Rousseff defiende sus ajustes entre 'cacerolazo' y abucheos en todo Brasil
Rousseff defiende sus ajustes entre ‘cacerolazo’ y abucheos en todo Brasil

DilmaRousseff

 

En una comparecencia transmitida en televisión con motivo del Día Internacional de la Mujer, la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, defendió esta noche los ajustes económicos que su Gobierno acomete desde que comenzó la legislatura en enero, prometió que los sacrificios serán temporales y explicó por qué se ve obligada a hacerlo: “Era necesario cambiar de método”. Mientras ella hablaba, en determinados barrios acomodados y de clase media de São Paulo y de otras ciudades brasileñas se escucharon caceloradas y abucheos. No es normal que los brasileños abronquen a su presidente mientras comparece por televisión, lo que ilustra la polaridad extrema que atraviesa actualmente el país. Sin ir más lejos, el sábado que viene hay una manifestación que exigirá la destitución parlamentaria de la presidenta por el método del impeachment.

La mandataria justificó la nueva deriva económica de su Gobierno y la achacó a la tormenta financiera internacional: “En la primera etapa de la crisis económica Brasil reaccionó bien y siguió creciendo mientras otros países destruían empleo. Pero nadie podía prever que la crisis iba a durar tanto. Por eso ahora tenemos que hacer ajustes y actuar de manera que esos ajustes sean divididos entre todos. También se hizo algo parecido en la época de Lula”.

El Gobierno ha recortado, entre otras cosas, gastos en los ministerios y ha subido los impuestos que gravan la gasolina y la luz. “Sé que algunos de ustedes son conscientes de que la energía es ahora más cara y que eso repercute también en algunos alimentos. Pero estos son sacrificios transitorios”. Rousseff recordó que el país ha sufrido una sequía sin precedentes, que en especial ha afectado al Estado de São Paulo.

La presidenta insistió en que la crisis por la que atraviesa Brasil, cuya economía está a un paso de la recesión económica y tiene una inflación del 7,7%, no es “una crisis financiera como otras que ya sufrió el país”. Y añadió: “Brasil tiene ahora unas bases sólidas sobre las que volver a crecer en cuanto superemos estos problemas”.

Las medidas de recorte y de contención del gasto no son un fin en sí mismo, aclaró la presidenta brasileña. Tan sólo una “travesía” hacia la hipotética recuperación. Rousseff no les puso plazos. “Durarán lo que sea necesario”, dijo, pero agregó que confía en que en el segundo semestre de este año se comiencen a ver los resultados.

Rousseff fue mucho más breve al hablar del escándalo de corrupción de Petrobras, que sacude el país y que involucra a una cincuentena de políticos relevantes, entre senadores, diputados y exministros. “Brasil ya aprendió a aplicar la justicia sobre los corruptos. Es eso lo que está pasando en la libre y enérgica investigación del caso Petrobras”.