nación archivos - Página 2 de 2 - Runrun

nación

Nos convertimos en un país de malandros reportaje sobre Venezuela en The Financial Times

Captura de pantalla 2015-12-01 a las 18.34.40

PorAndres Schipani

The Financial Times

Texto original: Venezuela: ‘Ours is a nation of thugs’

Dentro de una diminuta casa en La Acequia (Antímano), en uno de los tantos barrios que rodea Caracas, Carlos se prepara para trabajar cargando municiones, juntando granadas,  chalecos antibalas y pasamontañas negros. “Tenemos un secuestro, tenemos que alistarnos”, dice el joven de 28 años, quien trabaja en una banda de 80 personas. Tienen un portafolio de actividades que van desde el secuestro, hasta el menudeo de drogas y el sicariato. Dice también que tienen un gran aliado: “El Gobierno”.

“A veces la gente del Gobierno nos manda gente para que matemos. Trabajamos en conjunto. Es jodido”, dice Carlos, quien pidió que su nombre real no se utilizara, mientras apunta con el dedo a rifles de alto calibre que dice son de la Guardia Nacional Bolivariana. “No me gusta ver a mi país así, pero así están las cosas. Nos hemos convertido en una patria de malandros”, concluye.

El descenso de Venezuela al malandraje desde que fue el faro del Socialismo Revolucionario, ha sido espectacular. Una foto de Chávez guinda sobre la cabeza de Carlos.

Hace tres décadas, Venezuela tenía los estándares de vida más altos de América Latina. Hoy, luego de 17 años de revolución, la mayoría de los ciudadanos no pueden encontrar un rollo de papel sanitario en los abastos sin importar que el país esté sentado sobre reservas de petróleo más cuantiosas que las de Arabia Saudita.  

La corrupción y la violencia están a la orden del día y fuera de control: 25 mil muertes al año hacen que Venezuela sea uno de los países más peligrosos y mortales del mundo entero.

Pero este fin de semana los Venezolanos elegirán a 167 miembros de la Asamblea Nacional y, por primera vez en 17 años, las elecciones probablemente terminen con la mayoría que goza el Gobierno socialista. Promete ser un momento decisivo. El Presidente Nicolás Maduro, ha jurado hacer “como sea” para asegurar su “victoria”, incluso pasar por encima de la asamblea y gobernar mediante una alianza cívico-militar “en nombre del Pueblo”, aunque no exista evidencia alguna de que cuente con respaldo popular. Algunas encuestas sugieren que la oposición ganará la contienda del Domingo con dos diputados por cada uno del Gobierno. 67% de los venezolanos dicen que el señor Maduro no debería terminar su mandato.

El desencanto es evidente. Inclusive entre los más fervorosos creyentes de la Revolución. “Yo creía era en Chávez. No creo en Maduro”, dice Carlos. “Maduro no es Chávez”, agrega. Esa frase, repetida hasta el cansancio, se repite como un mantra en todo el país.

La caída económica

Ese sentimiento se refleja en la decrépita economía Venezolana. La escasez es rampante y los servicios de salud están colapsados. Una inflación de tres dígitos –se estima alrededor de 185%- está destruyendo las “conquistas” sociales. Un salario mínimo de 9.649 bolívares que equivale a tan solo unos 10 dólares en el mercado negro, menos que en Cuba –el aliado más cercano de Venezuela- son parte de los catalizadores. Este año los tabuladores económicos del Fondo Monetario Internacional estiman una contracción de la economía en 10%. El año pasado una contracción de 4% y el que viene un 6%.

Las acusaciones de corrupción y tráfico de drogas llegan a los niveles más altos. El mes pasado, dos sobrinos de Cilia Flores, fueron procesados en un tribunal de Nueva York para enfrentar cargos de conspiración para el contrabando de cocaína a los EE.UU. La respuesta oficial es la misma: “los pelucones” del “imperialismo” que quieren “vender la patria”.

“Es momento del cambio”, dice Lilian Tintori. “Hay una violación sistemática de los derechos humanos y civiles, intolerancia y agresión”.

Las facciones de la Oposición han dejado a un lado sus diferencias para unirse bajo la Mesa de la Unidad Democrática, un paraguas político que cumplió el mismo fin en las elecciones del 2013 cuando Henrique Capriles perdió las elecciones por un minúsculo margen contra el actual Presidente Maduro. El mensaje de la campaña es abstracto y carece de propuestas concretas más allá de la amnistía para los presos políticos.

Las caída en la popularidad del Gobierno está fortaleciendo a la oposición por default, incluso en zonas que estaban bajo el control chavista. Jacqueline Jiménez vive en Petare, uno de los barrios más grandes de América Latina. Con 30 años, la madre de tres, solía votar por el PSUV, pero eso se acabó. Su esposo, un obrero, fue asesinado hace dos semanas mientras iba a su lugar de trabajo. Lo mataron por que no llevaba dinero. “Esta revolución supuestamente se iba a encargar de nosotros. En cambio nos está matando, empobreciéndonos”, lamenta. “Yo voy a votar por la oposición porque este gobierno no sirve para nada y es peligroso”.

Cada día más países comparten esta visión. Venezuela ocupa los últimos escaños en los índices de “Orden de la Ley”, por debajo de Afganistán. Incluso antiguos aliados, como Argentina, están retirando su apoyo en medio de un renacer que llega en el peor punto de la caída del precio de los mercados de commodities. Mauricio Macri, Presidente electo de Argentina, recientemente decía que Venezuela debería ser expulsado de Mercosur, por violaciones a derechos humanos.

La anti-inclusión masiva

Aun así, reparar la situación de Venezuela será difícil. La campaña electoral ha mostrado más violencia de la usual. La semana pasada el político opositor Luis Manuel Díaz fue asesinado a tiros en la tarima de un mitin. Lilian Tintori, quien estaba de pie junto a él, acabó salpicada de sangre. «Quieren matarme», declaró a The Financial Times.

La respuesta de Maduro esa noche en la televisión estatal fue la típica. Culpó a la oposición por incitar a la violencia y por “pagar 50 mil dólares a venezolanos para hacerse pasar por pistoleros del Gobierno”. Dijo que el incidente sería investigado —a pesar de lo que eso significa en un país en el que Human Rights Watch dice que sufre de una «falta casi total de la independencia judicial» es discutible.

“Hay un sentimiento de anti-inclusión masiva”, dice Javier Corrales, académico venezolano del Amherst College, quien también advierte que sería un error asumir que ese sentimiento sentimientos se traducirá en votos para la oposición. «Este gobierno no tiene interés en abandonar el poder», declaró.

Las razones para ello son claras. Aunque la presidencia no está en juego, la mayoría de la oposición en la Asamblea ejercería un poder considerable. Podría controlar el gasto, garantizar amnistía a los presos políticos, investigar la corrupción y negar permisos para que el presidente viaje al extranjero. Si obtienen las dos terceras partes, o incluso tres quintas partes, tendría poderes mayores, como la capacidad de nombrar a los jueces. «El gobierno teme la posibilidad de ser responsable», dice Corrales. «Es tan cómplice de crímenes de todo tipo».

El sacerdote y sociólogo Alejandro Moreno, quien se dedica a estudiar la violencia desde su casa perforada por tiros en Petare, está de acuerdo. «No tenemos un estado criminal, tenemos el crimen que se ha convertido en un estado», dice el sacerdote de 81 años de edad. «Mientras los chavistas se mantengan en el poder, esto no se detendrá». Las instituciones del país han sido eliminadas y la corrupción se ha disparado en medio de la falta de controles y equilibrios. «El diseño de la política económica de aquí, sólo beneficia a los corruptos», dice un ex ministro de Chávez.

Esto es especialmente cierto de los militares, conformados por generales leales, que a su vez constituyen una cuarta parte del gabinete. Al igual que otros ejecutivos del gobierno, gozan de acceso a las divisas a tasas preferenciales. El vicepresidente de Venezuela, Jorge Arreaza, declaró que en 2014 el contrabando de gasolina hacia Colombia generó pérdidas de 3 mil 600 millones de dólares. Los analistas aseguran que los militares participaron en la raqueta de contrabando. «Hay un estado paralelo corruptos dentro del gobierno», dice Luis Cedeño, del Observatorio Venezolano de la Violencia. «Los militares supervisan el contrabando y el tráfico de drogas. . . El Estado ha delegado funciones a las bandas criminales «.

Cambiar el aparato

El costo de esta corrupción y la violencia es enorme. Asdrúbal Oliveros y Jessica Grisanti, dos economistas locales, estiman que cuesta más de 12% de la producción económica de un año. Transparencia Internacional clasifica a Venezuela en los últimos puestos del Índice de Percepción de Corrupción 2014, empatado con países como Angola, Guinea-Bissau, Haití y Yemen.

En cuanto a otras instituciones, el gobierno controla el Tribunal Supremo de Justicia, la petrolera estatal PDVSA, el Banco Central y también el Consejo Nacional Electoral. De hecho las encuestas sugieren que el 70% de los venezolanos no confían el órgano electoral. También tiene un control casi absoluto de los medios de comunicación, el gobierno utiliza el dinero público para financiar su campaña y es un secreto a voces que coacciona a los empleados públicos a votar por los candidatos del PSUV. Esta combinación constituye lo que los funcionarios tal vez quieren decir cuando hablan de «una maquinaria perfecta que nos llevará a la victoria perfecta» el domingo.

Además de eso, hay intimidación. Durante un mitin reciente en Petare, el diputado Miguel Pizarro de la coalición MUD contó que hombres identificados con el partido de Gobierno atacaron a tiros una caravana de su campaña el domingo pasado. «A medida que el gobierno pierde el apoyo, no tiene ninguna otra opción que apelar a los matones con ametralladoras», dice. «Pero si bien pueden tener todas las ametralladoras, tenemos algo más poderoso: la fuerza y ​​el clamor de la gente que está cansada.»

Juan Contreras, un congresista socialista que busca la reelección en el 23 de Enero es una excepción: es un político que aún defiende el gobierno. Incluso está optimista sobre el resultado del domingo. Considera que las críticas al gobierno son «ataques para debilitar el proceso revolucionario» provocados por enemigos de la derecha apoyados por Washington, y dice que los altísimos índices de criminalidad son «traídos a colación como una estrategia para desestabilizar al gobierno». Opina lo mismo de la situación económica.

«Nuestra gente entiende perfectamente que hay una guerra económica que viene de la burguesía derechista parasitaria», dice. «Después de 17 años de resistencia, ahora tratan de hacer que nuestra gente se rinda por hambre. No tenemos ninguna razón para estar preocupados por las elecciones «.

Ante un escenario en que el Gobierno se robe las elecciones o no quiera reconocer una victoria de la oposición, la MUD podría salir a las calles, como sucedió en 2014, cuando meses de manifestaciones que pedían la renuncia de Maduro costaron decenas de vidas.

Los observadores internacionales fueron prohibidos en estas elecciones y el gobierno sólo permitió que la Unasur asistiera como observador acompañante. La autoridad electoral de Brasil, canceló su participación en la misión, en un golpe a la deteriorada legitimidad en Venezuela.

A escala nacional, gran parte de esa legitimidad se ha evaporado – sin duda para gente como Maite Hernández. Un ama de casa pobre, ella y su familia fueron expulsadas por malandros de un apartamento de Caracas que el gobierno de Chávez le había dado. Tal y como les dijo la banda de Carlos “tenían órdenes de sacarlos de allí», dice ella. Luego, los malandros mataron a su hijo de 23 años de edad. «Espero que las cosas cambien, por mi pobre familia y mi pobre Venezuela. Tienen que cambiar. Si no, tengo miedo de cómo pueda terminar esto «.

Reporte adicional de John Paul Rathbone

Alfonso Marquina: “Se debe reconducir el presupuesto de la nación”

Alfonso-Marquina

 

La Ley de Presupuesto 2016 fue consignada ayer en la Secretaría de la Asamblea Nacional por trabajadores de la Oficina Nacional de Presupuesto, según consta en una foto publicada en el Twitter de la institución, lo que viola el artículo 38 de la Ley Orgánica de Administración Financiera la cual ordena que el proyecto debe ser presentado por el Ejecutivo antes del 15 de octubre de cada año, señaló el diputado Alfonso Marquina, miembro de la Comisión de Finanzas y Desarrollo Social.

Reiteró que el hecho de que el ministro de Economía, Finanzas y Banca Pública, Rodolfo Marco Torres, no se haya encargado de presentar “en vez de consignar” el proyecto de Ley de Presupuesto en el Parlamento es una violación de la ley.

Aseguró que se debe aplicar el artículo 39 de la Ley Orgánica de Administración Financiera, que establece que si por cualquier causa el Ejecutivo no hubiese presentado la ley en el plazo previsto “se debe reconducir el actual presupuesto de la nación”.

El artículo 38 de la ley dispone que el proyecto de ley será acompañado de una exposición de motivos que “exprese los objetivos que se propone alcanzar y las explicaciones adicionales relativas a la metodología utilizada para las estimaciones de ingresos y fuentes financieras y para la aplicaciones financieras; así como las demás informaciones y elementos de juicio que estime oportuno”.

El diputado Marquina indicó que la ley es clara en cuanto a la explicación que debe darse sobre las variables macroeconómicas empleadas, así como la metodología dispuesta para hacer los cálculos de egresos e ingresos de recursos que serán utilizados en el año por comenzar.

Agregó que hasta la fecha se desconocen las cifras oficiales de inflación y crecimiento del año en curso; por lo que es un misterio determinar cómo fue diseñada la Ley de Presupuesto 2016.

Expertos exhortan al Estado a ser más cuidadosos con el parque de armas de la nación

granadas

@MariaAlesiaSosa

Fermín Marmol García, criminólogo cree que los ataques con granadas del pasado fin de semana demuestran “el fracaso de los cuatro planes de seguridad que hoy están activos en Venezuela”. El experto cree que ni la Operación para Liberación del Pueblo (OLP), ni el plan de patrullaje inteligente por cuadrantes, ni el plan pacificación, ni el plan desarme han visto resultados en la reducción del crimen y la violencia en el país.

Agregó que los más recientes sucesos, reflejan la pérdida del control bélico del Estado venezolano. “La importación y distribución de granadas son exclusivos del Estado, a través de la Compañía Anónima Venezolana de Industrias Militares (Cavim)”, reiteró.

Para el abogado y criminólogo Luis Izquiel, estos hechos llaman la atención porque fueron cinco granadas en un fin de semana, pero realmente han sucedido con mucha frecuencia en los últimos dos años en Venezuela. “Según un informe reciente de la ONU, Venezuela es el país con más muertes por causa de granadas, del mundo”, explicó.

La abogada experta en la fuente militar, Rocío San Miguel, opina que la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) “debe responder al país sobre granadas en manos de delincuentes”.

El periodista de sucesos, Javier Ignacio Mayorca, declaró que los recientes ataques con granadas, evidencian “el inmenso poder de fuego con el que cuentan los criminales en Venezuela”. Agregó que hay que mirar hacia los inventarios de armas militares. “Las granadas del ataque a Polibaruta fueron importadas por las FANB», recordó.

Izquiel se pregunta cómo es posible que tantos delincuentes tengan acceso a este tipo de armamento, y exhorta al Ministerio de Defensa a tener mayor celo en el parque de armas para el cuidado de la nación.  “Las Fuerza Armada es la única que debe utilizar estas armas, así lo indica el artículo 324 de nuestra constitución. Uno presume que salen de allí, porque estas no son armas que se compran en cualquier parte”.

El abogado recuerda que sustraer armas de guerra es un delito que acarrea una pena de entre 8 y 10 años. “De nada sirve tener las leyes si no hay instituciones que se encarguen de aplicar esta sanción”, comentó Izquiel.

Buscar a los culpables

Para Fermín Mármol, lo próximo que debe seguir es una investigación donde se determine la procedencia exacta de las granadas y a los responsables. “¿Hay hombres y mujeres de la FANB que se han corrompido y se las venden a la delincuencia? O acaso, ¿se están vendiendo las municiones al mejor postor? Hay que investigar, si más bien vienen a través de guerrillas o grupos paramilitares”, expresó.

Izquiel resalta que el Gobierno ahora no podrá echarle la culpa a los paramilitares colombianos, debido a que la frontera lleva más de un mes cerrada.

El abogado cree que es muy pronto para conocer la razón de los crímenes del fin de semana, sin embargo espera que las autoridades lleguen al final de este caso. No descarta que se trate de un plan entre bandas contra autoridades policiales.

“En otros países, la delincuencia organizada ha realizado ataques de este tipo, como ocurrió en Brasil; también las Maras, en Centroamérica, han efectuado ataques contra cuerpos de seguridad. No sería de extrañar, porque las mega bandas criminales se están fortaleciendo en Venezuela. Tienen poder de fuego, y el poder para hacerlo”.

Sin embargo, Fermín Mármol recordó que todas estas hipótesis son a priori, y nada puede desecharse. “No podemos descartar que los cinco casos del fin de semana, sean parte de un plan concertado entre bandas criminales”. Recordó que en Venezuela el crimen está muy bien estructurado y organizado, por lo que , indicó que la solución no es rápida ni a corto plazo. “Esto no se resuelve con una OLP, esto lleva tiempo y trabajo, no se soluciona con contingentes de hombres”, declaró.
Mármol insiste en que el Gobierno debe dar respuesta a los venezolanos sobre esta situación, y evitar “el silencio ensordecedor”, como lo califica.

Genocidio a la venezolana por José Domingo Blanco

personascaminandocalle

 

Miguel no fue a trabajar hoy. No por gripe, ni tampoco por reseca después de una noche de juerga. Su razón es mucho peor. Tuvo que pedir permiso, a pesar de las consecuencias que eso acarrea, porque debe patear la calle buscando la medicina que necesita su niñita. Desde hace días no la encuentra y está desesperado. Le quedan pocas pastillas. Pero él y su mujer saben que no pueden quedarse sin ellas: un día que la pequeña Marieta pase sin su tratamiento, es un día que se le acorta la vida… Miguel sacude la cabeza porque la sola idea de perder a su muchachita lo aterra. Por eso, no pudo ir a trabajar hoy. Y si no trabaja no cobra. Pero, eso es lo de menos cuando lo que está en juego es la vida de su hijita…

Aún el sol no ha salido en su barrio; ni en ninguno de los barrios raídos que ahora abundan en esta nación. Todavía escucha cómo, a lo lejos, los malandros aclaran sus diferencias, o se apropian de lo que no es suyo, vaciando las cacerinas de las pistolas en la humanidad de sus contrarios. Miguel no entiende en qué momento su barrio, ese a donde llegó aun siendo un muchacho imberbe, pasó a ser una tierra azotada por muchachos aún más imberbes que lo que fue él; pero, que no dudan ni un segundo a la hora de sumar un muerto más en su prontuario. No, por eso, no es seguro salir a las cuatro de la mañana. Tampoco regresar en la tarde más allá de las 6. Así que, resignado, espera a que los choros y jíbaros se recojan y cesen su jornada. Mientras, su mujer le recuela los restos de un café. El mismo café que una, otra y otra vez echa en la malla de colar, con la esperanza de que aún suelte algo de sabor.

Enciende la radio y escucha una propaganda en la que el líder del régimen ensalza los logros de su gestión. Miguel lo maldice -con odio, mucho odio- a pesar de que aún le parece escuchar la voz de su madre diciéndole que, ni en las peores circunstancias se debía maldecir al prójimo, porque eso ofende a Dios. ¿Si su mamá estuviera viva, qué pensaría de la situación del país? Imagina que, seguramente, a pesar de su devoción a la Virgen del Carmen y a la misa de los domingos, la escucharía denigrando del gobierno y renegando de cada uno de los que lo integran.

Miguel nunca, en todos los años que suma de vida, vio tanta pobreza. Jamás convivió con tanta miseria. Es verdad, reconoce, que los gobiernos anteriores al actual, también cometieron sus errores. Pero, los salvaba la alternancia y la separación de poderes. Este régimen -no sólo lo piensa él sino todos con quienes conversa- es igual o peor que la dictadura cubana. Y recuerda que ya son casi 17 años los que lleva su país en manos de incapaces. Un régimen que llegó como el cáncer que le acorta la vida a su Marieta. Un gobierno que desapareció, sin dejar mayores huellas, la riqueza más abundante jamás vista en la nación y el mundo entereo. Mequetrefes sin trayectoria que de la noche a la mañana se hicieron del poder, y no tienen intenciones de soltarlo. Pobres lame suelas, sin trayectoria ni cuentas bancarias que de la noche a la mañana, derrochan lujo y abundancias… Y él, honrado de formación y corazón, maldiciendo desde las entrañas a quienes por ambición y mañas, llevaron al país a una situación que pone en peligro la vida de su muchachita.

Mientras, baja las escaleras para llegar a la parada de autobús, se topa con un ladrón rezagado que, revolver en mano, le arrebata a una señora la cartera. Aún no se acostumbra a que sean más las veces en las que ve atracos y violencia, que la cordialidad y los “buenos días” de sus paisanos.  Se sube a un autobús abarrotado y destartalado. Con cauchos lisos y repuestos improvisados. Y contempla las calles envejecidas, sucias. Enumera las casas y edificios que se suceden uno tras otro, luciendo sus fachadas desteñidas y agujereadas. Y los carros, que ya parecen del siglo pasado, híbridos parapeteados con muchos modelos, cuyos conductores se ufanan en seguir rodando. Comercios vacíos, con vidrieras rotas. Ostentando en las entradas letreros en los que se lee “no insista, no hay” o, el cada vez más frecuente, “cerrado por saqueo”. Esa no era la cara que lucía su ciudad. Ni sus habitantes, cuyos rostros son hoy el retrato del hambre, enfermedades, miedo y desesperanza. Un paisaje que dista mucho de ser un edén y se asemeja más a la desolación.

El sol aprieta y revuelve los aromas pestilentes de las aceras. Son más de diez las farmacias que ha visitado y en las que solo ha encontrado “no” como única respuesta. Pero, se niega a aceptarla. Porque esa respuesta es para su Marieta una condena. Alza la mirada al cielo.  Azul, como siempre. A pesar de que otros se empeñan en pintarlo con grises. A veces, lo tiñen de rojo. Por momentos lo invade la derrota. Pero, no puede perder la esperanza. Se seca el sudor, respira hondo y se enrumba de nuevo a dar la pelea.

 

@mingo_1

mingo.blanco@gmail.com

Venezuela humillada por José Vicente Carrasquero A.

Venezuelas

 

Hace rato que estoy con la letanía de que Venezuela vive el peor momento social, político y económico desde el descubrimiento hasta nuestros tiempos. Me sorprendió leer unas declaraciones en la misma línea de uno de los ex militares que participó en el fallido intento de golpe de estado de 1992. La sorpresa viene de pensar que el silencio de esos que se consideran originarios del proceso político que sufrimos los venezolanos parecía avalar el desastre que padecemos.

Lo cierto es que el país no es solo un territorio con unos límites geográficos y una cierta cantidad de riquezas. El país es sobre todo una sociedad que habita en ese territorio y que lo considera el ámbito natural para el desarrollo de su persona y el de su familia. Ese acuerdo según el cual vivimos juntos en este territorio para contribuir al desarrollo de una república que sea capaz de valerse por sí misma y pueda llamarse soberana en su toma de decisiones, en sus posibilidades de subsistencia, en marcar el norte hacia el desarrollo que garantice, en una especie de círculo virtuoso, mantenerse a la par o por encima de sus vecinos para poder, precisamente, defender esa soberanía.

Una mirada a esa Venezuela que ha producido para la clase política que la dirige en los últimos dieciséis años más del doble que los ingresos que tuvo la república entre 1811 y 1998, genera una dolorosa sensación.

Por doquier se observan los signos de una sociedad sometida a vejaciones de todo tipo. Los derechos de los venezolanos quedaron para ser enunciados en la constitución. No hay una sola institución del estado que se preocupe por darle validez a ese libro fundamental y responderle a los venezolanos por las promesas de superación que se les hicieron hace ya 17 años.

Produce indignación un video que se volvió viral en el que una anciana de más de ochenta años llora por la gravedad de la situación que le ha tocado vivir, especialmente cuando parecía que ya había vivido todo lo malo que le tocaba vivir. La respuesta del gobierno, culpando a una guerra económica es un insulto. Debe ser esa la subestimación que Maduro confiesa se hizo del pueblo. Creerlos tan pendejos como para irse a comer semejante mentira.

Es humillante ir a una panadería y encontrar un papel que indica que no hay el producto. Que los incapaces que conducen la economía no tomaran en cuenta el debido manejo de los inventarios para garantizar la limosna en divisas que otorgan para el trigo. ¿Cómo puede un gobierno que lo controla todo, culpar a los demás de sus graves desaciertos?

Es humillante ir a un centro asistencial y que no se le preste a la persona los servicios de salud que le garantiza la constitución. Por el contrario, hay largas colas de espera para operaciones no electivas (obligatorias), no se encuentran las medicinas, el personal debe atender a los pacientes con los pocos implementos con los que cuentan. Nuevamente, la incapacidad de los no economistas que manejan la economía se pone en evidencia. De ahí que veamos como reaparecen enfermedades incurables y la gente debe contentarse con el remedio que se consiga.

Es una humillación que los bachilleres que recién terminan sus estudios sean desplazados por unos burócratas que renuncian a los criterios académicos y buscan imponer por la vía de la fuerza unos mecanismos claramente partidistas para favorecer a su clientela. El derecho al estudio garantizado por la constitución y la autonomía universitaria son planchados olímpicamente por unos politicastros que no tienen en su mente otro asunto que la revancha.

Es una humillación mayor tener que ir a buscar a un familiar a la morgue. El derecho a la vida es el menos garantizado por esta clase política minusválida y atrasada. El número de asesinatos debe estar cercano y hasta puede ser superior a la sumatoria de todas las muertes en guerras en todo el planeta durante los últimos dieciséis años. Ante el impacto que este tema está teniendo en las encuestas se inventan un remedio de última hora que de ninguna manera va a resolver un problema de mucho mayor envergadura que lo que alcanzan a ver los burócratas a cargo de la seguridad.

Los servicios públicos nunca habían estado tan mal. Es una humillación quedarse sin agua y sin luz al mismo tiempo. Que el servicio de internet sea el peor del hemisferio, que la recolección de basura se vea afectada porque el control de cambio no permite mantener el adecuado nivel de inventario de repuestos para los camiones recolectores.

Humillación sufren los viejitos que viajan a sus países de origen y tienen que rogar se les otorgue una tarjeta de crédito en un banco del gobierno para poder usar su dinero en el exterior. Humillación es ese control de cambio que ha convertido al venezolano en ciudadano del cuarto mundo. Una persona que no puede contar con sus recursos en cualquier lugar del planeta cuando así lo requiera.

Esta clase política que llega al poder bajo la promesa de reivindicar a los venezolanos no ha hecho otra cosa que someterlos a humillaciones permanentes. Una cola para todo lo que se necesite. Una humillación para tratar de medio mantener una calidad de vida que los mantenga un poco por encima de los países más pobres del continente.

La dignidad del venezolano ha sido pisoteada por una clase política que viste trajes importados de primera calidad, que disfruta de vehículos lujosos para los cuales se les asigna chofer y guardaespaldas, que no tienen que hacer ningún tipo de cola ni pasar por las humillaciones que sufren los venezolanos de a pie.

He ahí el terror que le tienen a las elecciones. Esa es la llorona de Jaua. Alguien le hizo saber que el pueblo no les cree lo de la guerra económica, que se resiente de las colas, que no aguanta la inseguridad, que no desea seguir viendo el deterioro acentuado de su calidad de vida.

Y ese pueblo sabe, que así como en 1998 despachó a una clase política que había perdido la capacidad de sintonizar con sus expectativas, tiene ahora la oportunidad de usar el voto como ese castigo al que más temen los que ejercen el poder haciendo caso omiso del clamor de los ciudadanos.

¡Alea jacta est!

 

@botellazo

 

El ser que (aún no) somos los venezolanos por Asdrúbal Aguiar

Venezolanos-

 

Pedro Paúl Bello nos obsequia recién su libro sobre “Venezuela, raíces de invertebración: el ser que somos los venezolanos” donde explica el porqué de nuestro saldo histórico como pueblo invertebrado, en apariencia incapaz de sortear, como ahora, su hora de adversidad.

Escrito con serenidad, con responsabilidad y sin apremio, describe en sus páginas la negación que hace de sí cada venezolano antes y después de 1811; a un punto que nunca nos sentimos satisfechos o contentos ni con la obra ajena ni con la propia. Y por ello, en la búsqueda agónica de una razón de ser y existir, apelamos a los mitos que creamos o encontramos al azar para luego desecharlos y sucesivamente hacernos de otros, en un continuo caminar que a todos nos impide adquirir aún el perfil de una nación verdadera, ligada por los afectos y decantada sobre valores compartidos.

Paúl parte de una consideración de base que vuelve por sus fueros e impide otra vez dar por cerrado y como cosa pasada el debate acerca de nuestros orígenes republicanos: vivimos una farsa constitucional permanente que nos obliga, de tanto en tanto, a emprender de nuevo el camino de la experiencia social, nacional y republicana, como si nunca lo hubiésemos recorrido.

Según lo explica el autor, los venezolanos, antes de ingresar al purgatorio -que viene a ser nuestro Estado, ese que nos hace sociedad artificial o postiza, primero dentro de las mesnadas revolucionarias que dominan a nuestro siglo XIX, luego dentro de los cuarteles y sucesivamente dentro de los partidos a lo largo de todo el siglo XX- perdemos hasta el sentido de la libertad, incluso económica y de iniciativa, desde la más lejana época colonial.

La dominación hispana –cuestión que aborda- nos intenta dar identidad en la lengua, religión y costumbres, y también en nuestro encuentro alrededor de nuestras pequeñas patrias raciales o las políticas, que son nuestros primeros cabildos. Pero esa forma de identidad en fragua que nos viene desde España y da soporte y la oportunidad común para avanzar junto a ella o sin ella en la ampliación -sea de la idea de la nación española, sea de la búsqueda de alguna otra parecida-, se rompe una vez como se establecen privilegios sobre los criollos. Así nacen, de modo anticipado, previo a la emancipación formal de 1810, el estamento de los excluidos, de los resentidos, quienes desde entonces acopian frustraciones y mascullan sus deseos libertarios, que no de libertad con su contrapartida de responsabilidades, e igualitarios, que no de igualdad como desiderátum del esfuerzo personal en ascenso que se niega al rasero de los mediocres.

En mis palabras de mediados de año ante la Real Academia, reunida en Cádiz, expresé por lo mismo y sin ambages que lamentablemente, más tarde, desde Cartagena de Indias, Bolívar, por preferir la enseñanza antigua sobre la renuncia del pueblo a su poder soberano a manos del monarca quien lo ha de ejercer vitaliciamente, se ocupa de rezar y elaborar su credo dionisíaco prosternando a nuestros apolíneos padres fundadores de 1811, hombres de razón y de levita. Seguidamente, desde Angostura propone, en 1819, la creación de un senado hereditario – con los hombres de guerra; pues a ellos todo se los debería la patria lograda. Y después, con su Constitución de Chuquisaca, de 1826, concreta el modelo final de su ideario político, de su deriva autoritaria – forja el presidente vitalicio quien elige a su sucesor en la persona del vicepresidente – y contra la que reacciona airadamente el intelectual liberal Tomás Lander, amigo de Miranda y miembro a la sazón de la misma Secretaría del Libertador.

Pero “estamos ante nuevas realidades – afirma Paúl – que modifican radicalmente las expectativas de los habitantes de este país respecto a la política, los partidos políticos y sus dirigentes. Hay apatía, ciertamente; tenemos poca conciencia ciudadana, es verdad. También conocemos comportamientos que aíslan, por supuesto. Sin embargo, nada de esto resulta nuevo. El país es lo que es desde hace mucho: lo que somos y hacemos viene desde los primeros tiempos de nuestra existencia política formal; pero hace más de cuatro décadas, los venezolanos  -que no éramos otros distintos a como hoy somos y teníamos los mismos rasgos culturales, defectos y hasta “taras” si así se quiere calificar algunos de ellos- mostrábamos gran participación política”, observa el autor.

En fin, según él, habría pasta suficiente para moldear a la nación que aún mora por serlo y darnos un orden diverso, que se mire en lo que somos y en las coordenadas del siglo en curso.

 

@asdrubalaguiar

Diario las Américas