La oposición y el reto de la "unidad necesaria" - Runrun
La oposición y el reto de la «unidad necesaria»

Diseñando una clásica celada administrativa para colocar a las fuerzas democráticas ante el apuro de discutir con urgencia el nombre de otro candidato, luego de tener electo ya uno, el oficialismo chavista finalmente descorre el velo del panorama electoral de este año.

Los candidatos podrán ser postulados sólo hasta el 20 de marzo; las elecciones presidenciales serán el 28 de julio, la campaña electoral será otra vez de unos días.

La tarea que tiene frente a sí la oposición venezolana en 2024, con o sin María Corina Machado de candidata, luce especialmente apretada frente al monstruo de mil cabezas chavista, pero sí es cierto que el esfuerzo tendrá lugar en medio de un entorno político algo más favorable que en 2018.

Sobre todo, después de cuatro años inusualmente tranquilos y sin violencia en las calles, se siente en este momento una disposición a votar alta en los sondeos de opinión, y está a la vista una especie de consenso en torno a determinados procedimientos.

Las circunstancias políticas de hoy, distintas en alguna medida a las de 2018, tienen a las facciones opositoras operando en un solo terreno. Están menos dispersas, algo más obligadas, la consulta primaria ciertamente produjo un efecto que galvanizó un liderazgo.

La tesis del “quiebre político”, agotada, ha cedido paso, otra vez, a la fe en la herramienta del voto como instrumento movilizador (también agotada, y al mismo tiempo vuelta a nacer). “Claro que queremos votar”, declaró Machado hace poco, intentando zanjar con ello algunas críticas a sus posiciones del pasado. “No caigamos en ese chantaje. Pero no es sólo votar, es elegir; no es ser parte de una farsa, sino trazar una estrategia para conquistar la libertad”.

Al momento de escribirse estas líneas se desarrollaban prolongados encuentros entre la dirigencia de la Plataforma Unitaria y María Corina Machado para intentar encontrar una ranura a sus diferencias. La candidata es ella, pero parece que no puede, y no se sabe cómo es que lo hará posible.

Las relaciones de Machado con los dirigentes fundamentales de la oposición, por lo demás, no son particularmente buenas. El dilema consiste en cómo hacer efectivo el mandato que la haga candidata, y qué puede hacerse como alternativa en caso de que esto no sea posible.

La comprensible negativa de Machado a negociar su liderazgo choca, como estaba previsto, con el apremio de los partidos de la plataforma para tener resuelta la encomienda.

“En nuestras filas está uno de los mejores venezolanos para ser presidente, Manuel Rosales”, dejó caer, hace poco, con toda la intención y en el momento justo, Luis Emilio Rondón, uno de los dirigentes fundamentales de Un Nuevo Tiempo. “Estamos dispuestos a explorar, a buscar, a conseguir lo que sea necesario para que ese cemento se vuelva poderoso y la unidad sea una realidad”, dijo luego, procurando matizar, quizás confiando en que la ley de la gravedad consolide su interés.

La de Un Nuevo Tiempo es una de las pocas tarjetas disponibles para la oposición en el Consejo Nacional Electoral, y Manuel Rosales uno de los pocos políticos de la Plataforma Unitaria que es medianamente aceptado en el Palacio de Miraflores.

No será sencillo evitar, en esta parada, alguna ruptura a partir de desacuerdos insalvables entre las corrientes opositoras en negociación, sea ese u otro el nombre presentado. Tampoco sería en absoluto imposible que puedan retomar y acordar más adelante.

“Nunca habíamos estado en una posición como la actual para vencer electoralmente a la dictadura”, afirmó Julio Borges, máximo líder de Primero Justicia, al aproximarse a las negociaciones intra opositoras y las diferencias que persisten. “María Corina es la líder de este proceso. Me preocupa que no existe la unidad necesaria para poder vencer a Maduro”.