EL CAPITÁN DE CORBETA RAFAEL ACOSTA ARÉVALO fue trasladado a la sede del tribunal militar ayer viernes 28 de junio por una comisión del DGCIM, para realizar su audiencia de presentación.
Al llegar se encontraba en una silla de ruedas con grandes rasgos de torturas. En la entrevista que con él tenían sus abogados los funcionarios del DGCIM no dejaron que la misma fuera privada.
Ya el Capitán presentaba incapacidad motora, no podía mover las manos, ni los pies. Observaron muchas excoriaciones en los brazos, poca sensibilidad en las manos, los pies estaban extremadamente inflamados y las uñas con rastros de sangre y lesiones por golpes en el torso. El oficial detenido desde el día 21 de junio no recordaba casi nada del tiempo que estuvo apresado y tenía profunda imposibilidad para hablar. Sus únicas palabras solo fueron aceptar el nombramiento del defensor diciendo “sí” y decirle a su abogado “auxilio” y “ayúdame a pararme, yo puedo, yo sé que puedo” ante la imposibilidad de levantarse por si solo a causa de los dolores por los traumatismos que tenía en piernas, espalda, brazos y cabeza.
Luego de la entrevista el juez, al ver su estado físico, ordenó que el Capitán Acosta Arévalo fuera llevado al “Hospitalito” en Fuerte Tiuna ya que en ese estado no podían hacerle la audiencia de presentación. Por esta razón fue trasladado y pospuesta la audiencia para él mientras que los demás detenidos si pudieron tenerla. Un testigo de la parte defensora pudo observar que todos ellos también presentaban rasgos de tortura.
Luego que regresaran al tribunal el día de hoy 29 de junio para firmar la designación de defensor y siendo las 12 del medio día, el juez de la causa comunicó que el ciudadano Rafael Acosta Arévalo había fallecido en la noche anterior en el Hospitalito, y que no tenía más información.
En el expediente consta un acta policial del DGCIM de fecha 26 de junio, número DEIPC-AP-431/2019, en donde relatan la detención del capitán. En la misma se dice que los funcionarios sorprendieron al capitán en una parada de autobús de la autopista Guarenas-Guatire y que él emprendió la huida cayendo por un barranco. Los funcionarios solicitaron a dos testigos de nombres Gustavo José Salas y Reiner Alberto que los acompañarán para que fueran testigo de la detención. Les expresaron que al capitán lo venían siguiendo hasta efectuar la captura, que le solicitaron la cédula y él la entregó. A su vez le decomisaron un teléfono marca Samsung y dos objetos de metal con claves azul y rojo. Procedieron a trasladarlo a una sede del DGCIM en donde firmó el acta policial.
Esto último es lo que dice en pocas palabras dicha acta. Es allí donde queda evidenciado que tenía capacidades motoras para el momento de su detención, mismas capacidades que no tuvo para el momento de su presentación ante el juez.
Todos los defensores que han asistido a detenidos en la Dirección de Contra Inteligencia Militar en los últimos meses han podido apreciar que sus defendidos han presentado diversos tipos de tortura que van desde el confinamiento en cubículos de 2×2 metros en solitario, desnudos, sin poder salir a un baño y con luz fuerte unos y en total oscuridad otros. Muchos han sido golpeados con libros o con instrumentos contundentes forrados en goma espuma para no dejar huellas. Con este caso vuelve a la palestra pública el recuerdo del Concejal Fernando Albán “muerto” en la sede la Sebin.
Su esposa Waleska Pérez contó a la periodista Carla Angola cuándo fue la última vez que tuvo contacto con el Capitán de Corbeta. “El día 21 de junio estuve en contacto con él y desde la una y pico no pude saber más nada de él y lo denuncié ante los medios de comunicación. Me informaron que funcionarios del Sebin y Dgcim se lo llevaron. El miércoles salió la rueda de prensa donde dijeron que era un terrorista. En sus años de carrera nunca tuvo ningún problema. Ayer (viernes 28 de junio) lo presentaron en tribunales y estaba muy golpeado, en silla de ruedas. Lo torturaron tanto que lo mataron”, expuso,
“Ya sabía que lo estaban torturando. Ayer la juez lo vio en su estado crítico, lo llevaron al hospitalito en Fuerte Tiuna donde falleció, lo asesinaron. A él le dieron tantos golpes en la cabeza y diversas partes del cuerpo. Eso hizo que no pudiera resistir las torturas y perdiera la vida”, agregó. La señora Pérez dijo que la versión que dijeron las autoridades de Maduro de que su esposo se “había tirado” por un barranco era falsa.