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¿Qué pasará después?, por Armando Martini Pietri

 

¿Quién es adivino? Aventurando siempre con el riesgo de equivocarse, se pueda predecir algún acontecimiento, de acuerdo a declaraciones y hechos. Hay que empezar por analizar lo que está pasando. Semanas y horas de confusión, emociones disparadas, idas y venidas, demasiadas opiniones exaltadas y no necesariamente meditadas.

Demás está insistir en los errores, necedades y desuniones en la MUD, una historia patética, demasiado larga de zozobras y sobresaltos. Este extenso y cada vez más pesado “hoy día” -expresión chilena- es una tormenta de estrecheces, sinsabores y frustraciones, demostración palpable del mando de incompetentes, desvergonzados y vocingleros de fábulas con una moraleja peor: para sostenerse en el poder el régimen de la hiperinflación, inseguridad, hambruna, falta de medicinas, controles descontrolados y corrupción, debe desquiciar y así ocupar, distraer al pueblo. Sólo sobre un país sin esperanza pueden gobernar bandidos y embusteros. 

Hay diferentes posiciones opositoras. Los que llaman a no votar, no participar, no legitimar el fraude. Aquellos que afirman los venezolanos no quieren a Maduro, que hay que cambiar porque el país no da para más, y ofrecen como su mejor alternativa un “Gobierno” entre dos aguas en una navegación no definida. Y la posición coherente, auténtica, sincera, que entiende, por las buenas palabras y elecciones de altísimo riesgo, más la convicción mayoritaria de manipulación engañosa y tramposa de cifras, el régimen ni siquiera se estremecerá, y hay que presionarlo para su dimisión, con la fuerza ciudadana, institucional e internacional.  

Es decir, hay una oposición hipócrita, que ha preferido no llamar las cosas por su nombre. De ahí las múltiples incoherencias opositoras, de espíritu colaboracionista y ánimo acomodaticio que ante el desastre cuida de sí misma, y por eso es cómplice y sobreviviente, lo cual la convierte en candidata a, o como mínimo sospechosa de, actuar, conversar y acordar en secreto a espaldas de quienes asegura defender; que no es ni lo uno ni lo otro, que habla de cambios radicales, pero no como un contra gobierno sino como “un cambiemos mientras las cosas se reajustan”. Y otra frontal, racional, lógica, estadista, valiente sin ambigüedades, convencida de que lo malo no se erradica por las buenas y plantea que se vayan, dimitan del poder rompiendo la pared a sus espaldas empujados por la presión popular, institucional, ciudadana e internacional.

Pero hay también realidades que están jugando sus propios juegos.

Existe la feroz, anticonstitucional y violatoria de los Derechos Humanos, represión policial y militar del régimen que solo piensa y está convencido en una legitimación falsa con supuestas elecciones. Y está el rechazo decisivo y cada vez más categórico de la comunidad internacional que ha reiterado no reconocerá los resultados, aunque sin aclarar cómo lo hará; por ejemplo, el retiro de embajadores y la ruptura de relaciones diplomáticas. Se aparta de Unasur pero no se desmarca, sólo abren un compás de espera. Sancionan individuos, empresas y acciones de flujo económico que el régimen no logra ni logrará neutralizar, se vanaglorian en reuniones de cejas levantadas como la Cumbre de las Américas y la del Consejo Permanente de la OEA, donde la dictadura se defiende como gata boca arriba, sin resultado positivo. La colectividad mundial está resuelta y sin duda, se puede inferir que actuará.

El día después sigue siendo una incógnita sobre la cual sólo pueden hacerse suposiciones. Es lógico asumir que un régimen peleado con medio mundo, que ordena aumentos ficticios de salarios ilusorios e insuficientes, que no son producto de una estrategia económica madurada sino de burbujas propagandísticas, entelequia burocrática que fracasa en proveer de manera más o menos confiable agua y electricidad a sus ciudadanos. El absolutismo opresor seguirá apretando puños, despidiendo gases lacrimógenos, saturando cárceles y ahondando en su propia hecatombe que tanto si lo reconocen como si no, son incapaces de controlar. El obrero presidente anunció un diálogo después de la payasada electorera que farsantes se apresurarán en concurrir como idiotas, acompañados de los bribones que han alquilado sus nombres para refrendar semejante estulticia.

En Venezuela ha terminado el tiempo de las vacilaciones, subterfugios y viajes sociales. Los cara pálida piden abiertamente sin reserva ni evasiva que Maduro dimita, renuncie. Es momento de la unión de estrategias, si no por convicción al menos por entender que es una táctica necesaria para que pueda haber un día después.

El 20M sabremos quiénes son realmente los que están comprometidos y deseamos un sistema de libertades, republicano y democrático. Sin duda, habrá un proceso de purga para que sepamos quién es quién, en la Venezuela por venir, porque vendrá a pesar de quienes por ambos lados la boicotean y no quieren que surja. Pero emergerá con fuerza, decoro y coraje, será indetenible. 

Mientras tanto, se precipita la crisis, se percibe un fingido instante de serenidad. No obstante, la crisis socio-económica se abre paso sin que nada logre detenerla. Es auténtico e insostenible el aprieto humanitario. Se prenden las alarmas en la comunidad internacional que luego de tanto sacrificio y muerte, dejará en el recuerdo la aceptación de lo inaceptable. El Gobierno de Maduro se quitará el antifaz y se convierte en abierta dictadura.

Con la dirigencia política en sectores enfrentados de la oposición y la fractura evidente en el oficialismo, a todas luces, el tiempo luce corto, pero la flexibilidad casi eterna del oportunismo de cierta oposición de arraiga colaboración, han dificultado la derrota del régimen. No obstante, serán los verdaderos opositores, ciudadanos de buenas costumbres, principios éticos y valores morales, individuos conscientes de su histórica misión, los llamados y quienes impongan la nueva etapa, los que logren la dimisión.

 

@ArmandoMartini

El placer de desmembrar, por Carlos Blanco

 

Se coloca en trance; abandona por unos minutos el acento cubano y retoma el colombiano, aprieta las mandíbulas, los dientes chirrían y con toda la rabia del mundo, apenas con un movimiento de labios seguido sin entusiasmo por el bigote, enmarcados en un rostro charrasqueado, profiere sus promesas de desmembrar, descuartizar, liquidar, exterminar, triturar, al objeto circunstancial de su diatriba.

Maduro y los principales jerarcas son máquinas de odio que no disimulan sus motivos ni sus objetivos. No son gestos escénicos para darle fuerza dramática a sus decisiones. Más que ideología (que la tienen sin mucho estudio y como hoja de parra), más que convicciones políticas (que las tienen, pero desteñidas), lo que los domina es la voluntad de poder maligno. No es el poder para construir algo sino de destruir al otro, devastar al diferente, desmembrar, como con fruición Maduro prometió hacerlo con las mafias (léase, sus enemigos fortuitos de la hora).

Traspasaron las barreras de los proyectos políticos y se convirtieron en infernales máquinas criminales. Nacieron con la muerte el 4 de febrero de 1992. Tal vez algunos se sorprendieron de la sangre derramada entonces; pero luego, en el ejercicio del poder, asumieron cada vez más muertos, más bajas en el campo enemigo, más sangre joven en las calles, más presos y torturados. Y como bestias apocalípticas le tomaron el gusto a los cuerpos tasajeados.

Hay cada vez más casos en los que cuando no consiguen a alguien que quieren capturar, se llevan a la familia a casas de tortura (no a las instalaciones oficiales) y allí martirizan a sus miembros: muestran predilección por la electricidad en el pecho, en los oídos y en las partes íntimas. Nada oficial. Todo extraoficial. El propósito es que el “solicitado” se entregue a cambio de su gente.

Es la maldad por la maldad misma. Es un gozo perverso en aplastar. Sean civiles o militares; jóvenes o viejos; opositores de siempre o ex chavistas; todo aquello que se vea como amenaza real o potencial.

Esa malignidad fuera de toda medida, es terrible; y es más terrible aún lo que incuba. No lo deseo, pero me temo que la revancha puede ser brutal. Los que vieron morir al hijo en las calles de la protesta o en el hospital sin medicinas; los que fueron a la cárcel sin razón alguna; los torturados; los que perdieron su modo de vivir; los que andan los caminos del exilio con su dolor a cuestas; los que no tienen con qué comer…

¿Armagedón?

“Respecto a aquel día y hora nadie sabe, ni los ángeles de los cielos, ni el Hijo, sino solo el Padre” (Mateo 24:36)

 

Escucha»Bestiario Politico 7. El BanescoGate, algunos escenarios post 20M y el apocalipsis económico» en Spreaker.

En uno de los momentos más complejos de la economía venezolana, el régimen activa el BanescoGate de cara a generar una narrativa que meta miedo y pretender frenar las leyes del libre mercado (de divisas), hacerse con el control de las remesas financieras y además poner a todo el sistema en estado de sobreaviso, por la inminente desmonetización del cono monetario actual: o bailas ‘pegao’ o atente a las consecuencias.

Y esto sucede en el marco de un “proceso electoral”, que como uds. saben, no es lo que aparenta ser, buscando acusar a otro de las responsabilidades propias de las fallidas políticas económicas. ¿Están buscando indulgencia con escapulario ajeno? ¿Puede estar ser el prefacio de males mayores?

Además, el reloj no se detiene y el 20 de mayo está al cruzar la calle; y lo poco que se ve en la acera del frente (la niebla no deja ver bien), es terrible, es la nada; al menos para el candidato que dirá que no ganó por culpa de la abstención y pretende conducir los destinos de la Nación, mientras la comunidad internacional se prepara para aumentar las presiones que permitan tener elecciones libres, justas y transparentes.

Bestiario Político, el espacio que describe la política en América, mostrando un compendio de esas bestias que dirigen, controlan o buscan acceder al poder. Conversaciones profundas y a veces no tan serias entre: Nelson Eduardo Bocaranda, director de Runrun.es, Edgard Gutiérrez, Consultor Político y Director de Venebarometro y Oswaldo Ramírez, Director de ORC Consultores.

 

 

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Las recomendaciones de esta semana:

GedgardRevista Acción Política

 

@Randompiece: La investigación periodística «Conexión Suiza«

 

@Oswram: El libro «Rebelión en la granja” –  de George Orwell

 

Si usted no lo ha visto, y como  yo si lo vi, aprovecho la oportunidad de contárselo; el pasado domingo 6 de mayo fue anunciado con bombos y platillos el spot de campaña  del candidato Nicolás; fue transmitido a las 9 de la noche, supongo que se trata de la versión larga pues ya la había visto rodando en la TV pero con una duración de 20 segundos.

Un concepto muy americano, muy gringo, muy “imperialista” diría el difunto Presidente Hugo Chávez, en el cual se hace uso de los colores de la bandera; en el caso venezolano la idea ce centra en la banda presidencial. El spot consiste en  una serie de testimonios de ciudadanos apoyando al aspirante a la reelección, pero con la particularidad de que estos compatriotas lucen una banda presidencial en el pecho.

En el 2006 Michelle Bachelet, entonces candidata presidencial de Chile, también hizo algo parecido para no decir que fue la pionera con ese tipo spot que se enfocó en full testimonios y todos con la banda presidencial, al final aparecía Bachelet con el mensaje: “estamos llamados a ser uno, para ser todo”.

Tres años después, o sea, en el 2009, Pepe Mujica, en Uruguay, hizo algo similar en su campaña que lo llevó a la presidencia. Utilizaron la banda presidencial y a Don Quijote en dibujos animados.

¿Conclusión? Al candidato Nicolás al parecer no le dijeron que esa pieza no es una creación nueva sino un refrito, eso también es válido en el marketing político, pero siempre y cuando el cliente lo sepa y genere resultados.

En la cuña de “Nico”, como también le dicen en parte del spot; los talentos dan palabras  de agradecimiento a la revolución por los beneficios recibidos, es casi seguro que cada uno de ellos debe estar convencido de sus logros y no deben formar parte de ese 80% de personas descontentas con ese Gobierno que tiene más desaciertos que logros, más miseria que resultados y a las pruebas nos remitimos.

Sería muy interesante ver a los comandos de los que adversan a Nicolás, ubicar a esas mismas personas que agradecen los “beneficios de la revolución” para ver cómo viven; seguro estoy que se conseguirían con muchas sorpresitas.

Ahora bien, la pregunta es; ¿Qué pretenden con esa propaganda, mostrar un empoderamiento del pueblo con la gestión de Nicolás para los próximos seis años?, mostrar que ahora si van a gobernar, mostrar que todos viven como Nicolás, que se alimentan como Nicolás, no se le va la luz como a Nicolás, que no pasan roncha, que no los asaltan en la calle, ni mucho menos los golpea la inflación y que el sueldo mínimo les  alcanza para vivir y vacacionar.

Todo eso pretenden vender con ese spot copiado; pero la realidad supera la ficción, las estadísticas de diferentes ONG reflejan que la desnutrición se disparó en la revolución, el desabastecimiento se multiplicó, la pobreza extrema es tan visible que hay más niños de la calle y familias enteras comiendo de la basura que hace dos décadas atrás, que la promesa de tener vivienda propia fue un avance de este gobierno pero que ya no se observan entregando nuevas casas, la gasolina se les terminó, en sentido figurado.

Hoy no tienen muchos logros qué mostrar, sólo amarrarse al salvavidas del Carnet de la Patria y al de la caja Clap, con el primero lograron automatizar las ayudas en cash de acuerdo a lo que se le vaya ocurriendo al Presidente, de pronto y le da por dar un bonito por el día de la tierra o por el día de reír; que no nos sorprenda nada con el vendito carnet. Ya lo anunció como otro logro, quien vote recibirá un regalito.

Con lo segundo, es decir, con el Clap, establecieron el racionamiento de nuestros alimentos en formato “delivery”, te los llevan a tu casa, con la gran diferencia que los productos y la cantidad no los escoge usted, sino que se los asigna el Gobierno.

El empoderamiento que le quieren hacer ver y sentir a los venezolanos es sólo por unos días y culmina antes del 20 mayo; no hay peor ciego que el que no quiera ver. La popularización de la banda presidencial es sólo un tema de campaña, no crea que después del 20 usted sale con la banda y paga la luz, compra en la panadería, le otorgan crédito para casa o carro, va al cine y no paga o simplemente se hará invencible como Superman.

Definitivamente esa banda presidencial da mucha risa y alguien se ganó unos verdes con el refrito.

 

@edwardr74

Los gobiernos en el exilio, por Eduardo Semtei

 

Nosotros en Avanzada Progresista nunca hemos sido adoradores de los cuentos de ficción.  Estamos alejados de las fábulas y las leyendas.  Nos parece más sencillo disfrutar las cosas cotidianas y hasta rutinarias  de la vida. Las verdades pequeñas  pero concretas.  El griego Esopo no es precisamente nuestro autor preferido ni sus libros reposan en la biblioteca de la sede principal de nuestro partido. No señor. No creemos en moralejas inservibles. Nada de fabulas políticas. No creemos en cuentos de pajaritos embarazados. No creemos en decisiones simbólicas, imaginarias ni metafóricas. Parábolas verbales e hipérboles comunicacionales no las queremos  Así que, ese cuento que Maduro fue despojado de su reino, de su presidencia, por abandono de cargo y que el presidente en turno es Julio Borges nos parece pura paja, un engaño, una ilusión de borracho, una necedad. Que la Asamblea Nacional hubiese aprobado la declaratoria de Abandono de Cargo del Presidente Maduro, por allá en enero de  2017 y que consecuencialmente habría elecciones en 30 días fue todo un cuento decepcionante para los opositores, un fuego fatuo, una verdadera infantilidad que generó nuevas y crecientes decepciones a las grandes mayorías. Digo con responsabilidad que la Asamblea Nacional se burló del pueblo opositor y de la comunidad internacional al aprobar una declaratoria de abandono de cargo que en realidad no serviría para un cipote.  Un nuevo traspié opositor. Que pena con el vecino. Inaplicable, inejecutable, imposible.

Ahora, nuevamente, los mismitos, los mismiticos, que participaron en el golpe bufo contra Chávez y que no pudieron mantenerse en el poder 24 horas, empezando por Pedro Carmona Estanga,  en aquellos y en estos momentos envueltos en un mar de celos, envidias, resabios, luchas internas, reparto del prometido botín, contradicciones, mala organización, deslealtades, traiciones pequeñas, racismo,  clasismo, golpes internos, zancadillas, trapisondas, esos mismiticos que declararon fraude en el referéndum revocatorio  sin prueba alguna, los mismiticos que declararon la absurda abstención en el 2005 que le dio todo el bastón de mando  al mundo chavista para nombrar   todos los poderes, los mismitos que luego dijeron Calle y más Calle, que también dijeron que lo bueno era La Salida, los mismiticos que entonces pidieron nuevamente revocatorio sin defender las elecciones de gobernadores descuidando así el poder  máximo del voto, los mismitos que pidieron a gritos, a gañote limpio que adelantaran las elecciones presidenciales, que luego decidieron abstenerse en las elecciones de alcaldes, que son por cierto los mismos que botaron los reales por la ventana en el  2015 y frente a un triunfo inmenso empezaron a amenazar a Maduro que lo sacaban en 6 meses y que vociferaban y se burlaban pidiendo  que sacaran los retratos de Chávez de la Asamblea Nacional y que se lo llevaran a la basura en un acto idiota de provocación que no condujo sino a la radicalización del gobierno y sus  partidos políticos.  Ahora regresan con sus aperos ideológicos y sus macundales políticos a replantear la abstención en las elecciones presidenciales. Tienen las  alforjas llenas de improperios y ofensas contra Henri Falcón. No hay adjetivo descalificador ni acusación peregrina que no haya sido empleada contra el yaracuyano. Y eso es todo el santo día. Mientras permanecen mudos frente a la intervención de Banesco, se envalentonan descubriendo ángulos oscuros en el pasado de Falcón, que por cierto, tiene una vida política absolutamente transparente, de dónde vino y adónde va.  Falcón dijo claramente que si gana la presidencia la intervención de Banesco llegará a su fin,  que el cambio del cono monetario será suspendido, que los salarios serán dolarizados,  que abrirá las compuertas de la inversión extranjera en los procesos de exploración y producción de petróleo y gas y para ello no tiene ningún complejo en ofrecer mayoría accionaria a aquellos inversionistas que quieran trabajar en Venezuela, que las 3.000 empresas, fincas, comercios, industrias, servicios que fueron expropiadas, o confiscadas, o nacionalizadas serán regresadas a sus antiguos gerentes y dueños para que las estacionen en la zona de ganancias netas y abran espacio para 500.000 trabajadores con buena remuneración y dolarizados. ¿Y qué proponen los abstencionistas? Pues nada, no ofrecen nada. Una marchitas, unos cacerolazos, unas asambleas de vecinos. De lo medular, nada, nada. Ahora el TSJ auténtico, según afirman los mismos abstencionistas, acaba de inhabilitar a Maduro, que por cierto ya estaba destituido anteriormente por Abandono de Cargo, en una verdadera payasada pues están inhabilitando a quien està destituido. Lo acaban de redestituir si existiese la palabra. La Asamblea Nacional declaró que Maduro quedaba separado inmediatamente del cargo y judicialmente, una vez se notifique al TSJ en el exilio, comienza la etapa del juicio para decidir si hay condena o no. Por lo tanto debe asumir el Vicepresidente Ejecutivo Tarek El Aissami, y debe juramentarse ante el TSJ en el exilio, y dado que, con toda seguridad,  el turco vicepresidente no irá a Bogotá, entonces asume Omar Barboza en su carácter de presidente de la Asamblea Nacional, de manera tal que tenemos un presidente destituido, inhabilitado, enjuiciado y mandando, el profesor Jirafales, un presidente en el exilio que es Julio  Borges y otro presidente en Caracas, el señor Barboza.  Un país con tres presidentes, un verdadero lujo, Dios quiera que entre los tres pueda encontrar salidas y remedios para el maltrecho organismo venezolano.   Repaso el hecho que tenemos un TSJ en el exilio, un presidente en el exilio y una Fiscal General en el exilio. Ahora permítanme revisar por “encimiota” y no por encimita,  cuan duradera es la vida de estos gobiernos en el exilio. Lo que dice la historia, lo que dice la experiencia, claro, para saber en que hondura nos están metiendo estos dirigentes abstencionistas que prometen marchitas, cacerolacitos, asambleítas y demás POP de la política cotidiana. ¿Y esos gobiernos en el exilio, cuánto tardan en esa condición?

Etiopía 1974/1993 19 años.  Corea 1919/1948 29 años. Ucrania 1920/1992 72 años. Georgia 1921/1954 33 años. Argelia 1958/1962 4 años. Angola 1966/1989 23 años y ahora el más famoso y cercano a Venezuela: el gobierno en el exilio de España 1939/1977 38 añitos.  Por cierto todos esos gobiernos en el exilio nunca llegaron a concretarse como gobiernos legítimos en sus países y además, en todos ellos las salidas siempre fueron electorales.  Así que prefiero correr el riego de ganar o perder los comicios del 20 de mayo a sentarme como un idiota a esperar que el gobierno en el exilio se convierta en el gobierno en el territorio.  Y no voy más a marchitas, cacerolacitos, asambleítas ni nada de esas vainas. Lo mío es votar.

 

@eduardo_semtei

Víctor Maldonado C. May 07, 2018 | Actualizado hace 2 semanas
Las preguntas de la gente

 

Algunos analistas están muy equivocados. Los venezolanos ya decidieron lo sustancial. No creen en las supuestas bondades del régimen. Saben que su esencia es perversa. Sufren en carne propia los desmanes de un sistema que se debate entre la corrupción, la complicidad y la prevaricación, pero no tienen al respecto ninguna expectativa de remisión. Tienen plena conciencia sobre el deterioro. Nada va a mejorar, ni la economía, ni la condición de la infraestructura, ni el régimen de libertades. Y además han llegado a la conclusión de que poco o nada pueden esperar de una oposición errática, plegada a la agenda del gobierno, sin iniciativa y poco dada a decir la verdad.  Muy pocos siguen aferrados al fetiche de la unidad. Preferirían claridad de propósitos al mal avenimiento de líderes que han demostrado ser incapaces de construir y practicar un proyecto colectivo, sin caer en el despropósito de la zancadilla o el puntapié. Por eso la mayoría decidió, y no porque están siguiendo una línea partidista, que no hay ruta electoral para sacar al régimen del poder.

Este régimen es una revolución en proceso destruccionista. Para poder hacer realidad el legado de Chávez necesita echar abajo todas las instituciones burguesas. No pueden convivir con la división de poderes, tampoco pueden tolerar una economía de mercado plena, con empresas sólidas y respeto por la propiedad. No saben de alternancia o de pluralismo. Sus “falsas verdades” no son compatibles con el debate o el contraste con la realidad. En el camino han demostrado impericia tanto para destruir como para intentar lo nuevo. En ambos casos los costos son la principal amenaza a la estabilidad del proceso. Pero en eso consiste precisamente el comunismo, su fatal arrogancia y su trágica terminación. En el desprecio por el talento que los deja al margen de poder resolver cualquiera de los problemas, y la revalorización de la lealtad a la revolución que los hace presas fáciles de sus propios errores. Cuando un ferviente revolucionario está al frente de un problema técnico, que sepa de memoria las canciones de Alí Primera y los cuentos del arañero no van a servir de nada. O sabes o no sabes. ¿Y saben qué? ¡Nunca saben! Tampoco importa que el revolucionario sea un vivo, o que tenga un “talento especial para el saqueo”. Repito de nuevo, o sabes del tema o no puedes ir más allá de la desidia y la ignorancia que se confabulan para dejar sin agua a las ciudades, no poder resolver el problema del suministro eléctrico, ni siquiera manejar la logística de recolección de la basura de un pueblo del interior. Eso sí, todos ellos se muestran hiperexcitados si de lo que se trata es de llenar un teatro, vestirse del consabido rojo, y gritar consignas contra el imperio. Eso, ya lo sabemos, no ha resuelto una sola de las crisis, pero los ha mostrado tal y como son. La gente tiene al respecto una decisión tomada y una opinión asumida.

La crueldad no necesita una inteligencia especial. Forma parte de esas pulsiones presociales y de esos desarreglos de la conducta humana que pueden llegar a configurar la sociopatía. Trescientos mil muertos por violencia no pueden dejar en pie ninguna duda. Si al régimen le da lo mismo que haya luz o que prive la oscuridad. Si no le importa que poblaciones enteras carezcan de agua. O que los hospitales estén desprovistos de lo mínimo indispensable. Si no se conmueve ante la muerte por que no se encuentran vacunas o medicinas. Si no le asusta las nuevas embestidas de las viejas epidemias. Y si le da lo mismo que la gente se muera de hambre, tenemos que llegar a la conclusión de que sufrimos un régimen indolente y brutal. La gente lo sabe.

El régimen es la práctica de un mal radical que nunca nos ha debido suceder. ¿Cómo es posible que no los vimos venir? ¿Cómo pudimos aceptar tanta interpretación permisiva, tanta audacia en la tergiversación? ¿Cómo es que podemos seguir conviviendo con tanta connivencia? Con tanta cooperación maléfica no podemos reconciliarnos. No podemos perdonar a quienes han falseado las encuestas para beneficiar al régimen. Tampoco es posible olvidar a quienes con criminal sistematicidad han argumentado a favor de salidas imposibles. ¿Acaso vamos a dejar pasar que un conglomerado de intelectuales exquisitos lleva veinte años enmascarando al régimen, haciendo todo lo posible para encubrir la trama marxista, la confabulación con los cubanos, el desguace de los recursos del país, la sinvergüenzura de las expoliaciones, la escalada temeraria de persecución contra los disidentes, y el acoso a las empresas privadas?

Ahora que todos somos víctimas indelebles del régimen comenzamos a saber que en la política el asunto de unos es el asunto de todos. Tal y como lo sugería Clemenceau “la injusticia que se inflige públicamente a uno solo es asunto de todos los ciudadanos, es una injusticia pública”. La gente sabe que no puede seguir asomada al balcón del silencio mientras muelen a los otros que nos parecen tan ajenos. Se trata, por el contrario, de un esfuerzo disolvente que busca eliminar derechos y transformarnos en siervos. Solamente esa sensación de daño universal es capaz de movilizarnos y dirigirnos hacia el cambio deseable.

El mal radical se encarna en esta ideología excluyente y negadora de la dignidad humana. Ellos, los líderes del proceso asumen como cierto el sentido superior de su ideología, y en consecuencia lo que plantean es imponerla totalitariamente. Que nadie pueda sustraerse a la presencia intensa del régimen, ni siquiera para los aspectos más elementales. El marxismo te confisca la libertad y la atribución de construir e instrumentar tu proyecto de vida, e intenta sustituirlo por tu rol de masa en la revolución socialista. Para ellos eres un número, un código QR, un requisito para llenar una calle, un miembro del ejército del chantaje, que debe ir a simular elecciones fraudulentas, levantar la mano o desfilar cada vez que la tiranía necesite una puesta en escena. Pero, además este mal radical tiene como objetivo hacernos superfluos y prescindibles. Por eso mismo auspician la muerte y la desbandada. La gente lo sabe, por eso huye.

La gente tiene claro que este régimen no sirve y que es irreversible la tendencia a la miseria. También ha llegado a la conclusión de que hay cursos de acción inservibles, tales como las falsas negociaciones, los diálogos insulsos, las falsas candidaturas y las simulaciones electorales. Eso los prepara para asumir que superar esta infausta etapa requerirá de lucha más integrada y de esfuerzos más inteligentes. Y de tener el coraje para tirar por la borda el lastre que nos hace peso inútil.

Los consensos en la base social son muy amplios y muy sólidos. La gente sabe lo que quiere, tiene claridad en lo que quiere dejar atrás, y mucha conciencia de los caminos que quedan por recorrer. Por eso mismo el régimen está sometido a esa corrosiva soledad e indiferencia de las que reniega constantemente. El régimen y su falsa oposición van a tener que conformarse con los espejismos de la propaganda mientras el colapso hace estragos en su legitimidad.

@vjmc

Expresidente chileno tilda elecciones del 20M como una farsa

 

Los comicios presidenciales convocados para el próximo 20 de mayo en Venezuela constituyen » una farsa», según el expresidente de Chile Ricardo Lagos (2000-2006), quien respaldó a la oposición venezolana de rechazar el proceso y abstenerse de participar.

«Pretender un proceso electoral en donde la inmensa mayoría de los líderes no pueden participar, en donde han inventado que si los partidos políticos no hacen tal o cual cosa no valen, es una farsa», sostuvo el político socialista chileno en una entrevista que publica hoy el diario La Tercera.

La oposición al mandatario venezolano, Nicolás Maduro, considera fraudulentas estas elecciones y ha llamado a sus seguidores a protestar contra los comicios, en los que el presidente busca ser reelegido para un nuevo período.

«Es tan difícil dar consejos», reflexionó Lagos, al ser preguntado por la falta de unidad que se observa en la oposición venezolana.

«Conozco a toda la dirigencia opositora y me considero amigo de ellos. Por aquí han pasado casi todos. Con otros tengo contacto por WhatsApp casi cotidiano. Cuando pasó por acá la señora de Leopoldo López, yo le regalé algunos libros míos», precisó.

«Ella me dijo que el libro ‘Así lo vivimos (2013)’ se le permitió leerlo en la cárcel y lo tenía de cabecera. Bueno, nosotros (en Chile) también tuvimos discusiones en su momento sobre cuál era el camino más adecuado. Una dificultad muy grande es que no ha habido modalidades muy grandes para que ellos resuelvan», añadió.

Respecto a la realidad actual en América Latina, con el resurgimiento de gobiernos conservadores y un retroceso de la izquierda, Lagos consideró que para el votante de la región «el presente no es satisfactorio».

«Cuando tienes un 40 % de pobres, está claro que tu problema es la pobreza, ¿verdad? Pero cuando redujiste los pobres al 10 % quiere decir que ahora hay un 30 % que no quiere volver atrás, pero tiene otras demandas», sostuvo.

Sostuvo, en todo caso, en alusión al resurgimiento de gobiernos conservadores en la región, que «los ciclos son normales en una democracia».

«El tema es otro. Es distinguir cuáles son las demandas. Una vez escuché a Felipe González decir ‘No nos dimos cuenta de que porque tuvimos éxito en nuestras políticas cambiamos a España. Y si cambiamos a España tuvimos que cambiar la agenda de lo que hay que hacer'».

Para Lagos, el fin del ciclo favorable de las materias primas en el comercio internacional es solo una causa más del retroceso de la izquierda en América Latina y lo que importa realmente es adaptarse a una nueva realidad.

«Ahí está entonces la falla, la incapacidad de hacerlo o, si usted quiere, el no entender lo mucho que se avanzó y que implica ahora tener una agenda distinta», señalo.

«Creo que el gran debate hoy es cuáles serán los caminos para reconstruir un sistema más justo, en una sociedad en la que algunos ganan mucho pero hay otros que quedan estancados o caen», concluyó.

La danza de la política, por Antonio José Monagas

 

Comprender la política no es asunto fácil. Mucho menos, el hecho político. El problema se suscita, cuando su comprensión y discusión se debate entre la fáctico o lo empírico, y lo que la teoría despliega en tanto que principios, razones y preceptos que pautan el curso de las realidades consideradas desde una perspectiva teorética. Sin embargo, más allá de tan pronunciada brecha, se tienen otros problemas que acusa el empirismo, el inmediatismo y la desfachatez. Aunque también, se dejan ver desde el cinismo adoptado como conducta de quienes se atreven a hablar en nombre de la política por cuanto, simplemente, ocupan cargos de gobierno Y la soberbia de personajes así mal portados, les mueve las ínfulas para creerse que se las saben todas.

El desconocimiento que padecen buena parte de estos personajes de marras, lo lleva a atropellar la teoría política. A arrogarse condiciones que, equivocadamente, compromete facultades y atribuciones que hace que se empoderen de un imaginario que los eleva por encima de cualquier otra persona. El sólo hecho de vivir una posición política que los hace ocupar un escaño dentro de la estructura política de gobierno, lejos de acuciar el interés de consultar la teoría política para hacerse del conocimiento básico que pudiera coadyuvarlos a lograr un trabajo político ejemplar, lo convierte en un ser humano arrogante. Tan arrogante, que raya con la chabacanería, tanto como con la imprudencia. Y por tanto, con el desatino.

Estos personajes, que casi siempre dejan al descubierto sus debilidades y carencias, actúan con enfado por cuanto la incomodidad de verse superados por las contingencias que sus yerros arrastran, aunque contradictorio, es “plomo para sus alas”. Por esta razón, estos gobernantes así caracterizados, no sólo son improvisados al momento de elaborar decisiones. Sino que se dejan llevar por las circunstancias para luego tropezarse “con la misma piedra”.

De esa manera, se aventuran a configurar procesos de gobierno que, por imprecisos, se atascan a la primera vuelta. Es decir, se enredan en su propia maraña pues sus decisiones por insidiosas, buscan escudarse en la represión que las imposiciones requieren para su acatamiento.

Es el problema en que se ve envuelto el juego a la dictadura el cual, por afinidad natural con el desorden que provoca la misma confusión animada por la torpeza del gobernante, se convierte en esquema revestido de la capacidad de revolver todo cuanto existe. En consecuencia, comienza a difuminarse cualquier forma conceptual o práctica de recular lo andado ante el desbarajuste o caos ya provocado por la tendencia que le imprime un modelo sociopolítico o socioeconómico retrógrado al discurrir del entorno manejado por estos gobernantes de tan umbrosa calaña.

Es la descripción de lo que algunos politólogos refieren como: la danza de la política. Particularmente, por lo que significa moverse al ritmo de lo que las coyunturas determinan sin la menor posibilidad de lidiar con la incertidumbre mal definida la cual, por donde pueda considerársele, siempre debe estar presente en todo proceso de planificación, organización, coordinación y evaluación de procesos de gobierno.

Así que mientras la política no sea exactamente entendida y atendida por quienes, desde el poder, activen razones ciertas y concretas que se compadezcan de los clamores de un entorno que traza su curso en pos del desarrollo económico y social, todo su andamiaje, convertido de hecho en procesos de gestión, será apenas un momento para justificar el extraño meneo de la política al ritmo del más insolente fascismo, denominado: la danza de la política.

 

@ajmonagas