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Carlos Cruz-Diez

#PasandoLaCuarentena | Diez obras de Carlos Cruz-Diez para celebrar el aniversario de su natalicio
Después de décadas dedicándose al arte del color, falleció de forma natural en falleció el 27 de julio de 2019 en París

Este lunes, 17 de agosto se conmemora el natalicio de Carlos Cruz-Diez, artista venezolano reconocido por su trabajo con el Cinetismo y cuyas obras han traspasado fronteras, conquistando distintos rincones en todo el mundo.

Las obras de Cruz-Diez, maestro del cinetismo, han dado la vuelta al mundo, especialmente países como Francia, Dinamarca, Alemania y Estados Unidos, que abrieron sus puertas al talento de este gran artista.

De acuerdo con el portal que lleva el nombre del artista, Cruz-Diez trabajo durante su carrera ocho investigaciones: Color Aditivo, Fisiocromías, Inducciones Cromáticas, Cromointerferencias, Transcromías Aleatorias y Cabinas de Cromosaturación.

Particularmente, las obras abstractas, que a menudo son geométricas, de Carlos Cruz-Diez se exhiben en muchos de los principales museos del mundo y también en espacios públicos.

A continuación presentamos algunas de sus obras más emblemáticas:

“Eye Attack: Op art and kinetic art” (Dinamarca – 2016)

El artista transformó los pasillos centrales de acceso a las salas del museo, en una obra llena de vida y color con esta obra.

“Ambientación Cromática” (España – 1992)

En el marco de su inducción a la cromática de doble frecuencia, con esta obra Cruz-Diez llenó de color el “Pabellón de Venezuela”.

Cruz-Diez

“Laberinto Cromovegetal” (Venezuela – 1994)

Ubicado en la Universidad Simón Bolívar de Sartenejas, el artista trabajó con las arquitectas Vivian Floríndez, Lisolette Salinas y con los ingenieros João Martín Da Silva, Josu Allende.

Cruz-Diez

“Spacial Chromointerference” (Estados Unidos – 2018)

En esta obra, el maestro del Cinetismo tuvo la oportunidad de transformar un espacio de 8000 m2 que cuenta con 200 columnas que hacen juego con la obra.

Cruz-Diez

“Inducción a la cromática de doble frecuencia en la pared” (Brasil – 2011)

Cruz-Diez trabajó en espacios urbanos con el propósito de modernizar la ciudad capital brasileña.

Cruz-Diez

“Cromointerferencia de color aditivo” (Venezuela – 1978)

Es quizás una de sus obras más representativas y reconocidas. Está ubicada en el Aeropuerto Internacional de Maiquetía “Simón Bolívar”.

“Inducción cromática por cambio de frecuencia doble faz” (Venezuela – 1991)

Está ubicada en la Universidad de Los Andes, núcleo de Mérida, específicamente en la Plaza Alonso Gamero.

«Un être flottant” (Francia – 2016)

Con esta obra, Cruz-Diez cumplió su sueño de transformar el arte en un cuadro que vuela por los aires, concepto que aprendió de su maestro cinético Vassily Kandinsky.

“Fisicromía Boricua” (Puerto Rico – 1992)

El maestro del Cinetismo decoró el jardín botánico de la Universidad de Puerto Rico. Representó el trabajo más importante que realizó en territorio puertorriqueño.

“Cromosaturación” (Londres – 2013)

Esta obra fue expuesta en la Galería Hayward de Londres en 2013, y distribuida en varias salas.

Carlos Cruz-Diez nació el 17 de agosto de 1923 en La Pastora, Caracas. Estudió en la Escuela de Artes Plásticas y Aplicadas y recibió clases de maestros como Marcos Castillo, Luis Alfredo López Méndez y Juan Vicente Fabbiani. En 1960, se instaló en París, Francia con su familia y ejerció como profesor en la Escuela Superior de Bellas Artes y Técnicas Cinéticas.

Después de décadas dedicándose al arte del color, falleció de forma natural en falleció el 27 de julio de 2019 en París.

Gran proyecto busca la restauración del legado artístico de Cruz-Diez en Venezuela y el mundo

@Andrea_GP21

«La mayoría de las obras de arquitectura públicas y privadas de Cruz-Diez en Venezuela están en muy mal estado», dice Carlos Cruz-Diez Jr, hijo del maestro del cinetismo. Para restaurarlas, desde hace tres años el estudio de arquitectura In Situ Art Projects -filial del Grupo Odalys, autorizado por el Atelier Cruz Diez y reconocido por el Estado venezolano- está desarrollando un catálogo de prioridades: el piso del Aeropuerto de Maiquetía «Simón Bolívar» y el muro del Puerto de La Guaira serán el punto de partida de un enorme proyecto urbano de restaruación.

 En una entrevista concedida a Runrun.es, Karina Saravo Sánchez, directora de In Situ Art Projects, revela detalles sobre respecto el “Gran Proyecto de Recuperación del Patrimonio Artístico-Monumental de Carlos Cruz-Diez” que espera restaurar todas las obras del artista dentro y fuera de Venezuela, comenzando con las más emblemáticas y deterioradas.

“Nuestro objetivo es mantener y restaurar todas las obras de arte monumental del maestro Carlos Cruz-Diez en Venezuela y el mundo, para devolverle a las ciudades los íconos que les pertenecen. Es un gran reto y tanto al Atelier Cruz-Diez como In Situ Art Projects estamos dispuestos a afrontarlo, de manera progresiva”, dijo Saravo.

Karina Saravo, directora de In Situ Art Projects (www.insituartprojects.com)

Saravo detalló que actualmente existen más de 220 obras expuestas en espacios públicos y privados de más de 35 países, las cuales fueron desarrolladas a lo largo de más de 70 años. 

“Para poder solventar los casos de más deterioro y en ocasiones pérdida total, hemos establecido un orden de prioridad que nos permitirá ir recuperando nuestros íconos de manera progresiva”, añadió Saravo.

Saravo indicó que en el listado de las obras que serán restauradas destacan, además de las más representativas del estado Vargas, los silos de la empresa Molinos Dominicanos en República Dominicana, el Laberinto Cromovegetal de la Universidad Simón Bolívar; la obra Cromoestructura Radial-Homenaje al Sol de Barquisimeto, la Inducción Cromática Merideña ubicada en el Aeropuerto Alberto Carnevalli, de Mérida y la Fuente de Inducción Cromática: Tres Arcos, de Nueva Esparta.

Costos y financiamiento del proyecto

Pese a que no se tiene una información específica, Saravo adelantó que, dependiendo de factores como la dimensión de la obra, materialidad y la magnitud del deterioro, los presupuestos pueden variar mucho. Sin embargo, comentó: “Estamos haciendo un levantamiento detallado de partidas que nos permitirá optimizar al máximo los fondos que se puedan recaudar”.

En cuanto a la ayuda financiera que pudiera recibir In Situ Art Projects, Saravo manifestó: 

“Cada proyecto requerirá su fuente de financiación, la concreción de un equipo especializado que permita volverlas a su estado original y todo el apoyo ciudadano posible; es por esto que hacemos un llamado a la toma de conciencia y a la colaboración desde los medios y herramientas que tanto las empresas privadas -a través de patrocinios- y los entes públicos -a través de partidas especiales- puedan ofrecer”.

Foto: Galería Odalys S.L

Asimismo, contó que durante los últimos 3 años la empresa ha logrado establecer “alianzas estratégicas” con fabricantes de distintos materiales que considera imprescindibles para las restauraciones, añadiendo que ese listado se amplía cada día.

Permisos de entes públicos para la restauración

En el caso de Venezuela, muchas de las obras de Cruz-Diez están situadas en espacios públicos, por lo cual son requeridos ciertos permisos para poder llevar a cabo un trabajo de restauración. 

“Hasta el momento tenemos la fortuna de que todos los entes públicos y privados se han sensibilizado con la iniciativa y desde hace 3 años, cuando dimos inicio a este proyecto, hemos recibido total apoyo y colaboración”, dijo Saravo.

Saravo manifestó que todavía es necesario establecer contactos, esto en vista de la magnitud del legado de Cruz-Diez. No obstante, confía en que el proyecto recibirá el apoyo requerido para poder llevarse a cabo tal y como se desea.

“Hemos obtenido todos los permisos asociados a la etapa de inspección de numerosas piezas y esperamos que sea así con cada una de las obras de este gran legado. El Instituto de Patrimonio Cultural está en conocimiento de esta iniciativa de recuperación de obras monumentales de diversos artistas, desde los inicios del proyecto, hace 3 años”, dijo.

El valor sentimental de los monumentos de Cruz-Diez

Si bien es cierto que cada una de las creaciones del maestro del cinetismo tiene un valor artístico y monetario, para los venezolanos muchas de ellas tienen un significado más emocional, más sentimental.

Carlos Cruz-Diez Jr. Palais d’Iéna, París, 2016. Foto: Atelier Cruz-Diez París

“Mi padre siempre sostuvo que las obras en los espacios públicos adquieren un valor emocional y afectivo, ya que estas contribuyen a afianzar el sentido de referencia, pertenencia y orgullo del ciudadano en relación al entorno patrimonial de su hábitat, comunidad, pueblo, ciudad o región”, dijo Cruz-Diez Jr.

Añadió que todas las obras situadas en espacios públicos y privados “son patrimonios que les pertenecen a las ciudades o espacios públicos donde están ubicadas, pero lo más importante es que esas obras les pertenecen a las personas que las admiran, es decir, el ciudadano es el propietario de esas obras”.

Laureano Márquez P. Jul 30, 2019 | Actualizado hace 1 mes
Al maestro Cruz-Diez

SON TIEMPOS DE APOYARSE en eso que Augusto Mijares denominó “lo afirmativo venezolano”. Los venezolanos olvidamos con frecuencia, en medio del pantanal de nuestras cotidianidades, el rico inventario de tantas vidas maravillosas que han hecho que nuestra patria sea floreciente, mejor, más culta e inteligente. Uno de esos seres virtuosos, que esta tierra nuestra ha producido para la humanidad toda, es el maestro Carlos Cruz-Diez, quizá el más universal de nuestros artistas, cuya vida y trayectoria nos hace sentirnos particularmente orgullosos de ser venezolanos.

El mundo es combinación de color y fenómenos ópticos. El arte también puede engañarnos, hacernos parte de él y hasta marearnos. Caminamos por las obras de Cruz-Diez, las pisoteamos sin que él se moleste, porque así las pensó. Nos involucra hasta hacernos formar parte de ellas, como si fuese un dios del color que nos hace a su imagen y semejanza, nos vuelve luz y nos hace pasar por un prisma para decirnos que nuestra propia vida puede ser luminosa y colorida. El mundo de Cruz-Diez cambia cada segundo. Quizá quiere hacernos tomar conciencia de que, las más de las veces, las cosas no son lo que efectivamente parecen, que lo real también puede ser incomprensible y que nuestro entendimiento, como diría Kant, constituye su objeto, que los colores solo están en nuestro mirar.

“El discurso de un artista está dirigido al espíritu de sus semejantes”. Es una frase suya. Nuestro espíritu es mejor, solo por el hecho de su existencia creativa.

Venezuela también tiene alma, hay un espíritu nacional que se nutre de la riqueza de los artistas, de la inteligencia creativa, de la fuerza de la cultura cuya fe en ese proyecto que se inició hace poco más de 200 años sigue intacta a pesar de los desatinos de nuestro devenir.

Si algo nos enseña la larga historia de la Humanidad es que de los tiempos dolorosos van quedando relegados como un mal recuerdo y que lo único que prevalece es el arte. Los museos son los templos de la reconciliación del alma humana consigo misma, donde el ser humano guarda el arte, que es lo mejor de lo que somos, la fe inmortal en que podemos y debemos ser buenos y felices. El arte es la prueba de que el hombre no ha perdido todavía la fe en sí mismo.

Cruz-Diez fue siempre un niño, comenzó su vida jugando con el color y la forma y no paró ya nunca más. Para los venezolanos, él es motivo de orgullo y esperanza. Nos da la certeza de que la excelencia entre nosotros es posible y a veces más frecuente de lo que nosotros mismos imaginamos. Su trayectoria y su vida hacen particularmente válida esta dolorosa reflexión de Mijares en “lo afirmativo venezolano”:

“Pero la verdad es que, aun en los peores momentos de nuestras crisis políticas, no se perdieron totalmente aquellos propósitos de honradez, abnegación, decoro ciudadano y sincero anhelo de trabajar para la patria. Aun en las épocas más funestas puede observarse como en el fondo del negro cuadro aparecen, bien en forma de rebeldía, bien convertidas en silencioso y empecinado trabajo, aquellas virtudes. Figuras siniestras o grotescas se agitan ante las candilejas y acaparan la atención pública; pero siempre un mártir, un héroe o un pensador iluminan el fondo y dejan para la posteridad su testimonio de bondad, de desinterés y de justicia”

Gracias querido maestro, gracias por estar en el fondo, iluminando la posteridad. Ojalá que también nosotros –siguiendo su ejemplo– podamos aportar nuestro rayito de luz, como si el universo todo fuese una obra suya.

 

@laureanomar

Fallece en París el artista Carlos Cruz Diez

LA MAÑANA DE ESTE DOMINGO 28 de julio, se dio a conocer el fallecimiento de Carlos Cruz Diez en la ciudad de París, Francia.

”Tenemos el inmenso dolor de anunciar el deceso de nuestro amado padre, abuelo y bisabuelo, Carlos Eduardo Cruz-Diez, ocurrido el día sábado 27 de julio de 2019 en la ciudad de París, Francia. Tu amor, tu alegría, tus enseñanzas y tus colores nos acompañarán por siempre”, dice un comunicado publicado en http://www.cruz-diez.com.

Cruz Diez fue un protagonista importante en el campo del arte cinético y óptico, un movimiento que fomenta la «conciencia de la inestabilidad de la realidad». Su trabajo lo convirtió en uno de los pensadores clave del siglo veinte en el mundo del color.

 

Carlos Cruz-Diez: “Mi esperanza está en la juventud que formó la democracia”

Carlos Cruz-Diez, exposición CHROMA, SCAD Museum of Art, Savannah, Georgia, EE UU,
2017 © Articruz Photo: Rafael Guillén

 

@diegoarroyogil

NACIÓ EL 17 DE AGOSTO DE 1923 en Caracas, pero es un hombre del mundo. Con 94 años recién cumplidos y una inteligencia siempre a flor de piel, el maestro Carlos Cruz-Diez responde a estas preguntas para Runrun.es por correo electrónico desde su casa de la rue Pierre Semard, en el distrito IX de París. Por su personalidad abierta y festiva, con él siempre es preferible conversar cara a cara, en vivo y en directo. Así se tienen colores –nunca mejor dicho– para ilustrar la conversación. Pero hay que ver también a Cruz-Diez responder por escrito para darse cuenta de la manera como reflexiona a solas, el modo en que lee las preguntas y les da la vuelta para dejar en el aire observaciones y agudezas como acróbatas que te hacen fijar la atención. Hablamos de Venezuela: su pasado, su presente y su futuro. Hablamos del arte: que es pasado y es presente y es futuro. Hay que escuchar a los sabios para orientarse. Cruz-Diez es uno de ellos.

Son 94 años y usted sigue siendo joven. Vamos a comenzar con una pregunta como para la televisión: ¿cuál es el secreto de la eterna juventud?

–Nunca pensé cómo sería mi vida de viejo, es como si hubiese vivido en un continuo presente. Quiero decir, yo no me planteaba qué iba a hacer cuando viejo, porque lo que me planteaba no era para un resultado inmediato, sino un discurso en el tiempo. Y no me equivoqué, pasaron décadas de incomprensión, como el haber vivido en una sociedad de ciegos. La juventud es resultado de una actividad creativa constante e intensa. El no aceptar lo aceptado por todos desata una actividad cuestionadora que te mantiene alerta. La conformidad es la aceptación de la vejez.

–¿En qué ha cambiado usted y en qué no ha cambiado?

–A los 17 años, cuando me inscribí en la Escuela de Artes Plásticas de Caracas, comprendí que tenía que diseñar mi vida de artista. Para empezar, un artista no tiene horario para la creación. La creación es una actividad continua que se comunica hasta en los sueños. Ahora que el tiempo ha pasado, los achaques físicos me impiden realizar muchas cosas, pero el hecho creativo sigue con la misma intensidad. El tránsito de los años vividos me ha dado lecciones para corregir errores de ruta y atinar mejor en el blanco.

–Chaplin terminó diciendo que la vida había perdido para él toda su gracia. ¿Qué ha hecho que para usted la vida siga siendo una fiesta? Es bien sabido que usted es un hombre de una gran alegría.

–La vida es una sucesión de proyectos que resolver, el día que se te acaban, te mueres. Por eso es común la longevidad del artista, cada una de sus obras genera la alegría de un nuevo proyecto. Si algunas veces fracasamos en medio de la tristeza, surge la ilusión de poder corregir los errores.

–Hay algo que siempre he querido preguntarle. Nadie puede poner en duda que Cruz-Diez es un venezolano total, pero su vida se ha desarrollado, la mayor parte del tiempo, fuera de Venezuela. ¿Qué le ha dado a usted el mundo?

–Cuando, en 1955, vine por primera vez a Europa, tenía 33 años, era un venezolano espiritual e intelectualmente formado. Eso me permitió hacer un análisis más objetivo de mi país que cuando vivía en la desesperanza de la cotidianidad. A pesar de que París es mi ciudad, nunca he dejado de ser venezolano. El estar aquí me ha permitido comprender mejor a Venezuela y a América Latina, conocer a su gente, analizar con más objetividad nuestra idiosincrasia y disfrutar de su folklore. París es un crucero del mundo donde encuentras amigos de cualquier parte del planeta con quien compartir recuerdos y vivencias.

–Hoy en día hay cientos de miles de muchachos venezolanos fuera del país, y quienes seguimos en Venezuela a veces sentimos que con ese éxodo perdimos algo para siempre. Pero ¿eso es así? Le confieso que le hago esta pregunta buscando que me diga que estamos equivocados al sentir eso.

–El estar físicamente fuera del país no significa que no sigas siendo venezolano, y yo soy un ejemplo. El venezolano emigró en la época de Juan Vicente Gómez por circunstancias económicas, y ahora por la tragedia que estamos viviendo. Un alto porcentaje de los que se van no regresarán, sobre todo los profesionales que han logrado integrarse a la sociedad a la que emigraron, pero en el fondo siguen siendo venezolanos. Es muy probable que una parte de ellos, cuando la situación cambie, regresen a su país, al cual le serán más útiles por la experiencia adquirida.

–Su obra que cubre el suelo del aeropuerto internacional de Maiquetía se ha convertido en un símbolo de la diáspora. ¿Le incomoda que esto haya sucedido, que la historia se haya apropiado de una obra suya de esta manera?

–Esa obra también será el símbolo del retorno a la patria, un hecho que tiene doble vertiente. Primero, el dolor que representa la diáspora y luego que la gente haya escogido una obra de arte como símbolo. Pocas ciudades en el mundo se identifican por una obra de arte: París con la torre Eiffel, Noruega con El Grito de Edward Munch, Bilbao con la obra del arquitecto Frank Gehry, Sídney por el teatro de la ópera diseñado Jørn Utzon…

–En una carta que usted nos dirigió a los venezolanos en abril de este año, (ver al final de la entrevista), llamaba a los jóvenes a “reflexionar sobre los nuevos paradigmas que es necesario crear” para salvar el futuro del país. ¿Cuáles serían esos nuevos paradigmas y cómo se crean? ¿En qué consiste ese esfuerzo?

–De niño oía decir a mi padre: “Cómo es posible que tengamos tantos problemas sociales, siendo Venezuela un país de inmensas posibilidades”. Tuvimos un siglo de guerras civiles en el que no surgieron soluciones correctas. En los 40 años de democracia, que tanto hicieron progresar al país, se olvidaron de dar solución a los problemas fundamentales de la base social, provocando la vuelta de un caudillo decimonónico que repartía limosnas, mientras creaba la catástrofe que hoy vivimos. Mi esperanza está en la juventud profesional y culta que formó la democracia, y en que los que regresen de la diáspora puedan encontrar soluciones correctas para que el tren de ruedas cuadradas que es Venezuela pueda al fin salir del siglo XIX y avanzar.

–Terminaba la carta diciendo que en Venezuela todo está obsoleto y que hay que inventarlo todo, lo cual es un reto, pero sobre todo una razón para alentarse. Cuando usted tenía 25 años, ¿también sentía que había que inventarlo todo?

–Yo creo haber vivido de niño, de adolescente y de adulto en una noria. Desde mi padre hasta mis contemporáneos, siempre he escuchado la misma frase: “Este país es un desastre… ¿Cuándo será que vamos a funcionar correctamente?… Aquí hay que empezar de cero…”. Es un hecho consciente en el colectivo y la prueba es que todo nuevo mandatario que llega al poder quiere inventar un nuevo país, pero lo que logra es hacer al país más caótico e incoherente. La manía de borrar el pasado cada cinco años nos ha impedido tener referencias útiles para avanzar.

–Uno se pone a pensar en lo que dio Venezuela a las artes plásticas del siglo XX y se asombra. ¿Qué factores físicos o espirituales cree usted que confluyeron para que en el transcurso de unas pocas décadas hayan nacido aquí, entre otros, Reverón, Soto, Otero y usted?

–Eso no obedece a propósitos sino a una circunstancia histórica. ¿Por qué los rusos de gran tradición figurativa inventan el arte abstracto? ¿Por qué los franceses crean el impresionismo? Si hacemos un poco de memoria, el dictador Juan Vicente Gómez se rodeó de personas cultas que continuaron influenciando en el poder hasta integrarse en la democracia. Eso creó un clima donde las artes tuvieron un desarrollo excepcional con relación a América Latina. Hubo momentos donde solo se hablaba de New York y de Caracas como los centros culturales más activos. A Venezuela la visitaban las grandes compañías de danza y de teatro, los mejores directores de orquesta e intelectuales del más alto nivel mundial. La ascensión de Rómulo Gallegos al poder en 1948, la creación del Taller Libre de Arte, la exposición de las “Cafeteras” de Alejandro Otero en 1949 y los ecos que llegaban de los pintores venezolanos que se habían radicado en París, aceleraron un proceso que no era nuevo, que estaba latente desde el siglo XIX. La prueba está en nuestros grandes pintores académicos como Arturo Michelena, Cristóbal Rojas, Martín Tovar y Tovar y los postimpresionistas de la Escuela de Caracas. Yo diría que Venezuela ha sido un país de pintores.

–Ahora hay otro asunto. Uno dice: “Reverón es venezolano”. Y es cierto. Pero una verdad aun mayor es que Reverón no tiene nacionalidad. ¿Cómo vive usted, en tanto artista, esa doble realidad? Su obra es la obra de un venezolano, pero decir que su obra es “venezolana” es estrecharla, limitarla, arrebatarle su universalidad.

–Como he dicho muchas veces, el arte no tiene fronteras ni necesita pasaporte, el arte es el discurso más bello y eficaz que el hombre ha podido inventar para comunicarse. Como bien dices, hablar de arte alemán, arte francés o arte venezolano es negarle al arte su calidad de mensaje universal.

–¿Usted podría formular, o resumir, en qué consiste en definitiva lo que usted ha planteado sobre el arte y la vida con su obra?

–Para un artista, el arte y la vida son una misma aventura. Al hacer obras participativas y no contemplativas, el espectador se convierte en coautor de las mismas, en un cómplice del artista, y su disfrute es más profundo y prolongado. Es el intento, el propósito de hacer que el arte sea parte de la vida y no un hecho contemplativo exterior al ser.

–Una curiosidad para quienes no somos artistas: ¿qué es lo que usted observa cuando está en el ojo de la creación? Algunos músicos han hablado de “la música de las esferas”, es decir, que el universo suena, o canta. ¿Qué ha visto usted como pintor?

–Es condición del artista estar alerta ante las circunstancias de la realidad que nos incumbe. Dependiendo de su agudeza y de su capacidad de reflexión, encontrará motivos de asombro factibles de convertirse en discurso.

–¿Qué le falta a usted por decir?

–Mucho, porque un artista nunca cree que su discurso ha terminado.

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Carlos Cruz-Diez, exposición CHROMA, SCAD Museum of Art, Savannah, Georgia, EE UU,
2017 © Articruz Photo: Rafael Guillén

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Carta de Carlos Cruz-Diez a los venezolanos, abril de 2017

«Escribir este mensaje a todos los venezolanos y en especial a los jóvenes que arriesgan sus vidas diariamente en las calles de Venezuela, nace del dolor y la angustia ante los trágicos sucesos que están agobiando a mi país. Además, quiero manifestar la admiración por la decidida actitud que les ha llevado a enfrentar a un régimen construido sobre un modelo agotado y obsoleto que se ha empeñado en destruir los valores humanos que son la única garantía para construir una sociedad basada en la dignidad, el progreso y la justicia social. También quiero decirles que están viviendo una oportunidad única, la de cambiar su propio destino y el del país.

Si mi esfuerzo en la vida para lograr ganar un lugar en el mundo del arte pueden servirles de referencia, les digo que eso lo logré gracias a realizarlo en un contexto de plena libertad, y la libertad solo se logra en democracia. Una libertad sin prejuicios ni dogmas. Considero que esto último es la condición necesaria para poder abordar seriamente la crisis de modelos que afrontamos en Venezuela en el presente.

Durante el régimen de terror que instauró la dictadura militar de Pérez Jiménez, que me tocó vivir y padecer, era sabido que la gente, en especial los opositores detenidos por la Seguridad Nacional, padecían torturas y en muchos casos desaparecían sin dejar rastros. Yo me fui de Venezuela porque eso era una situación humillante, allí no había lugar para la cultura ni el arte. El objetivo de un militar es destruir o demoler al enemigo. Al contrario, el arte es generoso, un artista sirve para enriquecer el espíritu de sus semejantes. El arte en todas sus manifestaciones, la poesía, la literatura, la música, la danza, el teatro, la pintura, todos esos son nutrientes para el espíritu de un pueblo.

Fueron los mismos militares junto a la resistencia civil organizada los que derrocaron al dictador, instalando en Venezuela una junta de gobierno que propició el retorno a la democracia, las elecciones y el pacto de Punto Fijo. Este último fue un acuerdo unánime de los partidos políticos para lograr la gobernanza, aunque algunos lo utilizaron para repartirse la riqueza en lugar de administrarla. También les digo que he sido testigo de la transformación del concepto de “país” y de “patria” en un lugar para el usufructo y el despojo para beneficio de unos cuantos.

Sin embargo, con la democracia y durante 40 años, el país vivió una dinámica actividad cultural sin precedentes: los grandes museos, los festivales teatrales y el movimiento musical, entre otros, fueron motivo de reseñas culturales en todo el continente. Solo se nombraban dos ciudades relevantes en la cultura: Nueva York y Caracas. Después vino la “Revolución”, que es una palabra arcaica, del siglo XVIII, esa palabra hoy no tiene sentido, carece de significante. Vivimos el comienzo de una nueva civilización, de nuevos paradigmas, no de una revolución. La llamada “revolución” acabó con todo lo que se había construido en democracia.

Pienso que los conceptos políticos son propósitos para regular, equilibrar el justo desarrollo, evolución y progreso de la sociedad. A veces esos conceptos toman un giro cuasi religioso, convirtiéndose en doctrinas con sus inevitables dogmas. Conducir la economía de un pueblo basándose en un dogma, es contradictorio porque un dogma no es necesariamente una verdad ni corresponde al comportamiento de la sociedad. El dogma es una creencia, un supuesto que pretende volver estático e inamovible el pensar y sentir del individuo que está en una continua evolución.

En Venezuela, ha sido trágico para el país que los desposeídos de “entendimiento y razón”, como dice la tonada margariteña, hayan tomado el poder, procediendo a la destrucción de las instituciones democráticas que son la garantía de la libertad y el progreso humano. El ignorante promueve la ignorancia, sin darse cuenta de que está provocando el aislamiento y la destrucción de su propio país y que al final conllevará irremediablemente a su propia destrucción. Digo esto como artista, ya que el arte no tiene ideología. Si el arte fuese una ideología impregnada de fanatismo, necesitaría aplastar, encarcelar, torturar o matar a sus enemigos para hacerse entender. Ningún artista mata a otro porque no le guste su discurso. Pero vemos que no sucede así en la política en esta hora aciaga que vive Venezuela.

A esto se suma la dificultad de los líderes, de los baquianos para ayudar a encontrar el camino, así como la falta de motivación del ciudadano para consigo mismo, que le permita superarse y borrar de su mente la idea de que es más fácil ser limosnero. Cada quien tiene que pensar en ser autónomo, autosuficiente y generar riqueza para sí y para los demás. A los jóvenes los animo a que se planteen estos objetivos. Hay mucha gente pensante, inteligente en nuestro país, por eso tengo la esperanza que un cambio definitivo se aproxima. Es una certeza, de allí la motivación para compartir estas reflexiones.

En lo personal creo en la necesidad de una educación que sirva para razonar, crear e inventar una nueva organización social y económica de la sociedad y sacudirse de las religiones políticas obsoletas, contribuir a desacralizar todo aquello que ha producido falsas creencias y mitos que tanto daño nos han ocasionado.

De no plantearnos con urgencia un cambio en las percepciones y conceptos que nos conduzcan a una nueva manera de ver el país, las consecuencias serán dramáticas. He visto con dolor la diáspora de jóvenes talentos que han salido del país y las fotografías de sus partidas sobre mi obra en el aeropuerto de Maiquetía. Solo espero que ésta sea un motivo de reencuentro en un futuro cercano.

Los valores democráticos y éticos de los jóvenes venezolanos de hoy en día contrastan con los de quienes han administrado el poder en los últimos cincuenta años y más aún con los que han gobernado en los últimos dieciocho años. Con base en esos valores, los invito a reflexionar sobre los nuevos paradigmas que es necesario crear ante el modelo ya agotado que vive nuestro querido país y evitar así la repetición de episodios lamentables en el futuro.

A mis 94 años, les digo con sinceridad que les ha tocado vivir una época extraordinaria porque todo está obsoleto y hay que inventarlo de nuevo, hay que inventar un nuevo lenguaje político que hable de democracia, de valores éticos, de libertad, progreso y justicia social, hay que inventar la educación y crear un país de emprendedores, artistas e inventores, un país digno y soberano en el contexto global, en fin, en Venezuela hay que inventarlo todo. ¡Qué maravilla!».

Entrevista al Piso de Maiquetía, por Reuben Morales

Maiquetía

 

Tras meses de correos y llamadas, finalmente logré acceder al Piso de Maiquetía. Lo sé, Leonardo Padrón, éste te correspondía a ti por ser ”imposible”, pero bueno… no iba a pelar la exclusiva. Son declaraciones inéditas de un silencioso ícono nacional.

R: ¿Cómo está?

P: Como todos, matando tigritos para sobrevivir. Ahora soy piso, obra de arte, modelo de fotografía y hasta cama de quienes esperan vuelos.

R: El maestro Cruz Diez debe estar contento por su fama, ¿no?

P: ¡Ay, te felicito por hablar con fundamento! No sabes cuántos me dicen “el piso de Soto”. O si no, se toman la foto conmigo, la suben y no etiquetan a @CarlosCruzDiez. El pobre apenas tiene 14 mil seguidores en twitter. No puede ser que El Potro tenga más.

R: Pero dentro de todo, esta ola migratoria le ha venido bien.

P: Sí, aunque me sigue sacando la piedra cuando llega alguien con una maleta que tiene una ruedita mala. Si no es eso, entonces son las personas que llegan con una sorpresita de perro en la suela del zapato.

R: Pero aproveche este espacio. ¿Qué les dice a esos venezolanos que se van?

P: Que se acuerden de uno, vale… Cuando vuelven, ni un clorito con olor a pino silvestre… ni una Nutellita…

R: Y de todas esas personas que se toman fotos con usted a diario, ¿recuerda a alguna en especial?

P: Muchos famosos, claro, pero aprovecho la entrevista para excusarme públicamente con las mujeres. Cuando me saludan, me cuesta reconocerlas.

R: ¿Y eso? ¿Es usted mujeriego?

P: No, sino que ahora todas se toman fotos sobre mí con los mismos Adidas blancos.

R: ¿Y hay un tipo de selfie que usted disfruta en particular?

P: Sí… cuando me toman una foto con un vergatario. La resolución es tan mala que de piso cinético paso a ser piso impresionista.

R: (SILENCIO)

P: ¿No entendió?… Disculpe. A veces se me salen chistes del gremio, como ese que dice: “¿Qué le echaba Pablo Picasso a la sopa?… Cubistos”… Ja, ja, ja… ¿entiende?…

R: (SILENCIO)

P: Porque era cubista…

R: (SILENCIO)

P: Bueno, nada… olvídelo… siguiente pregunta.

R: Usted se ha ganado el cariño de todos en la actualidad. ¿Pero hay alguien que lo odie?

P: Sí… el techo del aeropuerto. Como nadie se toma fotos con él, está picado conmigo.

R: Es que un éxito como el suyo no debe llegar sin envidias.

P: Es cierto, pero yo tampoco tengo hambre de reconocimiento. Hay un piso a quien nadie le da importancia, por ejemplo, y es el del Terminal de Oriente. Cuánta gente no ha emigrado por ahí y ni una selfie le dedican.

R: ¿Y hay gente que no se toma fotos con usted?

P: Los chavistas que emigran. No quieren que los cayapeen por las redes.

R: ¿Y hay alguien que le odie?

P: Sí… Los daltónicos… ¡Ah!… y “mis amigas”.

R: ¿Quiénes son… “sus amigas”?

P: Bueno, es que últimamente el aeropuerto está minado de mujeres de la mala vida en minifalda. Yo, como siempre ando viendo para arriba, me las buceo.

R: ¿Hay alguien que lo haga reír?

P: Algunas de las personas que montan fotos conmigo en su Instagram. ¡Escriben unos textos tan “intenso a juro”! ¡Agárrate, Paulo Coelho!

R: Bueno y ya para ir cerrando, ¿hay alguna anécdota rara o curiosa que recuerde?

P: Sí… Una vez llegó un grupo de gays italianos que iban a los roques y apenas me vieron empezaron a gritar: “¡Mira!… ¡Nos reciben con la bandera gay en el piso!”

R: ¡Ja, ja!… Bueno, Piso de Maiquetía, ha sido un placer hablar con usted. ¿Hay algo que quisiera agregar antes de despedirnos?

P: Sí… que si algún día me retiran, me hagan mi especial en Sábado Sensacional.

 

@reubenmorales

El cinetismo de Cruz-Diez toma el Centro Cultural Chacao de abril a junio

Cruz-Diez

 

Este domingo 17 de abril se inauguró la exposición “Efímeras” del máximo representante del arte óptico venezolano, Carlos Cruz-Diez, en La Caja del CCCH-Centro Cultural Chacao. La muestra es posible gracias al Taller Articruz Panamá y la Fundación Taller Cruz-Diez Caracas, y se mantendrá abierta al público hasta el domingo 5 de junio.

“Efímeras” es la nueva y estimulante exposición de Cruz-Diez, que fue completamente enviada por email y será destruida al finalizar –de allí su título. La muestra hace de lo efímero una guía sensible y conceptual. Ingeniosamente, el maestro privilegia con ella el tiempo y lugar de la sala para proponer un diálogo crítico a partir de la mirada, desde la condición propia del breve lapso que dura la muestra y de la inminente caducidad material de las obras que la componen.

“Mi idea es utilizar todo lo que la época me da. El Centro Cultural Chacao tiene prototipos de mis últimas líneas de investigación que serán destruidos cuando finalice la exposición. Antes no teníamos esas posibilidades”, explica el maestro.

Carlos Cruz-Diez es un creador que ha investigado y revisado los principios esenciales de la pintura. Su propuesta, centrada fundamentalmente en el estudio del color, lo condujo a cuestionar la dualidad que ha prevalecido en las artes visuales, según la cual el color se halla supeditado al predominio de la forma. Para superar el anclaje formal y lograr una actividad cromática plena, se planteó suprimir las convenciones técnicas de la pintura en cuanto a soportes y materiales y concentrarse en la condición del color entendido como un fenómeno.

CinetismoCruzDiez

Mediante la organización más simple de los estudios disponibles acerca de la visión humana y el fenómeno cromático, el maestro creó un sistema de conocimiento visual que actuó como eficaz estructura de su obra. Allí surgieron nociones perceptivas como la postimagen, la reflexión de la luz, la síntesis aditiva y sustractiva del color y otras que se refieren a la forma en que el cerebro procesa los estímulos lumínicos. Estos vocablos se incorporaron a su trabajo a medida en que de manera intuitiva y racional se fue conformando su mensaje artístico.

La invitación es pues para disfrutar, del 17 de abril al 5 de junio, de martes a jueves de 1:00 pm a 7:00 pm y los domingos de 11:00 am a 5:00 pm, de la exposición de Carlos Cruz-Diez “Efímeras”, La Caja del CCCH-Centro Cultural Chacao, Av. Tamanaco, El Rosal. La entrada es libre.

Carlos Cruz-Diez galardonado con el Premio Trebbia 2016

Retratos Carlos Cruz-DiezLugar: Ciudad de Panama, Panama

 

Los Premios Trebbia Internacional (The International Trebbia Awards), son prestigiosos galardones otorgados a celebridades del mundo del arte y la cultura. Este año, en la categoría “Logros artísticos” (Artistic Achievement), le correspondió al artista óptico-cinético Carlos Cruz-Diez tan apreciada distinción. La Fundación Trebbia establecida en Praga, República Checa, creó dichos premios en el año 2000, como un estímulo al arte y la cultura.

 

Bajo los auspicios Miloš Zeman, presidente de la República Checa, Daniel Herman, ministro de la cultura y Miro Smolák, director de la Fundación Trebbia, la ceremonia de entrega de premios tuvo lugar el día 13 de marzo en el Spanish Hall del Castillo de Praga.

Eileen Cooper, decano de la Royal Academy of Arts, Londres, fue la oradora de orden en la presentación y entrega del galardón al maestro Cruz-Diez, el cual fue recibido por Adriana Cruz, presidenta de la Cruz-Diez Art Foundation, en representación del artista.

 

Carlos Cruz-Diez (1923), es uno de los protagonistas más relevantes del arte óptico cinético. Su proposición plástica, una de las más originales de este movimiento, nos revela al artista como uno de los últimos pensadores del color. Sus investigaciones sobre el fenómeno cromático comenzaron en 1955, con un enfoque estético amplio que desarrolló como participante del movimiento cinético, para ese entonces vanguardia del arte contemporáneo en Europa.

Sus obras figuran en diversas colecciones permanentes, incluidas las del Tate Modern, Londres; The University of Essex; Museum of Modern Art, New York; Centre Georges Pompidou, París; Museum of Fine Arts, Houston y el Wallraf-Richartz Museum, Colonia, Alemania, entre otras.

 

Adriana Cruz pronunció un breve discurso de beneplácito por el premio recibido en nombre de su padre. Realizó una breve semblanza del artista, de su idea de “vivir en arte” y la importancia de estar rodeado de su familia ya que, “para él, hogar y taller siempre han sido una misma cosa. Sus hijos y nietos trabajamos con él para realizar los proyectos que aún sigue creando a sus 92 años”. Finalizó su intervención con la proyección del video que Cruz-Diez envió desde Panamá, con un emotivo mensaje de agradecimiento y felicitaciones a la Fundación Trebbia por su labor de estímulo a los artistas en el mundo, destacando que “el arte no está desligado de la sociedad, el arte es comunicación y es sinónimo de paz y convivencia”.

Entre los anteriores receptores del Trebbia Award se cuentan, la fotógrafa norteamericana Annie Leibovitz; Jiri Srnec fundador del Teatro Negro de Praga y José Antonio Abreu, fundador del El Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela, entre otros importantes nombres asociados al arte y la cultura mundial.