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Calabozos policiales

Calabozos policiales en Gran Caracas son cárceles paralelas con sótanos de presos y reclusas embarazadas
En 30 calabozos ubicados en la Gran Caracas se repiten los mismos patrones que agudizan la crisis en la mayoría de las sedes policiales. En los centros de detención preventiva monitoreados para esta investigación hay entre 40 y 337,5 % de hacinamiento. En 2016 las autoridades policiales tuvieron que sortear intentos de fuga y fugas de presos, pero además atendieron casos de desnutrición, tuberculosis y de reclusas embarazadas. En el año anterior al menos seis presos murieron en comisarías ubicadas en el área en estudio
De acuerdo con cifras oficiales anunciadas en septiembre por el defensor del pueblo, Tarek Willliam Saab, 33.000 presos esperan en calabozos policiales por traslados a cárceles. Sin embargo, la ministra Iris Varela aseguró que los reclusos deben permanecer en comisarías hasta que tengan un juicio. Mientras que los cupos para cárceles llegan a estos centros de detención preventiva las autoridades de estas sedes policiales deben sortear los eventos que se registran en estos espacios sin recursos otorgados por el Estado

 

@Angelicalugob

Fotos y videos: Raúl Romero | @Fotoraul

Edición de videos: Abrahan David Moncada | @Monkda92

Infografías: Juan Carlos Hernández | @jhernandezgraph

NO EXISTE UN REGLAMENTO EN VENEZUELA que establezca la doble condena para presos en el país. Pero al menos 33.000 reclusos, que están en calabozos policiales, según cifras anunciadas en septiembre de 2016 por el defensor del Pueblo, Tarek William Saab, esperan sus traslados para cárceles en esta condición. Están en una suerte de depósitos para reos en los que, en espacios no mayores de 6 x 6 metros, deben permanecer las 24 horas del día con hasta 30 personas sin tener acceso a la luz -y en los casos más extremos- sin recibir ventilación, porque las celdas están ubicadas en sótanos. Aunque los presos no deben permanecer más de 48 horas en centros de detención preventiva, en la Gran Caracas hay casos de reclusos que en la actualidad cumplen sus condenas en estos lugares, pero también hay internos que tienen más de dos años detenidos en calabozos esperando sentencia.

Estos reclusos no hacen deporte, ni participan en actividades culturales. Tampoco tienen visitas conyugales y dependen de los alimentos que les llevan sus familiares. Ninguna institución se hace cargo de ellos y los encargados de sedes policiales hacen peripecias, sin dinero, para atender las emergencias que se presenten. Para estos reos no hay recursos. Son los huérfanos del Estado.

Foto 2 de Raul Romero calabozo policial

En en el país no hay cifras oficiales de la cantidad de sedes policiales que hay en la Gran Caracas. En diciembre de 2016 la ONG Una Ventana a la Libertad presentó un informe en el que documentaron la muerte de 17 detenidos en comisarías durante 3 meses. El estudio fue realizado en 87 centros de detención preventiva de la Gran Caracas y de los estados Miranda, Vargas, Lara, Zulia, Táchira, Monagas, Falcón y Carabobo, zonas que reúnen el mayor número de población penal del país .

Para este reportaje se le hizo seguimiento a 30 comisarías en las que se repiten las mismas irregularidades que se agudizan por una misma causa: el hacinamiento. En las celdas monitoreadas, que fueron las que más irregularidades registraron en 2016, hay entre 40 y 337,5 % de hacinamiento.

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En 2016 las autoridades policiales tuvieron que sortear motines y otros hechos violentos, pero además atendieron casos de desnutrición, tuberculosis y de reclusas embarazadas. En 2016 al menos seis presos murieron en comisarías ubicadas en el área en estudio, se registraron 6 fugas y 6 intentos de fuga, y en dos oportunidades funcionarios fueron secuestrados por reos. Uno de los casos que más centimetraje tuvo en la prensa fue la fuga de 8 presos de la Subdelegación del Cicpc El Valle. En el hecho tres funcionarios que custodiaban a los internos fueron asesinados por los reos.

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Estas situaciones irregulares representan para los policías una presión constante, a juicio del secretario de seguridad ciudadana del estado Miranda y de Polimiranda, comisario Elisio Guzmán: “El funcionario empieza a cansarse de esa presión de que si el preso se escapa es su culpa y se le abre un proceso de investigación por la facilitación de la fuga”.

Guzmán explica que hay una cantidad imprecisa de presos que están en una especie de limbo jurídico porque no han sido trasladados a centros penitenciarios: “Tengo reclusos en los calabozos que ya cumplieron cuatro años a espera de un cupo de traslado y esto les ocasiona una desesperación, lo que lleva a estos individuos a cometer actos de violencia en las celdas, como ha ocurrido este año con los casos de descuartizamientos, asesinatos y de fugas. Ese es el producto de una descomposición creciente dentro de los establecimientos preventivos”.

Las problemáticas que hay en estos centros de detención preventiva se repiten en todas las sedes de detención transitoria y que no cumplen con ninguna de las 122 Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para el Tratamiento de los Reclusos, también conocidas como Reglas Mandela.

En las celdas con “más lujos” hay una letrina para todos los reos y un pipote de agua, para que los reclusos se bañen. En estos pequeños espacios la única manera de subsistir es respetar las normas internas que los reclusos acuerdan para convivir. Se turnan los horarios para dormir en el suelo, mientras otros esperan de pie. Improvisan chinchorros con sábanas y se turnan las colchonetas para el descanso, solo en las policías que permiten el uso de estos artículos.

Un problema para la seguridad ciudadana

Raúl Romero calabozo policial

Fuentes policiales que trabajan en comisarías han advertido que el hacinamiento en los calabozos representa un problema para la seguridad ciudadana, pues varios policías han sido desincorporados del patrullaje policial para cuidar detenidos. El director de Polimiranda, Comisario Elisio Guzmán, precisó que mensualmente invierte 28.000 horas hombres para cuidar presos: “Eso le incrementa un temor a nuestros funcionarios, porque todo policía que custodia internos tiene miedo de ser investigados por complicidad, si los reos se escapan”.

Otros jefes de sedes policiales han explicado que, debido al hacinamiento, han tenido que habilitar espacios para ubicar a los presos. Por ejemplo, en la Subdelegación del Cicpc de Simón Rodríguez tres oficinas fueron desocupadas para albergar reclusos, mientras que en la Subdelegación del Cicpc de El Paraíso el área de descanso de los funcionarios de guardia es utilizada en la actualidad para tener a los reos. Lo mismo ocurre en la comisaría de Policarrizal, en el estado Miranda: el área de descanso de las funcionarias fue reestructurada para improvisar un calabozo para presas.

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Pero estas denuncias y las advertencias que han hecho los defensores de derechos humanos y representantes no han solucionado la causa de la crisis, que es el retraso en la asignación de cupos para centros carcelarios y la ministra de Servicio Penitenciario ha sido contundente en sus declaraciones al asegurar que los reclusos deben permanecer en comisarías hasta que tengan un juicio.

El comisario Elisio Guzmán fue una de las autoridades policiales que reaccionó a las declaraciones de la ministra Varela: “Cada autoridad administrativa emite un juicio y así viole la ley, no les importa. Si es un ministerio de Servicio Penitenciario, todo el que esté preso está bajo la jurisdicción de ella. Lo demás es evadir responsabilidades”.

El hacinamiento que mezcló reos y dejó embarazadas a dos presas

Un pasillo en el que están distribuidos 41 presos, entre ellos dos reclusas embarazadas, separa a tres calabozos que están abarrotados de otros 77 reclusos en la sede de la Policía Municipal de Guaicaipuro, ubicada en Los Teques, estado Miranda. El hacinamiento en esa sede policial no le brinda beneficios a los reos que tienen condiciones especiales. Esa es la preocupación de la madre de una presa de 23 años de edad que salió embarazada estando privada de libertad en esa policía y que ya tiene seis meses de gestación.

La mujer cuenta que en 10 meses a su hija le han diferido nueve veces la audiencia preliminar y refiere que desde que salió en estado, se ha complicado con asma y ha presentado placenta previa: “Estoy luchando para que le den casa por cárcel a mi hija. En dos meses debería dar a luz y temo que se complique más estando presa allí. Aunque los policías han sido condescendientes y me permitieron pasarle una colchoneta, porque el resto de los presos duerme encima de sábanas, igual ella está incómoda y el peso de la barriga la acerca más al suelo”.

Fuentes extraoficiales de Poliguaicaipuro explicaron que debido al hacinamiento tuvieron que habilitar el pasillo para ubicar a todos los reos: “Allí también tenemos a adolescentes femeninas y masculinos que están en conflicto con la ley. Como en ese espacio no entra oxígeno, les colocamos un aire acondicionado split”.

De los tres calabozos que tiene esa policía hay dos celdas que miden 5 x 3 metros: una alberga a 30 reos y la otra a 35. En un tercer calabozo, que mide 2 x 4 metros, hay 14 reclusas, una de ellas está embarazada.

En la puerta principal de Poliguaicaipuro se tiene contacto con varios reclusos. A mano derecha hay una especie de ventana, en forma de cuadro, que da hacia la avenida principal. Por allí se asoman a cada instante presos. Quienes ingresan a esa policía se topan de frente con las escaleras. Allí están esposados tres reos que “tienen la rutina manchada”.  Eso, en la jerga carcelaria, representa el rechazo de la población penitenciaria hacia uno o varios presos por estar involucrados en determinados delitos, por ser policías o ex funcionarios, y “comerse la luz”, que significa irrespetar las normas internas. De estos presos que permanecen en las escaleras, dos están detenidos por abuso sexual y uno es exfuncionario de Polivargas. “Si los ubicamos con toda la población, los matan”, asegura uno de los policías

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Al igual que en las otras 29 sedes de policías ubicadas en la Gran Caracas, en 2016 los funcionarios de Poliguaicaipuro atendieron emergencias que se repiten en todas las comisarías del área en estudio. Los más emblemáticos, según precisan funcionarios consultados, son cinco casos de presos que presentaron desnutrición. El año pasado también lograron la medida de casa por cárcel para 12 reos con enfermedades terminales y que tienen más de 60 años de edad. Entre este grupo de reclusos está una presa que dio a luz y que, durante la lactancia, es monitoreada en su hogar por funcionarios. “Cuando culmine la lactancia, debe regresar a la policía. Aunque ya tenía un año y 2 meses detenida por el delito de robo y su lugar de reclusión es el INOF, no le han dado traslado porque aún no hay cupos”, advierte un funcionario.

Un sótano de presos en Charallave

Sótano presos en Charallave

La entrada marea. Y la primera sensación que se tiene es de claustrofobia desde que se ingresa al área de los calabozos del Centro de Coordinación Policial 2 de Polimiranda en Charallave, que está ubicada en el sótano de esa sede. Los 56 reclusos que están distribuidos en celdas, que tienen capacidad para albergar a 20 personas, ven una esperanza con la visita de la prensa. Se apresuran por acercarse a las rejas y gritar sus peticiones: “¡Queremos traslados!”, “¡Ministra aplique el plan cayapa!”. No reciben ventilación, ni luz del día. Sólo una lámpara con luz artificial que ilumina el pasillo de los calabozos les permite a los reos verse a las caras, solo si se acercan a las rejas, pues al fondo de estos espacios no llega la luz.

En ese sótano, como en todos los centros de detención preventiva, no hay clasificación de presos. Tres reclusos que están detenidos por haber vendido dos cauchos en malas condiciones, comparten espacio con homicidas, secuestradores y reos que fueron apresados por estar involucrados en robo. Los reos consultados refirieron que han tenido enfermedades de la piel, lo que en la jerga de calabozos policiales es conocido como “carranchín”. De hecho, uno de los funcionarios que custodia a los privados de libertad también padece esta enfermedad.

Presos calabozo policial en Charallave

Esta situación, para el comisario Elisio Guzmán, que tiene más de 45 años de experiencia en la carrera policial, se debe a que “en un calabozo está condensada la perversidad de la vida en cuatro paredes”. El también secretario de seguridad del estado Miranda, explicó que ha tenido que tomar previsiones para evitar fugas, asesinatos y hechos violentos en las celdas: “No se les puede meter una sábana porque con una sábana pueden violar, forzar y matar. No se le puede dar a un preso la comodidad de una cama como cualquier humano puede pretender, porque las camas son herramientas mortales, de allí extraen pedazos de metal, pedazos de resorte y estas son herramientas de muerte”.

7 adolescentes en conflicto con la ley hacinados en una celda

Adolescentes en conflicto con la ley

En la otra sede del Centro de Coordinación Policial 2 de Polimiranda, ubicada en Ocumare del Tuy, hay 18 reclusos en un espacio que fue diseñado para albergar a 10 personas por un lapso de 48 horas. En una de las celdas hay 7 adolescentes en conflicto con la ley que esperan cupo para centros de reeducación. Uno de ellos es un adolescente de 15 años de edad.

Una letrina para nueve presas

Reclusas en calabozos policiales

Uno de los calabozos que más novedades reporta en la sede de Polimiranda ubicada en Ocumare del Tuy es el que fue habilitado para las mujeres. Allí comparten espacio nueve reclusas que están detenidas por los delitos de robo y homicidio. La presa más antigua de ese calabozo tiene 21 años de edad y está detenida desde hace dos años por el delito de robo. La interna no ha sido sentenciada y durante su permanencia en esa policía ha tenido asma, problemas respiratorios e infecciones vaginales. Para la reclusa lo más difícil ha sido pasar todo ese tiempo sin ver a su hijo y recuperarse de las recaídas que ha tenido de salud.

Los familiares de presos que son extorsionados en la PNB de Boleíta

Uno de los centros de detención preventiva con más irregularidades en la Gran Caracas es la sede de la Policía Nacional Bolivariana, ubicada en Boleíta. En 2016 se han registrado motines, secuestros de funcionarios, e intentos de fuga de detenidos. En uno de esos sucesos, en el mes de junio, murió un preso cuando intentó despojar a un policía de su arma de reglamento y en otro hecho un recluso fue asesinado a golpes en octubre, según fuentes extraoficiales, por un funcionario que lo agredió durante una requisa.

En esa sede policial, también conocida como la Zona 7 de la extinta Policía Metropolitana, hay 599 presos que están distribuidos en un sótano al que tampoco llega luz del día, ni ventilación. La esposa de un preso contó a Runrun.es que cada vez que le pasa comida a su pareja debe pagar entre 500 y 600 bolívares. Sin embargo, hay policías que pueden cobrar 1.500 bolívares por pasar una comida. Además denunció que los funcionarios les cobran a los parientes de los reclusos por pasar chucherías e incluso visitas especiales.  

325 % de hacinamiento en Polisalias

En los dos calabozos de Polisalias, en el estado Miranda, hay 325 % de hacinamiento. Aunque en esa sede tienen capacidad para albergar a 8 presos, en la actualidad hay 26 reclusos. Uno de los funcionarios consultados considera que se deben agilizar la asignación de cupos para cárceles para evitar que se registren más tragedias en centros de detención preventiva: “Pareciera que el mensaje que se quiere dar es que no haya presos en las policías. Si en operativos policiales y en flagrancia se detienen a delincuentes, ¿qué hacer con ellos si no hay espacios para tenerlos?”.

En una celda que mide 4 x 4 metros hay 13 presos, entre ellos un contador público que hace cinco meses fue detenido por estar involucrado en el robo de un vehículo. Fuentes de esa policía explicaron que tuvieron que aislar a uno de los tres adolescentes en conflicto con la ley que está detenido en esa sede, pues fue discriminado y maltratado por los otros presos por ser gay.

Este especial es tan solo una radiografía de la realidad de 30 calabozos policiales que están ubicados en la Gran Caracas. Aunque la mayoría de estos presos están implicados en delitos, ningún ente gubernamental responde por ellos. Los días transcurren sin que sean trasladados a centros penitenciarios con infraestructura adecuada y las irregularidades que se registran en estos espacios afectan a la seguridad ciudadana en el país.

Una Ventana a la Libertad: Hay una sobrepoblación de 378% en 87 centros de detención preventiva

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Este miércoles la ONG Una Ventana a la Libertad realizó el foro: Centros de detención preventiva ¿sistema penitenciario paralelo?, en la actividad que se realizó en el auditorio del diario El Nacional el coordinador de la organización, Carlos Nieto Palma, hizo referencia a los principales problemas que agudizan la crisis en los calabozos policiales. En el evento también participaron como ponentes el director de Polimiranda, comisario Elisio Guzmán, la periodista e investigadora Luisa Mesa Torrealba y la periodista de sucesos de Runrun.es, Angélica Lugo.CalabozosB-03-02

Mesa Torrealba presentó un estudio que Una Ventana a la Libertad inició hace cuatro meses en 87 centros de detención preventiva que están ubicados en los estados Lara, Zulia, Carabobo, Falcón, Táchira, Monagas y en la Gran Caracas. La periodista precisó que pudieron determinar en la primera fase de la investigación que hay una sobre población en esos 87 centros: «Esa sobre población es de 378 %, es decir, en rebasado con creces la capacidad en los centros de detención preventiva las ciudades que hemos monitoreado. Otra cosa que observamos es el tema de la violencia. se registraron en menos de tres meses, 17 muertes. De las cuales 8 se produjeron por enfermedades, por desnutrición, un caso de suicidio y hubo 9 casos que se produjeron eventos violentos. El hecho que esté presente la violencia con armas de fuego, o a puño limpio como pudimos ver que en muchos casos los reclusos agredían a otros detenidos. Hubo casos de asfixia mecánica que terminó con el asesinato de dos personas. Detectamos también el hacinamiento, la falta de alimentación adecuada, la falta de servicios de salud y las condiciones deplorables en las que cohabitan estas personas sirven como un caldo de cultivo para que la violencia se siga intensificando».

Carlos Nieto Palma insistió que este 2016 batirá récord en la cifra de presos en el país: «Según cifras de la ministra Varela en los calabozos hay 40.000 reclusos y en las cárceles hay 56.000. Estamos hablando de una población aproximada de 96.000 presos (…) Lo que hemos diagnosticado en esta fase de la investigación es la grave situación que se está viviendo en todos los centros de detención preventiva del país. Hay hacinamiento extremo, condiciones de insalubridad, hay desnutrición que además ha llevado a la muerte de seres humanos y no hay una verdadera respuesta del Ministerio de Servicio Penitenciario, que es el verdadero responsable de las personas privadas de libertad para darle solución a este problema. La gran solución sería construir nuevas cárceles y hasta este momento la construcción de nuevas cárceles solo han sido promesas y nunca han sido cumplidas. La situación en estos centros preventivos es grave. Se ha trasladado el conflicto que hay en las cárceles también a los calabozos policiales».

El director de Polimiranda, Comisario Elisio Guzmán, basó su ponencia en explicar las causas que originan la crisis actual en los centros de detención preventiva. Precisó que en 5 de las 7 dependencias de la Policía de Miranda hay 206 detenidos, pese a que estos calabozos tienen capacidad sólo para 140 personas. El funcionario, que tiene más de 45 años de experiencia en la carrera policial, explicó que los reclusos realizan en varias oportunidades huelgas de hambre y de sangre para «impresionar a sus familiares y compañeros».

Guzmán detalló que en sus centros de detención preventiva hay reclusos que ya cumplieron cuatro años sin ser trasladados a una cárcel: «También tenemos detenidos que no han sido condenados. Los problemas de las cárceles se trasladan a las policías, y por ende a los funcionarios. En Polimiranda hay presas que han dado a luz, y como no existe una institución que se encargue de atenderlas, los mismos policías han asumido los gastos para comprarles canastillas a estas mujeres».

La periodista Angélica Lugo mencionó en su ponencia algunas irregularidades que durante 2016 han tenido que sortear los funcionarios que están destacados en algunos calabozos policiales que están ubicados en la Gran Caracas. La comunicadora social explicó que autoridades del Colegio San Agustín del Marqués ejercerán distintas acciones para solicitarle a las autoridades competentes que los calabozos de la Policía Nacional Bolivariana, ubicada en Boleíta y al lado de esa institución, trasladen a los presos a centros  penitenciarios pues este año en los intentos de fuga los reclusos han ingresado a las instalaciones del colegio: «En esta sede policial, también conocida como la antigua Zona 7 de la extinta Policía Metropolitana, hay 599 presos en un espacio que fue construido para albergar a 100 personas. Además, fuentes extraoficiales han denunciado que hay funcionarios de ese cuerpo policial que extorsionan a los familiares de los detenidos para que puedan ingresar alimentos y teléfonos celulares».

Lugo precisó que, aunque desde mayo fue clausurado el extinto retén de La Planta, que estaba ubicado en El Paraíso, en la actualidad hay pequeños centros penitenciarios paralelos que están ubicados en la Gran Caracas: «No solo la crisis carcelaria se ha trasladado a estos calabozos policiales. También la corrupción está presente en los centros de detención preventiva».

Pared de 3 metros separa al Colegio San Agustín de 592 presos detenidos en la PNB de Boleíta

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Autoridades del Colegio San Agustín aseguran que tomarán acciones para exigir el traslado de los presos que están detenidos en los calabozos de esa sede policial, también conocida como la antigua Zona 7 de la extinta Policía Metropolitana. Los recientes motines e intentos de fuga de reclusos han puesto en alerta a la comunidad educativa de esa institución

@Angelicalugob 

Los recientes motines, intentos de fuga y secuestros de funcionarios en los calabozos de la Policía Nacional Bolivariana, ubicada en Boleíta, han encendido las alarmas en la comunidad educativa del Colegio San Agustín del Márques. El director de esa institución, Marino Garrido, advirtió que solo una pared de tres metros divide la sede del plantel educativo con la policía.

«Nuestra preocupación es que solo tres metros nos separa de esa sede policial que cuenta con calabozos que son objeto de hacinamiento y situación crítica y delicada que ha conllevado a hechos tensos como motines, protestas, fugas, heridos, secuestros de funcionarios, así como también las protestas y trancas a los accesos del colegio por parte de los familiares de los presos y cuya problemática pone en riesgo a todos los que forman parte de nuestra unidad educativa. En diferentes oportunidades se han escapado detenidos y han saltado hacia el colegio, lo que ha ocasionado persecuciones y los policías han ingresado al colegio sacando las pistolas (…) No podemos esperar más y quedarnos de brazos cruzados, para luego lamentarnos cuando pase una tragedia con alguno de nuestros representados. El colegio no puede tener al sistema penal como vecino», manifestó.

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Garrido mostró a Runrun.es un comunicado que recientemente entregó al concejal del municipio Sucre, Juan Carlos Vidal y que próximamente hará llegar a las autoridades competentes para exigir que los presos sean trasladados a centros penitenciarios. De acuerdo con cifras extraoficiales, en la actualidad 592 reclusos están albergados en esos calabozos. «Es bueno señalar que el colegio está ubicado en este lugar desde el año 1969. El edificio donde está la Policía Nacional Bolivariana fue construido mucho más tarde y fue construido para la industria y, posteriormente, fue utilizado para la extinta Policía Metropolitana y actualmente es una de las sedes de la PNB», precisó.

En el documento se detalla que el edificio no está apto para la cantidad de presos que allí se encuentran: “Las condiciones son infrahumanas. Las celdas son una especie de huecos que abrieron en el sótano de la infraestructura, como especie de cuevas en las que los recluidos no saben si es de día o de noche. No circula corriente de aire y las enfermedades respiratorias y de piel están agravándose».

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La crisis de alimentos también afecta a los presos. Los familiares de reclusos que están detenidos en calabozos policiales tienen que asumir estos gastos, pues el Estado no otorga recursos para esta población carcelaria que, según cifras oficiales, es de 33.000. Madres y esposas de reos que están en comisarías hacen peripecias para llevarles comida a sus parientes e, incluso, pagan vacunas a funcionarios que las extorsionan para dejarles pasar alimentos, tal y como ocurre en la sede de la Policía Nacional Bolivariana ubicada en Boleíta.

En 2016 dos presos han muerto por desnutrición en Polichacao. Fuentes extraoficiales de esa policía municipal informaron que en la actualidad 12 reos de los 63 que están detenidos en esos calabozos no reciben alimentos por parte de sus familiares, por lo que tienen que «ganarse la voluntad» de sus compañeros de celda que les dan comida si éstos colaboran con la rutina de limpieza.

 

Texto e investigación: @Angelicalugob

Edición audiogalería: @Monkda92

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Ministra Iris Varela desconoce sus responsabilidades y lanza la pelota a cuerpos policiales del país

CarlosNietoPalma

En rueda de prensa dada por la Ministra para el Servicio Penitenciario en el día de hoy anunció, entre otras cosas, que no recibiría en las cárceles bajo su mandato a reclusos que aún no tuvieran un juicio o estuvieran sentenciados, situación en la que se encuentran el 70 % de los reclusos de este país.

Para el coordinador general de Una Ventana a la Libertad, Carlos Nieto Palma, tal declaración de la Ministra Penitenciaria constituye un acto de irresponsabilidad y desacato a las  funciones de su despacho como lo establece el Código Orgánico Penitenciario y terminarían de colapsar los centros de detención preventiva en el país que no tienen capacidad para albergar a tanta población.

Este anuncio de la Ministra Penitenciaria podría traer como consecuencia que los organismos policiales se abstuvieran de detener a delincuentes pues no tienen espacio donde tenerlos, lo cual aumentaría los graves problemas de inseguridad que vive el país.

Para Una Ventana a la Libertad a la Ministra Penitenciaria se le olvidó decir en sus declaraciones que a pesar de haber ofrecido hace cinco años la construcción de 24 nuevos recintos carcelarios, uno en cada estado del país, solo ha inaugurado 2 nuevos centros y cerrado 7, lo cual ha agravado el caos que se vive en nuestras cárceles.

Los centros de detención preventiva son diseñados para albergar detenidos durante lapsos menores a 48 horas, y no para acoger de forma indefinida a presos, aunado a no contar con la infraestructura ni los espacios adecuados, ni con insumos básicos necesarios (como agua potable, comida y medicinas).

Para finalizar, Carlos Nieto Palma denuncio que la Ministra para el Servicio Penitenciario con estas declaraciones institucionalizo un sistema penitenciario paralelo al ya existente que alberga un aproximado de 33 mil reclusos. Igualmente mostro sus preocupación por las nuevas amenazas hechas por la Ministra a los defensores de derechos humanos al referirse que “tenía unas 2 ó 3 moscas que matar”.

Iris Varela: “No voy a recibir a una persona que no tenga ni siquiera una audiencia preliminar”
La ministra de Servicio Penitenciario aseguró en rueda de prensa que los presos deben permanecer en calabozos policiales y centros de detención preventiva hasta que tengan un juicio. Varela insistió en que las policías estadales y municipales deben asumir sus funciones

 

@Angelicalugob

DESPUÉS DE CINCO AÑOS de creación del Ministerio de Servicio Penitenciario la encargada del despacho, Iris Varela, respondió preguntas en una rueda de prensa con respecto al hacinamiento que hay en los centros de detención preventiva y advirtió que los presos deben permanecer en estas comisarías y sedes policiales hasta que pasen a juicio, pese a que estos lugares fueron creados como espacios temporales para albergar a personas por un lapso aproximado de 48 horas.

“No voy a recibir a una persona que no tenga ni siquiera una audiencia preliminar. No voy a recibir en las cárceles nacionales a una persona que no tenga un juicio, tiene que tener su tribunal de juicio ya designado porque hay un derecho humano que nosotros respetamos, que es el debido proceso, que es el derecho a ser juzgados en libertad y que es la presunción de inocencia. Esos son derechos humanos. Una persona que está detenida, a menos que haya sido sorprendida en flagrancia, es inocente hasta que se demuestre lo contrario y eso se demuestra con un juicio justo y con una sentencia (…) No puedo recibir a una persona que no esté ni siquiera plenamente identificada. La Fiscalía tiene que identificar plenamente a los detenidos”, aseguró Varela.

La ministra Varela dijo que la cifra de detenidos en calabozos policiales puede superar a los 33.000 presos que en meses anteriores dijo el defensor del pueblo Tarek William Saab: “Puede que haya 40.000 privados de libertad en estas sedes de detención preventiva, el hecho está  en que cada quien que maneje detenidos tiene que garantizar sus derechos humanos. Siempre esas comisarías y esos centros de detención policiales van a existir. Han existido y existirán, entonces tienen que prever una logística obligatoriamente para que atiendan esa situación de derechos humanos. Que yo sepa hay muchos gobernadores y alcaldes que están preocupados por eso y lo coordinan. Allí están los 26.000 cupos que hemos otorgado, hasta un corte de hace dos meses. Se otorgan los cupos, ahora, para que los lleven deben cumplir con los requisito”.

Varela advirtió que el ministerio que representa ha adelantado cayapas en las sedes policiales que están ubicadas en todos los estados del país: “Es decir, nosotros hemos ido a hacer atención jurídica a los calabozos y a las comandancias de policías que corresponden a gobernantes de oposición. En una de esas cayapas de una alcaldía nosotros fuimos con unos jueces y nos dijeron que no los trasladaban y nosotros siempre les damos los cupos. ¿Qué es lo que pasa?, ¿A quiénes debemos recibir en las cárceles nacionales?, a quien tenga un juicio. Hay casos que yo he dicho, que hemos aceptado como personas que están involucradas en delitos graves o que son reincidentes. Si hay personas reincidentes por supuesto que no voy a esperar a que se demuestre la inocencia”.

La ministra insistió en que las policías estadales y municipales deben asumir sus funciones, e hizo referencias puntuales en las que mencionó a los alcaldes del municipio El Hatillo, David Smolansky y del municipio Chacao, Ramón Muchacho. “David Smolansky y Ramón Muchacho no pueden venir a decir que porque son unos incapaces tienen hacinamiento, eso lo tienen ellos porque quieren. Yo tengo 56.000 presos en cárceles nacionales y no tengo este tipo de problemas. Yo quisiera saber si ellos tienen allí a 1.000 privados de libertad. Lo primero que quisiera saber es en qué condiciones tienen a los que tienen allí, porque ellos tienen que garantizar las condiciones. La Constitución les da a ellos la potestad de dirigir su servicio de policía y quien dirige policía tiene que, por supuesto, tomar todas las previsiones de garantizar las condiciones mínimas a las personas que tengan detenidas. ¿Por qué en Polichacao han muerto personas por inanición?, ¿es que hay líderes negativos allí?, eso lo tiene que responder el alcalde, porque él dirige esa policía y no puede decir que esa situación la tiene por culpa mía, porque además le he sacado a la gente de allí y he otorgado cupos. En la  Constitución está consagrado que el servicio de policía corresponde a los gobernadores, es decir, que los gobernadores tienen que organizar su servicio de policía. Las policías tienen centros de detención preventivas y comisarías. Eso es competencia de ellos. No pueden decir que es competencia nuestra”, destacó Varela.   La ministra de Servicio Penitenciario aseguró que en algunas policías hay mafias en las que funcionarios les cobran vacunas a los familiares de los presos para mantenerlos allí y no trasladarlos a cárceles.

96 % de los recintos tienen el Nuevo Régimen Penitenciario

En la rueda de prensa la ministra Iris Varela aseguró que con “el plan de pacificación” que hicieron en la Penitenciaría General de Venezuela, en San Juan de Los Morros, estado Guárico y en el Internado Judicial Los Pinos, también ubicado en la misma entidad, alcanzaron el 96 % del Nuevo Régimen Penitenciario en los centros carcelarios. “Me siento orgullosa del Nuevo Régimen Penitenciario”, aseguró.

Varela anunció que en el mes de noviembre inaugurará 2 recintos penitenciarios. Para el 16 de noviembre tiene pautada la inauguración del Centro de Formación Femenina en Maracaibo y para finales de mes la del Centro de Formación Libertador en el estado Carabobo.

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Al menos 5 presos han muerto este año en calabozos policiales ubicados en Gran Caracas

EN LOS ÚLTIMOS DOS MESES, cuatro privados de libertad han muerto en calabozos policiales ubicados en la Gran Caracas. El caso más reciente se registró el miércoles 2 de noviembre en la subdelegación El Llanito de El Cicpc cuando un recluso recibió un disparo en la cabeza en el momento en que intentaba fugarse.

Fuentes policiales informaron que el reo muerto fue identificado como Alexander Alberto Acosta Andrade, de 21 años de edad. De acuerdo con la versión policial el preso, junto con otros reclusos, rompió los barrotes de una de las celdas e ingresó al techo de la comisaría policial y, cuando llegaron a la sede del Eje de Homicidios, un funcionario se percató, se produjo el forcejeo y Acosta resultó herido. El reo estaba estaba solicitado por el Juzgado 19 de Control de Caracas por el delito de homicidio.

En lo que va de 2016 al menos cinco presos han muerto en centros de detención preventiva en la Gran Caracas. El 5 de junio un recluso murió durante un motín que hizo la población reclusa para exigir traslados a cárceles. Entre el 15 de septiembre y el 3 de octubre dos presos murieron en Polichacao: uno por desnutrición y tuberculosis y el segundo por desnutrición. Luego, el 10 de octubre un recluso falleció en los calabozos de la PNB de Boleíta, también conocidos como Zona 7. Las autoridades no dieron información oficial sobre este deceso. Sin embargo, se han manejado dos versiones: que el privado de libertad murió por desnutrición, mientras que otras fuentes aseguran que el preso murió al ser golpeado por un funcionario durante una requisa.

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19 presos se fugaron de sede de Polimiranda ubicada en Santa Teresa del Tuy

polimiranda

El hacinamiento en calabozos policiales sigue generando sucesos. Este martes 18 de octubre 19 presos se fugaron de la sede de Polimiranda, ubicada en Santa Teresa del Tuy, a través de un boquete que abrieron.

El director de Polimiranda, Comisario Elisio Guzmán, dijo que la nueva fuga se debe al hacinamiento permanente que hay en los centros de detención preventiva: «Hay gente que no cumple con su trabajo y entonces le deja la carga a otro. Por supuesto que esa carga la sobre llevamos con muchísimos inconvenientes y pasan estas cosas que no se pueden controlar, porque hay demasiada gente acumulada en un solo lugar y eso hace que los elementos de seguridad se debiliten».

Guzmán advirtió que de manera periódica le envía reportes detallados a los entes competentes de la cantidad de detenidos que tienen en las sedes policiales de Polimiranda: «Semanalmente el juez rector, el fiscal superior, las autoridades de traslado, el viceministerio de seguridad, y todas las autoridades que deben tener conocimiento lo tienen. Eso quiere decir que simplemente hacen caso omiso de los problemas que se han generado en relación a los detenidos, lo cual incide directamente en los temas de seguridad.

El director de Polimiranda precisó que 4 de los fugados tenían más de 620 días detenidos privados de libertad y otros 2 superaban los 500 días.