El que no hace le hacen - Runrun
Julio Castillo Sagarzazu Jun 30, 2020 | Actualizado hace 1 mes
El que no hace le hacen

@juliocasagar 

Si usted en cada inning embasa tres corredores sin outs y no logra anotar carreras porque sus tres siguientes bateadores se ponchan en conteo de tres bolas y cero strike, o si usted falla tres penaltis seguidos contra el arco contrario, usted no puede culpar al rival de su derrota.

Eso está pasando en Venezuela con las fuerzas democráticas a propósito del abandono que se ha hecho de una iniciativa redondita y que pintaba, como dicen los españoles, la mar de bien.

Se trata del Gobierno de Emergencia Nacional. Una consigna que cuando fue lanzada recibió el apoyo unánime de los aliados internacionales de Guaidó. Incluso, algunos gobiernos amigos de Maduro se permitieron saludarla como una salida política digna de ser discutida.

Estados Unidos llegó hasta ponerle al lado una agenda de su propia cosecha, cierto, pero en una demostración de que estaban a favor de la salida en cuestión. Presentaron un plan de desescalamiento de las sanciones a medida de que fuera avanzando la transición surgida de dicho gobierno. Elliot Abrams, que fue el vocero de la propuesta, llegó a plantear el argumento grueso de que podía quedarse tanto el Alto Mando militar, como varios funcionarios del régimen.

La propuesta es redondita porque supone, tal como fue planteada, que Guaidó y Maduro daban un paso a un lado y se formaría un Consejo de Estado con participación de TODOS los sectores políticos representados en la Asamblea Nacional.

Ese Consejo se fijaría dos misiones básicamente: la primera, promover la entrada de ayuda para paliar la crisis humanitaria (agravada ahora con el coronavirus) y administrarla internamente; y la segunda, organizar unas elecciones libres para poner fin a la crisis política.

Pasan los días y esta iniciativa de ganar-ganar por todas partes no recibe el calor necesario. Algunos la desechan porque piensan que es difícil de implementar porque Maduro no lo aceptaría. Esta posición tiene el error de que lee la realidad de atrás para adelante. Pasa por alto que poner esta consigna en la calle y tratar de ganar adhesiones dentro y fuera del país, valerse de ella como un eje organizativo y político es lo realmente importante. Y lo que puede preparar el camino para una nueva realidad si esta llegara prender en el alma de millones de venezolanos.

Esta inacción ha generado un vacío y en la física y en la política los vacíos no son tolerados, tienden a llenarse de algo. En Venezuela ese “algo” que ha sustituido la agenda que hubiese dado la iniciativa a Guaidó, ha sido la propuesta de elecciones parlamentarias con las que el oficialismo ha avanzado en estos días. La alianza que sostiene a Guaidó, le quitó la vista a la pelota y paso en un santiamén a la defensiva.

El resultado: ahora todos hablan de elecciones, de condiciones, de fechas, del CNE. Todos tienen una teoría sobre participar o no. Los partidarios de comerse el elefante por pedacitos y los que se lo quieren comer de un tirón; los que ponen el ejemplo chileno; los que ponen el ejemplo de Nicaragua. Los de la transición española, los fanáticos de la República de Platón; los de los Estados Generales en Francia y los del asalto al Palacio de Invierno en Petrogrado.

Desgraciadamente, del Gobierno de Emergencia Nacional ya muy poco se habla.

¿Es tarde para hacerlo? Por supuesto que no. Hay una sabana de oportunidades. Más del 80 % de nuestros compatriotas quiere un cambio. Ya quisiera cualquier líder poder cabalgar una sensación de esa cuantía. Y una ciudadanía anhelando vivir de otra manera.

Ojala que opere un Pentecostés en la dirección política del país y resuelvan jugarle un quintico a esta iniciativa. Hay espacio para arrimarle al mingo. No sería sensato bocharlo a él. Eso solo se hace en los tiros que no tienen ni boche ni arrime.

De acuerdo con Yogui Berra “el juego no se acaba hasta que no se termina”, faltan muchos innings aun. No tenemos que traer todas las carreras en todos los episodios, lo que tenemos es que no seguir ponchándonos con tres en base. Recordemos que quien no hace, le hacen.

 

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