Acfiman: Estado venezolano viola DDHH al negar información sobre el cambio climático
Alicia Villamizar, miembro fundador de la Secretaría Académica de Cambio Climático de la Acfiman, aseveró que «la falta de compromiso del Estado de actualizar» los datos sobre el cambio climático en Venezuela «se puede categorizar o comparar como un crimen de lesa humanidad»
Estiman que los agricultores venezolanos de escasos recursos serán los más afectados por el cambio climático en los próximos 6 años
Venezuela, Argentina, Brasil y Colombia fueron los países con mayor número de muertes asociadas a olas de calor en los últimos 22 años
Aníbal Rosales, ingeniero agrónomo de la organización Grupo Orinoco, advirtió que Venezuela tiene el peor índice de seguridad alimentaria relacionado al cambio climático de América del Sur
Foto: Reuters. Embalse de Guri, estado Bolívar, Venezuela, en sus niveles más bajos registrados durante el año 2016.
«De COP (Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático) en COP —una celebración anual—, Venezuela debe actualizar su inventario sobre emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). El último informe que publicó data del 2017 y tiene información del 2010. Esa falta de compromiso del Estado es un fallo para los derechos humanos a nivel mundial, se puede categorizar o comparar como un crimen de lesa humanidad», dijo la bióloga y miembro fundador de la Secretaría Académica de Cambio Climático de la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales (Acfiman), Alicia Villamizar.
Las declaraciones de Villamizar coinciden con las advertencias de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y Amnistía Internacional: el cambio climático representa una crisis para el derecho a la vida, a la salud, a la alimentación, al acceso al agua y muchísimas otras más.
El Estado venezolano es parte de la COP y sabe de esos riesgos, pero al impedir el acceso a la información con conocimiento que eso perjudica a la población civil cae en la definición de la ONU sobre crímenes de lesa humanidad.
La comunidad científica venezolana reiteró su llamado al Estado venezolano a rendir cuentas sobre la variación del clima y su contribución al fenómeno global durante la presentación del segundo borrador del segundo reporte académico de cambio climático en la Facultad de Ciencias de la Universidad Central de Venezuela, el 31 de marzo del 2023.
«En Venezuela tenemos una vulnerabilidad crítica multidimensional no evaluada. Tenemos la emergencia humanitaria compleja que ya vivimos, y el cambio climático puede profundizar las carencias que ya tenemos», aseveró Villamizar.
Con 13 años de atraso en cifras oficiales sobre la producción nacional de gases como dióxido de carbono (CO2), metano (CH4) y el óxido nitroso (N2O), la información y documentación sobre el impacto del cambio climático en el país recae en las asociaciones civiles.
Los miembros de la Acfiman insistieron que la falta de datos y evaluaciones evitará tomar medidas para mejorar la calidad de vida de los venezolanos.
«La desactualización tiene un costo muy caro», advirtió Villamizar.
Los agricultores serán los más afectados en Venezuela
De no aplicarse estrategias políticas para mitigar el uso de combustibles fósiles y de desechos sólidos en Venezuela, el impacto del cambio climático afectará directamente a la producción agrícola nacional.
«La producción de GEI provenientes de la agricultura venezolana ha mermado en los últimos años. Pero no es por la implementación de medidas de mitigación contra el cambio climático, sino por la disminución de la producción nacional en rubros como el maíz y el arroz, así como del ganado bovino», recalcó Aníbal Rosales, ingeniero agrónomo de la organización Grupo Orinoco.
«Para mitigar el cambio climático, las sequías, inundaciones y el cambio de ciclos de cultivo se necesitan recursos, cosa que no tienen los agricultores», dijo.
Si bien el impacto será a nivel nacional, los modelos del Instituto Max Planck de Meteorología de Alemania predicen que al menos 14 estados del norte y oriente del país tendrán una reducción de lluvias igual o superior al 10% en los próximo 5 años, comparado con inicios del año 2000.
«Mientras tanto, en los llanos y en el sur del país, se espera que aumente la temperatura promedio», agregó Rosales.
Bajo estas perspectivas, el ingeniero agrónomo anunció que en Venezuela se perdería la aptitud para «17 cultivos, como el maíz, el arroz, el plátano, entre otros».
También, se espera que las zonas semiáridas se amplíen hasta 106.000 km 2 y las zonas subhúmedas se expandan hasta los 107.000 km 2.
Venezuela presentaba 27% de su territorio nacional en climas áridos para el 2010, según la UNESCO. Las proyecciones presentadas por la Aficman estiman que el territorio sin condiciones óptimas para producir alimentos llegará a 50%.
«El panorama venezolano es grave, porque presentamos el mayor índice de inseguridad alimentaria en América Latina por el cambio climático global», dijo Rosales.
Venezuela sin agua (ni electricidad)
Con el aumento de la aridez también escaseará el agua. Se espera que los embalses de Venezuela tendrán un déficit hídrico para el 2030.
«Venezuela tiene un potencial para generar fuentes de energía renovables, como la eólica, pero no hay incentivos públicos para hacerlo», informó Davna Rodríguez, ingeniera ambiental y miembro de la Acfiman. «El país solo desarrolla el 32% del potencial en energías renovables. Solo se enfocan en la hidroeléctrica, que se verá afectada por las sequías y los periodos del Niño-Oscilación del Norte».
La comunidad científica también reiteró que el Estado no brinda registros sobre la calidad de los embalses y de los lagos, restringiendo la implementación de políticas públicas para mejorar el suministro de agua y electricidad.
«Es escasa la cobertura geográfica en las estaciones meteorológicas en el país. No tenemos cifras continuas y sistematizadas para saber si estamos en condiciones extremas o no», advirtió Estrella Villamizar, ecóloga y miembro de la Acfiman.
Reiteró que un episodio similar a las sequías en el año 2016 puede resurgir en el país, cuando se registró la temporada de El Niño más intensa hasta ahora y hubo cortes eléctricos diariamente a nivel nacional.
La Organización Meteorológica Mundial enfatizó que las probabilidades de que aparezca una época de El Niño después de julio del 2023 es del 55%. También, pronosticó que «al menos uno de los años que quedan hasta 2026 se convierta en el más cálido jamás observado» debido a la conjunción de El Niño y el cambio climático.
«Con un aumento de la temperatura de 2 grados centígrados entre el 2030 y el 2050, las precipitaciones en Venezuela se reducirían entre 5% y 25% en casi todo el país, reduciendo también el caudal de los ríos en casi todas las cuencas del país», enfatizó la ecóloga.
Más olas de calor, más focos de enfermedades
Alicia Villamizar reiteró que existe una correlación entre el aumento de los focos de dengue, zika y otras enfermedades transmitidas por mosquitos y los periodos de sequía por El Niño y en áreas endémicas deforestadas en el país.
«Sin embargo, la falta de registros epidemiológicos históricos y de cifras actualizadas y confiables es la principal restricción para el estudio de la relación entre el cambio climático y la salud», dijo.
Pese a los datos escasos, las investigaciones de campo en el estado Bolívar y las herramientas digitales y satelitales ofrecen algunos panoramas para la sociedad venezolana.
Según el Informe 2022 sobre salud y cambio climático en América del Sur publicado por The Lancet Countdown el 28 de marzo, la transmisión del dengue alcanzó su nivel más alto: 35,3% entre 2012 y 2021 en todos los países de la región donde se encuentran los mosquitos transmisores (excepto Argentina y Surinam).
El documento escrito por miembros de la ONU también especificó que Venezuela, Argentina, Brasil y Colombia fueron los países con mayor número de muertes asociadas a olas de calor en los últimos 22 años. A nivel regional, las muertes relacionadas al calor aumentaron en 160% entre el periodo del 2017—2021 y el periodo del 2000—2004.
Del mismo modo, el informe indicó que los incendios forestales han aumentado en la región, lo que aumenta la exposición y vulnerabilidad a enfermedades respiratorias y cardiacas a largo plazo. En el caso de Venezuela, 41,4% de su población estaría expuesta a los incendios forestales relacionados al cambio climático y al ser humano en el año 2021.
«Dada la intensificación de las quemas experimentadas en la Amazonía venezolana en los últimos años, es posible que la pérdida de árboles para capturar el carbono vía fotosíntesis también esté mermada», agregó Estrella Villamizar.
Desmejorará otros derechos humanos
Para Isaías Lescher, sociólogo de la Universidad del Zulia, las implicaciones del cambio climático en Venezuela degradaría las posibilidades de restablecer la institucionalidad humanitaria.
«De acuerdo con la literatura académica venezolana, se espera que para el 2030 el PIB nacional se contraiga otro 10%, aumentará aún más los flujos migratorios y el índice de pobreza en el país», destacó.
Lescher especificó que la industria petrolera también se vería mermada. Cerca del 85% de las reservas de hidrocarburos y el 89% de las reservas de gas quedarían en el rango de «no utilizadas».
Frente a los pronósticos del deterioro de la industria venezolana, Alicia Villamizar reiteró que el Estado no ha publicado ningún balance sobre su aporte a los GEI.
«A partir del 2010, todos los gobiernos adscritos a la ONU acordaron realizar un Informe Bienal de Actualización (IBA) donde se especifique un inventario de emisiones antropogénicas (de la industria y la ganadería). Venezuela no ha hecho ni el primer IBA», informó Villamizar. «Se espera que el primer inventario se publique por la Acfiman en el 2024».
La bióloga enfatizó que la ley de cambio climático es el único instrumento jurídico nacional que puede fortalecer el registro de los GEI, la asignación de responsabilidades para a la reducción de esos químicos y la creación de protocolos de reducción de riesgos y desastres. Pero el documento jurídico lleva años en elaboración.
El presidente de la Acfiman, Ismardo Bonalde, reiteró que la institución científica venezolana está abierta a colaborar con el Estado para lograr los objetivos de la ONU. Pero no han recibido una respuesta del gobierno.
«Mantenemos un atraso considerable que nos puede perjudicar de muchas maneras. Esto mantiene un panorama desolador y devastador. Somos altamente vulnerables», concluyó Villamizar.
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