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Macri reconoce la victoria de Alberto Fernández en presidenciales argentinas
El peronista ganó en primera vuelta

El presidente Mauricio Macri reconoció la victoria del opositor kirchnerista Alberto Fernández en las elecciones del domingo en Argentina y lo invitó a iniciar una transición ordenada.

“Quiero felicitar al presidente electo Alberto Fernández. Acabo de hablar con él por la gran elección que han hecho, lo invité mañana a desayunar en la (Casa) Rosada (sede del gobierno) porque tiene que empezar un periodo de transición ordenada que lleve tranquilidad a todos los argentinos, porque aquí lo más importante es el bienestar de los argentinos”, dijo Macri, que buscaba la reelección, en un acto en su sede de campaña.

Agregó que “a los que no nos votaron, en mí siempre van a encontrar una persona dispuesta al diálogo, que siempre voy a poner el bien común por encima de cualquier cosa”.

Al contabilizarse casi el 92% de los votos, el escrutinio oficial da a Fernández 47,85% contra 40,64% de Macri, lo que implica un triunfo del peronista en primera vuelta.

¿Quién será “el Tío” venezolano?, por Armando Martini Pietri

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A propósito de un comentario que se atribuye a Diosdado Cabello, sobre que si el vapuleado Presidente Maduro renunciara en enero de 2017, se desataría un rápido y desvergonzado proceso de tres pasos: el Vicepresidente asumiría la Presidencia para culminar el periodo de acuerdo a la Constitución; días más tarde nombraría a Maduro como Vicepresidente -burla autorizada por la Constitución- y en fecha posterior el nuevo Presidente colocaría su renuncia al cargo con lo cual Maduro volvería de nuevo a la Presidencia. ¿Será posible semejante estulticia? Sin duda una impudicia y una desfachatez. Un choreo a la voluntad popular.

Cuidado, compañeros, camaradas, conciudadanos y demás, que la historia tiene sucesos similares y coincidencias preocupantes, como un alarmante episodio a principios de los años 70 en Argentina.

¿Se acuerdan de Isabelita?

No la actriz rubia nacida en Los Toldos, Junín, que deslumbró a toda Argentina, aquella Eva que, rodeada por los mimos de su esposo, Presidente, la llenaba de joyas y pieles, socorrió masivamente a los que llamó “descamisados”, los necesitados, desamparados, los más pobres, y creó la emoción, más que ideología, que es el peronismo. Murió de un cáncer indomable, cruel, en aroma de santidad popular, no vaticana sino tanguera. María Eva Duarte de Perón, más conocida como Eva Perón o Evita. 

También artista, pero del baile, vio luz en ciudad de La Rioja. María Estela Martínez, conocida popularmente como Isabelita o Isabel Perón, fue su segunda cónyuge. Algunos dicen que en Panamá, otros que en el Pasapoga de Caracas, sedujo al longevo general y lo acompañó en su exilio; cómodo y placentero, en España. Años después quienes lo derrocaron cayeron, y regresó envuelto en multitudes. Con Isabelita, ya señora de Perón, no bailaba en pequeños espacios. Venía al gran escenario de la Casa Rosada.

No se puede gobernar para siempre, y a Juan Domingo Perón el tiempo legal se le agotó, pero no el deleite por el poder. Quiso que los peronistas eligieran a Isabel como candidata. Le falló la percepción política, los mandos del Partido Justicialista, entendían que era la desposada de su ídolo, pero no era Evita, ni jamás lo sería. Isabelita no fue aceptada, y Perón, refunfuñando, tuvo que aceptar, se fue amargado, pero nunca vencido. 

Así apareció Héctor José Cámpora -nada que ver con “la cámpora” kirchnerista de Néstor y Cristina-. Odontólogo, de tradición en el peronismo con la cualidad fundamental de ser fanático leal y obediente al general; “el Tío” –como también se le conocía-. Fue propuesto candidato de la coalición Frente Justicialista de Liberación, cuyo principal componente era el partido acaudillado por Perón, y triunfó en las elecciones de marzo 1973. La percepción de la nación fue que el verdadero poder lo tenía Perón. La propaganda política era “Cámpora al gobierno, Perón al poder”, para que todos estuvieran claros.

“El Tío” sabía lo que tenía que ser y hacer: ejerció la presidencia por 49 días. En junio de 1973 Perón había regresado al país, oportunidad en la cual se produjo la “masacre de Ezeiza”, un enfrentamiento violento entre bandos partidarios de derecha e izquierda, que se disputaban el poder en el seno del propio peronismo. Poco después Cámpora y el vicepresidente Solano Lima renunciaron a solicitud del mismísimo general, para permitir nuevas elecciones.

El anciano caudillo, concebido y parido en ciudad Lobos, fue elegido como candidato a Presidente y dispuso que Isabelita lo acompañara en la Vicepresidencia. Cargo de especial trascendencia pues se sabía que Perón, a poco de cumplir 78 años, había sufrido serios problemas de salud. En septiembre 1973, venció la fórmula Perón-Perón obteniendo 62% de los votos. Ordenadamente el caudillo falleció el 1 de julio 1974, y la dolida viuda, asumió la Presidencia ese mismo día.

Así de simple y sin necesidad de revocatorio.

El problema vino después. Hábil para representar a su marido en gestiones diplomáticas, como Presidente María Estela Perón fue incapaz de afrontar la compleja atmósfera de conflictividad política y crisis económica que atravesaba el país. Tras exasperar por meses a los argentinos, fue derrocada en marzo 1976. La incompetencia de la heredera dio origen a la dictadura autodenominada “Proceso de Reorganización Nacional” que, además de poner al país bajo férrea bota militar, mantuvo detenida a la viuda ex-presidenta. 

Isabelita había hecho una de las peores presidencias, brujos incluidos, en un país cuya historia, como la de Venezuela, está plagada de malos gobernantes. Tan mala y desastrosa su gestión que años después multitudes argentinas festejaron la caída de quien nada aprendió al lado de su marido a lo largo de los años.

Los manejos tramposos encabezados por Cámpora sólo llevaron a la Argentina a un desastre político, social y a la hecatombe económica. Los militares se dedicaron a poner orden con su estilo castrense; a golpes, con represión, torturas, desaparecidos, muertos, recién nacidos arrancados a los presos y entregados a otras familias cómplices, férreo control de los medios de comunicación, persecución, encarcelamiento e incluso asesinato de editores y periodistas. Todo eso, y varios generales presidentes después, hasta el desastre final, la invasión de las islas Malvinas, reclamadas siempre por Argentina y en poder de Gran Bretaña. 

Una guerra breve y desesperada que mostró el heroísmo extremo de soldados, marinos y pilotos, llevados a la muerte y al sacrificio inútiles por la torpeza del alto mando militar, a cuyos integrantes nunca se les ocurrió que la Primera Ministra inglesa, Margaret Thatcher, respondería como respondió, no pensaron los pomposos cargados de medallas que el Reino Unido era una gran potencia, con una líder democráticamente electa que no por casualidad era apodada “la Dama de Hierro”.

La guerra de Malvinas –Falkland Islands, decían los ingleses- colmó la nación de héroes vivos, inválidos y muertos, aumentó el desastre económico y sólo dio a quienes la inventaron unos días de efervescencia popular, y la sangre y sacrificios de un puñado que cumplió combatiendo, aún al corriente de que el asalto era un alarde de locura; y cuando los ciudadanos comprendieron la cruel mentira, los militares se desplomaron y la democracia regresó. 

Muy diferente posiblemente hubiera sido la historia de los últimos 40 años, si Héctor Cámpora no se hubiese prestado al engaño para complacer a Perón y llevar a la Presidencia a una incompetente, cuyo único mérito fue ser esposa del cabecilla sureño.

Una lección que deberíamos aprender y analizar los venezolanos, que tanto nos parecemos a las masas argentinas en la facilidad con la cual nos dejamos engañar por líderes hábiles sólo en la oratoria y el espíritu represor, pero con fracasos muy costosos en el ejercicio del gobierno. A los venezolanos nos sucedió, error que seguimos pagando y sufriendo en 2016, cuando una mayoría votó por un fantasioso que cerró su vida años después, nombrando antes de morir a un heredero peor que él. Hoy Chávez va siendo olvidado y Maduro reprobado por más del 80% de sus compatriotas bajo su creciente torpeza e impericia.

Nunca se debe ir contra la voluntad popular, pero mucho menos manipularla, engañarla o tratar de burlarla como en mal momento hicieran los argentinos y que ahora pretenden algunos hacer en Venezuela con los venezolanos. Mírense en ese espejo, no seamos tontos, aprendamos de la experiencia, no cometamos los mismos errores; el destino no se evade pues siempre nos alcanzará. Sin embargo también da oportunidades.

No permitamos que nos trampeen el destino. Cuidado nos meten tío por liebre

 

@ArmandoMartini

Entre sueños y pesadillas: Cuesta abajo en la rodada por Armando Martini Pietri

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Hace ya semanas que el espíritu del eterno Comandante Hugo Chávez anda realengo en busca de explicaciones y, aún más, de esperanzas. Itinerario más bien triste, porque quienes comprenden sus dolores de cabeza no lo entienden a él, y a quienes lo entienden o al menos están dispuestos a obedecerlo es él quien no los entiende.

Se le ocurre al Comandante bolivariano que alguien que no sólo debería comprenderlo y entenderlo a perfección sino compartir sus sueños de sacar a Venezuela de caminos y planes como quiso él como inspirador y guía de toda una revolución continental, debe ser quien logró en una potencia como Argentina salir de las profundidades heladas de las pampas sur abajo y escalar hasta la Casa Rosada, la casa de gobierno de ese gran país, hasta el balcón mismo de Evita Perón. 

Para los espíritus no hay distancias pero sí saltos, con sólo desearlo.

Con la incertidumbre de emerger en la hermosa ciudad de Río Gallegos, capital de la Provincia de Santa Cruz, ubicada en la desembocadura del río Gallegos; o visitar la maravillosa y sorprendente ciudad El Calafate, situada en la ribera meridional del lago Argentino, en la región de la Patagonia, a unos 80 km del estupendo glaciar Perito Moreno, el comandante supremo Hugo Chávez resuelve pasear por el territorio del reposo eterno.

Una noche entrado noviembre con clima frío, seco y promedio de temperatura de 14 grados centígrados comienza un encuentro entre -más que amigos- hermanos del alma. 

Cuando de la nada se oye: “Néstor ¿cómo estás hermano?” responde otra voz sorprendida: “Pibe sós vos, Hugo? ¿Cómo andás? ¡Qué sorpresa y qué gusto verte!» 

Luego del saludo y abrazo etéreo pero con la sensación de aprecio, fraternidad y cordialidad en el ambiente, Hugo en conversa informal manifiesta la gran preocupación que siente por las venideras elecciones tanto en Argentina como en Venezuela. 

Néstor le responde con la sublime prepotencia rioplatense: “no seas boludo, pibe, no hay nada de qué preocuparse, yo estoy en campaña a favor de Daniel Scioli. Y mí legado como el de vos, son la fuerza del pueblo.” 

 

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El venezolano comandante responde: “es verdad allá en mi tierra bolivariana yo soy el símbolo de la campaña, mis discursos, mis pensamientos, mis fotos, mis giras, todo lo están utilizando…” interrumpe Kirchner: “es que comenta Cristina que Nicolás es copado, plomo y cabezón además le gusta versear y la dama es demasiado cheta.” Piensa y continua: “Menos mal que agarró consejo y la dejó estudiando inglés” Se ríe a carcajadas el argentino y concluye: “esa gauchada –según- la hizo Rafael, que también se encarga de la educación y preparación de la heredera consentida.” 

El comandante galáctico no quiere involucrarse mucho con detalles e insiste en el tema electoral del 22 de noviembre y razona: “Néstor, las encuestas previas daban ganador a Scioli por una amplia ventaja, e incluso algunas consideraban que ganaría en la primera vuelta. Sin embargo, el resultado final lo dio ganador por una diferencia mínima, 36,86% contra 34,33%. ¿Qué pasó? ¿Cómo lo analizas?» pregunta. E insiste Chávez, riguroso y preocupado, quizás pensando en la abigarrada y descontenta zona central de Venezuela, «¿cómo pueden tu gente y la camarada Cristina desplomarse así después de tantos años de peronismo?»

Néstor hace pausa y con tranquilidad responde: “bueno, Hugo, lo primero es que el peronismo fue dividido y la campaña mediática internacional imperial, oligárquica nos ha dado duro y hecho daño. Dicen muchas tonterías, difaman e injurian con impunidad. Ciertamente no poseemos una guerra económica pero sí tenemos unos cuantos medios de comunicación financiados por el imperio que curran y versean.” Toma un respiro y con paciencia sigue: “nosotros aprendimos mucho de la revolución y hemos puesto en práctica los consejos y recomendaciones que no dio la dama, y por eso en la tierra del tango adoptamos la estrategia de la campaña negativa, de insultos, de mentiras, de miedo, de terror e intimidación contra el adversario. Colocando la disputa en límites comprometidos. Igual que lo hacen ustedes. Pero Daniel Scioli será presidente contra viento y marea.”

Chávez sonríe nervioso -¿dudoso?- y exclama: “ya no estoy tan seguro que ganaremos las parlamentarias en Venezuela, la oposición no ha aprendido mucho pero con lo poco que han asimilado, nos tienen contra la pared, y encima Nicolás parece que no pega una».

Con esa sonrisa tan suya de nariz en progresión y ojos alegremente saltones responde rápido Kirchner, un tanto displicente, tranquilizador: “Pero no te preocupés, dejáte de pavadas, Hugo, que tampoco es tan malo políticamente oxigenarse, el peronismo también tuvo sus fracasos y sobrevivió. Al chavismo va a pasarle lo mismo, aunque no se discuta en esta oportunidad la presidencia ni el gobierno de Nicolás. Ya que lo dejaste en tu puesto, pero será victima de las luchas internas tanto del oficialismo como de la oposición, tendrán que lidiar y negociar para mantener la estabilidad política y si Nicolás se hunde es problema de él, no tuyo. Entendé, Hugo, lo que llegó para quedarse fue el chavismo, no esa pantalla y pesadilla del socialismo del siglo XXI.” 

Abogado, experimentado, Kirchner continúa pontificando: «En todo caso el futuro de nuestros países está en la voluntad popular que haremos respetar -aunque algunos se opongan-, y si en mi patria el pueblo comete el error de elegir a Mauricio Macri retrocedemos –al menos- 20 años, pero volveremos a recobrar el poder. El peronismo no se acaba y seguirá por siempre. Y en el caso de tu país, mi querido Hugo, si se pierden las elecciones parlamentarias tampoco pasará mayor cosa. La patria de Bolívar es pequeña y los enchufados, políticos y demás negociadores e intermediarios son los mismos, amigos y conocidos, es fácil ver hacia donde caminan.”

Chávez está ya con cara de tango de los más tristes, pero Kirchner, veterano, no se deja impresionar, no está aconsejando, está previendo: «¿Sabés cuál es la diferencia fundamental entre ustedes y nosotros? ¡Y ésa sí es tu culpa directa Hugo! Que sean cuales sean los problemas, nosotros siempre tuvimos producción para alimentar a los argentinos, date cuenta de que la comida fue siempre nuestra gran fuente de riqueza nacional y de ingresos internacionales y vos y los tuyos, en cambio, expropiaron y paralizaron la de ustedes, comandante; copiaste a los Castro, pibe, no a nosotros».

«Y te digo más», agrega Kirtchner sin perdonar, «nosotros tenemos industria y mercado para la producción, buena parte anticuada pero que funciona, lejos de la brasileña pero que busca sus mercados y por eso vale la pena echarle una mano; pero ¿cuál industria dejaron tú y tus milicos en Venezuela?»

«¿Cómo observas UNASUR, ALBA y CELAC?», pregunta el Comandante venezolano que se cansa de que su amigo lo regañe sobre lo interno, y contesta de inmediato el veterano abogado del frío Calafate, Néstor: “la verdad es que si pierde Cristina con Scioli seguramente genera un efecto dominó y caerá tu revolución en las parlamentarias y así sucesivamente. La veo muy mal, las percibo desmoronándose, el futuro lo observo oscuro, tenebroso y los gringos que no son salame, ¿viste?, al divisar agotamiento volverán a hostigar e importunar».

Los amigos se van a lo superficial a lo banal y comienzan a recordar: “¿Te acuerdas Néstor, cuando me dijiste que darías la orden a tus colaboradores de poner en práctica aquel proyecto ´Ponéle Néstor a todo´ a las calles, parques, autopistas, aeropuertos, piscinas, canchas deportivas, desarrollos de viviendas para el pueblo en fin…?” Suenan risotadas de Hugo: “Pues te copié, yo también lo hice y ahora hasta el Himno Nacional lo canto yo”. 

Néstor continua deliberando con la petulancia característica: “Hugo pibe como le hacemos falta a nuestro pueblo, amigos y camaradas están confundidos no saben qué hacer, nuestro talento y carisma son únicos aunque es falto de humildad decirlo, si no se aprovechan y nos nombran jefes de la campaña en Argentina y Venezuela ganarán los pelucones, burgueses, oligarcas y hasta los gringos si nos descuidamos.”

El eterno comandante se cansa, se fastidia y comienza a recordar las letras de los tangos famosos como: Mi buenos aires querido, Por una cabeza, Cambalache, Adiós muchachos, Esta noche me emborracho y Néstor responde con un patria patria patria querida… y remata con una desastrosa interpretación del «Alma Llanera».

Se detiene y murmura, apesadumbrado, «¿te acordás, Hugo, cuando Lula, Ortega, Evo, Correa, vos y yo íbamos a cambiar al mundo?» Y continua acongojado: “¡Parece que la cosa se jodio! Las ventoleras de cambio soplan como un huracán en Latinoamérica y no habrá amenaza ni demagogia ni intimidación capaz de contener un sentimiento que decidió sustituir lo que a todas luces no sirve.”

 

@ArmandoMartini