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Hermelinda y los trabajadores de Petrocedeño

FajadelOrinoco

Las actuaciones de Hermelinda y la de algunos trabajadores petroleros de Petrocedeño no son paralelas, como le hubiese gustado escribir a Plutarco, sino muy divergentes. Hermelinda defendió principios y valores de la democracia. Los trabajadores mencionados, o al menos un grupo de sus dirigentes sindicales, se quejan pero siguen apoyando este totalitarismo Siglo XXl.

Los principios de Hermelinda la motivaron a protestar en contra de un régimen que no cree en la meritocracia y que no respeta la Constitución y las leyes, particularmente en lo referente a los Derechos Humanos. A los trabajadores de Petrocedeño que participaron en uno de los videos que está circulando, solo les importa su situación económica.

Hermelinda no aceptó un bozal de arepa. No tuvo miedo de quedar desempleada a pesar de no contar con medios para sostener a su hija. Solo tuvo miedo por el futuro del país, si no se realizaban acciones para cambiar al régimen. Nunca creyó en que era conveniente “conservar espacios”, ya que la convivencia se convierte en complicidad ante un régimen totalitario.

Los trabajadores de Petrocedeño dan ruedas de prensa para denunciar que “ los ingresos no les alcanzan, que no tienen insumos para trabajar,que están pasando hambre, el comedor de la empresa no funciona, no tienen papel higiénico, ni jabón en los baños, que muchos trabajadores han renunciado”. No les importa que otros venezolanos pasen penurias. Solo solicitan que las empresas extranjeras, socias minoritarias en Petrocedeño, Total( 30,3%) y Statoilhydro (9,7%), les den un complemento del sueldo en dólares. A Pdvsa, que tiene el 60% de las acciones, solo le piden que obligue a sus socias a realizar el aporte mencionado.

Hermelinda participó en todas las marchas de protesta para exigir democracia. No le rogó al régimen que le pagará sus prestaciones sociales y haberes en el Fondo de Ahorros que fueron confiscados por Alí Rodríguez, Rafael Ramírez y Eulogio Del Pino, siguiendo órdenes de Chávez y de Maduro. Tampoco pidió perdón para que le permitieran regresar a Pdvsa, de la cual fue despedida ilegalmente.

Los trabajadores de Petrocedeño se declaran revolucionarios. Alaban a Chávez, al Ché Guevara y a Maduro. Solo piden a cambio que les den unos dólares. No les importa que Pdvsa esté quebrada, que solo produzca 1.834.000 barriles por día, que las refinerías estén en el suelo, que su presidente Manuel Quevedo sea un general ignorante en materia petrolera pero diestro en represión, tampoco que los directores y muchos de los gerentes carezcan de méritos.   No tienen coraje para responsabilizar a Maduro por la inflación, escasez de alimentos, de medicinas y de repuestos. Mientras les den los dólares solicitados pareciera no preocuparles las violaciones a los derechos humanos, ni la inseguridad   promovida por el régimen.

Todos deben entender que el régimen tomó medidas para quebrar o debilitar al sector privado e inducir el exilio de talento. La estatización de empresas fracasó por ineptitud y corrupción. Hoy están afectados negativamente Pdvsa, la salud, la educación, el sistema eléctrico, las empresas del hierro y del aluminio, la Petroquímica, el sistema de salud, la infraestructura, la agricultura y ganadería, el turismo y la cultura. Ojalá los petroleros y otros sectores reaccionen y entiendan que la situación del país solo se arreglará cuando Maduro y su pandilla salgan del gobierno. Para ello, una huelga general es más efectiva que protestas en las calles que son violentamente reprimidas.

Hermelinda jamás bajó la cabeza. Todos los sábados atendía un puesto en el mercadito de Los Palos Grandes y en la semana se dedicaba a realizar todo tipo de gestiones para sobrevivir dignamente. Hermelinda no era directora, ni gerente, ni supervisora en la Pdvsa meritocrática. Era una secretaria eficiente. Al igual que el resto de sus compañeros despedidos por sumarse a un paro cívico convocado por todos los partidos políticos, por la CTV y por Fedecámaras, no estaba ajena a la problemática del país y no podía permanecer pasiva ante las violaciones a la Constitución y ante la diáspora de gente joven, la cual ahora incluye a balseros como los cubanos y africanos y campos de refugiados en Colombia y Brasil.

Hermelinda Aguilera nos dejó la semana pasada. Este reconocimiento es para ella y para los muchos compañeros que pasaron a mejor vida, dejando una estela de dignidad en un país en el que esta virtud es cada día más escasa.

Como (había) en botica: Masacrados animales en Miraflores. En esa finca unos facinerosos mataron a pedradas y machetazos a numerosas reses. Sin duda hay hambre pero esos hechos dantescos no tienen justificación y algunos son propiciadas por el régimen el cual, cuando se les escapa de las manos, asesina a algunos participantes. Descalificar a priori a nuestros representantes en la negociación en Santo Domingo no es justo. Esperemos a ver si mantienen lo prometido. El general Quevedo declaró que Pdvsa está muy endeudada, que no tiene flujo de caja y que no es rentable. También una meta para este año de 2. 470.000 barriles por día, monto que los expertos consideran no alcanzable ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

eddiearamirez@hotmail.com

May 02, 2015 | Actualizado hace 9 años
VIDEO Monedero es el 'Che' (Guevara) de Podemos

Corresponsales extranjeros debaten sobre la primera gran crisis del partido político español Podemos. Analizan las implicaciones de la separación de Monedero y, entre las reflexiones, llegan a la conclusión de que la relación entre Iglesias y Monedero podría parecerse en cierto sentido a la de Fidel Castro con el Che Guevara.

Habla Mario Terán Salazar: el hombre que mató al Che Guevara

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El diario español «El Mundo» publica este domingo una entrevista con el hombre que supuestamente mató al Che Guevara el 9 de octubre de 1967 en la localidad de La Higuera, en el sudoeste de Bolivia y aportan testimonios sobre cómo sucedieron los hechos.

Los periodistas Ildefonso Olmedo y Juan José Toro se han desplazado a Santa Cruz de la Sierra para hablar con Mario Terán Salazar, al que identifican con el soldado que disparó contra Guevara, capturado el día anterior por el Ejército de Bolivia cuando intentaba llevar la revolución a este país.

Los periodistas no consiguen de Terán Salazar una confesión de que fue él quien dio muerte al Che, pero han conseguido de su entonces superior jerárquico, el hoy general Gary Prado, el reconocimiento de cómo habían transcurrido los hechos, que el propio Terán contó por escrito.

La orden de ejecución

Según ese relato, tras la captura de Guevara los militares recibieron la orden gubernamental de ejecutarlo y varios soldados se ofrecieron voluntarios para hacerlo.

El coronel Joaquín Zenteno designó a Terán, quien se dirigió a la escuela de La Higuera en la que estaba retenido el Che.

Al entrar en la sala Guevara se percató de las intenciones del suboficial Terán y le dijo: «Usted viene a matarme».

El Che, al verlo entrar apurado en la habitación: ‘Póngase sereno, va a matar a un hombre’

Según la confesión por escrito que hizo a sus superiores, Terán se sintió cohibido por la presencia del guerrillero y tuvo un mareo.

«Entonces di un paso atrás, hacia el umbral de la puerta, cerré los ojos y disparé la primera ráfaga. El Che cayó al suelo con las piernas destrozadas, se contorsionó y empezó a regar muchísima sangre. Yo recobré el ánimo y disparé la segunda ráfaga, que lo alcanzó en un brazo, en un hombro y en el corazón…», dice.

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Gary Prado hoy

El diario pública una foto del suboficial Terán en 1967 y ahora, cuando tiene 72 años.

El general Gary Prado le reconoce en las fotos y afirma que todavía se ven esporádicamente en Santa Cruz de la Sierra.

Prado asegura que siempre recomendó al suboficial que no confesara públicamente su papel protagonista en la muerte de Guevara, para evitar posibles venganzas de sus seguidores.

En la charla de poco más de veinte minutos con Terán, en su casa de Santa Cruz, el antiguo suboficial juega con la confusión y afirma que hubo tres militares con su mismo apellido en el Ejército boliviano.

Por eso apunta que «seguramente» ha sido confundido durante toda su vida con quien mató al Che.

Afirma que su compañía estaba alejada de La Higuera en los días de la captura y muerte del líder guerrillero, de quien no tiene buena opinión.

«Para mí ha sido un invasor. Tenía ideas que con su guerrilla quería inculcar en la gente boliviana… ¡Cómo lo idolatran ahora!… ¡Tanta gente ha caído», asegura el exmilitar, hoy jubilado.

Ninguno de sus seis hijos ha seguido la carrera militar, lo que le da «alegría» y subraya que nunca ha visto películas sobre el Che o leído algún libro acerca de su vida: «Nunca me ha interesado seguir cuanto se decía del Che. Yo tenía ideas diferentes. Nunca he sido un seguidor».

Lea la entrevista completa aquí: EL MUNDO (España)