Expertos exhortan al Estado a ser más cuidadosos con el parque de armas de la nación
Expertos exhortan al Estado a ser más cuidadosos con el parque de armas de la nación

granadas

@MariaAlesiaSosa

Fermín Marmol García, criminólogo cree que los ataques con granadas del pasado fin de semana demuestran “el fracaso de los cuatro planes de seguridad que hoy están activos en Venezuela”. El experto cree que ni la Operación para Liberación del Pueblo (OLP), ni el plan de patrullaje inteligente por cuadrantes, ni el plan pacificación, ni el plan desarme han visto resultados en la reducción del crimen y la violencia en el país.

Agregó que los más recientes sucesos, reflejan la pérdida del control bélico del Estado venezolano. “La importación y distribución de granadas son exclusivos del Estado, a través de la Compañía Anónima Venezolana de Industrias Militares (Cavim)”, reiteró.

Para el abogado y criminólogo Luis Izquiel, estos hechos llaman la atención porque fueron cinco granadas en un fin de semana, pero realmente han sucedido con mucha frecuencia en los últimos dos años en Venezuela. “Según un informe reciente de la ONU, Venezuela es el país con más muertes por causa de granadas, del mundo”, explicó.

La abogada experta en la fuente militar, Rocío San Miguel, opina que la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) “debe responder al país sobre granadas en manos de delincuentes”.

El periodista de sucesos, Javier Ignacio Mayorca, declaró que los recientes ataques con granadas, evidencian “el inmenso poder de fuego con el que cuentan los criminales en Venezuela”. Agregó que hay que mirar hacia los inventarios de armas militares. “Las granadas del ataque a Polibaruta fueron importadas por las FANB», recordó.

Izquiel se pregunta cómo es posible que tantos delincuentes tengan acceso a este tipo de armamento, y exhorta al Ministerio de Defensa a tener mayor celo en el parque de armas para el cuidado de la nación.  “Las Fuerza Armada es la única que debe utilizar estas armas, así lo indica el artículo 324 de nuestra constitución. Uno presume que salen de allí, porque estas no son armas que se compran en cualquier parte”.

El abogado recuerda que sustraer armas de guerra es un delito que acarrea una pena de entre 8 y 10 años. “De nada sirve tener las leyes si no hay instituciones que se encarguen de aplicar esta sanción”, comentó Izquiel.

Buscar a los culpables

Para Fermín Mármol, lo próximo que debe seguir es una investigación donde se determine la procedencia exacta de las granadas y a los responsables. “¿Hay hombres y mujeres de la FANB que se han corrompido y se las venden a la delincuencia? O acaso, ¿se están vendiendo las municiones al mejor postor? Hay que investigar, si más bien vienen a través de guerrillas o grupos paramilitares”, expresó.

Izquiel resalta que el Gobierno ahora no podrá echarle la culpa a los paramilitares colombianos, debido a que la frontera lleva más de un mes cerrada.

El abogado cree que es muy pronto para conocer la razón de los crímenes del fin de semana, sin embargo espera que las autoridades lleguen al final de este caso. No descarta que se trate de un plan entre bandas contra autoridades policiales.

“En otros países, la delincuencia organizada ha realizado ataques de este tipo, como ocurrió en Brasil; también las Maras, en Centroamérica, han efectuado ataques contra cuerpos de seguridad. No sería de extrañar, porque las mega bandas criminales se están fortaleciendo en Venezuela. Tienen poder de fuego, y el poder para hacerlo”.

Sin embargo, Fermín Mármol recordó que todas estas hipótesis son a priori, y nada puede desecharse. “No podemos descartar que los cinco casos del fin de semana, sean parte de un plan concertado entre bandas criminales”. Recordó que en Venezuela el crimen está muy bien estructurado y organizado, por lo que , indicó que la solución no es rápida ni a corto plazo. “Esto no se resuelve con una OLP, esto lleva tiempo y trabajo, no se soluciona con contingentes de hombres”, declaró.
Mármol insiste en que el Gobierno debe dar respuesta a los venezolanos sobre esta situación, y evitar “el silencio ensordecedor”, como lo califica.