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El Aviador

Crímenes sin Castigo:  Un lastre muy pesado

 

 

De la noche a la mañana, la yunta Harrington-González López se convirtió en una carga imposible de llevar para el régimen, acosado por sus aliados internacionales a partir de la muerte del concejal Fernando Albán

 

@javiermayorca

 

En la policía política, las principales razones para quitar y poner a sus directores son políticas. Que nadie se engañe: este despacho, adscrito a la Vicepresidencia Ejecutiva de la República, no es un bastión para la defensa de los valores democráticos. Su propia reglamentación interna lo define como una herramienta para la preservación y la consolidación del proceso político, antes liderado por Hugo Chávez, hoy por Nicolás Maduro.

Desde febrero de 2014, el mayor general del Ejército Gustavo González López asumió esta tarea con denuedo. Heredó la estructura para la represión diseñada por Miguel Rodríguez Torres, y la elevó hasta niveles antes nunca vistos. Claro está: en el camino él sabía que no todos en sus filas actuarían guiados por una convicción revolucionaria. Sabía que era necesario hacerse de la vista gorda ante esos deslices de los “muchachos” del comisario Calderón en Investigaciones Estratégicas, o los de Contra, que se redondeaban con uno que otro secuestro en el Country, o mediante la extorsión a los presos de conciencia y a esos que conocían como “población”. Había para todos: 400 mil bolívares de los de 2017 por dejar pasar un celular, o los millones que el Turco Walid pagaba para llevar una vida más o menos digna en El Helicoide. Todos allá adentro lo sabían.

Pero esto era lo de menos, a los ojos del Gobierno. Realmente, hace dos meses, hubiese sido imposible predecir la salida del Sabueso. Las quejas de volumen creciente en foros internacionales por el trato inhumano a los detenidos, que incluían sistemáticas golpizas y torturas como la famosa “crucifixión”, aún no pasaban de ser un secreto a voces en el país. La muerte de Rodolfo González, “suicidado” en marzo de 2015 en una de las mazmorras, no solo fue convenientemente encubierta. Además, según testimonios de ex presos, fue utilizada como medio de amedrentamiento. El cadáver del Aviador fue sacado de la celda y abandonado durante horas en un pasillo, a la vista de todos.

En septiembre, González López parecía atornillado en su cargo, eficaz como ninguno para impartir terror desde la maquinaria del Estado y desmantelar todo atisbo de oposición.

Hasta que ocurrió la muerte del concejal Fernando Albán.

El 8 de octubre representó un auténtico punto de quiebre, por lo menos en el Sebin.

Los efectos de este suceso comenzaron a verse donde menos lo pensaban: en España. El cogobierno Psoe-Podemos, que llegó al poder tras la destitución parlamentaria de Mariano Rajoy, iba en un lento viraje para alinearse con el madurato. Ya habían dado prueba de ello, al oponerse públicamente a nuevas sanciones para el régimen, a través de la Unión Europea.

Pero allá aún existe un balance de poderes. Y la muerte del edil, calificada sin ambages como un “asesinato” a manos de la policía política, durante debates parlamentarios a los que acudía Sánchez, puso un frenazo al maridaje.

La secuencia de hechos no da pie a dudas. España –en la actualidad, firme creyente de una salida negociada a la crisis venezolana- aprovechó la conmoción ocasionada por el caso Albán para lograr de una vez por todas la liberación y el destierro de Lorent Gómez Saleh. Este caso era una especie de punto de honor para el régimen. Durante las negociaciones que posibilitaron la libertad de varios de sus compañeros de celda, el Gobierno había reiterado que este activista no saldría. Pero ocurrió la “caída de altura” de Albán, y las cosas dieron un giro radical. Cuando el gobierno de Pedro Sánchez envió en misión oficial al secretario de cooperación para Latinoamérica y el Caribe, Juan Pablo de Laiglesia, en Caracas ya habían tomado la decisión de dar un salvoconducto a Gómez Saleh.

Al ex preso político no le impusieron voto de silencio en su nuevo destino. Apenas se bajó del jet en Barajas hizo todo lo posible para dejar al descubierto ante la comunidad internacional el sistema instaurado por González López y su pareja, la entonces vicefiscal Katherine Harrington.

Ante este escenario, el Gobierno optó por aplicar tácticas de “reducción del daño”. De repente, la dupla Harrington-González López dejó de ser la estrella de la represión y se convirtió en un lastre demasiado pesado. Primero, destituyeron a la abogada mediante un decreto constituyente, el 19 de octubre. Una semana después, el mayor general también fue cesanteado. En ninguno de estos casos hubo declaración oficial. La fracción madurista sabe que ambos cuentan todavía con poderosos aliados, de los que gustan jugar la “carta dura”.

A estas alturas, es probable que González López se sienta traicionado. Es por eso que, según fuentes de la policía política, se negó a hacer entrega formal a su sucesor, el general de división (Ejército) Manuel Cristopher Figuera. Hubo un acto administrativo, durante el cual él entregó la dirección, y luego llegó su reemplazo, mano derecha del general Hernández Dala en Contrainteligencia Militar, quien ahora tiene en su alforja todo el aparato de espionaje, y quizá pase a ser el militar más poderoso del país.

 

Breves

 

-Un sombrío panorama en materia de seguridad ciudadana le espera a Venezuela en los meses por venir. Por una parte, el municipio Libertador ya rebasó al estado Vargas como el lugar con la tasa más elevada de delitos en general. En la actualidad, la diferencia entre ambas localidades es de unos 20 puntos. Y eso que Vargas estuvo en la delantera hasta julio. Esto es consecuencia del acelerado impacto que está teniendo en Distrito Capital una ola de delitos contra la propiedad. Aunque lo nieguen los voceros gubernamentales y hagan todo lo posible por mantener artificialmente bajas las estadísticas, en las calles de la capital se siente: hay más delincuentes y actúan con mayor frecuencia. En los estados fronterizos con Colombia, la situación se torna aún más compleja. La combinación drogas/grupos irregulares está originando brotes de violencia armada. Y vendrán más. Este año, Naciones Unidas calcula que en el país vecino hay 209 mil hectáreas cultivadas con coca, un récord para el siglo XXI que va aparejado con un mejoramiento en la productividad por hectárea. Ahora, la coca ha sido potenciada genéticamente. Una de las zonas con mayor densidad en cuanto a siembras de este arbusto está en el eje Tibú-Rio de Oro. Allí se concentra el 9% del total de plantíos. Algunos están en Zulia, otros en Táchira. La salida “natural” de esta producción no es por el Pacífico sino por Venezuela. Por ahora, el control de este trayecto se lo disputan el ELN y los llamados “pelusos” o miembros del Ejército Popular de Liberación, donde han recalado ex integrantes de las FARC. Pero esta violencia no es del todo “importada”. Allí también participan venezolanos, que han servido de anfitriones a guerrilleros y bandoleros.

Fiesta en la Cota 905

– A partir del lunes 29 se hicieron virales en las redes de mensajería los videos de una celebración, presuntamente llevada a cabo el fin de semana anterior en la platabanda de una vivienda de la Cota 905, en la que participaron varios de los individuos que figuran en la lista de “los más buscados” por el Gobierno. Primero entre ellos está Carlos Luis Revette, alias Coqui, descrito por Relaciones Interiores como el líder de una banda de secuestradores que opera en la Cota 905, específicamente en el sector conocido como La Chivera. Pero esta fría descripción no hace honor a la importancia que esta figura ha tenido en la historia de la criminalidad venezolana. Cuando se iniciaron formalmente las operaciones conocidas como Liberación del Pueblo (OLP), en julio de 2015, el lugar escogido para la gran redada fue precisamente el predio de Coqui. En esa oportunidad, los cuerpos policiales mataron a 16 personas. Pero Revette salió bien librado, al igual que sucedió durante otras tres operaciones llevadas a cabo posteriormente en el mismo sector. El hombre de 39 años de edad parece disponer de información privilegiada. Desde entonces han pasado más de tres años, y Coqui sigue allí, celebrando. Solo que ahora, desde luego, tiene menos competencia. Las policías le han hecho el favor.

Los cadáveres de presos políticos que ha acumulado el Sebin

FERNANDO ALBÁN ES EL TERCER PRESO POLÍTICO en morir bajo la custodia del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) durante el gobierno del presidente Nicolás Maduro. Pero los relatos del gobierno sobre el supuesto suicidio son inconsistentes entre ellos.

La tarde del lunes 8 fue confirmada por el gobierno la muerte del concejal del municipio Libertador de Caracas, Fernando Albán, un militante del partido Primero Justicia (PJ), quien llevaba tres días detenido en la sede de Plaza Venezuela del Sebin.

Tanto el fiscal general Tarek William Saab como el ministro de Interior, Justicia y Paz, Néstor Reverol, calificaron la muerte como un suicidio, sin haber realizado una autopsia ni evaluado las pruebas. Sin embargo, ambos funcionarios difieren en el relato de los hechos: el fiscal asegura que Albán saltó desde la ventana de un baño al que pidió ser llevado, mientras que Reverol dijo que sucedió desde la sala de espera cuando iba a ser trasladado a tribunales.

Mucho antes de la muerte de Albán, otro preso político falleció en el Sebin. Fue Rodolfo Pedro González Martínez, también conocido como “El Aviador”, un ex capitán de la Aviación Civil detenido en abril de 2014 por participar en las protestas antigobierno, calificado como un “articulador logístico” y acusado de asociación para delinquir, tenencia de explosivos y tráfico de armas de fuego.

A poco de cumplir un año detenido, el 13 de marzo de 2015, el hombre de 63 años fue encontrado muerto en su celda de El Helicoide. El preso político fue informado un día antes que sería trasladado a la cárcel de Yare. Según sus familiares y la fundación Venezuela Awareness de la abogada Patricia Andrade, González había sufrido torturas psicológicas a manos de los funcionarios del Sebin.

El caso fue completamente basado en el testimonio anónimo de un “patriota cooperante”, sin haber encontrado prueba alguna de los delitos por los que lo acusaron, y con una serie de irregularidades cometidas en la investigación, detención y juicio, aseguraron sus familiares.

La siguiente muerte ocurrida en una sede del Sebin, específicamente en la de Guadualito, fue la de Carlos Andrés García, un concejal del municipio Páez de Apure, donde fue detenido por presuntamente tener billetes de Bs. 100 el 17 de diciembre de 2016, la semana en que Maduro sacó los billetes de circulación y provocó disturbios en varias partes del país, incluído Guasdualito. Los billetes sirvieron de excusa para acusar a García de instigación pública a delinquir, daño violento, incendio en grado de participación y hurto.

El concejal ya sufría de problemas de tensión cuando fue aprehendido, los cuales se agravaron en los calabozos del servicio de inteligencia en Guasdualito.

Sufrió crisis hipertensivas, aunado a un severo cuadro de depresión, condiciones que decantaron en un ACV en agosto de 2017. Los médicos recomendaron trasladarlo a un centro asistencial, procedimiento que los funcionarios de los cuerpos de seguridad ejecutaron 12 días después, cuando supuestamente este ni siquiera reconocía a sus allegados, y los médicos no pudieron hacer nada al respecto. 

Diputados opositores denunciaron al gobierno de Maduro por no acatar la orden a tiempo y consideraron que el concejal fue asesinado por el régimen, acotación que el Tribunal Supremo de Justicia solicitó a la oposición no repetir por ser “opiniones irresponsables con informaciones falsas”.

 

Versiones encontradas

El especialista en Derechos Humanos y coordinador de Una Ventana a la Libertad, Carlos Nieto Palma, consideró que “si el fiscal y el ministro del Interior dan declaraciones encontradas es porque uno de los dos está mintiendo”, por lo que es necesario realizar una investigación a fondo.

Nieto Palma aseguró que en cualquier caso, la responsabilidad absoluta de la muerte del concejal es del Estado, ya que así lo dice la Constitución en el art. 272, que garantiza un un sistema penitenciario que asegure la rehabilitación del interno o interna y el respeto a sus derechos humanos. Lo mismo indican las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para el Tratamiento de los Reclusos, conocidas como las reglas Mandela.

El experto detalló que al Ministerio Público le corresponde investigar quienes eran los funcionarios a cargo, por qué no estaba custodiado y cómo se les escapó del Sebin, entre otras cosas. “Eso casi ni ventanas tiene. Además estaba recién detenido, incomunicado”, dijo Nieto a Runrun.es.

Además, la Defensoría del Pueblo debe actuar de oficio, pedir la investigación del caso y hacerle seguimiento para constatar su cumplimiento.

Rodolfo González nunca tuvo derecho a defenderse

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@AdrianitaN

La noche del 26 de abril del año 2014 efectivos del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin) allanaron la casa de la familia González. El testimonio de un “patriota cooperante” llevó al capitán de la Aviación Civil, Rodolfo Pedro González Martínez, de 64 años de edad a la cárcel. Desde entonces era conocido como “El Aviador”. Su reclusión, extendida durante casi un año a pesar de no contar con una sentencia firme, concluyó el 13 de marzo de 2015, cuando su familia confirmó la noticia de su suicidio dentro de un calabozo de El Helicoide.

El 29 de abril de 2014 se llevó a cabo la audiencia de presentación en la que a González Martínez se le acusó por los delitos de tenencia de explosivos, tráfico de armas de fuego y asociación para delinquir, este último cargo compartido con el estudiante Douglas Morillo, recluido en «La Tumba».

El mismo día de la primera audiencia del sexagenario, el presidente Nicolás Maduro dio detalles del caso de “El Aviador” en cadena nacional e instó al Poder Judicial a tomar cartas en el asunto. El 4 de mayo de 2014, el para entonces Ministro de Relaciones Interiores, Justicia y Paz, Miguel Rodríguez Torres, acusó a González Martínez de ser el “articulador logístico” de las “guarimbas” en Caracas y mostró su rostro en una transmisión del canal del Estado, Venezolana de Televisión.

 

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En esta comunicación, Rodríguez Torres vinculó al capitán de la Aviación con los estudiantes Rosmit Mantilla (preso desde el 2 de mayo de 2014), Douglas Morillo (preso desde el 26 de abril de 2014).

Fue el 16 de septiembre de 2014, cinco meses después de su detención, cuando se llevó a cabo la audiencia preliminar en la que le imputaron los tres cargos a González Martínez. Desde entonces, el acta de audiencia preliminar y el auto de pase de juicio permanecieron “engavetados”, según José Vicente Haro, abogado constitucionalista.

“Rodolfo González jamás pasó a juicio, por lo que no pudo defenderse nunca. Pasó casi un año preso sin poder ejercer su derecho a la defensa”, explicó Haro. El especialista alertó sobre la “excesiva dilación” en la resolución de los casos vinculados con crímenes políticos y señaló que “la espera es un estado que afecta la psique y desequilibra a cualquier persona”.

El caso estaba a cargo de la Juez 27 de Control, Verónica Soto de Ovalles, y la fiscal acusadora por parte del Ministerio Público fue Katherine Harrington, una de las siete funcionarias sancionadas por el gobierno de Estados Unidos por presuntas violaciones a los derechos humanos en Venezuela.

El testimonio de un “patriota cooperante” o agente encubierto -según la Ley Contra la Delincuencia Organizada y Financiamiento al Terrorismo- en esta historia sí contó. El instrumento legal define, en su artículo 70, a esta figura como “un funcionario de seguridad del Estado que se infiltra en un grupo de delincuencia organizada con el fin de recabar información incriminatoria”.

El Ministerio Público comisionó a la fiscal 22° nacional, Raiza Sifontes, para que investigue las circunstancias de la muerte de Rodolfo González Martínez.

El terror a la cárcel “común” y los que aún quedan

Según la organización no gubernamental Provea, el Estado es responsable de preservar la vida y la integridad de todas las personas privadas de libertad en el territorio venezolano, de acuerdo con lo establecido en los Principios y Buenas Prácticas sobre la Protección de las Personas Privadas de Libertad en las Américas, suscritos por Venezuela al formar parte de la Organización de Estados Americanos (OEA).

La Convención Contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanas o Degradantes de la Organización de Naciones Unidas (ONU) refiere también la responsabilidad del Estado en estos casos, así como la necesidad de sancionar severamente a aquellos funcionarios que incurran en delitos de esta clase.

Para José Vicente Haro, el detenido González Martínez fue víctima de un “Crimen de Estado”, que se define como la comisión directa o indirecta de prácticas violatorias de los derechos humanos, empleando recursos estatales.

El abogado agregó que “El Aviador” estaba siendo sometido a “tortura psicológica”. Relató que desde hace aproximadamente dos semanas, y con especial énfasis desde el 11 de marzo de 2015, funcionarios del Sebin le decía con insistencia que lo iban a trasladar a la cárcel de Yare III para reunirlo con presos comunes.

El 12 de marzo de 2015 la ministra para el Servicio Penitenciario, Iris Varela, visitó El Helicoide y notificó a varios internos que serían transferidos a otros penales en el transcurso de la próxima semana. Fue el temor a que se hiciera efectiva esta medida, aunado al estado de depresión de González, lo que lo llevó a quitarse la vida.

Rafael Uzcátegui, coordinador general de Provea, advirtió que el traslado a cárceles de alta peligrosidad «se esta utilizando como mecanismo de tortura psicológica contra detenidos por manifestar».

El caso del capitán de la Aviación Civil tiene como antecedente el intento de suicidio cometido el 20 de diciembre de 2014 por Marcelo Crovato, abogado del Foro Penal Venezolano, preso desde el 22 de abril de 2014 en la cárcel de Yare III. Crovato actualmente cumple con una medida de arresto domiciliario.

Aún quedan 45 personas detenidas en el Sebin, según el abogado Haro. Varias de ellas presentan afecciones de salud, siendo de especial atención los de Eduardo Colmenares (sufre de cólicos nefríticos severos) y Pablo Estrada (tiene tuberculosis pulmonar).

Así relató la hija del piloto Rodolfo González cómo detuvieron a su padre

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Fuente: Conjeturas para llevar

Lissette González, hija del piloto Rodolfo González quien falleció la noche del jueves 12 de marzo en su calabozo del Sebin, había publicado en su blog un texto donde relató todo lo que sucedió el día que allanaron su casa y se llevaron a su papá preso, el 26 de abril de 2014. A continuación puede leer la nota completa.

Un Abuelo que es preso político

Todo empezó la noche del sábado 26 de abril. Habíamos ido al cine con los niños y pocos minutos después de habernos separado, mi mamá me llama por teléfono para avisarme que llegó a su casa el SEBIN con una orden de detención para mi papá y el inmueble está tomado por los funcionarios, a la espera de una orden de allanamiento. Así, sin más pruebas e investigaciones, sin presunción de inocencia, solo por el testimonio anónimo de un patriota cooperante, un señor de 63 años, su esposa, hijas y nietos hemos cambiado radicalmente nuestras vidas.

Esa madrugada, luego de haber estado presentes en el allanamiento, mi mamá, mi hermana y mi cuñado acuden al Helicoide a firmar las actas de lo ocurrido durante las pesquisas. Aprovechan para llevarle a mi papá insumos básicos como ropa de cambio, cepillo de dientes. Cuando van a irse, los funcionarios dicen que mi mamá también queda detenida. Es la segunda violación a cualquier procedimiento judicial ajustado a derecho, porque sobre ella no pesaba ninguna orden de detención.

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Rodolfo y Josefa González, en una de las sesiones de la Audiencia Preliminar

El calvario del día siguiente: entender qué estaba pasando, llevarles comida, sábanas, ropa al SEBIN, contener la angustia de los niños, buscar asesoría legal… Pero eso no fue todo, porque el domingo 27 de abril fue allanada la casa de mi hermana en Santa Inés. Se incautaron computadoras, teléfonos y todo aquello que pudiera grabar información o navegar por internet. Nuevamente la angustia, cuando mi hermana y mi cuñado acudieron al SEBIN a rendir declaraciones, pero afortunadamente no hubo más detenciones.

El lunes 28 tenía que realizarse la Audiencia de Presentación. Y mientras pasábamos las horas entre el Helicoide y el Palacio de Justicia para saber si los trasladaron, si habría audiencia, etc., fue allanada la pequeña agencia de viajes en Chacao que ha sido el negocio de la familia desde hace más de 30 años. Mi tía, de más de 70 años y sus empleadas fueron llevadas al SEBIN y sus pertenencias personales también fueron incautadas, además de las computadoras y libros contables de la agencia. Ese día la Audiencia de Presentación fue diferida.

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Renzo Prieto, Rodolfo González y Douglas Morillo al concluir la Audiencia Preliminar

Finalmente, la audiencia se realizó el 29 de abril y duró largas horas. Durante el transcurso del día nos enteramos que un estudiante al que no conocíamos, Douglas Morillo, estaba en la misma causa de mis padres, en supuesta “asociación para delinquir”. Después de los alegatos de la Fiscalía y de los defensores, durante el receso que tomó la juez para dictar sentencia, salió el Presidente Maduro en cadena nacional de radio y televisión hablando de “el aviador”, supuesto cerebro de las guarimbas. El poder judicial acababa de recibir una orden directa por TV.  Salimos del Palacio de Justicia pasadas las 9 de la noche y el resultado de la audiencia fue el siguiente:  medida privativa de libertad para Rodolfo González y Douglas Morillo, medida cautelar con presentación cada 30 días para Josefa de González.

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Yeimi Varela, Rodolfo González, Douglas Morillo y Renzo Prieto

Esposados esperando inicio de la Audiencia

Se suicidó Rodolfo González, detenido por razones políticas en el Sebin

RodolfoGonzález

 

*Con información de El Nacional y El Impulso

 

La hija del piloto Rodolfo González, «El Aviador», Lissete González, confirmó en horas de la mañana que su padre murió la noche del jueves durante su reclusión en el Sebin.

A través de su cuenta de Twitter, González escribió que tras visitar el Sebin, “lamento confirmar que mi papá murió anoche”.

 

Horas más tarde, el corresponsal de la BBC en Venezuela, Daniel Pardo, explicó que familiares y el abogado de González le confirmaron que se suicidó ahorcado en su celda.

 

 

 Explicó que la noche del jueves a su padre y otros presos ubicados en el Sebin les anunciaron que serían trasladado el viernes en la mañana. La última comunicación con él fue a las 9:00 p.m, comentó.

 

Rodolfo González a sus 63 años fue detenido el año pasado en el mes de abril bajo la acusación de asociación para delinquir, tenencia de explosivos y tráfico de armas de fuego.  Rodríguez Torres exministro de Interior y Justicia acusó a Rodolfo González de «articulador logístico” de protestas de 2014.