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Estallido social

Editorial de El País: Descenso al caos en Venezuela

Plantonnacional1s

 

Los acontecimientos de las últimas horas en Venezuela desbordan los escenarios más pesimistas y confirman la disposición del presidente Maduro a conducir al país por la senda de la violencia y el estallido social antes que a dar la palabra democrática a los venezolanos.

Los 26 muertos registrados hasta ayer en las protestas contra el régimen chavista, los saqueos a comercios y la inseguridad ciudadana y jurídica son solo algunos ejemplos del estado de degradación y caos en el que se está sumiendo la sociedad venezolana mientras desde el Gobierno —máximo responsable del mantenimiento de la seguridad y el orden constitucional— la única respuesta que se obtiene viene en forma de soflamas populistas, cuando no amenazas a los líderes de la oposición.

Preocupa particularmente la aparición de “colectivos” paramilitares afines al régimen que desde sus motocicletas disparan indiscriminadamente contra manifestantes indefensos. Maduro debe ordenar el cese inmediato de la violencia contra las marchas opositoras que exigen la liberación de los presos políticos y la convocatoria inmediata de elecciones presidenciales libres y supervisadas internacionalmente.

No puede, pues, extrañar la preocupación con la que se siguen los acontecimientos desde fuera de Venezuela, empezando por Naciones Unidas, cuya Oficina de Derechos Humanos ha exigido a las fuerzas de seguridad bajo el mando de Maduro que ejecuten sus acciones conforme a los estándares del derecho internacional. Por eso mismo, resulta cada vez más incomprensible la actitud de algunas fuerzas políticas en España que siguen utilizando piruetas retóricas para referirse a la crisis venezolana y no condenar la actitud del régimen. Y del mismo modo destacan positivamente actitudes como la de la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, capaz de discernir y sumarse a los llamamientos por la democracia y la liberación de los presos políticos en Venezuela.

El miedo y la mayoría, por Gonzalo Himiob Santomé

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Muchas veces me preguntan por qué en Venezuela, estando las cosas como están, no ha ocurrido un estallido social. Cuando uno busca las posibles respuestas a esta interrogante, vemos que se dicen muchas cosas. Desde afirmar que los venezolanos somos por naturaleza pacíficos hasta decir que nuestro problema es que a cada calamidad le buscamos un chiste, hay mil matices que van deshojando la misma margarita. Pero yo creo que la respuesta es mucho más sencilla, y a la vez más dolorosa: Si alguna estrategia del gobierno había tenido éxito, ésta fue la de sembrar en todos nosotros el miedo, el miedo a expresarnos, el miedo a quejarnos, el miedo a salirnos abiertamente de la línea oficial, el miedo a protestar y a demandar de nuestros gobernantes capacidad y respeto.

No nos estoy denigrando como pueblo. No la hemos tenido fácil, son casi 18 años de continuos ataques y abusos y también de una permanente y muy bien articulada campaña desde la estructura del poder según la cual cualquier queja, protesta o expresión disidente es una suerte de crimen imperdonable que trae a la generalidad de quienes las promueven consecuencias muy severas, que han ido desde el injusto encarcelamiento hasta el asesinato, todo ello bajo el amparo de una idea, tan lamentablemente repetida en la historia mundial como perversa: El que está contra tal o cual idea, el que se alza contra tal o cual gobierno, no es una persona, no es un ser humano, es una “cosa” contra la que todo vale y contra la que se puede hacer cualquier cosa, bajo el velo de la más absoluta impunidad. La deshumanización del opuesto es, y siempre ha sido, la primera herramienta del oprobio, el primer escalón hacia la negación de todos sus derechos, el primer paso hacia su neutralización definitiva.

Los psicólogos, y seguro alguno habrá que pueda fundamentar esto mejor que yo, nos dicen que el miedo se alimenta de datos fácticos, de constataciones de lo que ocurre en la realidad externa, sumadas a las interpretaciones, que no necesariamente son adecuadas o correctas pues dependen de nuestra subjetividad, sobre las posibilidades de que aquello que ocurre fuera de nosotros pueda también pasarnos a nosotros. De esta manera, a título de ejemplo, si veo que a otro la GNB se lo lleva preso por atreverse a protestar contra el gobierno (este sería el dato fáctico externo) nuestros mecanismos internos de defensa, sobre la base de nuestras propias capacidades cognoscitivas y desde nuestras propias experiencias, nos llevan a sentir miedo a que, en paridad de condiciones (es decir, si también protestamos contra el gobierno) a nosotros también nos puedan llevar detenidos, a que nos puedan torturar, o incluso nos lleva a pensar que a nosotros nos pueden pasar cosas peores.

El miedo también se nutre, y esto es muy importante, del sentimiento de aislamiento. Si veo que, en mi grupo social, en el colectivo en el que hago vida, solo somos dos o tres los que pensamos que las cosas deben ser distintas, mientras que todos los demás, así sea al menos en apariencia, se mantienen en la “línea” general impuesta por el poder, es evidente que nuestro temor a quedar expuestos como divergentes, esto es, como diferentes y hasta como minoría (sea que lo seamos realmente o no), y a pagar las consecuencias de ello, es mucho mayor. Hasta hace muy poco, la leyenda negra de que el oficialismo era abrumadora mayoría, sobre todo entre los más humildes, había calado sin dudas en nuestra psique, y por ello todo el que se separaba de la línea común era tenido como un ser “ajeno”, extraño, como un “escuálido” burgués “disociado” de la realidad de la nación. Quienes no compartíamos el ideal “socialista” éramos, según el discurso oficial, la excepción. Éramos los “traidores”, los “criminales”, los “apátridas”.

Pero esto ya no es así, y por eso la espiral del miedo se ha interrumpido. Un paseo por cualquier parte de nuestro país, un simple intercambio de palabras con cualquier persona, sea de donde sea, nos demuestra que quienes no queremos que el país siga recorriendo la senda del “Socialismo del Siglo XXI”, lo que quiera que esto sea, ya no somos una “minoría disociada” sino, por el contrario, una abrumadora y muy bien definida mayoría. Antes no era así, hoy es otra cosa, ahora los “ajenos” son los que, sea por conveniencia o por escasez de neuronas, aún se atreven a defender lo indefendible. El mérito de ello está, cómo no, en los factores políticos y cívicos que se han mantenido por años firmes en pie de lucha y que han hecho de la denuncia constante y del tiempo, con las inevitables corroboraciones fácticas sobre la verdad harto repetida de nuestra tragedia que nos han llegado de su mano, sus herramientas; pero también mucho tiene que ver en esto que el propio gobierno, ahogado como está en su ceguera, en su propia tozudez e incapacidad, nos la ha puesto de “flycito”, como decimos acá, para que le descosamos, con justas e innegables razones que todos padecemos todos los días, la lona.

Por eso el incremento en el recurso a la única herramienta que le queda, para más o menos mantenerse un tiempo más, al poder: La de la represión desmedida y abusiva. Por eso en vez de dotar hospitales, escuelas y bodegas, Maduro prefiere gastarse 25 millones de dólares en pertrechos para la PNB. Por ello el arresto, solo en 2016, de más de 2300 personas por haberse atrevido a alzar la voz contra el gobierno. Por ello el invento y la difusión a mansalva de descabelladas “teorías conspirativas”, la protección a ultranza de fichas claves de la represión, aunque sean señalados como narcotraficantes, y la sembradera de evidencias forjadas e ilegales en tantos casos. Por eso los actos de persecución e intimidación, cámara en mano, a cargo de encapuchados que más que agentes del orden son verdaderos criminales que, como cualquier choro que se precie de serlo, no tienen la hombría ni la decencia, que para los cuerpos de seguridad es obligación legal, de identificarse cuando juegan a ser los “malos de la partida”.

Pero el truco está gastado y ya no impresiona. El miedo ya no es variable a considerar, ya no funciona. El poder sigue haciendo daño y de las suyas, por supuesto, pero su efecto intimidatorio es cada vez más limitado. Lo demostraron las indómitas Caracas y Villa Rosa, lo demuestran los cacerolazos continuos en todo el país contra los otrora “intocables” del régimen, que se ven ahora forzados a huir de donde quiera que se presenten con el rabo entre las piernas; lo demuestran Mitzi y Manuela increpando a viva voz y con los pantalones bien puestos a la cobardía encapuchada y lo estamos demostrando todos los días todos nosotros, los que somos, y porque somos, la mayoría.

@HimiobSantome

27F: El país “del no hay” 26 años después
¿En qué se parece el estallido de 1989 a la Venezuela de 2015? La prensa de la época registra el clima de conflictividad política y social que dominó los días previos a «El Caracazo»

 

@boonbar

DESABASTECIMIENTO DE PRODUCTOS BÁSICOS, protestas de estudiantes, cierres de fábricas por falta de materia prima, aumento de precios, especulación, gente andando de un lado a otro para comprar comida, denuncias de casos de corrupción en importaciones. No corresponden a titulares de la actualidad en Venezuela sino a los de 26 años atrás, específicamente los días previos al estallido del 27 de febrero de 1989.

La prensa venezolana como los diarios Últimas Noticias y El Nacional registraron sin cortapisas el clima de crispación y alta conflictividad que precedió al 27F, a menos de un mes de haberse instalado el gobierno del presidente Carlos Andrés Pérez. Las portadas de 1989 eran menos “cautelosas” que la de los periódicos actuales y detallaban las tensiones que producían el anuncio del “paquete” para corregir las distorsiones económicas entre el Ejecutivo, los partidos, los sectores transporte público, empresarial, obrero, universidades y población en general.

Algunas noticias de febrero de 1989 tienen resonancia con los momentos actuales. En aquel entonces, cuando el dólar rondaba los 41 bolívares, también se discutía sobre el impopular alza del precio de la gasolina, que finalmente se convirtió en el chispazo que encendió al país con manifestaciones, saqueos y represión, convirtiéndose en una medida tabú de los gobiernos posteriores. El sacudón comenzó en Guarenas donde la central de transporte de la ciudad mirandina no atendió el acuerdo de la subida de 30%, del pasaje y decidió fijarlo por encima de 50%. Es decir, en vez de aumentar la ruta Caracas-Guarenas en Bs. 10, la subieron a Bs. 12 . El descontento no se hizo esperar.

Un artículo de opinión de Franklin González publicado en Últimas Noticias el 12 de febrero de 1989 advertía: “las manifestaciones y la protesta están a la orden del día este año para los que sufren en carne propia la crisis».

Por aquellos días, los diarios retrataban el desabastecimiento severo en los anaqueles: “No hay harina de maíz precocida, sal, café, azúcar, papel toilet, pan, pañales desechables, huevos, aceite. Vivimos en el país del no hay”, relataba la entonces periodista y hoy diputada del Psuv, Desirée Santos Amaral, sobre un recorrido por los mercados publicado en ÚN el domingo 26 de febrero de 1989, un día antes del Caracazo.

Un repaso por las principales notas de Ultimas Noticias una semana antes del 27 de febrero ofrece un retrato del convulso ambiente que se vivía aquellos días. Cualquier similitud es pura coincidencia:

Martes 21 de febrero 1989

– Un muerto y varios heridos graves y un camión quemado en disturbios de la UCV. Protestan por un estudiante muerto y paquete económico.

– Estudiantes encapuchados gritaban: “Con hambre y represión, no hay concertación» (en referencia al término que utilizó Carlos Andrés Pérez para identificar a su programa de gobierno de apertura económica). También “exigían a la prensa que dijeran la verdad».

– Disturbios estudiantiles paralizaron la tercera etapa del tour de las Américas en Maracay.

– Fondo Monetario Internacional (FMI) anuncia que colaborará con planes económicos de CAP.

Miércoles 22 de febrero 1989

– Derribado el gobierno en el Congreso. Oposición pide rectificación del “paquete”. MAS y Causa R hacían severas criticas a medidas económicas.

– Aumento del paquete pan de sándwich y jugos pasteurizados. Aumentó a 150 Bs el kilo y el jamón: Bs 500.

– Segundo día de disturbios en la UCV.

Jueves 23 de febrero 1989

– Empresarios chocan por ley de salarios. La impugnan comerciantes. Rechazan que aumento sea general.

– Estudiantes amenazaron volar gandola de gas en protesta por medidas económicas (40 mil toneladas de gas licuado). Secuestraron tres camiones.

– Tráfico se paralizó entre Valencia y Puerto Cabello en el tercer día consecutivo de disturbios y estallidos en la UC.

– Arrancó paro de 48 horas de educadores.

– Harina de trigo desapareció definitivamente.

– Cierre de fábricas lanza al desempleo a miles de trabajadores.

– Comerciantes contra aumento general de sueldos y salarios por ley concertación.

Viernes 24 de febrero 1989

 – CTV da ultimátum a Fedecámaras para acuerdo sobre aumento salarial. Rechaza 30% como piso.

– BID anuncia echarle mano al paquete y apretar cinturón».

– Precios se soltaron el moño. Ministerio de fomento fijo precios del PVP. Pasta, aceite huevos y alimentos congelados».

– Rector (UCV) Luis Fuenmayor Toro: “rechazo a los métodos de protesta utilizados por la ultrazquierda. Condenó excesos policiales».

– Aumentó 200%  precios del pan.

– 60 mil casos de paludismo en oriente, denuncia MAS.

– La Disip allana residencias estudiantiles y detuvo a varios universitarios, denuncia dirigentes del FCU.

Sábado 25 de febrero de 1989

– Fraude en las importaciones. Divisas en complicidad con el estado. Sobreoferta de importaciones ejecutadas por empresas privadas. Fraude de funcionarios públicos.

– Banco Mundial concede préstamos a Venezuela y apoya paquete.

-Se deteriora a pasos agigantados la calidad de vida de los venezolanos.» Y el paquete empieza a andar».

– Aumento de precios por encima del 50%.

-Atemorizados consumidores ante la arremetida de la inflación».

– 17 productos de la cesta familiar entran controlados y no regulados.

– 52% de aumento de gas doméstico comienza a regir desde mañana.

-Nuevos precios de gasolina y derivados del petróleo comienzan a regir a medianoche: de 1,50 a 2,75% (83,33%) y de 1,30 a 2,55 (96,15%).

– Fapuv advierte que paquete afectará severamente presupuesto de universidades.

Domingo 26 de febrero de 1989

 – Lusinchi salta a la arena y polemiza con CAP. Le augura a CAP más dificultades que las que tuvo él.

– A punto de colapso 200 institutos de Miranda por falta de servicios públicos, denuncia gobernador Ángel Zambrano.

– Ocho pastificios cierran por falta de trigo importado.

– Especulación y acaparamiento mantienen al pueblo contra la pared.

– No hay harina de maíz precocida, sal, café, azúcar, papel toilet, pan, pañales desechables, huevos, aceite. Vivimos en el país del no hay.

– Especulación y acaparamiento:  Los consumidores andan de un lado para otro tratando de comprar lo que falta.

– Para contrarrestar los efectos del paquete, trabajadores piden que aumenten los sueldos para compensar inflación.

– Vendedores: las ventas han descendido. Denuncian mano dura del gobierno.

– Largas colas en gasolinas para poner tanque lleno a precio viejo.

– 30% será aumento desde mañana (27 f) en tarifas de transporte. Ministerio de Transporte y comunicaciones emite 4 resoluciones. Pasaje mínimo: 3 bolívares, ruta Caracas- Guarenas: 10 bolívares.

 

UN Lunes 27 febrero 1989

Lunes 27 febrero de 1989

– Cogollo de AD busca hoy con urgencia salida a la crisis del congreso.

– Lusinchi viaja hoy a Boston.

– Inflación 60%. Aumento de sueldo 30% no alcanza para corregir el deterioro de los últimos años.

– Desabastecimiento liga de frenos.

– «Lo único que queremos es que baje el alto costo de la vida”, lamenta una ama de casa en el litoral.

-12 muertes violentas el fin de semana, la mayoría a balazos.

– Hoy entran en vigencia nuevos precios en los pasajes: “a coger sencillo y a llorar pa   valle”.

 

28 feb EN

28 febrero

-“Arde el país”. Alza del pasaje predió la mecha por los cuatro costados. Situación delicada. Hpy se prevee que la situación continua igual o se agrave, según fuentes.

-La gasolina es inflamable. 8 muertos y decenas de heridas graves. Alza de pasajes prendió la mecha.

– Saqueos e incendios en Caracas, Guarenas, Guatire, Los Valles del Tuy, Los Teques, Catia La Mar, Mérida, San Cristobal, Barquisimeto, Ciudad Bolívar y Ciudad Guayana, Puerto La Cruz, Cabimas, Maracaibo, Valencia, Puerto Cabello.

– Corrupción: Comisión de Contraloría anuncia abrir investigación por manejo de 30 mil millones de dólares de Recadi. Diputado Douglas Dáger: “podríamos estar frente a algo que podría denominarse traición a la patria”.

– “Ya es demasiado”, exclamaban las amas de casa frente a los abastos  por desabastecimiento y especulación».

– Ministro Naim (Fomento) reconoce que casi no hay: harina precocida, trigo, café, sal, aceite, arroz, repuestos. “La situación que hemos encontrado es bastante desorganizada en cuanto a desabastecimiento y precios”.

– Noche de terror y violencia vivió Caracas. Bajaron los barrios y se intensificó el saqueo. Asaltaron cadenas de supermercados, Cada, Ipasme, OCP, Imgeve, negocios en El Valle, La Floridad y La Vega.

– Cuerpos policiales no se dieron abasto para repeler acciones vandálicas y atender cúmulo de llamado de emergencia.

– Metro cerró a 8 pm. Miles de trabajadores de Caricuao, Antimano, Adjuntas, Macarao llegaron a sus casas a pie.

– Poblada saqueó Guarenas y la GN sacó tanques a la calle.

– Más de 100 millones de bolívares en alimentos y negocios desvalijados.

– “Los cerros bajaron”. A las 6 am cerraron avenidas y calles, comenzaron saqueos. Completo desorden. PM fue insuficiente.

– CAP se encontraba en el congreso venezolano de gerencia de Barquisimeto: “A mi no me sorprende pero si me pareciera lo que está pasando porque en primero lugar notamos que hay un estado de efervescencia en los sectores públicos que a su vez son azuzados con otras intenciones».

– Onda explosiva de disturbios se expandió. Estudiantes trancaron Nuevo Circo. Hordas de encapuchados saquearon y quemaron.