El “tic, toc” contra la oposición - Runrun
Alejandro Armas Mar 08, 2024 | Actualizado hace 2 meses
El “tic, toc” contra la oposición
Hoy pienso en aquellos sonidos indicadores del paso de las agujas por orden del inexorable Cronos. Pero no por el chavismo. Nicolás Maduro y su gente no tienen el tiempo en su contra. Es la oposición la que lo tiene

 

@AAAD25

La película Simón, del cineasta venezolano Diego Vicentini, logró lo que toda obra del séptimo arte se propone: que todo el mundo la vea y hable de ella, para bien o para mal, al menos entre el público al que va dirigida. Una escena particularmente comentada es la del discurso fatalista del personaje interpretado por Franklin Vírgüez. Parece haber un redescubrimiento de las destrezas del actor (a los interesados en lo mejor de su carrera, siempre recomiendo La casa de agua, cinta de Jacobo Penzo en la que Vírgüez hace de Cruz Salmerón Acosta, el vate de Manicuare y nuestro “poeta maldito criollo”).

Hoy quiero, no obstante, recordar al susodicho por otra de sus apariciones audiovisuales. O, mejor dicho, por otras. Hablo de aquellos videos que hizo en 2019 para sus redes sociales, en los que auguraba una próxima caída estrepitosa del régimen de Nicolás Maduro. Para enfatizar que era cuestión de tiempo, siempre los concluía con la onomatopeya de un reloj: “Tic, toc, tic, toc”. Recuerdo que la periodista Marianella Salazar hacía algo parecido en su columna de cada miércoles en El Nacional, también en tono ominoso sobre el porvenir del chavismo.

Aunque, como sabemos, en ambos casos los vaticinios fallaron, hoy pienso mucho en ellos. En aquellos sonidos indicadores del paso de las agujas por orden del inexorable Cronos. Pero no por el chavismo. Nicolás Maduro y su gente no tienen el tiempo en su contra. Es la oposición la que lo tiene. El Consejo Nacional Electoral puso como fecha para las “elecciones” presidenciales el 28 de julio. Más apremiante aun, el lapso para inscribir candidatos será del 21 al 25 de marzo. Es decir, en solo dos semanas.

Hace un mes escribí en esta misma columna que me parece excelente que la dirigencia disidente esté decidida a hacer valer la decisión ciudadana expresada en la primaria de octubre pasado, pero que para lograrlo hace falta mucho más que eslóganes como “Hasta el final”. Se necesita ejercer presión interna para que la elite chavista acepte retirar la inhabilitación a María Corina Machado, la candidata unitaria de la oposición. Y el principal recurso, si no es que el único, con el que puede contar para presionar es la movilización ciudadana.

¿Y qué hacemos ahora?

¿Y qué hacemos ahora?

Por los momentos no se ve nada de eso. Cuando escribí el artículo del mes pasado, ya me parecía que era tarde, habida cuenta de que no es nada fácil entusiasmar a una población paralizada por el miedo a la represión, la frustración por experiencias anteriores infructuosas y la necesidad de procurarse los medios para la supervivencia diaria. No se me ocurre nada más importante sobre lo que pueda escribir en estos momentos. Como uno no puede escribir siempre sobre lo mismo, me di el “lujo” de abordar otros asuntos por un par de semanas, algunos de los cuales ni siquiera versan sobre nuestra coyuntura política. Pero ya que a toda vista seguimos igual, vuelvo con el asunto, con el pequeño agravante de que el chavismo está poniendo a la oposición en un nuevo dilema estratégico, cosa en la que es extremadamente ducho.

La oposición puede hacer dos cosas: preparar una candidatura que reemplace a Machado o seguir insistiendo en que ella sea la candidata, incluso después del lapso establecido por el CNE. Como he dicho tantas veces que perdí la cuenta, una candidatura sustituta sería un gesto de debilidad inmenso. Una señal de que no hay disposición a afrontar los vicios del sistema «electoral» cuyas reglas garantizan que el chavismo siempre mantendrá el poder.

Pero la alternativa no está para nada libre de riesgos. Ya que la elite chavista decide las fechas y el CNE solo las anuncia, es concebible que, si se le presiona hasta el punto necesario, dicha elite reconsidere las fechas para la inscripción de candidatos. Lo mismo puede decirse de la fecha de las «elecciones» en sí mismas y de la inhabilitación de Machado. Pero eso solo resultaría si la oposición logra presionar lo suficiente, cosa que nadie puede garantizar.

Por otro lado, la Plataforma Unitaria se ha mantenido cohesionada desde octubre en torno a Machado como su candidata. Es posible que esa unidad flaquee a partir de ahora y que los elementos más prosistema empiecen a exigir un reemplazo: Un Nuevo Tiempo, Acción Democrática y la parte de Primero Justicia afín al exgobernador de Miranda Henrique Capriles. Ya hay señales de eso.

Ahí está, por ejemplo, el diputado a la Asamblea Nacional electa en 2015 Luis Emilio Rondón, manifestando que su partido, UNT, está dispuesto a buscar alternativas para evitar que los saquen de la “vía electoral”. Un mensaje equívoco, de no ser porque estuvo acompañado por la declaración de que “entre nuestras filas está uno de los mejores venezolanos para ser presidente, como lo es Manuel Rosales”, el gobernador del Zulia y líder de UNT. Mientras, Capriles no esperó ni media hora tras los anuncios del CNE para manifestar que se inclina porque la oposición “siga el ejemplo de Barinas”.

Es decir, nombrar a un candidato que sí esté habilitado, como cuando la oposición cambió a Freddy Superlano por Sergio Garrido en las regionales de 2021-2022. A Capriles no parece importarle el hecho de que evidentemente el chavismo no será tan “flexible” cuando es Miraflores, y no una gobernación, lo que está en juego. Ni que ya está harto demostrado que el chavismo permitió la candidatura de Garrido porque previó que este no lo estorbaría y hasta convalidaría sus intereses, como en efecto ocurrió.

De manera que las tesis de sustitución de candidato que cogen impulso quizá valdrían la pena si no fuera porque sus promotores son los mismos que se rehúsan a que la oposición tome cualquier acción contra los vicios del sistema “electoral”, condenándola de esa forma a seguir unas reglas diseñadas para que el chavismo siempre mantenga el poder. Una forma de fingir que haces algo cuando en realidad no haces nada.

Es verdad que Machado ha estado muy activa recorriendo el país y organizando a simpatizantes para su causa. Pero, parece mentira que haya que decirlo, uno se organiza para una eventual acción. Y esa acción cívica es lo que pudiera hacer la diferencia. Más temprano que tarde veremos si se dará, porque el tiempo se está acabando rápido. Como en la Sinfonía 101 de Haydn, apodada “Reloj” por el ritmo cronométrico de su segundo movimiento, y contada entre sus “Sinfonías Londinenses”. Si acá no hay un Big Ben, pues a estar pendientes de la Torre La Previsora. O, por volver a nuestro punto de partida, como dirían Vírgüez o Salazar: tic, toc, tic, toc.

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