estados (CISISE), por iniciativa de Canadá. El Consejo de Seguridad ratificó ese principio en su resolución 1674 (Abril/2006). Los párrafos 138 y 139 del Documento Final de la Cumbre Mundial de 2005, reafirman “la responsabilidad de proteger a las poblaciones, de genocidio, crímenes de guerra, purificación étnica y crímenes de lesa humanidad”. Es el caso de Estados que no cumplen con la tarea de proteger a sus ciudadanos y peor, los oprime. Sujeto al principio de subsidiariedad, la comunidad internacional puede intervenir activando cómo última instancia, “la tesis de la responsabilidad de prevenir, proteger y restituir”.

Una intervención humanitaria extranjera en Venezuela no es viable sin el cumplimiento de una agenda diplomática. Aquí entra el diálogo (que es negociación), el canal humanitario y lo electoral. La comunidad internacional debe forzar la ayuda humanitaria, la restitución republicana y la realización de elecciones limpias, justas y transparentes. Frustrada esa vía (por eso es que hay que sentarse), la intervención forzosa de corte humanitario es laudable, restableciendo el orden social, económico, jurídico y democrático. Venezuela además personifica un Estado/gobierno represivo, despojador; acopio de terrorismo, narcotráfico y criminales, por lo que la intervención humanitaria tendría ruta justificada acompañada de la justicia universal (CPI La Haya). Esa es la ecuación.

En lo grupal hay que tener cuidado con el manejo de la externalidad belicista. La intervención extranjera no existe sin el movimiento interno. Tampoco ninguna nación  planteará una coalición humanitaria si no existe un pacto previo de gobernabilidad y transición. A los que propugnan gobiernos en el exilio os comento que ni el mando ni las transiciones SE DECRETAN. El poder lo legitima el voto, y el voto lo protege la causa humanitaria. En otras palabras: no existe intervención diplomática sin papeletas, y no hay voto sin vigilancia internacional.

La mesa está servida para el cambio en 2018. La comunidad internacional pide una condición más: UNIDAD. Por eso [Hausmann] yo no hablaría del día “D” para Venezuela, sino del día “U”, el día de la unidad. Es el desafío. Ese es el gran desembarque. Maduro se va con apoyo de una coalición externa, siempre y cuando renazca la coalición interna opositora en Venezuela. No queda más…

@ovierablanco

Invadieron el único bosque de los Llanos Occidentales

Estacion Experimental Caparo

Una invasión de alrededor de 100 personas en la Estación Experimental de Caparo, en la reserva forestal de Caparo, el último bosque de la biodiversidad de los Llanos Occidentales, en el estado Barinas, se produjo en los primeros días de enero perjudicando casi 50 años de prácticas de campo de fauna y vegetación de la Universidad de los Andes. Autoridades anunciaron que formalizarán la denuncia el lunes 8 de enero ante el Ministerio de Ecosocialismo y Aguas.

“Es una invasión espontánea, específicamente en el Área 3, de la cual tenemos conocimiento desde el 2 de enero, porque trabajadores desde el campamento Cachicamo, en el lugar, lo notaron y reportaron. El lunes una comisión irá a entregar la denuncia formalmente ante el ministerio. Ahí está lo que discutimos y acordamos en la reunión previa, los informes donde pedimos la desocupación del área invadida” señaló Darío Garay, decano de la facultad de ciencias forestales y ambientales de la ULA. Agregó que personal del ministerio va a apersonarse al lugar para hacer un recorrido y evaluar la situación.

La información que se maneja es que los invasores vienen desde unos 70 kilómetros de zonas aledañas en Barinas y también del estado Apure, dijo Garay. Luís Rojas, jefe de la estación, comentó que la ocupación fue generada con la intención de instalar viviendas irregulares. “Las personas que ocuparon el lugar, estarían delimitando el área para colocar ranchos y viviendas, lo cual perjudica y daña la forestación del sitio”, puntualizó.

Continúa leyendo la nota de Crístofer García en El Nacional

Esperando a los bárbaros, por Laureano Márquez

maduroco

 

Constantino Márquez & Laureano Kavafis

-¿Qué esperamos congregados en ensayos militares que todo el mundo ha tomado a risa por la magnífica incompetencia que en ellos se muestra y que contrasta grotescamente con los grandes fines proclamados?

Es a los bárbaros, que supuestamente nos invaden hoy.

-¿Por qué esta inacción en el Senado, por qué se ha suprimido la función parlamentaria  y una ANC electa bajo la figura de la trampa y representante de un solo sector -extremadamente minoritario de la sociedad- decide el futuro y el destino de una nación entera, mientras de las antiguas instituciones democráticas queda ya solo un tenue recuerdo?

Porque hoy nos invaden los bárbaros. No se puede legislar en medio de una invasión.  Solo podemos prepararnos para luchar con ellos. Todos nuestros esfuerzos, nuestra logística, nuestra economía e incluso nuestra vida, deben estar orientadas a prepararnos para la invasión de los bárbaros.

-¿Por qué nuestro emperador madrugó tanto y habla a cada instante en cadena de radio y televisión, por qué cierra emisoras y encarcela gente, por qué tortura, asesina y desaparece, por qué se viste con ropa que parece militar y ha decidido jugar a la guerra?

Porque hoy nos invaden los bárbaros y él personalmente quiere estar en alguno de los frentes esperándoles para que conozcan de nuestra furia y nuestro poderío.  Él quiere estar allí cuando se les inflija la   aplastante derrota que les avergüence y les ponga en cobarde huida. Él quiere estar allí, en primera línea de peligro  y ser el primero en gritar “¡yankees go home and homa!” cuando la planta insolente del extranjero profane el suelo de la patria.

-“¿Por qué nuestros dos cónsules y pretores salieron hoy con rojas togas bordadas;

por qué llevan brazaletes con tantas amatistas y anillos engastados y esmeraldas rutilantes;

por qué empuñan hoy preciosos báculos en plata y oro magníficamente cincelados?” ¿Por qué usan costosa ropa y viven en magníficas mansiones?

Porque hoy llegarán los bárbaros y a ellos esas cosas les impresionan; y ellos quieren mostrarles que  tienen  billete que jode para enfrentarlos, porque llevan casi dos décadas robando. De hecho en la historia universal no se conoce un robo de similar cuantía hecho a una nación. También en ese mal batimos récord. Ellos quieren que los bárbaros sepan con quién se están metiendo; que no importan las sanciones ni el bloqueo de cuentas, que ellos tienen suficiente dinero por todos lados para sobrevivir, que comida y medicinas a ellos no les va a faltar y que si alguno de los altos dignatarios por error resultase herido, podría ser trasladado inmediatamente a Cuba y atendido. Lo que suceda al pueblo es otro cuento, pero los cónsules y pretores quieren mostrar a los bárbaros que son invencibles, porque el carecer de  escrúpulos  hace a la gente invencible.

-“¿Por qué no acuden, como siempre, los ilustres oradores a echar sus discursos y decir sus cosas?” ¿Por qué no hay grandes concentraciones en la avenida Bolívar para mostrar el magnífico apoyo con el que cuenta el emperador, con tomas aéreas realizadas desde un helicóptero, como en los viejos tiempos y transmitidas por el imparcial canal del Estado?

Porque hoy nos invaden los bárbaros y ellos no entienden nuestra lengua. Ningún discurso va a impersonales. Además nuestros grandes líderes están todos en entrenamiento, porque ellos irán todos en primera línea de fuego para dar el ejemplo cuando nos invadan los bárbaros.

-“¿Por qué empieza de pronto este desconcierto y confusión? (¡Qué graves se han vuelto los rostros!) ¿Por qué calles y plazas aprisa se vacían y todos vuelven a casa compungidos?

Porque se hizo de noche y los bárbaros no llegaron. Algunos han venido de las fronteras y contado que los bárbaros no existen.

¿Y qué va a ser de nosotros ahora sin bárbaros? Esta gente, al fin y al cabo, era una solución.”

– ¿Y entonces para qué se arman a miles de personas inexpertas en el manejo de fusiles y se reparten armas, si los bárbaros no van a invadirnos? ¿Para qué se entrena entonces nuestro ejército?

Para suprimir a su propio pueblo. El emperador se ha empecinado en gobernar, aunque para ello tenga que aniquilar hasta el último de sus súbditos. Resulta ser que al final, los bárbaros parece que somos nosotros. Cuánta razón tenía Gallegos.

 

@laureanomar

La invasión que no será, por Carlos Blanco

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En América Latina y el Caribe no hay condiciones políticas ni institucionales para una invasión de Estados Unidos a Venezuela. Eso no ocurrirá. Lo que sí hay es un cambio drástico de política de Washington hacia Maduro y su régimen. Es una postura que se ha venido madurando a lo largo de los meses recientes y tuvo un punto de inflexión con la reciente llamada telefónica del senador Marco Rubio a Maduro en el pasado mes de julio, en la cual le planteó, en nombre del presidente Trump, que no era aceptable la constituyente para la comunidad internacional y que él –Maduro– y Tareck el Aissami deberían renunciar para convocar unas elecciones presidenciales. Aunque el asunto se debatió ardorosamente dentro del procerato rojo, triunfó la tesis de la inmolación al costo de una desbordada represión y un final sangriento.

Esa llamada de Rubio fue el símbolo de la cancelación de los amagos de “diálogo” impulsados por Thomas Shannon, todavía alto jerarca del Departamento de Estado. El error básico cometido por Shannon fue que parece haber pensado que las relaciones personales con Maduro y su pareja eran buen punto de partida para un diálogo “constructivo”, como lo llamarían las buenas almas. No tomó en cuenta que una orgía de poder, terror, represión y saqueo no se va a detener por la apelación a “razones”.

Lo que sí está claro es que Estados Unidos tomará todas las medidas para enfrentar las actividades de terrorismo, narcotráfico, corrupción, lavado de dinero, que afecten sus instituciones y a sus nacionales. La opción militar no sería una invasión con marines en Maiquetía, sino el empleo de toda la fuerza para aislar o detener a los funcionarios, testaferros y amiguetes incursos en esas actividades.

Esa elevación del tono por parte de Trump no es un hecho aislado; ni siquiera es el autor original. Desde hace meses, en resonancia con las luchas en la calle del pueblo venezolano, se ha construido una poderosa opinión internacional de la cual participan la mayor parte de los gobiernos de América Latina y de Europa que apoyan los esfuerzos de la mayoría de los venezolanos que procuran la salida del régimen.

Las mafias y narcomafias andan de carreritas: no perdurarán. La comunidad de naciones impedirá la desestabilización regional. La protesta, el cerco internacional, los pronunciamientos militares, al lado de una constituyente desbocada, construyen el anillo del cual Maduro no puede salirse.

Los demócratas, venezolanos y extranjeros, han llegado a una conclusión: el régimen de Maduro tiene que irse. Los ciudadanos no aguantan y la región tampoco.

@carlosblancog

El Nacional

Diosdado Cabello llama a chavistas a prepararse para “defender” al país ante “invasión”

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El diputado del gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Diosdado Cabello, pidió hoy a la militancia chavista a alistarse para “defender” su país ante una eventual intervención militar propiciada por el “imperialismo” y los “enemigos” internos de la llamada revolución bolivariana.

“Preparémonos para defender nuestra patria (…) para defender inclusive a esta gente de la oposición que está como loca llamando a que intervenga un ejército en Venezuela, que intervenga la Organización de Estados Americanos (OEA)”, dijo Cabello en un acto con simpatizantes desde su natal estado Monagas (este).

El también diputado instó, además, al pueblo a estar “más unido que nunca” y tratar como “enemigos” a quienes “están pidiendo la intervención del imperialismo en Venezuela”.

“Aquel que traicione a nuestra patria en caso de conflicto debe ser tratado como enemigo”, añadió sin aclarar a quienes se dirigía.
En este sentido, exhortó a que cada sede regional del PSUV sirva para organizar a la población, y transforme a “cada mujer y cada hombre” en un “soldado de la patria”.

“Nosotros estamos dispuestos a ser libres, se nos irá la vida, pero antes se les van las vidas a los traidores que traicionan la patria de Bolívar y (Hugo) Chávez”, alertó.

Las declaraciones de Cabello se producen, además, horas después de que el Supremo venezolano anunciara que asumirá las competencias del Parlamento, controlado por la oposición debido a la persistencia del “desacato”, un estatus que el máximo tribunal impuso el año pasado a la Cámara por el incumplimiento de varias sentencias.