EL BEATO NO ES ROJO
Desde aquella visita de Nicolás Maduro al papa Francisco en 2013 en la que entregó a Su Santidad una pequeña imagen del Venerable José Gregorio Hernández (también un retrato del “zambo” Simón Bolívar ya deshonrados sus huesos y ya su imagen mezclada en su parecido con Chávez) el régimen venezolano ha querido apropiarse de la causa del trujillano. Con fines políticos siempre, Maduro y su combo mirafloriano han hurgado, intervenido, celebrado, anunciado y manipulado el tema del médico milagroso.
Desde meses recientes Maduro ha afirmado varias veces que él es “cristiano de Cristo” (¿?). Tras bastidores colabora y articula el sacerdote jesuita Numa Molina, enfrentado a las autoridades de la Iglesia venezolana desde un viejo reconcomio. Es el párroco de la iglesia de San Francisco y está al frente de una ONG del gobierno. Ahora quieren usar el hecho del reconocimiento oficial por el Vaticano del primer milagro para montarse en la ola y sacarle provecho para el Gobierno.
La Iglesia venezolana ha estado alerta ante tales apetencias y más ahora tras la reciente decisión vaticana. Me entero de que la Santa Sede, apenas se apruebe la beatificación, dará control absoluto de la liturgia a seguir a la Iglesia venezolana, cuyos obispos tomarán la mejor decisión en cuanto a fecha y celebraciones.
¿Y si nuestra iglesia decide esperar para convocar a esa espiritualidad nacional -(celebratoria del reconocimiento del “médico de los pobres” camino a su santidad)- para cuando estemos en democracia y no en esta dictadura que hambrea y persigue? Tienen los obispos venezolanos la autoridad conferida desde Roma para buscar esa mejor fecha.
En medio de esta pandemia -que siguió y aumentó el caos ya existente en el país en materia de salud desde que asumió Nicolás- no pareciera el momento propicio para festejar, convocarse, reunirse o celebrar al “doctor Hernández”. Menos permitir que sea utilizado con fines proselitistas rojos rojitos -que ya se notan- cuando en el video oficial, Ruta del Venerable José Gregorio Hernández, ponen ese año 2013 como si fuera el inicio de la causa y que además fuera presentada por Maduro al entregarle una estatuilla al Papa.
La verdadera presentación al Vaticano, a la Causa de los Santos, fue el pasado 18 de enero de 2019 cuando el cardenal Baltazar Porras se apersonó en el Vaticano con la doctora Silvia Correale, postuladora en Roma de la “Causa de JGH”, y el padre Gerardino Barracchini, párroco de la iglesia de La Candelaria, llevando las pruebas del milagro, hoy reconocido, ante la Congregación de la Causa de los Santos.
Recordemos que dicho milagro –la curación de la niña Yaxury Solórzano– fue revisado por la Comisión Teológica, conformada por siete expertos, y tras ello fue el anuncio desde el Vaticano.
FUE ESCRITO AQUÍ
El pasado 13 de diciembre de 2019 en esta columna escribí: “Hace mes y medio que Nicolás Maduro anunció reparar y ayudar las iglesias. No solo los templos católicos sino también los evangélicos. Ya hay algunos alcaldes chavistas y otros voceros del gobierno que están ayudando a restaurar muchos templos en todo el país. Como el régimen no da puntada sin dedal, ese acercamiento sería indicativo de querer aparecer al lado de la Iglesia católica previendo que vengan noticias favorables en torno a la figura del Venerable José Gregorio Hernández Cisneros. Maduro quiere que ese hecho lo salpique y le sirva para decirle al mundo que aquí hay paz, respeto, tolerancia y religiosidad. Por ello la coincidencia de que a quien encargaron de esa misión con las iglesias es al capitán José Gregorio Vielma Mora. ¿Coincidencia en sus nombres o selección cuidadosa? Lo consideran un hombre de apertura, de diálogo, gerente y cordial. No nos extrañe ver acercamientos con la Iglesia si ese proceso avanza pues les conviene la vinculación con el mencionado caso” (fin de la cita).