¿Hay que eliminar el actual modelo de prestaciones sociales?
Las declaraciones de Adán Celis, como representante empresarial, no dan ni frío ni calor a una masa trabajadora que lo ha perdido todo. Hay que restablecer los convenios de la OIT firmados por el Estado en el siglo XX. Las prestaciones sociales son un punto importante
Las recientes declaraciones del presidente de Fedecámaras Adán Celis jr., publicadas el 10/4/2024, pasaron debajo de la mesa. Tal vez por los efectos del debate político que estremece a la oposición venezolana en torno a la definición de una candidatura unitaria que enfrente al dictador en las elecciones presidenciales del próximo mes de julio.
Quizás a finales del siglo XX estas declaraciones hubieran tenido el impacto de una granada fragmentaria en una fiesta de carnaval. Recordamos la reforma de la Ley Orgánica del Trabajo (LOT) en 1997: tras un acuerdo de la mesa tripartita del momento, se modificaron parcialmente la retroactividad de la antigüedad laboral y la doble indemnización por despido. Entonces fue notoriamente escasa respuesta sindical, salvo excepciones, ante el planteamiento empresarial
El problema de los bonos vs. salarios
La tripartita se proponía, con aquella reforma parcial de la LOT, aumentar sustancialmente el salario solicitado por los trabajadores y sus representantes sindicales. Pero la realidad fue la integración de los bonos al salario, implementados durante el segundo mandato del Dr. Caldera (1994-1999). Una decisión que determinó un salario mínimo en 1998 de Bs. 120.000, equivalente a 176 dólares. También se adquirió el compromiso de cumplir con las obligaciones laborales vencidas, tanto en el sector público como en el privado.
En aquel contexto, el sector privado concretó de inmediato los efectos de la reforma de la LOT, aprovechando la oportunidad del cambio de la norma; entretanto, en el sector público, aun cuando se estableció como fecha límite el año 2002, hasta el sol de hoy poco o nada se honró del acuerdo alcanzado. Ya para el año 2004 se registró la astronómica cifra de unos 4 millardos de dólares en pasivos laborales.
Palabras más palabras menos con la mencionada reforma de la LOT, ni los trabajadores salieron satisfechos, ni los empresarios salieron en paz. El mundo empresarial señaló el cambio político, con la llegada del chavismo al poder en 1999, como el causante del poco o nulo efecto en el salario y el poder adquisitivo del trabajador.
Réquiem por las conquistas laborales
El resto de la historia transcurre durante el siglo XXI, entre aventuras y desventuras que incluyen una nueva Constitución en 1999. Esta incluyó en su articulado y disposiciones transitorias restablecer la norma original. Luego sobrevino la imposición presidencial del ilegal e inconsulto Decreto Ley Orgánica del Trabajo (DLOTTT) en 2012, y la difusión de la defensa de la retroactividad de las prestaciones en tono de jerga de lucha de clases en “cruzada permanente contra el patrono privado explotador”.
Tras un cuarto de siglo, el deslave del sistema de relaciones de trabajo
Las declaraciones de Adán Celis, como representante empresarial, no dan ni frío ni calor a…
Finalmente, este discurso retórico significó una pesada lápida a la añorada conquista laboral de la Venezuela próspera del siglo XX. El ejecutivo nacional, ejecutor de políticas laborales contra su vigencia, convirtió el tema de las prestaciones sociales en cantos de sirena junto con el deterioro integral de todo el sistema de relaciones de trabajo (SRT).
Pan pa´ hoy y hambre pa´mañana
Este cuadro dramático nos puso en medio a una tragedia sociolaboral ante la debacle económica del país, acentuada durante la década de la infamia regentada por el actual mandatario nacional. Su dimensión extrema pulverizó el valor del trabajo y precarizó las relaciones laborales.
Las declaraciones de Adán Celis, como representante empresarial, no dan ni frío ni calor a una masa trabajadora que lo ha perdido todo. No solo la ansiada retroactividad de las prestaciones sociales que la protegía ante la inflación, también la seguridad social, la contratación colectiva, los pasivos laborales, el reconocimiento de la libertad sindical, los tribunales laborales éticos, un Ministerio del Trabajo como administrador eficiente de las relaciones de trabajo, etc.
Excusas de mala fe
Las declaraciones de Adán Celis, como representante empresarial, no dan ni frío ni calor a…
En el fondo, su discutible propuesta se reduce a “más billete en la cartera del trabajador” a cambio de suspender la norma. Entre tanto el futuro del trabajador y su familia se diluye en bonos carcomidos por una inflación cuyo significado es “pan pa´ hoy y hambre pa´ mañana”. Aun así, es un planteamiento a debatir libremente entre los actores del mundo del trabajo y la academia especialista en la materia.
Necesario es restablecer los convenios de la OIT
¿Cuál debe ser entonces el norte? A mi criterio, una revisión integral del SRT que permita, sin prejuicios, el restablecimiento de los convenios de la OIT firmados por el Estado venezolano desde el siglo pasado. Los mismos que han sido violentados por la actual administración, en la dimensión planteada recientemente por el Prof. León Arismendi, director del INAESIN, quien aboga por la implementación de un “programa de trabajo decente que abarque líneas de acción sobre empleo productivo y bien remunerado, sistema de seguridad social y de protección a los trabajadores y políticas concertadas en materia salarial, laboral y sindical”.
¿Por dónde comenzar en las vísperas del primero de mayo 2024? Definiendo en el marco del Foro Social tripartito, hasta ahora irrelevante para el gobierno, un salario suficiente, la apertura de las convenciones colectivas suspendidas en el sector público, el reconocimiento de pasivos laborales y el respeto al libre ejercicio de la libertad sindical.
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