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Crisis Group enumera los elementos a favor y en contra del diálogo en México
Crisis Group aseguró que varios de los obstáculos que en algún momento se interpusieron en el camino de una solución negociada han sido eliminados, al menos parcialmente
Un resultado positivo y notorio de este esfuerzo por lograr avances graduales han sido las reformas electorales, en particular la inclusión a principios de este año de dos figuras muy respetadas de la oposición en el Consejo Nacional Electoral

 

 

Foto: EFE

Ante la espera de la reactivación de las conversaciones en México entre el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición venezolana el 3 de septiembre, la organización Crisis Group explicó que es muy probable que estas negociaciones sean largas y complejas, y que el resultado final no satisfaga a todas las partes.

A pesar de ello, la primera reunión en Ciudad de México marca un paso importante para dejar atrás las posiciones maximalistas.

Phil Gunson fue el analista que firmó el documento en el que se asegura que las negociaciones siguen siendo la única «vía razonable» para poner fin al enfrentamiento político en Venezuela y abrir el camino para superar la crisis económica y humanitaria que ha destrozado la calidad de vida de los venezolanos y llevado a casi seis millones de ellos a abandonar el país.

La organización reiteró que una solución duradera a la crisis actual del país requerirá compromisos sobre cómo lograr la recuperación económica, reparar el sistema de salud y abordar la creciente influencia de grupos armados que han obtenido el control de facto de las zonas rurales y urbanas. 

“El gobierno, la oposición y sus respectivos aliados internacionales tienen mucho trabajo por delante. A pesar de todos los desafíos, es bueno ver que esta labor estancada desde hace mucho tiempo, de nuevo está en marcha”, señaló Crisis Group en un artículo.

Sin Trump y Maduro fortalecido políticamente

Crisis Group explicó que esta ronda de negociaciones es diferente a las anteriores por varias razones.

Una de las principales es la salida de Donald Trump de la presidencia de Estados Unidos.

Y es que durante el mandato de Trump, EE.UU. tuvo una política de “máxima presión” en cuanto a Venezuela.

Según Crisis Group, actualmente, Estados Unidos dejó a un lado la retórica de máxima presión.

La decisión de EE.UU. de imponer sanciones secundarias en agosto de 2019 fue lo que provocó la ruptura de las conversaciones; y la convicción de la oposición de tener otras opciones fue lo que la llevó a abandonar la ruta de la negociación.

Otra de las razones por la que las conversaciones en México son diferentes a las anteriores es que, en este caso, Nicolás Maduro está «fortalecido políticamente».

La proclamación de la oposición de ser el “gobierno interino”, en respuesta a la cuestionada victoria electoral de Maduro en 2018 y una interpretación polémica de la constitución, no logró inclinar la balanza del poder a su favor dentro de Venezuela.

De acuerdo a Crisis Group, el gobierno interino de Juan Guaidó debió centrarse en conseguir apoyo a escala internacional.

Consideran que Maduro demostró ser «más efectivo para fomentar la división entre sus adversarios, sumiéndolos en la decepción y la apatía».

“Desde principios de 2019, a pesar del descontento generalizado de la población, la oposición no ha logrado organizar grandes manifestaciones públicas”, dijo Crisis Group.

Tan solo un puñado de los casi 60 países que reconocieron a Guaidó como el jefe de Estado legítimo en 2019 aún lo reconocen como tal, los demás han retirado discretamente su reconocimiento, aunque Washington aún no lo ha hecho.

Adicionalmente, en diciembre de 2020, Maduro recuperó el control de la Asamblea Nacional.

Desde que Maduro llegó al poder en 2013, la economía ha sufrido el peor colapso en tiempos de paz en la historia reciente.

Consideran que esta condición no puede revertirse sin una inyección masiva de capital lo que, a su vez, depende de un acuerdo político.

Garantías electorales y reconocimiento internacional

Ambas partes de la mesa de negociación tienen sus objetivos bastante claros.

Crisis Group recordó que la oposición busca principalmente garantías electorales y elecciones presidenciales y parlamentarias anticipadas, mientras que Maduro desea reconocimiento internacional y que se levanten las sanciones a los miembros de su gabinete.

Destacan que los principales países responsables de las sanciones internacionales, EE. UU., Canadá y miembros de la Unión Europea, han flexibilizado sus posturas, al ofrecer la posibilidad de un alivio gradual de las sanciones ligado a un progreso sustancial en las conversaciones.

Estos puntos están incluidos en el Memorando de Entendimiento de siete puntos presentado el 13 de agosto, que describe la agenda y los parámetros para las conversaciones.

Crisis Group recalcó que el documento generó consternación entre algunos sectores de la oposición, ya que comienza definiendo a las partes como “el gobierno” y la “Plataforma Unitaria”, aparentemente pasando la página del gobierno interino de Guaidó.

“Considerada por muchos como una traición, esta formulación debe ser entendida como un reconocimiento de la realidad”, indicó la organización.

Hasta el momento, todas las partes mostraron su disposición para respaldar acuerdos parciales, lo que podría permitir que el proceso gane más adeptos si los negociadores pueden demostrar avances concretos en las primeras etapas.

Conversaciones sin obstáculos y con exigencias realistas

Crisis Group señaló que esta ronda de negociaciones en México posee varios factores y razones que sugieren que el diálogo puede ser efectivo.

En primer lugar, indican que varios de los obstáculos que en algún momento se interpusieron en el camino de una solución negociada han sido eliminados, al menos parcialmente.

En segundo lugar, indican que la oposición ya no insiste en la exigencia «poco realista de que Maduro deje el poder» como primer paso para una transición.

Subrayan que los grupos adversos al régimen también parecen dispuestos a contemplar la posibilidad de llegar a acuerdos parciales durante las conversaciones.

Anteriormente, los grupos de la oposición tuvieron fuertes discrepancias sobre la posibilidad de adoptar un enfoque gradual para resolver sus diferencias con el partido oficialista, ya fuera en las negociaciones o en otras instancias. 

De acuerdo a Crisis Group, Guaidó y sus aliados insisten en que un enfoque escalonado afectaría seriamente las perspectivas de un acuerdo integral.

Sin embargo, el excandidato presidencial Henrique Capriles, organizaciones de la sociedad civil agrupadas bajo el recientemente creado Foro Cívico y la principal cámara empresarial venezolana, Fedecámaras, han tenido activas conversaciones con el gobierno de Maduro sobre asuntos humanitarios, políticos y económicos específicos.

Como resultado «positivo y notorio de este esfuerzo» por lograr avances graduales mencionan las reformas electorales, en particular la inclusión a principios de este año de dos figuras muy respetadas de la oposición en el Consejo Nacional Electoral (CNE).

Por otro lado, Stalin González, un aliado de Capriles que en 2019 se desempeñó como negociador designado por Guaidó, se ha sumado al equipo de la oposición para las conversaciones.

Creen que la medida podría representar una oportunidad para que los partidarios de Guaidó y Capriles concilien sus diferencias.

Otro elemento favorable, que Crisis Group ha recomendado con frecuencia, es que algunos de los principales actores extranjeros acompañaran las conversaciones a través de un “Grupo de Amigos”.

“La presencia directa de Rusia, un aliado estratégico de Maduro y de sus fuerzas armadas, es particularmente significativa”, dijo la organización. 

Razones para desanimarse 

A pesar de que las conversaciones de México presentan condiciones favorables para que el diálogo sea efectivo, Crisis Group indicó que también existen razones para ser pesimistas en cuanto a la efectividad de las negociaciones. 

En el frente internacional, la mayor flexibilidad de la administración estadounidense de Joe Biden en la política hacia Venezuela se ve limitada por las preocupaciones políticas domésticas.

En un momento en el que el Partido Demócrata intenta minimizar las pérdidas en las elecciones legislativas de mitad de período de 2022, opinan que es natural que Biden sea reacio a renunciar abiertamente a una política de línea dura que le dio tan buenos resultados a Trump en el campo de batalla electoral del sur de la Florida, hogar de muchos exiliados venezolanos y sus aliados cubanoamericanos.

Otro tema que se avecina es el posible anuncio de la apertura de una investigación formal por parte de la Fiscalía de la Corte Penal Internacional (CPI), que podría resultar en la expedición de órdenes de arresto o de comparecencia contra altos funcionarios gubernamentales o militares presuntamente implicados en crímenes de lesa humanidad.

El tribunal ha estado investigando si los abusos de derechos humanos cometidos mientras Maduro ha estado consolidando el poder desde 2017 justifican dichos cargos.

Adicionalmente, la situación interna de Venezuela es aún más complicada. En primer lugar, el momento en el que se dan las conversaciones es desfavorable, ya que se producen justo antes del inicio de la campaña para las elecciones regionales y municipales del 21 de noviembre.

“Las elecciones de noviembre resultan especialmente complicadas para la oposición al estar tan profundamente dividida, no solo sobre si participar o no, sino también sobre los posibles candidatos y cómo seleccionarlos”, afirmó Crisis Group.

Según Crisis Group, si los candidatos de Maduro arrasan en los comicios de noviembre, la derrota dejaría a la oposición aún más débil en la mesa de negociaciones, lo que hace difícil imaginar que las partes avancen mucho antes de las elecciones. Aunque se han previsto nuevas rondas de conversaciones para septiembre, es probable que en ese punto se suspendan a la espera de las elecciones.

El hecho de que muchos venezolanos no se sientan representados por ninguna de las delegaciones en Ciudad de México también es motivo de preocupación.

“Tanto el gobierno como la fragmentada oposición son muy impopulares y muchos ciudadanos perciben que ambas partes están más interesadas en promover sus intereses propios que en buscar el mejor resultado para el país en general”, aseguró la organización.

Conversaciones deben consolidar la negociación

Por incipientes y vulnerables que sean, las conversaciones ofrecen una oportunidad de progreso.

No obstante, Crisis Group ve poco probable que haya claridad hasta después de las elecciones de noviembre sobre si alguna de las partes, especialmente el gobierno, está lista para llegar siquiera a acuerdos parciales.

“La principal tarea es consolidar el proceso de negociación”, señaló la organización. 

Ante todo, las conversaciones tendrán más posibilidades de avanzar si las partes buscan primero un acuerdo sobre algunas medidas graduales que puedan producir mejoras tangibles en las condiciones de vida de los venezolanos.

Por ejemplo, existe la posibilidad de llegar a un acuerdo sobre la asignación supervisada de fondos multilaterales para hacer frente al colapso económico, aumentar los esfuerzos de ayuda humanitaria y realizar acciones concretas para restablecer las instituciones, comenzando por el poder judicial.

“Entre más beneficios reales produzcan las conversaciones para el pueblo venezolano, más fácil será aplacar a los escépticos y disminuir la presión de los partidarios de la línea dura que podrían intentar socavarlas”, reiteró Crisis Group.

Queda por definir si las partes enfatizarán los temas sociales, económicos y humanitarios en las conversaciones principales, si delegarán estos asuntos a un comité independiente o, incluso, si dejarán estas discusiones en manos de mecanismos ya existentes, como la mesa técnica nacional creada por el gobierno y la oposición en febrero de 2021 para obtener vacunas a través del mecanismo COVAX de la Organización Mundial de la Salud.

Si bien es posible que los participantes de Ciudad de México prefieran dejar de lado estos asuntos, es probable que la sociedad civil los exhorte, a través del mecanismo consultivo prometido en una declaración conjunta, a ofrecer soluciones rápidas.

Concluye Cris Group afirmando que «deben atender este llamado».

Si la oposición no gana megaelecciones sería irresponsable plantear el revocatorio
¿Hasta dónde es posible avanzar en la restitución de las condiciones electorales? ¿Qué es lo mínimo que los partidos pueden aceptar para poder competir en buena lid en las megaelecciones? Conversa con María Verdeal

 

@victoralvarezr

Para el gobierno, la oposición sigue siendo un rival muy predecible. Sabe que un sector llamará a la oposición y el otro se presentará dividido. Si el 21 de noviembre un gobierno que sufre el 80 % de rechazo de los electores gana la mayoría de las gobernaciones, alcaldías, diputados regionales y concejales, sería una irresponsabilidad plantear el referendo revocatorio.

El factor sorpresa sería que los diferentes sectores de la oposición lograran un acuerdo para presentar candidaturas unitarias y llamar masivamente a votar. Solo así podrán capitalizar electoralmente el 80 % de rechazo al gobierno y sus candidatos.

La causa común de los factores democráticos es recuperar la confianza en la institución del voto, retomar la ruta electoral y no seguir regalando espacios de resistencia y lucha institucional.

La abstención electoral ha demostrado su ineficacia para provocar los cambios políticos que el país exige y, por el contrario, ponen a ganar a los candidatos del gobierno. En las municipales de 2017, la abstención trajo como consecuencia que el PSUV ganara 306 alcaldías de un total de 335. Los partidos opositores que participaron obtuvieron apenas 29 alcaldías. Lo mismo ocurrió con las elecciones de concejos municipales de 2018, en las que el oficialismo ganó el 76 % de los 2459 cargos de concejales.

El deterioro de las condiciones electorales ha sido la maniobra del gobierno para provocar una creciente abstención.

Pero también la falta de garantías ha sido utilizada por la oposición como un pretexto para no participar ante su incapacidad de llegar a acuerdos unitarios y ser derrotada por los candidatos oficialistas. Un gobierno autoritario –que prolonga su esperanza de vida gracias a la abstención– no va a otorgar todas las condiciones electorales que se le exigen. Procurará empañar el proceso electoral para inducir la mayor abstención posible. Pareciera, entonces, que no se pueden esperar condiciones electorales ideales y quienes decidan postularse tendrán que prepararse para competir en condiciones bastante alejadas de los estándares internacionales.

¿Hasta dónde es posible avanzar en la restitución de las condiciones electorales? ¿Qué es lo máximo a lo que los electores sensatamente pueden aspirar y qué es lo mínimo que los partidos pueden aceptar para poder competir en buena lid?

¿Cómo armonizar la lucha por los derechos políticos, sociales y culturales sin que ninguno se imponga sobre otro? ¿Cómo sintonizar el discurso político con las necesidades más sentidas de la gente? ¿Cuáles son las claves de una oferta electoral atractiva que motive y movilice masivamente a los electores?

¿Cuáles son las condiciones y requisitos básicos que deben tener los candidatos de los partidos políticos que aspiren a cargos de elección popular en las megaelecciones del 21 de noviembre?

¿Cómo revertir la desmotivación y desesperanza que causa en los electores tanta división en la oposición? ¿Qué están haciendo los partidos de la oposición para conformar alianzas ganadoras que permitan cambiar esa correlación de fuerzas tan desfavorable? ¿Cuántas de las 23 gobernaciones y 335 alcaldías la oposición se ha planteado puede ganar? ¿Cuáles son las metas que realmente se pueden alcanzar?

¿Cuáles son las lecciones que deja el intento fallido de activar el referendo revocatorio en 2016? ¿Qué aprendió la oposición? ¿Está en condiciones de hacer un nuevo intento? ¿Conviene al interés nacional convocar un revocatorio para adelantar la elección presidencial o es mejor esperar hasta las presidenciales previstas para el 2024?

Estas preguntas son respondidas por María Verdeal, vicepresidenta del MAS, en esta nueva entrega de la serie de “Diez conversaciones estelares con diez mujeres comprometidas con una solución electoral y pacífica a la crisis venezolana”.

Vea la conversación completa aquí

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Primarias del PSUV: ¿simulacro de un fraude anunciado?
Si quizás sirvió de algo el deplorable show de las primarias del PSUV el fin de semana, es para recordarnos, una vez más, lo que significa votar en dictadura

 

@BrianFincheltub

Las recientes primarias del PSUV se desarrollaron sin sorpresas. La solución “democrática” que el partido hegemónico de la dictadura utilizó para deshacerse de algunos cuadros políticos, terminó en golpes, arañazos, agarrones de pelo, plomo y hasta gas del bueno. El combo clásico de cualquier elección chavista que se respete; solo que esta vez, al tratarse de un proceso que convocaba esencialmente a la militancia psuvista, la trifulca podría calificarse como endógena.

Durante las últimas semanas vimos cómo todo aparato del Estado en sus niveles nacional, regional y municipal fue utilizado para favorecer a una u otra de las facciones enfrentadas en la contienda interna. Los caídos en desgracia, huérfanos del apoyo de los cabecillas del PSUV, vivieron en carne propia lo que significa competir en condiciones de absoluta desigualdad y ventajismo. Los que peor la pasaron fueron aquellos aspirantes que se enfrentaban a candidatos a la reelección, quienes lejos de recibir un trato de “revolucionarios”, fueron tratados como cualquier opositor promedio.

Las causas de tamaña virulencia son claras: la desarticulación de las fuerzas democráticas convierte las primarias del PSUV en la verdadera “elección”.

Los candidatos en contienda sabían que más allá de jugarse ser los abanderados del PSUV, lo que realmente estaba en disputa eran veintitrés gobernaciones y las trecientos treinta y cinco alcaldías del país.

Lamentablemente, este proceso interno, lejos de ser alentador para los sectores que siguen creyendo en la solución electoral, es extremadamente desalentador, pues representa apenas un abreboca de lo que serán las votaciones del próximo 21 de noviembre. Si siendo “hijos de Chávez” casi se matan, no resulta difícil imaginar lo que sería la conducta de la dictadura si la oposición democrática decidiera volver a la arena electoral. Si quizás sirvió de algo el deplorable show del fin de semana, es para recordarnos, una vez más, lo que significa votar en dictadura. Participar, o no, será una decisión que todos los sectores deberán tomar; yo solo espero que sea cual sea la decisión, la misma reúna el mayor de los consensos.

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Una cosa es con guitarra y otra cosa es con bandola
Lo del domingo, con las primarias del PSUV, fue con guitarra. Lo que viene es con bandola

 

@juliocasagar

Acaba de concluir el proceso de selección de candidatos del PSUV. Diosdado Cabello, en quien se delegó la vocería informativa, ha debido tragar grueso para dar cuentas de los resultados “irreversibles”. Esos resultados revelan una derrota de todos los candidatos que recibieron su apoyo, contra los candidatos auspiciados por Maduro. Una versión de los hechos, lo presenta como una victoria de los candidatos “civiles” sobre los “militares”. Cuestión de semántica.

En su comparecencia, Cabello dice que votaron 3 millones y medio de venezolanos. Son las “cuentas del gran capitán” (nunca mejor dicho). Los centros de votación dijeron otra cosa. Las colas (donde las hubo) eran la aglomeración de votantes en mesas consolidadas, a razón de 70 máquinas promedio, en una sola. De manera que a la cifra “oficial” habría que rebanarla en más de la mitad.

Pero dejemos de lado el tema de la participación del domingo y centrémonos en el eventual e hipotético escenario político y electoral del 21 de noviembre.

El evento del domingo fue convocado para un universo no mayor del 20 % de los venezolanos que se confiesan simpatizantes políticos del régimen. El 80 % restante esta contestes en que Maduro es el responsable de nuestra desgracia. De manera que las fuerzas democráticas tienen una extraordinaria oportunidad de aprovechar el tiempo que va desde hoy, hasta el 21 de noviembre, para hacer de este periodo, una jornada de expresión plebiscitaria de su gestión.

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En otras notas hemos explicado que esta jornada que se aproxima, aunque tenga forma regional, debe tener contenido nacional. Dicho de otra manera, si para algo sirve este proceso electoral, convocado entre tantas limitaciones y adversidades, es para hacernos de un relato que permita volver a convocar a los venezolanos a expresarse contra el régimen y también para relegitimar el liderazgo opositor y mostrarle al mundo que los venezolanos no queremos a Maduro.

Esto último puede decirse de muchas maneras, utilizaremos la más ruda: poco importa cuántas gobernaciones y alcaldías puedan obtenerse (ojala sean muchas). Lo importante es que le mostremos al mundo que somos mayoría y que lo somos por un amplio margen.

Por supuesto que para que una iniciativa como esa nos ayude en el camino de recuperar la democracia y la libertad, deben concurrir, además de la decisión de utilizarlo, varias otras cosas.

Aquí señalamos algunas:

1. La negociación de México debe obtener avances perceptibles en la implementación del Acuerdo de Salvación Nacional.

2. Las fuerzas democráticas deben hacer el inusitado esfuerzo para lograr candidaturas únicas en cada espacio electoral. Para ello no deben ahorrarse mecanismos, negociaciones e iniciativas unitarias. Obviamente, cada partido, cada agrupación e incluso cada personalidad que pretenda postular su liderazgo, debería hacerlo sin importar su tamaño o su historia electoral y política. Lo que si debe quedar absolutamente claro es que todo precandidato debería expresar con  claridad su disposición a adoptar un mecanismo que garantice la unidad. En este sentido, el consenso, las encuestas y las primarias no deben descartarse como herramientas para lograr este objetivo.

3. Una campaña electoral, en las condiciones de Venezuela, no podría ser frívola o superficial. Debería servir para sembrar la esperanza entre los venezolanos y como un medio de denuncia de las escandalosas condiciones de vida de nuestros compatriotas.

4. Los partidos y candidatos no pueden excluir a sectores de la sociedad civil organizada. Desde hace años, muchos voluntarios y organizaciones activan en la vida local, ayudando personas y comunidades. Sus experiencias, recursos humanos y compromiso son bienes invaluables a compartir y no pueden quedarse al margen. Incluso, yendo un poco más allá, no debemos descartar que ellos formen parte de los procesos para escoger nombres y evaluar alternativas.

En pocos días, pasara la euforia de los ganadores y el duelo de los perdedores de este domingo, las aguas volverán a su nivel y como dice Serrat: “vuelve el pobre a la pobreza, vuelve el rico a la riqueza y el señor cura a sus misas”.

Seguiremos en las colas por la gasolina, por el gas, por las vacunas. Seguiremos padeciendo la hiperinflación, esperando que llegue la luz y padeciendo el agua podrida de las tuberías.

Lo que no puede pasar nunca es nuestra voluntad de seguir luchando por recuperar la democracia y la libertad que son los dos supuestos necesarios para conseguir el progreso económico y social y para que reunifiquemos a la familia venezolana a la que este régimen, en mala hora, dividió y persiguió.

Lo del domingo fue con guitarra, lo que viene es con bandola.

¡Vuelvan caras!

¡Vuelvan caras!

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Gestores del continuismo bordean el absurdo
La decisión politiquera de participar en las elecciones regionales y el insólito reconocimiento empresarial al régimen dan pie al continuismo

 

@ArmandoMartini

Criminal no entrega nada por nada, ladrón no devuelve lo robado y matón no revive al asesinado. Si la negociación es con delincuentes se debe tener conciencia de cómo piensan los que hacen del delito sus vidas. Maestros del dame para darte pero sólo si no tengo alternativa. Los maleantes buscan víctimas y admiten cómplices, una vez inútiles, los desechan.

El agravio del G4 sorprenderá agazapada con participación en la trampa electoral, que apela a la codicia, la lujuria de los traidores a la ética y moral a cambio de falsas burocracias y gentiles tratos. Decadencia, sandez, falta de visión impidió reflexiones serias, objetivas y desinteresadas.

La verdadera intención del pillaje negociador que promueve el castrismo, sus socios continuistas, Foro de Sao Paulo y Grupo de Puebla está enmarcada en conservar a Venezuela bajo dominio, para desde allí, promover la toma de Colombia, Chile y Brasil por parte del castro-comunismo. Razón abundante, suficiente para que cualquier intento de acción electoral sea imparcial. Sufragar minusválidos e indefensos representa proteger y validar forajidos, que marcan el camino; seguirlos es reconocerlos como guías y jefes. Como el incapaz de enfrentar denunciando al extorsionador, temeroso de la intimidación.

Mientras mantengan la actitud de miedo, más fuertes y violentos serán los opresores que ejecutan amenazas para obligarlos, obtener dinero u otro beneficio.

Hoy, sin embargo, empiezan las victimas a dejarse convencer. Porque quienes denuncian dan como solución ocupar espacios montando tarantines regionales. La decisión absurda politiquera y el insólito reconocimiento empresarial al régimen, confiere oportunidad para vociferar legitimidad, restringir escenarios como el referéndum revocatorio y la elección presidencial.

Quienes aparentan enfrentar indican que, para desafiarlos, tienen que ser como ellos. Para terminar el despelote oficialista están dispuestos a cohabitar. ¿Y qué hacen los delictivos? Darles ánimo, sembrar fragilidad mediante coyunturas que les permiten fijarse en sus conveniencias y no de quienes siguen sus alardes. Aquellos que se muestran de acuerdo en que los verdaderos jefes son los delincuentes a los cuales, para vencerlos, hay que rodearlos de pequeños patibularios territoriales.

Los politicastros proclamaban ilegitimidad del régimen, llamaban a enfrentar la tiranía para rescatar libertad y democracia; ahora se unen corriendo como impúberes insatisfechos a la piñata electoral. Necios cultores de la pequeñez, codiciosos de las ilusiones del poder, de eso que llaman “espacios”, legitiman con su presencia y actitud a la dictadura. La misma que dejó caer el caramelo para que bajaran la cabeza, se arrodillaran y recojan las sobras.

Aquellos que aseguraban que votar era reconocer como legítimos a los ilegítimos, cambian. ¿Hoy esgrimen opciones de diálogos y acuerdos? ¿Creen que harán al castro-chavismo débil porque adjudique hamacas en gobernaciones, chinchorros en alcaldías y mecedoras en concejos municipales? Los continuistas claudicantes proponen clavarle un puñal a la venezolanidad, una daga al coraje, un machete a la lucha, un estilete a la libertad y democracia. Invitan a las migajas que el gobernante guarda para repartir en su juerga. Entregan sables para el sacrificio mientras conservan chafarotes y mantienen sometidos a los ciudadanos dignos.

Y tranquilizan de paso a los emisores de la cacareada opinión internacional, que prefieren conversar y jugar sosegados, mientras atienden asuntos irrelevantes y de poco riesgo político. Más fácil es ir pescuezo uno a uno que de un tajo al cuello grueso, como hizo Alejandro Magno con el nudo gordiano que llevaba siglos sin ser desatado. «Que los venezolanos arreglen sus problemas», coinciden los lejanos europeos como si fuese una gran lección de política, dedicados  como están a sus prosperidades. Mientras, el Santo Padre no se sabe de qué hablan, sordo incluso a sus obispos.

A partir del 21N, los suicidas de la ilegitimidad, tantas veces esgrimida, no tendrán mucho que decir, manchadas las manos con la sangre de la democracia asesinada a traición. Pero al final, invariables quedarán los que asumen el duro y poco agradecido papel de conciencia cívica ciudadana, con capacidad propia de reconocerse, tener la percepción de su existencia, entorno y dignidad.

En política, todo acto tiene consecuencias, dirigentes con mentes de corto alcance y talante lambuceo recogen gollerías. Partidos políticos, personeros de la sociedad civil haciendo caso omiso a la ilegitimidad, sin importar condiciones, se postularon en la creencia infantil de que al hacerlo abrirían espacio para la democratización. Y solo están logrando que el oficialismo siga en el poder, con la intención manifiesta de permanecer. Deberían preocuparse, más que legitimar la ilegitimidad tragándose sus palabras, del tremendo ejemplo de dignidad y formidable reacción ciudadana.

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Oposición denuncia presencia del ELN en territorios indígenas
María Gabriela Hernández señaló que al estado Monagas también han llegado estos grupos, aunque dijo no saber si pertenecen al ELN o las disidencias de las FARC

Foto: EFE/Miguel Gutiérrez

La oposición denunció este martes, 29 de junio, la presencia de unos 1.500 miembros del Ejército de Liberación Nacional (ELN) en territorios indígenas del país caribeño.

Así lo manifestó Romel Guzamana, exdiputado opositor, quien además afirmó que hay «grupos irregulares» de origen colombiano en zonas del sur y oriente de Venezuela.

Según Guzamana, el Gobierno de Nicolás Maduro «cedió espacios» a «grupos criminales», recoge un comunicado de la oposición.

Entre esos otros grupos armados, mencionó a varias bandas herederas del paramilitarismo y a integrantes del Ejército Popular de Liberación (EPL).

Estos grupos «están principalmente enfocados a economías ilegales, como lo es la siembra de coca, tráfico de combustible, cobros de vacunas (…) en los territorios fronterizos», agregó Guzama.

 

Por otra parte, afirmó también que estas bandas «quieren tomar el poder» de Colombia y Venezuela y dijo que ambas naciones «sufren día a día las amenazas que llevan al conflicto armado de luchas por la ocupación de ambos territorios».

A su vez, el exdiputado Tony Geara expresó que, en el sureño estado Bolívar, estos «grupos irregulares» actúan bajo la «mirada indolente del Gobierno regional y nacional».

«No hay un solo cuerpo policial que le dé un coto a esta situación, ya que al parecer todos son parte del negocio de la minería», enfatizó.

La también exparlamentaria María Gabriela Hernández señaló que al estado Monagas también han llegado estos grupos, aunque dijo no saber si pertenecen al ELN o las disidencias de las FARC.

«La estratégica posición centro-oriental con salida al mar por el río San Juan, perteneciente al municipio Bolívar y accesos al mar por el estado Sucre y Delta Amacuro, permitió que autoridades civiles y militares sean complacientes y cómplices para el tráfico de drogas en el estado Monagas», explicó.

Con información de EFE

Ser o no ser... he ahí el dilema

@fariasjoseluis

«La tragedia de un hombre que no acierta a decidirse», fue la polémica entrada en off del Hamlet, de Laurence Olivier en 1948, tomada como lema para la publicidad de la película ganadora de tres óscares de la Academia, pero cuestionada porque «de entrada, Hamlet queda definido como un pusilánime». Y hay quienes consideran que el Hamlet de Shakespeare es más “sutil” y que el famoso escritor anglosajón, más que en el dilema, quiso poner el dedo en la inutilidad de las capacidades mentales y emocionales del príncipe frente a ese «algo huele podrido en Dinamarca», alertado por su amigo Horacio.

Pero escurriéndome de la tentación del cinéfilo al que le encantaría dar rienda suelta a discurrir sobre la magistral manera en que sir Olivier le da libertad a la palabra en la película, cuya producción acabó con el mito de que no era posible llevar a Shakespeare al cine con éxito, o como aficionado a Shakespeare para discernir sobre su más famosa obra, mi intención es más modesta pues no soy ni Juan Nuño ni mucho menos Harold Bloom para meterme en tales profundidades, así que voy a ir al grano del porqué comienzo mi ensayo con la discutida frase.

Me interesa es acercarme a «la tragedia de un hombre que no acierta a decidirse», porque ese hombre que resume Olivier incapaz de «decidirse» es un personaje con el que nos tropezamos a diario. Es el mismo que calcula todo, tal vez demasiado. Que no quiere dejar nada al albur. Pero no actúa. Que olvida que la esencia de la política es el riesgo. Y que desea cerrar los ojos para un buen día despertar con todo resuelto.

Es un hombre que reconocemos encerrado en su dilema con sus atormentados pensamientos íntimos, atrapado en sus cavilaciones y su sed de venganza, convencido del culpable de su drama sin necesidad de contratar una compañía de cómicos para representar una obra que recree la tragedia que lo consume y confirmar la culpabilidad del que todos sabemos culpable. Es un hombre sin la fuerza para reconocer el drama que no logra dominar ni comprender por más y que en la búsqueda de soluciones termina descubriendo que ha empeorado las cosas.

Ese hombre pudiera ser, distancias aparte, cualquiera de los líderes políticos de las fuerzas democráticas venezolanas que hoy son prisioneros de sus errores, incapaces de dar el paso de admitir sin tapujos el fracaso de su política del mantra.

Con frecuencia nos tropezamos con él en sus declaraciones públicas justificando con evasivas o explicaciones tortuosas su atrincheramiento en el fracaso. En determinados momentos lo hayamos en su pasar agachado, cabizbajo, desviando la mirada para que no descubramos la verdad en sus ojos. Hay veces en que lo descubrimos en las andanzas de algún mandadero, en los recados de sus ordenanzas poniendo a rodar su nombre subrepticiamente como para que no lo olviden a la hora en que le toque emerger a la luz pública. No cuesta nada imaginárselos en sus meditaciones, en sus soliloquios a lo Hamlet interrogándose: «¿Qué es mejor para el alma, sufrir insultos de Fortuna, golpes, dardos, o levantarse en armas contra el océano del mal, y oponerse a él y que así cesen?». Para de inmediato responderse como el atormentado príncipe «Morir, dormir… Nada más; y decir así que con un sueño damos fin a las llagas del corazón y a todos los males, herencia de la carne, y decir: ven, consumación, yo te deseo. Morir, dormir, dormir… ¡Soñar acaso! ¡Qué difícil!».

Salir del trance del fracaso político se encuentra con los barrotes de su soberbia y su arrogancia detrás de los cuales cree esconder el temor al reclamo airado de algún joven que le recuerda los centenares de muertos de la Salida I y II, que lo ataja con los millares de detenidos, torturados y exilados, de los trances de las ofertas incumplidas del menú de salidas rápidas (los «seis meses», el abandono de cargo, la destitución, el referéndum revocatorio, la consulta del 16J, el 30 de abril, Gedeón, los marines y, sobre todo, de la abstención paralizante). Pero al encontrarlo en cualquiera de sus modos de esconder lo que piensa, lo más sorprendente es cómo pese a admitir solapadamente el fracaso sigue incapaz de decidirse, Olivier dixit, frente al rosario de frases hechas («con delincuentes no se negocia», «esos criminales solo salen con la fuerza», «hay que obligar a la comunidad internacional», etc.) sembradas en una pequeña parte de la población por el extremismo opositor en provecho del tirano.

Es un hombre que no logra advertir lo dicho por el propio Hamlet: «La conciencia, así, hace a todos cobardes y, así, el natural color de la resolución se desvanece en tenues sombras del pensamiento; y así empresas de importancia, y de gran valía, llegan a torcer su rumbo al considerarse para nunca volver a merecer el nombre de la acción”.

Me interesa ese hombre no por el sujeto mismo -a quien le reconocemos su sacrificio- sino por las consecuencias de su indecisión que nos perjudica a todos. Por eso quiero alertarlo -sin desmeritarlo- de que su sufrimiento es menor al de todo el pueblo, sus años de cárcel son menos que los del pueblo en esta prisión llamada Venezuela, su duro exilio no es ni comparable a la diáspora de todo un pueblo desgajado de su suelo y su gente. Pero dejemos hasta aquí la odiosa comparación para ir a lo sustantivo: todo ese sacrificio debe servir para la meditación, para, aceptado el fracaso, corregir y asumir la ruta democrática y electoral como la vía para salir de esta tragedia. La historia de los grandes hombres está llena de sus errores, pero en ella destacan igualmente sus enmiendas oportunas, sus rectificaciones a tiempo que asumieron sin ambages, sin tantas vueltas. Eso justamente fue lo que los hizo grandes.

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Terrible: para la oposición venezolana no existe la historia

@eliaspino

Quizá porque sienten que la política empieza con ellos, que todo se inicia en nuestra sociedad con su partida de nacimiento, la abrumadora mayoría de los líderes de la oposición venezolana de la actualidad ignora la historia de Venezuela. Tal vez no se trate solo de desconocimiento, sino también de desprecio, observación que no proviene del malestar de un historiador por el desdén de los frutos de su oficio, sino de ver a esos jóvenes aferrarse a un itinerario de superficialidad que no conduce a que los consideremos como personas medianamente cultivadas, es decir, como individuos en cierto modo preparados para llegar a un poder que se les escurre de las manos cuando carecen de los elementos para tenerlo.

Los individuos que confunden la evolución de la sociedad con sus minúsculas autobiografías, con las efímeras jornadas que van desde su llegada al mundo hasta su ascenso en el candelero, difícilmente ocuparán lugares de relevancia en la estima de sus interlocutores. Estamos ante una sucesión de superficialidades individuales que no importaría si solo perjudicara a quienes la exhiben, pero adquiere evidente estatura debido a que pronostica reveses de incumbencia general anunciados por el bombo de lo superfluo.

Casitas de muñecas

Casitas de muñecas

Insólita ostentación de torpeza, o de pereza, si consideramos el exitoso manejo de los antecedentes venezolanos que han hecho los chavistas para ganar el favor popular. En la manipulación de la sociedad para llegar al poder, y para mantenerlo, los “revolucionarios” han destacado por su destreza en la fábrica de un relato que va de la antigüedad hasta la actualidad, gracias al cual han obtenido réditos jugosos.

Es una reunión de monsergas, un injerto de Eduardo Blanco con materialismo dialéctico -lo cual ya es excesivo en la cocina de los disparates-, pero ha funcionado a cabalidad. Según la “historia” que han machacado el Heródoto uniformado, sus plumarios y burócratas, los anales de la nacionalidad se remontan a Guaicaipuro peleando con los conquistadores españoles para concluir en la cúspide del “socialismo del siglo XXI”. Toda una épica de enormidades en cuyo centro colocan a Simón Bolívar, un protagonista en el cual se regodean y a quien presentan, con una impudicia que no ha conducido a la náusea que debería provocar, como padre o como pareja de un oscuro golpista. El manejo les ha multiplicado la clientela -no en balde abundan las personas que quieren ser engañadas-, y ha penetrado los libros de los escolares con la intención de crear una memoria tendenciosa que se debe considerar como uno de los motores de la “revolución”.

Pero nuestros jóvenes líderes de la oposición no se han percatado de la magnitud del estropicio, de su atroz vulgaridad, de cómo conduce a la negación del esfuerzo republicano y democrático que hicieron sus abuelos y sus padres cuando fundaron el estado nacional. O desde antes, cuando dejamos de ser españoles europeos para convertirnos en españoles americanos, primero, y después en venezolanos. Han ignorado la riqueza de lo sucedido, el trabajo intelectual que significó, las contiendas contra los chafarotes, entendidas como arma de uso sencillo contra los estereotipos de la historia de cuño cuartelario.

Han preferido el confinamiento voluntario en las banalidades de la actualidad. No han olido el antirrepublicanismo del manejo chavista del pasado, la conspiración contra el civismo que se ha aclimatado en sus contenidos, para permanecer silentes ante una interpretación de la evolución de la sociedad que necesariamente incumbe a la política.

Una nueva memoria planteada de esta manera, indolentes e ignaros muchachones de la oposición, no solo va contra las ejecutorias republicanas del pueblo, sino también directamente contra ustedes.

¿No se dan cuenta de que ni siquiera han sido capaces de barruntar una historia que los justifique, de topar con un republicanismo que les sirva de plataforma, con un prólogo que los legitime ante la sociedad? Es una pena que se los deba decir desde aquí en presencia de los lectores, como si ustedes fueran párvulos de kínder, pero temo no estar equivocado cuando los cuento como tales pese a su supuesta mayoría de edad. Y que me perdone la media docena que se ha ocupado con seriedad del tema.

No es una cuestión de erudición, sino de tocar tierra. No es cuestión de pulimiento, sino de responsabilidad. No es asunto de quemarse los sesos en la biblioteca, sino de conocer con propiedad la topografía de los territorios que se quieren controlar. Se trata, en suma, de respetar a los hombres que todavía los siguen. No quiero que desfilen con sus mejores galas en la pasarela de los conocimientos.

Solo anhelo que alivien una orfandad escalofriante que no les augura permanencia en el futuro, y que hace inmenso daño a una sociedad digna de mayor entrega.

Ni siquiera me ofrezco como catedrático porque me basta con el gesto de conminarlos desde los transitados Runrunes. O porque, si anuncio  los cursos on line que están de moda, contaré seguramente con la competencia de muchos sociólogos, filósofos y politólogos a quienes mueve el mismo resorte.

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