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Ucrania

Laureano Márquez P. Mar 17, 2022 | Actualizado hace 1 mes
Termópilas
Aunque Ucrania sea vencida como lo fueron los espartanos en Termópilas, el heroísmo de su resistencia prevalecerá

 

@laureanomar

Con mucho tino, el poeta rumano Mircea Cărtărescu (disculpen yo tampoco sé como se pronuncia la «a» eñosa), ha escrito una columna (La guerra de Putin contra mí y contra ti) en la que compara lo que sucede en Ucrania con la legendaria batalla de las Termópilas.

Los persas intentaron invadir Grecia en un episodio que la historia conoce como las guerras médicas, que no eran de los galenos luchando por un justo salario, como uno cabría imaginar. Lo de médicas viene por que a los persas se les denominaba medos, por una de las tribus que habían conquistado y con la que se habían fusionado. Luego de que los griegos derrotaran a los persas, comandados por Darío, un segundo intento de invasión se produjo 10 años más tarde, en el 480 a. C., dirigido por Jerjes, sucesor de aquel.

En este segundo intento, se desarrolló la batalla de las Termópilas (literalmente «las puertas calientes»). Es un episodio que marca la heroica resistencia de los antiguos griegos. En un estrecho desfiladero, estos pudieron contener por unos días la invasión del ejercito persa, infinitamente mayor en número, dando tiempo a la organización de la defensa en el resto de Grecia. Entre los combatientes estaban los 300 espartanos comandados por Leónidas, que lucharon hasta morir. Aunque los griegos fueron vencidos en las Termópilas, la heroicidad de los espartanos infundió a los griegos ánimo para la derrota final de los persas en Salamina y Platea, lo que salvó a la cultura griega de perecer. En otras palabras, también nosotros estamos en deuda con los espartanos que allí yacen.

Cărtărescu establece algunos paralelismos entre lo que acontece en Ucrania y las Termópilas:

  • Un poderoso ejecito es contenido por uno mucho más pequeño, pero con la férrea determinación de defender su patria.
  • Occidente, con discordias similares a las que tenían entre sí las ciudades griegas, se ha unificado frente al invasor.
  • Los soldados de Putin, como los de Jerjes, son esclavos de los caprichos de su señor.
  • Aunque Ucrania sea vencida como lo fueron los espartanos en Termópilas, el heroísmo de su resistencia prevalecerá, como sucedió con el de los antiguos griegos. Zelenski –cuyo nombre nos resulta ahora tan familiar– sería un nuevo Leónidas y, como el rey espartano, conocedor de su destino.

Pero pese a las similitudes hay una notable diferencia: Jerjes no tenía ojivas nucleares capaces de borrar al planeta entero.

El poeta griego Constantino Cavafis dedicó un poema a la legendaria defensa de los espartanos que comandó Leónidas, al que bien podríamos recurrir hoy para honrar a los defensores ucranianos:

«Honor a aquellos que en sus vidas

se dieron por tarea el defender Termópilas.

Que del deber nunca se apartan;

justos y rectos en todas sus acciones,

pero también con piedad y clemencia;

generosos cuando son ricos, y cuando

son pobres, a su vez en lo pequeño generosos,

que ayudan igualmente en lo que pueden;

que siempre dicen la verdad,

aunque sin odio para los que mienten.

Y mayor honor les corresponde

cuando prevén (y muchos prevén)

que Efialtes ha de aparecer al fin,

y que finalmente los medos pasarán».

El servidor del pueblo

El servidor del pueblo

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El último chance de nuestra industria petrolera
La invasión de Rusia a Ucrania le ha abierto a Venezuela la última oportunidad de recuperar la industria petrolera. Tristemente, todo parece indicar que no la aprovecharemos

 

@luisoliveros13

La invasión de Rusia a Ucrania le ha abierto una importante oportunidad a la industria energética venezolana. Tal vez la última oportunidad que tendrá Venezuela de recuperarla. Tristemente, todo parece indicar (por el camino que vamos), que no la aprovecharemos.

Hoy ocurre una reconfiguración en el mercado energético, ya no solo en la matriz energética sino también entre países. El petróleo y el gas de uno de los principales exportadores mundiales hoy “son tóxicos”; por lo tanto, se buscan países que puedan sustituirlos. Por ejemplo: el espacio que hoy deja Rusia en el mercado petrolero norteamericano es perfecto para el inicio de la recuperación de la industria petrolera de Venezuela.

Pero esa industria atraviesa un momento muy delicado. Su deteriorada infraestructura, su frágil institucionalidad, sus mermadas finanzas, el default de su deuda, etc., se combinan con las sanciones norteamericanas para mostrar una situación compleja y un futuro bastante pesimista. 

Por si fuera poco, a Venezuela le ha surgido un nuevo inconveniente: enfrenta una enorme competencia en el mercado petrolero y gasífero. Solo en la región debe buscar diferenciarse (para atraer capitales, maquinarias, personal, etc.) de países como Guyana, Surinam, Ecuador, Brasil, Bolivia, México, Argentina y de Colombia (quien abiertamente le ha dicho al gobierno de Biden que ellos son unos productores más confiables que nosotros, a pesar de tener un R/P de apenas 7 años y con una inestabilidad política en crecimiento ante la posibilidad, cada vez mayor, de un triunfo de Petro en las próximas elecciones presidenciales).

Nuestra industria energética implora cambios urgentes y radicales en su marco legal, necesita reconstruir su infraestructura, salir del default, atraer capitales y personal, flexibilizar las sanciones. Sin esto último, todos los arreglos que se puedan hacer serán infructuosos.

Ya es un hecho que de los más de 300.000 millones de barriles que tiene Venezuela en reservas, solo un porcentaje muy bajo es lo que vamos a poder extraer. Cada día que pasa y no se logra alcanzar un proceso de reactivación, el porcentaje recuperable de nuestras reservas disminuye y el trabajo que hay que hacer es mayor. Si queremos sacarle el mayor provecho posible a la Faja, a las reservas de gas, etc., Venezuela debe buscar volver a estar en las grandes discusiones sobre energía en el mundo, mostrando su enorme potencial, su disponibilidad, su confiabilidad. Para eso hacen falta profundos cambios. Tal vez demasiados para la voluntad, el ego y la poca preocupación por la gente de buena parte de nuestra dirigencia política.

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Froilán Barrios Nieves Mar 16, 2022 | Actualizado hace 1 mes
Putin, un paria planetario
Las marchas en rechazo a la guerra de agresión contra Ucrania se multiplican en las capitales del mundo

 

@froilanbarriosf

Al cumplirse tres semanas de guerra salvaje del régimen ruso crece la ira del criminal Putin ante la incontenible conexión emocional de solidaridad global con el pueblo ucraniano y su presidente Volodímir Zelenski. Las marchas en rechazo a la guerra de agresión contra Ucrania se multiplican en las capitales del mundo con centenares de miles de asistentes.

Putin, quien creía asaltar en 2 días a Kiev, pasearse como un césar romano en la céntrica plaza de la Independencia y nombrar un gobierno prorruso, siente en carne propia el desprecio de multitudes. En Rusia han arrestado a más de 18000 manifestantes contra la guerra; en el canal de TV oficial una periodista filtró un cartel el 14/3/2022 denunciando lo prohibido: decir la verdad sobre el conflicto. “No a la guerra, paren la guerra, no crean en la propaganda, aquí les están mintiendo».

Este rechazo nacional y mundial ha desquiciado al tirano al extremo de imponer una ley en la Duma que condena con penas carcelarias de 15 años y multas de 12.000 dólares a los periodistas que difundan la verdad sobre el frente de guerra en Ucrania. A los ciudadanos que protestan los acusan de traidores a la patria, en este caso a los planes macabros de Putin y sus oligarcas.

Las noticias del holocausto al que ha sometido a Ucrania no son halagadoras. A pesar de haber difundido una vasta campaña de calumnias, acusando al gobierno de Zelenski de “nazis y de agresores al pueblo ruso”, los partes de sus generales, algunos de ellos caídos en combate, anuncian desmoralización de la tropa y desgano en la ofensiva. Lo que explica cómo un ejército de 200 000 soldados requiere contratar a mercenarios sirios para derrotar a un enemigo de menor envergadura.

En una huida hacia adelante, Putin intensifica los bombardeos, el secuestro de alcaldes y personal médico. Un ataque inmisericorde a la población civil con la intención de desmoralizar al pueblo ucraniano.

Por el contrario, este ha respondido con un talante patriótico. Decenas de miles de ciudadanos de 50 nacionalidades han ingresado a territorio ucraniano a incorporarse a los campos de batalla, despertando el sentimiento de nación en la población martirizada. Mientras, en la Unión Europea y EE. UU. han recibido a más de 3 millones de refugiados siendo más de la mitad niños y adultos mayores.

Putin, más solo que Stalin

En la otra baranda, en la acera del dictador, cunde la rabia, el aislamiento y el desconcierto ante las certeras sanciones de EEUU y la UE. Hoy Putin luce más solitario que Stalin antes de su muerte. Ya han abandonado el país más de 200.000 rusos por Finlandia y 20.000 por Georgia, temerosos de que retorne la tenebrosa época de la URSS y el sistema descrito por George Orwell en su famosa novela 1984. Como dato particular, ni siquiera en Moscú ha habido manifestación alguna de apoyo a la invasión, tan solo en la Republicana Centroafricana unos pocos acudieron a solidarizarse con Putin.

En la ofensiva criminal contra Ucrania resalta el pánico del exagente de la KGB al mundo occidental. Y a sus valores: las libertades económicas y sociales y el referente de la democracia que, con todos sus defectos, ha demostrado que la humanidad puede convivir en paz a pesar de las diferencias.

Para Putin, Lukashenko y unos cuantos líderes autoritarios en Oriente y Occidente, estos son conceptos degradantes de las sociedades. Las cuales “requieren mandatarios de mano dura”. Para estos tiranos, las democracias son decadentes, dominadas por la sensiblería de la libertad de expresión, no son viriles y no son capaces de hacer la guerra.

La inmolación de Ucrania

Pretender continuar con el argumento de que la invasión a Ucrania por Rusia ha sido culpa de la OTAN y la UE, con sus pretensiones de extenderse hacia el Este, es una excusa vana y perversa. La última vez que una fuerza extranjera pisó el territorio ruso fue en 1945, al final de la segunda guerra mundial.

Hoy Ucrania se ha inmolado en nombre de la humanidad y no ha sido en vano su sacrificio. Ha convertido a su agresor, el criminal Putin, en un paria planetario, odiado por todo el mundo. No en balde ha sido despreciado en todos los escenarios económicos, sociales, culturales, deportivos, etc.

El heroísmo del pueblo ucraniano deberá ser compensado con el enjuiciamiento del dictador y sus oligarcas en la Corte Penal Internacional como criminales de guerra, tal como fueron tratados los nazis en los juicios de Núremberg. Así también con la reconstrucción del país como tarea de la comunidad internacional, luego de consumada la derrota del invasor.

La osadía de Putin no tiene parangón. No tuvo consideración alguna con los habitantes de este mundo, sobrevivientes de la peor pandemia en los últimos 100 años, quienes tratando de recuperarse en 2022 son sorprendidos ahora por un conflicto de impacto global, producto de una mente torcida solo comparable con la de quienes asolaron al planeta durante el siglo XX.

*Movimiento Laborista.

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Venezuela dependerá más de las importaciones y otros efectos del conflicto en Ucrania
Asdrúbal Oliveros advirtió que estos aumentos en los precios por la situación en Ucrania se sentirán de manera inmediata en Venezuela

 

Este miércoles, 16 de marzo, el economista  y socio-director de Ecoanalítica, Asdrúbal Oliveros, aseguró que este año la dependencia de Venezuela de las importaciones será mayor, producto del conflicto entre Rusia y Ucrania. 

«Rusia y Ucrania son grandes productores de commodities y de commodities de alimentos y eso tiene un fuerte impacto para países como el nuestro, que tienen unos niveles de pobreza muy elevados», dijo Oliveros en entrevista con Román Lozinski por el Circuitos Éxitos.

El economista indicó que, en este año, el consumo privado en Venezuela aumentará el doble que la producción, lo que exacerbará la dependencia de las importaciones y representará un incremento en los precios de los alimentos. 

Sobre las posibles consecuencias del conflicto entre ambas naciones para el país, Oliveros afirmó que puede haber escasez y encarecimiento de varios productos nacionales. 

La empresa privada también sufrirá 

Asdrúbal Oliveros explicó que el sector privado venezolano, que es el principal importador, no tiene financiamiento internacional, y ese es uno de los principales problemas, por ende, tiene que pagar de contado y el efecto se siente de inmediato. 

«Todos esos insumos que el sector privado tiene que pagar ahora más caros tienen una incidencia directa en su estructura de costo interna y eso se va a reflejar en los precios, pero además, eso hace que su capacidad de competir con el producto importado disminuya», aseguró. 

Oliveros aseguró que este conflicto puede llevar a la escasez relativa, más presión en la producción y dificultades para que los productores locales consigan los productos que necesitan por el encarecimiento y la falta de financiamiento. 

Una nueva dificultad 

Sobre la producción y venta de crudo, Oliveros señaló Venezuela tiene ahora otro problema y es que Rusia, unos de sus principales socios, es competidor en el mercado de los sancionados. 

«Rusia tiene ahora que vender su petróleo casi en las mismas condiciones que vende Venezuela, pero Rusia produce mucho más y en muchos casos de mejor calidad, también que está mas cerca de los mercados que son naturales de Venezuela como es el asiático», dijo Oliveros. 

El economista cuestionó que no sabe cómo el gobierno de Maduro va a afrontar que su aliado que ahora es su competidor, va a manejar la dinámica de colocación de crudo, la capacidad de cobro y demás cambios logísticos y financieros que al final impactan. 

Brian Fincheltub Mar 15, 2022 | Actualizado hace 1 mes
Democracia y diplomacia petrolera
El petróleo les permite a los tiranos comprar aliados y asegurarse silencios

 

@BrianFincheltub

Democracia y petróleo no siempre van de la mano. No es casualidad que una gran parte de los Estados petroleros, salvando las honrosas excepciones, sean dirigidos por regímenes autoritarios. Para que tengan una idea, después de Venezuela, los países con mayores reservas probadas de petróleo en el mundo son Arabia Saudita, Irán, Irak y Kuwait; un top cinco nada compatible con el respeto de las libertades individuales y los derechos fundamentales.

Hay quienes explican este fenómeno a través de la inversión de la pirámide de la dependencia. Cuando el Estado no vive de sus ciudadanos, sino que los ciudadanos viven del Estado, los gobernantes no solo no ven la obligación de rendir cuentas, sino que el abuso de poder es un plato que se sirve todos los días.

Es así como el petróleo, lejos de convertirse en motor de desarrollo, pasa a ser un instrumento de dominación en manos de tiranos y megalómanos.

Un arma de mucha utilidad a lo interno, pero también internacionalmente donde les permite comprar aliados y, sobre todo, asegurarse silencios. Solo hay que recordar cómo mientras oprimían a sus pueblos, Muamar el Gadafi, Sadam Hussein, Mahmoud Ahmadinejad y Hugo Chávez eran recibidos por el mundo como grandes dignatarios. En época de bonanza, eran muy pocas las voces que denunciaban las atrocidades que estos dictadores perpetraban contra sus oponentes, cubriéndolos así durante muchos años con un manto de total impunidad.

Chávez y el régimen de los ayatolás fueron incluso más lejos. Usaron los astronómicos ingresos de Venezuela e Irán para financiar el terrorismo y expandir sus proyectos más allá de sus áreas de influencia, amenazando así la paz y la estabilidad de naciones cercanas. El chavismo exportó su proyecto político por toda Latinoamérica, plagando la región de gobiernos satélites enemigos de las libertades individuales y los derechos fundamentales. Se tejieron alianzas con grupos de inconfesables intereses frente a los ojos del mundo que observaba sin decir ni pío para no molestar al temperamental Chávez.

En Venezuela e Irán no han dejado de ser campo de operaciones para el terrorismo internacional y la delincuencia transnacional. En momentos donde los precios del petróleo se acercan a niveles récords producto de la invasión rusa a Ucrania, toca preguntarnos si la comunidad internacional permitirá nuevamente que la renta petrolera sea usada para dinamitar la democracia y la paz. El ejemplo de Rusia debería mostrarnos lo peligroso que es confiar en la palabra de un dictador, sobre todo cuando dicha palabra ha perdido todo valor.

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Orlando Viera-Blanco Mar 15, 2022 | Actualizado hace 1 mes
Y China qué
Los días de esta guerra están contados. Ni Rusia la aguanta, el mundo liberal se levanta y a China no le conviene

 

@ovierablanco

China es el país de mayor GDP (PIB) después de US. En lista: US 23 trillones (tn), China 17.8 tn, Japón 5 tn, Alemania 4.6 tn, UK 3.2 tn y Rusia 1.8 tn. Rusia es la décimo tercera economía del mundo, teniendo a China como principal socio comercial.

Según Freedom House, desde 2006, el 75 % de la población mundial no vive en libertad. Solo el 25 % vive en democracias liberales. US, Canadá, UK, gran parte de Latam y Europa; Japón, India, Indonesia y Australia exhiben modelos bipartidistas o multipartidistas. El mundo registra una unipolaridad autocrática donde su máximo exponente es China, su partido único comunista y un agresivo capitalismo de Estado. 

Objetivos rusos en el conflicto

Rusia desea recuperar y fortalecer su prestigio geopolítico. Una visión restauradora de la vieja URSS. Ucrania representa un valor histórico, estratégico, económico y de seguridad regional. La salida al mar Negro a través de los puertos de Crimea (Sebastopol) y Odessa (Ucrania). El control de la economía agrícola, energética y minera y las plantas nucleares son las joyas de la corona de Putin. ¿Estaría China −su máximo aliado comercial− dispuesta a apadrinar a su pupilo expansionista?

Gran parte del viejo telón de acero integra la OTAN (1941) o está en proceso de pertenecer: Georgia, Bosnia Herzegovina, Croacia y Ucrania.  Sin embargo, la OTAN −liderada por US y Alemania− no ha podido articular una relación económica como la de Rusia y China. En los últimos años Putin y Xi Jinping se han reunido 30 veces y han podido reconstruir una arquitectura político-económica en Oriente.

No olvidemos que China sigue teniendo en la mira a Hong Kong, Taiwán y el mar chino. Mientras estas naciones avanzan en sus procesos de dominio, la OTAN, la UE, US y Occidente (disminuido y debilitado en su modelaje democrático y liberal), va a un paso más lento y burocrático.

La guerra contra Occidente

La guerra contra Occidente

Y amanecimos en guerra, en invierno, sin un líder visible en Europa; Macron en elecciones, sin Merkel y Biden recién llegado. 

La dependencia de Europa a la energía rusa va del norte de Macedonia a Rumania. Alemania, Austria, Italia, Checoslovaquia o Polonia tienen una dependencia promedio de un 46 % al gas ruso. Finlandia 94 %, Hungría 40 %. No contar con estos suministros es frío, inflación, quiebre y paralización industrial. Pero Rusia también enfrenta inmensos retos. Su agresión ha fortalecido la credibilidad del presidente Zelenski, la necesidad de cooperación y reunificación de la OTAN y la voluntad de occidente de organizarse en bloque. Las sanciones han sido rotundas. Un error de cálculo de Putin, que China observa sigilosamente.

China, el viejo de la película

La economía de la OTAN tiene un valor de 1.2 tn, liderada por EE. UU., Canadá, Alemania, Italia, Francia, España, Turquía, Polonia y Países Bajos vs. 850 bn del resto del mundo: China, India, Japón, Corea del Sur, Brasil, Irán, Israel, Australia, Arabia Saudita y Rusia. China supera a EE. UU. en exportaciones a la UE, Ucrania, Rusia y mayor parte de países asiáticos. China mantiene un intercambio comercial con EE. UU. de 700 bn; un balance superior al de EE. UU. y UE (220 bn), China y la eurozona (300 bn), más China y Rusia (112 bn) todos juntos. ¿Arriesgará Xi Jinping su alcance económico, comercial, geopolítico y financiero (a tiro de convertirse en la economía más fuerte del planeta), por favorecer a Rusia?

China ha demostrado una diplomacia moderada y discreta. Pero recientemente Xi Jinping dijo que la guerra de Rusia y Ucrania era una pena y había que parar sus atrocidades. Esta tendencia podría convertir a este país en el actor ideal para negociar una tregua entre Ucrania y Rusia.

La desaceleración económica representada en países como India 7.7 %, Indonesia 5.7 % China 5.2 % Arabia Saudita 4.6 %, Canadá 4.2 %, Italia 4.1 %, UK 3.8 %, (Eurozona 3.7 %), US 3.5 %, Alemania 3.4 %, Rusia 3.2 %, Japón 3.1 %, Turquía 2.5 % México 2.0 % Sudáfrica 2.0 % Brasil 0.0 %. Siendo China el main hub (eje central) del engranaje económico mundial (la fábrica del planeta), se coloca como el país-árbitro ideal.

En medio de sanciones, suspensiones SWIFT (que conecta 11.000 instituciones financieras en el mundo, 32 millones de mensajes diarios, 50 % de los pagos transfronterizos globales de alto valor); reservas nucleares (Rusia a tope con 6500 de inventario, US 5500); inflación, elevados costos de energía, desmontaje comercial de Rusia y China (112 bn), Rusia y el resto del mundo (220 bn), Rusia y EE. UU. (45 bn) y Alemania (40 bn); Ucrania dependiente de UE en un 39 %, de China en 15 % y de Rusia 7 %, más riesgos geopolíticos, hace de Xi Jinping un protagonista crucial. China, a fin de cuentas, es una de las economías más afectadas por una escalada del conflicto.

Una guerra con los días contados

Rusia con sus 17.075.400 km2 −desde el enclave de Kaliningrado hasta el estrecho de Bering− casi la mitad (170) de los 360 meridianos del planeta, y 11 husos horarios, no puede atender sus demandas logísticas (comida, suministros si está bloqueada.

China cuenta con el leverage político y económico para nivelar apetencias y salir como el gran líder en la mal denominada guerra de Occidente vs. Oriente. Es Rusia vs. el resto del mundo. La amenaza también pende sobre Asia, con China a la cabeza. 

Es cierto que Rusia y China han tenido lazos difíciles por la división chino-soviética (1960) que Nixon trató de consolidar 12 años después. Hoy siguen existiendo tensiones en Asia Central, África y el Ártico. Putin sabe de las asimetrías económicas y de la creciente influencia geopolítica de China, su patio trasero. Pero al decir de Ana Palacios, Rusia y China no necesitan ser aliados perfectos para que su relación altere el orden internacional.

Por ello China tiene el testigo en la mano. Más que EE. UU., la OTAN o el propio Putin. Los días de esta guerra están contados… Ni Rusia la aguanta, el mundo liberal se levanta y China no la tolera. No le conviene.

*Embajador de Venezuela en Canadá.

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La era está pariendo un corazón II
Esta tragedia de Ucrania, este cambio de era, con todo su sufrimiento deberá parir un nuevo corazón, como ha sido siempre

 

@juliocasagar

Ahora que Silvio Rodríguez pasa por un proceso de revisión de su castrismo incondicional (tarde pio el pajarito) se siente uno con más libertad de citar una de sus canciones para titular una nota. La de hoy está marcada con el numero II, porque hace dos años escribíamos otra con el mismo título.

Aquella pretendía una extrapolación de la irrupción juvenil de los años 60 en el mundo entero, con la que ocurría en nuestro país liderada por los chamos que, en 2017, salieron a la calle por cientos de miles para convertirse en la vanguardia de quienes plantaban cara al régimen.

En esta ocasión, como verá el lector, está referida a tratar de relacionar la cruel y espantosa invasión de Putin a Ucrania, como un elemento que se ha convertido, a nuestro juicio, en un parte aguas del momento histórico que nos está tocando vivir.

Veamos:

El mundo que salió de Yalta y Potsdam fue un mundo complejo. Los victoriosos de la II Guerra Mundial estaban lejos de ser un frente uniforme. Derrotar a Hitler implicó una alianza con Stalin. Una alianza en apariencia “contra natura” pero necesaria.

Ese mundo dejó en manos del dictador ruso a todos los países que habían quedado detrás de las líneas del Ejército Rojo en su camino a Berlín. Un camino que, dicho sea de paso, fue dejado expedito por los mismos aliados para evitar que el general Patton, un hombre “políticamente incorrecto” y que llegó a plantear que había que seguir la guerra contra la URSS para extirpar el comunismo, pudiera llegar antes que los rusos a ocupar la capital alemana. En efecto, Bradley y Eisenhower (su gran amigo y camarada) le cortaron el combustible y los refuerzos para que eso no ocurriera (cosas de la geopolítica y la guerra). El complemento a los acuerdos de Yalta y Potsdam fue el que contenía la Declaración Balfour que, en 1948, planteó el establecimiento del Estado de Israel, en el territorio de Palestina.

Pues bien, este mundo con la cortina de hierro en el corazón de Europa e Israel haciendo de tapón de contención a la influencia comunista en los países árabes, fue el de la Guerra Fría. Este statu quo fue, justamente, el que saltó por los aires con la caída del muro de Berlín y la extinción del poder soviético en Europa del Este. Sin el Pacto de Varsovia, la OTAN quedó como la alianza militar hegemónica y unipolar en la Europa liberada del comunismo.

Mientras tanto, en el Pacífico, crecía el poderío militar y económico de China. Los chinos, por cierto, continuando con su taimado y más eficaz expansionismo. No fundado este en la agresión militar, sino en la sagacidad de sus comerciantes que crearon y han recreado la Ruta de la Seda y que han multiplicado por mil los China Towns en las principales ciudades del mundo.

Sin contrapesos y sin balances, China crecía “a la chita callando”; mientras que en Rusia se desarrollaba, también imperceptiblemente, un proceso de sustitución de la “nomenclatura” soviética por la de una oligarquía comandada por un exagente nostálgico de la KGB. Este inmenso país, sin una sociedad civil desarrollada, sin tradición democrática, sin partidos políticos fuertes, cayó presa fácil de este policía político sin escrúpulos que aprovechó también la debilidad dipsómana de Boris Yeltsin.

Esta “hegemonía” aparente estimuló la dejadez de las democracias occidentales y aflojó los resortes morales de su cultura. Agazapado también avanzó el castrismo en el propio patio trasero de los Estados Unidos y, como un mago de pueblo, metió en una chistera La Tricontinental de La Habana (la que se planteaba crear dos, tres, muchos Vietnam) y sacó de ella al Foro de Sao Paulo como una casta paloma con un ramo de olivo de la paz democrática y electoral de su pico.

Fue en ese ambiente post Guerra Fría que se incubaron lo que ahora son los nuevos elementos de la realidad geopolítica mundial; y que han permitido a Putin invadir a Ucrania sin que el mundo democrático haya podido impedirlo. Una parálisis semejante a la que vivió Europa cuando Hitler violaba el acuerdo de Versalles, militarizando la Renania, anexándose a Austria y obligando a ingleses y franceses a firmar el vergonzoso Pacto de Múnich donde le regalaron los Sudetes checoslovacos.

¿Cuáles fueron esos elementos? Pues, entre otros, la aparición de una nueva realidad. Una nueva “Internacional” que reúne liderazgos populistas tan disimiles en origen, pero tan cercanos en actitudes para gobernar como Trump, Bolsonaro, López Obrador, Bukele y el propio Chávez. También organizaciones tan extrañas como la de los chalecos amarillos en Francia que tiene en su dirección nacional a partidarios de Le Pen y de Mélenchon; o la de los camioneros canadienses que igual exhibían camisetas del Che Guevara, como de Donald Trump.

Mientras no había ocurrido la invasión a Ucrania, estábamos en presencia de una realidad sociológica, una curiosidad antropológica digna de ser estudiada. Ahora, cuando la tragedia del pueblo ucraniano interpela nuestras conciencias, es cuando nos vemos obligados a reflexionar, y sobre todo a actuar, para evitar que este nuevo virus siga fluyendo por el torrente circulatorio del mundo.

En efecto, estamos hoy enfrentando una nueva realidad mundial que requiere nuevas respuestas.

Así, por ejemplo, como la Sociedad de las Naciones murió cuando estalló la segunda guerra mundial, así hay que plantearse una nueva multilateralidad ante el fracaso de la ONU de impedir esta tercera que ya ha comenzado.

También en el plano político es hora ya de darse cuenta de que la estafa de las ideologías debe tocar a su fin; de que la verdadera batalla de las ideas hoy en día es (aunque suene cursi y maniqueo decirlo) entre las fuerzas del bien y las fuerzas del mal, entre los valores de la democracia y la libertad y los del populismo autoritario y tiránico.

Nuevas alianzas deben nacer en el mundo. Esta tragedia, este cambio de era, con todo su sufrimiento deberá parir un nuevo corazón, como ha sido siempre.

Ese nuevo corazón debe impulsarnos a derrotar a Putin en Ucrania y, si es posible, eyectarlo del poder en Rusia. Esa es la nueva tarea de los nuevos aliados.

Una Normandía de las ideas. Una campaña de Las Ardenas para impedir que contraataquen son las nuevas prioridades hoy en día, en el mundo y también en Venezuela.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Eddie A. Ramírez S. Mar 15, 2022 | Actualizado hace 1 mes
Mercenarios
 Mercenarios no son solo quienes utilizan armas. También quienes portan toga y birrete, magistrados del TSJ, rectores del CNE y uniformados verde oliva

 

Siempre hay alguien dispuesto a venderse al mejor postor. El concepto antiguo era considerar mercenario a alguien que no pertenecía a ninguno de los bandos en pugna, por lo que estaba dispuesto a morir por dinero y no por una causa. Desde tiempos remotos la historia narra infinidad de casos. Griegos, persas, romanos y otros los utilizaron en sus guerras. A veces el rey o el señor feudal, es decir quien contrataba, no tenía dinero, por lo que “pagaba” con el derecho al pillaje de las propiedades de los vencidos.  “Soldados de fortuna”, los llaman algunos.

Ahora, Putin anuncia descaradamente que está contratando mercenarios, incluso sin importar si tienen antecedentes penales. El tirano no quiere correr el riesgo de que caigan soldados rusos, ante la valiente resistencia de los ucranianos que se niegan a ser sometidos.

Hoy en día se considera despreciable al mercenario y a quien lo contrata. Sin embargo, no siempre fue así. Algunos lograron honores y unos cuantos son todavía considerados héroes. En mi etapa preadolescente recuerdo una canción en francés ensalzando a Bertrand Du Guesclin. Ya en bachillerato, estudiando historia de España, aprendí que el héroe de la Guerra de los Cien Años, entre Francia e Inglaterra, fue también un mercenario que intervino en favor de Enrique de Trastamara, conocido como “el fratricida”, en la disputa por la corona de Castilla. Dicha intervención fue bochornosa, ya que facilitó que el Trastamara matara a su medio hermano Pedro I, llamado “el cruel” o “el justiciero”. Du Guesclin tiene estatuas en Francia.

Con el tiempo se ha ampliado la acepción del término mercenario. Ya no son solo los “perros de la guerra”, como los llamó Forsyth en su conocida novela ubicada en África.  Mercenario es cualquiera que defiende un gobierno o una empresa, sin sentir simpatía o antipatía con determinada causa o ideología, ni importarle si es o no responsable socialmente. Solo lo hace para lucrarse. Hacen suya la frase de Du Guesclin de “Ni quito, ni pongo rey, pero ayudo a mi señor”, por cierto, choteada por Sancho Panza. Es decir, ayudo a quien me paga.

En tiempos de dictadura abunda este tipo de mercenario. En Venezuela tenemos el caso evidente de los grupos llamados colectivos, organizados, armados y financiados por el régimen. Este los utiliza, no solo para causar terror entre quienes protestan pacíficamente, sino para evitar en lo posible que funcionarios de la policía y de la Guardia Nacional sean señalados por asesinatos y por causar lesiones. La presencia de los colectivos proporciona al régimen la excusa para decir que fueron enfrentamientos entre civiles no identificados, intentando así eludir acusaciones de violaciones a los derechos humanos.

Mercenarios no son solo quienes utilizan armas. También quienes portan toga y birrete, magistrados del TSJ, rectores del CNE y uniformados verde oliva, que se prestan a ejecutar medidas que violan la Constitución y las leyes. ¿Habrá alguno que lo haga por razones de afinidad ideológica con el régimen? Quizá haya alguna excepción, como los hermanos Rodríguez que lo hacen por resentimiento atávico.

A nadie debe extrañar que Maduro apoye a Putin. Ambos son tiranos que contratan mercenarios, armados o no.

Solo las dictaduras de Bielorrusia, Siria, Corea del Norte y Eritrea no condenaron en la ONU la invasión rusa a Ucrania. Maduro no pudo sumarse a este perverso grupo porque está moroso con la cuota, pero él y su ministro de Relaciones Exteriores lo han manifestado en declaraciones vergonzosas.

Por otra parte, no podemos obviar mencionar que alguien, en su empeño en poner término a la dictadura de Maduro, actuó equivocadamente al contratar una empresa que alquila mercenarios. La llamada operación Gedeón estuvo integrada por jóvenes venezolanos valientes, románticos sin sentido de la realidad, pero con la mancha de incluir a tres mercenarios.

Como (había) en botica

En relación a la cuestionada delegación del gobierno estadounidense que se entrevistó con Maduro y con el presidente Guaidó, es preferible esperar información. La percepción inicial es que solo benefició a los dos presos liberados. Los visitantes no pueden ignorar que Pdvsa está imposibilitada de suministrar crudo y productos para sustituir a Rusia. ¿Podría ser que el poderoso lobby de Chevron esté intentando que el régimen ceda en algo para que, en reciprocidad, Estados Unidos le permita cierto margen de libertad comercial a esta empresa?

Chevron ha estado cerca del régimen. Incluso, en la empresa mixta que tiene con Pdvsa, aceptó despedir a profesionales por haber firmado la solicitud de revocatorio contra Chávez o por ser despedidos de Pdvsa durante el paro cívico, lo cual reclamamos en su oportunidad. Maduro quizá pudo tener algún beneficio mediático, pero quedó mal ante la Corte Penal Internacional, al ser evidente que nuestro sistema judicial depende de Miraflores.

√ Lamentamos el fallecimiento de nuestro compañero de Gente del Petróleo y de Unapetrol, Atilio Diaz Reyes.

¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

eddiearamirez@hotmail.com

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