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Género

Dolor, género y conciliación

@lectordepaso

Los eventos de la última semana, semana horrenda, indecible, atroz, en la que una denuncia de abuso sexual desde una cuenta anónima desató quizá la más grande cayapa moral que se haya visto en la vida pública del país, terminaron, como se sabe, con la muerte del agresor por mano propia y, luego, por un silencio parecido al que se siente minutos después de un naufragio.

Toda la situación, que para mí es la de un cuerpo enfermo hecho de dos cabezas, la de las víctimas y los victimarios, me llevan a tener que decir algunas cosas que quieren apuntar a la discusión que espero esté por darse a partir de lo ocurrido.

Con algunos amigos conversaba el asombro que me producían los llamados crecientes de algunas mujeres indignadas por la denuncia a sumarse a la protesta y luego a la acusación y el escarnizamiento del agresor o agresores que habían sido denunciados, con nombre y apellido, en la red social Twitter. Veía lo que me pareció algo semejante a un tsunami: una enorme ola que se nos venía encima y de la cual no íbamos a escapar. Nunca había sentido, ni siquiera en las refriegas políticas y ciudadanas de los últimos seis años, una masa crítica de indignación como la que vi durante esta última semana de abril. Si cerraba los ojos, era como oír un torbellino de voces, manos que se alzan, llantos, salivazos, puños en una mesa, imploraciones, mentadas de madre, suspiros, carraspeos, gritos.

Presenciar de qué modo el dolor toma forma, se hace monstruo, era algo que me dejaba de una pieza.

Recibir aquella andanada de dolor, en lo personal, no me hizo sumarme a ella sino más bien querer protegerme o huir. Tal es la potencia del miedo desatado en todas direcciones. Entendía como entiendo ahorita, qué había originado toda la vorágine. Entendía como lo hago ahorita, la rabia de víctimas que no tuvieron otra opción que buscar apoyos a sus miedos en los miedos de otras víctimas que tampoco habían dicho nada. Pero las voces del coro, de un coro creciente y desbordado, le dieron a los testimonios de abuso una dirección y una amplificación semejante a un estallido nuclear que seguramente dejará sus secuelas radioactivas. Creo que ya las estamos viendo.

Con esos amigos también hablamos de asuntos que se visibilizaron durante la protesta, como la realidad del machismo, el abuso de poder, la relación poder-sexualidad, la empatía con el otro, la solidaridad, la vergüenza, el perdón. Intentar entender todo, tratar de reflexionar esos temas al calor de lo que iba dándose, era lo más difícil. Aún lo es. 

En ese marco de cosas, vino a colación un tema que ha sido ignorado de forma tan rampante como lo ha sido el del abuso sexual contra las jóvenes y mujeres que allí se manifestaron. 

Son cosas de hombres, pero creo que hay que decirlas. Al menos, hay que plantear la pregunta para que el aire no quede marcado con un solo color. La pregunta podría ser esta: ¿cuándo visilizaremos los abusos y tratos violentos que los hombres y mujeres han ejercido sobre nosotros, los hombres? ¿O es que de eso no se habla? ¿O es que son cosas de hombres y los hombres que vean cómo lo resuelven?

Si como alguien muy querido dijo, que nuestro problema es un machismo estructural, anidado también en una cultura militarista y varonil, habría que preguntarse, a partir de ese argumento, si ese machismo, si esa condición casi ontológica del varón venezolano no está también incluida en las capas de todos los que vivimos en este malhadado país.

¿Estoy afirmando que las mujeres son machistas estructurales también? No lo digo pero me hago la pregunta. Y responderla, pienso que debería pasar por traer a la plaza pública, en un gesto acorde con la propia valoración de género que hoy se manifiesta, las realidades que también los hombres sufren y han sufrido desde niños, sea por la violencia a secas, sea por la depredación sexual. Que la hay, mucha, variada y continua. Estas preguntas, estas reflexiones no pretenden minimizar ni hacer escurrir el bulto de lo que ya no puede ocultarse: lo que se ha puesto en marcha no va a parar o no debería parar.

Que esta ola femenina de protesta y de reivindicación que se ha mostrado no desaparezca dependerá, me parece, de que adquiera otro registro y otra tonalidad, parecidas a las que buscan cierta armonía sin consentimiento, buena racionalidad con empatía verdadera, la empatía que no se impone, que no se decreta sino la que sale de la propia realidad consciente, de ese «darse cuenta» trágico que nos enseñan los dramaturgos griegos. Porque ese darse cuenta y la empatía que de eso deriva se llama compasión, es decir, una mirada totalizante que abarca el mayor espectro del dolor humano, en el que estamos incluidos los que agredimos y los que no.

Los hombres también sufren, quién lo pensaría. Tal vez un paso en el camino al cambio, al desmantelamiento del núcleo estructural de la depredación asociada a lo sexual, entre otras, pase por la inclusión de todos los errores, todas las imágenes, todos los desamparos que viven ambos géneros. Es la humana condición. Sincerarnos ahí donde tenemos pérdidas en común, hombres con mujeres, mujeres con hombres, es la tarea que nos increpa en esta hora indecible de nuestra Venezuela.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Manuela Bolívar: La transición no puede llegar sin acuerdos

La diputada de la Asamblea Nacional, Manuela Bolívar (VP-Miranda) aseguró que la visión y derechos de las mujeres estarán contemplados en el Plan País y que es importante hacer discusiones sobre las distintas áreas del país porque «la transición no puede llegar sin acuerdos».

Desde la Sala Cabrujas de Los Palos Grandes en Caracas, la diputada acudió al encuentro del Frente Amplio de Mujeres que conformaron distintas mesas de trabajo, como justicia, educación, medios de comunicación, entre otros, para poder empezar a discutir las propuestas sobre género para el Plan País.

Bolívar destacó que actualmente en Venezuela se ven delitos que antes no existían como la trata de personas. «No hay Estado de derecho, lo que se promueve ahora es lo ilegal». 

«La prostitución está asociada ahora al crimen organizado. Ante eso debe haber justicia, prevención. Hay que investigar e indagar sobre ofertas engañosas», declaró.

Igualmente destacó la cooperación que están prestando otros países como Colombia y España que han desmantelado distintas bandas que se dedican al delito de trata de personas. «Hemos enviado denuncias a través de organizaciones no gubernamentales. Pero en Venezuela debe haber una estructura de justicia», destacó.

La diputada indicó que es vital que las mujeres tengan mayor acceso a la justicia, porque además se ha incrementado el número de femicidios y «no se categoriza bien dentro de la Fiscalía, porque no les interesa el dato real».

También destacó el hecho de que no cuentan con atención en embarazo precoz, no hay prevención y las mujeres no pueden acceder a anticonceptivos porque «el costo es muy elevado o no existen».

La migración continuará

Manuela Bolívar aseguró que la crisis en Venezuela no se terminará cerrando fronteras o pidiendo visas. 

«Los migrantes existirán mientras siga la usurpación», aseguró, al mismo tiempo que expresó entender que cada país tiene sus propios problemas, pero que los ciudadanos venezolanos seguirán saliendo del país.

Destacó que las personas arriesgan sus vidas y han muerto pasando las fronteras y que en este momento de crisis, los venezolanos no son migrantes, «son refugiados». 

Runrunes, TalCual y El Pitazo crean un decálogo para sus contenidos con enfoque de género

«Los medios de comunicación reflejan y refuerzan patrones que discriminan a las mujeres, por eso es importante sensibilizar con los temas y cambiar el enfoque de género», fueron las palabras iniciales de Luisa Kislinger en el taller de Producción de contenidos con enfoque de género, donde se reunieron periodistas de la alianza de Runrunes, El Pitazo y TalCual.

En el taller organizado por la ONG Avesa y Aliadas en Cadena con el apoyo de la Unión Europea, se busca hacer una evaluación de cómo los medios de comunicación abordan actualmente distintos temas de interés nacional y la forma en la que se visibiliza la perspestiva de género y el tema de las mujeres en distintos campos. 

El objetivo no es ser igual a los hombres, comenta Magdymar León facilitadora del taller, pero sí es tener igualdad de derechos y participación. «Hay que mostrar que queremos una igualdad de género sin quitarle puesto a los hombres si no tener el mismo puesto que ellos ante la sociedad».

Por eso uno de los puntos tratados en la actividad fue la de crear un mayor balance cuando se consultan las fuentes para trabajos periodísticos. «Es necesario incluir a las mujeres también en los artículos, no dejándolas de últimas y buscar equilibrar los términos de género en los mismos artículos, buscar una igualdad», comentó Kislinger.

Entre todos los periodistas presentes en el taller se fue creando un decálogo que tome en cuenta estas consideraciones y otras tan importantes como el uso de un lenguaje inclusivo, evitar el uso de estereotipos sexistas y cosificación de las imágenes, incluir en pautas semanales temas relacionados a las problemáticas de las mujeres.

Igualmente destacar en los reportajes la afectación entre hombres y mujeres, incluir la perspectiva masculina en temas que son considerados «de mujeres», mantener la dignidad de las víctimas y no exponerlas, evitar juicios de valor y visibilizar los temas más allá de la cuantificación de los casos.

Los medios que han participado en este taller se comprometen con el decálogos creado para ir implementando cambios en la mirada y cobertura de noticias, reportajes, entrevistas y otras notas periodísticas. Igualmente las organizaciones que organizaron el encuentro presentarán un Manual de Cobertura con Perspectiva de Género, que estará disponible a partir del próximo mes de julio en formato digital. 

 

 

Miembros de la comunidad LGBTI podrán salir en la cédula con la apariencia que deseen

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Tras la articulación entre el Ministerio Público y el Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería (Saime), a las personas de la comunidad sexo diversa se les permitirá que la foto de su documento de identidad esté acorde con su identidad de género.

Esta iniciativa se logró luego de que se organizaran mesas de trabajo entre ambos organismos, en virtud de una petición realizada al Ministerio Público por varios miembros del citado grupo.

La intención es reivindicar la identidad de las personas transexuales y evitar fuentes de discriminación.

 

No dejes de ver este especial de RunRun.es dedicado a la explotación de transexuales en Caracas:

COFAVIC y OVDH organizaron seminario para reducir la impunidad y violencia de género

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COFAVIC y el Observatorio Venezolano de los Derechos Humanos de las Mujeres organizaron el Seminario Retos y desafíos en materia de reducción de la impunidad y violencia de género en Venezuela con el objetivo de intercambiar resultados sobre feminicidios en Venezuela;  hablar de los casos que han llegado al Sistema Interamericano de Derechos Humanos; esculcar cómo es el manejo informativo en medios de comunicación de las historias de violencia contra la mujer; revisar las estrategias para la incorporación de la perspectiva de género en el trabajo de las ONG y profundizar en el rol activo de las mujeres en la lucha contra la impunidad.

Claudia Carrillo, psicóloga de Cofavic, dio la bienvenida a los participantes, cerca de 40 personas, la mayoría mujeres, e Isolda Heredia de Salvatierra, del Observatorio Venezolano de los Derechos Humanos de las Mujeres, destacó el compromiso que ahora, más que nunca, deben establecer las organizaciones no gubernamentales ante la inacción y opacidad del Estado venezolano.

Heredia señaló que estos encuentros no se organizan para consolarnos,  sino para reforzar las redes y unir esfuerzos para generar incidencias y cambios. “Esto no es un sueño”, dijo frente a una audiencia heterogénea, conformada por abogadas, activistas de derechos humanos, médicos, psicólogas, educadores, funcionarias policiales, periodistas y ciudadanas comprometidas con el país.

Karla Subero, abogada de Cofavic, habló de feminicidios, la muerte violenta de mujeres por razones de género. Se diferencia del homicidio porque el asesinato se comete debido a la condición de mujer y se funda en una cultura de violencia y discriminación.

De acuerdo con un estudio hecho por Cofavic en 23 estados del país, de enero a diciembre del año 2015 se registraron 357 mujeres asesinadas,   66% por armas de fuego. 62% con edades comprendidas entre los 18 y 40 años de edad y 15%  menores de edad.

Explicó que la violencia contra la mujer puede incluir violencia sexual, física o psicológica. Suele cometerse en la casa, la escuela, los establecimientos de salud, los sitios de trabajo. Los perpetradores pueden ser familiares cercanos, cualquier persona ajena y es tolerada por el Estado o sus agentes.

Magally Huggins, psicóloga social e investigadora, puso un ejemplo que despejó cualquier duda. Los que roban celulares pueden deducir que atacar a una mujer es mucho más fácil porque lucen más vulnerables. Ese es un crimen con perspectiva de género. Añadió que  la antropóloga mexicana, Martha Lamas,  recomienda usar el término feminicidio porque, en efecto, tiene la perspectiva de género.

Luego le correspondió el turno a Gabriela Rojas, periodista, profesora universitaria y cursante de la Maestría Estudios de la Mujer de la UCV.

Rojas dijo que haría un mea culpa porque reconoce la responsabilidad de los medios de comunicación en reforzar el lenguaje de discriminación. Revisó titulares de prensa, sobre todo referidos a las páginas de sucesos, donde suelen encontrarse cabeceras como “La mató en un ataque de celos”. Aclaró, sin embargo, que la fuente de sucesos no es la única que se permite esas licencias. En deportes también ha podido verse cómo se ignora deliberadamente el lenguaje de género.

El análisis hecho por la periodista invitada, del portal digital Contrapunto, fue reafirmado luego por la psicóloga y directora de Fundamujer, Ofelia Álvarez, cuando dio los resultados de un estudio que hicieron con el análisis de 383 noticias publicadas durante 2015 en los diarios El Nacional, El Universal, Últimas Noticias y El Nuevo País.

En líneas generales se encontraron con informaciones que revelan altos grados de impunidad, limitada respuesta institucional, alto índice de hechos delictivos contra las mujeres, procesos judiciales dilatados y una marcada y gravísima falta de independencia y autonomía del poder judicial frente al poder político. Los casos de violencia contra la mujer son el segundo delito denunciado con solo un tercio de casos tramitados judicialmente.

Luego del análisis de las noticias concluyeron que se hace muy poco seguimiento a los casos de violencia contra la mujer, se invisibiliza a la víctima. En 89% de los casos se desconoce quién es esa persona que fue asesinada. No hay contexto.

Las historias que ocurren en Venezuela denotan una gran intensidad, saña, golpes, torturas, cuchilladas, quemaduras. Y los hechos suelen sucederse en la vía pública, cerca del colegio de los niños, en la casa, pero en 88% de los casos no se sabe cómo se desarrolló el hecho y qué pasó con sus actores.

“Necesitamos saber qué pasa con estas familias donde un miembro es asesinado. No nos estamos enterando sino de pinceladas”, señaló Ofelia Álvarez.

La experta recomendó contextualizar las informaciones, no repetir creencias falsas, no centrarse en el perpetrador, hacer seguimiento. Salir del ámbito exclusivo de los sucesos. “Las mujeres víctimas no son el problema. Debemos entender que la violencia de género no se sucede por una discusión fuerte y dejar de decir que los maltratadores son buenos vecinos para no catapultar mitos”.

La psicóloga de Cofavic, Claudia Carrillo, concluyó con una presentación esperanzadora acerca del rol activo de las mujeres en la lucha contra la impunidad y detalló las oportunidades que hay para el logro de la igualdad y la promoción de una cultura de paz en Venezuela.

El compromiso es mantener estos espacios de encuentro, propiciar la perspectiva y el lenguaje de género en todos los ámbitos de la sociedad y unir esfuerzos para promover la justicia.

Cien mujeres contra la violencia de género se bautizará mañana

 

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El sábado 7 de noviembre será bautizado en la librería Kalathos Cien mujeres contra la violencia de género. Esta edición de bolsillo, que ya llegó a las librerías, es una joya doble de belleza y dolor.

Fueron recopiladas por las artistas y profesoras de letras Violeta Rojo, Kira Kariaki y Virginia Riquelme.

Detrás de esa peste de 1.000 caras que es la agresión hacia las mujeres en Latinoamérica, sopla más fuerte un vendaval que la persigue y desnuda la historia de crueldad de seres primitivos y cómplices que callan, para mostrarlos en un espejo sin piedad. Porque el monstruo insiste en someter a sus congéneres, por ejercer la vida que les dio natura desde siempre y sin distinción.

Por eso el libro Cien mujeres contra la violencia de género, producido por la Fundación Rosa y Giuseppe Vagnoni, a través de Fundavag Ediciones, descubre con palabra femenina ese mundo desangrado, mediante un centenar de textos de creadoras venezolanas, con los géneros comprimidos del testimonio, el cuento y la poesía.

 

Compiladoras magistrales

Las escritoras Violeta Rojo, Kira Kariakin y Virginia Riquelme escogieron estos textos sutiles y demoledores para lograr una compilación en Venezuela.

«Parte de un proyecto latinoamericano que en pocos años se ha desarrollado en Chile, Argentina, Perú, Bolivia, México, Colombia, Venezuela y se seguirá extendiendo», explicó Violeta Rojo.

«Varios grupos venezolanos trabajan desde hace años para defender a las víctimas y tratar de lograr la erradicación de este drama. Por eso esta edición es nuestro granito de arena para ayudar a visibilizar un problema que afecta a tantas familias de nuestro país», añadió.

 

Una pesarosa necesidad

Para Kira Kariakin hacer este libro fue por unos momentos gratificante y por otros pesaroso. «Gratificante porque no hubo reparos de parte de quienes fueron convocados. Todas mandaron sus textos con mucho compromiso y expectativa, conscientes de que prestar la voz a un tema es tomar posición activa», expresó.

 

Cada vez más horror

Virginia Riquelme señaló que Cien mujeres contra la violencia de género intenta ser un aporte, otra forma de seguir diciendo, de sumar palabras a un tema que no solo resulta inagotable sino que obligatoriamente debe serlo, pues, cada vez son más las víctimas de este tipo de horror. Por lo que, todo aquello que logre añadir una línea sobre la violencia de género es más que necesario.

«Nosotras, las mujeres que participamos en esta antología, decidimos hacerlo desde distintos géneros literarios, incluyendo el propio testimonio, con la idea clara de saber que, una vez que tuviésemos el libro en nuestras manos, podríamos decir aún más fuerte y claro: ¡Basta!», indicó.

 

Yasmín Monsalve Reaño (colaboradora)

La periodista, radicada en Brasil, dice que la violencia no tiene límites y la justicia tampoco debería tenerlos. La gesta de la brasileña Maria da Penha desgarra y, a la vez, da una tremenda fuerza para alzar la voz frente a las injusticias de la violencia de género en el mundo entero. «Este libro es ese llanto, doloroso y silencioso, dedicado a las mujeres que han sido víctimas, muchas de ellas hasta perder la vida», dijop.

 

Yoyiana Ahumada (colaboradora)

La escritora siente que la edición de este libro la enorgullece, tanto por quienes lo hicieron una realidad, como por las compañeras que decidieron participar. Denunciar el horror a través de la belleza, he ahí el reto. Que el grito contra la violencia de género no cese, que sea cuento, poema, testimonio y justicia.

 

Carmen Verde (colaboradora)

La poeta y directora de la editorial Eclepsidra, recuerda: «Ten cuidado con las palabras, / incluso con aquellas milagrosas’, dijo Anne Sexton, poeta que invoco al escribir este texto. Este libro le canta a las mujeres que han vivido o viven al borde del mundo, debilitadas por su propia cultura, incapacitadas para hallar su territorio, con miedo a estar en su cuerpo con orgullo, cualesquiera sean sus limitaciones, o sus dones. Invita a las mujeres a hablar y actuar en nombre propio, a tener dignidad, a velar por mantener el mayor grado de conciencia posible para permanecer en el mundo. Como creadora, intento ilustrarlo con el poema de mi autoría donde insisto en la recuperación de lo femenino lastimado en la infancia, desarrollando en las niñas el instinto: la agudeza del olfato, abrirnos a los saberes necesarios para nuestra vida, aprendiendo a cuidarnos, a exigir respeto, a defendernos y luchar por preservar la intuición, a mi parecer, el origen de lo femenino».

Violencia de género: de las palabras a los hechos por Mariano Rajoy

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«Quiero dirigirme a las mujeres que están sufriendo en primera persona este drama. Y quiero decirles que no están solas. Que no solo cuentan con el apoyo total del Gobierno, sino con el respaldo de todo un país. Su causa es nuestra causa, y sus denuncias activarán toda nuestra ayuda para que por fin puedan vivir su vida tal y como merecen: sin miedos ni amenazas, y en plena libertad»

Si hoy celebramos el Día Internacional contra la Violencia de Género, es precisamente para recordar que la lucha contra un problema de esta magnitud debe abarcar todos y cada uno de los días del año. Al mismo tiempo, el simbolismo de esta fecha a nadie se le oculta. Nos sirve para rendir un homenaje a tantas mujeres que jamás debieron sufrir por ser mujeres. Nos sirve para crear más conciencia en torno a una herida abierta en nuestra sociedad. Y, desde luego, este 25 de noviembre nos sirve para renovar nuestro compromiso con la erradicación de esta violencia. Y para preguntarnos y explicar qué estamos haciendo cada uno de nosotros por pararla.

Tengo el orgullo de haber pertenecido a los Gobiernos que aprobaron las primeras medidas de carácter integral contra la violencia sobre la mujer en España. De 1996 a 2003, en efecto, los Gobiernos del Partido Popular impulsaron los dos primeros Planes Integrales contra la Violencia de Género y la primera Orden de Protección para sus víctimas. Con esta legislación pionera, quedaban protegidos principios indudables compartidos por todos: por una parte, la consideración de cualquier forma de maltrato y violencia contra las mujeres como una violación de los Derechos Humanos absolutamente inaceptable; por otra, el deber de Gobierno y sociedad de proteger activamente esos valores fundamentales de la dignidad y la igualdad.

De ayer a hoy, los españoles hemos logrado avances incuestionables en áreas como la concienciación y la implicación decidida de los poderes públicos. Sin embargo, mientras exista una sola mujer víctima de violencia de género, la prioridad sigue siendo clara: mejorar la protección y la respuesta que damos a estas mujeres y a sus familias. Porque la lucha contra la violencia de género es una de las mejores pruebas del vigor ético de una sociedad.

Una causa tan básica para nuestras libertades solo puede defenderse con hechos. Erradicar la violencia de género no acepta meras declaraciones de deseo, no tolera demagogias ni se basa en palabras sin concreción en la realidad. Tampoco entiende de diferencias ideológicas, porque los valores que a todos nos unen exigen la misma unidad en su defensa. Así lo entendió el Partido Popular cuando, en el año 2004, sumó sus votos para la aprobación de la Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género. Y ese mismo mensaje de unidad y cooperación es el que estamos llamados a mostrar hoy todos los partidos.

No es otro el principio que ha guiado la actuación del Gobierno que presido en esta materia. En violencia de género, todo éxito visible es fruto de una coordinación efectiva. Por eso, cuando el Consejo de Ministros, en julio de 2013, aprobó la Estrategia Nacional para la Erradicación de la Violencia contra la Mujer 2013-2016, se buscó la acción conjunta de todos los poderes públicos. Y dicha Estrategia es, en efecto, el primer instrumento de actuación unitario aprobado con el consenso de las comunidades autónomas, las entidades locales y el Observatorio Estatal de Violencia sobre la Mujer.

La positiva implantación de la Estrategia se debe tanto a los esfuerzos solidarios de los poderes públicos como a la identificación correcta de los objetivos en la lucha contra la violencia de género. Estos pasan por una mayor sensibilización de la sociedad, y asimismo por una respuesta institucional más comprometida y mejor coordinada. La Estrategia también contempla, como no podía ser de otro modo, más ayudas asistenciales a las víctimas, y una mayor protección a los grandes olvidados: los menores. Junto a ello, se plantea una atención más específica a las mujeres en situación más vulnerable.

Al examinar la situación actual de nuestra batalla contra la violencia de género, debo ser muy claro. Y, al respecto, he de decir que solo hay un día en que podremos estar satisfechos de nuestros esfuerzos en la eliminación de la violencia de género, y ese será el día en que nuestra sociedad no tenga que convivir con este drama. Es, ciertamente, una tarea ímproba la que tenemos por delante. Pero contamos ya con hitos positivos que nos marcan el camino. Y que nos animan a seguirlo hasta el final.

Un dato singular es la presencia de esos hitos en ámbitos muy distintos: tanto en sensibilización como en prevención, tanto en eficacia policial como en acción judicial, las cifras indican que avanzamos con la orientación correcta. Lo mismo puede decirse de la atención a las víctimas. Y, por suerte, nada de esto es casual: por el contrario, demuestra que los esfuerzos realizados y las políticas implantadas tienen fruto. No en vano, todos los servicios asistenciales dirigidos directamente a las mujeres que sufren violencia de género se han mantenido o reforzado. Y, ante todo, cabe señalar lo más importante: estamos alejándonos paulatinamente de los peores años de la violencia de género en España. Las cifras siguen siendo inaceptables, pero no son las de 2008, por ejemplo, o 2010.

Creo que hay consenso al afirmar que la lucha contra la violencia de género ocupa una posición nuclear entre las prioridades de una sociedad. Y un Gobierno solo puede actuar en consecuencia. Sin duda alguna, hay muchas maneras de mostrar el compromiso con una causa y la determinación en su defensa. Pero una de las maneras más creíbles es la dotación de recursos. Y, entre todas las partidas de los Presupuestos Generales del Estado, pocas hay que pueda defender con mayor convicción que esta: el aumento, en un 6,86%, del presupuesto de la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género.

Hay muchas otras realidades que avalan nuestro compromiso, que no es sino el reflejo de los valores de nuestra sociedad. Si el espacio me lo permitiera, aún podría hablar, por ejemplo, del asesoramiento y la justicia gratuitos para las víctimas, de las Unidades de Coordinación y Violencia sobre la mujer, de los protocolos sanitarios específicos, o del Proyecto de Ley del Estatuto de la Víctima, entre muchas de las iniciativas adoptadas. Son medidas, todas ellas, que reflejan un trabajo intenso para cumplir con un afán compartido: vivir en una España libre de violencia de género.

No quiero terminar este artículo sin dirigirme a las mujeres que están sufriendo en primera persona este drama. Y quiero decirles que no están solas. Que no solo cuentan con el apoyo total del Gobierno, sino con el respaldo de todo un país. Su causa es nuestra causa, y sus denuncias, lejos de caer en saco roto, activarán toda nuestra solidaridad y toda nuestra ayuda para que por fin puedan vivir su vida tal y como merecen: sin miedos ni amenazas, y en plena libertad. Ese es el compromiso del Gobierno. Y es también la convicción compartida por una sociedad española que nunca las va a abandonar.

Mariano Rajoy 

ABC.es