Suicidios en niños y adolescentes en Venezuela se incrementaron 800% entre 2014 y 2019 - Runrun
Suicidios en niños y adolescentes en Venezuela se incrementaron 800% entre 2014 y 2019
Mientras que en 2014 la ONG Cecodap registró 11 suicidios en este grupo etario, en 2019 la organización obtuvo reportes de 88 casos. El Observatorio Venezolano de la Violencia encontró que entre enero y junio de 2020, 19 niños, niñas y adolescentes sufrieron muertes  autoinfligidas
El análisis de las estadísticas de 2020 del Servicio de Atención Psicológica de Cecodap, evidencia un incremento de las alteraciones del estado de ánimo y el riesgo suicida en adolescentes en el contexto pandémico

 

@GitiW

 

En mayo de 2020, a pocos meses de comenzar el confinamiento por la llegada de la pandemia de COVID-19 a Venezuela, y de la suspensión de las actividades académicas presenciales, al menos cuatro niños, niñas y adolescentes se quitaron la vida. Uno de ellos fue Miguel, a quien su madre encontró sin vida en su cuarto. El niño sólo tenía 10 años.

Desde que en 2014 el gobierno de Nicolás Maduro prohibiera la publicación del Anuario de Mortalidad, en Venezuela no hay registro público de cuántas personas mueren por suicidio.

Son organizaciones de la sociedad civil como Cecodap -una ONG venezolana fundada en 1984, dedicada a la promoción y defensa de los derechos humanos de la niñez y adolescencia-, y el Observatorio Venezolano de Violencia (OVV), las que se han dado a la tarea de recopilar datos e informar sobre un fenómeno que, además de ser un problema de salud pública, también puede considerarse como un flagelo de carácter social. 

“La precarización de las condiciones de vida no sólo ha incrementado la violencia directa y estructural, sino también la violencia de los individuos hacia ellos mismos”, concluyó el OVV en su informe de 2020 sobre la tendencia suicida en el país. 

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el suicidio es una de las principales causas de mortalidad en la población más joven en todo el mundo. De acuerdo con los datos de la organización, cerca de 800 mil  personas se suicidan cada año. Se trata de la segunda causa de muerte en la población entre 15 a 29 años de edad. Se sabe, además, que el 79% de los suicidios que ocurren en el mundo tienen lugar en países de ingresos bajos y medianos. 

En su informe sobre el suicidio infantil 2021, presentado el 9 marzo de 2021, Cecodap evidenció un incremento significativo de estos sucesos: en 2014 se reportaron 11 casos de suicidio de niños, niñas y adolescentes; en 2015 fueron 14; en 2016 se elevó a 17 casos, y en 2017 el informe señaló que habían ocurrido, al menos, 34. No se ofrecen estadísticas del 2018, pero en 2019 la organización obtuvo reportes de 88 casos. 

De esos datos se desprende que el incremento de los suicidios en la niñez y adolescencia en Venezuela es de 800% en cinco años. Por su parte, el OVV encontró que entre enero y junio de 2020, 19 niños, niñas y adolescentes sufrieron muertes  autoinfligidas. 

Las dos ONG realizaron una investigación hemerográfica sobre los reportes de suicidios de niños, niñas y adolescentes, y hallaron que en promedio se reportó un suicidio infantil y adolescente al mes durante 2019 y el primer semestre de 2020. 

 

Estos datos contrastan con el registro propio de ambas organizaciones, por lo que suponen que hay un importante subregistro de estos casos en la prensa nacional, bien por falta de acceso a la información, o debido a la autocensura a la hora de informar sobre estos hechos. Cecodap advierte que la falta de reportes periodísticos puede estar jugando un papel en la invisibilización de los suicidios de niños, niñas y  adolescentes.  

Entre 13 y 15 años es la mayor incidencia

 

El informe 2021 de Cecodap y el OVV revela que la edad de las víctimas osciló entre los 10 y 17 años, y que la mayor incidencia estuvo entre los 13 y los 15 años. 46,2% de los casos corresponden a niñas, mientras que los varones representan 53,9%. “La población de mayor riesgo es la de los varones de 13 años de edad y las mujeres de 14 años”, apuntó el estudio. 

 

Miguel, un niño de tan sólo 10 años, es el caso de menor edad del que se tiene registro. Notas de prensa que reseñaron el suceso indicaron que el detonante de la acción suicida sería un conflicto familiar. 

Justamente, Cecodap halló que el conflicto familiar aparecía como la principal causa de la acción suicida. Las alteraciones del estado de ánimo, entre ellas la depresión y la ansiedad, aparecen también como causas en las reseñas periodísticas. 

Estos hallazgos coinciden con lo observado por el Servicio de Atención Psicológica (SAP) de Cecodap, llamado Crecer Sin Violencia. Las estadísticas de 2020 son abrumadoras: entre enero y junio del año pasado, 31% de las personas que acudieron a consulta lo hicieron por alteraciones del estado de ánimo y, de ese total, 20% presentó ideación y riesgo suicida.  

76% de los casos que atendió el SAP fueron de niños, niñas y adolescentes, siendo 52% de niños y 24% de adolescentes. El resto, 24% de los casos, fueron adultos cuidadores o familiares de los niños. 

Desde el inicio de la pandemia, la OMS ha alertado sobre los graves efectos del confinamiento en la salud mental de las personas. Especialistas en el área han advertido que las secuelas emocionales de la pandemia han creado “una tormenta perfecta para que aumente el riesgo de suicidio”. 

En el contexto venezolano, hay varios instrumentos legales que establecen el derecho a la salud mental, entre ellos están la Convención de los Derechos del Niño, y la Ley Orgánica para la Protección de los Niños, Niñas y Adolescentes (Lopnna). Pero más allá del negro sobre blanco, ambas ONG cuestionan en su informe la ausencia de acciones del Estado venezolano para garantizar el derecho a los niños, niñas y adolescentes al disfrute de la salud mental. 

Destaca el informe que, en dos de los casos reportados, la presunta causa del suicidio fue la depresión asociada con el cambio de rutina que trajo el confinamiento impuesto por la pandemia de COVID-19. “El dato coincide con el análisis de las estadísticas del SAP, en las que se aprecia un incremento de las alteraciones del estado de ánimo y el riesgo suicida en adolescentes en el contexto pandémico”, señaló el estudio. 

Falcón con 19,2% y Guárico con 15,4% fueron los estados venezolanos con mayor reporte de suicidios entre 2019 y el primer semestre de 2020. Otros  estados que tuvieron una alta incidencia fueron Lara (11,5%), Distrito Capital, Anzoátegui, Mérida, Miranda y Nueva Esparta  (7,7%). 

Los objetos para producir asfixia mecánica fueron los que con más frecuencia niños, niñas y adolescentes emplearon para el suicidio, pues son herramientas que se elaboran con objetos comunes y que están a su alcance dentro del hogar. De acuerdo con los datos recogidos por las ONG, el lugar con mayor incidencia de suicidios es el hogar donde residen las víctimas (61,54%). 

Lo que no dicen los reportes de prensa

 

La revisión hemerográfica de Cecodap halló que la fuente empleada por los periodistas para la publicación de la noticia de un suicidio en la niñez o adolescencia, suelen ser fuentes policiales que declaran de forma extraoficial. Sólo en seis de los registros periodísticos, el reportero hizo mención a otra fuente de información. La familia apareció como referente en el 23% de los casos. 

Los medios regionales publican con mayor frecuencia notas sobre suicidios infantiles, mientras que los medios con cobertura nacional hacen poco seguimiento a estos sucesos. Todos los casos que formaron parte de la muestra fueron publicados por medios nativos digitales, o que migraron al ámbito digital. 

Un aspecto que llamó la atención de los investigadores fue que las notas periodísticas carecían de detalles clave que respondieran las interrogantes básicas de toda noticia. 

“Si bien es cierto que la Lopnna establece determinadas prohibiciones con relación a la identificación de un niño, niña o adolescente víctima, se halló que con frecuencia faltan datos como: nombre de la víctima, grado de instrucción y tipo de institución educativa a la que asistía; ausencia de los padres (por  ejemplo, por migración); antecedentes de violencia; registro de indicios para la investigación policial y tratamiento o  acompañamiento médico. Estos datos son relevantes porque permiten caracterizar el contexto familiar y social y, en  consecuencia, permite tener mejores insumos para el desarrollo de políticas públicas”, afirmó Cecodap en su informe. 

La ONG destacó asimismo que en las notas de prensa no hubo ningún dato relacionado con el tratamiento o acompañamiento psicosocial de las víctimas, pese a que en seis ocasiones se mencionó que había indicios de riesgo suicida como, por ejemplo, intentos previos, cambios de estado de ánimo y cambios de comportamiento. 

Finalmente, el informe alertó sobre la falta de seguimiento por parte de los medios de comunicación a los casos de suicidio en la niñez y adolescencia, a diferencia de lo que ocurre con los homicidios, pues no se encontraron historias que visibilizaran el impacto del suicidio en la familia, amigos de la víctima y en la comunidad.