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Las ocho razones por las cuales el juez negó un nuevo juicio a los sobrinos de Maduro

 

Juicio sobrinos Flores

El juez del caso, Paul Crotty, fija posición ante los argumentos de la defensa de los sobrinos de Nicolás Maduro y Cilia Flores. La autoridad federal puntualizó las razones por las que considera que Campo y Flores no deben ser sometidos a un nuevo proceso

 

@AdrianitaN

EFRAÍN CAMPO FLORES Y FRANQUI FLORES DE FREITAS, sobrinos de la pareja presidencial de Venezuela, no tendrán un nuevo juicio. Así lo hizo saber este viernes Paul Crotty, juez federal de la Corte del Distrito Sur de Nueva York y máxima autoridad en el caso que sigue la justicia estadounidense contra los sobrinos de Nicolás Maduro desde noviembre de 2015.

Adicionalmente, los primos tendrán que esperar tres meses y diecinueve días más de lo previsto originalmente para conocer su condena. La audiencia en la que se haría pública la decisión del juez, pautada originalmente para el 7 de marzo, fue pospuesta para el 26 de junio de 2017 a la espera de que la Fiscalía presente nuevos argumentos para rebatir la posición fijada por la defensa.

El 18 de noviembre de 2016 el hijo de crianza y el sobrino de la primera dama de Venezuela, Cilia Flores, fueron declarados culpables del delito de conspirar para importar 800 kilos de cocaína desde Venezuela hasta Estados Unidos. Desde entonces, la defensa ha puesto un gran empeño por probar fuera de la Corte lo que no pudo demostrar dentro de ella.

El 23 de enero de 2017 el equipo de defensores introdujo ante la Corte un documento en el que detallaron las supuestas irregularidades presentadas durante el proceso judicial contra sus clientes y solicitaron un nuevo juicio; en contraposición, el 13 de febrero la Fiscalía presentó un documento de 113 páginas en el que mostraron presuntas relaciones —tanto antiguas como actuales— de los defendidos con el negocio del narcotráfico. Además, revelaron nuevos nombres y supuestas conexiones con  autoridades y delincuentes venezolanos.

Lea también: Caso de los sobrinos de Maduro “salpica” a un magistrado y al director del INAC

El 6 de marzo la defensa respondió con otro documento en el que descartaron cualquier vinculación de los sobrinos Flores con el capo Hermágoras González Polanco y reclamaron la interpretación que la Corte dio a las conversaciones en “clave” halladas en los teléfonos incautados en el momento de la detención. A juicio del equipo defensor las acusaciones están sustentadas en “inferencias”. Pusieron como ejemplo la reacción de Campo cuando se le interrogó sobre la foto en la que aparece sosteniendo un bloque de supuesta cocaína. “Tú sabes lo que es”, respondió el sobrino al agente de la Drug Enforcement Administration (DEA), Sandalio González.

Un documento de 15 páginas titulado Opinion and order y firmado por Crotty vino a zanjar el debate epistolar. A continuación los ocho argumentos que utilizó el juez para negar un nuevo proceso para Campo y Flores:

  1. La insistencia con “El Sentado”

Campo y Flores no estaban contentos con la lentitud para concretar los “negocios» por parte de su socio hondureño Carlos Amílcar Leva Cabrera (alias “El Sentado”). En conversaciones extraídas de los teléfonos incautados los defendidos reclamaban a José Santos Peña (CS1) que “El Sentado” no se comunicaba con la frecuencia necesaria y explicaban que “eso pasa cuando la gente se llena de papel (dinero)”.

La defensa ha insistido en que fue Leva Cabrera quien instigó y orquestó toda la operación para señalar a Campo y Flores como objetivos para la DEA. Sin embargo, argumenta el juez, no hay evidencia de que haya sido “El Sentado” quien contactó a los primos Flores y, por el contrario, ellos se comunicaron e insistieron en hacer negocios con él. Cuando la operación no se movió a la velocidad que esperaban, amenazaron con “moverse por otro lado”.  

El juez señaló, además, que los sobrinos admitieron que fue Mohamad Abdul Razzak  —alias “Hamudi”, contacto en Venezuela— quien les presentó a César Daza, alias “El Flaco” y que este, a su vez, fue el enlace con “El Sentado”.

  1. No le dijeron no a Estados Unidos

La defensa ha insistido en que nunca salió de la boca de los primos Flores una mención directa a Estados Unidos; por lo tanto, aseguraron, su intención no era que el rumbo del cargamento de drogas fuese hacia el país norteamericano.

Las fuentes encubiertas de la DEA que participaron en la operación mencionaron, al menos en trece oportunidades, a Estados Unidos como destino final. Ante los ojos del juez, el hecho de que los sobrinos no hayan dado una mínima muestra de oposición ante esto los hace corresponsables. “Una manifestación explícita no es requerida”, aseguró la autoridad.

Adicionalmente, Crotty retomó el testimonio ofrecido durante el juicio por el agente especial de la DEA Daniel Mahoney, en el que se explicó que, aproximadamente, 80% de la cocaína enviada desde Venezuela, por medio del corredor de Centroamérica, tiene como destino Estados Unidos.

  1. Caminaron con sus propios pies

“Los defendidos tomaron un número de acciones voluntarias en pro de la conspiración”, señaló el juez y enumeró las que, a su juicio, son las cuatro principales: participar en reuniones para discutir el acuerdo e incluso llevar a una de las reuniones un supuesto bloque de cocaína; intentar enviar a unos pilotos para continuar discusiones sobre logística; viajar a Honduras, el 6 de noviembre, para discutir la logística de la carga de los 800 kilos de cocaína; y volar a Haití, el 10 de noviembre, para recoger el dinero por el acuerdo y finalizar detalles.  

  1. Canadá, Europa y otros mercados

En uno de los audios recolectados por la fuente confidencial de la DEA y presentados en el juicio se escucha a Campo muy interesado por conocer los precios de la cocaína en Canadá. Santos Peña respondió con cifras de la venta en Ottawa y Vancouver. “Yo tengo una prima allá arriba, en Canadá, que es cónsul”, replicó Campo.

“Yo tenía un contacto en Europa, pero ahí es difícil conseguir gente corrupta”, añadió el sobrino Flores. El juez consideró, adicionalmente, que “los defendidos buscaron establecer un acuerdo para el tráfico de drogas con un sujeto apodado ‘Pepe’ ”.

  1. La inexperiencia es algo de experiencia

“Hay un principio para todo y nada excusa un crimen, así sea la primera vez”. Así respondió el juez Crotty a la intención de la defensa de presentar a los defendidos como “estúpidos”, “fáciles de engañar”, “poco sofisticados” e “inexpertos”.

  1. La silla del juez y las del jurado

La defensa ha considerado que las pruebas presentadas ante el jurado no fueron suficientemente objetivas como para llevarlos a tomar una decisión correcta. “La Corte no está en ninguna posición mejor que el jurado para hallar los hechos en este caso, ni el interés de la justicia exige que el veredicto sea puesto a un lado”, puntualizó Crotty.

El juez rechazó que se le incitara a usurpar el rol del jurado, conformado por personas ajenas a la situación política, económica y social de Venezuela.

  1. El castigo a CS1

Eliminar todo rastro de credibilidad del testigo estrella del caso fue la tarea principal del equipo de defensores. José Santos Peña, CS1, le mintió a la agencia antinarcóticos estadounidense; estuvo haciendo negocios de narcotráfico paralelamente a su desempeño como fuente confidencial. Esto le llevó a la cárcel, desde donde no cesó su actividad delictiva, según logró demostrar la defensa en pleno juicio.

Allí, frente a todos los presentes, la Fiscalía revocó el acuerdo de cooperación con la DEA de CS1. Aún habiendo presenciado eso, el jurado decidió tomar como válido el testimonio de Santos Peña. El juez rechazó nuevamente que se tratara de restar validez al criterio del jurado.

Otro criterio fijado antes, pero no mencionado en el documento publicado este viernes cobra relevancia: CS1 proveyó evidencias inculpatorias en audios, imágenes y videos, recogidas usando equipos cifrados propiedad de la DEA.       

  1. Vale más parecer que ser  

La posición del juez Crotty sobre la importancia de que la muestra de cocaína fuese real quedó clara en una audiencia previa al juicio celebrada el 9 de julio de 2016. “No hay ningún indicio de que esas fuesen drogas reales”, expuso el abogado Randall Jackson. “Bueno, yo no sé eso tampoco, pero su cliente dijo que esas eran drogas (…) ellos ofrecieron una muestra”, replicó Crotty en esa oportunidad.   

El testimonio de CS1 fue clave para describir la naturaleza de la “sustancia polvorosa”. Ante el juez y el jurado aseguró que su olor, color y el “aceite” que soltó cuando la frotó le hacían estar seguro de que era una muestra de cocaína. Por medio de una carta consignada después del juicio, la defensa presentó el testimonio de Andrea Holmes, experta en Química, quien evaluó como irreal la transición de una sustancia sólida a un estado líquido tan solo con el calor de las manos.

“Interesante, pero ese no fue el testimonio de CS1 (…) el testimonio de la doctora Holmes no hace referencia a si la cocaína, aún sólida, puede ser grasosa al frotarla”, asentó Crotty. El juez añadió: “La declaración sobre el porcentaje de pureza fue hecha durante la conversación grabada con los dos defendidos en Caracas, en la reunión donde Campo Flores produjo la muestra”.

Obras de Corina Briceño y Cristóbal Ochoa protagonizan individuales en galería Beatriz Gil

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Las propuestas plásticas de los artistas venezolanos Corina Briceño y Cristóbal Ochoa, serán exhibidas en BEATRIZ GIL Galería a través de sendas exposiciones individuales curadas por Lorena González, que se inaugurarán el domingo 21 de febrero a las 11 a.m., y que podrán ser visitadas hasta el 20 de marzo.

 

La Sala 1 albergará un conjunto de fotografías y pinturas de Corina Briceño bajo el título 125 Flores, en las que la autora expresa su percepción sobre la situación y consecuencias de la inseguridad y la violencia que se viven día a día en Caracas, catalogada recientemente como «la ciudad más violenta del mundo»; mientras que en la Sala 2 se exhibirá la muestra Estar de Cristóbal Ochoa, con una selección de fotografías en torno a sus performances o acciones llamadas “conos de madre”, realizadas en diferentes espacios de Venezuela y otros países, formando parte de los distintos paisajes urbanos en los que se inserta y generando reacciones por parte de aquellos que los transitan.

 

Tributo a los caídos

 

Fruto de un proceso de investigación que Corina Briceño inició hace varios años tras una noticia en la prensa nacional sobre un elevado número de muertes en Caracas al cierre de un fin de semana –según explica la curadora e investigadora de artes visuales, Lorena González– la propuesta que presenta esta artista en 125 Flores, “revela una acción poética hilvanada en un tiempo doble: por un lado, el homenaje a todos aquellos que han perecido en las violentas falanges de una ciudad fracturada; en el fondo y a contrapunto, el reflejo de un silencio detenido que murmura desde la imagen, para no olvidar aquello que nunca debió suceder”.

 

Tal y como señala la curadora en el texto que acompaña la muestra, los primeros pasos de la artista en el proceso fueron rostros, nombres, acontecimientos, tachaduras y sombras de los desaparecidos de aquel entonces, para luego construir otros recorridos ante la necesidad de relatar, de nombrar, de darle forma a aquella preocupación, impotencia y dolor frente al volumen indescifrable del irrespeto a la vida. Fue así como de sus recorridos habituales por la ciudad, surgieron las imágenes fotográficas que conforman el cuerpo de esta individual.

 

“Allí se propagaron las esquinas, los símbolos, las ampliaciones, los monumentos y los abandonos junto a los vastos y minúsculos espacios sensibles de una capital en riesgo constante. A la textura pictórica de lo fotográfico las impresiones sobre tela demandaron una nueva presencia: las flores. Para Corina Briceño cada una de estas flores que posteriormente pinta sobre las melancolías de la taciturna imagen urbana, son de algún modo una exhalación, una deferencia, un recordatorio de la muerte y de la vida; reflexión y crítica ante las dolientes transformaciones de ese paisaje en ebullición…”, escribe Lorena González.

 

Con una amplia trayectoria artística de cuatro décadas, Corina Briceño ha participado en numerosas muestras colectivas e individuales en ciudades como Caracas, Nueva York y Baltimore, entre otras, además ha recibido importantes premios y reconocimientos entre los que el 1er Premio de la XI Bienal de Grabado de San Juan de Puerto Rico (1995), el Premio AICA, capítulo Venezuela (2010). Su obra se encuentra representada en instituciones de renombre como el Museo de Bellas Artes de Caracas, la Galería de Arte Nacional, el Museo de la Estampa de México, Casa de Las Américas en La Habana, Colección Mercantil, Colección Banesco y Colección del Banco Mundial en la ciudad de Washington, entre otras.

 

Acciones cromáticas

 

Estar, segunda muestra del proyecto expositivo de BEATRIZ GIL Galería en esta ocasión, la constituye el registro fotográfico de la acción o performance “Los conos de madre” de Cristóbal Ochoa, con la que este artista ha recorrido una amplia variedad de lugares de Venezuela, China, Corea del Sur, Inglaterra, Colombia, República Checa y Francia, donde ha sido premiado y ha representado a su país natal en distintas bienales y encuentros de artistas internacionales.

 

Caracterizado por el tránsito de diversos ejercicios cromáticos desde la escultura, la cerámica, la pintura y la instalación, donde el color se ha vuelto una figura fundamental de interacción con el afuera, el trabajo creativo de Cristóbal Ochoa se ha desplazado hacia la actividad de la performance como engranaje de toda su investigación visual, a juicio de la curadora Lorena González.

 

El proceso de “Los conos de madre”, eje central de la muestra Estar, se inició hace cinco años e implica la construcción de trajes compuestos por conos en tonalidades diversas, que varían dependiendo del entorno, y con el cual el artista junto a varios compañeros de acción interviene en distintos lugares públicos generando la correspondencia plena de la forma y el color con los sucesos del afuera, según afirma la curadora.

 

“La exposición ESTAR es una forma de cerrar el amplio periplo de ese recorrido y fijar a través del registro fotográfico los lugares donde esta acción cromática dejó su huella, propiciando con ello la apertura de una conclusión que resalta los destellos de la forma como posibilidad vital: un cuerpo sensorial que se desplaza y se encuentra, que se reconoce y dialoga libre; allí, en el delicado espacio de las crisis sociales, los desapegos políticos, las divisiones y las confrontaciones que constantemente fracturan la complicada geodesia de nuestro mundo actual”.

 

Egresado en 2011 de la UNEARTE, Cristóbal Ochoa ha sido merecedor de varios premios, ha participado en diversas exposiciones en Venezuela y Colombia, así como en un encuentro internacional de artistas en China y Corea del Sur. En 2014 recibió el Premio Omar Carreño mención «‘Artista joven» de Venezuela, y el primer lugar del Festival de las Artes de Brighton (Inglaletrra), además recientemente participó en una residencia artística en Lyon, Francia, donde también mostró una serie de esculturas y pinturas realizadas durante la exposición. Su obra forma parte de algunas colecciones privadas y públicas.

 

Las exposiciones 125 Flores de Corina Briceño y Estar de Cristóbal Ochoa, estarán abiertas al público del 21 de febrero al 20 de marzo, en los espacios de BEATRIZ GIL Galería, ubicada en la calle California con calle Jalisco, Las Mercedes; en horario de lunes a viernes de 10:00 a.m. a 7:00 p.m., sábados de 10:00 a.m. a 4:00 p.m., y domingos de 11:00 a.m. a 2:00 p.m. La entrada es libre.

 

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Defensa de los sobrinos de Cilia Flores no ha recibido pruebas del gobierno venezolano

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Kafahni Nkrumah, el  nuevo abogado defensor de Efraín Campos Flores, aseguró que el caso de los sobrinos de la familia presidencial de Venezuela está apenas comenzando.

Sostiene que desconoce las declaraciones que Cilia Flores, Primera Dama y diputada venezolana, dio al diario TalCual donde asegura que “está determinado y comprobado que la DEA estuvo metida aquí en territorio venezolano violentando nuestra soberanía e incurriendo en delito dentro de nuestro territorio».

La legisladora insiste en que en el caso de sus sobrinos “la DEA cometió delitos de secuestro que, en todo caso, la defensa se encargará de probar. Tenemos elementos, tenemos las fotos de quiénes fueron los funcionarios de la DEA que incurrieron en delito aquí en Venezuela en este caso que es de secuestro y de venganza».

Nkrumah no puede asegurar que hubo secuestro, pero sí que la detención de su cliente es “sospechosa, por decir lo menos”.

 

-¿Por qué renunciaron los abogados de la firma privada Squire Patton Boggs?

En primer lugar, no conozco la razón por la que ellos salieron del caso. Y para mi no es importante conocer el motivo de la salida del caso de los abogados anteriores. En segundo lugar, quiero aclarar que nosotros también somos abogados privados asignados por la Corte para defender a quienes enfrentan cargos criminales, este es el caso del señor Flores.  Lo que ocurre es que en Estados Unidos con los casos criminales los gastos para este tipo de defensa son sumamente altos, pero la razón por la que los abogados anteriores salieron del caso no es importante para mí y por eso ni siquiera he preguntado.

Lo que importa aquí es que este nuevo equipo de abogados es tan capaz, o inclusive más capaz en mi opinión, que la firma que representaba al señor Flores previamente.

 

– ¿Cree que el caso termine en juicio o espera que haya algún tipo de negociaciones con la Fiscalía?

No lo se.  Hay muchas variables que considerar con casos de este tipo  En este punto no podemos descartar nada porque apenas estamos preparando una defensa agresiva contra los cargos que se le imputan al señor Flores. Es importante aclarar que el hecho de que esté detenido no significa que es culpable.

 

– ¿Ya la Fiscalía le entregó a la defensa los 25 Gigabytes de audio y video que tenía pendiente?

Recibimos una parte importante del material de la fase de descubrimiento, que ya empezamos a revisar, y esperamos aún más información que debería ser entregado por la Fiscalía más adelante.

 

-¿Puede hacer algún comentario sobre el contenido del material?

No. En este punto sigo relativamente nuevo en el caso y sigo revisando este material con mi equipo.

 

-¿Piensan solicitar diferimiento de la próxima audiencia o mantendrán la fecha del 29 de febrero?  

Probablemente pediremos un diferimiento por lo complejo del caso. Hay mucho material que chequear y estrategias que evaluar. Por lo general, este tipo de casos toma entre nueve y doce meses. Es imposible pensar que si fueron detenidos en noviembre tengan un juicio en marzo.

 

 

 

Vea la entrevista completa en Diario Las Américas

Los Flores: el estado de la revolución por Ricardo Ríos

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Corría en juego Caracas-Magallanes, el de las nueve arepas, ese que puso muy bravo a un viceministro de seguridad porque ni con 11 guardaespaldas pudo impedir que 4 ucevistas desplegaran una pancarta frente a la chica Cabello que debió proteger. La noticia que corrió por el Estadio Universitario nos puso a todos alertas, los autocensores se encendieron: no digas nada, se oía la voz de Pepe Grillo, eso es un peine, no puede ser que metan la pata tan profundamente en el comienzo de una campaña de suyo mala para ellos. Mas no, un veterano agente de la DEA los tentó y su ambición les hizo morder esa palangre donde les agarraron de todo en Haití.

Dos venezolanos con documentación diplomática y parentesco directo con la pareja presidencial, en un avión requisado piloteado por un oficial activo de nuestra aviación militar, cayeron en una emboscada antidroga y fueron a parar a USA tan rápido que no dio tiempo de asustar al gobierno local como lo hicieron con el reino de Holanda.

Un vainón que le echaron dos elementos díscolos de la familia, podría pensarse; pero, a medida que pasan los días, la cosa también pasa de castaño a oscuro con quintas llenas de drogas, conexiones en Panamá y el resto del Caribe, yates carísimos repletos de cocaína y pare usted de cantar señor imputado.

Salvo frases peregrinas de explicadores de oficio, la respuesta oficial ha sido un escandaloso silencio, supongo que mientras se digiere todo esto en la casa de Misia Jacinta. Las redes han usado y abusado con las bromas sobre el caso y ellos permanecen callados por primera vez en años. No han logrado armar un discurso creíble sobre el caso, pero no porque no lo hayan intentado.

Ya comenzaron a hacer control de daños. En distintas dependencias oficiales reúnen a pequeños grupos para convencerlos de que esto no es más que un ardid del imperio, parte de la guerra económica contra nuestra revolución, etc. Los “camaradas” capturados estaban desarrollando acciones secretas en defensa de la revolución y la CIA, junto con la DEA los capturó porque hubo traición en Haití.

Lo dicen en sus organismos partidistas midiendo en el tamaño de los ojos la incredulidad con la que sus militantes reciben el cuento, luego ajustarán hasta que la cosa sea creíble y lanzarán una campaña masiva de respuesta, poniéndose de víctimas del imperio, sacando del baúl su arsenal de frases sobre la patria y todo eso.

Que unos bandidos se tapen unos con otros no es cosa nueva en el mundo hamponil. Pero que involucren en sus marramucias a la gente decente que los apoya habla mal del estado de esta revolución de pacotillas, habla sobre todo de un estado moral deteriorado. ¿A nombre de cuál ideología deben sus seguidores ser incorporados como cómplices o alcahuetas de las trapacerías de los narcotraficantes capturados?

Otra vez el poder total deviene en a corrupción total. Las bases chavistas deberían hacerse respetar. Si el “como sea” incluye tapar esta vagabundería, este proceso está muy podrido, es de descomposición el estado de esta revolución.

 

@rricardorios1

 

Así reseñó la prensa internacional la noticia sobre familiares de Cilia Flores detenidos por narcotráfico

Distintos medios internacionales publicaron una información en la que señalan que dos familiares del presidente Nicolás Maduro habían sido detenidos en el aeropuerto de Puerto Príncipe (Haití), «cuando realizaban un importante transporte de droga dirigido a EE.UU», según publica el Diario ABC de Madrid.

Todas las publicaciones apuntan a Efraín Antonio Campo Flores, quien presuntamente creció en el hogar de Maduro Flores, y a Francisco Flores de Freitas. Ambos habrían sido puestos a disposición de la justicia estadounidense acusados de narcotráfico.

El periodista José de Córdoba publica en el Wall Street Journal que agentes estadounidenses acusan a los dos jóvenes de conspirar para transportar 800 kilos de cocaína a Estados Unidos, de acuerdo con dos informantes. «Es una situación potencialmente explosiva que se produce en medio de acusaciones de EE UU de que la cúpula del gobierno venezolano está involucrada en el tráfico de narcóticos», dice textualmente el periódico neoyorquino.

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Cuatro madres que no esperan flores ni regalos, ellas sólo piden justicia

@MariaAlesiaSosa

LAS CUATRO SON MADRES. Las cuatro coinciden en una cosa: dejaron atrás el llanto y lo convirtieron en acción para conseguir justicia por la muerte o detención de sus hijos. También tienen en común que su rol de madre cambió para siempre. Desde un día, que prefieren no recordar, su labor ya no es cuidar de sus hijos, sino velar porque se haga justicia en cada uno de sus casos. Desde El Caracazo hasta las protestas de 2014, distintos sucesos de la historia de Venezuela, marcaron la vida de estas cuatro mujeres, que ya no celebran el  Día de las Madres como las demás.

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Hilda Páez, mamá de Richard (17)

 

“Si no pude resolver el asesinato de mi hijo, trabajo para que se haga justicia en otros casos”

El 3 de marzo del 89, Hilda Páez se enteró que habían matado a su hijo mayor, Richard Páez, de 17 años. Lo mataron en Maca, Petare, los días posteriores a El Caracazo.

Han pasado 26 años, y a Hilda todavía se le aguan los ojos cuando habla del tema. “Nosotros vivíamos una vida muy feliz con nuestros dos hijos. Y de la noche a la mañana crearle a uno esa cosa, la pérdida de un hijo. Es como que uno pierde algo de uno mismo. Yo en ese momento quería morirme”, dice, a la vez que reconoce que no encuentra las palabras para describir el dolor que siente.

“A él le gustaba el deporte. Lo metí en karate, en beisbol. Yo siempre buscándole cosas a mis hijos para tenerlos en cosas muy bonitas, para que venga una persona así a matarlo como un perro. Bueno nos desgració la vida”, resume.

Ese día comenzó una lucha por buscar a los responsables de la muerte de Richard, que apenas era un joven que estudiaba cuarto año de bachillerato en el Liceo Gustavo Herrera.

El caso de Richard nunca se resolvió, los culpables no pisaron la cárcel por ese crimen, nunca se determinó quiénes fueron. Aunque su madre asegura que fueron unos funcionarios de la Policía Metropolitana. “Ninguno de los responsables del asesinato de mi hijo ha estado preso. Llevaron a unos supuestos policías a declarar y más nunca nos dieron respuesta. No hemos recibido justicia. Lo único que recibimos fue una indemnización, y eso no repara el daño de nuestro hijo. Ya después que le quitan la vida, ¿qué? No me lo van a revivir”.

Hilda dice que desde que “les llegó esa tragedia”, no ha dejado de trabajar. Al principio empezó a caminar por el sector donde vivía y donde mataron a su hijo, para que la gente conociera el caso, supieran quién era Richard y pedir justicia.

Tuvo que ir cientos de veces a Fiscalía, a Tribunales. En esas diligencias se encontró a otras madres que también habían perdido a sus hijos en esos días. Entonces, se organizaron y conformaron el Comité de Familiares de las Víctimas del Caracazo (Cofavic), una organización no gubernamental dedicada a la protección y promoción de los derechos humanos.

“Mucha gente me dijo que no me pusiera a trabajar en esto, que lo iba a recordar mucho y que lo que iba a ser era llorar. Pero, ¿qué iba a hacer yo en mi casa? A veces me daba cosa con mi esposo, porque no importaba lo que yo estuviera haciendo y me llamaban que había que ir a la morgue o a tribunales, a donde fuera, a La Peste, yo iba”.

Todavía no se explica de dónde le sale tanta energía, pero luego se responde y sabe que lo hace por su hijo. El dolor se transformó en acción. “Estábamos echando para adelante, y después me vino esta cosa tan terrible, cómo quitarle la vida a un hijo de uno. Yo me imaginaba que mi hijo me iba a enterrar a mi, y no yo a él. Dije, no me puedo quedar encerrada en mi casa. Hay que hacer tal cosa, ir para tal parte, para allá voy yo”.

Recuerda con nostalgia que su hijo era quien los iba a sacar adelante. “Todo lo que hicimos para levantar a nuestros hijos y vengan a quitarle la vida así. Vivíamos en un ranchito. Su papá medio leía y escribía, y yo sólo llegué a sexto grado. Su papá trabajando en latonería y pintura. Yo, trabajando en una escuela, para sacarlos adelante. Y que venga alguien así a quitarle la vida. No saben con la lucha con que nosotros lo habíamos sacado adelante. Su papá nunca fue a un colegio, y echando pa’ lante para que su hijo pudiera estudiar. Los ayudamos para que en un mañana no fueran iguales que nosotros. ”.

Lleva 26 años trabajando en Cofavic, y aunque no ha podido ver justicia en el caso de Richard, tiene otras satisfacciones. Cuenta que esa organización no se limitó a buscar justicia por las víctimas de El Caracazo, también trabajaron con familiares de víctimas de la masacre del Retén de Catia o del deslave de Vargas. “Yo digo, bueno Dios mío, si yo no pude resolver el caso de mi hijo, me queda la satisfacción que he trabajado por otras personas”.

Recuerda que el trabajo empezó por darle talleres de Derechos Humanos a los funcionarios de las policías del Estado. “Dios mío, ¿tú sabes lo que es darle talleres de DD HH a los policías que habían matado a mi hijo. Pero dije, aquí estamos, hay que dar esa enseñanza”, asegura. Cuenta que han llegado muy lejos, y que hizo cosas que jamás se imaginó, como encadenarse a las rejas de Miraflores para implorar que buscaran a los responsables de los eventos de febrero y marzo del 89. Cuando agotaron las instancias nacionales, llevaron los casos a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

Hoy recibe a las personas que llegan a Cofavic para buscar apoyo y hacer su denuncia. Hilda, está en la entrada de la sede de la organización, en el departamento de documentación. Allí les toma los datos y recibe la denuncia. Dice que todas llegan desesperadas, y ella las calma, y sobre todo les dice que deben tener paciencia. “Les digo a las madres que tienen que calmarse. Yo las entiendo. Yo pasé por la misma desesperación con la que ellas llegan a Cofavic, pero han pasado 26 años y todavía el caso de mi hijo no se ha resuelto”.

Ella no pierde la esperanza, quiere que los responsables paguen. Para eso, cree que tiene que seguir trabajando.

En la organización, se encarga de acompañar a las madres a las diligencias que tienen que hacer y las enseñan cómo deben moverse frente al sistema de justicia para que las respeten. “Estoy muy triste porque hay muchas madres que estamos perdiendo a nuestros hijos. No quisiera que nuestra Venezuela siguiera en esta violencia. Yo trato de poner un granito de arena desde Cofavic”.

Además dice que en Cofavic ha encontrado una familia, se reúnen en Navidad y hacen actividades juntas.

“No tenemos esa alegría como antes. Aunque son muchos años. Uno tiene que visitar a su hijo al cementerio. No es igual. Cuando estoy con mi otro hijo y mis nietas es que nos alegramos un poco”, dice, y sólo entonces se le dibuja una sonrisa.

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María Elena Delgado, mamá de Erasmo (15), Norkeliana (12) y Wilmer (40)

“Los delincuentes no matan al muerto nada más, matan a la familia completa”

María Elena Delgado ha vivido cada una de las muertes de sus hijos de forma distinta. Le han matado tres. Primero a Erasmo José, a los 15 años de edad, después Norkeliana del Milagro de 12 años, y luego el mayor, Wilmer, que tenía 40 años. Todos a tiros, en Petare, donde se criaron.

“Los delincuentes no matan al muerto nada más, matan a la familia completa”, asegurá María Elena Delgado.

Dice que siempre los recuerda, no hace falta que sea una fecha especial. “Es algo muy difícil, no es sólo el Día de la Madre o del Padre, sino en Navidad, y a cada momento uno los está recordando”.

María Elena es una mujer fuerte, no llora cuando habla de sus hijos muertos, pero tiene la mirada apagada, dice que no los olvida ni un instante. No sabe explicar el dolor.

Con cada uno, hizo la denuncia del asesinato, pero son sólo tres casos entre los miles y miles que la impunidad no permite cerrar.

“Cuando me mataron mi primer hijo, la cosa no fue tan complicada. Al principio el tipo se dio a la fuga. Aquello quedó muy dentro de mi. Supe sobrellevar la situación. Y cuando me dijeron que lo habían atrapado nunca lo vi”, dice y reconoce que no sabe si después lo soltaron.

Cuando asesinaron a Norkeliana, comenzó un verdadero Vía Crucis en el sistema judicial. “Fue un proceso horrible en los tribunales. Yo pasé maltratos, vejaciones y  humillaciones”. Pero Delgado asegura que no se dejó ofender por los funcionarios, y siguió su proceso judicial.

Después supo que atraparon a uno de los muchachos. “Montaron un parapeto tan grande con el caso. Se llevaron un tribunal a la calle donde le habían dado los tiros. Llevaron escribiente, personal de balística, todo”. Ella estuvo encima de las diligencias del caso pero no tuvo suerte. El fiscal que la estaba atendiendo le respondió que quizás la ley divina era la que iba a llegar. “Y así pasó. Después me enteré que mataron a los muchachos, se mataron entre ellos mismos”. Aunque, inmediatamente reconoce que no cree en la “justicia divina” porque “Dios no mata, Dios sólo da la vida”.

Cuando le mataron el tercer hijo, ya había perdido la fe en la justicia. Solamente puso la denuncia del asesinato. “Como me dijeron los mismos policías: ‘Si los agarramos, después los sueltan”.

Dice con resignación que en Venezuela no hay justicia. “No quise seguir con eso. Siento que eso lo desgasta más a uno”. Repite, que en las diligencia del sistema judicial, lo que reciben las víctimas son maltratos. “¿Con la niña por qué me tenían que decir que era un ajuste de cuentas? Una niña de 12 años”. Más que dolor, eso le producía rabia.

A María Elena también le mataron un nieto y un sobrino. Dice que la impunidad y la violencia -fomentada por los propios gobernantes- es lo que tiene a los venezolanos matándose unos a otros.

“El problema es que las leyes no se cumplen. Ni para los delitos más pequeños. Uno se consuela uno mismo. No hay otra forma”.

Ella, que ha enterrado tres hijos, cree que la mejor manera de “procesar” ese dolor es hablando del tema y compartiendo con otras madres que han pasado por lo mismo.

Por eso coordina la Red de Apoyo entre madres víctimas secundarias de la Violencia. Es una organización para reunir a mamás que han perdido a sus hijos por la violencia desatada en el país. Se reúnen en la Universidad Metropolitana y dan apoyo, compañía y aliento a las madres que están pasando por ese dolor.

María Elena lleva consigo un panfleto que reparte por el barrio Unión de Petare, donde vive. El papel, -una fotocopia- reza lo siguiente: “Madre: no tienes que vivir tu dolor sola”.

Cree que si una madre se guarda ese dolor, se vuelve loca. Vuelve al tema de sus hijos: “Yo soñaba que mis hijos llegaran a ser profesionales y me superaran a mi. Es algo muy frustrante, uno piensa que se le acaba la vida, pero tiene que pensar en los otros hijos”.

Piensa en el día de las madres y aunque no lo celebra de ninguna forma especial, está convencida del único regalo que quisiera. “Para mí, el mejor regalo sería volver a ver a mis hijos. Eso sería lo más grande. Porque un regalo así material, no me apetece”.

**Para entrar en contacto con la Red de apoyo para madres puede escribir a redeapoyoporelcambio@gmail.com o llamar al 0412-9565337**

 

Manuela

Manuela Pérez, mamá de Adriana (28)

“Tenemos que exigir para que paguen los culpables. No denunciar nos hace cómplices”

Ella es la mamá de Adriana Urquiola, la joven asesinada el 23 de marzo de 2014 y que era intérprete de lengua de señas del noticiero Venevisión. Estaba embarazada de 7 meses. La mataron cuando trataba de cruzar una guarimba en la carretera Panamericana. El asesino, Johnny Bolívar, se molestó por la protesta, sacó un arma y disparó. Le dio en la cabeza a Adriana.

“Vivo para denunciar”, dice Manuela Pérez. Cuenta que su vida se paralizó el día que asesinaron a Adriana. Recuerda que los últimos meses fueron de pura ilusión. Se hablaba de un sólo tema en la casa: el bebé que Adriana estaba esperando. “Iba a ser el primer nieto, toda la vida giraba en torno a ese momento. Me imagino que le pasa a todas las abuelas”.

Pero pasó esto, y todo cambió. Tiene otra hija pero vive fuera del país.

“Mi vida está basada en lo elemental del ser humano, y el resto del tiempo, lo dedico a la denuncia”.

Manuela trabajaba en una empresa de importaciones, pero después del asesinato de Adriana paró de trabajar en eso. “No tengo ánimo, no hay espíritu para concentrarse en otra cosa”, explica.

Su tiempo transcurre investigando en redes, datos sobre el asesino de su hija, yendo a tribunales, a los medios de comunicación. “También busco el por qué. Aún no consigo la respuesta para explicar que él está libre, aunque tiene 24 años de sentencia por secuestro y estafa. No hay funcionario que me de la razón”.

Manuela reconoce que más de un año después, se levanta todas las mañanas y llora. También dice que ha recibido apoyo y solidaridad de muchos entes del Estado. Pero exige mucho más que eso. “Con las lágrimas y la solidaridad de los funcionarios no me basta, yo lo que quiero es que se haga justicia, que él sea enjuiciado y pague, para yo poder tener paz”.

El caso de Adriana -recalca su mamá- es un caso de simple delincuencia.

“Tuve la suerte de que el asesino de mi hija fue identificado, muchas madres nunca saben quién mató a sus hijos. Eso me hace querer llegar al final de todo esto”.

Sabe que su vida nunca va a ser la que fue porque nadie le va a devolver a Adriana, pero está segura que cuando se haga justicia, tendrá un poco de paz y tranquilidad.

Desde que, siete días después del asesinato, se emitió la orden de captura de Johnny Bolívar, el juicio no ha avanzado más.

“No comprendo por qué no es posible determinar si está dentro o fuera del país”, declara.

La madre de Adriana todavía cree que esto es un mal sueño. “Hay veces que me levanto y pienso que estoy en una película. Todavía no puedo creer que hablo de mi hija como un muerto. Me cuesta mucho aceptarlo”, confiesa.

Se convence de que su hija cumplió con la misión que tenía en la vida. “Creo que ella tenía una misión, y a mi también me dejó una tarea, que es resolver este caso, y que esa persona pague”.

A las madres que están pasando por esto, les recomienda que sólo queda el consuelo de conformarse, y seguir. “Tenemos que exigir y que se haga lo que se tenga que hacer para que paguen los culpables. No denunciar nos hace cómplices”.

Este año no saben qué van a hacer el día de la madre. No hay planes. Siempre se reunían, toda la familia, pero la vida de Manuela cambió.

“Yo sigo viviendo hasta que Dios disponga. No sé si este caso me cambió la vida para que hiciera una fundación o algo parecido, para sacar algo positivo de esto”.

Ingrid

Ingrid Mantilla, mamá de Rosmit (26)

Como madres tenemos que seguir por ellos, por los ideales de los hijos muertos o presos”

Ingrid es la mamá de Rosmit Mantilla, preso desde el 2 de mayo de 2014. Mantilla es activista de Voluntad Popular y defensor de los derechos de la comunidad Lesbiana, Gay, Bisexual y Transexual (LGBT). Se lo llevó detenido una comisión del Sebin, que entró a su casa de Caricuao, en Caracas, por una supuesta denuncia que habían recibido de un patriota cooperante. Hoy está imputado por asociación para delinquir y obstrucción de las vías públicas.

La audiencia preliminar de su caso se suspendió once veces. Nueve meses después de su aprehensión, el juez anunció que sería juzgado en tribunales y que debía permanecer preso en el Helicoide. El juicio aún no comienza.Fue ocho días después de su detención, que la dejaron verlo.

“Lo primero que me dijo apenas fue: ‘No me reclames nada, todo esto lo aprendimos en la casa”.

Ingrid dice que todos sus hijos son unos luchadores, preocupados por el país y muy activos. “Nunca tuve miedo de que lo detuvieran porque esos valores se los inculcamos en la casa. Orgullo sí, mucho orgullo”, reconoce.

La mamá de Rosmit vive en San Cristóbal, estado Táchira y tuvo que dejarlo todo y mudarse a Caracas para ocuparse del caso de su hijo.

“Yo trabajaba y dejé mi trabajo para dedicarme solamente a esto. Tengo que estar visitando medios, estar detrás de los abogados, ir a tribunales, a la Fiscalía, ir a muchos sitios, no me doy a basto”.

Sólo puede verlo dos veces a la semana, los miércoles y los sábados. A veces no puede aprovechar el día de visita porque debe atender diligencias del caso de Rosmit, audiencias de otros estudiantes o reuniones con otros padres. “Uno tiene que aprender a ser madre, periodista, buscar todas las noticias de su hijo. Dejas de ser madre, para ser de todo: periodista, policía, abogado, de todo”.

Rosmit es el mayor de tres hijos. Tiene dos hermanas menores. Los tres son estudiantes universitarios. Él estudia comunicación social en la Universidad Santa María, pero tiene un año sin ir a clases, desde que está preso.

Su mamá recuerda que desde muy pequeño, Rosmit declaró su tendencia homosexual y todos en la casa se la respetaron. “Mi hijo es así y se lo respeto. El amor de madre no distingue si mi hijo es gay, perfecto, enfermo. El dolor que yo siento es el mismo que siente la mamá de Leopoldo López, y la mamá del señor Gilberto. Es igual para todos”, explica.

Ella dice que llora mucho en las noches, pero ese llanto lo convierte en lucha al día siguiente. Repite como un mantra que no puede echarse en una cama a llorar.

“Si nuestros hijos están allá adentro, porque quisieron hacer justicia por su país, nosotros tenemos el deber de que ese trabajo de ellos no se pierda. Como madres tenemos que seguir por ellos, por los ideales de los hijos muertos o presos. No podemos darnos el lujo de llorar”.

No quiere celebrar este año el día de la madre. “No podría. Él está preso y mi corazón no me da para celebraciones. Yo estoy guardando todas esas fechas, su cumpleaños, el nacimiento de mi nieto, para cuando salga mi hijo. Ese día va a haber una fiesta en los corazones de toda la familia”.

Como Hilda, María Elena, Manuela e Ingrid, miles de madres venezolanas no celebran este día. Esperan que se haga justicia en los casos de sus hijos que fueron asesinados o encarcelados injustamente.

Las tres familias que se reparten el poder en Venezuela

 

MADURO-Y-CILIA-RUSIA

 

 

Nicolás Maduro cumple dos años al frente de Venezuela con un pequeño repunte en su popularidad. Pero tras las cortinas de humo de su aparato de propaganda, la realidad está llena de oscuridad.

¿Ha perdido poder Maduro ante las vicisitudes de un país en depresión constante? Todo lo contrario: el «hijo de Chávez» reforzó sus posiciones en gran medida gracias al nepotismo familiar: el clan de Maduro y Cilia Flores, su mujer y «primera combatiente revolucionaria», se extendió y se apoderó de órganos clave de la administración.
Los Maduro-Flores ya son la familia más poderosa de la revolución, por encima incluso de los Chávez. Y el nuevo clan que ha subido al trono bolivariano es el de Diosdado Cabello, líder del ala militar de la revolución.

Venezuela es un país que sufre la mayor inflación del planeta, más del 10% sólo en enero, pese a que los organismos económicos se empeñen en ocultar las cifras. La crisis de escasez y desabastecimiento genera colas todos los días y en todo el país.

Es un país en plena recesión (se calcula que puede llegar a -7,5% del PBI), y que además sufre las embestidas del crimen organizado: en lo que va del año han crecido delitos y homicidios, cuando ya en 2014 Venezuela fue el segundo país más violento del mundo.

Pero nada de eso afecta la consolidación del poder en manos del clan de Maduro y Cilia Flores, su mujer y «primera combatiente revolucionaria«.

Lea más aquí: Tres familias manejan el poder en Venezuela