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Localizan cadáver de joven que salió a buscar mangos para comer

EL CADÁVER DE UN JOVEN que salió de su casa a tumbar unos mangos para comer y no regresó a su casa fue localizado con un tiro en el costado en la zona boscosa de la carretera Petare – Santa Lucía.

La víctima fue identificada como Juan José Rojas Pantoja, de 20 años.

Juan José salió de su casa en el sector Matapalo, barrio La Dolorita, parroquia Petare la mañana del 13 de agosto junto a unos amigos a tumbar mangos “para vender y tener algo que merendar”, dijo su padrastro Manuel García.

Sin embargo ese lunes no llegó a dormir a su casa. Su madre se preocupó; pensó que se había quedado a dormir con alguno de sus compañeros. Al ver que el martes 14 no se había comunicado por ninguna vía con sus hermanos ni con su progenitora; la familia decidió buscarlo, infructuosamente, por comisarías y hospitales.

Tras cuatro días de búsqueda, el 17 de agosto los familiares del joven tuvieron noticias de su paradero: un amigo de la familia les informó que lo habían encontrado en una zona boscosa en la carretera Petare-Santa Lucía con un tiro en el costado. Su cadáver había sido trasladado a la medicatura forense de Bello Monte.

La víctima dejó en estado de orfandad a una niña de un año. Tenía tres meses viviendo en Petare, antes residía en Filas de Mariche donde se ganaba la vida ayudando a su padre en la siembra de verduras y en la venta de lo producido.

Según la data de Monitor de Víctimas, entre enero y julio de 2018 se han registrado 109 homicidios en el municipio Sucre; dos de esos crímenes se ocurrieron en la carretera Petare-Santa Lucía.

Madre pide justicia y que cambien a juez que liberó a presuntos asesinos de su hijo

DESDE JUNIO PASADO, LIGIA ELENA CARVAJAL está luchando para que los dos implicados en la muerte de su hijo sean detenidos nuevamente y paguen lo que hicieron.

A Junior José Martínez Carvajal lo mataron a golpes y machetazos para robarle un celular que después vendieron. Lo sepultaron en un área boscosa del sector Alto Pino en Lomas de Baruta. El joven que laboraba en un restaurante de La Trinidad despareció el pasado 4 de marzo cuando salió a vender el teléfono.

Cuando las horas transcurrieron y no retornó a la casa de sus padres, se encendieron las alarmas y comenzó la búsqueda que resultó infructuosa. La denuncia fue formulada en la policía científica cuyos funcionarios comenzaron a hacer su labor hasta que lograron ubicar a la mujer quien compró el teléfono. Ella fue detenida aunque no estaba vinculada al homicidio y luego un tribunal ordenó su libertad para quedar a presentación ante esa instancia.

A finales del mes de junio Ligia Elena realizaba las tareas de su hogar y vecinos le dijeron que desde temprano una comisión del Cicpc estaba en la zona en labores de búsqueda pero por la mente de Ligia Elena no pasó la idea de que se tratara de su hijo mayor.

Pasaron las horas y cuando hallaron el cadáver de Junior José, los investigadores, que no se habían atrevido a manifestarles sus sospechas de que buscaban a su hijo, llegaron a su vivienda y le dieron la mala noticia.

Su hijo llevaba 3 meses desaparecido. Ella recuerda el día en que salió de su casa por última vez cuando le dijo que iba a vender el celular. Antes de irse besó a su hermanita, de 4 años de edad y ella le pidió la bendición.

El día en que hallaron el cadáver de Junior José, Ligia Elena se llevó una doble sorpresa. Primero que el cadáver estuviese cerca de su residencia y la otra era que uno de los implicados en el homicidio era Humberto Subero Martínez, primo de su hijo, por parte de su papá. El otro implicado era un adolescente de 17 años.

A pesar de que el Cicpc los aprehendió a ambos y los dos habrían confesado los hechos, la madre de la víctima se sorprendió cuando el tribunal 10 de Control en materia de Adolescentes, a cargo de la juez Mireira Velásquez, ordenó la libertad de los aprehendidos.

Ese día ella había tratado de asistir a la audiencia de presentación pero un fiscal se lo impidió diciéndole “que no haría nada en esa sala porque allí se iba a escuchar a los imputados”, así que estuvo esperando por tres horas con la esperanza de entrar a la audiencia.

Ahora espera que la fiscal 117º Daisy Jaime apele a la decisión de ese juzgado. “Pido que se haga justicia, que se cambie a la juez del caso”.

Se preguntó “cómo quedaron en libertad los dos implicados si ambos confesaron y llevaron a la policía hasta el lugar donde enterraron a Martínez Carvajal”.

Junior José estudió hasta 4º año de bachillerato en el liceo Pedro Emilio Coll de la parroquia Coche, pero tuvo que abandonar los estudios cuando su novia quedó embarazada por lo que optó por trabajar para darle a su hija lo que necesitara pero los padres de la muchacha rechazaron todo lo que él y su mamá le llevaban a la recién nacida. Y ahora tampoco han permitido que los familiares de la víctima visiten a la pequeña que ya cumplió un año de edad.

#MonitorDeVíctimas | Mataron a dos mecánicos en distintos sectores de Caracas

@franzambranor

DOS MECÁNICOS FUERON ASESINADOS en distintos sectores de Caracas en el inicio de la penúltima semana de agosto.

Yohan Alejandro Ruiz Valvuena de 21 años de edad murió en el callejón Ávila, cerca de la avenida Los Mangos en La Florida.

Su madre, Sonia Valvuena, dijo que en la madrugada del lunes 20 se escucharon unas detonaciones y transcurrido unos minutos le informaron que el cuerpo de un hombre que yacía en la vía pública.

Su hijo no había llegado a casa en el barrio Chapellín, aledaño a La Florida y se imaginó lo peor, por lo que salió a verificar lo que le habían dicho. Al llegar al sitio, efectivamente, se percató que era su hijo y procedió a llevarlo al Hospital Vargas, donde falleció como consecuencia de un paro respiratorio.

Dijo que desconocía los detalles del crimen y que el cuerpo de su hijo había recibido al menos tres impactos de bala. “Uno en la cabeza, uno en un brazo y otro en el pecho”

Ruiz Valvuena tenía antecedentes penales por robo y deja huérfano a un niño de 2 años y 3 meses. Trabajaba como mecánico en un taller de Chapellín. Los familiares ya hicieron la respectiva denuncia en el Cicpc.

Otro en Antímano

El martes 28 de agosto, Johan Canelón cumpliría 27 años. Canelón fue asesinado por una comisión del FAES en el barrio Germán Rodríguez de Antímano este martes 21 en horas de la madrugada, según expresaron familiares, quienes prefirieron no revelar sus identidades.

Un miembro de la familia señaló que hace diez años Canelón había tenido un altercado con uno de los ahora funcionarios del FAES. La pelea concluyó con saldo de un muerto y varios heridos. Un hermano de Canelón estuvo preso por el episodio. Según la familia, desde ese entonces el uniformado juró venganza.

A raíz de la situación, Canelón se había mudado a Río Chico en el estado Miranda, pero el pasado fin de semana viajó a Antímano a la casa de su mamá para celebrar el cumpleaños de una de sus hijas.

Familiares afirmaron que a las 3 de la mañana del lunes los efectivos del FAES ingresaron por el techo del hogar y asesinaron a Canelón delante de sus niñas. Luego se quedaron en el lugar de donde sustrajeron celulares y hasta comida.

Canelón, quien estaba solicitado por las autoridades, se dedicaba a la mecánica, deja huérfanos a tres menores de edad de 9, 8 y 1 año, respectivamente.

Miembros de la familia anunciaron que denunciarán ante la Fiscalía General de la República lo que consideran como un ajusticiamiento.

#MonitordeVíctimas | Tres muertos en operativo madrugador del FAES en el 23 de Enero
En las inmediaciones del bloque 15 murieron Yul y Winder; el joven sin identificar falleció en el intercambio de disparos que se produjo en el bloque 16

 

@DaiGalaviz

TRES PRESUNTOS DELINCUENTES MUERTOS fue el saldo que dejó un operativo del cuerpo táctico de la Policía Nacional Bolivariana (PNB), las Fuerzas de Acciones Especiales de la Policía Nacional (FAES), realizado la madrugada de este lunes en el sector La Cañada de la parroquia 23 de Enero, municipio Libertador.

Las víctimas fueron identificadas como  Yul Colin Palacios Aguilar, de 19, alias «El Colin»; Winder González Aguilar, de 21, alias «Gudri»; y Kervin Andrés Aparicio Flores de 22,  quienes fueron asesinados pasadas las 5:00 de la mañana, específicamente, en los bloques 15 y 16 del referido sector.

Se conoció que en las inmediaciones del bloque 15 murieron Yul y Winder; el joven sin identificar falleció en el intercambio de disparos que se produjo en el bloque 16. Los dos primeros se encontraban bajo régimen de presentación.

Según el reporte policial los tres fallecidos se encontrarían incursos en el asesinato de Carmelo Alfredo Álvarez Santana, de 59 años, cuyo cadáver fue localizado el 16 de agosto del año pasado en el bloque 16 del sector La Cañada del 23 de Enero. El hombre tras haber sido asesinado a puñaladas fue desemembrado y los restos colocados en una nevera, luego los asaltantes procedieron a cargar con equipos electrónicos, televisores, alimentos y bebidas.

Funcionarios policiales presentes en el lugar de los hechos, comentaron que los muertos pertenecían a la banda de El Topito, la cual, según los policías tácticos presentes en el lugar, está dedicada al robo y secuestro en varias zonas de Caracas.

Vecinos denunciaron que durante la operación los funcionarios de la FAES le dispararon a un perro, mascota de uno de los fallecidos. Al parecer el can intentó defender a su amo y le dispararon.

De acuerdo a la data de Monitor de Víctimasentre los meses de enero a junio de 2018, se han contabilizado 194 fallecidos en presuntas ejecuciones extrajudiciales y 105 víctimas tras resistirse a la autoridad. Además se han registrado 12 homicidios en lo que va de año en la parroquia caraqueña del 23 de Enero; cinco de ellos han sido casos de presuntas resistencias a la autoridad.

#MonitordeVíctimas | Un muerto y dos heridos deja intento de robo a policía en El Paraíso
El funcionario, que se dirigía a su comando a recibir la guardia, se enfrentó con dos presuntos asaltantes que intentaron robarlo la mañana de este jueves 9 de agosto

 

@DaiGalaviz

LA AVENIDA PRINCIPAL DE LA PAZ, en la parroquia El Paraíso del municipio Libertador,  fue el escenario de un enfrentamiento a tiros entre un funcionario de la Policía de Chacao y dos presuntos asaltantes que intentaron robarlo. El tiroteo culminó con uno de los asaltantes muerto,  el otro herido con dos disparos en el abdomen, mientas que el funcionario policial con un disparo en un pie.

Vecinos comentaron que el hecho se produjo pasadas las 6:45 am cuando el funcionario caminaba en dirección oeste hacia la estación del Metro de La Paz y fue interceptado por dos hombres que viajaban en una motocicleta de baja cilindrada.

El oficial quien se dirigía a recibir la guardia, se encontraba uniformado y armado. Al verse en atacado, sacó su pistola y disparó contra los agresores quienes estaban armados. Según funcionarios del Cicpc, los presuntos ladrones respondieron al fuego y lo hirieron en un tobillo. La balacera culminó con uno de los atacantes muerto frente a la estación del subterráneo. El segundo hombre mal herido por lo  que fue trasladado al hospital Pérez Carreño, en La Yaguara con dos disparo en el abdomen, y se encuentra en estado de gravedad en las salas de terapia intensiva.

Funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) colectaron las dos armas de fuego que portaban los asaltantes; la moto también fue confiscada por las autoridades.

El presunto delincuente que cayó frente al Metro recibió dos impactos de bala. Vestía pantalón vaquero, camisa de rayas blancas y negras y zapatos deportivos. El fallecido fue identificado como Jesús Sánchez Rondón. Tenía rastros de haber recibido patadas en la cabeza. Funcionarios de la Guardia Nacional, que resguardaban la escena del hecho, comentaron que la comunidad se negó a dar una manta o sábana para tapar el cadáver, porque era “un malandro y con los delincuentes no se debe tener consideración”.

Entre mayo de 2017 y junio de 2018 un total de 29 personas han sido asesinadas en la parroquia El Paraíso, 19 de ellas murieron en la denominada Tragedia de Los Cotorros, ocurrida el pasado 16 de junio, cuando un joven activó una bomba lacrimógena en una fiesta prograduación en la que había más de 500 personas. Por este caso hay seis personas detenidas y sometidas a juicio.

#MonitordeVíctimas | Asfixiaron a un hombre de 66 años en una pensión para robarle sus pertenencias
Los asesinos del hombre de 66 años se presume que lo hicieron para robarle sus pertenencias; debido a que se llevaron sus dos celulares, tarjetas de débito y crédito, además de toda la ropa que guardaba en el closet de su habitación

 

@DaiGalaviz

LUEGO QUE LA DUEÑA DE LA PENSIÓN le avisara a los familiares de Ramón Alberto Quintero Mujica, de 66 años, que por más de tres días no había salido de la habitación que tenía alquilada, fue localizado muerto, arropado y en estado de descomposición.

En una pensión ubicada en la calle Cruz Verde, de la parroquia Antímano, de Caracas se encontraba Ramón Alberto, quien desde hace años vivía alquilado luego de separarse de su esposa. Sus dos hijos se encuentran en Ecuador y Estados Unidos.

Una de sus sobrinas, quien pidió omitir su identidad, declaró que el hombre que se ganaba la vida como barbero a domicilio -todos sus clientes residen el Este de Caracas- fue ubicado en su cuarto con la piel morada e hinchado como si hubiese fallecido por un infarto.

Sin embargo, luego de los exámenes forenses practicados al cadáver en la morgue de Bello Monte se determinó que falleció producto de una asfixia mecánica o estrangulamiento. Su sobrina indicó que pondrá la denuncia y esperará los resultados de la investigación pertinente

Los asesinos del hombre de 66 años se presume que lo hicieron para robarle sus pertenencias. Se llevaron sus dos celulares, tarjetas de débito y crédito, además de toda la ropa que guardaba en el clóset de su habitación.

De acuerdo a la data de Monitor de Víctimas desde el primero de enero hasta junio de 2018 han sido asesinadas 13 personas mayores de 60 años en Caracas. Además es el primer caso de un asesinato por estrangulamiento en Antímano, donde al menos 6 homicidios se han contabilizado en lo que va de año en esta parroquia.

Convite: Seis de cada diez ancianos asesinados en 2017 murió en un robo

Convite denuncia la muerte violenta de 499 adultos mayores en 2017La organización no gubernamental, Convite, denunció la muerte violenta de 499 adultos mayores en el año 2017, período en el que se registró el asesinato de 200 abuelos durante robos

Carlos D´Hoy @carlos_dhoy

La organización no gubernamental, Convite, denunció la muerte violenta de 499 adultos mayores en el año 2017, período en el que se registró el asesinato de 200 abuelos durante robos.

Luis Francisco Cabezas director genera de la ONG, en compañía de Francilis Ruiz presentaron los resultados de la investigación sobre la situación de la seguridad de los adultos mayores que determinó entre otras cosas que durante el año pasado seis de cada diez de los ancianos muertos violentamente, fueron asesinados durante la ejecución de un robo.

Explicaron que el total de decesos fue dividido en dos categorías: homicidios intencionales donde se registró una cifra de 321 asesinatos y por otra parte los homicidios culposos donde se reportaron 178 muertes violentas.

“En el caso de los homicidios intencionales, se trata de los cometidos durante la comisión de delitos, bien sea robos, secuestros, ajustes de cuentas, crímens pasionales, riñas, sicariatos, enfrentamientos con los organismos policiales, extorsiones y otros, mientas que los homicidios culpsos, se trata de muertes violentas relacionadas con acciones u omisiones del Estado, situaciones como muerte en accidentes de tránsito, arrollamientos, accidentes, muertes en colas para cobrar pensiones, o para comprar comida, mueres por escasez de alimentos, por enfermedades que ya estaban superadas, en protestas o suicidios, en otras palabras hechos que no son imputables a la comisión de delitos”.

Al analizar las características de las víctimas los investigadores observaron que la mayoría fueron hombres, 254 en los casos de los homicidios intencionales y 128 en los culposos. Las mujeres representaron poco más del 30% del total de las muertes, en los homicidios intencionales 74 mujeres fueron asesinadas y en los homicidios culposos 50.

La edad de las víctimas fue otro de los resultados que presentaron, ya que se detectó que la mayoría de los fallecidos en los homicidios intencionales tenían entre 61 y 70 años, “período en el que los adultos mayores sienten que todavía pueden defenderse de una agresión y al hacer frente a sus agresores, son asesinados”, indicó Ruiz.

El tipo de arma más utilizada para perpetrar los asesinatos de ancianos son las armas de fuego, 109 de las víctimas murieron por heridas infringidas con este tipo de armas, le siguen las armas blancas con 88 víctimas. 39, murieron producto de asfixia, 30 por heridas provocadas por objetos contundentes.

Destacaron entre las causas de los crímenes que hay un mayor número de ancianos que viven solos como consecuencia de la diáspora y se convierten en un blanco fácil para los delincuentes”

Destacaron que como consecuencia de la crítica situación económica por la que atraviesa el país se registró el suicidio de 25 adultos mayores, diez casos más que el año 2016. Indicaron que el incremento de estos hechos podría interpretarse como una respuesta desesperada a la situación de escasez de alimentos, medicinas y a la soledad en que se encuentran muchos adultos mayores.

Recordó que aproximadamente 900 mil adultos mayores se encuentran fuera del sistema social, por lo que pidieron que sean incluidos en el beneficio, que si bien no alcanza para cubrir la canasta básica, mejoraría en algo la situación de esas personas.

Finalmente presentaron una serie de recomendaciones que buscan enfrentar el tema de la inseguridad y la tercera edad, recomendaciones que incluyen generar una política hospitalaria y de abastecimiento de medicamentos para las personas de la tercera edad, así como asistencia.

Destacan que es necesario que se acepte la ayuda internacional para superar la crisis, “no importa cómo la quieran llamar, es urgente que se tome una decisión en este sentido”.

Cuando el hambre se convierte en el móvil de los crímenes

KELVINS ALEXANDER CABELLO IBARRA, DE 28 AÑOS, estaba desempleado y para bandearse hacía diversos trabajos informales. En las mañanas compraba panes y los revendía al detal. En las tardes, limpiaba y barría las aceras de la urbanización Loira en El Paraíso y los comerciantes le pagaban con productos, algunas frutas o recortes de charcutería. Ese trabajo le permitía llevar algo de comer a casa, especialmente para su hijo de 11 años.

La tarde del 30 de mayo, Kelvins acababa de recibir el paquete de comida, cuando su tío Wilmer Ibarra quiso quitárselo. Ambos discutieron y de los gritos pasaron a los golpes.

De pronto, el tío le clavó a Kelvins tres veces un puñal en el pecho Luego del ataque, Ibarra agarró la bolsa con las sobras y huyó. Kelvins ingresó muerto a un centro asistencial.

El 10 de mayo en La Vega una pareja de motorizados asesinó a Carlos David Vivas Azócar, de 19 años: el móvil del crimen fue el robo de una bolsa de comida de los Clap. Los motorizados lo asaltaron y le dieron dos tiros. Le quitaron la comida y la vida.

Meses antes, Freddy Alexander Prieto Quintero, de 42 años, fue asesinado de una puñalada por su hermano, Juan Carlos Prieto Querales, para quitarle unos panes rellenos con queso que preparaba para sus sobrinas y su mamá.

Kelvins Cabello y Freddy Prieto eran, según reportaron sus familiares, dos de los 8 millones de venezolanos que comen dos o menos veces al día, de acuerdo con los datos recopilados en la Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi). Este estudio también determinó que, para al año 2017, 9 de cada 10 venezolanos no podían pagar su alimentación.

Esta encuesta además arrojó que la población venezolana ha sufrido un empobrecimiento alarmante en últimos cuatro años: pasó de 48,4% de sus habitantes en condiciones de pobreza en el año 2014 a 87% en 2018; el incremento de la pobreza extrema subió de 23,6% a 61,2% en el mismo período.

A juicio del Observatorio Venezolano de Violencia (OVV), la falta de alimentos en los hogares venezolanos está complicando  la convivencia familiar. “Los pocos productos que pueden comprar son racionados o reservados para determinados miembros de la familia (los más pequeños o los enfermos) y cuando alguno incumple esas reglas, se producen situaciones de conflicto y violencia, como los casos de una madre que le quemó las manos a su hija por tomarse el tetero de su hermana u otra que quemó los labios a un hijo por comerse durante la noche el poco alimento guardado para toda la familia”, indica el informe 2017 elaborado por la organización.

La violencia del hambre

Los anteriores son tres de los casos recopilados por Runrun.es y Monitor de Víctimas en los que el hambre y la violencia tuvieron desenlaces fatales.

Aun cuando en la mayoría de las oportunidades las peleas no llegan al extremo del asesinato, organizaciones no gubernamentales y especialistas en el tema de la violencia han detectado un incremento en los conflictos vinculados al hambre en las familias venezolanas.

Verónica Zubillaga, docente universitaria y especialista en el área, destaca que la violencia vinculada al hambre se ha hecho más común en la medida en que la carestía y alto costo de la vida se han ido agravando.

Hoy muchos venezolanos no pueden acceder a los alimentos básicos, el salario mínimo no alcanza para alimentar a un grupo familiar, el desempleo es cada vez mayor y no hay perspectivas de que la situación vaya a mejorar.

“Ante este panorama, muchos terminan tomando medidas desesperadas para garantizar el alimento y que pueden contextualizarse como la parte más cruda de la lucha por la supervivencia”, señala.

Agrega, además, que en un contexto de desesperación y frustración cualquiera que tenga alimentos se convierte en un objetivo, no importa si es un familiar, un desconocido, o un camión que circula por la vía. “La desesperación motiva acciones que bajo otras circunstancias no realizaríamos”.

Por su parte, Javier Gorriño, director de Seguridad Ciudadana de la alcaldía de El Hatillo y ex PTJ, agrega que hasta hace poco los hechos de violencia vinculados con la alimentación y los hurtos famélicos eran delitos poco comunes. “No llegaban a ser 1% de las faltas;, hoy nos encontramos con que son cosa de todos los días”, apunta.

“En mi experiencia como policía poco nos encontrábamos con robos de comida durante los asaltos. Hoy es común que los ladrones, además de cargar con los objetos de valor, terminen llevándose todo lo que hay en las neveras y despensas de las casas donde roban”.

El jefe de seguridad de El Hatillo agrega que “la comida se convirtió en un producto escaso, valioso y muchas veces inalcanzable, por lo que conseguirlo genera mucho estrés entre quienes menos tienen. En la medida que avanza la crisis vemos a muchas personas desesperadas quienes ante la impotencia terminan robando, maltratando, hiriendo y hasta matando con tal de cubrir su necesidad”.

“El hambre es tan fuerte que es el principal detonante de la migración, debido a ella tenemos esa cantidad de personas que huyen del país. Escapan del fantasma del hambre” agrega el funcionario.

Niños víctimas del hambre

Fernando Pereira, directivo fundador de Cecodap, menciona a los niños como otro elemento en la ecuación de la violencia y el hambre.

“Cada vez escuchamos con más frecuencia denuncias de casos en los que el hecho violento estuvo motivado por la dificultad de alimentar a los niños”, dice. Aclara que Cecodap aún no posee estadísticas oficiales sobre el tema.

La comida se convirtió en el principal motivo de estrés de la familia venezolana promedio y en el detonante de peleas en los grupos familiares. La crisis ha golpeado con particular dureza a la familia de escasos recursos, que hoy en día no cuenta con apoyos para superar la escasez de alimentos. “No es solo que no hay, sino que no pueden acceder a lo poco que se consigue”, acotó Pereira.

Asegura que lo grave es que se castiga a niños y a adolescentes por comer.

“Vemos a madres y padres quienes no tienen la capacidad de contenerse y agreden a sus hijos o sobrinos, porque esperan que los menores tengan  la capacidad de control que no tienen, ya que que se encuentran en plena etapa de crecimiento en la que comer es una necesidad fisiológica, no un acto de voluntad. Al no controlarlos, los martirizan porque no dejan de llorar por el  hambre que tienen. Los agreden, golpean, queman y hasta los matan porque se comieron algo que era del padre o de sus hermanos”, señala.

Pereira agregaque, además del tema de la violencia, en el otro extremo se encuentra a la familia desesperada que, consciente de que no tiene cómo alimentar a sus hijos, busca quien pueda atenderlos.

“Hemos notado un incremento en los casos de familias que llevan a sus niños a instituciones, casas hogares e iglesias para entregarlos porque no pueden seguir manteniéndolos”, subraya.

También están los casos de las madres que emigran buscando dinero para mantener a sus hijos, a quienes dejan bajo el cuidado de abuelas que no tienen la fuerzas o capacidad para criarlos, ahora bajo condiciones mucho más difíciles.

“Y finalmente está la expresión más cruda de esa realidad, que son los niños de la calle, quienes fueron abandonados por sus familias y desde pequeños se ven obligados a sobrevivir por su propia cuenta, en un reflejo de indolencia y crueldad de la sociedad.

La violencia provocada por el hambre tiene muchas caras”, concluye Pereira.

En las cárceles es común morir de hambre

En la medida en que las condiciones de vida se complican y la obtención de alimentos se hace más difícil, el valor de la comida se hace más elevado. Ejemplo de ello son los centros de detención policial donde es considerada como uno de los bienes más preciados.

 

“La muerte por hambre se ha convertido en un lugar común en los calabozos policiales donde se encuentran más de 33.000 personas detenidas, a pesar de que tienen un capacidad de 8.000 presos. Con un hacinamiento de 412%, 72% de los detenidos presenta sarna, 18%  tiene afecciones pulmonares; apenas 10% está en buen estado de salud y casi todos se encuentran subalimentados”, señala Humberto Prado coordinador del Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP) .

Prado dice que,entre el 2016 y julio de 2018, las muertes por desnutrición y tuberculosis en los calabozos policiales superan las 60.

“Las cifras pueden ser mayores, ya que a la hora de ser trasladados a las morgues, las actas de defunción reflejan causas como paro respiratorio o cardíaco, cuando los familiares terminan denunciando ante periodistas y las ONG que hacen seguimiento a los casos que la muerte fue provocada por hambre”.

Asegura, además, que la comida o la falta de ella es el detonante común de motines, peleas y asesinatos.

Tal es el caso de la muerte de Wilson Torres, quien fue asesinado en los calabozos del Cicpc en Valencia, estado Carabobo el pasado 23 de abril.

Torres recibió una golpiza propinada por sus compañeros luego de que le robara la comida a uno de ellos. El robo en un calabozo es una falta grave: a causa del hambre Torres aprovechó un descuido de uno de los líderes de la celda y le quitó parte de la comida. Lo descubrieron y la falta terminó costándole la vida.

La comida: El nuevo botín de guerra

El robo de comida por parte de los funcionarios que actúan en operativos policiales es una de las acusaciones que más se repite entre los familiares de las víctimas de esas acciones.

La denuncia no tiene distinción de organismo, abarca a la Fuerza de Acciones Especiales, (FAES), al Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc) y a la Guardia Nacional Bolivariana (GNB).

Verónica Zubillaga señala que este tipo de hechos ejercidos por policías se asemeja más a la toma de un botín de guerra que a un robo.

“Es una conducta que se genera entre los organismos policiales cuando tienen carta blanca para asesinar impunemente, en poco tiempo comienzan a desarrollar comportamientos típicos de contextos de guerra. Bajo esa visión no se trata de delincuentes que deben detener vivos, sino de enemigos a los que hay que eliminar y no son casas, sino bases enemigas”.

Explica que una vez culminado el supuesto enfrentamiento y la vivienda ha sido tomada, todo lo que hay allí forma parte del botín de guerra que pertenece a los vencedores. “En la situación concreta por la que atraviesa Venezuela, observamos que este botín no solo comprende objetos de materiales, encontramos algo que tiene un gran valor en tiempos de crisis: la comida”, dice la investigadora.

Opciones para un país que se hunde

Al ser consultados sobre las opciones que vislumbran para superar la situación de hambre y  violencia que afecta al país,Fernando Pereira señala que, desde su perspectiva, la situación actual es muy difícil manejar. “Hay una realidad estructural que requiere de soluciones macroeconómicas que impacten en la microeconomía de las familias, cosa que no se ha dado. Hasta los momentos no hay perspectiva de que se tomen medidas dirigidas a atender los graves problemas que causaron la crisis que vivimos, por lo que la perspectiva es preocupante”.

Critica que lo grave es la carencia de un tejido destinado a proteger a las familias en momentos de crisis, tal como lo establece la Lopna.

“No hay programas sociofamiliares para apoyar a quienes que pasan por situación de privación y eso ha impactado tremendamente en las familias más pobres”.

Por su parte, Gorriño asegura que nunca antes se había visto una situación similar. “El hambre se confunde con la anarquía. Es necesario tomar las medidas económicas, sociales y políticas pertinentes. Sin ese aporte, es difícil que logremos superar este bache y cavaremos más profundo en esta terrible situación”.

Zubillaga considera que la violencia vinculada al hambre terminaría una vez se tomen las medidas necesarias para reactivar la economía y se ataquen directamente las causas de la crisis que afecta al país.

“Cuando se supere el problema económico, se logre estabilidad, se derrote la inflación y se reactive la producción, la gente comenzará a desarrollar otro tipo de prácticas, bajarán los niveles de estrés y se controlará este tipo de hechos violentos. Mientras eso no suceda, la crisis seguirá agravándose y veremos más violencia”.