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El Sistema

Lorena Meléndez Mar 24, 2018 | Actualizado hace 6 años
Murió el maestro José Antonio Abreu

El fundador del Sistema Nacional de Coros y Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela, José Antonio Abreu, falleció la tarde de este sábado, 24 de marzo, en Caracas, a los 79 años de edad.

Nacido en Valera, estado Trujillo, el 7 de mayo de 1939, Abreu – quien fue diputado, ministro, profesor universitario y gerente cultural – dedicó su vida al proyecto social que forjó su reputación, que lo hizo conocido en todo el mundo y que se ha replicado en más de 35 países: el de llenar el territorio venezolano de agrupaciones que tomaran a la música como bandera e instrumento de cambio.

«El Sistema justamente nace para llevar a cada rincón del país y a todos los niños venezolanos, sin distingo de ningún tipo, el mensaje y la vivencia de que la música permite vivir la belleza del ser en todas sus dimensiones, y convertir la experiencia colectiva en la sublime elevación espiritual del ser humano», expresó Abreu en una entrevista a la revista Cambio 16.

Con un puñado de jóvenes, Abreu fundó el Sistema en 1975. Desde entonces, comenzó a formar a cientos de muchachos como músicos académicos y a constituir una institución que para 2015, cuando cumplió 40 años, ya había tenido a más de medio millón de alumnos en sus filas.

Fue el mismo maestro quien se encargó de ser el tutor de jóvenes directores venezolanos como Gustavo Dudamel (director de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar y de la Sinfónica de Los Ángeles), Diego Matheuz, Christian Vásquez, Dietrich Paredes y Ron Davis Álvarez.

El Sistema de Abreu se erigió como modelo para distintas naciones de América y Europa y se hizo merecedor de reconocimientos nacionales e internacionales como el Premio Príncipe de Asturias de las Artes 2008.

El maestro recibió numerosos galardones a lo largo de su trayectoria. En 1993, la Unesco lo nombró como Embajador en la Misión Especial para el Desarrollo de una Red Global de Orquestas Juveniles e Infantiles. En 2001, le concedieron el Right Livelihood Award, y fue reconocido con el World Culture Open Creative Arts Award en 2004. El Gran Cordón de Japón (2007), el Glenn Gould de Canadá (2008), el Premio Internacional Puccini de Italia (2008) y el Premio Cristal del Foro Económico Mundial están entre sus extensa lista de logros.

NYT: El silencio de una viola y el luto de una orquesta por la represión en Venezuela

Homenaje Armando Cañizales Miguel Gutierrez AFP

 

Ese día, Armando Cañizales dejó su viola en casa.

Con 18 años de edad y un gran talento, su carrera era una de las historias de éxito de El Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela, una obra social y cultural del Estado venezolano que es un efectivo método de enseñanza musical, que favorece la integración de los jóvenes de bajos recursos en el país.

Pero ese día, Cañizales decidió que era hora de unirse a las protestas callejeras contra el gobierno que había apoyado su carrera. Cuando unos jóvenes que lanzaban piedras comenzaron a retirarse ante una fila de soldados de la Guardia Nacional Bolivariana, Cañizales avanzó solo. No dijo nada mientras caminaba con los brazos extendidos y las palmas hacia arriba.

Entonces sonaron los disparos.

“Cuando cayó, ni siquiera sabía que era él”, dijo William Hernández, un joven músico de 19 años que estaba cerca de Cañizales durante las protestas de mayo y era uno de sus amigos. Hernández comentó que jamás se imaginó que Cañizales, quien no solía expresar sus opiniones políticas, estuviera en la marcha. La viola parecía ser lo único que estaba en su mente.

La crisis política de Venezuela está poniendo a prueba las lealtades de muchas personas que se han beneficiado del gobierno y que fueron sus más fuertes defensores. Los médicos y enfermeras de los hospitales públicos convocan marchas para exigir los suministros necesarios para la atención en los centros de salud. Los mismos oficiales de policía sufren la escasez de alimentos, por lo que algunos ahora cuestionan la batalla del gobierno contra los manifestantes.

Sin embargo, la lealtad de pocos grupos ha sido tan puesta a prueba como la de los jóvenes que se dedican a la música clásica en Venezuela y quienes, en su mayoría, viven en los barrios pobres del país.

Durante cuatro décadas, el programa financiado por el Estado —y mejor conocido como “El Sistema”— ha enseñado a cientos de miles de músicos de todas las clases sociales, un logro inaudito para cualquier país de América Latina y que ha recibido los elogios del mundo de la música.

La orquesta juvenil de El Sistema recorrió Estados Unidos durante los años de tensas relaciones entre ambos países. Su joven prodigio, Gustavo Dudamel, se convirtió en una estrella internacional y dirigió la Filarmónica de Los Ángeles. Este programa de enseñanza de música clásica es una fuente de orgullo nacional que ha sido protegida por diversos gobiernos y era una de las pocas instituciones que parecía exenta de la creciente polarización de Venezuela.

“En sus 42 años, El Sistema logró mantener una posición imparcial”, dijo Ollantay Velásquez, director de la orquesta en la que tocaba Cañizales. “Se ha mantenido así hasta hoy”.

Sin embargo, la muerte del joven músico rompió esa neutralidad al mostrar los dilemas que enfrentan las instituciones venezolanas a medida que las protestas callejeras empiezan su tercer mes, con más de sesenta personas muertas en medio de la agitación social.

Desde Los Ángeles, Dudamel rompió su silencio sobre las demandas de los manifestantes y, en mayo, dedicó un concierto a la memoria de Cañizales, además de emitir una fuerte declaración contra la represión que el gobierno venezolano despliega en las manifestaciones.

“Ya basta de desatender el justo clamor de un pueblo sofocado por una intolerable crisis”, escribió el músico en Facebook. “Levanto mi voz en contra de la violencia y la represión”.

En Venezuela, los músicos de la orquesta han tocado conciertos conmemorativos para Cañizales, utilizando sus presentaciones para denunciar como traidores a los funcionarios del gobierno. Otros músicos dicen que ahora están siguiendo el ejemplo de Cañizales en las calles, encabezando las protestas con sus instrumentos a cuestas.

En una tarde reciente, Wuilly Arteaga, de 23 años, estaba en el centro de una multitud de manifestantes con su violín al hombro. Llevaba el estuche de su instrumento atado a la espalda y un casco pintado con los colores de la bandera venezolana, mientras interpretaba el himno nacional.

Pronto, el gas lacrimógeno comenzó a rodearlo mientras tocaba. Finalmente, otros manifestantes lo agarraron por el hombro y lo arrastraron para alejarlo del entorno de las fuerzas de seguridad.

“Me acordé de mi amigo Armando”, dijo Arteaga. “He pasado años jugando y viviendo en las calles, y ahora veo que tantos venezolanos talentosos tienen que comer de la basura”.

Anthony, otro músico académico, pasa sus días en la primera línea de los enfrentamientos con las fuerzas de seguridad esquivando las latas de gas lacrimógeno y balas de goma. Dijo que algunos de sus profesores le han aconsejado que no vaya.

“Nos han rogado que no nos polaricemos, que no mostremos nuestras preferencias políticas”, dijo Anthony, quien pidió que no se utilizara su nombre completo por temor a las represalias.

Al igual que la mayoría de los adolescentes, Cañizales creció bajo los mandatos del expresidente Hugo Chávez y su movimiento de izquierda que tomó el poder en 1998, el año en que nació.

Chávez, un populista impulsado por los altos precios del petróleo, utilizó los ingresos para cambiar el orden político y económico del país, expropiar los activos extranjeros, construir miles de viviendas públicas y escuelas, y repartirle los beneficios económicos del petróleo a los sectores pobres.

El Sistema fue fundado mucho antes de Chávez, en 1975, por José Antonio Abreu, un brillante director de orquesta que empezó el proyecto con once estudiantes en un garaje. Pero Chávez lo consideró como un motor de cambio en los barrios más pobres del país y una forma de elevar el perfil cultural de Venezuela en el exterior.

“La Venezuela revolucionaria, la que se empeña en ser grande y en ser útil, tiene ya la conciencia del valor infinito de la música como bastión en la lucha por la igualdad y la felicidad de nuestro pueblo”, escribió Chávez en una carta de 2011 dirigida a Abreu.

A los 10 años, Cañizales comenzó a estudiar la viola. Aunque había planeado ser médico, el instrumento se convirtió en una obsesión, era “su vida”, recordó Jesús Pérez, su profesor en El Sistema.

Sus allegados dicen que amaba a Beethoven. También practicó el repertorio de Georg Philipp Telemann, un compositor barroco cuyo concierto de viola fue interpretado por Cañizales en un recital. En esa oportunidad, el joven tocó con un poco de miedo escénico por lo que falló algunas notas. “Tocó por amor”, dijo Velásquez, el director de orquesta.

Hugo Chávez murió en 2013 y Nicolás Maduro, su sucesor que tiene graves problemas de popularidad, pronto tuvo que lidiar con la abrupta caída de los precios del petróleo. Para el 2015, los alimentos básicos que el gobierno importaba, para subsidiarlos a precios bajos utilizando los ingresos en dólares de la exportación del petróleo, se volvieron escasos y creció la desmoralización de muchos venezolanos.

El Sistema también empezó a sufrir los efectos de la crisis. Los salarios de los maestros cayeron debido a la inflación, que alcanza los tres dígitos. El mantenimiento básico de la sala principal de conciertos de la capital comenzó a descuidarse y durante una noche de 2016 se inundó. Cascadas de agua goteaban sobre los timbales de concierto que se almacenaban allí.

“Conseguir cuerdas para ponerle a la viola se volvió imposible”, recordó Pérez, el maestro. Sin embargo, el profesor dice que Cañizales “era un muchacho de pocas palabras”. Pocos sabían que estaba pensando unirse a las protestas callejeras.

El 3 de mayo fue un día tumultuoso en Caracas. Un vehículo blindado embistió a un grupo de manifestantes que lo atacaron y cuatro legisladores de la oposición resultaron heridos en los enfrentamientos. Incluso la fiscal general, simpatizante del gobierno, condenó la represión policial calificándola de excesiva.

En otra parte de la ciudad, los jóvenes manifestantes lanzaban piedras contra un piquete de guardias nacionales. En un video grabado por un periodista venezolano aparece una figura solitaria con una mochila y un casco, acercándose a los guardias con los brazos extendidos. Era Armando Cañizales.

No hay registro de los disparos. El siguiente fragmento grabado por el periodista Luis Olavarrieta muestra al joven músico mientras era trasladado en una ambulancia.

“¡No, Armando, no!”, grita alguien.

Pérez, su maestro de viola, se enteró de la noticia cuando vio el nombre de su estudiante en Twitter. “No podía creerlo”, dijo. “Yo vi ‘Trending Topic: Armando Cañizales’, y le dije a mi esposa, ‘¿Qué estaba haciendo Armando allí?’”.

Velásquez, el director de orquesta, se enteró el mismo día al recibir una llamada. “Me preguntaron si el joven estaba en mi orquesta”, dijo. “Me sentí impotente, como si hubiera perdido a mi hijo”.

El gobierno y sus rivales se han culpado unos a otros por la muerte de Cañizales y los opositores han responsabilizado a las fuerzas de seguridad. El gobierno sugiere que una bala perdida, disparada por un manifestante, fue la causa del deceso.

Olavarrieta, el reportero, dijo que los disparos habían venido del lado de la Guardia Nacional Bolivariana. “La descarga vino de frente a él y allá no estaba nadie más”, agregó.

Cientos de personas acudieron al funeral de Cañizales en mayo, los miembros de su orquesta montaron sus atriles en el cementerio para tocar. Una persona portaba una bandera venezolana.

La madre de Cañizales, Mónica Carrillo, se acercó al profesor Pérez y le entregó la viola de su hijo.

“No puedo describir lo que sentí cuando abrí el estuche y agarré la viola de Armando con mis manos”, dijo. “Sentí una presión en mi pecho tan fuerte, solo quería llorar, fue tan terrible”. Y agregó: “Su madre me dijo: ‘Quiero que la viola de Armando sea tocada hoy’”.

La orquesta otra vez en el EPU, pero en foto

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Juan Francisco Alonso, Ronna Risquez, Edecio Brito y Maru Morales P.

Como en el primer EPU las autoridades venezolanas han apelado al Sistema de Orquestas Sinfónicas para promoverse en la ONU como “un país garante de los Derechos Humanos”. Sin embargo, a diferencia del primer proceso en esta ocasión los miembros del Consejo no podrán disfrutar, en vivo, de la interpretación los chicos que forman parte la iniciativa del maestro José Antonio Abreu y tendrán que conformarse con verlos en fotografía.

Pese a que las dificultades económicas impidieron al Gobierno movilizar a alguna de las agrupaciones musicales para ofrecer otro concierto, el Gobierno volvió a recurrir a la sensibilidad cultural como carta, a través de una exposición.

A las puertas del salón de los Derechos Humanos y de la Alianza de Civilizaciones, donde el Consejo se reúne para evaluar a Venezuela, el Ejecutivo instaló una exposición sobre sus logros en materia de Derechos Humanos y entre ellos resalta la masificación de la cultura a través del sistema y del Movimiento de Teatro César Rengifo, gracias a los cuales “787 mil niños y jóvenes” reciben educación musical y teatral, asegura el primer pendón que recibe a los visitantes. La muestra será inaugurada por la canciller Rodríguez hoy.

¿Por qué del cambio?

Uno de los elementos llamativos de la delegación venezolana es la presencia de la vicepresidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE), Sandra Oblitas.

Las autoridades, en la muestra que instalaron la sede suiza de la ONU, resaltan que en 17 años se han celebrado 20 elecciones. Obviamente del aplazamiento de las elecciones de gobernadores que constitucionalmente deben celebrarse en diciembre o de los obstáculos al referendo revocatorio no se hace mención.

Pese a que Valero atribuyó la disminución en la delegación y su cambio cualitativo a razones económicas, en el TSJ y en el Ministerio Público ofrecieron otras razones. “Lo que nos espera en el EPU no es nada bueno y por ello la idea es rebajarle el nivel, casi que ignorarlo y por ello se manda a puro funcionario de segunda línea”, explicaron fuentes de ambas instancias.

Relatores no son bienvenidos

“No toco ese tema”, respondió el embajador Valero al ser consultado sobre la posibilidad de que el Gobierno de Venezuela permita la visita de algunos relatores de derechos humanos, a quienes se les ha negado el ingreso al país en 11 oportunidades desde el la administración de Hugo Chávez.

Advirtió que la mayoría de estos relatores tienen vínculos con el “imperio” (Estados Unidos) y que solo recomendaría al Gobierno invitar al Alfred De Zayas, relator de Orden Democrático e Internacional, “que es el único progresista”.

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Venezolano es reconocido como mejor director de orquesta

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El venezolano Gerardo Estrada ha recibido este sábado en Huelva, sur, la Batuta de Oro que lo acredita como ganador del II Concurso Internacional de Dirección de Orquesta 3.0, convocado por la Escuela de Dirección de Orquesta y Banda «Maestro Navarro Lara» y la Orquesta Sinfónica Nacional de Paraguay.

Estrada, violinista y diplomático venezolano afincado en Bielorrusia, ha recibido el premio de manos del embajador de Venezuela en España, Mario Isea Bohórquez, en un acto que se ha celebrado a partir de las 21:00 horas en la Casa Colón de la ciudad de Huelva, donde esta semana se ha celebrado el Encuentro de Alumnos de la Escuela «Maestro Navarro Lara» que ha reunido a 150 estudiantes -músicos directores y cantantes- de 15 países.

La visita del embajador de Venezuela se ha producido para respaldar la trayectoria de Gerardo Estrada.

En el acto, también se ha hecho entrega de la Batuta de Plata al colombiano César Sierra, y de la Batuta de Bronce al paraguayo Juan Carlos León, quien también se ha visto respaldado con la presencia del cónsul de la República de Paraguay en Andalucía, Pedro Emilio Zulín Rojas.

El carácter 3.0 de este certamen lo ha aportado el público internacional, que con sus votaciones, unidas al criterio del jurado, formado por los maestros Juan Carlos Dos Santos y Francisco Navarro Lara, han elegido al mejor director de orquesta de 2015.

Además de la entrega de premios, el evento ha incluido el Concierto de la Orquesta Internacional de Directores de Orquesta, que ha puesto punto y final a este encuentro.

En su repertorio han destacado composiciones como El concierto de Aranjuez, la Obertura de Carmen o Nessun Dorma.

El encuentro de directores de orquesta ha sido realizado conjuntamente con la Orquesta Sinfónica Nacional de Paraguay y con su director, el Maestro Juan Carlos Dos Santos y ha servido para afianzar aún más los lazos entre diferentes formas de entender la música.

Entre los países participantes destaca Argentina, que ha declarado este encuentro como un evento de interés nacional.

En 2014 el alcalde de Avellaneda promulgó un decreto que declaraba de interés municipal este acontecimiento cultural, dotando a Mirta Soto, directora titular de la Orquesta Sinfónica Juvenil Municipal de Avellaneda, de la función de representar a su país en este evento anual.

Los pioneros por Carolina Jaimes Branger

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“Soggetto Cavato” significa “sujeto tallado”. Un término que expresaba la melodía de un nombre en la música polifónica italiana de los siglos XV, XVI y XVII. “Soggeto Cavato” es también el título del maravilloso libro del Maestro Jesús (Chúo) Alfonzo sobre los primeros cinco años de El Sistema.

Literalmente, me lo devoré. Es un libro que deberían leer todos los venezolanos para recuperar la fe en el país y su gente. Desde el maravilloso prólogo de Isabel Palacios, donde cada palabra es una joya en sí misma, hasta el epílogo, las páginas están llenas de anécdotas que dan cuenta de la epopeya que ha sido la creación de nuestro Sistema de Orquestas.

Toda gran obra empieza con una gran idea y necesita de alguien que crea fervientemente en esa idea y la impulse. Por eso, el nombre de José Antonio Abreu aparece en todos los capítulos. “Atril por atril”… “otra vez”… “otra vez”… los músicos todavía ensayan “a la manera” del Maestro Abreu, lo que significa que hasta que no esté perfecto, no terminan de ensayar. “Muchas veces empezábamos el ensayo a las seis o siete de la noche y no sabíamos a qué hora terminaríamos”… Cuando ensayaban con Abreu, no había intermedio.

Entrañables los recuerdos, las fotos, muchas de ellas inéditas, que retratan a aquellos pioneros que no imaginaban el tamaño de la obra que estaban ayudando a construir. En palabras de Isabel Palacios: “Ser pionero no te deja ver el camino que estás construyendo, simplemente avanzas, abres brechas, sueñas y también crees ciegamente en quien te guía y te dice que el asunto es por allá, aquella persona que te habla de un futuro que eres incapaz de vislumbrar”. José Antonio Abreu, visionario y creador. Maestro e inspirador. Sólo él era capaz de ver más allá de lo que veían aquellos jóvenes que había congregado para formar la obra más trascendente que ha conocido nuestro país. Ellos tuvieron la intuición y la esperanza de que “aquéllo” era distinto. Vuelvo a citar a Isabel Palacios:

“Entonces recordé un trozo del Principito de Saint-Exupéry:

Cuando a los adultos se les habla de un nuevo amigo, jamás preguntan sobre lo esencial del mismo. Nunca se les ocurre preguntar: “¿Qué tono tiene su voz? ¿Qué juegos prefiere? ¿Le gusta coleccionar mariposas?”

Pero en cambio preguntan: “¿Qué edad tiene? ¿Cuántos hermanos? ¿Cuánto pesa? ¿Cuánto gana su padre?” Solamente con estos detalles creen conocerle”

Aquellos pioneros “siguen preguntándose por el tono de su voz, por los juegos que prefiere y sin duda, si le gusta coleccionar mariposas”. Ahí está el secreto.

En el libro, Chúo Alfonzo se pasea por las experiencias buenas, por los fracasos, por los éxitos y las decepciones. Toda gran obra pasa por todas estas etapas, sobre todo en su periodo de consolidación. Una anécdota del Maestro Carlos Chávez, quien había venido a dirigirlos en la gira a Aberdeen, lo relata: el Maestro paró uno de los ensayos y le dijo a Frank Di Polo en perfecto español: “Así yo no puedo Frrrank. Yo no voy a viajar con la orquesta sonando así… Yo mejor me voy…”. Los jóvenes músicos se quedaron como en un velorio, hasta que el Maestro Chávez regresó y días después los dirigió en el clamoroso concierto –el evento más importante de los primeros años de historia de la Orquesta Nacional Juvenil de Venezuela “Juan José Landaeta”- que inauguró el Festival Internacional de Orquestas Juveniles.

El primer concierto, el 30 de abril de 1975, del que ahora celebramos 40 años, los ensayos en Parque Central, el “tocar y luchar” como lema, el entusiasmo, el optimismo y la fe de muchos en la iniciativa del Maestro Abreu, la reticencia, la negatividad y las burlas al proyecto de otros tantos. No fue fácil. Un profesor de la Lamas, dijo en más de una ocasión: “Abreu siempre empieza las cosas pero nunca las termina”.

El epílogo lo resume todo: “esta revolución musical, social y verdadera nunca podrá terminar porque en cada hora del día se hace simplemente más grande, trascendente e infinita”.

No dejen de leer el libro para sentirse orgullosos de esta obra hecha en Venezuela por venezolanos.

@cjaimesb

Nov 20, 2014 | Actualizado hace 9 años
¿El Sistema: Un modelo de Tiranía?

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Lejos de ser un brillante ejemplo de cómo la música clásica puede cambiar la vida de los jóvenes, como muchos dicen, El Sistema le falla a los niños más necesitados del país.

Geoff Baker

The Guardian – 11 de Noviembre de 2014.

 

Traducido por: Raúl Vallenilla

                              @LiveFromMind

Lejos de ser un brillante ejemplo de cómo la música clásica puede cambiar la vida de los jóvenes, como muchos dicen, El Sistema le falla a los niños más necesitados del país.

El sistema comenzó en 1975 como una orquesta juvenil dirigida a estudiantes de clase media. Hoy en día apunta a tener un millón de participantes solo en Venezuela y se ha convertido en el programa musical más famoso del mundo, copiado en decena de países.

Su éxito radica en el aspecto social de la obra. Como ellos mismos dicen es un programa social antes que musical, el cual ofrece a los niños con menos recursos un camino para salir de la pobreza – y para los más talentosos – una vida en las grandes salas de conciertos del mundo. Sus más importantes orquestas como La Orquesta Juvenil Simón Bolívar (aunque hoy en día cambiaron la palabra “Juvenil” por “Sinfónica”) son famosas por su espectáculo visual – vastos números, movimientos sincronizados y chaquetas coloridas –. Historias de salvación y excelentes actuaciones musicales han capturado la imaginación popular y elevado el status de El Sistema al de fenómeno global.

Inspirado por estas imágenes rosa, fui a Venezuela en busca del secreto del éxito de este programa, pero para mi sorpresa, los músicos venezolanos y observadores culturales me comentaron – en privado – sobre un “Sistema” muy diferente al que yo conocía y que guardaba muy poca semejanza a la conmovedora historia contada por la prensa internacional y la misma institución.

Mientras en el exterior ha sido comparado con Gandhi, Nelson Mandela y La Madre Teresa, José Antonio Abreu ha sido comparado en la prensa venezolana con Machiavello, recibiendo el sobrenombre de “El Ogro Filántropo”. Habiendo sido político, claramente Abreu tenía ambiciones más allá del escenario musical.

Como conductor, Abreu personificó al maestro autocrático. Colocando la disciplina por encima de todas las cosas, menos del vibrante show. La orquesta líder de “El Sistema” se comenzó a conocer privadamente como “La orquesta Venezolana de esclavos”. Sin embargo con el buen salario que recibían los mejores músicos el slogan de “El Sistema” dejó de ser “Tocar y Luchar” para convertirse en “Tocar y cobrar”.

Visto en el exterior como un ejemplo de justicia social, en casa el programa se caracterizaba como un culto o una corporación. Hubo muchos alegatos de irregularidades relacionados al aspecto financiero, y de igual manera escuché reclamos de abuso sexual y relaciones entre profesores y estudiantes.

Encontré varios músicos de El Sistema poco convencidos de las declaraciones de que el programa iba dirigido a los niños más necesitados. Señalando que no existía un mecanismo eficiente para reclutar a los niños de esta clase, ellos sugieren que la mayoría de los músicos provienen de la clase media. Dudaban que los que si venían de familias verdaderamente necesitadas permanecieran en un programa tan exigente.

Gustavo Dudamel, el conductor superestrella de “El Sistema”, describe la orquesta como “un bello modelo para una sociedad”. Sin embargo los músicos comunes se mostraban más escépticos, ya que ven los mismos problemas del mundo a veces hasta intensificados. “Si es un modelo” decía uno “de tiranía absoluta: una sociedad donde alguien siempre te dice que hacer… va a ser organizado por supuesto, pero es porque tiene a alguien con mucho poder que te dirá que hacer, y te mandará a callar, fin de la historia”.

Contrario a la creencia popular, El Sistema no comenzó como un proyecto social, y los beneficios sociales que se le atribuyeron en el camino, como la inclusión y el trabajo en equipo son más difíciles de encontrar que el autoritarismo y la competencia, aunque esto no sea grato de oír para sus fundadores. De hecho proclamaciones de milagrosas transformaciones sociales todavía están por confirmarse incluso después de 40 años de financiamiento gubernamental y más de 500 millones de dólares en préstamos bancarios del desarrollo.

Las declaraciones de su éxito están fundadas en la vieja creencia de que las artes exaltan el alma, y por supuesta una exitosa campaña de relaciones públicas.

A pesar de ser mostrada ampliamente como un proyecto revolucionario social, El Sistema repite mecanismos de enseñanza musical bastante antiguos, incluso algunos explícitamente manchados en la historia. Su método es jerárquico, orientado en el maestro y enfocado en la repetitividad de la pieza. Este programa tiene claros antecedentes en la Europa del siglo XIX donde la educación musical era promovida entre las masas en un esfuerzo por mejorar la moral y aumentar las ganancias. Este programa era visto como una forma de mantener a los trabajadores fuera de las tabernas, aumentando su productividad y disminuyendo su potenciales de rebelarse. Sus raíces van más atrás todavía a la conquista española de las Américas, cuando los misioneros utilizan educación en la música europea como un medio de convertir y ‘civilizar’ a la población indígena. Estos programas precursores eran programas de control social, no de emancipación.

Lejos de ser un revolucionario, Abreu es un hombre de convicciones conservadoras tanto políticas como religiosas. Los valores de «boot camp» que su proyecto promueve – disciplina, obediencia, orden – son vistos con recelo por muchos educadores progresistas hoy en día, quienes prefieren creatividad y pensamiento crítico. Es irónico, entonces, que El Sistema ha sido defendido internacionalmente por el mundo cultural liberal.

El Sistema, en lugar de ser «el futuro de la música», como Simon Rattle declara, es un retroceso al pasado, levantando preguntas serias sobre su llevada al Reino Unido.

Como me dijo un Venezolano, “Si quieren copiar el sistema en Escocia, le van a tener que gritar a los niños y decirles que son inservibles”.