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San Cristóbal

#MonitorDeVíctimas | Dos homicidios marcaron el primer día de agosto en Táchira

Hasta este lunes se desconocía la identidad del hombre asesinado en la zona norte del Táchira, que figuró en la lista de dos homicidios con los que inició el mes de agosto en Táchira.

 

Los crímenes ocurrieron en San Cristóbal y García de Hevia. Uno de los cadáveres quedó sin identificar

 

@miperiodista

 

El pasado domingo 1° de agosto estuvo marcado por la ocurrencia de dos homicidios en el estado Táchira, uno en San Cristóbal y otro en García de Hevia.

Del primer crimen se tuvo noticia a primeras horas de esa mañana, en la populosa parroquia La Concordia, en San Cristóbal, donde una riña entre dos amigos de farra culminó con la muerte de uno de ellos.

Ambos, la víctima y el señalado victimario, estuvieron departiendo e ingiriendo bebidas alcohólicas desde la noche del sábado. Esto ocurrió en la vereda 2 de la calle principal del sector Monseñor Ramírez.

Una discusión, que se generó por razones hasta el momento desconocidas, rápidamente se tornó acalorada y precedió el crimen. De acuerdo con las primeras versiones, uno de los hombres le infligió al otro dos cuchilladas en el intercostal izquierdo, provocando su muerte en minutos.

La víctima fue identificada como José Libardo Guerrero Medina, un albañil de 63 años de edad. Falleció en plena vía pública, a pocos metros de su casa, pese a que una equipo del Cuerpo de Bomberos de San Cristóbal acudió en su ayuda.

Dado el estado de ebriedad en que se encontraba el presunto victimario, funcionarios de Politáchira lograron aprehenderlo muy cerca de la escena del crimen. El detenido quedó a disposición del Ministerio Público. Se supo que se trata de un obrero de 61 años de edad cuyo nombre se corresponde con las siglas W.B.

Desconocido abaleado 

Hacia las 10:00 de la mañana de ese mismo domingo pero en el municipio García de Hevia, zona norte del Táchira, hicieron el hallazgo del cadáver de un hombre. El cuerpo, que no pudo ser identificado, quedó sin identificar.

Las primeras autoridades en llegar al sitio fueron funcionarios de Politáchira adscritos a ese municipio, que una vez confirmaron la presencia del cadáver, notificaron del hecho al Cicpc de La Fría.

La víctima estaba descalza, vestía una bermuda azul y una franela beige. No hallaron conchas de balas ni sangre en el sitio, lo que hizo presumir al Cicpc que al hombre lo ultimaron en otro lugar y dejaron su cuerpo en este otro sitio. Le habían propinado cuatro balazos en el pecho.  

El cadáver yacía a la altura de la Zona Industrial de La Fría, en uno de los canales de circulación que conduce a la subestación eléctrica de Corpoelec. Los investigadores presumieron que la data de muerte era de varias horas.

Los cuerpos de las víctimas de ambos casos fueron levantados y trasladados a la morgue del Hospital Central de San Cristóbal, por comisiones del Cicpc.

 

#MonitorDeVíctimas | A un hombre con discapacidad lo hallaron muerto dentro de su casa con un cuchillo enterrado en el rostro

Adán Torres Rosales, que se movilizaba con muletas, fue hallado sin vida, cubierto con una sábana, dentro de su vivienda en el barrio El Paraíso, en San Cristóbal 

 

Durante la Semana Santa y en hechos diferentes resultaron muertos en Táchira un hombre de 54 años, al que mataron dentro de su vivienda, y otro de 55, por cuya muerte fue detenido un sobrino

 

@ingmaryrodrigu1

 

Dos muertes violentas ocurrieron entre el martes y el Sábado Santo en el estado Táchira. Las dos víctimas fueron hombres, uno de 54 años, cuyo cadáver fue hallado por un sobrino, y otro de 55 años, que supuestamente fue asesinado por un sobrino. 

El primero de estos crímenes se registró en el barrio El Paraíso, municipio San Cristóbal. El occiso fue identificado como Adán Torres Rosales, un hombre con discapacidad, de 54 años de edad. El cuerpo fue encontrado por Jhonny Hernández, un sobrino de la víctima, al interior de su vivienda.

El hallazgo fue efectuado luego de que los vecinos le comunicaran al referido pariente de Torres que la noche del martes 30 de marzo habían escucharon gritos y golpes, provenientes de la casa donde el hombre vivía solo.

No fue sino hasta la mañana del Miércoles Santo cuando Hernández acudió a la vivienda para conocer qué había ocurrido. Al encontrar la puerta entreabierta no pensó en la escalofriante escena que hallaría.

«Entré a la casa y vi un cuerpo cubierto con sábanas. Pensé de inmediato que era él. Al quitar las telas vi a mi tío cubierto de sangre y con un cuchillo clavado en el ojo derecho. También tenía los brazos quebrados, la cara con golpes y muchos trapos en la boca», relató Hernández. 

El pariente de Torres explicó que su familiar sufría de un desplazamiento de cadera, razón por la cual no podría estar de pie sin sus muletas. “Tal vez habría caído al suelo intentando defenderse y quizás usó sus miembros superiores para bloquear los golpes del homicida”, presumió.

Robo, probable móvil

Se supo que la casa estaba en completo desorden. En la habitación de la víctima no fue encontrado el morral ni envase de plástico donde el ahora occiso guardaba sus pertenencias y el dinero que obtenía por «rezar» los males espirituales a sus vecinos.

Al llegar la comisión del Eje de Homicidios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC), se procedió a revisar la casa y a colectar las evidencias necesarias para dar con el paradero del homicida. Las autoridades notificaron a los familiares de Torres que el móvil del hecho podría ser robo.

De acuerdo con lo comentado por sus familiares, el fallecido era conocido como «Mala Vida» y era un vecino muy querido en la comunidad. Se conoció que muchas veces, andando con sus muletas, recorría el Terminal Terrestre de San Cristóbal y brindaba su apoyo espiritual a quienes lo requerían.  «Rezaba para el mal de ojo, culebrilla, también sobaba», acotaron allegados a la víctima.

Familiares esperan que sea esclarecido el hecho y se haga justicia. “El homicida se ensañó y brutalmente acabó con su vida», concluyó Hernández.

El hombre no dejó hijos. Su madre y algunos hermanos residen en el estado Portuguesa.

Lo mataron con una piedra de 11 kilos

El otro crimen se registró el sábado 3 de abril en la Aldea Angostura, sector El Parque, El Cobre, municipio José María Vargas. El occiso fue identificado como José Simeón Contreras Duque.

Por este homicidio fue capturado un sobrino de Contreras: un hombre de 26 años de edad, que según sus parientes sufre de trastornos mentales. El detenido, cuyo nombre se corresponde con las siglas D.A.S.C., habría matado a su tío de una pedrada.

Se supo que el día en que ocurrió el hecho, la víctima se fue a su casa luego de compartir con unos amigos. En la residencia vivía con una hermana identificada como Socorro Contreras y el hijo de esta, quien luego resultaría capturado.

De acuerdo con las versiones preliminares, Contreras llegó y se acostó sobre un mueble de madera ubicado frente a su vivienda. Habría sido entonces cuando se presentó el sobrino del ahora occiso e inició una discusión con él.

Conforme con este mismo relato, ofrecido por la hermana del fallecido, viendo que su tío seguía acostado, el joven habría tomado una piedra de 11 kilos aproximadamente y se la habría arrojado en la cabeza.

El señalado homicida huyó del lugar

Según testigos del hecho, al observar la gravedad de la herida causada, el joven huyó de la casa, al tiempo que la hermana del ahora occiso lo trasladó al centro de salud más cercano. Los galenos no pudieron salvarlo, ya no tenía signos vitales. 

Posteriormente se logró la captura del señalado victimario por parte de funcionarios de Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalística (CICPC).

La madre del detenido aseguró que su hijo presenta una enfermedad mental. Sin embargo, fuentes policiales afirmaron que el detenido registra prontuario policial por casos de violencia y droga. Estaba solicitado desde el año 2018.

#MonitorDeVíctimas | Grupos subversivos serían responsables de otro homicidio en Táchira
Fuentes policiales y lugareños sostienen que grupos irregulares serían los responsables de la muerte de Jhon Kleiver Ramírez Marín, de 18 años de edad. Este es el cuarto caso ocurrido en marzo en la entidad fronteriza

 

El pasado domingo 21 de marzo a las 3:30 de la tarde fue encontrado el cuerpo de Jhon Kleiver Ramírez Marín, de 18 años de edad, en el sector Caño Caballero, en el municipio Libertador, al sur del estado Táchira. La víctima presentaba 6 impactos de bala en distintas partes del cuerpo.

Según el relato de Juan Carrillo, amigo de la familia del hoy occiso, el joven se dedicaba a labores del campo y trabajaba en una finca ubicada en San Joaquín de Navay, zona ocupada desde hace varios años por grupos irregulares.

Carrillo contó que el día del crimen la víctima se había ido a pescar con su patrón y fueron interceptados por hombres armados, que bajaron al muchacho de la moto en la que iba y se lo llevaron para ejecutarlo.

Por las características del hecho, allegados a la víctima indicaron que los responsables podrían ser integrantes del Ejército de Liberación Nacional (ELN), grupo que opera en el municipio Libertador y que se disputa el territorio con disidentes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y las Fuerzas Bolivarianas de Liberación (FBL), mejor conocidos como “Los Boliches”.

Ramírez Marín era el menor de sus hermanos. El único de ellos que aún vive en San Joaquín de Navay, al parece no tiene enemigos ni ha recibido amenazas.

 

Dos hombres sin identificar fueron asesinados en trocha fronteriza

Tres días antes de dicho hallazgo, el pasado jueves 25 de marzo, fueron asesinados dos hombres en las trocha fronteriza Los Mangos, cuyas edades oscilaban entre los 25 y los 30 años de edad. Los cuerpos fueron trasladados a la morgue de San Cristóbal y en principio no se presentaron familiares de las víctimas para retirarlos.

Al parecer estas muertes se produjeron en un supuesto enfrentamiento entre uniformados de la Fuerza Armada Nacional y presuntos integrantes de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).

Según el reporte policial, los militares habrían dado una voz de alto que no fue acatada, lo que habría originado el supuesto enfrentamiento en uno de los pasos ilegales que comunica a San Antonio del Táchira con el departamento Norte de Santander, en Colombia.

De acuerdo con ese mismo reporte, los hombres supuestamente eran paramilitares y pretendían ejecutar ataques terroristas contra unidades militares en la frontera. Indica la minuta que se les habría incautado material subversivo.

Las autoridades señalaron que la comisión militar implicada en el hecho había salido a realizar labores de patrullaje por los pasos fronterizos.

César Pérez Vivas denuncia atentado en sus oficinas administrativas
El dirigente político, Alfredo Méndez aseguró que encontraron al menos seis impacto de balas en los ventanales, paredes y escritorios del lugar

El exgobernador del estado Táchira, César Pérez Vivas denunció que su casa materna, donde funcionan sus oficinas administrativas, fue objeto de un atentado por parte de sujetos desconocidos.

Pérez Vivas confirmó la información a través de su cuenta de Twitter, y el dirigente de Copei, Alfredo Méndez explicó a El Pitazo, que encontraron al menos seis impactos de bala en los ventanales, paredes y escritorios del lugar, conocida como la «casa amarilla», en donde se reúne la dirigencia del Copei «democrático» y también el Frente Amplio.

«Al llegar a la casa donde funciona la sede administrativa del doctor César Pérez Vivas, vemos un hecho vandálico…Queremos rechazar este tipo de eventos, estas son situaciones que no pueden seguir pasando en Venezuela. Nosotros llegamos a creer que es un atentado contra esa voz que ha sido César Alejandro Pérez Vivas en favor de la democracia y en contra de la dictadura», acotó Méndez.

El dirigente político señaló que ubicaron algunos casquillos en el estacionamiento y entre los vidrios rotos.

Destacó que vecinos escucharon los disparos pero no lograron precisar en dónde estaba ocurriendo el hecho. Funcionarios policiales y de inteligencia llegaron al lugar en horas de la mañana de este lunes para recabar evidencias. 

Con información de El Pitazo

Pacientes de diálisis de Hospital del Seguro Social en Táchira en riesgo de morir
32 personas se ven afectadas por un aparato que no ha sido arreglado 

Un total de 32 pacientes de diálisis que cumplen tratamiento en el Hospital del Seguro Social estarían en riesgo, de muerte, luego que el motor de la ósmosis se quemara hace aproximadamente tres meses.

Este sistema es el encargado de llevar a las máquinas el agua purificada y libre de contaminantes para poder realizar la terapia, pero debido a la avería, los trabajadores de este centro de salud pasan el agua que viene directo de la tubería por un filtro de “carbón y arena para retirar algunas partículas”.

Un empleado del IVSS, quien prefirió resguardar su identidad, señaló que de no arreglarse este problema, pudiesen traerle complicaciones a corto y largo plazo a los pacientes que acuden a este lugar.

“Estamos esperando el dinero para la reparación y que de esta manera el aparato pueda funcionar de manera adecuada” dijo.

Dijo que el agua entra en contacto directo con la sangre, por lo cual este líquido debe ser ésteril y libre de cualquier contaminante, “porque la membrana por donde se hace la diálisis es permeable al agua y los solutos, y si está contaminada, puede pasar al torrente sanguineo y traerle al paciente una gran cantidad de complicaciones” acotó.

El joven tachirense, Rufo Chacón quien perdió la visión luego de que funcionarios al servicio del régimen dispararan varios perdigones a nivel de su rostro el pasado 2 de julio, recibió las prótesis oculares con sistema de inteligencia artificial. 

La noticias la dio a conocer Adriana Parada, madre de Rufo a través de la cuenta en Instagram del joven. 

 

“Hoy es un día muy especial para nosotros y particularmente para mi hijo Rufo Chacón. Hemos recibido la bendición de lo más avanzado que ofrece la ciencia hasta el momento para mejorar su calidad de vida e independencia”, escribió Parada.

 

Parada informó que “Rufo, por ahora, no recobra su visión pero se ha ganado el apoyo y respeto de todo un país. Mi hijo es un ejemplo vivo de la Venezuela posible, la que a pesar de los maltratos e injusticias se levanta y lucha por seguir adelante en busca del progreso y bienestar. Dios te bendiga hijo amado, gracias Sr. Yaser Dagga, gracias Fundación Frigilux, gracias Dr. Miguel Salinas de Ocular Lab y todo su maravilloso equipo. Gracias por todo su apoyo VENEZUELA”.

«Todo ha ido perfecto, le hemos conseguido mucho movimiento, hemos implementado el dispositivo Arcan, para detectar objetos y caras y darle mucha autonomía», afirmó el médico Miguel Salinas.

 

Salinas señaló que el siguiente paso es que Rufo use las prótesis para que las cavidades se vayan adaptando a ellas pero que de momento se ha conseguido muy bien a nivel estético.

 

El médico amplió que el dispositivo inteligente hace una fotografía y lee a Rufo exactamente lo que hay en la foto. Continúa diciendo que el sistema no es precisamente para deambular, sino que hace un reconocimiento de su entorno y memoriza objetos y rostros. “”Si su mamá se pone adelante, el sistema le dice el nombre”, señala el médico.

«Ya estamos en la fase final del proceso, ya tenemos las prótesis al 95% terminadas, falta un pequeño ajuste que esperamos hacerlo a última hora cuando Rufo viaje a Venezuela», afirmó Salinas. 

Rufo Chacón fue impactado múltiples perdigones en el rostro cuando estaba en una protesta reclamando gas domestico en el sector Táriba del estado Táchira.

 

Cruz Roja entregó donación de ayuda humanitaria en Hospital Central de San Cristóbal

DURANTE LA TARDE DEL PASADO MIÉRCOLES, el Comité Internacional de la Cruz Roja entregó a las autoridades del Hospital Central de San Cristóbal las primeras cajas de ayuda humanitaria, con medicamentos e insumos para fines quirúrgicos.

«Agradecemos la donación que ha hecho la Cruz Roja Internacional, lo vamos a disponer de la mejor manera y cuidado para que sea dirigida a la gente que realmente lo requiere», precisó el director del centro hospitalario, Renny Cárdenas.

El médico aclaró que los medicamentos e insumos entregados son cantidades pequeñas comparadas con los requerimientos del centro asistencial, el de mayor alcance en la región porque atiende no solo a los tachirenses sino a pacientes de los estados Barinas, Apure y parte del Zulia.

Más información en La Nación.

DE CARACAS A SAN CRISTÓBAL y, desde allí, a la frontera. Esta es la historia de cómo un puñado de activistas arribó a uno de los puntos en donde se espera que ingresen las donaciones de insumos médicos, medicinas y comida para atender la emergencia humanitaria que atraviesa Venezuela 

@loremelendez   

“Oiga la guardia,

oiga el Sebin.

Esto se cae como el Muro de Berlín»

A todo pulmón cantaban la tarde de este jueves, 21 de febrero, los miembros del Laboratorio Ciudadano de No Violencia Activa (Labociudadano) en medio de la carretera que separa a la población de El Mirí y Santa Bárbara, en Barinas. Estaban eufóricos, rodeados de los habitantes de Pedraza La Vieja, quienes minutos antes los habían recibido con saludos, gritos y banderas. Los pobladores esperaban saludar a los voluntarios que se trasladaban a la frontera para ayudar a ingresar a Venezuela la ayuda humanitaria que había llegado a la ciudad de Cúcuta, en Colombia. Y estos habían llegado con tambores hechos de botellones plásticos, tobos y hasta un sartén.

“Nosotros estamos aquí ahora, pero más tarde vienen los boliches y nos amenazan”, dijo una joven que estaba en el grupo de 50 personas que cantaba junto a los activistas. Se refería a los guerrilleros que controlan el pueblo desde hace más de una década. Castigan con la muerte al que se “porta mal” y también asedian al que se atreve a arengar y criticar al chavismo.

Esa tarde, los habitantes de Pedraza La Vieja no estaban solos. Habían salido con la excusa de la cola de la gasolina que, cada ocho días, llega a la estación de servicio del pueblo. Sus banderas precedían la fila de decenas de vehículos que esperaban por combustible desde hace horas.

 

Pero la gasolina no es la única necesidad del pueblo. Lo que más les preocupa es que el ambulatorio está completamente desabastecido, que no hay ambulancia que pueda trasladarlos a Santa Bárbara por una emergencia, que se sienten completamente a la deriva si uno de ellos se enferma de gravedad, que pueden morir en cualquier momento por una urgencia médica que podría controlarse fácilmente si tan solo hubiese insumos básicos en el pequeño centro médico. Por eso, para ellos el ingreso de la ayuda humanitaria es un ruego. Por eso se emocionaron tanto cuando los voluntarios se bajaron a saludarlos.

Cada gandola, automóvil o camioneta que pasaba por la vía era motivo para que los de Pedraza gritaran para saludar.

“No más lentejas,

sardina y yuca.

Lo que yo quiero es que se vaya el hijo e’puta.

 

Las consignas musicales convirtieron en jolgorio aquella manifestación. “Han pasado otros, pero ningunos son tan panas como ustedes”, comentó otra muchacha antes de despedir a los viajeros que siguieron su camino. Les había llevado una limonada para agradecer la media hora que los acompañaron a orillas de la carretera.

Para los voluntarios, el momento había sido lo mejor de su travesía. Cuando sucedió, ya llevaban más de 10 horas de viaje desde Caracas, habían atravesado seis estados, ciudades ruinosas y más de 15 alcabalas, y comido frugalmente para llegar a San Cristóbal, la capital del fronterizo Táchira, antes de que anocheciera. Conforme se acercaban a su destino, se preocupaban más por los puntos de control de militares y policías que podrían detener su travesía si se enteraban a qué iban. Por eso debieron mentir.

-¿Que decimos, que vamos a unos 15 años? – preguntó una de las líderes de los activistas.

-En realidad vamos a unos 20 años- bromeó otro de los voluntarios.

Todos rieron para aliviar la tensión. Al final, inventaron que se trasladaban a un evento empresarial. Y, pese a las dudas de algunos guardias, funcionó. Nada los detuvo hasta que la noche cayó.

 

Cuando apenas faltaban 20 minutos para llegar a San Cristóbal, una cola los sorprendió. Ningún carro se movía y estaban a escasos metros del peaje de la ciudad. Tras bajarse e indagar, se conoció la razón: miembros de un colectivo (paramilitares del chavismo) de la zona, despojaron a un chofer de su gandola para atravesarla e impedir el paso de cualquier vehículo. A su alrededor, quemaron cauchos para cerrar completamente el tránsito. 

 

Los colectivos estaban armados y apuntaron a varios de los conductores, entre ellos, a una familia que provenía de La Fundación – un pueblo situado a tres horas de San Cristóbal -. Cuando los voluntarios llegaron, la pareja todavía no superaba el susto. Les habían puesto un fusil en el rostro. Su hijo pequeño estaba con ellos. “Nadie merece que lo traten así”, lamentaba la mujer sentada a orillas de la vía.

Entre los afectados por el trancón estaba un contingente de al menos 50 policías nacionales. Iban a bordo de convoyes y motos. Con armas, escudos antimotines y chalecos antibalas, ninguno se atrevía a levantar el cierre del camino y encarar a los colectivos.

“¿Y por qué no mandamos a unas femeninas?”, preguntó uno de los uniformados a su grupo sin que estos contestaran. Ninguno actuaba.

Los funcionarios solo se acercaron a la tranca cuando supieron que los colectivos se habían ido del lugar. Un mecánico pudo encender y mover la gandola y así se reabrió el tránsito. Más de dos horas perdieron los miembros de Labociudadano en su travesía. A San Cristóbal llegaron sobre las 10:00 pm.

 

A Cúcuta en trocha

El recorrido del último tramo a la frontera comenzó en la madrugada. Sin contratiempos, los voluntarios arribaron a San Antonio, la última parada del lado venezolano, a las 6:00 am. Tras hallar un hotel para alojarse, decidieron que la mejor vía para atravesar la zona limítrofe y evadir las colas en los puentes –cerrados al tránsito vehicular desde 2014 por orden de Nicolás Maduro – era a través de los caminos verdes: las trochas que se abren espacio entre hatos y sembradíos de la región. La idea era hacer acciones de protesta en medio del concierto Venezuela Aid Live,con un cartel internacional organizado para exigir la entrada de la ayuda humanitaria al país.

Y así iniciaron. Aunque vieron cómo a varios grupos de asistentes los devolvían, confiaron en “Pólvora”, un joven delgado y pecoso, acostumbrado a pasar a diario por estas vías agrestes a cambio de algunos dólares. Los primeros pasos los dieron los voluntarios entre árboles y pastizales.

-Apúrense. No se queden. Miren que aquí no podemos estar mucho tiempo– ordenó una de las activistas a los rezagados cuando habían llegado a un descampado. Pero “Pólvora” la tranquilizó de inmediato.

-Ya por aquí no importa, ya estamos en Colombia. El tramo más peligroso ya lo pasamos- le aseguró el baquiano.

Continuaron hasta toparse con un brazo contaminado del río Táchira que separa a Colombia de Venezuela. Se quitaron zapatos y medias, se subieron las botas de los pantalones y, entre las piedras babosas y el agua maloliente, cruzaron dando pasos temblorosos. Al calzarse y seguir unos metros más, vino un chaparrón de agua fría para el ánimo. Militares del ejército colombiano cercaron la trocha. No les permitieron el paso.

-Pero, ¿no pueden hacer una excepción? Venimos desde Caracas y somos activistas. Yo, a mis 62 años, tuve que cruzar ese río. No haga que nos devolvamos- pidió Bea, una de las voluntarias. Como respuesta, le volvieron a negar el cruce.

Decepcionados, los activistas regresaron al río. Pero “Pólvora” prometió que conseguiría una nueva ruta. Pronto se fue para hacer camino entre la maleza y volvió para meter a los activistas en medio del “arrozal”, un sembradío del arroz de suelo fangoso y colmado del verdor de las plantas de hojas frágiles. En una casucha de descanso, otro militar colombiano esperaba. Los voluntarios temieron devolverse.

-¿Han pasado muchos por aquí? – preguntó uno de los viajeros.

-Por aquí no pueden pasar– respondió con una media sonrisa.

-Pero tú sí nos vas a dejar pasar a nosotros, ¿verdad? – salió al paso otra voluntaria.

El militar repitió la orden que le dieron: nadie puede cruzar. Pero minutos después, sin levantarse de la silla donde descansaba, dijo al grupo:

-Yo voy a hacer como que no los vi y ustedes tampoco me vieron- apuntó el militar con la misma media sonrisa. Los activistas agradecieron y se marcharon.

El siguiente agradecimiento a un uniformado lo hicieron al llegar, después de hora y media de caminata, a la zona del puente de Tienditas, donde se llevaría a cabo concierto de Cúcuta. Los policías les dieron la bienvenida.

-Gracias a ustedes por hacer esto por nosotros – respondió la primera de las voluntarias que aplaudió el gesto. En la escena hubo abrazos y hasta fotos de grupo.

 

-Qué bueno no ver policías nacionales armados– recordó otro mientras se alejaba.

Más tarde, serían los funcionarios de Protección Civil Colombia –dispuestos en carpas para auxiliar las emergencias del show– quienes les cederían sus reservas de agua y jabón antiséptico a los voluntarios para que se lavaran los pies después de haber cruzado el río contaminado.

-¡Qué bello esto! ¡Qué bella esa sonrisa, qué bello que nos reciban así! – dijo con voz quebrada una activista. Conmovidos, continuaron hacia la cola del concierto. Ahí, volvieron a sus consignas.

Este pueblo unido no se detiene

Este pueblo unido no se detiene

No, no

No se detieneeeee.

Fotos: Lorena Melendez