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Rómulo Betancourt

A 60 años de un magnicidio frustrado

Atentado contra el presidente Rómulo Betancourt, junio de 1960. La foto del discurso del mandatario tras el magnicidio frustrado (der.) es de Leo Matiz. Ambas gráficas en Archivo Fotografía Urbana, fotourbana.org

Mañana 24 de junio se cumplen 60 años del magnicidio frustrado en contra del presidente Rómulo Betancourt. El dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo no le perdonaba a Betancourt su campaña para establecer un “cordón profiláctico” con el cual aislar a los gobiernos no elegidos en procesos electorales transparentes y que sistemáticamente violaban los derechos humanos.

Para asesinarlo, el sátrapa suministró un artefacto explosivo a control remoto y recursos para esa vil acción, asociándose con venezolanos descontentos con el presidente que había sido electo apenas hacía año y medio.

Betancourt resultó con quemaduras en sus manos, lesiones en un oído y en un ojo. Lamentablemente falleció el coronel Ramón Armas, jefe de la Casa Militar, y un estudiante que acudía al desfile en Los Pŕoceres. Con quemaduras leves resultaron el ministro de la Defensa y su esposa. Al parecer, el atentado estaba sincronizado con un alzamiento militar, el cual no se produjo, sea porque Betancourt sobrevivió o porque no existía tal conspiración.

No es la intención ahondar sobre el mismo. Al respecto hay varios escritos. Solo pretendemos comentar superficialmente lo sucedido desde entonces. ¿Qué habría pasado si el presidente Betancourt hubiese sido asesinado? Durante su presidencia, la extrema izquierda adoradora de Fidel Castro puso bombas, asesinó policías, organizó guerrillas y participó en sublevaciones militares; también hubo alzamientos de oficiales que seguían pensando que Betancourt era el comunista de los años 30 o que, equivocadamente, eran ellos los llamados a enderezar entuertos. Gracias a que Betancurt los enfrentó con gran decisión, el país no cayó en manos del comunismo o de militares.

Se puede o no estar de acuerdo con Betancourt, pero nadie puede señalarlo de corrupto, ni de ambicionar el poder por el poder. No quiso ser candidato en 1947, ni en 1973.

Fue actor determinante en la aprobación del voto universal y directo, así como en la unión contra la dictadura de Pérez Jiménez. Algunos lo consideran el padre de la democracia. Una democracia muy imperfecta, pero perfectible. Sentó las bases para que el país progresara y quizá es el presidente con mayor visión de estadista.

Gracias a él fue posible que un presidente electo entregara el mando a otro también electo por el voto popular. Raúl Leoni tuvo que enfrentar el fortalecimiento de la guerrilla rural e inició la pacificación del país. El presidente Rafael Caldera en su primer gobierno completó la pacificación. Los presidentes citados fueron honestos y sentaron las bases para construir  un mejor país. Además fueron garantes de elecciones transparentes. Los tres tuvieron mentalidad estatista y propiciaron la sustitución de importaciones, sin visualizar el potencial de exportación.

Los presidentes que les sucedieron, unos más, otros menos, realizaron obras importantes. Sin embargo, una gestión gubernamental no puede evaluarse solo por las obras construidas. El país tuvo crecimiento económico, pero no desarrollo. La economía no se diversificó. Se constituyeron empresa privadas pero, con las excepciones del caso, recostadas del Estado. Predicaron que éramos ricos, pero el medio rural era pobre y los servicios públicos solo tenían una cobertura limitada. Se formaron buenos profesionales pero no buenos ciudadanos. La corrupción se generalizó y el clientelismo político alcanzó grandes dimensiones. 

Con sus pros y contras, todos los presidentes desde 1959 a 1999 construyeron. No pueden compararse con los destructores Chávez-Maduro. Al finalizar cada período presidencial los ciudadanos decidíamos con el voto quién sería el próximo mandatario.

Hoy eso es cuesta arriba porque el narcorrégimen se prolonga en el poder con la complicidad de un Tribunal Supremo de Justicia ilegítimo y del Alto Mando militar.

Para perpetuarse designaron una pantomima de CNE, les otorgaron a unos tarifados la “legalidad” de la directiva de Acción Democrática y Primero Justicia; ya antes lo habían hecho con Copei. Pretenden hacer lo mismo con UNT y señalar a VP como terrorista. Hecho ese trabajo sucio, van a convocar elecciones parlamentarias.

Los traidores

Los traidores

¿Qué hacemos? ¿Votamos o no votamos? ¿Qué es lo que quiere el ciudadano común? Si boicoteamos las elecciones el régimen de todos modos las realizará y quedará rueda libre en la Asamblea contando con los diputados que le permitan tener a la nanomesa.

Si votamos tendremos una voz no mayoritaria en la Asamblea, pero algo se logrará.

El punto es que lo que importa a la mayoría: que mejore la economía y disponer de buenos servicios de salud, educación, agua, electricidad y combustibles, lo cual hoy son muy precarios.

Ahora bien, lo citado solo mejorará cuando Maduro y sus acólitos salgan del poder. A falta de otras opciones realistas, hay que seguir luchando por condiciones electorales aceptables y restitución de los derechos de los partidos políticos, ojalá contando con presión internacional. Para ello, uno de los requisitos es la unidad opositora.

¡Cómo hace falta un estadista como Rómulo Betancourt que los meta en cintura!

Como (había) en botica

* Luis Fuenmayor, suplente del parapeto de CNE, es tan fanático que niega el Holocausto.

* Lamentamos el fallecimiento del doctor Francisco Kerdel, un gran venezolano.

* ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

eddiearamirez@hotmail.com

 

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Orlando Viera-Blanco Feb 25, 2020 | Actualizado hace 3 semanas
No soy hombre de mitineo
Estas sentencias de don Rómulo hablan, con lucidez anticipada a su tiempo, de la inclusividad y desjerarquización administrativa como condición monolítica de la política. 

@ovierablanco / Embajador de Venezuela en Canadá

 

Los eventos más cercanos para salir de Chávez o de Maduro han sido gracias a la firme decisión del colectivo venezolano de salir a la calle y a las urnas a desbordar la fuerza represiva del régimen. Desde «con mis hijos no te metas” 1999; al 11A de 2002, paro cívico 2003, pasando por la reforma constitucional 2007; presidenciales 2013, protestas 2014 y 2017; elecciones parlamentarias 2015 hasta las movilizaciones 2019, esta cadena de primaveras ciudadanas han puesto de cabeza a los gobiernos autoritarios de Hugo Chávez y Nicolás Maduro. Y hemos perdido todo cuando lo hemos dejado todo: ergo parlamentarias 2005. Pero ¿qué es lo que ha faltado para lograr el clivaje final del poder? Pactar la unidad superior: el rescate de la república.

Al enemigo ni agua

El pasado sábado 22/2/2020 se cumplieron 112 años del natalicio del padre de la democracia venezolana, don Rómulo Betancourt. La oportunidad fue propicia para que rodaran misivas que se intercambiaron Luis Beltrán Prieto Figueroa y el propio Rómulo Betancourt a la víspera de la contienda presidencial de 1967, entre la precandidatura de Gonzalo Barrios y Prieto Figueroa.

Luis Beltrán, cofundador de AD, y don Rómulo Betancourt, manteniendo un nivel respetuoso y crítico, hacen referencia a aspectos estratégicos, pragmáticos y éticos que resumen una verdadera cátedra política para evitar desviaciones muy similares a las que hoy repetimos…

En su carta a Prieto, don Rómulo reprocha la actitud de Uslar y URD, cuando dice “poco puede dar URD como prenda de confianza en su lealtad política, y sus ejecutorias. Desde el punto de vista de la moralidad administrativa no serán las que recogerá la historia contemporánea de Venezuela como ejemplos edificantes…”, o su preclaridad sobre las denunciadas “distorsiones faccionalistas de Paz Galarraga, esto es, la inconveniencia de enemistarse con la Iglesia, de demonizar a los ‘yanquis’ con discursillos ‘arsistas’ (neocomunistas), o arengas divisorias de pegada muy corta.”

Estas sentencias de don Rómulo hablan, con lucidez anticipada a su tiempo, de la inclusividad y desjerarquización administrativa como condición monolítica de la política, donde lo partidario debe subordinarse al interés superior del pueblo, la democracia y la nación.

En otro sentido condena sin ambages el colectivismo arsista (ARS) que propugna ideales retrógrados de un socialismo que quedaba de hijos huérfanos en los 60, y actitudes faccionalistas por guerrillas que conducían a una inapropiada fragmentación del piso político necesario para garantizar el proceso evolutivo de la recién nacida democracia.

Agrega Betancourt en su carta a Prieto, con inocultable desprecio por Castro, “ver a Luis Salas arengando a obreros portuarios para que no sigan saboteando los buques de países comerciadores con Cuba porque Castro no es nuestro enemigo sino lo es el imperialismo Yankee… fue una demostración pública más de su filiación Douglasbravista”. Al pan pan y al vino vino. Al enemigo ni agua. Así era Betancourt. Diáfano y sin estacas.

De Jamaica y Angostura a Betancourt

Mi padre me comentó un día “Cuando leas la Carta de Jamaica de Bolívar (6/9/1815 en Kingston, en respuesta a una misiva de Henry Cullen / Contestación de un Americano Meridional a un caballero de esta Isla) y su discurso en la instalación del Congreso de Angostura de la Gran Colombia (1819), aprenderás de la coherencia política de El Libertador en su lógica legalista, costumbrista y moralista”.

En su Carta a Jamaica apela a la ruptura del contrato social de la Corona española con las colonias, reivindicando la necesidad de un cuerpo legal propio de los territorios en regencia, mientras que en Angostura nos dice: “Dignaos conceder a Venezuela un gobierno eminentemente popular, eminentemente justo, eminentemente moral, que encadene la opresión, la anarquía y la culpa. Un gobierno que haga reinar la inocencia, la humanidad y la paz. Un gobierno que haga triunfar, bajo el imperio de leyes inexorables, la igualdad y la libertad”.

Siglo y medio después, Betancourt cabalga el mismo camino. “No soy hombre de mitineos” resume su talante. Sin cumplir 30 años de edad escribió “Creo urgente la creación de un partido de orientación democrática y de raigambre popular. Hay quienes piensan que un partido es sinónimo de ‘guachafita’ o de cuartelazo. Concepto errado y simplista de un partido político. Un partido político ajustado a la Constitución y a las leyes del país servirá para encauzar las dinámicas populares dentro de normas de acción civilizada”.

El reto unitario de la Venezuela de hoy y de ayer está anunciado en el pensamiento clásico y contemporáneo de Bolívar y Betancourt. No es la ética administrativa, partidista y fragmentaria. Es la ley en sintonía con el pueblo, su raigambre y costumbres. La igualdad y la libertad, es de abajo hacia arriba. No al revés. El voto es expresión de ello.

Rescatar la república no descarta nada de nada. Ni calle, ni presidenciales, ni parlamentarias, ni alianzas internacionales. Cuando se encadene la opresión, revisamos el mitineo. Antes hay que jugar juntos en TODOS los terrenos porque el adversario nos derrota en nuestras fracturas. Lo contrario sería antihistórico y torpe porque supone la pérdida de la república, la paz, la libertad y la democracia. 

TIAR, doctrina Roldós y doctrina Betancourt

«La Doctrina Roldós reitera que el respeto de los DDHH, políticos, económicos y sociales constituyen una norma fundamental de la conducta interna de los Estados y que su defensa es una obligación internacional… por tanto, la acción conjunta en protección de esos derechos no viola el principio de no intervención». 

EL TRATADO INTERAMERICANO DE ASISTENCIA Recíproca [TIAR] prevé una línea de progresividad donde el uso de la fuerza es estrictamente defensiva.  La denominada Doctrina Roldós propia del expresidente de Ecuador (1979/1981),  Jaime Roldós Aguilar, establece el pleno acatamiento del Orden Público Internacional, agregando que la defensa de los DDHH no merece no-intervención. Betancourt al juramentarse Presidente de Venezuela en 1959, solicitó la exclusión de la OEA de gobiernos dictatoriales. Quedaba claro para la historia de Latinoamérica que las Dictaduras no son sujeto de Derecho Internacional porque no representan legítimamente al Estado.

LEGITIMA DEFENSA INTERNACIONAL

El artículo 3 del TIAR hace un llamado a suspender hostilidades y regresar a un estado ante bellum. El artículo 7 ejusdem, apela al ejercicio al derecho de la legítima defensa de conformidad con el Artículo 51 de la Carta de las NNUU, siendo que del Articulo 8 del Acuerdo, ordena optar por: “retiro de los jefes de misión, ruptura de las relaciones diplomáticas; ruptura de las relaciones consulares; interrupción parcial o total de las relaciones económicas, o de las comunicaciones ferroviarias, marítimas, aéreas, postales, telegráficas, telefónicas, radiotelefónicas o radiotelegráficas, y el empleo de la fuerza armada”

Actualmente tenemos 18 países miembros del Tratado, siendo que el voto favorable de cualquier resolución de Órgano de Consulta se obtiene con la aprobación de 12 de sus miembros (2/3).

El TIAR no habilita un casus belli ex oficio. Su normativa mantiene una hermenéutica y lógica secuencial conforme a la Carta de las NNUU y el Consejo de Seguridad. En otro sentido,  quienes acuñan el principio de R2P (no me excluyo) o apelan al 187.11 constitucional, avizorando intervención militar, les recuerdo que la Responsabilidad de Proteger (postulado no reglamentado), insta la injerencia legítima en caso de una catástrofe social. ¿Hemos llegado a ese punto a los ojos del mundo? No lo ven. ¿Tenemos que llegar a ese punto? Tampoco. El mundo debe prevenir una catástrofe humanitaria superior. ¿Por qué no lo hace? Porque lamentablemente esos son los vacíos o dificultades de la diplomacia. Y es lo que hemos pedido a la comunidad internacional: justicia universal, acción decidida e injerencia legitima forzosa por existir una emergencia humanitaria compleja en el marco de un Estado criminal y forajido…

El Presidente legítimo Juan Guaidó Márquez lo ha pedido todo y múltiples veces. La pelota está del otro lado.

De Rómulo Betancourt a Jaime Roldós

Al juramentarse en su cargo frente al Congreso de la República en el Palacio Federal Legislativo [1959] Betancourt dejó clara su perspectiva política y proclamó lo que hoy se conoce como la Doctrina Betancourt.

 “Solicitaremos cooperación de otros Gobiernos democráticos de América para pedir, unidos, que la OEA excluya de su seno a los Gobiernos dictatoriales porque no sólo afrentan la dignidad de América, sino también porque el Artículo 1 de la Carta de Bogotá, acta constitutiva de la OEA establece que sólo pueden formar parte de este organismo los Gobiernos de origen respetable nacidos de la expresión popular, a través de la única fuente legítima de poder que son las elecciones libremente realizadas. Regímenes que no respeten los DDHH, que conculquen las libertades de sus ciudadanos y los tiranice con respaldo de las políticas totalitarias, deben ser sometidos a riguroso cordón sanitario y erradicados mediante la acción pacífica colectiva de la comunidad jurídica internacional” Rómulo Betancourt…

Bajo la acción de la Doctrina Betancourt, Venezuela mantuvo buenas relaciones con los Gobiernos democráticos, especialmente con el gobierno de John F. Kennedy en Estados UnidosLuis Muñoz Marín en Puerto RicoManuel Ávila Camacho y Adolfo López Mateos en México y Alberto Lleras Camargo en Colombia. A su vez, cortó relaciones diplomáticas en su momento con los gobiernos de EspañaCuba, R. Dominicana, ArgentinaPerú, Guatemala, Honduras, Ecuador y Haití.

Por su parte doctrina Roldós reitera que el respeto de los DDHH, políticos, económicos y sociales constituyen una norma fundamental de la conducta interna de los Estados y que su defensa es una obligación internacional…y que, por tanto, la acción conjunta ejercida en protección de esos derechos no viola el principio de no intervención.

En caso de comprobarse que el régimen de Caracas ha enviado delincuentes a otros países, como en su momento lo significó el fenómeno del Marielito [donde se comenta que al menos 25.000 cubanos de los 125.000 que salieron del Puerto de Mariel/Cuba-1980- rumbo a Cayo Hueso/EEUU, eran delincuentes], o favorece grupos insurgentes, ello podría calificarse de una agresión internacional valorable en el marco del TIAR.

Lenin Moreno ha apelado a la Doctrina Roldós. En LATAM se podría estar tejiendo un perverso mecanismo de exportación de criminalidad y violencia desde Caracas, lo cual es muy peligroso porque coloca a una diáspora inocente, decente y sufrida, a merced de un infame barrunto.  De la xenofobia a reyertas urbanas graves hay un paso….

Ya lo decían nuestros Estadistas. Con regímenes dictatoriales-y peor criminales-no hay concesiones.

@ovierablanco 

Hace 38 años | Discurso en el parlamento en ocasión de la muerte de Rómulo Betancourt

AL DÍA SIGUIENTE DEL fallecimiento de Rómulo Betancourt, ocurrido el 28 de septiembre de 1981, se celebró una sesión de la Comisión Delegada del Congreso Nacional en la que intervinieron los Jefes de las Fracciones Parlamentarias de todos los partidos políticos. En esa ocasión, como Jefe de la Fracción Parlamentaria de Acción Democrática, me correspondió hablar y presentar el proyecto de Acuerdo  de Duelo, que fue aprobado por unanimidad. Tomo del Diario de Debates del Congreso, el discurso que entonces pronuncié.

 

   “Señores Presidente y Vicepresidente de la Comisión Delegada del Congreso Nacional

     Colegas Parlamentarios

 

Sembrado en la mejor página de la historia venezolana del siglo XX, envuelto en la magia de los luchadores populares que no pelean a medio brazo y sin corazón entero, en Nueva York murió ayer Rómulo Betancourt. Aquel muchacho que acompañaba al viejo Maípa a cazar zorros por las noches en los tablones de caña aledaños de Guatire y que después, en el vivac del combate social que nunca cesa, deviene en líder democrático triunfante, ya no está con nosotros compartiendo afanes y desafiando sueños. Se nos ha ido de repente, silenciosamente, sin poder escucharle aquella voz que irrumpió en el famoso discurso del 7 de febrero de 1928 en el Teatro Rívoli y que ya el pueblo venezolano no olvidaría jamás.

La Historia no escoge sus protagonistas. Ni cualquier político es protagonista de la Historia. Sólo son protagonistas de la Historia aquellos políticos en quienes se resume y expresa su tiempo. En un país como el nuestro, donde los políticos sin historia eran los que la mayoría de las veces hacían la Historia, Rómulo Betancourt es un caso excepcional. No ha sido testigo de su tiempo, sino actor de su tiempo. Pertenece a la estirpe de los que nacieron para vivir luchando, no a la raza de los gladiadores de pies lastimados que pierden su coraje entre las breñas de la contienda. No pidió pausas ni solicitó siestas en su oficio de punteador de la mejor emoción nacional, porque siempre creyó que servir a Venezuela es un deber que no perece.

Cuando los historiadores del futuro tiendan la vista sobre los últimos 50 años de nuestra vida republicana, con resonancia estelar el nombre de Rómulo Betancourt aparecerá dominando la escena. Y nadie podrá decir que fue un afortunado que alumbró y deslumbró con el préstamo de alguna gracia ajena. Andrés Eloy Blanco hablaba certeramente para la posteridad cuando en 1952 escribió en México que ‘su gran vida, generosa en acción, fecunda en pensamiento, ilustre en sacrificio’ había convertido a Rómulo Betancourt en ‘el más bravo y constante luchador’ de la democracia venezolana.

Se necesitaba ser un experimentado líder, en cuyo pecho se hubiesen batido los manotazos salobres de todas las tempestades políticas, para sortear y remontar con éxito la filosa encrucijada que vivió el país en el período constitucional que siguió a la caída de la última dictadura. Nadie valora en su verdadera dimensión los hechos de su propia contemporaneidad; Inmersos como estamos en el curso de la Historia, nos pasan un tanto inadvertidas sus creaciones relevantes. Pero sin tener que esperar el veredicto consagratorio del tiempo, ya se puede afirmar que la salvación de la estabilidad constitucional de entonces, por encima de todas las acechanzas antidemocráticas,  fue una obra maestra de coraje y sabiduría política.

Cuando comenzó su segundo ejercicio presidencial el 13 de febrero de 1959, sobraron profetas equivocados que le auguraban pocos meses en el poder. Pero Rómulo Betancourt tenía fe en sí mismo, en la capacidad democrática de nuestra gente y en la lealtad de la mayoría determinante de las Fuerzas Armadas Nacionales. Por eso no vaciló en afirmar ante el Congreso de la República, en el día primero de su mandato, estas frases que ya se han incorporado al mejor patrimonio histórico de la Venezuela de todos los tiempos: ‘Estoy seguro de que cuando dentro de cinco años, al cumplir con el imperativo constitucional de transferirle la banda presidencial a quien habrá de sucederme en la Jefatura del Estado, se podrá decir que he cometido muchos errores y desaciertos en mi gestión de Presidente de la República, porque la infalibilidad y la aptitud para acertar siempre no son virtudes que se hayan dado nunca en ningún ser humano. Pero Venezuela reconocerá entonces –estoy seguro de ello, porque tengo dominio en mis convicciones- que durante los años en que cumplí el mandato de Presidente de la República, no actué nunca con intención distinta de la de procurar con lealtad, con empeño creador, con fe si se quiere fanatizada, la gloria de Venezuela y la felicidad de su pueblo’.

Para el investigador de aquellos difíciles cinco años de la vida nacional será una empresa fascinante ir registrando su estrategia inigualada para disolver tempestades, su habilidad para vencer resistencias, su talla de conductor victorioso que se crecía ante los demás. Si hoy hay democracia es porque ayer Rómulo Betancourt supo defenderla. Si hoy respiramos aires de libertad es porque Rómulo Betancourt supo preservarlos cuando corrían riesgos de ser estrangulados. Ahora hay consenso para decir que hasta los adversarios de Rómulo Betancourt están en deuda con Rómulo Betancourt.

Más que por su actuación de gobernante –que ya sería bastante- la Historia recordará a Rómulo Betancourt por ser el fundador de un movimiento de masas, por ser el creador de Acción Democrática. Antes y después de la muerte de Gómez, fue uno de los políticos que antevió con más claridad el porvenir. Sabía que tras de la dictadura vendría la era de los partidos políticos. Antes de Acción Democrática, como lo dice hoy El Nacional en certera nota editorial, ‘las experiencias de Antonio Leocadio Guzmán en los años 40 del siglo pasado y el fracaso del nacionalismo de José Manuel Hernández en la última década del siglo XIX, son los únicos serios intentos de organizar las masas venezolanas en partidos para concurrir a la lucha cívica’.

Voceando una ideología y un programa aparece Rómulo Betancourt en la escena política venezolana. En un país donde la espada ha sido ley y la voz del déspota trueno inapelable, Rómulo Betancourt alza las banderas del sistema democrático para que mediante el sufragio universal los gobernados escojan a sus gobernantes. En un país donde el capital extranjero explota la riqueza petrolera, Rómulo Betancourt toma en sus manos la consigna antiimperialista de marchar hacia el rescate de ese recurso fundamental de nuestra economía. En un país donde la tierra había sido cuadriculada y repartida a favor de unos pocos privilegiados, Rómulo Betancourt predica la urgencia de una Reforma Agraria para desmontar el latifundio. Y los descendientes de aquellos campesinos doblados de guerreros que recibieron del Libertador los bonos con los cuales adquirirían un pedazo de tierra al vencimiento de las jornadas épicas, de aquellos campesinos que vendieron esos bonos por precios irrisorios después de la Independencia, de aquellos campesinos que al rescoldo del incendio federalista combatieron en Coplé y Santa Inés tras el espejismo de una promesa siempre escamoteada, esos descendientes vieron a Rómulo Betancourt en 1960 en el Campo de Carabobo firmar la Ley de Reforma Agraria, cuya ejecución plenaria aún está por cumplirse.

De él dijo una vez Mariano Picón Salas lo siguiente: ‘Entre aquel Rómulo Augusto que sirve de enterrador del Imperio Romano y no tiene ya fe ni coraje para oponerse a los bárbaros y el Rómulo de aquí, decidido, claro y combativo, todo son antítesis y diferencias: en el uno acaba un linaje, mientras el otro lo está fundando con gran responsabilidad y sensibilidad de Historia’.

Es ese, señores senadores y señores diputados, el hombre que ya no está aquí con nosotros. Ese es el hombre que acaba de partir.

Solicito respetuosamente, señor Presidente, que se dé lectura al proyecto de Acuerdo que he consignado en Secretaría”.

Nota: Como se habrá percatado el lector,  al referirme  a  las acciones armadas contra  el Gobierno de Rómulo Betancourt  no las mencioné con sus nombres, sino que en forma general, de  manera si se quiere metafórica, hablé de “su estrategia inigualada para disolver tempestades, su habilidad para vencer resistencias”. Es que allí estaban presentes parlamentarios del MAS (un MAS muy distinto al MAS actual, que no es ni la sombra del MAS original), a los que, antes de comenzar la sesión, se les presentó el texto del proyecto de Acuerdo, al leerlo manifestaron su decisión de apoyarlo, y así fue aprobado por unanimidad, como ya dije.  Por eso, y por la naturaleza del acto que se realizaba,  tuve que hablar con cuidado y tacto políitico.  En su turno del derecho de palabra,  intervino el diputado Germán Lairet (quien había sido un factor civil muy importante en el “Porteñazo”) y nos informó que  el MAS le solicitó una entrevista a Betancourt, quien los recibió  en “Pacairigua”, donde se recordaron “muchos episodios pasados de esa década tan dura como fue la década del 60”, y que ahora, ante el fallecimiento de Betancourt,“no solamente es oportuno el momento en la controversia para que todos reiteremos nuestros deseos de convivencia, de fortalecer la obra inacabada que estos hombres han realizado, sino también para valorar lo que han hecho y para entender que precisamente el juicio o el criterio que tenemos, aumenta en hidalguía y en autoridad cuando es pronunciado por quienes adversamos a esa figura”.

En uno de los “considerando” del Acuerdo,  se dice de Betancourt  “que como líder político y hombre de estado, este venezolano ejemplar demostró, entre otras virtudes, su abnegación, desprendimiento y probidad”, declarándose ocho días de duelo para el Parlamento Nacional.

 

@CarlosCanacheMa

Buscamos líderes, no candidatos, por Asdrúbal Aguiar

RafaelCaldera

Diógenes de Sinope buscaba hombres. Caminaba con una lámpara encendida a plena luz del día, en búsqueda de la honestidad, la virtud, alguien que sirviese a la verdad.

Si ello estuviese planteado en Venezuela, la búsqueda igual o preferente es la de las ideas, para despejar el cáncer de sus élites partidarias, ajenas a la reinvención de una democracia profunda, afectas a la democracia procedimental; empeñadas en sostener al país bajo una ficción que se hace frustraciones y promete mutar en violencia.

Por momentos creo que, por atadas a un decálogo inercial obra de una experiencia democrática que dejó de ser tal, mal se percatan estas que hablan en lenguas muertas, con arcaísmos, en un tiempo dominado por la disolución de lo colectivo, anegado de códigos digitales, mientras ellas y las mayorías hambrientas son presas del mito de la caverna. Pero reinciden las primeras, lo que es peor. Giran alrededor de sí mismas, disociadas de la realidad. Acaso caminan con sus lámparas en medio de la nada, como adanes errabundos.

El problema crucial que acusa Venezuela y que la mal llamada revolución bolivariana desnuda – no lo crea, lo hace visual – es la incapacidad de los actuales políticos, con sus excepciones, para sobreponerse al impresionismo; que es la tara colectiva descrita como virtud de lo nuestro – la “cultura” de presente – por Ernesto Mayz Vallenilla.

El caso es, que todos a uno, partícipes ahora de una sociedad anómica y sin textura, bajo crisis humanitaria e institucional agudas y en donde el sentido de la “polis” se ha destruido – de suyo miramos lo circunstancial, aún más como si fuese lo vital. Y el desafío de lo cotidiano – como las venideras elecciones municipales del 9 de diciembre próximo – se hace médula del debate, de lo pendiente de resolver en la política para apenas sobrevivir.

Acerca de la vida impresionista discurre de modo magistral Ortega y Gasset. Precisa que está condenada a lo discontinuo, a lo espasmódico. Ofrece, en lo momentáneo, grandes figuras u obras que destellan, pero aisladas. No por azar el impresionismo toma al mundo de la nada, como si fuese a comenzar de nuevo, cada día, con perfil adánico; incapaz de proseguir el quehacer de una obra en el punto en que la hayan dejado los antecesores.

En consecuencia, sólo cuando se hace un alto y se piensa, y se valora el entorno, se le mira retrospectivamente y en su progresión, lo ponemos bajo nuestro poder. Y sobre ese primer dominio es que somos capaces de avanzar hacia otros territorios morales, afincándonos en las raíces previas. Y la razón no huelga, como lo explica Ortega, pues “si nada es seguro bajo nuestras plantas, fracasarán todas las conquistas superiores”.

Miro atrás y veo ejemplos suficientes, momentos en los que en Venezuela se dan los amagos de una verdadera cultura política, para abrir caminos, pues sus actores se resisten a verse como genios u hombres providenciales que hacen a la historia para salvarla del caos y salvarse a sí mismos, antes que a sus víctimas.

A nuestros padres fundadores – los de 1810 y 1811 – les preocupa, antes que el encono contra Fernando VII, beber en las fuentes primitivas de la Hispania, aderezadas con las enseñanzas de la Ilustración. Les importa forjar un modelo de libertades que dignifique a sus compatriotas, los emancipe como hombres. Y esa savia civilista deja brasas que reavivan en 1830, en 1947, y luego en 1959 cuando se afirma la república civil y democrática de partidos.

A la generación estudiantil de 1928 le rasga sus hígados la autocracia gomecista, pero su respuesta es despersonalizada. Diseña una propuesta que opone a la del gendarme necesario, vigente durante los dos siglos de nuestra vida independiente. Apuesta por el voto universal, directo y secreto, como idea fuerza transversal que desborda nombres, a partir de 1945.

Y así como Rómulo Betancourt ejerce su liderazgo al respecto – al fundarse la OEA pide un cordón sanitario para atajar la desviación de las espadas y acotar lo bronco que nos viene en los genes – Rafael Caldera le aporta al modelo la idea de la justicia social, reivindicando el valor del trabajo. Rómulo hace dibujos sobre el porvenir de la industria petrolera, mientras Caldera enfatiza en el aporte del capital humano para la construcción de nuestra modernidad.

A partir de 1999, cuando la realidad global hace líquidas las fronteras de los Estados – ensoberbece, incluso, al crimen transnacional y rompe muros que hacen deslave en los odios – y el monopolio del poder se fractura, pasando de manos de éstos, de los partidos y sus líderes hacia la dispersa sociedad civil, en una aparente explosión del desorden que expresa reclamo por la calidad de la democracia, entre tanto el impresionismo político, la visión plana de la realidad mal ofrece respuestas firmes. El tráfico de las ilusiones, a su vez, resta los momentos de seguridad susceptibles de reconducir la espontaneidad vital de la gente para que de sus buenos frutos.

Urgimos, pues, como diría Platón, de líderes que no miren con los ojos, sino a través o por medio de los ojos, desde el rincón de la conciencia. Es lo vital.

correoaustral@gmail.com

 

“¿Qué personalidad podía tener un hombre como Betancourt  para ir de su Alianza Revolucionaria de Izquierdas (ARDI/ Barranquilla/1931), a ORVE (1936), PND (1937) y finalmente fundar AD (1941).? Del marxismo-leninismo, al socialismo de corazón liberal y a la democracia…”

Don Rómulo Betancourt fue un estadista visionario. Genuino conocedor de la realidad política venezolana y continental que supo deslizarse por las rendijas de la historia, entre caudillos y dictadores para ser el actor político más importante de nuestra era republicana. Arturo Uslar Pietri por su parte dejó de lado la política para convertirse en un sabio liberal. Del exilio [golpe a Medina] a profesor de Columbia University. Su lealtad con la literatura y ancestros caucásicos (germano), le impidieron ceder a las exigencias de una transición tórrida de taitas a marxistas, socialistas y demócratas. Mucha conjura y emulsión leninista-militar donde Uslar, era un aliens…

Queremos ilustrar el carácter e intelecto que debe intitular quien pretenda la difícil pero realizable empresa de rescatar la democracia en Venezuela. Debe estudiar quien fue, qué y cómo lo hizo el “Napoleón de Guatire”, Rómulo Betancourt (El-Morrocoy Azul/1945), a la par de repasar el pensamiento del hombre nacido de Rumualda a Manduca, Don Arturo Uslar Pietri. Personalidades donde duermen todas las respuestas a cómo salir de nuestra anudada tragedia.

Rómulo fue un hombre sagaz-autoritario por necesidad-al modo de Páez, Guzmán Blanco o Gómez. No por casualidad Herrera Luque lo coronó como uno de los cuatro ases de la bajara. Esa regia persuasión-seductora, no la ganó siendo bibliotecario. A los 20 años luchó contra Gómez y a su caída fue expulsado por López Contreras, quien decretó la Ley de Orden Público que prohibió el recién creado Partido Democrático Nacional (PDN/1936).  Va a Costa Rica y regresa para fundar AD (1941), derrocar a Medina (primer soldado de la democracia) y asumir la Junta de Gobierno de 1945 con Pérez Jiménez y Chalbaud de cada lado. En 1948 apoya a Rómulo Gallegos, primer presidente electo por sufragio universal y directo (80%). Tras el derrocamiento de Gallegos, cabalga [Betancourt] entre Cuba, EEUU, Colombia y Chile, para volver y hacerse del poder en 1.959 (elecciones libres), después del golpe a Pérez Jiménez (23/1/58).  Comenzaba el gobierno más complejo de la historia contemporánea de Venezuela.

Betancourt derrotó la izquierda radical parida por Fidel Castro, en quien jamás confió. Gobernó de 1.959 a 1.964 bajo pacto de unidad con Copei, URD, la Iglesia, gremios y sindicatos (Pacto de Punto Fijo). Construyó  más de 4000 Kms de viabilidad, saneó la deuda dejada por Pérez Jiménez, creó más de 3000 escuelas, 300  liceos  y universidades (Plan Educación Plena de Prieto Figueroa). La matrícula escolar pasó de 850 mil alumnos (en 1958) a 1.6 millones en 1963. Más del 90 % de la población estudiantil asistía a clases. Terminó el puente Gral. Rafael Urdaneta o sobre el lago; el puente colgante sobre el Orinoco o de Angostura, el Parque del Este; el Teleférico de Mérida, la represa del Guri y el Hipódromo la Rinconada. La economía creció un 6.9 %, ajustó salarios un 10% para detener el déficit fiscal; promulgó la Ley del BCV, lideró la creación de la OPEP (Juan Pablo Pérez Alfonzo); más la CVG (Leopoldo Sucre) y la CVP.  Después de un gobierno exitoso, probo, de autoridad y consenso, marcha del poder sin retorno. Nobleza paga.

Arturo Uslar Pietri marcó distancia con las ideologías socialdemócratas, marxistas y socialcristianas en Venezuela. Fue un hombre por y para la educación. De visión corporativa, liberal e industriosa. Un crítico incansable del clientelismo petro-benefactor. La historia le dio la razón…Sus posturas principistas ante el gendarme le restaron pegada política, por lo que su reposo fueron sus libros y escrituras…El rescate país pasa por adoptar esos ideales liberales y seculares. Crear una sociedad educada y emprendedora desde la cual “el minotauro” devorador oro negro, no sea más que un invitado esposado. Uslar fue profético: ¿Hasta cuándo podrá durar este festín? El día que disminuya o decaiga [auge petrolero] habrá sonado para Venezuela el momento de una de las más pavorosas catástrofes económicas y sociales” Y el vaticinio se hizo realdad…y muerte.

Betancourt armó un gabinete de coalición de intelectuales y connotados profesionales como, Mariano Picón Salas, Rafael Pizani, Juan Pablo Pérez Alfonzo, Luis B. Prieto Figueroa, Arnoldo Gabaldón, Ramón J. Velásquez, CAP, Octavio Lepage, Mayorbe, Raúl Leoni, Leopoldo Sucre, entre otros. Eso fue Betancourt. Hombre elástico. De pensamiento abierto y sibilino. ¿Qué personalidad podía tener este líder para ir de su Alianza Revolucionaria de Izquierdas (ARDI/ Barranquilla/1931), a ORVE (1936), PND y finalmente fundar AD (1941). Del marxismo-leninismo al socialismo de corazón liberal y a la democracia. De izquierda a derecha; de lo militar a lo secular, de lo autoritario a la justicia y paz social. Un talante aglutinador infatigable. ¿Existen hombres como ellos? Están a la vista. Pero no los queremos ver en medio de intemperancias.

En el mitin inaugural de AD (Nuevo Circo/1941), Betancourt sentenció: “¿Es que somos colectivamente una nación de dementes o de serviles crónicos, obligados a estar siempre conducidos por el cayado de unos cuantos tutores, cuando vemos a todos los pueblos de la tierra dándose sus propios Gobiernos?” Una memoria imborrable que esta ahí. Honrémosla…

@ovierablanco

Betancourt y Caldera en la VIII Cumbre de Lima, por Milos Alcalay

 

La lucha por la democracia y la lucha contra la corrupción fueron los dos temas centrales que trataron los Jefes de Estado del hemisferio reunidos los días 13 y 14 de abril en Lima. Ello marca la ruta política de reafirmación democrática que actualmente anima a los Gobiernos del Continente al igual que un claro rechazo a las propuestas y posterior colapso del Socialismo del Siglo XXI manchado por la tentación totalitaria y la mega corrupción.

Con ese encuentro Cimero, America Latina retoma las grandes líneas de los planteamientos de la Venezuela democrática, cuando nuestro país era visto como ejemplo y como modelo durante varias décadas a raíz de las realizaciones que ocurrieron a partir del 23 de enero de 1958. En efecto, Romulo Betancourt desde la Presidencia de la República promovió la doctrina que lleva su nombre en reconocimiento a su vocación democrática. Eran la época en que nuestro gobierno sancionaba a las dictaduras del continente. La ruptura de relaciones diplomáticas con la Cuba totalitaria de Fidel Castro por una parte, se sumaba a la ruptura con la dictadura de Trujillo en República Dominicana, al igual que contra Somoza, Stroessner, Papa Doc, Pinochet, Videla y otros tiranos que marcaron la agenda de los presidentes venezolanos que lo siguieron. El resultado fue que las dictaduras sucumbieron y que algunos años más tarde se lograban la aprobación de la Carta Democrática Interamericana y las cláusulas democráticas en Mercosur, Unasur y otros organismos regionales.

Lamentablemente hubo un retroceso con la exportación de otro modelo: el “Bolivariano” nuevamente por Venezuela, pero esta vez procurando la Albanización del Continente. Felizmente ese modelo dañino hoy está en el ocaso, y se constata con el hecho de que el tema de la gobernabilidad democrática figure en la agenda de la Cumbre lo que es un logro de la visión precursora del ex mandatario venezolano Romulo Betancourt.

Algunas décadas más tarde, Rafael Caldera resaltó que no bastaba con tener una democracia. Si no que era necesario imponerle valores éticos en la construcción de una sociedad transparente y propuso que Caracas fuera la sede para la aprobación de la Convención Interamericana contra la Corrupción en la histórica conferencia realizada en el Hotel Tamanaco el 29 de marzo de 1996 cuando los Jefes de Estado entendieron las graves consecuencias que las practicas corruptas podrían tener contra la democracia y el detrimento de la calidad de vida de los ciudadanos.

Lamentablemente la ola de corrupción fundamentalmente de los países de vocación totalitaria se vieron empañadas no solo con el uso de aliados del Foro de São Paulo por representantes del sector privado con empresas constructoras como Odebrecht, sino de empresas petroleras como Petrobras, investigada a fondo por su comportamiento delictivo. PDVSA que hoy sufre el colapso de la ineficacia, fue un antro de corrupción cuyos escándalos permanecen ocultos y que marcarán el bochorno cuando se evidencien las fugas de millardos de dólares dedicados a promover gobiernos totalitarios o corruptos.

Es por estas razones por las que el régimen venezolano fuera “desinvitado” de la Cumbre, ya que el Presidente es visto como la antítesis de lo que los pueblos de America Latina aspiran al promover el pluralismo, elecciones transparentes y la lucha contra la corrupción, acompañada con un compromiso social por una mejor calidad de vida para los ciudadanos de los respectivos países que integran al Hemisferio.

Al igual que en las Cumbres anteriores, la OEA organizó eventos paralelos en los que los jóvenes, las mujeres, los representantes de los medios, los parlamentarios,  los trabajadores, los empresarios se reunieron aparte para presentar cada uno de ellos ante los Presidentes los informes y recomendaciones sobre los compromisos sociales y económicos que deben orientar el futuro de nuestro continente en libertad y transparencia. Esos eventos paralelos demuestran que allí si hubo una Cumbre de los Pueblos (y no la de Evo Morales y las viudas del socialismo colapsado).

Esperemos que los ideales de Romulo y Caldera: democracia y lucha contra la corrupción se consoliden en nuestro hemisferio después de la Cumbre de Lima.

 

@milosalcalay

El Congreso de Colombia fue la sede de la IX Conferencia Panamericana en abril de 1948.

 

@ecotalvora

 

El asesinato del dirigente liberal Jorge Eliecer Gaitán el 09 de abril de 1948 coincidió con la presencia en Bogotá de decenas de altos representantes diplomáticos de los países del Continente. La capital colombiana era sede desde el 30 de marzo de la IX Conferencia Internacional Americana, o IX Conferencia Panamericana, en la cual se decidiría la creación de la actual Organización de Estados Americanos OEA. Las tensiones entre EEUU y la Unión Soviética estaban ganando fuerza y el Secretario de Estado estadounidense, general George Marshall, estaba en Bogotá para dar cuerpo a una alianza continental anticomunista.

La delegación venezolana estuvo presidida por el ex presidente Rómulo Betancourt, engalanada con la presencia del escritor José Rafael Pocaterra e integrada por Carlos Morales, Simón Gómez Malaret, Alejandro Oropeza Castillo, Marcos Falcón Briceño, Luis Troconis Guerrero y Antonio Pinto Salinas. El joven doctor Ramón J. Velásquez viajó como Secretario de la delegación.

 

** Cercanías y distancias en 1948

Corren los primeros días del año 1948. En Venezuela, la Junta de Gobierno se apresta a transferir el poder al gobierno a Rómulo Gallegos, mientras las cancillerías de Venezuela y Colombia trabajaban los detalles para abrir nuevas sedes diplomáticas en cada una de las dos capitales.

Los trámites previos para el intercambio de inmuebles los había dirigido el Canciller Gonzalo Barrios junto al muy activo embajador colombiano en Caracas, Antonio María Pradilla. En marzo el gobierno del ingeniero Mariano Ospina Pérez, y en abril el novísimo gobierno del novelista Rómulo Gallegos, concretaron actos de mutua amistad mediante la donación de edificaciones para las respectivas embajadas. Una mansión en el Campo Claro caraqueño, expropiada a José Vicente Gómez y que aún hoy se llama “Quinta Colombia”. Una mansión en Chapinero, que todavía sirve de residencia para el embajador venezolano en Bogotá.

Don Mariano Picón Salas, embajador de Venezuela ante el gobierno colombiano, ya desde el mes de noviembre de 1947 esperaba ansioso la entrega de la nueva residencia oficial, la cual aspiraba inaugurar con la llegada de la delegación venezolana a la conferencia panamericana.

Pero el año 48 no prometía ser fácil en las relaciones entre ambos países. La violencia política colombiana encontró en las relaciones con Venezuela, parte de sus excusas para la exaltación panfletaria. La sede del consulado venezolano en Cúcuta fue incendiada en enero y asaltada en mayo. Corrieron reiterados rumores sobre presencia de tropas venezolanas en la frontera e  introducción de armas a Colombia por parte de militantes socialcristianos venezolanos. En junio, mientras el presidente Gallegos visitaba en Washington al presidente Truman, Alberto Carnevali jefe parlamentario de AD, viajó secretamente a Bogotá para reunirse con el presidente Ospina buscando bajar la presión en las relaciones. La Primera Dama, Doña Berta Hernández de Ospina, se mostraba particularmente molesta por ciertas noticias llegadas desde Caracas: se hablaba de la existencia de un disco grabado con señales de la Radio Nacional de Venezuela, desde donde se habrían expresado frases poco consideradas contra el gobierno de su marido en medio de la crisis de abril. La poblada de abril en Bogotá y el cuartelazo de noviembre en Caracas colocaron, cada uno en su momento, el tema del derecho de asilo político en el tapete diplomático bilateral.   

El diario  El Siglo, órgano de la más radical fracción del conservatismo, dirigido por Don Laureano Gómez Castro, era usual tribuna para gruesas acusaciones contra Rómulo Betancourt. Las páginas del periódico de Don Laureano solían reproducir los textos que   José Vicente Pepper hacía para denunciar a Betancourt como comunista. Pepper, según lo denunciaba la cancillería venezolana, era un propagandista al servicio del dictador dominicano Rafael Leonidas Trujillo. Tan usuales se hicieron aquellos ataques desde las páginas de El Siglo, que en alguna ocasión la Embajada venezolana emitió un comunicado aclarando “la absoluta divergencia” que existe entre el partido de Betancourt y el comunismo. Por lo bajo, la cancillería colombiana hizo saber a Caracas que el propio presidente Ospina  pidió moderación a Don Laureano, para que controlase la información que publicaba sobre Venezuela, ya que la inclusión en El Siglo del panfleto de Pepper “Venezuela bajo la órbita soviética” había ofendido al presidente venezolano. Dados los caracteres de ambos personajes, los conocedores de la vida política colombiana de aquel momento quizás pondrán en duda ese pedido de “moderación” de Ospina a Gómez. Pero al menos eso fue lo que el canciller Domingo Esguerra dijo al embajador Picón Salas al coincidir en una reunión social.

 

*** Laureanistas acusan a Betancourt por el Bogotazo

Buscando responsables de los disturbios tras el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán el 9 de abril, Ospina no dudó en señalar la participación internacional comunista, declaración previa a la “suspensión” de relaciones entre Colombia y la Unión Soviética. Oficialmente el gobierno conservador y mucho menos sus circunstanciales aliados liberales jamás señalaron a Betancourt como responsable de los sucesos. Plinio Mendoza Neira, uno de los  dirigentes liberales que marcharon en medio del Bogotazo al palacio de gobierno para pedir la renuncia de Ospina, intentó infructuosamente hacer aprobar una moción en el Senado en desagravio a Betancourt.

Pero  allí estaba el laureanismo, molesto porque el Bogotazo le restó grandeza a la reunión panamericana que Don Laureano presidía, molesto porque los liberales lograron colarse en el gabinete ministerial, molesto porque Don Laureano tuvo que salir del gobierno de su propio partido. Y en el Senado estaba el laureanismo presto a señalar al ex presidente venezolano como uno de los cabecillas de la conspiración comunista contra Colombia, allí estaba el laureanismo poco dispuesto a darle paso a la moción de Don Plinio. Desde aquel entonces es posible encontrar escritores colombianos dispuestos a dar como veraz la tesis según la cual, Rómulo Betancourt formó parte de una conspiración comunista que causó la poblada de abril.

A la fama de comunista que precedía a Betancourt se le agregó su presencia en Bogotá justamente el 9 de abril, el día cuando la ciudad se convirtió en una explosión de violencia callejera. No bastando la coincidencia de fechas entre el Bogotazo y la visita de Betancourt, éste en su discurso ante la Conferencia Panamericana exigió la independencia de Puerto Rico. Esta postura aportaba nuevas evidencias a favor de la tesis laureanista sobre el comunismo venido desde Venezuela. De acuerdo con la versión laureanista de la visita de Betancourt a Colombia, el ex presidente venezolano habría ingresado por tierra junto con unos pocos acompañantes, transportando un cargamento de armas que fueron llevadas hasta Bogotá. Una revisión cumplida en Paipa a los cinco vehículos de la comitiva venezolana, por parte de agentes de inteligencia, habría develado el letal equipaje betancuriano. Al mismo tiempo, Betancourt habría organizado a quinientos militantes venezolanos, quienes desde Cúcuta, Puerto Carreño, Barranquilla y Arauca habrían marchado hasta la capital para auspiciar los desórdenes del 9 de abril. Estos agentes betancuriano-comunistas se habrían mantenido en  contacto con la delegación venezolana, hospedada en las Residencias El Nogal. Troconis Guerrero, Gómez Malaret y Pinto Salinas son acusados como los operadores políticos de aquella milicia irregular venezolana. La versión laureanista concluye su versión, afirmando que los agentes comunistas venezolanos fueron movilizados de regreso a su país en aviones Constellation enviados por el gobierno de Caracas bajo la excusa de hacer llegar ayuda humanitaria.

La delegación  venezolana había viajado a Bogotá en avión. Betancourt quiso hacer por carretera el trayecto desde la frontera e invitó a Pocaterra para que lo acompañara en la aventura de hacer el camino desde Cúcuta a Bogotá. Para Betancourt aquel viaje no sólo significaba un cambio de ambiente y de rutina, sino la oportunidad de compartir largas horas con un hombre al cual admiraba desde veinte años atrás, cuando Betancourt sin disimulo procuraba copiar el estilo de Pocaterra el escritor.

Los venezolanos se alojaron en un hotel del centro, en plena Carrera Séptima. La localización del Hotel Regina, ahí donde ahora está el Banco de la República, lo hacía perfecto para asistir a las deliberaciones del Congreso Panamericano que tendrían lugar  en la sede del Congreso. Pero el 9 de abril la Carrera Séptima ardió tras el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán. El Hotel Regina corrió la misma suerte de aquellas viejas casas de uno y dos siglos de antigüedad que se transformaron en candela y humo.

En medio de los disturbios, salir del Congreso no fue cosa fácil. Uno de los delegados mostraba una bandera venezolana para abrirle paso a sus compañeros de delegación, por entre calles llenas de gente que corría y de disparos que silbaban. Varias cuadras más allá los venezolanos consiguen un camión que los sacaría del centro camino a un edificio nuevo, amoblado y sin habitar: las residencias El Nogal, en Chapinero, cerca de la nueva sede de la Embajada. A cada delegación le fue asignado un piso y poco a poco comenzaron a darse encuentros  entre las personalidades congregadas en el mismo techo por fuerza de la circunstancia. Velásquez recuerda que la primera noche, Andrés Belaunde, gran historiador orador y escritor peruano, bajó a presentar sus respetos a Betancourt.

La Conferencia Panamericana se mudó de sede, concluyendo sus sesiones en el Gimnasio Moderno, el colegio donde se formaban los delfines del poder en Colombia. Ocho días después cerraron las sesiones panamericanas, terminando el estreno de Ramón J. Velásquez en funciones diplomáticas.

A los pocos meses en Venezuela fue derrocado el gobierno de Rómulo Gallegos, el primero en haber sido electo constitucional y democráticamente en la historia del país. Mediante un cable fechado en Bogotá el 02 de diciembre de 1948, el embajador estadounidense Mr. Beaulac informó al Departamento de Estado sobre una conversación con Eduardo Zuleta Angel, canciller colombiano para la fecha. El canciller de Ospina habría manifestado que “la desaparición del Gobierno de Gallegos había removido una amenaza comunista en América”.

Pero no todos en Colombia creían que el gobierno venezolano estaba formado por  comunistas. El expresidente Eduardo Santos, gran vocero del liberalismo desde su periódico El Tiempo, consideraba a los adecos como lo que eran: un grupo democrático, la versión venezolana del liberalismo colombiano. A los ojos de Santos,  Betancourt y su grupo eran liberales… y por ello, El Tiempo en reiteradas ocasiones confrontó posiciones editoriales con El Siglo a raíz del tema venezolano.

 

 

*Este texto forma parte del trabajo “Ramón J Velásquez: la red de liberales y socialdemócratas” que forma parte del libro «Ramón J. Velásquez. Estudios sobre una trayectoria al servicio de Venezuela», publicado por la Universidad Metropolitana de Caracas y la Universidad de los Andes-Núcleo Táchira en 2003.