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La batalla de testaferros y representados, por Armando Martini Pietri

EN LA GESTA QUE LOS VENEZOLANOS con coraje y valentía, mantienen a diario en defensa de la libertad y por el retorno a la democracia, subyace una pugna que pocos conocen y aún menos conviene comentar, que puede y está torpedeando subrepticiamente la propuesta de cambio que anhela el colectivo.

Es la que libran ocultos desde otros frentes los llamados testaferros y representados, relacionados en contratos sórdidos e indocumentados por razones obvias, donde el tema del cambio promueve una disputa distinta, en reserva, agazapada entre gritos y murmullos, donde las garantías de retorno del botín al corrupto enajenante son mínimas, a pesar de que el asunto, con todo y su enmarañado engranaje, se ha hecho del dominio técnico de la cleptocracia -desarrollo del poder basado en el robo de capital, institucionalizando la corrupción y sus derivados como el nepotismo, clientelismo político y/o peculado-, castro chavista luego de años vaciando las arcas del Tesoro Nacional de manera inveterada, grosera, inescrupulosa y sin ninguna limitación ética ni moral.

El sistema mediante el cual se busca dejar fuera del alcance de cualquier investigación el dinero mal habido es recurrir a la tradicional figura del testaferro, es decir, confiando el producto de la concusión a un tercero que presta su identidad, firma, custodia, capacidad jurídica y, especialmente, complicidad, para esconder o revestir de legalidad la apertura de cuentas en paraísos fiscales y operaciones sobre bienes adquiridos con dinero “sucio”, que de esta forma se pretende “lavar”. Así, el testaferro, que no es más que un vulgar aguantador, administra con ánimo de dueño los negocios del corrupto burócrata, a cambio de estatus y jugosas remuneraciones, mientras éste permanece en funciones de gobierno, contemplando la rentabilidad de “sus inversiones” entre labores buenas y especialmente malas de administración.

Claro está que en estos años dilapidando los ingresos de la cuantiosa renta petrolera en los tiempos de bonanza, los saqueadores optimaron su creatividad con vergonzosa destreza, para crear una ingeniería financiera compleja y sofisticada, que les ha permitido acumular fortunas inexpugnables, maximizando igualmente el riesgo de que esos “aguantadores” se queden o traten de quedarse con todo, ante la mengua evidente que experimentan los factores de poder del castro-madurismo en instancias que, hasta hace poco, dominaban a voluntad y placer, entiéndase “burócratas corruptos”, debido al inocultable resquebrajamiento de la unidad de mando dentro de las FAN y demás cuerpos de seguridad del régimen, a la pérdida de “la calle” por el enorme, cada vez mayor descontento y consiguiente rechazo popular, además de la contrapartida que aporta el repunte vertiginoso de la oposición política que parece reencontrarse.

En palabras más populares, que el testaferro, en circunstancias que escapan al control del encubierto, se torne pícaro, agalludo, mal acostumbrado y decida manejar con exclusiva libertad los atributos del derecho de propiedad de aquel a quien ha suplantado.  

La exposición precedente viene a colación como aperitivo para el tema de la guerra soterrada y que preocupa seriamente, pues existen fundadas sospechas de que estos grupos de testaferros, “bolichicos”, enchufados o comoquiera que se les identifique, financian en la actualidad estrategias que persiguen socavar el cese de la usurpación y el gobierno de transición, asociados con factores de la oposición política colmados de ambiciones inconfesables proclives a la continuidad del período usurpado, en un conato destemplado y antipatriótico por mantener incólumes los intereses crematísticos acumulados en las mal habidas fortunas.

Y es que no siempre todos los apoyos suman. La debacle ético-moral en la que nos sumergió el chavismo castrista constituye una plaga difícil de combatir cuando los ideales libertarios se subordinan al poder económico en detrimento del gentilicio que nuestra historia independentista selló con orgullo, hoy día deshonrado sin el menor escrúpulo por quienes en nombre de Bolívar pisotean nuestra soberanía y se colocan al servicio de chupópteros extranjeros, cual ruines mercaderes.

 Estamos en una encrucijada para sortear con pie de plomo e impedir que las huestes de la traición infiltren con sus tentáculos el floreciente movimiento de la esperanza, den al traste con los avances y logros alcanzados desde el 23 de enero próximo pasado. No es cuestión de soslayar la rebelión de los testaferros motorizada por la inminente y seguro final de la dictadura castrista, porque mientras el burócrata ladrón mantenga el mando o control de sus parcelas de poder, los sustitutos seguirán siendo obsecuentes y sumisos; pero en el supuesto contrario, representados o suplantados pueden sucumbir ante las endebles garantías del “contrato” y quedar “más limpios que talón de lavandera” porque “ladrón que roba a ladrón, tiene cien años de perdón”.

No será fácil para los corruptos librarse de futuras investigaciones (o actuales, los peritos han estado trabajando y acumulando montañas de datos y conclusiones). Lo mejor es reivindicarse ante el pueblo que han robado sin misericordia, buscando la manera de devolver lo sustraído de las finanzas públicas con ilícitos negocios malsanos. De lo contrario, les espera el desprecio popular y una «peladera» donde no podrán llamar a «María» mientras el testaferro estará millonario. Interesante estudiar la posibilidad de aplicar una Ley de Amnistía para testaferros, negociadores y parlanchines, no para darles impunidad sino para recuperar los dineros ciudadanos.

Un testaferro que negocie buena información nunca quedará pobre, siempre algo podrá conservar, y es mejor ser un limpio por honestidad, que ser dejado limpio por la corrupta terquedad. Putrefactos, corrompidos y deshonestos, mejor confesarse con autoridades que ser arrasados por sus testaferros.

 

@ArmandoMartini 

¿De dónde viene la valentía?, por Carlos Blanco

 

MARÍA CORAJE, MARÍA VALIENTE, ASÍ HAN LLAMADO A MARÍA CORINA MACHADO. Buena parte del país y de ciudadanos de otros lugares del planeta se refieren así a ella. El reciente atentado en Upata, organizado por el régimen y con estilo rojo-cubano, ha elevado a nivel preeminente reconocimientos sobre su carácter impertérrito, lleno de bravura. Como si el peligro le fuera ajeno.

Aunque así se le señala con admiración y generosidad, pienso que puede conducir a ocultar u oscurecer la fuente de esa valentía que, en realidad, emana del cultivo riguroso de los principios y valores que guían su vida, su acción política y la de la organización que fundó y lidera.

Hay quienes sostienen que la política es lo que se puede hacer en cada momento con tal de obtener el poder para, con ese poder, alcanzar las metas que se desean. Cualquier maniobra es válida, cualquier subterfugio si es útil se emplea, y se desprecian valores que pueden restringir el más amplio campo de las estratagemas cómodas ajenas a los principios. Así, por ejemplo, la ignorancia histórica se burla de la demanda de libertad porque la gente lo que tiene es hambre, sin entender que solo la libertad crea el entorno para luchar contra el hambre.

Los principios siempre son necesarios para una conducta política decente: es la honradez personal, profesional e intelectual que preside la acción por más comprometida que sea; es el valor de la palabra y la fidelidad a los compromisos; es la búsqueda de los objetivos sin que los financistas o las conveniencias circunstanciales se interpongan.

En una democracia con instituciones fuertes la carencia de principios de los dirigentes tiene los límites que imponen las leyes, las normas y tradiciones respetadas. Existen tarambanas de la política, pero su acción es restringida por esas instituciones desde fuera de su conciencia. Sin embargo, en un caos como el venezolano, sin instituciones, la navegación en la tormenta se hace sin piloto automático, sin comunicaciones, sin radar, y apenas con la imprescindible guía de esa brújula que son los principios con los cuales se navega. Entonces se puede andar solo, pero bien acompañado por la conciencia.

De allí nace ese coraje inagotable de María Corina y su gente. Es lo que le permite ver que detrás de la mano de Pedro Sánchez y su canciller, detrás de las gestiones del senador Corker, detrás de las gestiones del nuncio Giordano, la pezuña de Rodríguez Zapatero es la que mece la cuna. Y no se confunde.

¿De dónde viene la valentía? De la paz que da tener una conciencia honrada.

 

@carlosblancog

El Nacional

Al joven desconocido, por Carolina Jaimes Branger

ManifestacionesMayo2017

 

Querido joven de mi patria,

No te conozco pero empiezo por decirte que te quiero entrañablemente. Te quiero porque tus manos trabajan por la justicia, como escribió Benedetti. A ti que tienes todas las ilusiones del mundo y que tienes todo el futuro por delante, te agradezco que día tras día expongas tu vida para proteger y procurar un buen futuro para todos. Estoy convencida de que tus sacrificios valdrán la pena y que Venezuela será más temprano que tarde, el país que tú sueñas y por el que luchas con tanta gallardía.

A ti, mi joven venezolano, que sales con un blue jean y una franela, una improvisada máscara antigas y como armas tu pasión y tu convicciones, te respeto por tu valor, pero sobre todo, te respeto por tus valores. En un país que perdió la brújula, necesitamos faros que nos marquen el camino que debemos retomar.

Mi joven compatriota, te admiro como se admira a los héroes. Sé que has sentido miedo, pero has seguido adelante. En ello radica la valentía: no sentir miedo no es un mérito, lo que sí es meritorio es seguir adelante a pesar de sentirlo. Admiro tu ímpetu, tu arrojo, tu intrepidez. Verlos a ustedes es recobrar las fuerzas, las esperanzas, las ilusiones. Y como aquí se han disipado las perspectivas, ello tiene mayor valía. Ustedes son los iconos del optimismo, pues nos hacen pensar que en sus manos el mañana será portentoso.

Mi joven terco y empecinado… entiende la angustia de tus padres y de quienes podríamos serlo. La lucha que has emprendido será larga y dura. Habrá dolor en cada vuelta. Tal vez pierdas –o ya habrás perdido- algún compañero y tendrás dudas de si debes seguir adelante. Oye qué te dice tu corazón y hazle caso… Te aseguro que nosotros seguimos adelante cuando dudamos sólo porque los vemos a ustedes tan francos, tan llenos de entusiasmo, tan decididos. Quiero compartir contigo las bellas y conmovedoras palabras de otra venezolana, Andreína Garbán:

Ayer de nuevo tenía una cita para marchar. El compromiso no decae… Salí muy tarde, casi era mediodía pero la preparación previa, ya de tanto andar ahora es más sencilla. Llegué hasta los alrededores del CCCT tragué humo de bombas, vomité una vez, lloré, me caí, corrí y con ojos llorosos vi de nuevo el silente valor de los que siguen marchando, especialmente los muchachos en cuyos ojos se vislumbra la chispa de un futuro con el que sueñan con pasión. Mis muchachos valientes, no porque se esconden tras un uniforme ni armas, sino porque un anhelo de libertad les otorga una fortaleza inspiradora vestidos con camiseta y jean. Guerreros solidarios, que se apoyan, se agrupan, se separan y se reagrupan. La guardia disparaba con salvaje alevosía, sin medir, sin mediar, sin importar. Muchachos no se arriesguen tanto, protéjanse por Dios

 La violencia salvaje con que los esbirros nos atacaron hoy me hizo sentir miedo. Me pregunté si tenía sentido estar allí. Más fue solo un segundo. Porque cuando la mano de un joven me apoyó a seguir adelante en medio del ahogo, supe que aquí hay esperanza. Desfallecer ahora no es una opción.

Esa mano tuya, mis joven venezolano, es, en efecto, la fuerza inspiradora que nos impulsa a seguir adelante. Dicen que la madurez comienza cuando uno vive para los demás. El mejor ejemplo lo tenemos en ti: juventud por tu edad, grandeza por tu madurez.

Mi joven, mi querido joven. No sé si eres mujer u hombre. Tampoco sé si eres alto y grande o más bien pequeño y menudo. No sé si eres músico o científico, poeta o cantante. Me imagino que te gusta el chocolate, que te gusta bailar y que no hay cosa que aprecies más que estar con tus amigos. A ti te digo “gracias”. Por mis hijas, por los nietos que aún no tengo, por el futuro. Por Venezuela. Por todos. Gracias por hacerlo bien donde todo está tan mal.

@cjaimesb

 

Abr 12, 2017 | Actualizado hace 7 años
Modelar el país que queremos, por María Arcia Paschen

RECONSTRUIR

 

Estamos viviendo unos tiempos muy complejos en los cuales es fácil dejarnos llevar por emociones desbordadas de ira, euforia, venganza, quizás justificadas para muchos pero que sin duda han sido parte de lo que nos ha llevado como país a la situación actual de deterioro institucional, moral, económico y social que queremos cambiar.

Atender a los dictados de nuestra conciencia y respetar nuestra dignidad, refuerzan la valentía moral tan necesaria para enfrentar la violencia y agresiones generalizadas en un ambiente de permanente “inquisición”, en el cual Torquemada sería sólo una caricatura, y  promover acciones distintas que produzcan resultados distintos.

Llueven las descalificaciones, sentencias de culpabilidad anticipadas a políticos, empresarios, miembros de la sociedad civil, de la iglesia, de la comunidad internacional, intelectuales, académicos, ciudadanos de a pie,  cuyas actuaciones molestan a algunos y que según sus cánones de antiherejía medieval son “blasfemos” o contrarios a los dogmas de un “patriotismo libertario” que si no los compartes te hacen cómplice del régimen represor y que te exigen someterse a la  práctica medieval de la prueba diabólica exigiendo al reo una prueba de no participación en la comisión de un delito so pena de terminar en la hoguera…. Que lejos está esto de ser el país que yo quiero!!!!

Se que no escribo para todo el mundo, sólo para aquellos que estén dispuestos a enfrentarse a una visión distinta a la particular y que tengan la sensibilidad suficiente para escuchar y entender al otro, capacidad para pararse en la acera del frente sin prejuicios primitivos que los condenan a una visión muy simplista de los problemas en los cuales solo hay blancos y negros, cuando la realidad es que las soluciones supondrán utilizar el pantone de colores y sus matices para lograr construir en el futuro un país de progreso, inclusión, tolerancia y respeto.

Apoyo y promuevo el disenso sin agresiones, valor fundamental de una democracia, por cierto ambas en desuso en el país.

Lamento mucho y confieso que me quita el sueño que la esquizofrenia colectiva nos esté alejando las posibilidades de conquistar voluntades a favor del cambio y la redemocratización del país y por el contrario nos esté convirtiendo en aquello que tanto hemos adversado.

Insisto en que nos toca modelar el país que queremos desde ya y no esperar el futuro. Se que en esa tarea hay muchas personas comprometidas que han trascendido la diatriba política y que se exponen a la agresión de algunos grupos que no encuentran mejor forma de encausar su rabia y frustración que descargando su ira contra quien consideran colabora de ésta forma al mantenimiento del status quo. Basta mencionar las agresiones sufridas por Julio Borges, Henrique Capriles, Alberto Vollmer, Luis Vicente León, Luisa Ortega Díaz, Tareck William Saab, Carlos Ocariz, el Nuncio, el Papa, en fin, la lista pudiera ser muy larga…

A estos grupos les recomendaría actuar con menos emociones y más racionalidad y si esto es imposible al menos les sugeriría el ejercicio físico como  colaboración terapéutica a la cual habría que apelar y que en cualquier caso permite oxigenar no sólo el cuerpo sino el espíritu.

Si hay algo que podemos y debemos hacer en estos momentos es contribuir con nuestra conducta a modelar el país que queremos y no replicar el que tenemos. Estamos hartos de la agresión, la confrontación estéril, el desprecio al talento, la falta de valores, la carencia de oportunidades, la limitación a nuestras libertades ciudadanas, la incapacidad de entender al otro, la violencia física y sicológica, en fin una lista larga que parece crecer cada día. Ese es el país que no queremos continúe y es nuestra responsabilidad personal modelar el país del futuro que queremos;  si no lo soñamos y lo practicamos no lo vamos a tener nunca ya que el país no es una entelequia jurídica sino es la suma de las voluntades de sus habitantes que deciden en forma consensuada cual es la forma que le quieren dar.

Somos responsables de nuestro destino como NACIÓN en mayúscula!! Por ello se hace fundamental sopesar el punto de vista opuesto, variar los temas y cambiar de opinión de vez en cuando y de esta forma evitamos caer en fanatismos que como hemos podido experimentar a lo largo de las últimas dos décadas solo han contribuido a destruir el país.

Si cada uno de nosotros intentara modelar con su comportamiento el país que deseamos estaríamos no sólo iniciando el camino correcto hacia el futuro sino contribuyendo a desmontar la violencia y el odio que tanto daño nos han hecho y que pueden conducirnos a situaciones extremas y muy lamentables que a toda costa debemos evitar.

@malarcia

¿Perdimos el miedo?, por Brian Fincheltub

ManifestacionesVenezuela_

 

El honor siempre ha estado asociado a la valentía, así como la deshonra a la cobardía. Nadie asume públicamente que es un cobarde, porque es sinónimo de debilidad, de burlas y, en sociedades machistas, de falta de «hombría». Se nos exige ser valientes siempre, la familia y la propia sociedad te empuja a asumir posiciones de riesgo, que muchas veces también se convierten en retos personales. No importa mucho el resultado, si demostraste que «llevas los pantalones bien puestos». Esa es una de las máximas.

En política no es diferente, la gente se identifica con un modelo ideal construido con base a sus características. Generalmente si usted se muestra débil y sin coraje no será visto como líder. En Venezuela esa es una regla, escuchamos incasablemente a ciudadanos diciendo «necesitamos políticos con bolas», dejando bien claro que no hay espacios para los cobardes. 

La Venezuela de los últimos días me inspira a escribir sobre el miedo, un sentimiento que jamás nos abandona aunque tratemos de disimular y que muchas veces determina gran parte de nuestros actos, los que hacemos y los que dejamos de hacer. Pero ¿Cómo se pierde el miedo? El miedo jamás desaparece diría yo, se mitiga y en ocasiones extremas se convierte en impulso para actuar, llámelo instinto de supervivencia.

Las calles por primera vez en años nos muestran este escenario. No hablo de una Venezuela sin miedo, sino de un país que ha sufrido tanto, que ha recibido tantas humillaciones y maltratos, que ha convertido su tragedia en una fuerza más arrolladora que el temor: la determinación.

No hemos perdido el miedo, al contrario, sabemos hoy más que nunca hay miles de razones para temer, lo que hemos vencido es su capacidad para paralizarnos, para disminuir nuestra dignidad humana. 

Yo estoy orgulloso por lo que veo en las calles, un pueblo y una dirigencia unidos, que retan la persecución, la represión y el oprobio de una dictadura en fase terminal. Estoy orgulloso de una nación que se vuelve a parar firme tras un largo letargo, que a todos nos pareció eterno y totalmente desesperanzador. 

Hoy la dirigencia y el pueblo pisan fuerte y lo hacen caminando en la misma dirección. Nos toca tener claro que para terminar con esta triste etapa de nuestra historia republicana, la constancia y la resistencia deben seguir a la determinación. Esa la única forma de derrotar a un régimen que, aunque cuenta con todo el poder y las armas, tiene más miedo que nosotros ¡VAMOS A TRIUNFAR VENEZUELA!

 

 

@Brianfincheltub

Carlos Dorado Nov 20, 2016 | Actualizado hace 7 años
¿To be or not to be? Por Carlos Dorado

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¡La humanidad tiene una doble moral: Unos que predican el bien y practican el mal; y la otra parte son los que lo practican, y no lo predican!

Esto viene a colación, porque el otro día, durante una cena entre parejas de amigos, surgió un tema de discusión bien interesante que principalmente se basó en responder a la siguiente pregunta: “¿La persona es honesta, porque es honesta, o porque no ha tenido la oportunidad de ser deshonesta?”

Unos argumentaban: Que la gran mayoría son honestos porque no han tenido la oportunidad de no serlo; y que en muchas ocasionen critican al deshonesto, más por la envidia de lo que obtuvo por su deshonestidad, que por los pocos principios morales. Entonces, citaron varios casos de personas conocidas  del grupo, que siempre criticaron a los cuatro vientos a fulano y fulano, porque se habían hecho millonarios a través de la corrupción o de un acto de deshonestidad. Pero esos mismos que criticaban, apenas tuvieron la oportunidad de hacerlo; lo hicieron, y no repararon en los principios morales de los que tanto se jactaban; y en muchos casos, inclusive lo hicieron peor.

Otros, y tengo que confesar que los menos; argumentaban que la honestidad es una virtud, y el que la posee no se deja deslumbrar por las tentaciones, ya que sus principios siempre estarán por encima de éstas. Con esa virtud se nace, y se va apuntalando y reforzado cada día a través del ejemplo que los padres les transmiten a sus hijos en el hogar.

Pero, más allá de quien pudiese tener la razón, en lo que sí todos coincidimos esa noche, es que la honestidad es una de las variables más importante de progreso, desarrollo y bienestar de una sociedad; y si es practicada por la mayoría de sus ciudadanos, termina siendo el gran arquitecto de una sociedad mejor y más justa para todos.

Sin embargo; cuando la deshonestidad es la práctica común de casi todos sus ciudadanos, termina siendo el gran corrosivo de las bases de una sociedad, hasta lograr desplomar a la misma.

“Fingimos lo que somos, seamos lo que fingimos” Solía decirme mi madre; y  si la mayoría practicasen lo que fingen, sobre todo cuando se les presenta la ocasión, otro gallo cantaría.  Pero este acto de dignidad, valentía y compromiso con uno mismo y con la sociedad, anda muy escaso últimamente, por no decir huérfano.

En los tiempos que corren,  la honestidad está llegando a ser tan escasa, como es de abundante el encontrar a un hombre que no se engañe a sí mismo, que no logre ser honesto consigo mismo, que no logre hablar de sí mismo sin que se embellezca, y que no logre hablar de los demás reconociéndole sus méritos.

Los seres humanos, lamentablemente subestimamos cada día más  la satisfacción de ir a dormir sin que quede nada por dentro, de decir todo lo  que se dice con dignidad y la verdad; de que se cumpla con un honesto día de trabajo, de que  se gane la vida dignamente al margen del trabajo que se realice, teniendo siempre la honestidad de reconocer lo bueno, y criticar lo malo; a pesar de que lo bueno no sea nuestro, y lo malo no sea de los demás.

En términos morales es tan importante el saber «qué hacer»; como el saber «cómo hacer», y sería un acto de una gran valentía y dignidad, el pararse ante el espejo sin pretender engañarlo, y sin dudar de ser o no ser (To be or not to be), analizando fríamente y con mucha realidad nuestros defectos.

¡Quizás esa sería la mejor forma de conocernos, y así poder tener la oportunidad de corregirlos!

 

cdoradof@hotmail.com

El miedo es libre, por José Vicente Carrasquero A.

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Un célebre e importante dirigente adeco inmortalizó la frase que sirve de título a este artículo. Palabras que no aceptan discusión. El miedo es consustancial a la naturaleza humana. Incluso los valientes sienten miedo en los momentos más peligrosos a los que logran sobreponerse precisamente por su arrojo.

Sin embargo, también existe el miedo que obnubila la mente e impide medir las situaciones con el debido cuidado. La cúpula roja corrompida en cuyas manos se encuentran las riendas del país está dando todas las señales de estar sumida en una situación de pánico. No es para menos.

Las empresas Datincorp, Meganalisis y Datanalisis estiman en estudios independientes que varios cientos de miles de personas participarán en la Toma de Caracas. La cobardía roja, de la cual Chávez era el supremo exponente, está llevándolos a proferir todo tipo de amenazas, a inventar cualquier cantidad de historietas a culpar a los demás de lo que en realidad son sus propios defectos y errores.

El miedo de la cúpula podrida los tiene tomando acciones que ponen en evidencia no solo su debilidad sino también el carácter antidemocrático que los antecede y que ha quedado debidamente probado en diferentes momentos desde las fracasadas operaciones militares de 1992.

El cierre de los accesos a Caracas para el 1S es una acción de la dictadura que viola la constitución que en actitud farsante promovieron y aprobaron en 1999. Los otrora manifestadores de oficio que cerraban las Tres Gracias para sus prácticas violentas se dan el tupé hoy de culpar a la oposición de violenta. ¿Quién diría que líderes estudiantiles que supuestamente luchaban para liberar al pueblo se constituyen hoy en jefes de los esbirros que lo oprimen? ¿Qué pasará por las mentes de Jaua o Rodríguez para nombrar solamente dos de ellos? ¿Por qué las protestas escuálidas de ellos si eran buenas y las multitudinarias del pueblo no lo son? ¿Será que el poder los hizo ricos y burgueses y ahora tienen miedo de perder lo logrado?

El miedo los lleva a la ominosa y comunicacionalmente estúpida acción de expulsar a un grupo de políticos ecuatorianos que vinieron al país a manifestar solidaridad con los presos políticos venezolanos. La visita hubiese pasado inadvertida sino hubiese sido por la bobísima orden dada contra los visitantes del Ecuador. Pero esos son los efectos del miedo. Hacer cosas que deterioran cada vez más la imagen de un gobierno que ya en el exterior se reconoce como una dictadura.

El miedo lleva a la bobocracia roja a perseguir a los líderes de Voluntad Popular. Este miedo, hay que decirlo, no es gratuito. Fueron jóvenes como Yon Goicochea, Freddy Guevara, David Smolansky entre muchos otros quienes alzaron su voz de protesta cuando Hugo Chávez, en la cúspide de su megalomanía, decidió cerrar RCTV y emprenderla contra la constitución que el mismo promovió. Está fresca en la memoria de los escuálidos rojos de ahora aquel famoso reto de Guevara: ¡A que la llenamos vamos! Y cumplieron, la Avenida Bolívar se quedó pequeña para aquella marcha-concentración que selló la muerte por la vía de los votos de los cambios que el comediante supremo quería hacer a la carta fundamental.

Esto explica la inquina roja contra Leopoldo López y los jóvenes que se le han parado de frente a la dictadura de Chávez heredada por el poco capacitado Maduro. Lo que les queda es seguir abultando la cuenta de violación de derechos humanos. El juicio inventado al líder de VP es una muestra de la ausencia de escrúpulos de una clase política que sabe que el universo se ha reducido al territorio nacional si y solo si ellos controlan las instituciones. Caso contrario, su destino es rendir cuentas a la justicia y serían muy pocos los que no resultarían condenados.

El concepto de gobierno que manejan los revolucionarios es totalmente distinto del que espera el pueblo en general. La cúpula podrida solo busca un control total de las instituciones para imponerse por la vía de una legalidad amañada. Además su concepto de debate de ideas se reduce a la alabanza de las peroratas del líder a quien pretenden presentar como un ser erudito con un conocimiento cercano a lo divino.

Esta triste forma de gobierno se estrella contra la realidad y se hace añicos. La gente lo que espera de un gobierno es un mínimo de calidad de vida. Espera poder conseguir los productos de consumo diario, espera seguridad, espera hospitales que funcionen, espera colegios que formen a la juventud, espera servicios públicos de calidad. Y muy importante, espera condiciones para que se creen oportunidades que ayuden a la gente a crecer, a formar familia, a tener un vivienda un vehículo.

Durante los últimos 17 años todas esas condiciones fueron desapareciendo paulatinamente. Con el agravante de que durante todo este período, el gobierno recibió por concepto de petróleo y prestamos mucho más que el doble de la sumatoria de los ingresos de todos los gobiernos desde 1830 hasta 1998. Ese dinero fue dilapidado y robado por quienes hoy gobiernan a través de testaferros. Como si el botín fuese pequeño, pusieron las estructuras del país al servicio del narcotráfico del cual se benefician a manos llenas.

Estos elementos querido lector son los que al final explican el pánico que le tiene el dictador Maduro y su séquito al reclamo popular de un referendo revocatorio tal como está previsto en la carta fundamental. Y ese miedo los lleva a cometer disparates de todo tipo.

Y en medio de ese terror cometen dos errores que dan cuenta de su debilidad. El primero y muy graves es que los capitostes del régimen sacaran a sus familiares del país. Unos a Australia, otros a Madrid y unos camino a Rusia. Un indicador de miedo clásico de aquellos gobiernos que se saben derrotados y caídos. El segundo error lo comete un vacilante y casi tartamudo ministro de la defensa (intencionalmente con minúsculas) que denuncia un posible golpe de estado de las fuerzas armadas promovido por el gobierno norteamericano. Semejante bobería no puede ser otra cosa que producto de una culicardia que desconecta la lengua del cerebro.

El 1S constituye un momento histórico en el que el pueblo venezolano, protagonista de la gesta libertadora del proceso independentista, asume el protagonismo para recuperar la libertad de su país.

@botellazo

 

 

Vivencia de una rebeldía, por Carolina Jaimes Branger

RafaelArévaloGonzález

 

La Historia hay que conocerla. No sólo para tratar de no repetir los errores, sino para aprender de quienes han dejado su impronta de honor, decencia y valentía. Sobre todo en estos tiempos cuando la palabra no vale nada, el dinero compra todo, lava todo, corrompe todo y la mayoría critica, pero no hace nada.

El miércoles pasado mi amigo Otto Seijas Sigala me hizo un regalo maravilloso: la biografía de su bisabuelo Rafael Arévalo González, escrita por Mariela Arvelo. Grandes lazos de afecto me unen a esa familia, heredera de una tradición de integridad que ha sabido honrar. Rafael Arévalo González fue periodista, director del diario El Pregonero y de la revista literaria Atenas. Sufrió catorce prisiones políticas, desde Crespo hasta Gómez, en el Castillo San Carlos en el Zulia, en La Rotunda en Caracas y en el Castillo Libertador de Puerto Cabello. Todas por opinar en contra del régimen de turno.

Su esposa Elisa Bernal Ponte -prima del Libertador- y sus hijos, padecieron las penurias que significaba tener al sostén de la familia preso, más nunca se quejaron. Elisa fue mujer de gran guáramo: se encargó de que la Revista Atenas siguiera imprimiéndose. Con esa escasa ganancia mantuvo a sus diez hijos. Murió unos meses antes de que Arévalo saliera de su última prisión. En una carta escrita poco después de su liberación “Para mi Elisa”, él le expresa su infinita gratitud:«No obstante la inmensidad de tu infortunio, nunca tuviste para mí un reproche, ni una queja siquiera por haberte arrastrado a los horrores de mi negra suerte…Te encaraste con la desgracia, la frente erguida y el corazón sereno. Te reíste de la pobreza…». Elisa  de Arévalo nunca se cansó de abogar por la libertad de su marido. Fue la pareja perfecta para el idealista.
Arévalo González, como otros héroes venezolanos, fue considerado conspirador y desestabilizador por las opiniones que nunca calló. Su delito mayor fue haber postulado desde su columna del diario El Pregonero la candidatura de Félix Montes para la Presidencia de la República para el período entre 1914 y 1918, cuando pidió la renuncia de Juan Vicente Gómez. Su memoria debería ser objeto de los mayores homenajes, porque jamás cedió ni entregó sus principios. Es el precursor de tantos periodistas y presos políticos que han puesto sus valores por encima de cualquier amenaza o chantaje. Luis Beltrán Guerrero escribió el 5 de abril de 1965 en El Universal:
“Las Memorias de Arévalo González se leen de un tirón, como si fuese una novela de aventuras o policial, con interés creciente… En ningún otro libro venezolano encontrarán los jóvenes mayor ejemplo de dignidad, de honorabilidad verdadera, ajeno a toda componenda. Arévalo no se vendió ni antes del parto, ni en el parto, ni después del parto…”
“Ha llegado la hora de las reparaciones definitivas. La hora de reconocer, en toda forma, que Rafael Arévalo González ha sido uno de los grandes varones de la nacionalidad”.

Ricardo Zuloaga tenía en mente reeditar esas memorias y comisionó a la escritora Nacha Sucre, pero murió antes de cumplir su cometido. Ojalá que alguien retome la iniciativa, porque es cuestión de mera justicia. Como dijo Rafael Caldera: “Él fue el creador de la conciencia nacional. La expresión de secular anhelo. La vivencia de una rebeldía y al mismo tiempo –en la época del pesimismo máximo en la historia política del país- la afirmación de fe en un ideal”.

@cjaimesb