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3x3 I Elecciones primarias de oposición pasan por la reconexión con la gente
Analistas consideran que no es momento de hablar de comicios internos en la oposición de cara a las presidenciales de 2024, sino de buscar fórmulas para aglutinar un proyecto político que entusiasme a la gente  
Coinciden en que la oposición está fraccionada y que ha perdido influencia en el pueblo 

@franzambranor

Lejos y a la vez cerca. Faltan poco más de dos años para las elecciones presidenciales de 2024 en Venezuela, pero para una oposición que está disuelta y dividida, pareciera que el trabajo de preproducción para escoger a un candidato en teoría unitario deberá realizarse con tiempo de antelación.  

Juan Guaidó, diputado electo en la Asamblea Nacional de 2015 y reconocido presidente interino de Venezuela por más de 50 países, declaró a finales de marzo que no era momento de hablar de candidaturas sino de unidad y alianza.

“No es momento para los egos ni la soberbia ¿o es que una persona está por encima de Venezuela? La lucha es por las condiciones para las elecciones presidenciales y una fecha”, dijo Guaidó en medio de un acto público del movimiento Salvemos Venezuela.

El dirigente de Primero Justicia, Juan Pablo Guanipa, asomó que una comisión de la oposición se encuentra redactando un proyecto para llevar a cabo elecciones primarias.

Guanipa sostuvo que en la redacción de este proyecto están miembros de los partidos del G4: Acción Democrática, Primero Justicia, Voluntad Popular y Un Nuevo Tiempo y se han sumado militantes de Movimiento por Venezuela, Encuentro Ciudadano, Causa Radical, Proyecto Venezuela, Convergencia y Copei.

El dirigente expuso que aunque no hay definición de tiempos, se estima que cada partido postule a un candidato para unas primarias que podrían llevarse a cabo entre septiembre de 2022 y diciembre de 2023.

Entre los asuntos que trataría el proyecto destaca la disposición e instalación de las mesas electorales para que los sufragantes ejerzan su derecho. 

Pese a que el chavismo no ha anunciado su candidato para los comicios de 2024, todo parece indicar que Nicolás Maduro optará por la reelección. 

Oswaldo Ramírez Colina, analista y director de ORC consultores; la politóloga Colette Capriles y Félix Seijas, director de la encuestadora Delphos, coincidieron en que es extemporáneo hablar en estos momentos de elecciones primarias en la oposición. Para ellos es perentorio en primer lugar establecer una ruta que vuelva a conectar a la gente con la dirigencia opositora. 

¿Es oportuno asomar nombres de eventuales candidatos por la oposición para una elección presidencial? 

Oswaldo Ramírez Colina:  «Es extemporáneo, porque en la propia oposición ni siquiera tienen claros sus objetivos. Para algunos todo pasa por un cambio de régimen, es decir, para que haya elecciones presidenciales, solicitan que Nicolás Maduro esté fuera del poder, otros exigen prioritariamente un cambio en las condiciones que maneja el Consejo Nacional Electoral para llevar a cabo comicios y existe otro grupo que se conforma con sobrevivir en el marco de la hegemonía del oficialismo. Sin una estrategia clara, es imposible avanzar en la ruta hacia una elección presidencial, lo primordial es ponerse de acuerdo y después evaluar una postulación».

Colette Capriles: «Como de costumbre, se pone la carreta delante de los caballos. El problema es que no se ha hecho una evaluación política de la estrategia seguida por la oposición en los últimos años, y por lo tanto, no hay una línea que pueda articular al amplio espectro opositor. Creer que unas elecciones primarias pueden resolver la crisis dentro de la oposición es en primer lugar autoritario, porque se trataría de imponer a un ‘jefe’ y además abriría heridas que ya sabemos que existen en cuanto a aspiraciones presidenciales». 

Félix Seijas: «No considero que sea momento para hablar de elecciones primarias en la oposición. Lo fundamental aquí es establecer una estructura con acuerdos de la ruta que debe seguirse y esto tiene que ser acordado por una base amplia, donde no solo participen los partidos tradicionales, sino todos los sectores que adversan al gobierno actual y que deseen un cambio real en las estructuras de poder en Venezuela».

¿Qué condiciones deben darse para llevar a cabo unas elecciones primarias?

ORC: «Todo pasa por una negociación que no se diluya en el tiempo. Los partidos tradicionales, me refiero a los del G4, tienen que estar claros que en las pasadas elecciones de noviembre entraron a jugar en el tablero político fracciones nuevas. No solo se debe luchar por conseguir unas condiciones electorales justas, hay que estar claros que existen otras cosas que deben tratarse antes. La oposición hoy en día tiene una base bastante amplia que está dispersa y a eso hay que darle cohesión».

CC: «Antes de hablar de eso, me parece prioritario retomar las negociaciones políticas entre la oposición y el gobierno, que deben venir precedidas por negociaciones serias dentro de la misma oposición. Unas elecciones primarias bajo las actuales circunstancias no unen, sino que dividen. A mi modo de ver, todo es inútil, porque parte de un principio equivocado: el que unas elecciones presidenciales van a obrar por arte de magia como solución a la situación venezolana. El problema de Venezuela no es sustituir a un gobierno por otro, sino entrar en un proceso de reconstrucción según un plan consensuado de democratización y reinstitucionalización»..

FS: «Todo parte del hecho de trazar una estrategia conjunta que conecte con la gente y la realidad del país. Establecer una ruta de operatividad y rumbo. Dentro de la estrategia, tiene que ponderarse de qué manera se va a tratar el tema de las inhabilitaciones, porque de nada sirve escoger candidatos que luego van a tener que ser descartados».

¿Cómo puede conectar la oposición nuevamente con el pueblo que quiere un cambio político en Venezuela?

ORC: «Sin un tejido social fuerte es imposible construir un piso político. En la actualidad el 50% de los venezolanos está en una posición de no alineado, es decir, no se identifica ni con gobierno ni oposición. Hay una necesidad de liderazgo, el pueblo se siente huérfano de líderes políticos. Hablar de posibles nombres de candidatos opositores a la presidencia es lanzar nombres al vacío que pueden diluirse con el paso del tiempo».

CC:  «Lo prioritario para la oposición es recuperar su base electoral y su propuesta estratégica y de desarrollo para el país. Hay un riesgo inmenso de que unas primarias muestren la debilidad electoral de la oposición en vez de fortalecerla. El rechazo que pueda tener el chavismo no se traduce en apoyo para la oposición ni para un liderazgo desgastado. El fondo del asunto es la ausencia de la oposición, que parece desconectada de los asuntos cotidianos y las demandas de la sociedad. Su capacidad de representar a los ciudadanos y sus demandas está muy disminuida».

FS: «El principal candidato de la oposición para el 2024 tiene que ser un proyecto de país, de lo contrario, lo que se estaría eligiendo es una especie de caudillo. En esta oportunidad es necesaria la creación de una coalición en la que todos tengan voz y en la que se lleguen a acuerdos, distintos a los Mesa de la Unidad Democrática por ejemplo, debe ser un pacto aún más amplio, porque el país es distinto y las elecciones de noviembre de 2021 lo dejaron bastante claro «.

Claves | ¿Por qué no se ha producido un cambio de gobierno? Lo que revela el Estudio de Coyuntura Nacional de Delphos
De la muestra analizada por estudio, solo el 25,3% apoya al oficialismo, un 35,9% respalda a la oposición y otro 38,8% no se identifica con ninguno

 

La encuestadora Delphos presentó este jueves, 23 de julio, el estudio de Coyuntura Nacional Julio 2021.   En la investigación, 84,1 % de los encuestados considera que es necesario un cambio de gobierno y 81,8 % piensa que la oposición debe participar en los comicios pautados para el 21 de noviembre.

El director de Delphos, Felix Seijas, explicó que el estudio se realizó a través de entrevistas directas a 1.200 personas de distintas partes del país. Sobre lo que habría que hacerse para que se produzca un cambio de gobierno; 36,9 % respondió que realizar elecciones justas y salir a votar; 6,7 % afirmó que la solución es sacar a Maduro del poder, mientras que un 2,9 considera a la intervención militar como una salida. 

Sobre las razones por las que no se ha producido un cambio de gobierno en el país, la mayoría de los entrevistados coincidió en que los líderes y partidos dan prioridad a sus propios intereses (75%) y otros opinaron que esto no ha sido posible debido a la división en las filas de la disidencia (71,9 %).

Disposición de votar 

Sobre la disposición de acudir a las urnas de votación en las elecciones de noviembre, convocadas por un Consejo Nacional Electoral cuestionado, el estudio de Delphos señaló que 53% está muy seguro de ir a votar y 12,3%  manifestó que seguramente no iría.

Respecto al conocimiento de la designación de los nuevos rectores del Consejo Nacional Electoral (CNE), 52% de los encuestados aseguraron que estaban en conocimiento, mientras que 48% lo desconocía.

En el sondeo de opinión realizado por la encuestadora, solo 25,3% apoya al oficialismo, un 35,9% respalda a la oposición y otro 38,8% no se identifica con ninguna de las dos tendencias.

Los datos también muestran que 81,8% de los encuestados cree que la oposición debería inscribir candidatos y participar en los comicios, frente a 7.1% que no está de acuerdo.

El estudio liderado por Felix Seijas determinó que la intención del voto en las elecciones regionales del 21 de noviembre aumentaría a 60% si participan los sectores de la oposición que lidera el presidente de la Asamblea Nacional (AN) electa en 2015, Juan Guaidó. 

 

Posibles escenarios

Respecto a lo que la gente cree que puede suceder, 78,6% expresó que habrá elecciones regionales y Maduro ganará; otro 34,5% apuesta a que un nuevo líder sacará a Maduro del poder, 32,4% confía en que se convocará el referendo revocatorio y 32,4 % que habrá una negociación y acuerdo.

El estudio de Delphos también apuntó que 43.6% de la población piensa que los ciudadanos son los que tienen la posibilidad de hacer el cambio y no los partidos políticos de oposición, la comunidad internacional, los militares o el mismo gobierno.

Presión internacional 

El escenario probable para Venezuela en materia internacional por lo que resta de año fue un tema explicado por la internacionalista Elsa Cardozo en el foro “Prospectiva Venezuela 2021 (II Semestre)” que organizó el Centro de Estudios Políticos y de Gobierno (CEPyG) de la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab). 

Sobre las proyecciones políticas en materia internacional por parte del régimen de Nicolás Maduro, Cardozo aseguró que continuarán las iniciativas ofensivas, defensivas, persuasivas porque su meta es, cuando menos, reducir la ilegitimidad.

«El régimen tratará de seguir evadiendo sanciones en lo posible y frenando procesos de escrutinio de la Corte Penal Internacional, que es un tema que hace mucho ruido», aseguró.

Cardozo también dijo que el gobierno se va atrincherando en su posición y es algo que no se debe perder de vista. A juicio de la experta, la administración madurista buscará prolongar el proceso de prenegociación, evitando concesiones y tratando de imponer condiciones, así como también profundizar la división opositora y alentar a sectores más extremistas.

Sobre la oposición venezolana, la profesora afirma que seguirá en la búsqueda de respaldos democráticos y esfuerzos que se sumen para lograr apoyos al proceso de negociación con la mediación de Noruega.

Por otra parte,  la internacionalista alerta que puede haber riesgos de descoordinación y rupturas dentro del seno de la oposición, al tiempo que anticipa que podrían reportarse  tensiones por las demandas acerca de temas críticos, como las negociaciones.

Lecciones de ajedrez para una partida impredecible

@franzambranor / Ilustración Mayerlin Perdomo 

 

“En el ajedrez como en la realidad, es necesario analizar, descartar, organizar el pensamiento, comprender las acciones que pueden ocurrir, tener soluciones preparadas, saber concluir y estudiar todas las variantes posibles, ser capaz de hacer de la necesidad una virtud y entender las facultades del adversario para darles la vuelta en beneficio propio”.

Así reza un extracto del libro del ex campeón mundial de ajedrez, el ruso Garri Kásparov, quien luego de retirarse de la competición deportiva se dedicó a la política y actualmente es un férreo opositor al gobierno del presidente, Vladimir Putin.

Con la situación política actual venezolana se puede hacer una analogía con una partida de ajedrez, especialmente después del 23 de enero, fecha en la que Juan Guaidó se proclamó presidente interino de la República.

El juego va por la mitad

Para Fidel González, presidente de la Federación Venezolana de Ajedrez, el juego está en la mitad. “El 23 de enero, la oposición o Guaidó dio un golpe táctico fuerte”, dijo.

Con golpe táctico, González se refiere a un movimiento especial cuyo objetivo es quitar piezas al adversario, mejorar la posición o facilitar el jaque mate.

A juicio de González, el pasado 23 de enero la oposición inició una combinación de movimientos con la intención de neutralizar a su rival y obtener una victoria. Regularmente las combinaciones constan de 12 o 13 movimientos.

“Tanto en el ajedrez como en la política hay un objetivo que es ganar y para ello se deben hacer varios movimientos, algunos se piensan con antelación. También hay que estudiar los movimientos del rival”¨, argumentó González.

Gobierno jugó duro las piezas el 23F

“Por supuesto que la política siempre se podrá comparar con una partida de ajedrez porque es un conflicto de poderes”, señaló Luis Vicente León, director de la empresa Datanálisis. “El objetivo definitivo es ver cómo terminas de sacar del tablero al rey que en este caso es Nicolás Maduro”, agregó.

Para Félix Seijas, director de la empresa encuestadora Delphos, el gobierno optó por jugar duro el pasado sábado cuando impidió el ingreso de la ayuda humanitaria. “Lo que hizo fue retar a la comunidad internacional diciéndole que estaba dispuesto a enfrentar sus amenazas o que simplemente no las creía. El objetivo mayor de la oposición el 23 de enero no se alcanzó, que era producir la fractura definitiva en el estamento militar”, dijo.

El que se demora, pierde

Según el presidente de la Federación Venezolana de Ajedrez, Fidel González, el comienzo de la partida entre gobierno y oposición ha sido vertiginoso, pero podría caer en una ralentización, dependiendo de la estrategia de los jugadores.

“En el ajedrez el tiempo también es importante, no te puedes tardar una eternidad haciendo una jugada, hay un tiempo estipulado y si te demoras en reaccionar…pierdes”, dijo González.  

Quien juega primero tiene ventaja

Para González, la oposición tiene la iniciativa en el juego de ajedrez por el poder. Es el oponente que plantea una estrategia más definida. El gobierno de Nicolás Maduro solo se dedica a responder las jugadas.

“En el ajedrez también hay uno que juega primero y plantea una estrategia y otro que copia. Regularmente ese que juega de último pierde, porque el que juega primero tiene un movimiento de ventaja siempre”, dijo González.

Peones versus torres y alfiles

“Las piezas que tiene Maduro son perfectamente identificables y allí destacan los militares que podrían ser los caballos, los alfiles e incluso las torres. El objetivo fundamental del adversario es quebrar esa fuerza de contención que protege al rey para poder hacer jaque mate”, dijo Luis Vicente León. “Maduro tiene esas fichas de su lado y las está moviendo. Tiene muy pocos peones que en esta caso representan al pueblo. Los peones por definición son más, pero su capacidad de movimiento y acción son menores. Guaidó tiene más peones, pero no tiene las fichas del juego militar”, agregó León.

Para González la oposición está en desequilibrio material porque tiene menos piezas fuertes como consecuencia de inhabilitaciones y gente en el exilio, pero posee a un jugador con una estrategia.

“Guaidó podría usar caballos, alfiles y torres de otro tablero, de un tablero internacional. Son piezas obviamente más fuertes que pueden aniquilar con rapidez al adversario”, sentenció León.

No necesariamente se gana con jaque mate

Advierte Luis Vicente León que en el caso venezolano, el juego no necesariamente podría terminar con un jaque mate. “Puedes sacar al rey por la fuerza con los caballos y alfiles y dejar un conflicto interno donde reine la anarquía. La partida puede seguir sobre un tablero distinto, el de la guerra asimétrica. Se puede plantear un conflicto incluso más largo”.

Para Fidel González la comunidad internacional igualmente juega en la contienda. “Las sanciones a funcionarios del gobierno Maduro son claro ejemplo”, manifestó.

Las piezas internacionales pesan

“El peso de las acciones se traslada casi en su totalidad al ámbito internacional, con lo que los aliados estén dispuestos a hacer. Estos deben comenzar a concretar las amenazas que venían poniendo sobre la mesa. Si la comunidad internacional no responde, el juego se vuelve cuesta arriba para la oposición. También Guaidó deberá extender puentes más atractivos de salida al sector militar”, dijo Félix Seijas.

Aunque en el ajedrez moderno las reglas indican que cada jugador tiene 90 minutos para toda la partida, más 30 segundos por cada jugada, una contienda sin normas podría decantar en una similar a la de Kasparov contra un grupo de aficionados, en 1990: cuatro meses y concluyó con la victoria agónica del ruso tras 62 movimientos.

Deseos no preñan, el refrán que se apega a las encuestas en Venezuela
La elevada abstención en la pasada elección presidencial echó por tierra los pronósticos de empresas de sondeo
Datanálisis reconoce que erró en el margen entre Henri Falcón y el ganador Nicolás Maduro
Directivos de encuestadoras alegan que era cuesta arriba predecir un resultado debido a que la elección no fue competitiva

 

@franzambranor

SI BIEN LA ABSTENCIÓN era un fenómeno esperado por las empresas encuestadoras, la desolación que se vio en la mayoría de los centros de votación durante la jornada electoral del pasado 20 de mayo hizo que los pronósticos se estrellaran contra la cruda realidad.

Félix Seijas, director de la encuestadora Delphos dijo el pasado 12 de abril, en un foro organizado por Ecoanalítica que si los venezolanos votaban ese día en unas elecciones presidenciales, 25% lo haría por Henri Falcón, 22% por Nicolás Maduro, 8% por Javier Bertucci, 22% se abstendría y 23% no sabía.

Para el 26 de marzo, la empresa Consultores 21 reveló un sondeo en el que Falcón (28%) superaba por más de ocho puntos a Maduro (19,6%) en la intención de voto, los indecisos se ubicaban en 22,9% y los abstencionistas en 14,1%.

Otras firmas como Consulting Services (ICS) daban a Maduro como rotundo ganador con 55,9%, seguido por Falcón con 24,4% y Bertucci con 16,2%. Mientras Consultores 30.11 colocaba a Maduro arriba en las preferencias con 48,4%, a Falcón le concedía 36,3%  y a Bertucci 11,7% en un estudio llevado a cabo llevado a cabo entre el 26 de abril y 6 de mayo.

Dos semanas después y según cifras emitidas por el Consejo Nacional Electoral, Maduro fue reelecto presidente de la República con 6.190.612 votos, es decir con 67% de la participación de 9.132.655. Falcón obtuvo 1.917.036 votos (20.93%) y Bertucci 988.761 (10,82%).

Algunas empresas como Datanálisis, que anunció una concurrencia cercana a 40%, estuvo cerca a los niveles de participación emitidos por el CNE de 46,02%. Sin embargo el ausentismo en los centros de votación superó cualquier pronóstico, pese a que se esperaba una abstención por buena parte de la población.

Las encuestadoras justifican que los resultados del 20M discrepen de los números previos porque no había forma de vaticinar la cifra de participación que podía producirse. Ademas había que tomar en cuenta la escasa credibilidad en el CNE y las múltiples irregularidades que se denunciaron el día de la elección.

A juicio de Félix Seijas, el resultado del evento llevado a cabo el pasado 20 de mayo no significa que las encuestas hayan fracasado, por el contrario es la prueba de que Maduro posee un techo inferior a 30% y que quienes se abstuvieron de acudir a las urnas incidieron en el destino del candidato opositor Falcón.

Para el director de Delphos, la volatilidad es un elemento que incidió directamente en el más reciente episodio electoral en Venezuela. “La encuesta es un mecanismo de investigación muy sensible. En los sondeos hay un aspecto cuantitativo y otro cualitativo, uno no va sin el otro, sin la emotividad se está viendo la película a medias. Una persona pudo decir que tenía intenciones de votar, pero el día de la elección se levantó de la cama, no vio a nadie en los centros y eso le desestimuló”.

Seijas sostuvo que el voto en Venezuela es como una especie de virus que se propaga y en esta ocasión esa epidemia fue detenida por la convocatoria a no votar emitida por la Mesa de la Unidad Democrática y el Frente Amplio Venezuela Libre.

El presidente de Datanálisis, Luis Vicente León, manifestó que hubo una mala interpretación de las encuestas porque la gente optó por la alternativa simple de hacer una sumatoria entre quienes estaban seguros de ir a votar, estimados en 31%, con el 30% de los que manifestaron la intención de concurrir a sufragar.

“Nunca dijimos que para estimar participación se sumaban los muy dispuestos con los dispuestos a votar, eso es como mezclar peras con manzanas”, enfatizó León.

El responsable de Datanálisis aseguró que no había forma de predecir con seguridad la participación en las pasadas elecciones y de eso iba a depender el resultado.

“Una encuesta arroja resultados muy distintos si consideramos la población general, sólo potenciales votantes o seguros a votar. En el pasado la correlación de resultados era con los muy dispuestos, pero esta elección fue atípica”, agregó.

Seijas indicó que en las tres últimas elecciones presidenciales (2006, 2012 y 2013) había votado 79% de los ciudadanos, un descenso drástico en comparación con las  de 2018.

“Mi impresión es que fue menos gente a votar de lo que incluso se dijo. Mientras menos fuera la participación más fácil era que Maduro ganara”, indicó Saúl Cabrera, directivo de Consultores 21, quien sentenció que basados en una encuesta hecha en marzo estimaban una participación cercana a 30% del registro electoral, pero luego de que se anunciase  una candidatura opositora esa cifra subiría dependiendo de la empatía del elector con esa figura y de la confianza en el proceso.

“La gente espera que haya al menos condiciones normales para votar, pero el gobierno irrespetó incluso todos los acuerdos que suscribió con los candidatos opositores y sus aliados internacionales. Hubo puntos rojos, publicidad excesiva, cadenas presidenciales, presión a empleados públicos, promesas de pago con el escaneo del carnet de la patria y pare usted de contar”.

Para Seijas, el fenómeno de la abstención es diverso y en el hemisferio se da en algunas ocasiones porque los ciudadanos consideran que la institucionalidad es elevada en sus países y se sienten confiados. “En Venezuela es totalmente contrario, el árbitro no transmite imparcialidad”.

Seijas también recalcó que la desconexión con la oposición pasó factura en estos comicios. Según Delphos, de 35% de apoyo duro que poseía el bando opositor en el primer semestre de 2017, hoy en día se ubica en 10%.

“La desconfianza en el liderazgo opositor, especialmente después de la elección de la asamblea nacional constituyente hizo que la disposición a votar se hiciera aún más volátil. El 20 de mayo pudo haberse presentado cualquier escenario, incluso un ambiente pro voto de última hora, pero sucedió el más previsible y perjudicial para la oposición”, confesó.

“Con una abstención elevada el mayor perjudicado iba a ser la oposición porque la misma MUD estaba llamando a no votar. La probabilidad de triunfo opositor, al menos en número de votos ejercidos, es directamente proporcional a la participación”, completó Luis Vicente León.

Cómo predecir lo impredecible

Luis Vicente León de Datanálisis alertó que una encuesta puede evaluar la intención de voto de un elector, pero no  medir las denuncias de fraude y ventajismo.

“Si la misma gente dice  que la del 20M no fue una elección competitiva ni democrática, entonces cómo una encuesta puede dar un resultado aproximado a la realidad. Entre las encuestas y el hecho de votar ese día habían tres elementos distorsionadores: la presión oficial, la dependencia económica y el miedo por saber por quién votó la gente”.

“Una cosa es lo que dicen los sondeos de opinión y otra es lo que arroja el CNE, lo cual es una dificultad muy grande para los encuestadores”, añadió Cabrera.

El director de Consultores 21 asegura que en condiciones normales, una encuesta debería ser capaz de arrojar un resultado cercano a la realidad. “Pero aquí tenemos que enfrentarnos a que el día de las elecciones hay denuncias de voto asistido o  que existe una maquinaria buscando gente para votar a última hora, nada de esas cosas se pueden tomar en cuenta con antelación”.

A juicio de Seijas, una estadística si quedó clara en la pasada elección presidencial y es que Maduro tiene un techo difícil de rebasar.

“Posee un tope de 27% y de ahí no va a subir y eso resulta de  75% que lo detesta y que jamás votaría por él. Por eso se empeña en no perder ese porcentaje y de ahí viene la iniciativa de ‘dando y dando’, cuyo mensaje es que si no votas por mi vas a sufrir más de lo que ya estás sufriendo para poder alimentarte”.

Por otro lado, León dijo que el apoyo a Falcón estuvo por debajo de lo que estimaba Datanálisis.

“La votación estimada de Falcón era mayor. Obviamente no se esperaba de ninguna manera su triunfo con alta abstención, eso es un absurdo. Pero la diferencia era mucho menor, lo que puede deberse al desgano por parte de sus seguidores o al manejo de mesas sin testigos el día de la elección”.

Le falta aceite a esa maquinaria

Cabrera de Consultores 21 expone que si bien Maduro se frotó las manos la noche del 20 de mayo celebrando «su victoria», al motor electoral de los partidos Somos Venezuela, Psuv y demás aliados le faltó potencia para remolcar a sus simpatizantes.

“Los dispositivos para amarrar el voto fallaron. , Hablamos del  propio gobierno que dice que entre 14 y 15 millones de personas poseen carnet de la patria y 7 millones tienen el del Psuv. ?Dónde está ese apoyo?”, se pregunta el encuestador.

Seijas sostiene que si bien cada vez más personas dependen de las dádivas del gobierno como las cajas y bolsas de los Comité Locales de Abastecimiento y Producción (Clap), esos mecanismos han perdido fuerza a la hora de movilizar en función de favorecer una tendencia electoral.

“La gente siente que cada vez son menos atractivos y esto tiene que ver con la frecuencia, la calidad y con que utilizan todos esos beneficios como un chantaje electoral”.

Para Seijas la expectativa es determinante en campañas electorales. “Nadie vota por lo que le diste, sino por lo que le vas a dar. Hay gente que piensa que mientras Maduro se mantenga en el poder hay una esperanza de cristalizar el sueño de Hugo Chávez. Si Chávez compitiera hoy en una elección, volvería a ganar”.

La oposición y la ruta que no consiguen

Según León, no hay que ser un erudito para saber que la mayoría desea que haya un golpe de timón y el país se enrumbe hacia una eventual prosperidad.

“75% de la población quiere cambio, el problema es que no estaba convencida de votar el pasado 20 de mayo”, alertó.

“Cuatro de cada 10 personas piensa que las elecciones regionales se perdieron por la parcialidad del CNE”, expresó Cabrera de Consultores 21.

Paradójicamente, Cabrera indicó que el voto sigue siendo considerado como la principal arma de cambio para el venezolano.

“La gente quiere alterar la realidad que está viviendo actualmente de la manera más fácil, lo más incruento posible, algo que genere el mínino de angustia y eso solo se puede a través de una elección”.

Para Seijas, el clima de volatilidad empezó a incidir en la participación desde los comicios regionales de octubre de 2017.

“En el caso del estado Miranda, Carlos Ocaríz bajó una ventaja de 20% sobre Héctor Rodríguez a 11% en las últimas dos semanas y allí imperaron tres cosas: el oficialismo hizo una buena campaña -eso no hay que negarlo-, la expectativa positiva de que a Rodríguez si le iban a dar los recursos y por supuesto los mecanismos de presión, chantaje y ventajismo”.

Cabrera indicó que los candidatos de oposición que obtuvieron la victoria en las pasadas elecciones regionales, era porque estaban ganando las encuestas con una ventaja de al menos 20 puntos. “Ya está claro que en Venezuela para que la oposición pueda ganar una elección, la diferencia tiene que ser al menos de 10 puntos caso de Andrés Velásquez es la muestra de que ni teniendo actas en la mano, no hay garantías de que  el CNE vaya a adjudicar el triunfo”.

“La íltima encuesta sobre  Falcón en Lara lo daba ganador por 6 puntos, pero allí no pudieron recoger todas las actas, hubo amedrentamiento de miembros de mesa y entonces salió airosa Carmén Meléndez”

Afuera también se equivocan

No solo en Venezuela el resultado de las encuestas no coincide con la realidad posterior a una elección. También existen casos como el de Violeta Chamorro, quien sorpresivamente ganó la presidencia de Nicaragua en 1990 con 54,7% de los votos; la salida del Reino Unido de la Unión Europa a través del Brexit en 2016; el plebiscito sobre los acuerdos de paz en Colombia y la elección de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos, ambas también en 2016.

“Las encuestas son muy sensibles a los hechos de opinión y lo vimos recientemente en la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Colombia. Uno veía al candidato de la Coalición Colombia, Sergio Fajardo acercándose a Gustavo Petro (Colombia Humana) poco a poco, tal vez si la campaña hubiese durado una semana más Fajardo hubiese llegado en segundo lugar en las votaciones y concurrido a segunda vuelta con Iván Duque (Centro Democrático) en vez de Petro”, dijo Cabrera de Consultores 21.

“Esto no es un fenómeno nuevo, las encuestas son una fotografía de un momento y a veces no coinciden con el momento de las elecciones. Han ocurrido triunfos inesperados como el de José Luis Rodríguez Zapatero en España en 2004, a quien nadie lo daba ganador. Incluso acá en Venezuela cuando Luis Herrera Campins se impuso a Luis Piñerua Ordaz en los comicios presidenciales de 1978”, sentenció León.

“En Estados Unidos es incluso más complejo porque hay colegios electorales, los estudios estuvieron bastante bien hechos, pero nadie se encargó de hacer esa medición cualitativa a la que me refiero”, indicó Seijas.

“Efectivamente Hillary Clinton sacó más votos totales que Trump, pero Trump ganó en más colegios electorales y en tres estados donde había empate técnico. No es que las encuestas se equivoquen, es que todos estos eventos han pasado uno detrás de otro”.

Encuestas de maletín

Félix Seijas, director de Delphos, no se atreve a decir si en Venezuela existen encuestadoras que tienden a favorecer una opción por conveniencia económica o incluso ideológica, lo que si aseguró es que hay empresas que aparecen solo en periodos electorales y posteriormente se esfuman.

El principal capital de este tipo de negocios es la confianza y eso se gana con el tiempo, un cliente que se percate que hay inconsistencias o que existe una tendencia que favorece cierto tipo de parcialidad, no te va a contratar más”, expuso.

“Un excelente indicador para saber si una encuestadora es fiable es el tiempo que tenga en el mercado y la cantidad de clientes”.

Director de la encuestadora Delphos: “El rechazo hacia Maduro es visceral”

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El cacerolazo al presidente Nicolás Maduro en el poblado de Villa Rosa, ubicado en las afueras de Porlamar, avivó el tema de la poca aceptación del primer mandatario. El hecho es objeto de análisis por parte de expertos, quienes coinciden que los abucheos y el sonar de las ollas prácticamente en la cara del jefe de Estado, son la expresión de la molestia del pueblo ante la crisis.

Félix Seijas, director de la encuestadora Delphos y profesor de la Universidad Central de Venezuela (UCV), no dejó de responder a las preguntas de La Verdad, aseverando que la manifestación de los margariteños es el resultado de un 90 por ciento de la población venezolana que considera que la «situación del país está mal».

Aseguró que si el Presidente hubiese caminado por las calles de Villa Rosa -zona tradicionalmente chavista- hace dos años, no hubiera ocurrido este tipo de reacción en la gente. “Él consideró que al bajarse no iba a ser agredido, que iba a haber cierto respeto a su investidura, que es lo lógico en cualquier país, pero en esta oportunidad no fue así. Terminó ocurriendo lo que vimos”.

– ¿Cuál es su interpretación del cacerolazo en Villa Rosa?

– Si hubiese sido en otro momento, quizás esto no hubiera pasado, pero ahorita la popularidad del Presidente está bastante baja. Cuando el presidente Rafael Caldera finalizaba su segundo mandato, su popularidad era incluso inferior a la que tiene Maduro, pero la diferencia es que en quienes no confiaban en él, no había un rechazo visceral. En este momento el rechazo que hay hacia Maduro es un rechazo visceral. De ese 80 por ciento que consideran que él no es la persona que debe estar conduciendo el país, o no confían en su capacidad gerencial; 65 por ciento cree que él debe salir de inmediato y estarían dispuestos a enfrentarlo, y salir a la calle. De esta última cifra, 50 por ciento lo rechaza de manera visceral. Después del 1-S, la gente se activó nuevamente. Esa energía vuelve a estar allí, generando un efecto en el territorio nacional, y Margarita no es la excepción.

– ¿A qué atribuye ese «rechazo visceral» en la población?

– Al hambre. El nivel de vida de las personas ha sido golpeado en todos los estratos sociales. Es una crisis que no solo entró en las lacenas de sus casas, sino que además les alteró la vida, sienten que sus hijos no se nutren bien, que se les alteró el día a día porque tienen que levantarse a las 4.00 de la madrugada a hacer colas para ver si consiguen un producto. El hambre es lo peor que puede sentir un ser humano, y eso es lo que la gente está sintiendo.

Sigue leyendo este trabajo de Lenys Moreno en La Verdad