A más de 2190 días de la muerte del exconcejal de Guasdualito y preso político bajo la custodia del Estado venezolano, el Tribunal Supremo de Justicia difiere las audiencias para que se responsabilice a los funcionarios que le negaron su atención médica
Carlos Andrés García cumplió seis años de haber fallecido bajo la custodia del Estado venezolano. El 17 de septiembre de 2017 García era un preso político, era el concejal de Guadualito —una ciudad del estado Apure con frontera en Colombia— que el Estado lo acusó de promover protestas en su comunidad en 2016.
Su detención arbitraria fue el 16 de diciembre del 2016. Funcionarios del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) allanaron su casa sin una orden de aprehensión. Se lo llevaron a la sede del Sebin de Guadualito y no salió de allí por nueve meses.
Hace horas denunciamos detención de los militantes de PJ Carlos García y Eduard Cogollo como parte de este plan de represión y persecución
— Voluntad Popular (@VoluntadPopular) December 21, 2016
«Al momento de ser detenido, el concejal no presentaba ningún cuadro de salud “complicado”: no presentaba ninguna enfermedad. Durante su reclusión empezó a sufrir de la tensión arterial y de problemas cardíacos, probablemente del estrés y de los tratos crueles vinculados a la detención», recordó Roland García, abogado y presidente de la Fundación de Derechos Humanos de los Llanos (Fundehullan). «Estando en la prisión, en la sede del Sebin, fue que a Carlos le dio un ACV (accidente cerebrovascular)».
El abogado de Fundehullan lleva el caso de Carlos Andrés García porque el Estado nunca le brindó asistencia médica o un juicio que atendiera al exconcejal. El Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) impidió que personas ajenas al Sebin estuvieran presentes en la autopsia de Carlos García ni brindaron información forense.
«Había diferimientos de audiencias y no lo trasladaban ni al circuito judicial penal ni a un hospital. Existe un retardo procesal tal que hoy, a más de 2190 días de su muerte, no existe un funcionario imputado, no existe una acusación y no existe una responsabilidad sobre los funcionarios que impidieron que Carlos García fuera trasladado a tiempo para su salud», dijo Roland.
Solo fue trasladado a un centro de salud cuando ya no había posibilidades de hacer nada para mejorar su salud #RegimenAsesino 4/8
— Primero Justicia (@Pr1meroJusticia) September 17, 2017
Devaluaron el Bolívar, devaluaron la vida de Carlos Andrés García
Diciembre del 2016 marcó la consolidación de la emergencia humanitaria compleja en Venezuela. Nicolás Maduro anunció el 12 de diciembre que los billetes de 100 bolívares del cono monetario del 2008 serían descontinuados en 72 horas y entrarían billetes de más alta denominación.
Venezuela empezaría una fase de hiperinflación y opacidad. El bolívar había perdido el 75 % de su valor en menos de tres meses y entre 2016 y 2018 habría una inflación acumulada de 53.798.500 % que el Banco Central de Venezuela no haría público sino hasta mayo del 2019.
La población de Guasdualito no podía conseguir billetes de alta denominación: los bancos daban puros billetes de 100 bolívares. Entonces protestaron el 16 de diciembre.
Pero, cuando los medios cubrían las denuncias, el Sebin atacó.
Esto es lo q rebosa la paciencia del pueblo de guasdualito le cayeron a tiros digan la verdad usted @NicolasMaduro y @RCarrizalezPSUV pic.twitter.com/w3SvVAl5T5
— Julio Montoya Medero (@juliocmontoya) December 17, 2016
Protestas similares ocurrieron en varias ciudades del país. A nivel nacional se identificaron dos muertos bajo el contexto de manifestaciones y en Guadualito hirieron a decenas de personas y detuvieron a más de cien. Las autoridades nunca precisaron la cifra al público.
Uno de los detenidos fue Carlos Andrés García, el Estado consideró que su presencia política de más de 10 años en la ciudad, en su mayoría bajo el partido Primero Justicia, era el móvil suficiente para «organizar las protestas». El liderazgo político y comunitario de Carlos se podía remontar a los partidos de fútbol que él hacía en la ciudad desde los 18 hasta los 30 años.
«Carlos Andrés venía de visitar a una amiga en el hospital y la Guardia Nacional, después de que habían acabado con varios bancos, fue que apareció y se llevó como a 200 personas», dijo el exdiputado a la Asamblea Nacional, Luis Lippa, a Runrun.es en 2017. A él lo detuvieron junto al exconcejal, pero lo soltaron poco después porque el Estado estaba violando su inmunidad parlamentaria.
Un juicio sin fin
El Tribunal Primero de ejecución de la jurisdicción de Guasdualito no dudó en perpetuar la imputación de Carlos Andrés García por ser el autor intelectual de esas protestas y por tener una cantidad «sospechosa» de billetes de 100 bolívares en su hogar, papel moneda que Nicolás Maduro quería asociar con «las mafias». Sus cargos fueron por hurto calificado, instigación pública e incendio en grado de coautor.
Sus familiares, abogados y miembros del partido político declaraban su inocencia. Pero el Ministerio Público nunca acató las denuncias. Tampoco dejaban visitarlo, ni darle comida ni agua ni medicinas ni cartas ni audiencias con sus abogados.
«Sus familiares, entre ellos la hermana de Carlos, Yhorlenys Aular, notificaron a Fundehullan que sufrió tratos crueles e inhumanos. El hecho de que a ti no se te permita el acceso a tu familia, que no se te permite hablar con los abogados de confianza, que no se te permita ser escuchado, forma parte de un patrón sistemático de tortura, de tortura psicológica. Aunque también se evidencia testimonios de tortura física», recordó el abogado Roland García.
Estando detenido ilegalmente a Carlos Andres le dio un ACV y le fue negado cualquier tipo de atención médica #RegimenAsesino 3/8
— Primero Justicia (@Pr1meroJusticia) September 17, 2017
Durante los meses que Carlos estuvo retenido en la sede del Sebin en Guasdualito, su condición médica fue empeorando. Sufrió de hipertensión arterial, cuadros de malnutrición y de estrés post traumático y una infección de toxoplasmosis.
«Y no solo eso, también tenía problemas arteriales y cardíacos. Las condiciones de higiene en el centro de reclusión era deplorables», agrega el director de Fundehullan.
Pese a las medidas humanitarias que exigían los abogados, el tribunal se mantuvo en silencio. Pese a que los familiares nunca sufrieron alguna amenaza, «el ensañamiento cayó por completo al exconcejal».
Opacidad post mortem
«A la jueza y a la fiscalía se le pedía asistencia médica urgente varias veces. A Carlos le dio el ACV estando allí, dentro de la sede del SEBIN. Y ellos hacían caso omiso», dijo Roland. «Cuando al fin lo trasladan ya él estaba en una fase des compensatoria muy grave».
Habían pasado semanas desde que Carlos sufrió el ACV, pero el tribunal concedió el 14 de septiembre el beneficio de casa por cárcel y lo trasladó al Hospital Central de San Cristóbal del estado Táchira —el más cercano de Guasdualito— el 16 de septiembre. Todas las medidas fueron concedidas tres días antes de su muerte. Para ese entonces Carlos tenía 44 años.
«Los familiares después denunciaron que él fue víctima de torturas. Antes de que le diera el ACV Carlos no podía sostener una cuchara mientras comía, lo tenían que alimentar. Los militares, pensando que él “les estaba montando un show”, lo despertaron a las tres de la mañana, lo pararon frente a una pared y lo rociaron con una manguera de alta presión con agua fría. Él se desplomó en el acto, y después de eso decidieron sacarlo de la sede del Sebin», contó Roland.
#Video Autoridades se niegan a realizar autopsia al concejal Carlos Andrés García para librarse de responsabilidad por su muerte #18Sep pic.twitter.com/dhlFIuZ30u
— VPItv (@VPITV) September 19, 2017
Poco después de su muerte, el Sebin no permitió que la familia ni los abogados presenciaran la autopsia. Frente a las denuncias públicas de ONG nacionales e internacionales, el TSJ publicó en Facebook que Carlos falleció por un cuadro de «hipertensión arterial» y que recibía atención médica un mes antes de su muerte.
«Cabe destacar que no consta solicitudes o advertencias en el expediente judicial del referido ciudadano, sobre el padecimiento de alguna enfermedad crónica o aguda, por lo que se presume que el ciudadano Carlos García desconocía de la sospecha patológica que aún se encuentra por determinar en los laboratorios del Centro Asistencial» se lee en el mensaje publicado el día después de la muerte del exconcejal.
Y desde entonces el Estado venezolano guarda silencio.
Más diferimientos y menciones en la CIDH
El caso de Carlos Andrés García está en los informes de la Corte Interamericana de Derechos Humanos desde el 2017. Él forma parte de los más de 11 presos políticos que han muerto bajo la custodia del Estado venezolano y la justicia no investiga a los responsables. Es un patrón que sigue vigente: Leoner Azuaje, de 39 años de edad, fue detenido en abril de este año por una purga del gobierno de Nicolás Maduro y, mientras estaba recluido, falleció.
Pese a que el Estado dijo que fue un suicidio, diversos antropólogos forenses y criminalistas advierten que Leoner fue víctima de torturas y estrangulamiento en los últimos momentos de su vida.
El art 43 de la Constitución es bastante claro: "El Estado protegerá la vida de las personas que se encuentren privadas de su libertad" /8 pic.twitter.com/eRuUxh4uuY
— Delsa Solorzano (@delsasolorzano) September 18, 2017
«Los jueces que llevan el caso son cambiados a cada momento. El que atendía las audiencias cuando Carlos murió se fue a Estados Unidos y se desentendió de la causa. Pero seguimos buscando justicia, que se cumplan las responsabilidades penales de los funcionarios. Su familia aún exige justicia», comentó Roland García.